Despierto luego de oír el sonido de unas llaves. Salgo de mi estado somnoliento recordando donde estoy, es temprano y todavía no ha amanecido.

Un guardia real de Arendelle es escoltado por dos hombres vestidos completamente de negro, utilizan guantes y cascos para no ser reconocidos.

Mis ojos se abren al reconocer esa vestimenta: son los mercenarios de Hel, un grupo contratado generalmente por los reinos de Agder y las Islas del Sur para realizar trabajos meticulosos, nada bueno puede salir de esto.

Los dos hombres se acercan a mí, uno abre mi boca con sus manos, mientras que el otro saca de su bolsillo un pequeño frasco con un líquido de color verde, el líquido es vertido en mi boca. No puedo ejercer resistencia alguna por estar amarrado.

Pasan los minutos y el líquido hace efecto sobre mi cuerpo, no puedo moverme, no siento mis manos ni mis piernas. No puedo pronunciar ni una sola palabra, mi boca está completamente adormecida.

El guardia saca su llave para liberarme a orden de los mercenarios. Caigo al piso como si nada, uno de los hombres me arrastra sin piedad hasta la salida de la mazmorra.

En el pasillo del castillo, el general de Arendelle mira con una sonrisa cruel mi sufrimiento, ese hombre está acompañado con otro sujeto más joven que él, por la insignia que lleva en su pecho sé que es capitán de Arendelle, aunque también tiene un gran parecido con el general, por lo que deduzco que es su hijo.

Sigo siendo  llevado a rastras por el mercenario, ya en el patio del castillo veo que  Kristoff está alimentado a Sven. Nota mi situación e intenta socorrerme. Desearía poder advertir que no lo haga, estos sujetos están entrenados para cualquier situación.

Kristoff  ataca por la espalda al mercenario que me lleva a rastras, su compañero detiene el golpe y con su puño golpea a Kristoff en la quijada.

Mientras esto sucede mi cabeza da vueltas, ahora veo todo de manera más lenta y en mis oídos solo oigo un zumbido. El mercenario no pierde tiempo en esperar a su camarada y no detiene su marcha.

Kristoff intenta  golpear al mercenario, pero antes de que pueda hacer algo, su rival lo golpea un par de veces en su cara hasta dejarlo en el piso. El mercenario camina hasta alcanzarnos.

A la salida del castillo me colocan una bolsa de tela en mi cabeza, ahora uno de esos hombres me carga como si fuera una cabra, mi torso está alrededor de su cuello y con sus manos sujeta mis piernas y mis brazos.

Una sensación de sueño viene a mí, debe ser el efecto del líquido, ante tal situación decidí no luchar e intenté conciliar el sueño.

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Al depertar, mi posición cambia, estoy sentado y apoyado en algo, por la textura infiero que es un árbol. Todavía no puedo controlar mi cuerpo. Uno de los mercenarios saca la bolsa de mi cabeza para ver mi situación, el sol irrita mis ojos, parece que dormí por cuatro horas al ver la posición del sol. Observo a mi alrededor, nos encontramos en el bosque de Arendelle, la última vez que estuve aquí le salvé la vida a Kristoff y ahora él intentó salvar la mía pero sin éxito.

- ¿Cómo se encuentra? - pregunta uno de los mercenarios a su compañero que examina mis ojos.

- Suministraré otra dosis, dudo que llegue a Agder con la dosis que le dí en Arendelle.

- Ten cuidado, recuerda que ese líquido puede ser mortal si es suministrado en exceso, lo que más nos recalcó Hans fue que lo entregáramos con vida.

- Lo sé y no me arriesgaré a que este sujeto se despierte a mitad del viaje.

¿Hans?, sólo conozco a un solo Hans y ese el príncipe Hans Westergard de las Islas del Sur. ¿Por qué ese hombre habrá enviado a los mercenarios de Hel a buscarme?, además, ¿Por qué él me enviaría a Agder?. Muchas preguntas y pocas respuestas.

El mercenario abre mi boca con sus manos para volver a vertir el líquido en mi boca.

Como es de costumbre sólo debo esperar algunos minutos para que haga efecto. Colocan de nuevo la bolsa en mi cabeza y ahora solo puedo volver a conciliar el sueño.

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En medio de mi sueño, algo me despierta, oigo el llanto y gritos de mujeres. Sigo siendo trasladado como un cordero, pero la bolsa ya no se encuentra en mi cabeza, creo que se cayó durante el camino.

Me percato que estoy en Agder, es de noche, estuve cuatro días dormido, lo cual me dice que el líquido que me suministraron tuvo el efecto deseado.

Miro que en las calles de Agder están desplegados una gran cantidad de soldados, éstos atacan a su pueblo, hay caos y destrucción por todos lados.

Los mercenarios de Hel cruzan las puertas del castillo y me llevan directo a la mazmorra. Amarran mis manos y mis piernas con grilletes que están incrustados en la pared, mi cuerpo está a casi 45 centímetros del piso. Los mercenarios salen de la mazmorra y me dejan solo.

Como una suerte de broma pesada, vuelvo a sentir mis articulaciones. Trato de chasquear mis dedos para intentar hacer fuego pero no tengo éxito.

Es increíble que este trayecto haya sido tan corto, pareciera que hace minutos estuve en Arendelle, cuando realmente han pasado cuatro días. No tengo la menor idea de lo que está sucediendo en Agder, nunca el rey Ragnar utilizó a los soldados contra los aldeanos, él podrá ser un tirano, pero nunca un idiota, creía fielmente que si maltrataba físicamente a su pueblo, éste algun día se revelaría contra su autoridad.

Hoy va a ser una larga noche, oigo los gritos y los llantos de los ciudadanos de Agder a la distancia, si no fuera por estos grilletes, lógicamente saldría de este lugar para defenderlos.

Lamentablemente no podré ignorar esta escena...

No tengo ganas de dormir.