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Capítulo 5

Advertencia: En este capítulo no sólo habrá narrador en primera persona, sino que también está narrado en tercera persona para que la historia tenga más sentido.

De vuelta al castillo tenemos una conversación muy profunda. Yo le comenté sobre mi pasado, de mi vida en el orfanato y mi vida en la milicia de Adger. No le mencioné sobre mis poderes.

Elsa en cambio me habló también sobre su niñez, y de como un accidente con sus poderes casi mata a  Anna, así que los padres de Elsa, los antiguos reyes de Arendelle, decidieron mantener encerrada a Elsa en su habitación. Lamentablemente los reyes fallecieron en un accidente en barco mientras iban rumbo a Corona, por lo que Elsa se convertiría en reina al momento de alcanzar la mayoría de edad. También me comentó cuando reveló sus poderes en la fiesta de su coronación y teniendo como consecuencia congelar a Arendelle en un invierno eterno debido a que no podía controlar sus poderes, el lado bueno de esto es que esta historia tuvo un final feliz.

Me siento un poco culpable por no mencionar sobre mis poderes, pero lo hago por una buena razón.

Llegamos al castillo, Kai nos recibe y dice que Anna está bien, se encuentra postrada en su  habitación, sólo necesita descanso.

Entramos a la habitación,  donde están Kristoff y Olaf que la están cuidando personalmente.

- ¿Cómo te encuentras Anna? - Pregunto.

- Muy bien, los médicos me recomendaron mucho líquido y mantenerme caliente por esta noche. - Responde Anna con un tono tembloroso, todavía sigue bajo los efectos del frío.

- Parece que estamos en deuda contigo  (Y/N) - Me dirige la palabra Kristoff.

- No fue nada en serio, sólo hice lo correcto.

- Le comenté a (Y/N) sobre nuestra charla, él estuvo de acuerdo en quedarse y ser mi nuevo guardia personal - menciona Elsa.

- ¿Eso es cierto (Y/N)? - Pregunta Anna de forma animosa.

Asiento con la cabeza.

- Va ser increíble verte todos los días aquí con nosotros - Dice Olaf -  podremos salir, podremos jugar, podremos ...

- Olaf espera - ríe Elsa - todavía nos falta la confirmación del consejo real.

- Será mejor que nos vayamos a dormir muchachos , Anna necesita descansar - propongo.

- Tienes razón, Anna si necesitas algo sabes
que estoy en la habitación contigua, sólo llámame - Se acerca Kristoff para un beso profundo a su amada - Buenas noches.

- Buenas noches a todos - Se despide Anna.

Me despido a la salida de la habitación de Anna de Elsa, Kristoff y Olaf. Entro a mi habitación y me acomodo para dormir, no dejo de pensar en Elsa y lo feliz que estaba cuando le regalé el collar, no puedo quitarme esa imagen de mi cabeza.

A la mañana siguiente bajo por las escaleras, para mi sorpresa no hay nadie, me quedo dando vueltas por el castillo hasta que  encuentro a Gerda.

- Buenos días Gerda, ¿has visto a los demás?

- Buenos días (Y/N), todos están hablando con el consejo a excepción de  Olaf que está dando un paseo. La reina me pidió  que mientras ella estaba ausente hiciera agradable su instancia aquí. ¿Hay algo en que pueda ayudarlo?.

- No me vendría mal desayunar, además necesitaría un lugar para entrenar a solas junto con mi ballesta si no es mucha molestia.

- Ningún problema, diríjase al comedor y cuando termine ya tendrá lista su petición.

- Gracias Gerda. Me dirijo al comedor.

Fue un buen desayuno, al terminar Gerda entra junto con un guardia que trae mi ballesta con su respectivo porta flechas.

- Espero que el desayuno haya sido de su agrado, sigame por favor.

Salimos del castillo, Gerda me lleva a un  campo de entrenamiento exclusivo que está oculto entre árboles y arbustos, el campo de entrenamiento está equipado con muñecos de prueba y algunas armas, el guardia me entrega mi ballesta. Los dos se marchan hasta dejarme solo.

Confirmo que no haya nadie alrededor para comenzar con mi entrenamiento. Han pasado días desde que entrené por última vez.

Retiro los guantes de mis manos y los dejó caer. Coloco la correa insertada en la ballesta a mi hombro que cruza hasta mi pecho, así puedo transportar mi ballesta sin tener la necesidad de llevarla siempre en mis manos.

Veo a los muñecos de prueba que están sobre un tronco, tal vez  les pueda dar un uso útil.

Apunto con mi mano a los tres muñecos disponibles, una energía obscura emana de mi mano y se dirige a los tres muñecos, los envuelve a cada uno en una nube. Los muñecos cobran vida y crecen hasta alcanzar los casi dos metros de altura, se ven muy agresivos.

Generalmente no uso esta habilidad, consume casi todos mis poderes, por lo que tendré que pelear sin ellos.

Preparo mi ballesta.

Uno de los muñecos se prepara para atacarme, le doy con una flecha en su pecho, no le hizo nada y continua  hacía mí.

Me alejo cada vez más, eso me dará tiempo para volver a cargar mi ballesta.

Los muñecos me tienen rodeado. Rápidamente cargo y disparo las flechas para intentar dañarlos, es inútil.

Uno de los muñecos me golpea en la cara y me deja aturdido en el piso. Otro muñeco intenta poner su pie contra mí, pero me deslizo y evito el impacto.

Me levanto lo más rápido que puedo, un muñeco me golpea en la espalda y me desestabiliza,  lo que  da la oportunidad  a otro muñeco de golpearme en mi rostro nuevamente.

En el piso, tomo el control y cargo mi ballesta, ataco uno por uno. Logro que se alejen algunos pasos a medida que las flechas impactan en sus hombros.

Para mi desgracia las flechas se acabaron, ya no tengo municiones. Dos de los muñecos me quitan mi ballesta y lo arroja fuera de mi alcance, me agarran de los dos extremos de mi cuerpo, brazos y piernas, el muñeco restante toma una de las espadas que se encuentra en el campo de entrenamiento.

No puedo revertir el efecto para que los muñecos vuelven a la normalidad, no puedo mover mis brazos con facilidad, pienso que fue una mala idea  darles vida a esas cosas que cada vez más toman conciencia y están dispuestos a matarme. Nunca antes he evaluado el efecto real de mis poderes, las veces anteriores que hice esto lo probé con muñecos pequeños y jamás se me pasó la idea de agrandar su tamaño, siempre tenía el control sobre ellos.

El muñeco toma la espada y practica su pulso antes de apuñalarme, no puedo gritar, sé que nadie me oirá, no puedo luchar, no puedo hacer nada, sólo aceptar mi muerte.

Cierro los ojos fuertemente aceptando mi destino.

El muñeco se prepara, espada en alto, hasta que escuchamos algo moverse entre los arbustos. Todos nos distraemos, los muñecos me sueltan y el otro deja caer la espada al suelo. Esta es mi oportunidad.

Tomo la espada y salto lo más alto rápido posible para decapitar a los muñecos, uno por uno las cabezas ruedan.  Al caer inhalo y exhalo pesadamente, la adrenalina y la idea de que estuve a punto de morir hacen acelerar a mi corazón.

La nube vuelve a aparecer, convierte a los muñecos a sus tamaños normales junto con sus cabezas en sus respectivos cuerpos.

Si no fuera por esa distracción casi no vivo. Un nudo se toma  mi garganta ante la idea de no volver a ver a Elsa, no volveré a dar vida a seres inanimados.

Ordeno a los muñecos en sus respectivos lugares. Ahora sólo me dedicare al tiro al blanco.

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- (...) me parece interesante reina Elsa su propuesta  de apertura  comercial hacía el norte de Arendelle por vías marítimas.

- Me alegra mucho saber que está de acuerdo conmigo aceptar mi propuesta concejal Fredde - Elsa está feliz, luce con orgullo el collar que le regalaste, sabe que hoy puede ser un gran día.

El concejal Fredde es el hombre más viejo dentro del consejo real de Arendelle. El consejo está compuesto por cinco personas: Fredde, encargado de la economía del reino; el general Reidun; Harald, encargado de sanidad ;Kai y la reina Elsa. Anna y Kristoff  también están presentes pero no tienen derecho a voto.

Elsa toma la palabra

- Señores del consejo, como ustedes ya estarán informados Kristoff ha sufrido un nuevo intento de robo en su último recorrido como recolector de hielo.

- Sabe usted su alteza que no llevaría a mis hombres a acompañar a un simple recolector de hielo (...) - interrumpe con tono de desprecio el general Reidum.

- ¡Oye! - exclama Kristoff.

- Calma Kristoff - Susurra Anna.

Kristoff tiene una mirada de odio hacía el general.

- Bueno eso no será problema - Intenta calmar los ánimos Elsa  - Kristoff no tuvo mayores inconvenientes gracias a que alguien lo salvó. Esta persona ha estado viviendo aquí durante estos días (...)

- ¿Cuál es el punto su majestad? - interrumpe Harald

- Propongo a esta persona como mi guardia personal que estará bajo mi amparo, lo cual me dará la facultad de enviarlo junto con Kristoff en sus viajes. Esta medida no afectará a sus soldados general Reidum.

- Me parece una buena idea - apoya solemnemente Fredde.

- También me sumo a la iniciativa - dice Harald.

- Usted general, ¿Cuento con su voto? - Pregunta Elsa. Ella sabe que la influencia de Reidum es muy fuerte entre el consejo, en casi todos los casos él tiene la última palabra,  eso hace cambiar de opinión a  Harald y Fredde en sus decisiones.

- No estoy tan conforme con esta medida. Aquel que decida protegerla debe ser alguien  con basta experiencia militar, si fuera ese el caso propongo a mi hijo, el capitán Dyre para usted su majestad.

Elsa hace una mueca de desprecio, nunca le ha gustado la actitud de Reidum de emparejarla con Dyre.

- Reidum tiene razón su alteza, ¿Cuáles son las credenciales de esa persona? - pregunta Harald.

- ¡Tiene las credenciales de salvarnos a Kristoff y a mí! - exclama Anna.

- ¡Anna! - Grita Elsa.

- Princesa, debe calmarse - Susurra Kai.

- Fue un antiguo oficial Ballestero del reino de Agder - responde Elsa.

- Un anciano lo reconoció en el bar ayer, dijo que era el demonio o algo así - Aporta Kristoff.

Los ojos de Reidum se abren al escuchar tu apodo.

- ¿Eso es cierto su majestad? -  pregunta alarmado Reidum.

- Pues sí, ayer en el bar el anciano lo llamó de esa forma- Responde Elsa.

- ¿Desde hace cuántos días ha estado viviendo en el castillo su alteza? - pregunta Fredde.

- Pues ha estado dos noches aquí  - contesta Elsa en un tono inseguro.

Toma la palabra Reidum.

- Reina Elsa, usted ha tomado una actitud muy irresponsable con respecto al recibimiento de huéspedes, no estamos hablando de cualquier persona, estamos hablando primero de un ex oficial de Adger y segundo, de uno de los soldados más sanguinarios de ese reino.

- ¿Que quiere decir general? - pregunta Anna.

- Princesa Anna, la leyenda del demonio de Adger es muy conocida entre los reinos guerreros. Sabemos que Arendelle ha sido un reino pacífico, pero es nuestro deber conocer sobre las milicias de otros reinos - cuenta Harald.

- Vaya al punto, todos sabemos de lo despiadado de los soldados de Adger, pero ¿Que hace tan especial a (Y/N) por sobre el resto? - Apura Elsa.

- Bueno,  se dice que "El demonio" tiene la capacidad de matar a cientos de hombres con sus poderes, cuenta la leyenda que es capaz de controlar el fuego, pero esto no es todo, este ser ganó su apodo gracias a la supuesta habilidad de transformarse en una figura demoníaca y asesinar a sangre fría tanto a hombres como a mujeres, ancianos y niños de otros pueblos.

La cara de Elsa toma un aire de confusión, ella no puede creer lo que está oyendo.

- Su majestad - toma la palabra Reidum - como general de las milicias de Arendelle y teniendo en cuenta a este personaje, que además proviene de Adger, reino aliado de las Islas del Sur, invocaré el tratado de defensa real que me entrega la facultad de arrestar a cualquier persona considerada sospechosa.

- ¡No te permitiré hacer esto! - exclama Elsa.

- Demasiado tarde su alteza...

Reidum se dirige a la puerta pero es custodiada por Kristoff y Anna.

- No permitiremos que arrestes a (Y/N) - desafía Kristoff.

- ¿ Que rayos crees que estás haciendo pueblerino? - pregunta enojado Reidum.

- Anna, ve por (Y/N) no dejes que se lo lleven - propone Kristoff a su amada.

Anna sale de la sala y corre a buscarte, mientras que Kristoff todavía custodia la salida.

- No aguantaré que un simple recolector de hielo como tú me falte el respeto - golpea Reidun a Kristoff, dejando el paso libre para que salga.

Elsa no puede contener las lágrimas, llora en los brazos de Kai. Ella sabe que no puede hacer nada, la idea de que tú estes tras las rejas sólo la hace sentir culpable.

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Me encuentro descansando en el suelo, estoy exhausto de mi entrenamiento. Esos muñecos vivientes me dieron mucho trabajo.

- ¡(Y/N)!, ¡(Y/N)! - Escucho el grito de Anna.

Me levanto y veo a Anna corriendo hacia mí muy preocupada.

- Anna que ocurre, ¿Por qué llegas de esta forma? - pregunto.

- ¡(Y/N) tienes que marcharte de aquí!, ¡rápido!.

Miro a Anna con confusión, esto no tiene sentido.

Oigo a unos soldados dirigirse a nuestra posición.

- ¡USTED! - exclama el líder de esos soldados, deduzco que debe ser el general de Arendelle - en nombre de la reina usted queda bajo arresto bajo sospecha por posible asesinato de  la reina Elsa.

Observo a Anna que me abraza, siento su aura de miedo. Levanto la vista y puedo ver al general con una postura de confianza, pero el me teme lo veo en sus ojos.

- ¡¿QUE ESTÁS ESPERANDO MONSTRUO?! - grita ese hombre.

Sabía que este momento llegaría, sabía que mi presencia no iba ser muy aceptada en este lugar, fui muy ingenuo al creer que todas las historias que dicen sobre mí no llegarían a oídos de Arendelle.

- Tienes que irte (Y/N), tienes que luchar contra ellos - Propone Anna.

- No puedo hacer eso - contesto con tono melancólico - él tiene razón ... soy un monstruo.

- ¿Qué?, ¿Acaso no piensas luchar? - Anna me suelta.

- No puedo hacerle esto a Elsa... - camino unos cuantos pasos hacía los soldados.

- Está bien, ¡me entrego! -  grito y arrojo mi ballesta.

Los soldados se acercan y me arrestan. Veo la expresión de Anna, es una mezcla entre pena y confusión.

Me llevan con cadenas a la mazmorra de Arendelle, mientras camino, sólo me queda concentrarme en mis pensamientos.

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