Capítulo 3
Nos acercamos a Arendelle. Kristoff y Sven viajan a una velocidad increíble. Veo a lo lejos el castillo y el mar en el horizonte, es un deleite para los ojos esa combinación.
Al entrar al reino, los ciudadanos saludan eufóricamente a Kristoff, parece ser un hombre bastante querido en este lugar.
Los guardias que custodian el castillo reconocen el trineo y se apresuran en abrir las puertas para nuestro ingreso.
Una mujer pelirroja de peinado muy elegante nos recibe, deduzco que es la princesa Anna. Ella está vestida con un tradicional bunad que esta formado por un corpiño de color negro, con mangas de color verde oliva y falda de un verde más claro. Admito que tiene buen gusto para vestirse.
- ¡Kristoff, Sven por fin llegaron!, ¡los extrañé mucho!. La princesa Anna se abalanza sobre Kristoff y lo besa de manera bastante energética.
- Anna... por favor... basta... aquí no - Kristoff intenta safarse de las garras de la princesa - invité a alguien.
La princesa se detiene de su ataque de pasión y me mira fijamente.
- Wooow Kristoff, me alegro que hayas hecho un nuevo amigo, no era muy sano tener a Sven como tu único amigo.
- ¡Oye!, yo si tengo muchos amigos - exclama indignado Kristoff.
La princesa y Sven ríen al unísono. Me deja algo perplejo que Sven entienda las conversaciones humanas.
Me acerco y hago una reverencia a la princesa.
- Princesa es un honor conocerla, me presento, mi nombre es (Y/N) de ... .
- Por favor no me llames princesa, es algo muy formal solo dime Anna - me dice con una voz muy acelerada. Veo que ella tiene bastante energía.
- ¡Kristoff, Sven!, muchachos me alegra que hayan regresado- oigo decir una voz proveniente de la entrada al castillo. Para mi sorpresa es un muñeco de nieve con su propia nube, el muñeco de nieve viene directo hacia nosotros.
El muñeco detiene su marcha para mirarme.
- ¿Quién es él ? - le pregunta a Anna con tono curioso.
- Olaf, él es (Y/N) el nuevo amigo de Kristoff - me señala Anna.
- ¡ UN NUEVO AMIGO ! - Grita con gran alegría Olaf - ¡Hola Soy Olaf y me gustan los abrazos!, ¿Quieres un abrazo?.
Olaf extiende sus brazos para que pueda abrazarlo. Realmente no sé que hacer. Kristoff se acerca y me susurra:
- Si fuera tú le daría ese abrazo, es muy insistente cuando se trata de abrazos, no te dejará tranquilo en todo el día.
Ante tal consejo, me agacho para estar a la misma altura que Olaf y decidí abrazarlo.
Reconozco que es un buen abrazo. No recuerdo cuando fue la última vez que abracé a alguien. Cierro los ojos para disfrutar este momento.
El abrazo se ve interrumpido cuando oigo una voz femenina de tono muy angelical.
- Es bueno tenerte en casa Kristoff- se acerca la mujer para acariciar a Sven y dar la bienvenida a Kristoff.
Mi corazón se acelera. Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo. ¡Era la mismísima reina Elsa!. Era cierto lo que decían las historias sobre ella: su belleza era su mejor arma.
Mi respiración se vuelve más pesada y el tiempo transcurre lentamente. Puedo admirar cada detalle de ella.
Su piel pálida combina con su cabello platinado arreglado con una cola francesa. Su vestido estaba hecho completamente de hielo, al igual que sus zapatos, lo que me confirma que sus poderes si son reales. Pero lo que más me llamó la atención fueron sus ojos azules. Me perdí en sus ojos al igual que un navegante se pierde en alta mar.
Ella hace contacto visual conmigo tratando de llamar mi atención. Claramente estoy desconcentrado.
- Mi reina, permitame presentarme, mi nombre es (Y/N) de Agder, ex oficial ballestero a su servicio - pronuncio estas palabras mientras me arrodillo y beso su mano derecha.
La reina se sonroja con mi reciente acción. Francamente yo también lo hago.
Anna tiene una mirada de complicidad con Kristoff, ella sabe lo que está sucediendo pero no puede decirlo.
- ¿Que les parece si vamos a comer?, Kai y Gerda prepararon un excelente almuerzo para nosotros - dice Anna.
- Es una excelente idea - responde la reina Elsa con un tono solemne.
El interior del castillo es realmente enorme, me invitan a un breve recorrido por el lugar. Puedo admirar los detalles arquitectónicos de las habitaciones, ninguna habitación es igual a otra, todos son distintos y con su propio encanto.
Anna y Olaf son quienes me guían. Ambos parecen muy emocionados por tener un invitado. Me cuentan todos sus juegos y lo que hacen en su día, como inventar historias a los pies de la chimenea de la biblioteca o el día que la reina preparó todo un recorrido con regalos al interior del castillo para el cumpleaños de Anna.
Mientras Anna y Olaf me hablan. Dirijo mi vista hacia atrás para ver que Kristoff y su majestad están conversando. No puedo oírlos ya que se encuentran muy lejos de mi posición.
- Este es el comedor (Y/N), entremos hay Alce para comer.- ingresa Olaf con mucha rapidez.
Todos entran al comedor excepto yo. Un guardia real me pide mi ballesta. Es lógico, todavía soy un desconocido para ellos y por ende un posible asesino. Le entrego mi ballesta y mi portaflechas con gusto.
Antes de ingresar al gran comedor me detengo a observar los cuadros del pasillo, hay retratos de algunos monarcas anteriores, asumo que uno de ellos deben ser los padres de la reina Elsa y de Anna. Camino un poco más para seguir observando. Me detengo en un retrato que parece ser la reina Elsa. Ella luce distinta, parece ser del día de su coronación. Su vestido es verde azulado abotonado hasta el cuello, corpiño con ribete color bronce, mangas negras y capa magenta, su peinado está recogido y luce su corona.
Me quedo apreciando esta obra de arte. Es increíble lo bien que luce ella.
- Muy bonita ¿verdad? - escucho la voz de Anna detrás de mí.
- Sí... es muy hermosa - digo con un tono muy torpe.
Giro y veo a Anna con esa misma sonrisa con que miró a Kristoff en la entrada del castillo. Me sonrojo ligeramente.
- ¡Anna no pienses mal!, me refería a la pintura... este .... tiene muchos detalles... creo que esta muy bien hecho - respondo de manera más torpe todavía.
Anna suelta una pequeña risa.
- Vamos, te estamos esperando para comer. Me guía Anna al comedor.
Anna me sienta al lado de Olaf y de la reina Elsa, que es la cabecera. Al frente está Anna y a su lado Kristoff. Kai y Gerda nos sirven el delicioso Alce.
Pasan los minutos, nadie hace un comentario. Veo a Anna y a Kristoff comer la carne de alce con las manos. De Kristoff me lo esperaba, él debe pasar mucho tiempo afuera que comer con cubiertos sería una pérdida de tiempo. Pero lo de Anna es curioso, ella come como si no hubiera mañana, es muy distinta a su hermana Elsa, ella come con los cubiertos y de manera muy elegante.
- Así que (Y/N), me comentó Kristoff que salvaste su vida de unos bandidos - Me dirige la palabra su majestad.
- ¿Eso es cierto (Y/N)? - Anna me mira con cara de asombro.
- No es nada, sólo hice lo correcto - Respondo.
- Vamos (Y/N), no seas modesto. Cuenta la historia - Pide Kristoff.
Así fue como les comenté todo lo sucedido anoche. Por supuesto no comenté los detalles sanguinarios, ni mi habilidad para controlar el fuego.
Anna y Olaf no dejaban de hacerme preguntas. Me siento mal un poco por Kristoff, parezco como el héroe de esta historia. Ni siquiera mi comentario sobre como Kristoff me devolvió la mano atacando al macho Alfa de la manada cambió su percepción sobre mí.
- Sorprendente anécdota - Me mira la reina - es de esperarse de un soldado de Agder, realmente eres brillante.
Suelto una sonrisa boba.
Nos quedamos conversando toda la tarde, el tiempo pasó muy rápido. Los cuatro hablaban de historias y cosas que hicieron juntos, como la carrera de trineos que armaron para ver las auroras boreales. Niguno de ellos preguntó sobre mis motivos de mi deserción.
Ya de noche, Kai y Gerda recogen la mesa. Fue una excelente comida, no puedo quejarme.
Kristoff, Olaf y Anna se dirigen a sus respectivas habitaciones, mientras que la reina Elsa me lleva a mi habitación.
- (Y/N) gracias por salvar a Kristoff y a Sven de esos ladrones. No sabes lo importante que es Kristoff para Anna, si algo le llegara a pasar, ella quedaría devastada - la reina pronuncia estas palabras en la puerta de mi nueva habitación.
- Reina Elsa, no fue nada ... .
- Por favor deja eso, no me llames reina, sólo dime Elsa - me dice con un tono bastante cómico.
- Esta bien... Elsa ... - le digo con tono de la monarquía.
Elsa suelta una pequeña carcajada, pone sus manos encima de su boca evitando reír más.
- ¿Sabes?, puedes quedarte el tiempo que deseas. No debe ser fácil haber escapado del reino de Adger, no sé realmente los motivos, pero si quieres comentarlo aquí estaré - Elsa sonríe, se acerca y se despide con un pequeño beso en la mejilla.
Aleja inmediatamente sus labios de mi mejilla. Puedo ver su expresión un poco nerviosa. Ella camina lo más rápido posible a su habitación. En cambio yo ingreso a la mía.
Me siento en la orilla de mi cama para reflexionar sobre este día. Quien lo diría que salvar a un recolector de hielo traería varios beneficios. Kristoff tenía razón, al fin tuve mi merecida recompensa.
Me recuesto en mi cama, no tuve problemas para conciliar el sueño.
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