- psss ... (Y/N) ... (Y/N) ... despierta.

Abro mis ojos de golpe y giro mi cabeza a la voz.

- ¿Olaf?, ¿Qué haces en mi habitación tan temprano?, de hecho ¿Qué estas haciendo en mi habitación?.

- ¡Hoy es el gran día! - exclama Olaf eufórico.

- Eso ya sé, entiendo que estés emocionado, pero necesito descansar.

- No puedo dejar que hagas eso, Anna me pidió que te despertara.

- Realmente necesito descansar, he estado toda la semana ensayando la boda - cubro mi cabeza con las sábanas.

- ¿Crees que un abrazo te dará energías?.

- Está bien Olaf, si tu lo dices lo haré - abrazo al pequeño muñeco de nieve. Odio admitirlo pero realmente esto me está dando energías.

- Tu ganas, me levantaré, pero necesito que salgas para que pueda vestirme.

- ¡Lo que tu digas (Y/N)! - sale de mi habitación con entusiasmo.

Luego de varios minutos tratando de retomar la lucidez logro vestirme.

Como parte de la tradición de Arendelle, hoy tendré una ceremonia previa a mi boda, donde dejaré mi puesto vacante de general, lo que significará que oficialmente Kristoff dejará de ser capitan, por su incompatibilidad de cumplir dicho cargo con el de duque. Hace meses tomé la decisión de mi sucesor que será Sigrid y ella nombrará al futuro capitán de Arendelle.

Luego de ordenar toda la habitación, recordé que está será la última vez que dormiré en este lugar.

Cierro la puerta y salgo en dirección al comedor para posteriormente dirigirme al campo de entrenamiento.

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- (...) es hora general (Y/N), de que nombre a su sucesor - me ordena Kai en voz alta para que todos los soldados presentes en el campo de entrenamiento puedan oírlo.

- Me gustaría nombrar a Sigrid como mi sucesora al cargo.

Sigrid al escuchar su nombre sale emocionada de la fila y camina directamente a nosotros.

Como dicta la tradición, deberé entregar a Kai mi espada que me fue designada, pero que nunca utilicé por preferir mi ballesta que dejé olvidada en Vardo el día que combatí con Madre Gothel.

Al recibir la espada, Kai toma la palabra para continuar con la ceremonia.

- Señorita Sigrid, ¿Juras en nombre de la reina Elsa y de el reino de Arendelle proteger a tu nación con lealtad, firmeza y ética?.

- Sí, juro - responde Sigrid seriamente.

- A partir de este día, todos deberán dirigirse a usted como su general, que todos sean enterados de esta medida - entrega Kai la espada a Sigrid.

Un fuerte aplazo se oye por todo el lugar. Los ojos de Sigrid no aguantan la emoción y llora de felicidad.

Al presenciar esta ceremonia, recordé cómo fui nombrado general, no hubo una gran ceremonia, fue algo simple, de decreto, ya que habían expulsado sin honores al ex general Reidum y su hijo Dyre.

Me acerco a Sigrid para felicitarla y abrazarla por su nuevo cargo.

- Felicidades Sigrid, sé que harás un gran trabajo como general, confío que tu experiencia te ayude para confrontar este nuevo desafío.

- No sabes lo agradecida que estoy genera... ¡(Y/N)! - suelta una risa nerviosa - esto es extraño, me costará mucho referirme por tu nombre.

- Ya te acostumbrarás - le doy un fuerte abrazo.

Luego de unos cuantos segundos abrazados, vuelvo a hablar:

- Bueno, tendré que prepararme para mi boda.

- Espera - me dice Sigrid - tenemos algo para tí.

Sigrid hace un gesto a uno de los soldados, éste se acerca y trae consigo una ballesta.

Ten - Sigrid me entrega el arma - los soldados recuperaron tu ballesta en Vardo, es nuestro regalo de despedida del ejército por todo lo que has hecho por nosotros.

- Oh, esto es increíble, gracias - unas lágrimas asoman por mis ojos.

- Tienes que marcharte, debes preparar todo para tu gran día.

- Tienes razón, me iré de inmediato.

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- (...) por favor Kai, insisto, ya estoy bien vestido.

- De ninguna manera señor (Y/N), necesita verse respetable para la ocasión - me dice Kai mientras afina los últimos detalles de mi atuendo compuesto de un traje verde de terciopelo, pantalones blancos y botas negras.

- Te ves ansioso (Y/N) - Kristoff suelta algunas carcajadas.

- Sí lo estoy, me sorprende que  no estuvieras tan nervioso en tu boda Kristoff.

- Que te puedo decir, muchos años sobreviviendo en el exterior recolectando hielo me dieron un carácter fuerte y calmado.

- Por favor amigo, recuerda que recurriste a mí desesperado antes de proponerle matrimonio a Anna.

Kai no aguanta y se ríe por mi comentario, mientras Kristoff luce una expresión seria.

- Ya está listo su atuendo señor (Y/N) - me libera Kai después de reír.

Como si fuera coincidencia oímos a alguien golpear la puerta.

- Adelante.

Olaf entra ansioso como es de costumbre.

- Debes presentarte a la capilla - ordena el muñeco de nieve.

- Iré de inmediato Olaf, gracias por avisarme.

Salgo de la habitación de Kristoff donde estaba anteriormente. Camino lentamente por el pasillo de las habitaciones del castillo. Me detengo por unos segundos en frente de la habitación de Elsa preguntándome cómo lucirá con su vestido de novia.

Antes de perder más tiempo apuro el paso para llegar a la capilla.

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Estoy parado afuera de la capilla, los invitados están adentro esperándonos, no quiero que nuestra boda sea convencional. Haré que esto sea único.

- (Y/N), ¿Qué estás haciendo aquí? - irrumpe Anna escoltando a la reina.

Mis ojos instantáneamente admiran el precioso vestido que luce Elsa.

- Te ves hermosa -  me acerco hacía ella - me encanta tu vestido blanco, tu peinado luce igual que en el día de tu coronación.

- ¿Cómo sabías de que manera lucía ese día?

- He visto tu retrato en el pasillo.

La luz del atardecer ilumina su hermoso rostro, sus mejillas sonrojadas me cautivan y aceleran mi corazón.

- ¿Qué planeas hacer (Y/N)? - pregunta Elsa nerviosa.

- Quiero que esta boda sea única, no me interesa seguir los protocolos tradicionales.

- Bueno ... parece que entraré - ingresa Anna sin cuestionar mi plan.

- Mi reina, ¿sería tan amable de permitirme llevarla al altar? - ofrezco mi brazo para guiarla como lo hago siempre.

- Por supuesto que sí  - muestra una gran sonrisa.

Ambos abrimos las puertas de la capilla, al entrar todos los invitados rotan sus cabezas para contemplar tan inusual escena. Aprovecho este momento y la beso en su mejilla.

Elsa en cambio saluda a todos los presentes. Apuramos el paso hacía el sacerdote que nos espera.

El sacerdote pide a todos que se pongan de pie. Luego de unos segundos, dirige la palabra:

- Queridos amigos, ustedes han venido a esta Iglesia para que el Señor selle y fortalezca su amor en presencia del sacerdote real de Arendelle. Así, en presencia de la Iglesia, les pido que digan sus intenciones.

Tomo las manos de Elsa hasta poder mirarla fijamente a través de su velo transparente.

- Yo, (Y/N) te tomo a ti, Elsa, como mi esposa. Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad. Amarte y respetarte todos los días de mi vida.

Apretando mis manos, Elsa me dice:

- Yo, Elsa, te tomo a ti, (Y/N) como mi esposo. Prometo serte fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad. Amarte y respetarte todos los días de mi vida.

Posteriormente Olaf aparece y nos entrega los anillos de hielo a Elsa y a mí. Luego de la bendición por parte del sacerdote la ceremonia continúa.

Coloco de forma delicada el anillo en su dedo anular.

- Elsa, recibe este anillo como signo de mi amor y de mi fidelidad.

Elsa por su parte replica el mismo proceso.

- (Y/N), acepta este anillo como signo de mi amor y de mi fidelidad.

- Por el poder que se me ha concedido, los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

De frente a Elsa, levanto suavemente su velo. Hay un silencio entre nosotros, la emoción nos invade por completo haciendo que Elsa muerda su labio inferior tratando de contener sus lágrimas.

De un segundo a otro me acerco a ella y beso sus labios de manera apasionada, ignorando a todos a mi alrededor y deseando que este beso fuera eterno.

Los aplausos caen por toda la capilla.

Caminamos a la salida de forma pausada, observando a todos con sus sonrisas y lágrimas saliendo de sus ojos.

Intentamos apurar el paso pero Elsa me detiene.

- No vayas tan rápido - me pide mientras inhala y exhala, mostrando notorias señales de cansancio.

- ¿Te sientes bien?

- No te preocupes, ya me recuperaré.

Al salir de la capilla, una gran cantidad de personas nos recibe con gritos de júbilo.

Nos subimos a nuestro carruaje para recorrer el pueblo, tal como lo hicieron Kristoff y Anna el día de su boda.

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- Atención a todos por favor, quisiera hacer un brindis por la nueva pareja - propone Hrolf en la fiesta que se celebra en el salón principal del castillo.

Todos alzan sus copas, mientras nosotros observamos en nuestros asientos de monarcas.

La gente se está divirtiendo, hay musica, baile y comida.

Veo a lo lejos que se acerca Lena acompañado de un joven rubio de apariencia real. Ambos hacen una reverencia antes de hablar con nosotros.

- Felicidades a ambos por unirse en santo matrimonio.

- Gracias por tus bendiciones - agradece Elsa.

- Reina Elsa, Príncipe (Y/N), desearía que conozcan a mi futuro prometido el príncipe Matteus de Gotaland.

- Un gusto de conocerlo príncipe Matteus - le digo al joven rubio.

- El placer es mío príncipe (Y/N), gracias por considerarme en su día especial, espero de corazón que sean muy felices juntos.

- Gracias - decimos con Elsa al unísono.

La pareja regresa a la fiesta.

Observo detenidamente a Elsa, admirando cada parte de ella, me lo repito una y otra vez en mi mente: soy afortunado al tener a la reina de las nieves a mi lado.