Es increíble como el tiempo pasa tan rápido, ya estamos a horas de la boda entre Kristoff y Anna. Todavía me cuesta creer que haya pasado un mes.

Todo el castillo y la capilla está decorado para la ocasión. Hoy será un evento único, no solamente por la boda en sí, si no por el hecho de que Arendelle no ha celebrado una boda en años desde que los reyes Adgar e Idum contrajeron matrimonio.

Después del incidente con Dyre y Reidum, los concejales Fredde y Harald me designaron como el nuevo general de las tropas de Arendelle, pero esto será de manera temporal, ya que todos se enteraron que próximamente me casaré con Elsa, pero eso no me convertirá en rey, seré su príncipe consorte, un título nobiliario llamativo para aquellos que se casan con reinas sin ser provenientes de familias reales.

Dentro de mis nuevas funciones como general está el designar a un nuevo capitán, ya que ese es un cargo de exclusiva confianza. Al único que pude designar como capitán fue a Kristoff, tal vez él no tenga experiencia militar, pero es la persona en quien más confió después de Elsa, además Kristoff me pidió ser su padrino de bodas para su matrimonio.

Todavía es temprano, como todas las mañanas, tengo que entrenar a las tropas de Arendelle para posibles conflictos con otras naciones, pero no antes de lucir mi nuevo uniforme acorde al rango que tengo ahora.

Mi uniforme es una túnica negra con botones de oro en mi cuello y en mis mangas, mi pantalón también es de color negro, botas cafés y mis fieles guantes negros; en cambio Kristoff también tuvo que vestirse de forma militar, él usa  traje y pantalón totalmente blanco con un cuello bien alto de color negro y en sus hombros una insignia que muestra a todos su grado militar.

Me dirijo al campo de entrenamiento.

- ¡Soldados a formarse!

Todos los soldados se forman delante de mí. Cada vez que veo a los soldados formarse me trae ligeros recuerdos de cuando el capitán Enok me ingresó a sus filas y posteriormente cuando me nombraron oficial ballestero.

- Bien soldados, para esta jornada de entrenamiento practicaremos disparo con ballesta.

- ¡Sí general (Y/N)! - exclaman todos al unísono.

- ¡Rompan filas!

Todos los soldados se separan y toman posición para practicar.

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Ya es de tarde.

Me tomé el tiempo de evaluar a cada uno de los soldados en su práctica de tiro, en general todos estuvieron bien, fallaron en detalles mínimos.

Todos los soldados se retiran del lugar, hoy fue una jornada muy agotadora para ellos y merecen un descanso. Mientras tanto decido practicar con mi fiel ballesta, pero está vez probaré algo nuevo:  cargo mi ballesta con la flecha y retiro uno de mis guantes dejándola desnuda, toco la flecha con mis dedos y transmito la energía del fuego en ella, de inmediato la flecha adopta una llama en todo su cuerpo. Me siento poderoso.

Lanzo la flecha en llamas a un muñeco, le di en la cabeza, y como me lo esperaba un pequeño incendio se forma en él. Hago un gesto con mi mano y todo el fuego se devuelve a mi palma. Me había olvidado de usar mis poderes desde que llegué a Arendelle, la vida aquí es muy distinta a Agder, allá todo era guerra y conquista; en cambio acá todo es más relajado y pacífico.

Me volteo para irme del lugar, pero al frente de mi se encuentra Sigrid, la única recluta mujer del ejército.

- ¡Permiso para hablar con usted general (Y/N)!.

- Adelante.

Sigrid es una mujer de tes blanca y de cabello negro, lo más llamativo de ella son sus ojos color avellana. Sigrid no lo sabe, pero próximamente será la primera general mujer que haya tenido Arendelle, su experiencia y su trabajo duro me ha convencido para proponer su nombre para el cargo en unos cuántos meses más cuando sea coronado como príncipe consorte, por lo tanto Kristoff será el nuevo conde de Arendelle, no se lo he dicho todavía a Sigrid, quiero que sea una sorpresa.

- ¿General (Y/N)? - Sigrid nota que estoy sumergido en mis pensamientos.

- Disculpame Sigrid, ¿Que deseas?.

- General (Y/N), me informan que se encontraron nuevos indicios de fogatas en los bosques de Arendelle, no se sabe claramente quienes fueron, pero se ha desplegado otro pelotón en la frontera para mantener la seguridad del pueblo.

- Gracias, no me arrepiento de haberte nombrado como mi mensajera - muestro una sonrisa.

- De nada general - se forma delante de mi y se retira del lugar.

Durante los últimos días algo raro está sucediendo, se han encontrado en muchos puntos en los bosques de Arendelle indicios de que alguien estuviera acampando, pero nadie ha ingresado al pueblo, es como si  estuviera custodiando el lugar o esperando algo o  alguien.

De esto me preocuparé más tarde, ahora tengo que prepararme para la boda.

Estoy en el pasillo en camino a mi habitación, pero me detengo en la puerta de la habitación de Anna.

- (...) No, no, no Elsa, esto está mal - oigo decir a Anna desde el otro lado de la puerta.

Muchas veces me dijeron que no debia involucrarme en cosas de chicas y por sobre todo antes de una boda. Pero mi curiosidad es mayor e ingreso de todos modos.

- ¿Está todo bien aquí? - pregunto esperanzado de que la respuesta sea positiva. Están presentes Anna, Elsa y Gerda que maquilla a Anna para su gran día.

- Hola (Y/N), tenemos un problema - me responde Anna un poco alterada. Luce un vestido de novia hermoso, no es un vestido de bodas como cualquiera, está hecho de hielo por Elsa.

- Pues... yo no veo el problema.

- !¿Que?!, ¡¿Acaso estás ciego?!, ¿No ves que este debe ser mi idea especial? y no encuentro ningún vestido que vaya con la ocasión, he probado de todo, incluso Elsa creó este vestido para mí.

- Te ves bien Anna - dice Elsa agotada - incluso (Y/N) sabe que te ves bien con todos estos vestidos.

- Eso es verdad, pero si fuera tú usaría el vestido que creó Elsa, a Kristoff le gustará.

- Pues seguiré tu consejo (Y/N), al fin y al cabo eres su mejor amigo, creo que deberías verlo a su habitación.

Hice caso a Anna y me fui directo a la habitación de Kristoff, Kai se encargó de los detalles de su traje.

Entro a su habitación y encuentro a Kristoff arreglandose en frente del espejo, mientras Kai lo analiza detenidamente.

- Luces bien - le digo luego de ver su traje, que esta compuesto por un bunad morado, chaleco verde y pantalones negros cortos, acompañado con medias blancas y una camisa de seda blanca para completar el juego.

- Oh!, gracias (Y/N) no te oí entrar.

- Veo que luces bastante calmado Kristoff, creí que estarías más nervioso.

- También pensé lo mismo, pero ya no tengo por que preocuparme, en unos cuantos minutos más estaré casado con la mujer de mis sueños, además el saber que estaré con ella el resto de mis días me entrega una tranquilidad en mi alma que no puedo describir.

Después de estas palabras, decidí que ya era tiempo de prepararme también para la boda. Utilizo el mismo traje que ocupé el mes pasado para la fiesta de Arendelle.

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- (...) y puede besar a la novia - dice el sacerdote.

Todos aplauden al beso apasionado entre Anna y Kristoff, el sonido es ensordecedor, los presentes se levantan de sus asientos de la capilla para celebrar con mucha algarabía este hermoso momento de amor.

Después de este momento, la princesa Anna y el nuevo conde Kristoff, dan un pequeño paseo en carruaje para presentar a todos los aldeanos la nueva pareja real.

La fiesta fue excepcional, asistieron muchos invitados, incluyendo a Lena y a Hrolf que vinieron desde muy lejos para presenciar este evento. Pero lo que más me sorprendió fue el pequeño espectáculo que preparó Olaf para este día: al ritmo de los músicos, realizó un baile tradicional noruego de perfecta sincronía que dejó a todos los invitados con la boca abierta, parece que Olaf tiene bastante tiempo libre, y es sano que lo utilice de forma bastante creativa.

Ya cuando la fiesta terminó, me dirijo junto a Elsa a nuestras respectivas habitaciones, pero Elsa me detiene abruptamente.

- Te amo - me dice Elsa después de besarme como si no hubiera mañana.

- Yo también te amo, te adoro, eres mi todo - la beso también apasionadamente.

Nos separamos del beso y Elsa vuelve a hablar:

- Al ver a Kristoff y Anna casarse anhelo tanto el día que llegue nuestra boda para poder casarnos y no separarme ni un segundo de tu lado.

- Yo también espero con ansias ese momento Elsa.

Luego de estar minutos besándonos, lo mejor fue ir a dormir. Me encantaría por todos los medios poder pasar la noche de nuevo con Elsa, pero no podemos arriesgarnos a que nos descubran.

Gracias al cansancio por el arduo día no me fue tan difícil poder conciliar el sueño.

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- «Despierta».

Abro rápidamente los ojos en medio de la noche y veo al frente de mí a un tipo vestido totalmente de negro con una espada en su mano intentando asesinarme.

Reacciono de inmediato y golpeo al sujeto en el estómago, él cae y suelta el arma.

Me levanto de mi cama y preparo con mis manos dos llamas de fuego listo para atacar.

Por la luz producida por la llama veo que la ventana está abierta, él entro por ahí, también puedo ver el rostro de miedo del hombre que intentó asesinarme, un joven de 18 años aproximadamente, él sabe que un paso en falso y su vida puede terminar.

- ¿Quien eres? - le digo.

- Po ... por favor no me mate, yo no quería hacerlo, me enviaron aquí para matarlo.

- ¿Quién? - le digo con más furia mientras las llamas crecen un poco más.

- No puedo decirlo, por favor no me mate - suplica el sujeto.

- ¡GUARDIAS! - grito.

Pasaron algunos segundos para que dos guardias de Arendelle llegaran a mi habitación. De inmediato se dieron cuenta de la situación.

- Lleven a este muchacho a la mazmorra por intento de homicidio - les ordeno.

El alboroto fue mayor por los gritos del muchacho al ser llevado por los guardias.

- Por favor nooooo, no me dejen solo, ella me matará ... ella me matará, se los suplico no me lleven al calabozo.

Por el ruido que provocó el muchacho, Anna, Kristoff, Olaf y Elsa entran a mi habitación vestidos con sus pijamas para saber que pasó.

- «Ella vendrá por mí, se los ruego, déjenme ir» escuchamos a lo lejos las súplicas del muchacho.

-¿Estás bien (Y/N)? - pregunta Elsa preocupada, mientras toma mis manos como consuelo.

- Estoy bien Elsa, gracias - apreto sus manos con fuerzas, mis manos están temblando.

- Si quieres puedo acompañarte esta noche - propone Elsa.

- No gracias, estoy bien, tuve suerte al despertar en el momento indicado.

Todos se retiran de mi habitación para seguir durmiendo mientras la noche todavía es joven.

- Esto no esta bien, ¿Quién me ordenó que despertara?, he oído esa voz antes, pero no recuerdo.

Después de mi pequeña reflexión decidí dormir algo intranquilo por la situación.

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A la mañana siguiente estamos los cinco en nuestro desayuno en el comedor. Mi cabeza no está concentrada, no dejo de hacerme preguntas acerca de la voz que me alertó sobre el asesino, si no fuera por él, no estaría vivo.

- ¿Te sientes bien amigo? - me pregunta Kristoff notando que estoy distraído.

- No creo que esté bien Kristoff, todavía debe estar nervioso por lo de anoche - contesta Anna.

Elsa no puede evitar calmarme y me dirige la palabra:

- No te preocupes (Y/N), el asesino está en la mazmorra en estos momentos y recuerda lo que nos dijo Sigrid antes de entrar al comedor, él es el sujeto que ha estado acampando a los alrededores del reino y según los guardias él estaba solo, así que no hay posibilidad de nuevos intentos de matarte, además se tomaron todas las precauciones para que nadie vuelva a ingresar al castillo - lleva su fría mano hacía la mía, su mano acaricia por todos mis dedos.

- No es eso exactamente por lo que estoy preocupado - digo en voz baja.

-¿Entonces que es? - pregunta Olaf de forma madura y seria.

- Anoche, oí una voz en mi cabeza que me alertó del asesino, he oído esa voz anteriormente pero no recuerdo de donde - me rasco suavemente la nariz.

- ¿Estás seguro de lo que dices (Y/N)? - pregunta alarmada Anna.

- Estoy seguro, sé que oí esa voz, además ¿Por qué quería matarme?, ¿Quién lo envió a hacerlo? - me levanto de la silla de golpe y me voy a la mazmorra donde se encuentra el muchacho, necesito respuestas y solo él podrá contestarlas.

Tengo una fuerte comezón en mi nariz. Les pido a los guardias que custodian afuera de la mazmorra que me dejen entrar. Bajo las escaleras decididamente.

Abro los ojos al encontrar al muchacho tirado en el piso, abro la mazmorra  para tomar su pulso. Está muerto.

«Ella vendrá por mí, se los ruego, déjenme ir». Son las palabras que resuenan en mi cabeza, desde hace mucho tiempo que no sentía miedo, un escalofrío recorre por cada rincón de mi cuerpo, me siento indefenso.

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Peace✌❄