Capítulo 1: Sombras en el Olvido.
El sonido de sus pisadas era lo único que resonaba en las vastas tierras del Infierno. Goku caminaba en silencio, como un espectro, ajeno a los conflictos que se desataban en los rincones más oscuros. Las batallas, los gritos y el caos le resultaban cada vez más familiares, pero nunca dejaban de parecerle vacíos. Para él, no había satisfacción en la violencia sin propósito, ni sentido en la destrucción sin razón. Quizás eso era lo que lo diferenciaba de los demás demonios.
El paisaje a su alrededor era desolador: montañas negras que se alzaban como colmillos en el horizonte, ríos de sangre que fluían sin cesar y cielos teñidos de un rojo perpetuo. Aun así, a Goku no le impresionaba. El Infierno era su hogar, pero, al igual que él, este lugar parecía haber sido olvidado por algo más grande.
Se detuvo frente a una caverna que se extendía como una boca abierta en la base de una montaña. Las paredes estaban llenas de marcas de antiguos enfrentamientos, señales de que esa zona había sido escenario de muchas batallas. Goku no prestó atención a los detalles. Lo que lo atraía era una sensación, un tirón invisible que lo guiaba hacia el interior.
—Puedo sentirlo... —murmuró para sí mismo mientras entraba en la oscuridad.
A medida que avanzaba, la sensación se hacía más fuerte. No era miedo, ni siquiera curiosidad. Era algo distinto, como una llamada que resonaba en lo profundo de su ser. Una conexión con algo que, de alguna manera, comprendía.
Caminó hasta llegar al centro de la caverna, donde la luz del exterior no alcanzaba. Y allí, en la penumbra, lo sintió: una presencia. No estaba solo.
—Has venido —dijo una voz profunda y resonante desde la oscuridad.
Goku no respondió de inmediato. Se limitó a observar la figura que emergía lentamente de las sombras. Era un demonio alto, de piel gris y ojos completamente negros. Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices, marcas de incontables batallas. Pero lo que más llamaba la atención de Goku no era su apariencia, sino la energía que emanaba de él. Era un demonio fuerte, de esos que sabían sobrevivir en el Infierno a base de pura fuerza bruta.
—No es común ver a un demonio como tú en estas tierras —continuó la figura, acercándose con paso firme. Su voz era grave, pero no agresiva. Más bien parecía... intrigada.
—¿Un demonio como yo? —preguntó Goku con un tono neutro.
—Uno que no busque pelear. Todos aquí luchamos por sobrevivir, por hacernos más fuertes. Pero tú... —el demonio lo observó detenidamente—, tú caminas como si no te importara.
Goku bajó la vista por un momento. Sabía que tenía razón. Mientras los demás demonios luchaban y se desgarraban por ganar poder, él solo se preocupaba por una cosa: encontrar un propósito. Su fuerza era grande, sí, pero carecía de dirección. El vacío que sentía era más profundo que cualquier herida que un enemigo pudiera infligirle.
—No busco pelear por pelear —respondió finalmente, levantando la mirada para enfrentar los ojos oscuros del demonio—. No tiene sentido.
El demonio dejó escapar una risa breve y seca, una que resonó en las paredes de la caverna.
—No tiene sentido... —repitió, como saboreando las palabras—. Dices eso ahora, pero aquí en el Infierno, todo se trata de poder. Y el poder siempre viene de la lucha. Lo quieras o no.
Goku no lo contradijo. Sabía que, en parte, el demonio tenía razón. Sin embargo, había algo más allá de las simples batallas por supervivencia, algo que todavía no podía definir del todo, pero que intuía. Un propósito mayor. Quizás, eso era lo que lo diferenciaba.
—No vine aquí a discutir sobre el sentido del poder —dijo Goku, dando un paso adelante, su tono más firme—. Sentí algo. ¿Qué eres?
El demonio lo miró en silencio por un momento, sus ojos negros como el vacío. Luego, sonrió ligeramente, mostrando unos dientes afilados.
—Soy Drahvas, uno de los demonios más antiguos en estas tierras —respondió con una mezcla de orgullo y nostalgia—. He visto nacer y morir a cientos de demonios como tú. Algunos eran poderosos, otros... insignificantes. Pero todos buscaban lo mismo: sobrevivir. Todos, excepto tú.
Goku mantuvo su mirada fija en Drahvas. Había algo en sus palabras que lo inquietaba, pero también lo fascinaba.
—¿Y qué es lo que tú buscas? —preguntó finalmente, su voz baja, casi un susurro.
Drahvas dejó escapar un suspiro profundo antes de responder.
—Busco lo mismo que todos los demonios aquí: evitar el olvido.
Esas palabras resonaron en Goku como un eco lejano, una verdad que conocía en lo más profundo de su ser. El miedo al olvido, a desaparecer sin dejar rastro. Era el miedo que lo había creado, el que le había dado forma. Y, sin embargo, seguía siendo un concepto que no terminaba de comprender del todo.
—Olvido... —repitió Goku en voz baja.
Drahvas lo observó con interés, notando el cambio en la expresión de Goku.
—Ese es tu verdadero miedo, ¿verdad? —dijo Drahvas, con una sonrisa astuta—. No temes a la muerte, ni a la derrota. Lo que realmente te aterra es desaparecer sin que nadie te recuerde.
Goku se quedó en silencio. No podía negar la verdad en esas palabras. El miedo al olvido era lo que lo había traído al mundo, lo que le había dado vida. Y ahora, ese mismo miedo lo guiaba, lo empujaba a encontrar un propósito.
—Pero no te preocupes —continuó Drahvas—. Aquí en el Infierno, siempre hay una manera de evitar el olvido. Todo se reduce a una cosa: poder. Si tienes suficiente poder, serás recordado para siempre. Si no... simplemente desaparecerás.
Goku apretó los puños. Sabía que Drahvas tenía razón. En el fondo, siempre había sabido que necesitaría poder para evitar su mayor temor. Pero la pregunta era: ¿cuánto poder sería suficiente?
—Quiero aprender —dijo Goku, finalmente. Su voz era firme, decidida—. Quiero entender lo que significa tener poder de verdad.
Drahvas sonrió, pero esta vez su sonrisa no era burlona, sino aprobatoria.
—Entonces, estás en el lugar correcto, joven demonio. Porque aquí, el verdadero poder no solo se encuentra en la fuerza, sino en el conocimiento. Y si estás dispuesto a aprender... puedo enseñarte.
Goku asintió lentamente. Sabía que este sería el primer paso en su camino hacia algo más grande. Algo que lo llevaría a descubrir no solo su propio poder, sino también su verdadero propósito.
El Infierno tenía mucho más que ofrecer de lo que había imaginado. Y Goku estaba dispuesto a sumergirse en sus profundidades para encontrar lo que buscaba.
-Fin del capitulo-
Qué tal la historia hasta ahora? me gustaría saber opiniones ya que así me ayudan a seguir con la trama.
También como notaron estoy agregando ideas mías para hacerlo entretenido y que no sea sólo un copia y pega, en fin yo me despido bonito día a todos.
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