La tormenta movía al barco de un lado a otro, debido a ello el capitán ordeno un alto total y dejaron caer el ancla al mar para permanecer quietos. Philipe ordeno que todos descansaran dentro mientras la tormenta bajaba, el capitán se metió a su camarote a dormir.

—¿Qué crees que haya golpeado al barco? — pregunto uno de los hombres mientras se servía algo caliente en una taza de cerámica, el hombre le extendió dos tazas más a las dos chicas quien las tomaron agradecidas.

—Tal vez fue un iceberg— opino uno de ellos.

—No es divertido Franklin— regaño otro hombro mirando a su compañero que solo sonrió.

Las gotas de lluvia entraban por la madera del barco y caían como una gotera en el interior.

—Hay que jugar a algo— animo otro de los hombres desdoblando un tablero con letras y números sobre la mesa de madera vieja.

—¿A quién le preguntaras? ¿Al mar? — pregunto con burla otro de los hombres.

—Tal vez nos conteste alguien del Titanic— alzo y bajo las cejas con diversión— Yo comenzare— coloco el pedazo de madera sobre el juego y ambas manos— Si hay alguien entre nosotros, manifiéstate.

Los truenos sonaban arriba de ellos y la lluvia se intensifico. Después de varios segundos esperando soltó el tablero.

—Esto es ridículo ¿Enserio creíste que ese tonto juego servía? — pregunto otro de los hombres y se alejó.

—Le tenía fe— explico el hombre levantándose y dejando el tablero sobre una mesa— Iré a ver qué hay de comer.

Dominic se meció en la hamaca tapado con una sábana fría mirando a los marinos que comenzaban a esparcirse por el barco. Un sonido proveniente de la radio del barco hizo que todos miraran, se escuchaban varios pitidos del otro lado, los hombres intercambiaron una mirada asustados.

—Guarda es juego ahora— señalo uno de ellos.

—Dejen de hacer bromas como estas— alzo la voz otro.

—¿Qué está pasando? — pregunto Ravena mirándolos— ¿Qué se escucha?

La radio se ilumino con intensidad y luego exploto apagándose provocando que la oscuridad reinara entre ellos.

El barco se volvió a tambalear de forma violenta tirando el tablero de la pequeña mesa, afuera en el mar se miraron unas luces y debajo del mar se vieron unas luces del barco ahora fantasma, Titanic.