7. Guerra de navíos
Un relámpago ilumino el mar negro y el barco se movía se un lado a otro mientras que el primer oficial se aferraba con fuerza al timón de la nave.
—Intenta mantener el curso, es solo una tormenta pasajera— ordeno uno de los hombres que se encontraba colgado de las cuerdas, saco los binoculares y los intento secar con su ropa antes de ver a través de ellos.
Por medio de los binoculares, a muchos metros lejos de ellos observo un barco igual de grande que el de ellos, este, tenía una bandera de estados unidos moviéndose de un lado a otro debido al aire.
—¡Señor, señor! — exclamo el hombre desde las cuerdas, el capitán lo miro— Es el barco Malaventura.
El capitán tomo otro de los binoculares y miro que efectivamente, el país rival para la producción de pez volador se aproximaba a ellos.
—Gira el timón a cuarenta grados al norte, intentaremos perderlos en la tormenta, no quiero problemas de nuevo con ellos.
El hombre movió el timón tal y como su capitán le habida ordenado, el barco comenzó a perderse de la vista del otro, el hombre al timón dirigió su vista al frente y sus ojos se ampliaron al ver un segundo barco norteamericano.
—¡Señor! — exclamo y señalo el navío que se movía al igual que el suyo con violencia en la tormenta.
Las banderas del barco ingles se movieron con el viento, luego los dos barcos enemigos prendieron una gran vela de aceite iluminando el océano.
—¡ingleses! — grito un hombre desde un barco— ¡Están solos, no los dejen huir!
El barco irlandés más cerca comenzó a sacar los cañones uno por uno.
—Señor, han preparado cañones.
—¡Prepara los nuestros, ahora! —luego se giró a otro hombre— ¡Despierta a todos!
Otro de los hombres corrió hacia adentro del gran barco, descendió las escaleras con velocidad con una lámpara de aceite.
—¡Despierten todos! ¡Están atacándonos!
Ravena cayo de la hamaca al piso lleno de agua y se sentó mirándose la ropa empapada.
—Ustedes dos— señalo a los dos muchachos— ¿Saben usar armas?
Ambos adolescentes negaron con la cabeza.
—Excelente, pues hoy van a aprender— el hombre cargo dos revolver y se los entrego— Nos ataca un barco irlandés y debemos perderlos— se giró a las jóvenes— Y ustedes dos permanezcan abajo, no queremos heridos ¡Vamos!
Lilibeth se asomó por la ventanilla redonda mirando el caos que existía en el exterior, observo como la gasolina caía sobre el mar y las llamas se alzaban.
—¿Qué pasa? — pregunto Ravena asomándose por la misma ventana.
—Al parecer están atacando al barco— la miro.
Un movimiento hizo que el barco se tambaleara y ambas cayeron al piso mojado, miraron por la escalera de madera como comenzaba a entrar el agua de la tormenta. Se escuchó un sonido extraño en el mar y ambas miraron por la ventanilla, un animal gigante pasaba al lado del barco.
—¿Qué ha sido eso? — pregunto Ravena en un susurro.
—No lo se— negó Lilibeth y la miro— Debemos salir aquí.
Subieron por la escalera llena de agua y llegaron hasta la cubierta del barco. Las bombas pasaban a su lado y cayeron al piso.
—¡Niñas! ¿Qué están haciendo aquí? — grito uno de los hombres al verlas.
—¡Hay un monstruo debajo del mar! — contesto Lilibeth señalando el mar.
El barco volvió a tambalearse y unas luce anaranjados captaron su atención, uno de los barcos irlandés se había hundido y los ingleses soltaron un grito de triunfo.
—Señor ¿Qué hundido el barco enemigo? — pregunto uno de los hombres al capitán.
—¡Nosotros! ¿Quién más muchacho? — contesto con felicidad.
El hombre que pregunto frunció el ceño y miro los cañones que señalaban hacia otro lado lo que indicaba que ellos no habían hundido a su enemigo. Abrió la boca para volver a hablar, pero se calló cerrándola. Frunció el ceño mirando los cañones preguntándose cómo habían hundido el barco.
—La malaventura sigue en pie señor ¿Qué hacemos? — pregunto uno de los hombres.
El capitán miro a lo lejos el barco cerrando las velas y deteniéndose debido a la tormenta.
—Como he dicho, no quiero más problemas.
—Pero ellos atacaron primero— Johnny atreviéndose a hablar, el capitán lo miro— No deberíamos atacarlo ahora que está en desventaja.
El capitán lo miro
—Nunca se ataca a tu enemigo cuando se encuentra en desventaja, es de cobardes muchacho— golpeo su hombro amistosamente y se dirigió hacia su equipo— Diríjanse al norte, encontraremos más peces de los que buscamos ahí.
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