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4. El barco buenaventura

Lilibeth miraba hacia su espalda mientras corría detrás de los dos extraños, por alguna razón supo que no debía quedarse en donde estaba así que tomo la mano de Ravena y la jalo con ella.

—Espera, espera— pidió Ravena deteniéndose y obligando a Lilibeth a detenerse— ¿Qué estamos haciendo? ¿A dónde iremos?

—Debemos ocultarnos hasta que esos hombres no dejen de buscar, hemos presenciado un asesinato y si nos atrapan pueden matarnos.

Ravena asintió con la cabeza y miro las calles desérticas, luego dos sombras a la distancia corrían sin parar.

—¿Crees que sean ellos? — señalo antes de que se perdieran al doblar la esquina— Se dirigen al puerto.

El sonido de unos perros las sobresalto y volvieron a emprender la marcha corriendo hacia el puerto pesquero de la ciudad, llegaron hasta ahí y miraron todos los barcos atracados en el muelle. Observo a los muchachos entrar en uno de los barcos a escondidas.

—Vamos—ordeno Lilibeth jalándola hacia el barco, ambas miraron el agua que golpeaba contra la madera.

Ravena leyó el nombre del barco titulado "Buenaventura", regreso su vista al mar, el mar era de color negro y dio un paso hacia atrás.

—¡No dejen de buscarlos! — grito una voz.

Ambas subieron al barco y se ocultaron debajo de las velas tiradas.

—¿Dónde están? — pregunto uno de los hombres cerca del barco, Ravena aguanto su respiración y cerró los ojos— Búsquenlos, no deben estar muy lejos.

—¡Hey!— hablo en un susurro Johnny señalando una entrada al barco por el piso, el joven abrió la cubierta de madera y entro.

Lilibeth miro a ambos jóvenes pasar y observo a Ravena entrar, la joven hizo lo mismo y bajo cerrando la cubierta, se dio media vuelta mirando los pescados en los barriles de madera.

—Esperaremos hasta que se vayan, luego podrán marcharse— hablo Dominic sentándose en el frio y húmedo piso del barco.

La gaviota graznaba cerca de Jhonny, movió su mano alejándola sin despertar del todo, en ave pico su mano y movió su mano apartándola, el ave salió volando y se levanto del piso.

—¿Quién eres tú?— hablo un hombre quien dejaba barriles vacíos, Johnny lo miro y en ese momento los otros tres chicos despertaron— ¡Erick!— grito el hombre sin dejarlos de ver

***

El aire olía a agua salada cuando Lilibeth observo a su alrededor, aun se encontraban en el puerto y los hombres los miraban con atención.

—¿Quiénes son y que hacen en mi barco? — pregunto el capitán de nombre Erick mirándolos fijamente.

—Solo estábamos huyendo, no queríamos quedarnos aquí— explico Dominic.

El capitán asintió con la cabeza y miro a sus tripulantes.

—¿De que huían? ¿De la ley? — pregunto Erick, los cuatro permanecieron callados, el capitán asintió con la cabeza— Comprendo ¿Robaron a alguien? ¿Mataron a alguien? — los cuatro abrieron sus ojos, el capitán al percatarse de eso alzo una ceja— Comprendo, unos niños asesinos.

—No hemos matado a nadie— negó Ravena con la cabeza— Ni hemos robado, solo que hemos presenciado algo que no debíamos ver y si no huíamos estaríamos muertos.

Los hombres tripulantes miraban con interés a los jóvenes, se sonreían mirando a ambas chicas y estas por instinto se ocultaron de los ojos dos chicos.

—Bueno, conociendo sus expedientes de vida—hablo Erick— Bienvenidos al barco Buenaventura, ahora que están aquí deberán ayudarnos si no quieren que los regrese al puerto...—miro a los dos chicos— Ustedes dos ayudaran a limpiar la cubierta y en cosas que se requieran...—luego miro a las dos mujeres— ¿Saben cocinar? Yo espero que sí porque ese hombre de haya cocina terrible— los hombres rieron y el señalado alzo sus brazos sonriendo.

—Si, pero mi sopa sin sabor es la mejor del mar.

—Es asquerosa, mi abuela medio ciega cocina mejor que tu— señalo otro hombre y volvieron a reír.

El capitán los miro.

—Denles ropa, no queremos que ensucien sus ropas finas. Hay un bote de la ropa que conseguimos de nuestra tripulación fallecida...—se giró hacia otro hombre, uno barbudo y regordete— Los quiero a los cuatro aquí arriba en diez minutos o los arrojo por la borda.

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