El sonido del mar hizo que Lilibeth parpadeara mirando el cielo azul, varias gaviotas volaban en el cielo y se sentó en el barco sintiendo un dolor de espalda, miro a todos lados encontrándose sola. Frente a ella se encontraba una gran isla y el agua debajo del pequeño barco era de un azul cristalino permitiéndole ver los peces de colores que nadaban bajo ella, observo hacia un lado encontrándose sola.

—¿¡Lilibeth?!— grito una voz conocida para la chica, esta se observó por la playa de arena blanca a una persona que corría hacia ella, detrás de la persona venia otra que a diferencia de la primera venia quejándose de algo y se colocó en la sombra.

La joven identifico a las dos personas y bajo del barco de madera hacia el mar, el agua cristalina estaba fría casi congelada por lo que nado con velocidad hasta la costa. Dominic detuvo su paso y miro hacia atrás observando a la Ravena llegar con él, se detuvo respirando con pesadez y lo miro.

—Nunca puedes actuar como un caballero y esperar a una dama— le replico la joven.

—Recuerda que no soy un caballero— hablo a su lado Dominic y Ravena lo miro de reojo, el joven no pudo evitar sonreír al comprobar lo adorable que llegaba a ser la joven cuando se enojaba.

Llegaron hasta la costa y Lilibeth observo la tranquilidad del mar, camino hacia la tierra caliente y se dejó caer en el piso.

—¿Estas bien? — pregunto Ravena ayudándola a incorporarse, Dominic se acercó y la ayudo jalando hasta el área de sombra.

Los tres chicos se sentaron en la tierra fría y miraron el mar. Lilibeth pensó en Johnny y se dejó caer de espaldas sobre la tierra.

—¿Qué haremos ahora? — pregunto Lilibeth mirando hacia el cielo azul— Tienen a Johnny.

Escucharon unas voces y miraron hacia la lejanía en donde pudieron ver a los integrantes de barco Buenaventura llegar a la costa.

—Tal vez ellos sepan que hacer— se levantó Dominic de la tierra y comenzó a caminar hacia ellos.

El primer oficial le sonrió al verlo, miro detrás de el a las dos chicas aproximarse.

—Los creía muertos— opino uno de los marinos.

—Yo no— negó el primer oficial y el otro marino saco de su bolsillo unas monedas extendiéndoselas al hombre, regreso su vista a los jóvenes— ¿Cómo están?

Lilibeth miro al hombre

—Johnny— hablo diciendo el nombre de su compañero, el primer oficial asintió con la cabeza y miro a la tripulación, todos estaban mal, dos de ellos habían sido quemados por las llamas del barco y otros más lastimados por la madera.

El hombre miro la isla, tenía unas enormes palmeras y dentro de la vegetación se escuchaba todo tipos de animales, desde aves graznando, hasta ranas croando y también algunas serpientes.

—¡Adam!— hablo el hombre y otro se aproximó a el— ¿Sabes el nombre de la isla?— pregunto, puesto que era el hombre encargado del mapa.

Adam negó con la cabeza puesto que sería imposible saberlo sin su mapa y una brújula. Rocky, otro de los hombres les grito desde lejos, todos los miraron y luego caminaron hacia él, el hombre señalo un letrero de madera vieja que estaba pegado a una estaca clavada en la arena. En el letrero, decía el nombre de "La isla del diablo"

Ravena dejo de ver el letrero y se dio media vuelta, observo hacia la distancia e hizo un sonido ahogado que no paso por desapercibido.

—¿Ahora que?— pregunto el primer oficial y la joven señalo con su dedo.

Detrás de ellos, un grupo de hombres con lanzas se acercaban a ellos.