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Capítulo 7

Dejé la mochila junto a la cama para luego lanzarme a ella. Los ojos se me cerraban solos y no tardé en quedarme dormida. Así como tampoco tardé en volver a abrirlos, solo para encontrarme recostada en el frió suelo, lejos del colchón y las mantas.
Al frente se alzaba un cielo totalmente nublado, gris. Un cielo que aborrecía desde la primera vez y resultando en un punto perfecto para saber dónde me hallaba.

Perfecto, pensé con una sonrisa pintada en los labios. Me apuré en sentarme y mirar alrededor para saben qué escenario me había tocado en esta ocasión.

Estaba rodeada de altos arbustos, pintados de un opaco verde y con frondosos brazos que parecían encerrarme en un pequeño cubículo. Me puse de pie notando que no me superaban por mucho en altura, a lo mejor solo eran unos 5 cm.
Dando algunos saltos logré ver por encima, teniendo como resultado múltiples caminos que se formaban entre los arbustos. Eran tantos que la impresión de que no se acabaran jamas me asustaba. Podría perderme en el laberinto, encontrar cualquier criatura, espíritus o tal vez no encontraría nada. Tampoco me gusta eso. 

—¿Ahora qué? —Recosté la espalda en uno de los arbustos teniendo vista al lado contrario del que había curioseado. Podría haber apostado mi vida en que mirara por donde mirara todo sería igual, y en este momento ya no estaría viva. Alzándose entre la espesa niebla, destacaban las ruinas de lo que parecía ser un castillo. Varias torres puntiagudas—6 según llegué a contar— se organizaban de mayor a menor dejando a la más alta en el centro.
Como toda fortaleza era recubierta por imponentes muros, que en este caso perdían fuerza por encontrarse igual a una pila de escombros. Hundiéndose en el gris de la niebla y el negro de la humedad que comía cada uno de sus rincones, ¿se vería igual estando a tan solo unos pocos metros? ¿Tendría ventanas claras por las que se viera hacia adentro? ¿o también serían negras como las veía desde aquí? ¿tendrían cortinas? ¿qué tan lejos se encontraría realmente? ¿acaso lo habitaba alguien? En ese caso ¿sería la chica del espejo?...

Un momento me tomó maquinear algo mucho más interesante. Tal vez, ese era su castillo y tenia un Piri por que ella era el demonio que lo habitaba. Ella era la energía negativa. Además, si vivia en él, sería una reina. Los reyes son gente poderosa ¿tendría algún ejército?... —Bien, supongo que tengo que caminar y averiguarlo. 'No vas llegar si te quedas quieta.'—Imité el tono de voz de Dami mientras buscaba alguna abertura que me llevara hacia el castillo. Pero me detuve antes de doblar.— Lo sé, Lo sé. Solo no quiero perderme. Mira mi inteligente truco— de mi bolsillo saqué la brújula y poniéndome de cunclillas la deje en el suelo. Solo tenía que esperar a que apuntara al norte para calibrarla. Con ese respaldo no me perdería; pero no dejaba de dar vueltas. Iba hacia un lado, iba hacia el otro y cada giro se volvía mas brusco. ¡BAAM! Explotó. Dejando cada una de sus partes destruidas sobre el suelo— No te rías, Dami... Tal vez no era una decisión acertada después de todo. ¿pero como iba a saber que explotaría?

—¿Quién es Dami?—No supe de qué dirección vino esa voz, no percibía la presencia de nada ni nadie. ¿Realmente había algo o ya estaba loca? Parecía la voz de una niña. Muy risueña por cierto.

—¿Quién esta ahí?—sentí una mirada clavada en la espalda por lo que voltee, escuché una risita y luego la vi. Me sorprendió lo suave que era su aura. Cachetes regordetes, muy aplastables y una sonrisa enorme, tan brillante como sus tiernos ojos. ¿Cómo podía verse tan feliz en un lugar tan deprimente? Tenía toda mi admiración por eso. Solo que tal vez disfrutaba aquel ambiente, no lo sabía.— Hola.

—¡Unnie! Te extrañé— pese al extraño abrazo decidí no detenerla, así podría estudiarla más de cerca. Aceptaba que me resultaba familiar pero no podía dejarme llevar por lo que, tal vez, era una ilusión. Por mucho brillo que tuviera en su mirada, apenas si se creía la existencia de su pureza. Aunque era muy difusa la linea entre la verdad y la mentira, necesitaba cuestionar todo.

—¿Cuál es tu nombre?

—¿No lo recuerdas, unnie?... Soy Gahyeon, y tú eres Minji.—algo en su mirda se apagó de repente.

—¿Y por qué tendría que recordarte, Gahyeon?

—No sé si deba decidirte, unnie. Mejor cuéntame qué haces aquí.

—Lo haré solo si me llevas al castillo de allá,—apunté la lejana edificación— ¿de acuerdo?

—No creo que realmente quieras volver allí. Pero está bien por mí, quiero saber cómo es el otro lado.

—De acuerdo. ¿vamos?—le seguí la corriente aunque no entendía nada.

Trataba de mantener la cordura, pero bomba tras bomba de información me estaban llegando y no tenia cuaderno con el cual escudarme del agresivo olvido que me acechaba. Aun así le dí un voto de confianza a mi memoria. 

Ella iba un paso por delante mio; volteando cada tanto su rostro para mirarme, sin quitar su sonrisa, y eso me inquietaba. ¿Tan feliz estaba por verme? ¿Ella era así normalmente?... ¿O todo era una ilusión de ese ser maligno para acabar conmigo? Me estaba mareando con tanta idas y venidas. En especial por que dábamos giros y vueltas, doblábamos en cada esquina de aquel camino que parecia un laberinto. El silencio nos distanciaba de tener un ambiente cómodo, ni siquiera podía contar con el sonido del viento o algún ave que volara sobre nuestras cabeza. Esas cosas, aquí, parecía inexistentes.

—Unnie ¿quién es Dami?—repitió su primer pregunta.

—Es mi mejor amiga, la única que tengo de hecho.—¿estaba bien decirle eso?

—¿Y yo?—Me cuestionó ladeando su cabeza, su confusión me resultó extraña pero decidí aclararla.

—Es la primera vez que te veo, al menos que yo recuerde. Lo siento, Gahyeon.

—Entonces es verdad. Pierdes la memoria cuando pasas al otro lado.

—¿De qué hablas? ¿Qué es el 'otro lado'?

—De verdad no recuerdas nada, unnie—dijo entre espasmódicas risas pero a mi no me parecía en absoluto gracioso, de hecho me asustaba que ella supiera tantas cosas que yo no. Podía hacer lo que quisiera conmigo ¿cómo aseguraba que todo lo que me decía era parte de la verdad? —Siempre quisiste ir allí y ahora estas aquí de nuevo. —detuvo su caminar quedando frente a frente, sin contar la diferencia de altura, por que la realidada es que le llevaba varios centimetros, como a Dami— Lo mejor es que vuelvas allá. Fue lindo verte una vez más—Se acercó quedando a una distancia cuestionable, hasta podría verse romántico por como apoyó sus manos en mis hombros.
Lo primero que atiné a hacer fue dar un paso hacia atrás. Sin contar que su intención era empujarme y hacerme caer. Antes de que todo se volviera negro llegué a escuchar su voz otra vez y tenia una matiz temerosa— Yoohyeon es peligr-

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2/12/19

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