Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 23

Si no me equivocaba, el hecho de que ellas estuvieran en combate desde el plano físico fue muy importante en esta pequeña guerra. El debía dividirse en dos frentes, lo que dividia a la mitad su fuerza y lo debilitaba significativamente. Eso no quitaba el hecho de que fuera más poderoso y que; una vez me deshiciera de esa criatura; sería lógico que mi cuerpo humano no resistiera tanta descarga y movimiento de energías.

Aunque debía admitir que aún estaba cansada. Tanto pensar, recordar, incluso sentir era agorador. Entender toda la información era un proceso que todavía no acababa para mi cerebro; lo que desgastaba más mis fuerzas para levantarme de la cama e ir a ver el resto del castillo. Quería explorarlo y ver si recordaba algo más sobre mi vida anterior... Claro que preferí seguir descansando.

No había notado que faltaba un pedazo de techo hasta que me recoste y vi una mancha gris uniforme entre tantas manchas negras y blancas que se mezclaban arriba mio.
Ahora que las cuestiones más contundentes estaban en orden cientas de preguntas llegaban a mi mente cada segundo. ¿De dónde había salido todo? ¿Cómo sabiamos hablar, escribir, cocinar? ¿Qué comíamos? ¿De donde salían mis cuadernos? ¿Por qué había camas si no existía el día ni la noche? ¿Por qué no había chicos? ¿Siempre tuvimos estos cuerpos? ¿O en algún momento fuimos niñas? ¿Cómo sabían quién era mayor y quién menor? ¿Cómo sabían que era un beso? ¿Acaso no existía el delicioso chocolate en este lugar? ¿Tomaban agua? El agua era importante para los humanos. ¿Éramos humanas realmente?

—¡¿Es que no puedo dejar de pensar?! —Suspiré molesta tapando mi cabeza con una almohada que había por ahí. Estaba cansada y mi cerebro no dejaba de maquinear preguntas. Por ende no podía dormir. ¿O era esta incómoda ropa? ¿Había ropa aquí?

Me levanté ilusionada hacia lo que parecía ser un ropero y ¡Eureka! Había un par de vestidos rosados, uno marrón, ¿un camisón no?
Me conformé con ponerme el vestido rosa más simple. Mangas cortas, falda hasta las rodillas -atrevido- y algo ajustado en la cintura -atrevido otra vez-. El escote era cerrado. Eso no era atrevido pero era cómodo.

Escuché unos golpecitos en la puerta y di paso mientras me cambiaba.

—¡Unnie! —Gritó horrorizada la peliceniza.

—¿Qué?

—¡Estás desnuda!

En realidad aún conservaba mi ropa interior y estaba a mitad de ponerme el vestido rosado. Aunque de estar desnuda no habría ningún problema ¿o si? —¿Y qué con eso? Ambas somos mujeres.

—Am... S-si tú lo dices... Solo quería saber cómo estabas, aunque creí que estarías durmiendo.

—Eso intentaba pero aún tengo muchas preguntas y creo que se me fue el sueño.

—Jeje tan típico de ti... ¿Quieres que salgamos a caminar? Tengo muchas preguntas sobre el otro lado. Me gustaría que me cuestes cómo es.

—Oh seguro. ¿Aunque te gustaría verlo con tus ojos? Creo que sería interesante que todas vayamos. Oh... Deja vu. Siento que esto ya lo vivi antes.

—¿Deja vu? ¿Qué es? No importa. Creo que la idea de que vayamos todas es increíble. —Sonrió con entusiasmo adentrandose más en la habitación. Seguro porque ya estaba totalmente vestida y solo estaba acomodando los cordones de mis botas.
Por alguna razón quería estar cerca suyo, su mirada curiosa me llamaba la atención para verla en detalle. Parecía una chica alegre ahora que no la controlaba un ser sinietro. Y su sonrisa era realmente hermosa, cargada de sinceridad, de alegría; al igual que el brillo sus ojos. Aunque éstos también reflejaban algo indescifrable para mi yo de ese momento.

—Vamos a caminar y te explico qué es un deja vu. Me gustaría que me expliques algunas cosas también.

—¿Unnie, puedo tomar tu mano? — noté que jugaba con sus manos entre sí, otra vez. Parecía incómoda; como si necesitara que alguien más las tomara. Así que accedí. No tardó un segundo en tomar mi mano izquierda con gran entusiasmo; para luego arrastrarme fuera de mi habitación hacia las escaleras. O mejor dicho hasta que estuvimos perdidas en algún lugar del laberinto. Incluso me había obligado a ignorar lo que nos había dicho Bora. Iba tan rápido que no la escuché.

Pero ya ahí dentro caminamos por un buen rato, incluso horas, en las que intercambiabamos preguntas y respuestas, algunos chistes o recuerdos. Ella tenía un sentido del humor tan fluido, se reía a carcajadas sin reparar en si era muy escandaloso. Y cuando se emocionaba con algo me daba la sensación de que saldría corriendo a cualquier lugar. Decía que quería probar el chocolate y las frutillas, y que quería aprender todos los idiomas del mundo, que quería conocer lugares y personas. Quería ver a un chico por primera vez. Quería escuchar todos los géneros de música y bailar todos eso bailes que le había nombrado. Quería saber lo que era una Iglesia y una biblioteca, o una cámara de fotos; quería ver rios, mares, montañas, selvas; quería jugar con todos los animarles que existieran. Quería hacer tantas cosas que seguro no le alcanzarían 100 vidas para hacer todo.

Y había conseguido que yo simplemente quisiera verla sonreír en lugar de obsesionarme por conseguir respuestas. Eso era extrañamente agradable. Pero tenía una duda dando vueltas en mi cabeza, aparecía cada vez que se formaba el silencio entre ambas.

—¿Qué pasó mientras El te mantenía cautiva?

—Zim.

—Emm disculpa ¿qué significa eso?
—Creo que es su nombre. Mira. —corrió el cabello que cubría los costados de su pecho y me enseñó una cicatriz que claramente decía "Zim" debajo de su clavícula.

—Los demonios ocultan sus nombres ¿Sabes?... Tiene lógica lo que dices.

—Entonces lo estaba ocultando ¿Verdad? ¿Por qué?

—Si repites su nombre 3 veces frente a él lo devuelves al infierno. El claramente no quería eso... Pero no contestaste mi pregunta. —aclaré luego de hacer una nota mental de añadir una hoja con esa información al libro. Por si llegase a haber algún problema del mismo tipo.

—¿Qué pregunta?

—Sobre qué pasó mientras estabas cautiva. Me da mucha curiosidad saberlo.

—Ya veo... Bueno, ahora que lo pienso es bastante tonto jeje —Dijo bajando la mirada al suelo y jugando con nuestras manos. Se mantuvo callada unos segundos —. Me hizo creer que, cuando supieras qué había roto el frazco, te enojarías mucho conmigo. Pero realmente mucho... Tanto que hasta daba miedo... O tal vez podrías decepcionarte de mi, tanto que no volverías a confiarme nada. O que ya no iríamos a caminar al bosque para que habláramos sobre cualquier cosa... Todos mis miedos los tomaba y los tranformaba en algo tan real que dolía. Unnie yo no quería perderte... Y terminó por convencerme de que lo mejor era esperar a que se te pasara el enojo.

—¿Y qué pasó cuándo Bora lanzó el cuaderno? ¿Qué hizo que volvieras a tomar el control?

—No sé... Suspongo que quise ser madura y enfrentar las consecuencias o tal vez solo quería volver a verte. A la verdadera Minji; no a la que había creado en mi cabeza, tan ¿Cómo se dice?

—Temperamental.

—Ahora todo es extraño —La peliceniza se paro frente mí pasando su mano libre por mi rostro y mirando con detalle cada parte de él. Por bastantes segundos sus ojos permanecieron inquietos pero meticulosos. Yo simplemente trataba de ver más allá de su confusión, llegando a reflejar algo de melancolía por la tristeza de no recordar, con claridad, los cientos de momentos a su lado. Esos en los que probablemente había sentido algo mucho más intenso de lo que sentía ahora. Ella me miraba con un cariño especial, con amor, y yo quería responder a aquello con algo más que un "Gracias". —.  Pareces la de siempre pero ya no te siento igual, Unnie... Eso me duele. En especial por que es mi culpa.

—También me duele... Es extraño ¿no crees? Pero en realidad es mi culpa por no confiarles eso, o por meterme con algo fuera de mi alcance. Era algo peligroso y las lastime a todas.

—No digas eso.

—Tranquila. Es bueno entender esto... —Asomé una sonrisa en mis labios para luego abrazarla calidamente.

Perder mis recuerdos más preciados con ellas era mi castigo por ayudar a Zim. Si es que ese era su nombre...

—Vaya vaya ¿Dónde se había metido ustedes dos? —dijo Bora mientras sus ojos nos recorría de pies a cabeza.

—Solo estabamos en el laberinto hablando —respondí aún sin soltar la mano de mi acompañante. Ya estaba más que cómoda con eso. —. De hecho queríamos preguntarle si ustedes también quieren ir al otro lado... Aunque no sé si en el estudio del señor Jo entremos las 7.

—Yo sí quiero volver. Quiero enseñarle a Siyeon lo que es un lobo. Y a Gahyeon un pez.

—Yo solo quiero que vean lo hermosa que soy.

—Ay Bora, no cambies. —rió Siyeon dándole un beso en los labios. No llegué a sentirme incómoda por un leve apretón que rodeó mi mano izquierda. Miré a la responsable pero ella estaba mirando la escena anterior. Le resté importancia pese a la leve sosprecha de que ella quería que ambas, osea, ella y yo, Yoohyeon y Minji, nos besaramos de la misma forma.

—Pero vamos a poder volver ¿cierto? Siento que voy a extrañar este lugar.

—Claro que sí, Gahyeon. Ahora que sabemos cuál es la llave podemos ir y venir todas las veces que queramos. —le expliqué. Ella pareció perder una significa cantidad de miedo.

—Genial. ¡Entonces si quiero ir a ver un pez!

—Bien, entonces vamos al portal y ya. Al menos que quieran llevarse algo en especial ahora mismo.

—Yo estoy bien.

—No tienes zapatos, Yoohyeon. Deberías ponértelos.

—¿Por qué?

—Porque en la casa del señor Jo hay cosas en el piso por todas parte y te puedes lastimar. Además no vas a poder ir afuera.

—Entiendo. Entonces iré a ponerme unos zapatos y vuelvo.

Y al igual que ella, todas parecieron ir a buscar algo en especial. Por lo que me quedé a solas con Dami en lo que volvíamos a mi habitación.

—Cuando vuelta el señor Jo ya no va a estar. Definitivamente no va a volver, Dami.

—¿Lo extrañas?

—No es eso. Me siento extraña... ¿Sabes? Hasta ahora no había pensado en que realmente se fue... Ya no voy a mirarlo mientras piensa, ya no voy a quemarme el cerebro tratando de saber cómo es que llegó a una conclusión exacta con solo observar una pluma de ave... Ya no tengo a quién seguir, a quién admirar... O de quién aprender lo magnífico de la vida, de lo que no vemos —un suspiro me abandonó mientras el recuerdo diario de él sentado en su silla me hacía arder los ojos, aún teniendolos cerrados.—. Me siento vacía... ¿Qué se supone que haga de ahora en adelante?

—Lo mismo que hiciste hasta ahora: vivir. Tal vez él ya no está pero ahora tienes muy buenas amigas. Y seguro que Jo estaría feliz de que las tengas con todo lo que has pasado. No llores.

—Nunca le dije cuánto lo apreciaba...

—Él lo sabía.

—Pero nunca se lo dije.

—Pero se lo demostrabas.

—Dami, gracias por ser mi amiga —ella correspondió mi sonrisa sumando una palmada en mi hombro, más simplemente me dejé llevar por el deseo de abrazarla. —. Y por cuidarme siempre.

—Gracias a ti.

—¿También lo extrañas? —pregunté una vez tomamos distancia.

—Tal vez, tal vez... Estás muy sentimental.

Reí leve y luego nos quedamos en silencio esperando a que todas volvieran. Por suerte no tardamos nada en buscar mi mochila y dejar la nota en el cuaderno.

El recorrido hasta el decierto fue muy animado, en especial por que cada una tenía alguna razón que las emocionaba para pasar al otro lado. Bora se veía bastante tranquila en comparacion a Gahyeon. Seguía sin saber por qué tanta emoción por un pez especificente pero se veía tierna.
La peliceniza había tomado mi mano sin permiso esta vez por lo que cada vez que se emocionaba con algo me arrastraba un poco.
Dami había adquirido el extraño hábito de jugar a tener bigote con el pelo de las demás. En especial con el de Siyeon por su color tan exótico... Fue la primera vez que la vi ser tan tierna.
La peliazul estaba emocionada por su gran semejanza al carácter de un lobo por lo que estaba ansiosa por ver uno; aunque me preguntaba si sabía lo riesgoso que era acercarse a esos animales. Handong me dijo que estaba ansiosa por ver todo desde otro lugar; por tener una perspectiva más viva de todo. Ella acompañaba mi paso tranquilo entre el bullicio de las demás por lo que era fácil conversar. 

Hasta que llegó el momento en el que saqué el piri de mi mochila. Toqué las siete notas y el cegador portal se abrió desde aquel aro gigante en medio del desierto. Tal parecía que era momento de volver a casa... Estaba neviosa por lo que fuera a pasar luego. ¿Cuándo tiempo había pasado desde que entramos? ¿Un dia, una semana, meses, años? La única forma de saberlo era saliendo de este extraño lugar. Debía ser valiente y enfrentar lo que sería mi vida de ahora en adelante. La partida de Jo seguro era una oportunidad para tener más amistades. Y eso era bueno ¿Verdad?

Dami fue la primera en pasar, le siguió Handong, luego supuse que Gahyeon por que en cierto momento ya no la vi. Le tocó a Siyeon y luego a Bora. Yo iba a ser la última así que era el turno de Yoohyeon.

Ella se detuvo antes de pasar y me miró a los ojos luego de parase frente a mi. Tal como había hecho en el laberinto. — JiU unnie, sé que no recuerdas muchas cosas, y que hay otras que no terminas de entender... Pero creo, en realidad deseo, que todavía sientas las mismas cosas que antes... En especial las que sentías por mi. Si todavía lo recuerdas por favor no me rechaces.

—No siento lo mismo, Perdón... Realmente tengo una sensación horrible por eso ya que todas parecen tenerme un gran cariño, en especial tú. Es un afecto que aún no puedo corresponder por mucho que quiera.

—Gracias por decir la verdad, unnie. — Luego de esa tierna, aunque también triste, sonrisa me besó. Apoyó sus labios en los mios formando una caricia ligera como pluma.
Era una sensación nueva, rara en cierto punto, pero suave y agradable. Me generaba demasiadas incógnitas en la cabeza para los pocos segundos que duró.

Sus ojos tenían miedo, eso era evidente pero también satisfacción. Seguro por quitarse un peso de encima y me preguntaba qué clase de expresión estaba haciendo para provocar su risa. Pero antes de que pudiera hablar ella se fue dejándome sin más opción que seguirla.

Ahora tocaba saber qué nos sucedería en el futuro; y disfrutarlo lo máximo posible.

.
.
.

5/7/2020

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro