Una vez que volvimos al laberinto, pude confirmar que Siyeon y Bora eran pareja, que la más bajita medía como 10 centimetros menos que yo y que realmente gritaba mucho. Tres de cada cinco palabras eran un innecesario grito. También hacía bromas, era animada e igual de descuidada que su... novia. Aunque tenía un comportamiento algo más elegante, un paso ligero pero que llamaba la atención. Postura erguida, hombros atrás, cabeza en alto, con cierto aire de sensualidad. Probablemente lo sabía, algo en su mirada reflejaba confianza. Podría recordarme a algunas vampiresas de leyendas vampiricas y a su vez tendría una extraña novela romántica entre una vampireza y una especie de mujer lobo. Eran tan extrañas.

Ella me trataba como si yo entendiera todo, lo que curiosamente me había ayudado a descubrir un par de cosas más. Al parece ella y yo teníamos un tiempo de creación similar, seguía la peliazul, luego Han Dong, Yoohyeon, Yoobin y Gahyeon. Eso quería decir que ese también era el orden de las menos a las más afectadas por ese ser. Decía que yo tenía una personalidad similar a la suya, que éramos amigas y que, me gustara o no, lo seguíamos siendo. Además, en todo el tiempo que estuvo cautiva contra el árbol había escuchado varias cosas sobre Él y Yoohyeon, ya que para controlarte debía estar conectado a tu mente y eso daba algunas rendijas para obtener información.—Ese era un dato sumamente interesante— También decía que estaba preocupada por la chica del espejo, ya que la torturaba al atacar su mente. No sabía qué exactamente pero parecía repetirlo una y otra vez. Probablemente queriendo debilitarla para tomar el control total sobre ella.

—En cierto punto Yoohyeon comenzó a quedarse callada, parecía ya no poder luchar contra El.—suspiramos. Ella propablemente preocupada, yo impaciente por llegar.

Gahyeon iba al frente junto a Siyeon, guiándonos a través de los confusos senderos del laberinto mientras reían y bromeaban. Le seguiamos con Bora mientras que Dami y Dong nos seguían calladas. Estaba deseando unírmeles ya que mi "amiga" no dejaba de hablar, yo prestaba atención por si decía algo importante pero en su mayoría sólo escuchaba un imparable "Bla bla bla". No quería ser descortes al ignorarla pero, en cierto punto, mi atención se fue directamente a la espalda de la menor del grupo. Su vestido negro parecía húmedo, pegado a su piel. Aunque su largo cabello hacía un excelente trabajo ocultando ese casi imperceptible detalle. Y no podía atribuirlo a caminar durante altas temperaturas, aquí parecía que hacían unos 25°c, promedio, aburrido. No me sorprendía.

Aceleré el paso para estar cerca y corrí su cabello sin ningún tipo de discreción, esperaba una buena explicación sobre por qué los volados blancos en su cuello estaban teñidos de rojo. Ella se volteó rápido dándome un manotazo para alejarme y volvió a ocultarlo con su pelo mientras sus ojos reflejaban miedo.

—¿Qué es eso?

—Es mi castigo por abrir la boca —bajó la mirada, está vez demostrando con su rostro el dolor que sentía. Lo que me recordaba que de un momento a otro mis brazos dejaron de arder. Era extraño. —. El me castiga cuando digo algo importante, cuando revelo información sobre él. Pero no me importa soportarlo ahora que estamos todas... 

Por un momento sentí muchas ganas de abrazarla, estaba totalmente agradecida por lo que estaba haciendo y algo apenada por dudar de ella cuando estaba sufriendo en silencio. Bora se me adelantó, al igual que Siyeon y Dong. Yo saqué una de las botellitas con agua bendita, tomé la daga y le encargué el pelo a SuA. 

Lo mejor era descubrir su espalda para limpiar los millones de tajos rojos sobre su piel ensangrentada. En especial los que estaban recién abiertos y derramando gotas sin cesar. No estaba segura de si las infecciones existían en este extraño lugar pero que dijera que se sentía mejor fue suficiente para dejar el agua y las vendas improvisadas —hechas con tiras de mi capa— arriba de todo. La volvería a curar si hacia falta. Si lo necesitaba para sentirse mejor.

Bora le hizo jurar que no diría una sola palabra más de no ser "total y absolutamente necesario" porque no hacía falta que sufriera si la información no valía la pena. Fue un gran alivio que cumpliera con ello apenas nos plantamos frente a ese enorme castillo gris que parecía caerse a pedazos.

 Las altas puertas de madera estaban llenas de hoyos y se veían demasiado desgastadas, mejor dicho maltratadas. De ellas nos separaban tres grises escalones, decorados con moho verde casi negro, igual que cada ladrillo, cada esquina, incluso parecía comer el piso. 

Frente a notrosas solo estaba la torre n°1, la más baja de todas.

Bora aseguraba que ahí estaba la sala del trono, y que Yoohyeon estaría ahí. Teníamos que hacer un plan rápido y entrar, era obvio que ella y El sabían que estabamos aquí.

—Necesito tocar su cabeza —susurré, mientras miraba los circulos y rayas que había dibujando en la tierra.—. Ustedes la rodearan para que no escape. 

—Bien, yo quiero estar a sus espaldas —señaló mi "amiga" su lugar en el gráfico.—. Siyeon a mi derecha, Dongie a mi izquierda. Gahyeon y Yoobin cubriran el frente. Y lo mejor es que estemos cerca.

—Pero voy a nececitar que tomen un lugar a la derecha antes. Si cada una tira un poco de sal mientras camina a su lugar vamos a poder encerralo.

—Lo hacen sonar muy siemple. ¿que tal si apenas nos ve huye?—Dami tenía razón.—Siquiera estamos seguras de que esté ahí.

—Debe haber otras entradas, las paredes estan rotas así que... Yo entraré primero con Dami Y Siyeon. Bora y Handong, no, Handong y Gahyeon vayan por la derecha, Bora por la izquierda. Ahora hay que buscar esas entradas lo más rápido posible y volver aquí.

—Minji.—Miré a Bora, parecía preocupada.

—¿Si?

—No importa lo que diga Yoohyeon, ella te ama. Así que no dejes que lo que te diga te haga creer cosas falsas de ti. Eres una gran guardiana.—Asentí intentando recordar aquello para preguntar después. Era fácil, 1 Yoohyeon me ama, 2 soy guardiana, 3 ¿qué es ser guardiana exactamente?

—Hey flojas, la entrada por la derecha ya la encontramos.—Siyeon parecía ser una persona animada aún en situaciones tensas, me agradaba.

—Pff no me digas floja, pulgosa, yo estoy segura de haber visto una mientras veníamos.—Bora también se veía animada, me ayudaba a sentirme menos preocupada. Si podían molestarse en un momento así, no todo era tan malo.

—Entonces estamos listas. Solo siganme ¿si? Y disculpen, no soy muy sutil. Por cierto ¿todas tienen sal?

Me enseñaron las pequeñas bolsitas con sal y nos separamos. A la cuenta de 3 teniamos que entrar nosotras. Respire profundo y empecé a contar.

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17/6/2020