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•*2*•

— A pesar de que él me hirió, pudo resistir a sus instintos al ver a Muichiro. Se que es un peligro traerlo aquí ya qué Kibutsuji Muzan mantiene monitoreados sus demonios, pero lo ví necesario. Yuichiro es diferente. — Afirmó la fémina estando sentada a un lado de su esposo mientras que ambos bebían té. Kagaya acercó su mano derecha a la mejilla izquierda de su esposa, sintiendo la venda que tenía en esta, el era ciego y no podía ver el daño que el demonio le causó. A un lado de su padre estaba sentado Kiriya, su único hijo varón y el tercero en nacer, a un lado de su madre estaba Hinaki, su hija mayor.

— Confío en ti y creo en ti, si crees que Yuichiro es especial tomare el riesgo yo también. Hace un tiempo Kanae, la pilar de las flores me pregunto que si yo creía que alguna vez los humanos y demonios podríamos convivir juntos, no sabía que responderle, pero Yuichiro parece ser prueba de que es posible. Creo que ya se que responder. — El azabache le sonrió a su esposa ampliamente— Tengo un buen presentimiento sobre él.

— Debemos tener cuidado con él, intentó lastimar a su hermano y logró lastimarme a mi, aunque calmó su hambre esta aún es existente, y esta crece y podría llegar a enloquecer. No estoy segura si a decorado a alguien anteriormente, aunque lo dudo. — Explicó la mujer tomando un sorbo de su té.

— ¡Madre, padre! ¡Yuichiro -san a despertado! — Indicó Kuina entrando a la habitación de toda prisa. Amane ayudó a levantar a su esposo y lo guió hasta la habitación donde dormía con anterioridad el demonio, en el marco de la puerta se asomaban Nichika y Kanata viendo hacia adentro.

Cuando llegaron a la finca mariposa fueron atendidos por Kochou Kanae, pilar de las flores y líder de la finca mariposa. La hashira se preocupó al verlos en dicho estado, sobre todo de lo deplorable que se encontraba el niño. Kanae le pregunto a Amane que había sucedido, esta respondió que fueron atacados por un demonio, no entró en detalles. La mayor de las Kochou pidió a la Ubuyashiki que dejara al niño en la finca mariposa en observación mínimo hasta que despertara, ella accedió preocupada por la salud de Muichiro, la pilar de la flor quedó en avisarle personalmente cuando despertara y como lo veía.

Se apresuraron a llegar a la habitación donde se quedaba el Tokito. Cuando llegaron el azabache estaba mirando a la ventana, ya no gruñía ni actuaba como un animal salvaje como antes. Amane lo había cambiado para lavar su yukata llena de sangre, ahora vestía un pantalón hakama café clarito y una yukata azul fuerte, casi negro, ellos procuraban guardar ropa en caso de encontrar algún niño herido o similar a causa de demonios.

Yuichiro volteó detrás suyo viendo como entraba la mujer que había herido anteriormente y un hombre con una cicatriz extraña en el rostro, este parecía estar ciego. Se tensó un poco agarrando fuertemente la madera del marco de la ventana, se sentía culpable por haber lastimado a aquella amable mujer.

— Así que tú debes ser Yuichiro. Mucho gusto. Me llamo Ubuyashika Kagaya, y ya debes conocer a mi esposa, Ubuyashiki Amane. — La voz de aquel hombre era dulce y reconfortante, se sentía tan paternal, casi como un abrazo o consuelo de tú progenitor. Aquel sentimiento de nostalgia recorrió su cuerpo haciendo que su corazón diera un vuelco y volteara casi de inmediato a ver a aquel hombre. Se sentía desconfiado, no respondió.

No recordaba mucho, lo único era el día anterior, y esos recuerdos estaban muy borrosos para él. — ¿Y Muichiro? ¿Donde está el? Quiero a mi hermano. — Dijo con voz necia arrugando su entrecejo haciendo un ligero mohín. Amane miro algo sorprendida al demonio, juraba que él no podía recordarlos y por eso los había atacado, pero le veía más sentido del porqué freno su ataque.

— ¿Recuerdas... todo? — Cuestionó anonada, el demonio la miro por un par de segundos para responder.

— No se que sea "todo", solo recuerdo a Muichiro, solo se que así se llama y que es mi hermano. ¿Donde está? Quiero verlo. — Dijo de forma autoritaria viendo hacia a todas partes. Pequeños fragmentos del día anterior dieron a su mente, cerró fuertemente los ojos y apretó su quijada mostrando su dentadura, dirigió sus manos a su cabeza. Recuerdos no agrádenles nublaban su mente, vio como su hermano estaba tan herido, como terminó por herir a Amane, y como intentó lastimar a su hermano. No entendía por qué había terminado por herir a esa mujer o porque su hermano estaba tan lastimado y el intentó herirlo más, no entendía tampoco porque cuando rasguñó a Amane fueron tan profundos los rasguños o como logró moverse de esa forma, no sabía cuales fueron sus razones para herirlos, estaba muy confundido. — ¡¿Lo lastime?! ¡¿Donde está el?! ¡Quiero verlo! — Su voz sonaba tan alarmada y desesperada. Miro asustado a las personas frente suyo temiendo lo peor.

— No, él está bien. Tú no lo lastimaste. Está siendo atendido por un doctor ahora mismo. — Yuichiro soltó un suspiro de alivio en cuanto escuchó la voz de aquel hombre, se sentía más tranquilo.

— ¿Puedo verlo? ¡Quiero verlo! — Insistió con voz algo alarmada aún manteniendo sus distancia de esas personas, Kagaya negó con la cabeza.

— Me temo que no, está lleno de cazadores de demonios — Indico el patrón con voz calmada

— ¿Cazadores de demonios...? — Musitó el demonio viendo a la nada, era absurdo, los demonios no existen, ¿y que si iba ahí? No tenían el porqué hacerle algo. Una ligera migraña se apoderó de su cabeza soltando un jadeo de dolor, sentía que debía recordar algo, pero, ¿qué?— Gh...

— Yuichiro, ¿te encuentras bien? — Preguntó la mujer claramente preocupada

— Me duele mucho la cabeza — Se quejó el menor lo cual confundió a lo mayores, se sabía que los demonios no podían sentir dolor por su regeneración y resistencia inhumana, puede ser que sea por no haber comido humanos aún y por eso le dolía. — ¿Por qué no puedo ver a mi hermano? — Insistió el menor ya algo enfadado ignorando su dolor de cabeza. Oyakata-sama se acercó al niño demonio el cual se alejó ligeramente hasta chocar a la pared, el adulto posó su mano sobre la cabeza del menor y la acarició con suavidad.

— Pareces no saberlo, eres un caso excepcional. — Lo dicho por el mayor confundió al niño, más no dijo nada. — Puede ser difícil de asimilar, pero tú te has convertido en demonio. Existen los cazadores de demonios que se encargan de exterminarlos. Un demonio cuando recién es convertido sabe que es un demonio, sin embargo, contigo no es el caso. — Explicó de forma serena el patrón de los cazadores de demonios.

— ¿P-por que los exterminan...? — Preguntó asustado viendo con inocencia al mayor, esta aura fue detectada por el, Yuichiro más que un demonio era solamente un niño asustado y confundido con al mentalidad de 10 años o incluso menos. El adulto seguía acariciando su cabello suavemente causándole una sensación de comodidad y seguridad.

— Veras mi niño, los demonios antes fueron humanos, recibieron sangre de demonio en unas he sus heridas, así se crean los demonios. — El niño escuchaba atentamente lo que decía el Ubuyashiki algo preocupado— Como todos los demás seres los demonios necesitan alimentarse para reunir energías... —  Hizo una pisa sin saber cómo reaccionaría el menor — Los demonios se alimentan de humanos — Dicha información le cayó como un balde de agua helado a Yuichiro.

Yuichiro abrió los ojos con incredulidad, sintió una descarga eléctrica recorrer todo su cuerpo. Pronto la sorpresa se convirtió en miedo, miedo de sí mismo. Se sentía muy perturbado y angustiado, el era un demonio, una criatura que se alimenta de humanos. Rápidamente se alejó del hombre que con sinceridad y cariño acariciaba su cabeza y se quedó en la esquina de la habitación. No quería herir nadie, mucho menos asesinar a alguien. Su respiración era agitada, miro sus manos y se percató de sus uñas, estas eran más largas y filosas, además tenían un color azul o menta, busco con su vista en su cuerpo checando si ese no era el único cambio que tenía en su transición de humano a demonio, recorrió su lengua en la parte superior de su dentadura sintiendo los caninos notablemente grande su afilados.

— Yuichiro, intenta calmarte — Pidió amablemente la mujer intentando acercarse al niño pero este se alejó con temor.

— Hijo mío — La tranquilidad en la voz de patrón lo relajaba disminuyendo ligeramente la tensión en su cuerpo. — Se que te encuentras asustado por lo que te acabo de decir — Igualmente el hombre de cicatriz intento acercarse a él — Pero a diferencia de los demás demonios tú lograste resistirte a tu instinto, muy pocos logran eso — Conforme el hombre se acercaba Yuichiro se tensaba aún más, miro hacia un costado, no había nadie más que unas niñas que parecían menores que él. Corrió fuera de esa habitación dejando a la familia atrás, más no salió de la casa, no tenía a donde ir.

— Yo lo buscaré — Se ofreció la mujer albina saliendo también de la habitación. En ningún momento escuchó alguna puerta abrirse, así que asumió que el chico estaba cerca, en alguno de los salones con puerta abierta. Busco debajo de algunas mesas y muebles, también abrió uno que otro armario y alacena, pero no lo encontraba. — ¡Yuichiro! — Exclamaba una y otra vez pero no había resultados. Suspiro pesadamente, no parecía haber resultado.

— Madre, Yuichiro-san está sentado en el pórtico. — Avisó el único de sus hijos, Kiriya.

— Arigato, Kiriya— Dejó escapar otro suspiro pero esta vez de alivio y salió al pórtico, notó que una de las ventanas estaba abierta y supuso que por ahí salió. Había procurado hacer el más mínimo ruido, pero el demonio aún así la detectó y se levantó parar irse. — ¡Yuichiro, espera!— Exclamó la mujer haciendo que el niño dude un poco en irse. — Tranquilo, se que estás preocupado, pero no es razón para que tú huyas, podemos ayudarte. — Aseguró la de ojos ciruela

— Pero soy un demonio, y ustedes dijeron que los demonios comen humanos, y yo te lastime... ¿Y si lastimo a mas personas? — La preocupación y el miedo eran notorios en su voz, la mujer se acercó a él y lo tomó del hombro.

— Se que no lo harás sin razón alguna, estoy segura. — Alentó la mujer con una voz calmada.

— ¿Y si lastimo a mi hermano? — Sus ojos no reflejaban más que preocupación. El niño cruel y terco que conoció alguna vez parecía a verse esfumado, aún así parte de su personalidad aún estaba presente. Si lo pensabas bien, parecía casi como si en momentos actuara un poco con la personalidad de su hermano menor, Muichiro.

— No creo que la hagas — Aseguró — Ven, entremos a la casa, mi esposo y yo hablaremos contigo. — La mujer soltó el hombro del niño y extendió su mano, este lo dudo pero la aceptó.

Amane entró nuevamente a la finca tomando la mano del niño, sus hijos ya se estaban alistando para dormir. Regresó a la habitación que compartía con su esposo, este estaba sentado de rodillas sobre el futón.

— Veo que ya regresaste, hijo mío — Yuichiro solo asintió con timidez y nervios. La fémina soltó la mano del demonio y se sentó a un lado de su esposo, el azabache confundido solo se sentó dudando un poco enfrente de ambos. — Tu no eres el único demonio que no ataque humanos, más si eres el único registrado que no a devorado ni un humano por el momento. Es muy difícil que un demonio se aferre a su humanidad, pero tú demostraste lo contrario. Conozco a una demonio, se llama Tamayo, ella es amiga mía. — El niño lo veía poniendo suma atención a lo que decía. — Tamayo busca la forma de revertir la transformación de un demonio convirtiéndolos de nuevo en humanos. Si alguien puede ayudarte es ella. — Aseguró — Le enviaré una carta contándole tu caso e invitándola a venir, aunque sea muy peligroso para ella encontré una forma de facilitar su llegada.

— ¿Ella... como puede ayudarme? — Cuestiono desconfiado.

— Ella a modificado su cuerpo para consumir la mínima cantidad de sangre humana posible, incluso logró zafarse de la maldición del rey de los demonios. — Eso que dijo sorprendió un poco al ojiverde, pero también lo confundió con respecto a lo que mencionó de la maldición. Antes de que él pudiese comentar algo, Amane empezó a hablar.

— Los demonios tienen tres debilidades, las flores de glicinias, la luz solar y que le corten la cabeza con un arma especial llamada "nichirin". Por tu seguridad mientras tu estancia en la finca Ubuyashiki pasarás el día en tu cuarto, el cual será adaptado para evitar la luz solar, de noche se te permitirá salir. La casa está rodeada de glicinias así que por ello no podrás salir del patio, y si deseas salir de la casa mejor pide permiso ya que constantemente hay cazadores de demonios merodeando por aquí. Si tienes hambre avísame, ¿okay? Te daré algo de mi sangre. — Explicó con serenidad la mujer, el niño asintió, pero realmente no pensaba pedirle sangre.

— ¿Por qué hay cazadores cerca? — Preguntó algo asustado el demonio.

— Yo soy el líder de los cazadores de demonios. Aunque nuestra asociación se dedica a exterminar tu especie, he decidido tener una excepción contigo y la señorita Tamayo y su acompañante.

La pilar de las flores cuidaba del pequeño niño que la esposa de Oyakata-sama había traído, estaba inconsciente y tenía muchas heridas. Le incrementaron suero por sus venas y ya todas sus heridas estaban tratadas correctamente, le habían dado algunos antibióticos y analgésicos, solo faltaba que el niño despertara. Por lo que había dicho la albina, el niño fue atacado por un demonio y quedó en tal estado, Amane no respondió de forma concreta a las heridas de ella, a lo que supuso que el demonio seguía ahí cuando ella llegó. Se arrodilló a la derecha de la cama donde estaba el niño, apoyó su brazo derecho en la orilla de la cama para apoyar su cabeza en este mientras veía al niño dormir. Soltó un gran suspiro, a diferencia de la mayoría de cazadores, ella creía fielmente y tenía la esperanza de que algún día los demonios y humanos pudieran convivir en paz, después de todo, no eran tan distintos, ellos también mataban a otros seres para su supervivencia, y aunque no era muy notorio o muy relevante entre su misma especie los humanos hacían cosas atroces e injustificables. Realmente los cazadores de demonios no hacían justicia, la humanidad solo buscaba una forma de sobrevivir en la cadena trófica.

Su cuervo entró en la habitación avisándole de una misión, su ave kasugai en particular tenía un pequeño collar con una mariposa de las mismas tonalidades que ella tenía en su cabello, acarició la frente del niño y sonrió dulcemente para dirigirse a su habitación por su espada. Su hermana menor Shinobu estaba en una misión, por lo cual en la finca solo quedaban sus hermanas pequeñas adoptivas Kanao y Aoi, ambas tenían trece años.

— Oh, Aoi-Chan, Kanao-Chan. — Se dirigió a ellas que estaban en la cocina preparando su comida, Kanao ayudaba entregándole las cosas, después de todo se lo pidió de favor y ella lo tomó como una orden directa, le entristecía que la niña solo siguiera órdenes en vez de a su corazón, pero estaba segura que un día llegaría un joven y la sacaría de la oscuridad.

— Kanae-sama, estamos preparando ya la cena — Hablo en un tono formal Aoi.

— Es mucha formalidad, Aoi-Chan — Rio suavemente la ojilila — Tengo que ir a una misión, ¿pueden quedarse solas o le pido a un kakushi que las cuide?

— ¡Nosotras podemos cuidarnos solas! ¿Verdad, Kanao? — La ojiazul miro a su compañera, esta lanzó su moneda y al ver el resultado negó con la cabeza, provocando otra risa de Kanae.

— Bien, les confío la finca a ustedes — Dijo cantarina viendo a ambas menores — Kanao, si tu crees que no pueden solas pídele a mi cuervo kasugai que le hable a alguien. Mi cuervo se quedará con ustedes, ya tengo las indicaciones. — Kanao asintió, después de todo era una orden. La Kochou sonrió y acarició la cabeza de ambas pelinegras para despedirse sacudiendo su mano y partiendo a su misión, afortunadamente era "cerca" de ahí, a una hora del pueblo donde vivían.

La misión le tomó casi cuatro horas era un demonio de las  lunas demoniacas, más específica una luna inferior, pero Kanae es una de las pilares más habilidosas de su generación así que no fue mucho problema. Había recibido la misión algo temprano, más el camino hacia el pueblo se sumó dando en resultado las 4:45 am el regreso a su finca, por los heridos que habían en la finca no le habían encomendado misiones tan "pesadas". Cuando llegó no espero ver a nadie levantado, después de todo Aoi y Kanao son solo niñas. Entró en silencio a la finca, pues no quería despertar a nadie.

Se dirigía hacia su habitación pasando por los pasillos donde habían consultorios y algunos cazadores descansando. Una vez que llegó al área "familiar" (una forma a la que ella se refería a aquella parte de la finca, ya que estaban varias habitaciones personales y donde dormían ella y sus hermanas, como una pequeña casa dentro de ese "hospital") sintió como alguien jalaba la manga de su haori desde atrás, volteó mirando sobre su hombre derecho viendo a la pequeña Kanao. — Ara-ara, Kanao, deberías estar dormida en estos momentos. — Comentó de forma tranquila volteando su cuerpo totalmente a donde estaba la menor y poniéndose de cuclillas para acariciar su mejilla con cariño.

La niña como era de esperar no respondió, pero la mayor de las Kochou sabía que algo la inquietaba. — Dime que sucede, cariño — Pidió de una forma un tanto maternal mientras seguía acariciando su mejilla. La niña con duda tomó su moneda que le había dado anteriormente y la lanzó al aire, la tomó entre sus manos y vio su resultado. Cara en esos momentos significaba contarle lo sucedido, cruz era llevarla directo al problema. Hacía tal vez una hora se despertó para ir a tomar agua, así que tenía que pasar por la enfermería hasta llegar a la cocina (que estaba cerca del área médica), cuando regresó escuchó ruidos de una habitación, lanzó la moneda y al ver el resultado se abrió paso al cuarto, se encontró con una niña sentada en la cama, era la única paciente de la habitación, tenía la pijama o ropa que le entregaban a los heridos, así que asumió que era alguien herido. "Ambas" se quedaron mirando un largo rato, "ninguna" decía nada. La "niña" retiró la aguja de su vena e intentó levantarse de la cama, pero sus piernas fallaron y se estrelló contra el suelo, asumió que por sus heridas, la "niña" al no poder levantarse se acostó en el suelo. Kanao lanzó su moneda, cara era decirle a Aoi, cruz esperar a una de las hermanas Kochou, salió cruz.

El presente nuevamente salió cruz, sin decir nada tomó la mano de su hermana Kanae y la empezó a jalar obligando a la mayor a levantarse y seguirle. La pilar de las flores no entendía lo sucedido pero pensó que era algo urgente, llegó al área de enfermería, pensó que era algo que se trataba de los heridos, pararon en la puerta de una habitación, la niña recorrió la puerta de madera corrediza y entró dejando ver a una "niña" azabache acostada en el suelo, claro, solo Kanao pensaba que era una niña.

— Ara-ara, muchas gracias Kanao — Acaricio su cabeza una vez que la menor la soltó, ella asintió. — Así que ya despertaste, ¿te encuentras bien? Dime que te duele — El niño no respondió, solo vió a ambas hermanas. Kochou miró al niño, era obvio que se había desconectado del suero — Ara, no debiste quitarte la manguera intravenosa, se que duele pero te la puse por tu bien. — Se acercó calmada al niño poniéndose en cuclillas. — Tu cuerpo está muy herido, me sorprende que te hayas podido levantar, no debiste hacerlo, te pudiste lastimar aún más — Con cuidado y delicadeza cargo al niño en brazos y lo recostó. Kanao siguió a su hermana, no había recibido ni una orden de irse. — Dime, ¿como te llamas? No me dijeron tu nombre. — Pidió dulcemente sonriéndole al niño para darle más confianza.

El niño no respondió, asumió que era muy tímido o que estaba asustado. Después de casi minutos de estar en silencio el ojimenta abrió la boca, más no emitía ni un sonido preocupando a la mayor, por un momento pensó que era mudo, pero lo descartó al escuchar su voz — ... Y-yo — Tartamudeó un poco — ... No lo se— La mirada de la hashira expresaba preocupación, lo primero que llegó fue que era un mecanismo de defensa de su cerebro para mantener su "salud emocional" bloqueando un posible trauma, también cabía la posibilidad de un golpe en la cabeza pero no tenía ni una lesión, solo algunas cortadas, pero nada grave como para causar amnesia por esa razón. Por lo que Amane había dicho fue atacado por un demonio, la albina tenía algo de prisa, aunque eso no lo expresó, pero por lo mismo olvidó mencionarle a la hashira el nombre del niño. La Ubuyashiki no entró en detalles sobre el ataque del demonio, pero tenía entendido que ningún cazador fue ahí, así que el niño quedó solo en eso. Sus heridas eran de tres o cuatro días de anterioridad, asumió que el ataque fue días antes, por el "buen" estado que tenía el niño después del ataque concluyó que alguno familiar suyo estaba con él y lo protegió, posiblemente ese sea el trauma que su cerebro quería bloquear. Pero algo no cuadraba y eso eran las heridas de Amane, que habían sido justo el día anterior. La médica había quedado en que le avisaría a los Ubuyashiki del estado del niño en cuanto despertara, ya que ellos querían que pasara su recuperación en la finca de Oyakata-sama, no lo negó, pero aprovecharía para ir por respuestas.

— Umh... bueno. Me llamo Kochou Kanae, parece que tienes amnesia. Descansa, pequeño, mañana pasaré nuevamente. — Dijo la hashira acariciando la cabeza del niño, el cansancio más el dolor provocó que el pequeño cayera rápidamente en brazos de Morfeo, la cazadora aprovechó para volver a conectar el suero al niño.

Ambas hermanas se dirigieron nuevamente a sus respectivas habitaciones, pasaban de las 5 am. — Kanao, ¿quieres dormir conmigo? — La niña no entraba a su habitación compartida con Aoi, sabía que la pregunta ni la respondería ni positiva ni negativa, pero asumió que su respuesta sería positiva. — Durmamos juntas — Para la niña eso era una orden, aunque para ella lo que prefería no tenía importancia ni relevancia, en el fondo sabía que eso quería. Kanae tenía camas incluyendo para ella y sus hermanas, pues ella las consideraba más cómodas, cargo a la niña y la arropó ahí, tomó una yukata de pijama y fue al baño a cambiarse para luego meterse en la cama junto a su pequeña hermana para dormir.

[6:30 am]

Kanae despertó al sentir los cálidos rayos del sol en su cara. Bostezó mientras se sentaba y estiraba sus brazos, notó que Kanao seguía dormida, así que acaricio su cabeza y la volvió a arropar. Se cambió a su uniforme de cazador (uno limpio, claro), su haori estaba algo sucio, lo lacaría después, peinó su largo cabello y adornó con dos broches de mariposa. Cerró las cortinas, Kanao estaba desvelada al igual que ella, así que no la despertaría. Salió de su habitación encontrándose con Aoi, ella tenía un pantalón hakama azul y una yukata celeste, aunque el "uniforme" que usaban en la finca mariposa era un vestido blanco, la niña ojiazul entrenaba arduamente para ser una cazadora.

— Buenos días, Kanae-sama — Saludo la niña

— Buenos días, Aoi-Chan. Ya te he dicho muchas veces que no es necesaria mucha formalidad. — Sonrió dulcemente.

— Lo se, pero usted es una pilar y aparte me está entrenando. — Explicó la menor

— Aún así no es necesario, yo te veo como mi hermana menor — Sonrió dulcemente acariciando su cabeza provocando un ligero rubor en las mejillas de la preadolescente.

— A-Arigato... — Murmuró avergonzada y alegre.

— Y dime, ¿ya elegiste una respiración? — La niña de broches azules asintió — ¡Muy bien! ¿Cual?

— La respiración del agua. — Sonrió inflando el pecho orgullosa de si misma

— Umh... — La mayor parecía pensarlo un poco — ¡Entonces buscaremos un instructor de la respiración de agua! — Exclamó alzando una de sus manos sonriendo ampliamente.

— ¡Arigato gosaimas, Kanae-sama!

— No tienes que agradecer, Aoi.

— Una pregunta, ¿y Kanao? No estaba en nuestra habitación. — La chica ladeó la cabeza confundida.

— Kanao durmió conmigo, cuando llegue de mi misión ella seguía despierta — No entró en mucho detalle para no hacer grande la historia.

— Oh... ¿Y Shinobu-san cuando llegará de su misión? — Preguntó curiosa mientras empezaba a avanzar al igual que Kanae.

— Ella dijo que en unos días, estaba lejos y era un poco complicada, espero que esté bien. A pesar de ser mi tsuguko y que compartamos misiones juntas, se ha hecho más independiente desde que le enseñe la respiración del insecto. ¡Al parecer es muy efectiva! ¡Mi hermana de esta esforzando para ser una gran hashira! — Canturreó orgullosa pro la ojivioleta

— Usted es increíble, Kanae-san. ¡Creó una respiración a base de venenos! — Exclamó con admiración viendo a la hashira.

— Te lo agradezco mucho, Aoi. Si quieres algún día te puedo enseñar a hacer venenos a base de glicinias también. — La niña asintió alegre.

(Nota: canónicamente Kanae si invento la respiración del insecto especialmente para su hermana. Contando esto y que mantuvo a Douma hasta el amanecer es una hashira muy poderosa, me atrevería decir que fácilmente más que Rengoku o incluso Tenguen, estando en mi punto de vista al nivel de Tomioka o Iguro.)

Aoi-Chan, hoy estaré algo ocupada, pero haré mi mayor esfuerzo para tener tiempo de entrenarte. En mi opinión ya estás lista para aprender una respiración, tu cuerpo ya está preparado, te enseñaré la respiración de concentración total como mi última lección como tú sensei, tu futuro sensei te enseñará solamente las bases y las posturas de la respiración del agua. — Explicó Kanae dirigiéndose a la sala de enfermería.

— ¡Se lo agradecería mucho, Kanae-sama! — La puberta sonrió emocionada, la mayor río entre dientes.

— Aoi, me gustaría ayudarte a hacer el desayuno para los cazadores, pero tengo un paciente muy importante que atender y tengo que ir a la mansión del patrón. — Explicó la mayor.

— No importa, Kanae-sama, se que está ocupada — Ambas féminas se dirigieron a hacer sus respectivos trabajos, Kanae checo el estado de cada uno de los pacientes de la finca, todos estaban bien, les comunico que no sabía si podía darles el entrenamiento de recuperación ese día, pero intentaría hacerlo, su prioridad era entrenar a Aoi y enseñarle la respiración de concentración total lo antes posible para que esté lista para cuando aprenda la respiración del agua.

Por último había dejado al niño misterioso, debí checar su estado, lo ayudaría a darse un baño y le cambiaría los vendajes, también le administraría medicamentos y trataría y buscaría la razón de su amnesia. — ¡Buenos días, pequeñín! — Canturreó la chica entrando a la habitación de forma alegre y energética, una forma de trasmitirle buenas vibras al niño, este ya estaba despierto y sentado en la cama. Ladeó la cabeza con confusión al ver a la joven dama entrar ahí, no sabía que hacía en ese lugar, o quien era la chica.

— ¿Quien eres? — Preguntó el niño manteniendo una expresión neutral confundiendo a la cazadora.

«Debió olvidarlo, era muy tarde cuando me presente»

Me llamó Kochou Kanae, estaré cuidando tus heridas y salud durante un tiempo. — Sonrió la mujer. Primero administró varios medicamentos, el niño en un inicio los escupió, pero después del tercer intento la Kochou logró que el niño la ingiriera. Después de aquello se dirigió a calentar algo de agua para bañarlo, alisto ropa limpia y seca, algunas toallas y las llevo al baño, también alisto vendas y alcohol para desinfectar y vendar sus heridas ya una vez secas.

Cuando todo estuvo listo cargo al niño sin ningún problema para llevarlo al baño y ayudarlo con la higiene personal, el niño por instinto abrazó el cuello de la mujer para evitar caer. — ¿Como te llamabas? — Preguntó nuevamente durante el camino al baño.

— Kochou Kanae — Respondió sonriente la mujer pensando en que realmente no pudo atención.

— Ah si, lo había olvidado... — Farfulló el niño con la mirada perdida.

Kanae dicho al niño con sumo cuidado posible, tallando suavemente su piel evitando lastimar aún más las heridas, el agua estaba tibia, así que no podía quejarse por el frío o lo caliente de esta. Sus heridas le ardían un poco por el agua y el jabón, causando muecas de dolor por parte del niño. — Tranquilo pequeñín, intentaré que la ducha sea lo más rápido posible. — Aseguró mientras tallaba la cabeza del niño, después enjuagó al niño con un balde de agua tibia volviendo a lavar su cuerpo siguiendo el ciclo, pero esta sería la última vez enjugando de forma definitiva al menor. Seco suavemente al niño con la toalla más suave que encontró y lo vistió nuevamente para luego enredar la toalla en el cabello del chico y cargarlo nuevamente. La hashira se encontraba empapada, sobretodo su pantalón, el niño no podía mantenerse solo parado y aunque lo sentó en una cuneta de madera al revés fue casi inevitable que ella se mojara. — Ara, me moje totalmente yo — Rio discretamente la mujer mientras peinaba al niño. — Iré a cambiarme, tú te quedas aquí, ¿mjm? — El niño asintió aún siendo peinado por la fémina. — Administrar el suero por vía intravenosa ya no es necesario, luego vendré yo a vendarte las heridas — Sonrío levantándose y sentando al niño correctamente en la cama.

— ¿Como te llamas? Olvide tu nombre — Preguntó nuevamente el niño causándole preocupación a la mujer.

«Está presentando síntomas disociativos»

Kanae — Sonrió amablemente la mujer, el chico asintió. La hashira tardó más de lo que esperó el chico, aunque a este ya se le había olvidado, la cazadora no había mencionado que aprovecharía para lavar sus dos uniformes y haori y tenderlos. Cuando termino de tender su ropa se encontró con Kanao, quien estaba sentada en un pasillo recibiendo el sol, eso hacía todos lo días.

— Buenos días, Kanao-Chan — La niña no respondió.

— Kanae-sama, Kanao, el desayuno ya está servido. — Indicó la de broches azules, ambas la siguieron.

— Iré a llevarle el desayuno al niño, desayunaré con él para hacer una que otra prueba — Indicó la médica llevando su plato y otro para el niño en una bandeja

— ¿Como se llama? — Preguntó Aoi curiosa

— No lo se, parece tener amnesia — La fémina se dirigió al cuarto donde se encontraba el más pequeño de sus pacientes.

— ¿Tu quien eres? — Preguntó el niño confundido viendo a la desconocida entrando.

— Me llamó Kanae — Respondió por cuarta vez la chica — Traje sopa miso para desayunar.

La mujer primero desinfecto y vendó cada herida que el tenía, la mirada del chico lucia perdida y vacía, sin alma. Después alimento al chico, aunque había comido muy poco, lo cual le preocupaba. — Iré por unas cosas, ahora vuelvo — Aseguró la mujer. Fue a su oficina la cual tenía un gran librero con muchos libros. Buscó alguno relacionados con lo que se enfrentaba y regresó al cuarto del niño. Su desayuno ya estaba frío, había priorizado al chico de puntas mentas pero no le importó. Se sentó en la cama a la derecha de la del niño y puso su comida en la comida de noche, y el libro a su izquierda, desayunando y leyendo.

"Los trastornos disociativos son trastornos mentales que suponen una desconexión y falta de continuidad entre pensamientos, recuerdos, entornos, acciones e identidad. Una persona que sufre trastornos disociativos escapa de la realidad de formas involuntarias y poco saludables, lo que causa problemas con el funcionamiento diario.

Por lo general, los trastornos disociativos aparecen en reacción a un trauma y ayudan a mantener los recuerdos difíciles controlados. Los síntomas, que pueden ir de la amnesia hasta las identidades alternativas, dependen, en parte, del tipo de trastorno que tengas. Los períodos de estrés pueden empeorar temporalmente los síntomas, haciéndolos más evidentes.

Los tratamientos para los trastornos disociativos pueden ser la terapia de conversación (psicoterapia) y los medicamentos. Si bien tratar los trastornos disociativos puede ser difícil, muchas personas aprenden nuevas formas de afrontarlos y llevan una vida saludable y productiva."

«Etto... No he observado del chico el suficiente tiempo para dar un diagnóstico aún, pero para ser esto lo que sucede, tendré que observarlo un tiempo, intentaré hablar con él. Por ahora debo avisarle a Amane-sama» La ojirosa miro al niño unos segundos para seguir desayunando dejando el libro cerrado, primero debía avisar que ya había despertado.

La ojirosa se dirigía a la finca de Oyakata-sama, le pediría permiso a este y su esposa de que el niño pase una semana en su finca o más para determinar la causa de su amnesia, aunque casi que tenía el diagnóstico. También debía preguntar por el nombre del niño, cuando atendió a Amane-sama no le había preguntado datos personales del niño y la mujer se fue rápidamente del lugar ya que tenía cosas que hacer. Le preocupaba más el estado mental que el físico del azabache, aún así ella haría su mayor esfuerzo por ayudarlo y guiarlo en el camino, el chico le causaba mucha ternura y le recordaba a su hermana Kanao.

Entró al patio de la finca sin ningún problema, este siempre tenía las puertas abiertas para entregarle a los cazadores de élite sus misiones y para atender uno que otro asunto. La fémina no tardó mucho para percatarse de que algo andaba mal, sentía una presencia un tanto extraña cerca del lugar, una presencia demoníaca. No le vio mucho sentido, era medio día, el sol estaba en todo su esplendor, ¿como un demonio sobreviviría a estas horas? ¿O como habría entrado con las glicinias rodeando todo el lugar? Sin embargo, arriesgarse, sabía perfectamente que Oyakata-sama no podría defenderse en caso de que un demonio realmente se encontrara en el lugar, el mismo lo dijo, el patrón de los cazadores intentó entrenar empuñando una nichirin pero su cuerpo colapsó en ese momento, era muy débil. Dirigió sus manos a la soba de su arma y dejó que sus instintos la guiaran, la presencia de aquel ser nocturno se sentía aún más fuerte cerca de la casa de los Ubuyashiki. Desesperadamente toco la puerta shoji, después de algunos segundos de estar tocando la puerta fue abierta dejando ver a una niña pelinegra de seis o cinco años de edad.

— Buenas tardes, Kochou-sama, ¿que la trae por aquí? — Preguntó la "niña" con un tono monótono viendo a la pilar.

— Hay un demonio aquí, con su permiso voy a pasar. — Antes de que el niño le respondiera la hashira se adentró a la casa con la única intención de proteger a su líder, al ver como actuó la "niña" pensó que no se habían percatado del demonio que se escabullía en su casa, así que vio como su deber el protegerlos de aquella amenaza. Se guió hasta una habitación, está estaba cerrada, puso su mano en el picaporte y cuando estuvo lista para abrir la puerta escuchó una voz detrás suya.

— Hija mía, no hay nada de que preocuparse. — La dulce voz le aseguro haciéndola voltear de inmediato, detrás suyo estaban Kagaya y Amane, de inmediato se arrodilló e hizo una reverencia en muestra de respeto.

— Oyakata-sama, Amane-sama, lamentó mi imprudencia, pero dentro de esa habitación hay un demonio. — Dijo apurada la pilar de las flores.

— Estoy consciente de eso, hija mía.

¡Ahora hablemos sobre Yuichiro!

Yo tengo entendido que los demonios pueden conseguir nuevas habilidades después de consumir humanos y restaurar energías, pero Yuichiro no a consumido absolutamente nada, así que en mi lógica sería común que él no desarrollara el habla y fuera algo así como Nezuko. Cabe aclarar que duró tres días inconsciente después de la visita de Kokushivo, una forma de su cuerpo de restaurar energías para regenerar su brazo, e igualmente por medio de dormir fue que su cuerpo pude desarrollar el habla en un día aproximadamente, casi como paso con Nezuko pero posiblemente más rápido.

6008 palabras

22/07/23

Faltan 4 días para mi cumpleaños :D

Capituló nuevo ugu
Y no me gusto casi como quedó XD

Bueeeeno, si tengo tiempo les traigo otro capituló hoy mismo, si no pues no :v

Me dio cringe este capituló :'v

Hice lo más lógico que se me ocurrió si Oyakata-sama decide de aceptar un demonio como en el caso de Yuichiro, buscar contacto con Tamayo

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