Capítulo 2.
Tanya el Demonio de Hogwarts, capítulo 2.
Mientras escuchaba el relato de su amado padre, Tanya Karkarov no pudo contener las lágrimas en sus ojos. Un hombre lobo, un abominable y mezquino hombre lobo, los había atacado cobardemente a ella y a su padre durante su paseo nocturno. Aunque las heridas no fueron mortales, las múltiples y graves lesiones que sufrió, incluyendo el golpe en la cabeza que le hizo perder la memoria, han borrado siete años de recuerdos de su vida. Ahora, Tanya no recuerda nada más que fragmentos. La mansión, sus padres, algunos conocidos y compañeros de sangre pura de su edad le resultan familiares, pero no hay nada concreto. Es como si fueran meras anécdotas, recuerdos borrosos, implantados en su mente como una extraña sensación de déjà vu. Sin embargo, el corazón de la joven se llenaba rápidamente de furia y odio, mientras bombeaba más rápido segundo a segundo, porque alguien le había robado su vida, toda su vida, todo lo que había vivido. Entonces la niña se hizo una promesa a sí misma, estar dispuesta a buscar cualquier poder en este mundo para evitar que le arrebaten algo tan valioso nuevamente.
Tanya caminó lentamente por la mansión asegurándose de no forzar su cuerpo, después de todo, su padre, su valiente padre, que la había defendido del vil ataque de un hombre lobo, le había dicho que su cuerpo estaba demasiado débil por el enfrentamiento con la criatura y que por lo mismo no podría salir de la mansión ni ver a quien no resultase estrictamente necesario, ya que sus defensas estaban bajas, Pero ella no quería ser débil, sentirse débil, sentirse a merced de alguien de algo, de un miedo invisible o real que gobernase su vida, entonces lentamente fingiendo una fuerza que no tenía, fue a la biblioteca familiar, donde su madre la estaría esperando para sus clases de etiqueta.
Desconociendo esta información, Tanya no estaba débil debido al aparente enfrentamiento que había tenido con el hombre lobo, sino más bien porque, durante su lucha contra el hombre que ahora se hace pasar por su padre, su cuerpo había canalizado una gran cantidad de magia bruta de manera insegura, lo cual había causado daños internos en su organismo. Aunque dichos daños no eran irreversibles, el tratamiento que sus nuevos padres le estaban costeando era necesario para su recuperación. Sin embargo, este proceso sería lento y Tanya esperaba que valiera la pena, a pesar del tiempo que tomaría.
Un día, los padres de Tanya le sugirieron de manera directa que estudiar inglés por su cuenta sería beneficioso, especialmente debido a su dominio sorprendente del alemán. Incluso le ofrecieron contratar a un tutor si fuera necesario. Meses después de esa conversación, cuando Tanya se había recuperado lo suficiente, sus padres fueron invitados a un cumpleaños en Inglaterra. Resulta que la celebración era en la mansión de los Malfoy, una familia prestigiosa de ascendencia pura. Allí, Tanya tuvo el inesperado encuentro con alguien que se convertiría en su primer amigo, Draco Malfoy, alguien que realmente le resultaba familiar en su memoria.
Tanya fue presentada por su padre al cumpleañero y su esposa Narcisa Malfoy. Como anfitriona, tuvo la responsabilidad de presentar al hijo de la pareja y al resto de los niños presentes en la fiesta. Los niños estaban jugando a las carreras con pequeñas escobas que se elevaban apenas medio metro del suelo en una elegante habitación mayormente desocupada. Cuando los niños detuvieron su juego, la señora los presentó uno por uno.
Cuando la madre de Draco se fue, Tanya se encontró en una encrucijada. Tenía dos opciones, o al menos eso creía. Una era unirse a las niñas en la mesa para tomar té, aunque en realidad estaban tomando té, o ir con los niños a tomar una de las escobas que había en un barril y unirse al juego. La decisión aparentemente obvia se convirtió en un momento de reflexión cuando vio a los demás niños en el aire. Un extraño sentimiento de déjà vu la envolvió, como si esto fuera algo que ella debía hacer. Sin pedir permiso ni autorización, Tanya tomó una de las escobas del barril, se subió y, en el aire, parada a dos pies sobre la escoba, con las manos en la cintura y una sonrisa felina, le preguntó al resto de chicos si podía unirse al juego.
El juego era divertido, aunque si le preguntabas a Tanya o a cualquier otro involucrado cuáles eran las reglas simplemente no sabrían qué decir, volaban de un lado hacia otro, de un momento a otro un niño tenía que volar para pillar a otro para que se uniera a su bando y luego en otro momento los chicos y Tanya chocaban como si fueran martillos de carne entre ellos, con empujones bruscos que resultaban en sonrisas y carcajadas.
Entonces surgió el tema, uno de los chicos habló de escobas reales, no de escobas para niños. En particular, Tanya no recuerda quién inició el tema. Pero luego todos los chicos empezaron a presumir historias, asegurando que todas eran reales y que todas terminaban en una persecución épica: escapando de un dragón, de un helicóptero muggle o de algo similar. Fue en este momento cuando Draco decidió alardear de su escoba, una escoba real para adultos, no una escoba voladora de juguete para niños. Ante la insistencia de los demás pequeños y por la presión del grupo, el pequeño Draco Malfoy salió de la habitación de juegos, supuestamente, para buscar su escoba.
Los niños no son muy inteligentes, ni buenos mentirosos, tampoco muy observadores, por su propia naturaleza muy crédulos, entonces cuando Draco entró en la habitación con una escoba mágica real, nadie cuestionó la antigüedad del modelo, ni lo gastado, pero limpio que se veía, como si fuera una antigüedad de un museo en exhibición, como si de alguna manera fuera un trofeo, un recuerdo de una época pasada, ni tampoco ningún niño notó que aunque gastado por el tiempo casi de manera invisible, en el mango de la escoba se podía leer de manera casi imperceptible la inscripción "Abraxas Malfoy".
Nadie percibió que Draco estaba aparentemente muy nervioso cuando la escoba se elevó más de un metro en el aire. Su inestabilidad sugería que estaba extremadamente nervioso, como si no quisiera hacer lo que estaba haciendo, como si preferiría estar en cualquier otro lugar. Su falta de habilidad para manejar una escoba voladora real fue evidente cuando empezó a tambalearse en el aire. Nadie se dio cuenta, hasta que fue demasiado tarde, de que Draco no tenía idea de cómo reducir la velocidad de la escoba mientras volaba, y esta comenzó a acelerar rápidamente. Finalmente, salió disparado a una velocidad sorprendente y perdió completamente el control en el aire.
Para Tanya Karkarov, el mundo parecía desacelerarse ante sus ojos, como si el tiempo se detuviera. En ese instante, se dio cuenta de que Draco, su amigo Draco, uno de los pocos amigos que le quedaban después de perder la memoria, estaba a punto de estrellarse contra una ventana en el tercer piso de la mansión. Ante tan desesperada situación, no pudo evitar temer lo peor. Siguiendo el ejemplo de otros antes que ella, buscó consuelo en un ser superior. Sin darse cuenta y sin saberlo, Tanya Karkarov rezó en silencio, guiada por un instinto que carecía de recuerdos. Su oración era tan suave que nadie, excepto los elfos domésticos de la mansión, podían oírla. En medio de su desesperación, Tanya rezó por segunda vez en su vida de una manera auténtica, utilizando un idioma desconocido y perdido en el tiempo, un idioma de otro mundo, de otro país y de otro contexto. La joya que llevaba colgada en su cuello, un rubí resplandeciente, estaba sostenida por una delicada cadena de oro que su madre mandó hacer después de recuperarse del supuesto ataque de un hombre lobo. En ese momento, la joya empezó a brillar intensamente y en su interior se podía leer la inscripción "Deus Vult".
Cuando el cuerpo de la pequeña Tanya fue envuelto en relámpagos de color amarillo impío, malvado y corrupto, el mundo se detuvo. Su ceño se contorsionó en una expresión de furia digna de un demonio, y sus pupilas se redujeron a un tamaño diminuto, como las de un loco sin razón. Entonces, con un paso decidido, guió su cuerpo hacia adelante, saltando con una fuerza imposible y acelerando a una velocidad supersónica. Tanya voló, chocando con Draco Malfoy en el aire y ambos salieron disparados hacia el suelo. Ambos giraban uno encima del otro, como si estuvieran dentro de una lavadora, mientras Draco luchaba por respirar agitadamente. Sus ojos estaban llenos de lágrimas, su aliento se había escapado tras el fuerte golpe contra el suelo. No quería soltar a Tanya, quien lo sujetaba firmemente como una madre abrazando a su hijo. El cabello de Tanya estaba revuelto debido a la velocidad vertiginosa a la que habían llegado. Su frente goteaba de sudor y su rostro estaba enrojecido por el esfuerzo que había hecho para atrapar a Draco. Sin embargo, una expresión de felicidad se reflejaba en su rostro, ya que no había decepcionado a su amigo. No había vuelto a fallarle a alguien, porque su debilidad no le había arrebatado algo nuevamente. Había estado a punto de perder a un amigo, pero Tanya lo había salvado. Y así, ella sonrió.
Narcisa Malfoy, con la esperanza de encontrar a su hijo y sus compañeros a salvo, decidió abrir la puerta del cuarto de juegos. Sin embargo, lo que presenció allí la dejó sin aliento. Su precioso hijo, criado por ella misma con los más altos estándares de etiqueta y buen comportamiento, se encontraba en una esquina, con una expresión de felicidad absoluta en su rostro. Estaba sudando y montado sobre una niña que también irradiaba la misma felicidad en su rostro. Esta escena los mostraba como amantes entregados, con sus miradas llenas de pasión. El impacto fue tan grande para Narcisa que no pudo soportarlo y se desvaneció.
Al despertar en su cama, a la mañana siguiente, Narcisa Malfoy sonreía. Su amado hijo, a quien había educado en los más altos estándares de la alta sociedad, no había estado involucrado en ningún acto impuro con una joven dentro de la mansión. Solo había sido una pesadilla, pero a Narcisa no le importó mucho, ya que se dio cuenta de que estaba bien. Se recordó a sí misma que todo había sido solo una pesadilla. Narcissa quedó paralizada al bajar las escaleras de la mansión principal y entrar en el salón, donde vio al súcubo, la mujerzuela de sus pesadillas, sentada en la mesa familiar junto a su hijo, lo que la perturbó profundamente. Sin embargo, su reacción fue interrumpida por la voz de su esposo.
"¡Narcisa, qué alivio saber que estás bien! Me preocupé mucho cuando, el día de mi cumpleaños, un grupo de niños vino corriendo a decirme que te habías desmayado. Por suerte, logramos contactar a un sanador de San Mungo para asegurarnos de que estabas bien. Dejando eso de lado, permíteme presentarte nuevamente a Tanya Karkarov, la hija y heredera de la ancestral casa Karkarov. Debido a conflictos en su país natal causados por revueltas entre sangre impura y mestizos, la situación está volviéndose tensa del otro lado del charco. Mientras los Karkarov completan una residencia temporal digna de su linaje, se me ha encargado el cuidado de su hija aquí en Inglaterra, una responsabilidad que acepté con gusto en nombre de la familia Malfoy, así que ella vivirá con nosotros durante los próximos años"
Narcisa Malfoy se desmayó nuevamente, esta vez, su esposo no escatimó en esfuerzos y la llevó personalmente al hospital San Mungo, después de que el médico anterior le dijera a Lucius que su esposa estaba bien y esto resultara incorrecto, ya que era la segunda vez en la misma semana que su amada esposa se desmayaba, dejando solos a Tanya y a Draco en la mesa del comedor.
"Sé que ya te agradecí antes, pero quiero hacerlo de nuevo. No sé si hubiera sobrevivido a caer desde un tercer piso, así que te agradezco por atraparme. También te agradezco por no decirle a nadie sobre la escoba. Mi madre causó tanto alboroto al desmayarse que todos olvidaron eso. Pero la verdad es que esa escoba voladora no era mía, pertenecía a mi abuelo. Es una de las pocas cosas que aún conservamos de su tiempo en Hogwarts. Si hubiera sobrevivido a la caída, si la escoba se hubiera roto mi padre me habría matado"
"No te preocupes Draco, no te preocupes, después de todo somos amigos y me prometí a mí misma no perder algo que me importe nunca más, sin importar que clase de sacrificio tenga que hacer"
"Gracias por decir que te importo, a veces solo siento que la gente está detrás de mí debido a mi apellido, sabes. A veces tengo la sensación de que la gente asiente cuando hablo para agradar a mi familia, pero quiero que sepan que no soy solo un Malfoy; soy Draco Malfoy, mi propia persona. No sé por qué te estoy confesando todo esto, pero agradezco que me escuches... Puesto que ya desayunamos y mi padre no volverá por un rato, ¿te gustaría ir a la biblioteca familiar?"
"¿También tienes una biblioteca familiar? ¡Wow, eso suena increíble! En mi casa, ni siquiera me permiten ir a la biblioteca familiar sin la supervisión de un adulto. Ya sabes, por los libros de magia oscura que están malditos y demás. Mis padres insisten en que es peligroso."
"O sea, tenemos dos bibliotecas, una de ellas la principal es donde almacenamos los libros más comunes y aceptables en sociedad. Sin embargo, en el sótano de la mansión se encuentra una segunda biblioteca donde guardamos libros peligrosos como tomos de magia negra, grimorios y demás. Entonces, sería aconsejable ir a la biblioteca principal, ya que debería ser un lugar seguro. Por cierto, ¿te gustaría acompañarme a leer sobre dragones? Son fascinantes"
"Me encantaría Señorito Malfoy"
"El título de 'Señorito Malfoy' me parece demasiado formal y fuera de lugar. Prefiero que me llames Draco, como lo hacen mis amigos. Creo que te has ganado ese derecho... siempre y cuando no te importe que te llame Tanya"
El cuerpo de Tanya estaba impregnado de recuerdos de Draco Malfoy, incluso de épocas anteriores al día anterior, cuando se conocieron por primera vez; conocía vagamente su figura, a su familia y poco más, como si los recuerdos fueran sombras, algo que había leído en un libro que hojeó rápidamente. Pero ahora, Tanya había conocido a Draco y se había convertido en su amiga, sin saber que realmente era la primera vez que se encontraban; su amistad era genuina. Y así, los niños de diez años pasaron toda la mañana y tarde en la biblioteca, juntos, uno al lado del otro, leyendo sobre dragones, hasta que se quedaron dormidos.
Con una sonrisa en el rostro, Lucius Malfoy contempló a su hijo dormido apoyado en la mesa de la biblioteca familiar, junto a su amiga, la señorita Karkarov. Esta visión le dio esperanza. Tal vez su hijo no necesitaba encontrar el amor en un matrimonio arreglado, como él y su esposa tuvieron que hacerlo, encontrándose el uno al otro después de casados. Quizás su hijo sería capaz de encontrar el amor antes de casarse y hacer realidad el sueño, la fantasía, de casarse por amor y no por conveniencia familiar.
Saludos a todos, soy el autor de esta obra. Quisiera ser sincero, estoy teniendo dificultades para concluir este capítulo, pero surgió una oportunidad que decidí aprovechar. ¿Alguien tiene alguna sugerencia para el próximo capítulo? Estaba pensando en incluir una visita al callejón Diagon, y tal vez algunos consejos de su parte como lectores sobre el punto de vista que debería tomar y demás serían interesantes.
Me di cuenta de que este es realmente el primer capítulo de la historia en lugar de los dos primeros si hubiera hecho a Draco y Tanya hermanos o algo similar, pero como no me gusta planificar, terminó resultando así, bueno, qué más da.
Eso bendiciones, hasta el próximo capítulo.
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