Casa.
Pasé mis uñas por las paredes de esa casa que antes fue mía.
Rasguñé y tiré con fuerza de las marcas de pintura que aquellos malos hombres habían dejado en mi hogar.
Tomé la goma de mis lápices e intenté borrar cada trazo que yo no había causado hasta que mi borrador solo fue una lámina ardiente y sus migajas solo habían llenado de más basura ese edificio que cada vez resultaba más desconocido.
Tomé el martillo y rompí las bases de ese lugar en el que los susurros de una vieja yo llegaban como gritos a mis oídos.
La laguna fuera de mi hogar se desbordó y vino a instalarse entre los muros que aún sobrevivían a la ruina.
Destruí lo único que era mío.
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