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Recuentos

En serio Kori, ¿cómo quieres que me tranquilice?

Cálmate Wally, debes tener paciencia. Ella se adaptará pero tienes que darle espa

—¡¿Espacio?! ¡¿Tiempo?! ¿Qué más tiempo quieres que le de? Han pasado cuatro meses. ¡Cuatro meses en los que no sabemos nada de ella y entonces llega de repente con ese mocoso y a todos les parece bien!

Wallace. Cálmate, todos estamos intentando readaptarnos y volver a crecer después de todo lo que ha pasado. Y puede que para nosotros hayan sido cuatro meses pero para ellos fueron dos duros años.

Lo entiendo Kori, pero lo que no logro comprender es por qué ella llega de la nada con ese idiota al que antes no hablaba y ahora no se despega de él.

Wally... Ponte en su lugar... Fueron dos años..., y en esos dos años solamente se tenían el uno al otro... Han cambiado mucho, tanto ellos como nosotros... Y solamente ellos dos saben todos lo horrores por los que pasaron allí dentro... Estoy segura de que se abrirán tarde o temprano... Pero déjalos que lo hagan cuando ellos lo decidan... No los presiones... Wally... Sé que ella te gustaba... pero ten en cuenta todo lo que ha ocurrido... Las cosas ya no son lo que eran antes... Nunca lo volverán a ser.

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El mundo había cambiado.

Para mal.

Desde que aparecieron los anillos y la montaña que atravesaba el núcleo de Gotham City, nada volvió a ser lo mismo.

Y nunca lo volvería a ser.

Recuerda como Robin los llevó allí, para luego desaparecer dentro del primer anillo, el primer desafío. Él había decidido tomar el primer paso y enfrentarse a lo que sea que se ocultara dentro de aquella fortaleza en búsqueda de su padre. Y les dejó con la tarea de luchar y proteger a las personas, pero en una ciudad que de por sí sola estaba perdida ya la misión en sí se volvió casi suicida.

La ciudad caía inevitablemente hacia el terror, los ciudadanos estaban confundidos y asustados hasta el punto de atacarlos sin razón. Muchos perecieron a pesar de los esfuerzos de los jóvenes que comenzaban a perder fuerzas en contra de la multitud. Gritos, llantos, sangre. Una escena típica de Gotham, una escena que le recordaba sin duda alguna al Infierno.

La batalla era ardua y bélica, inclusive trabajando en conjunto con los tan llamados "suicidas". Los héroes decidieron alinearse con los villanos, aunque para seguir siendo honestos, la línea entre el bien y el mal siempre fue borrosa. Decidieron entonces recuperar las fuerzas perdidas en un desalmado lugar, y compartir puntos de vista acerca de la vida y su percepción del mundo. Aquellos que deciden ver el mundo como un lugar mejor y salvable, y aquellos que se refugiaron en el abuso y el dolor hasta solamente ver ambas cosas en el resto del insensible mundo. Aquellos ciegos creyentes de la bondad contra aquellos que veían la mitad de la verdad.

Hablaban acerca de misiones antiguas, de sus vidas e incluso de sus preferencias y disgustos. Entrelazando mentalmente sus pasados con los de los que tomaron su dolor y se lo devolvieron al mundo. Pero ella no hablaba. Raven se encontraba distante, cercana a Goliath y pensando en la actitud de su compañero de equipo.

Pero más que las decisiones de Robin le preocupaba otra cosa.

Desde que se acercaron pudo sentirlo, un espectro que cubría la ciudad con su pútrida presencia. Una sombra cuyo hedor y desacato se sabía presente en cada esquina y momento. La volvía enferma. Y si ella, con todas sus virtudes y maldiciones, se sentía de ese modo entonces ya tenía una idea clara de la razón detrás de aquel terror y disidencia de las masas ante los que venían a salvarlos.

Todo parecía una pesadilla.

Una voz que le susurraba y ordenaba entre los espectros que sucumbiera ante la oscuridad, ante su lado demoníaco, el que más preserva la parte mítica de su herencia . Y mientras pasaban los segundos más fuerte se volvía su voz, más profunda la advertencia que carcomía su alma. Hasta que se aferró a Goliath, que como si también pudiese escuchar lo que no se escucha, alteró su conducta y trató en un grito de advertirles de lo que se acercaba.

Y ella pudo escucharlo claramente.

"Crow."

"Crow."

"Crow."

Hasta que fue demasiado tarde...

Ellos atacaron, "Robins" que solamente solía ver en pesadillas nocturnas. Aparecieron como verdaderas criaturas de la noche, con cuerpo pero sin alma, simples cáscaras vacías. Títeres de alguien más poderoso y quizás omnipotente. Los demonios atacaron, y entre la sorpresa se escuchó la misma voz... Voz que a pesar de lo oscuro de su timbre y contenido, y a pesar de lo mucho que negó la conclusión... Fue capaz de reconocer .

—¡¿Damian?!

Sus compañeros escucharon su interrogante desesperanzada, y lo quieto de sus almas le dejó saber que habían comprendido que de alguna forma el líder de las criaturas era el propio. O al menos una depravada version de él.

Rachel lo sabía.

Que ese no era aquel que les exigía toda su capacidad.

Aquel que no comprendía el lenguaje popular.

Que discutía con Garfield acerca de su actitud y opinión sobre él.

Que ayudó a Kaldur cuando nadie más lo hacía.

Que se quejaba del afecto de Kory por el simple hecho de nunca haber recibido afecto alguno.

Que le enviaba esas miradas llenas de odio y algo parecido a los celos o quizás resentimiento a Wally sin razón aparente.

Que le dio otra oportunidad cuando no tenía a nadie.

Que le dejó saber su verdadera personalidad y alma a través de su voz cual ángel caído, una sombra que le impedía saber que ella escuchaba y una canción adorada por ambas aves.

Ese no era él.

No era Robin.

No era Damian.

Porque el alma del petirrojo era la más compleja y hermosa que jamás hubiese visto.

Porque está criatura no tenía alma, sino pura oscuridad que se ocultaba entre las sombras.

Desesperada y confundida alzó el vuelo, ayudando a Goliath y Enchantress que intentaban abrirse paso entre la horda de petirrojos de las sombras. Pero sin importar sus esfuerzos las criaturas no cedian, y ellos perdían fuerzas. La batalla se volvió en su contra, y Starfire los sacó de allí sin dudar, alegando que ya era demasiado tarde para ellos, que morirían si continuaban peleando contra los que eran, al parecer, indestronables . Kid Flash fue el primero en irse, abandonando a todos sin dudar siquiera y dejándola con un mal sabor de boca y un asco profundo en el alma.

Todos salieron de allí, pero ella no era capaz de irse aún.

No podía dejar a alguien atrás.

Menos aún a aquel enano molesto y de buen corazón.

Ellos intentaron alejarla de allí, arrastrarla a pesar de que ella hacía todo lo posible por derrotar a esas criaturas y esperar por su compañero. Porque él los ayudó cuando nadie más lo hacía, y era incomprendido y juzgado por su simple forma de ser o hacer las cosas. Justo como ella. Además, Rachel sabía que desde el momento en el que le permitieron a Robin el entrar en esa fortaleza solo , ya no volvería a escuchar su voz cantar esa canción otra vez.

Y no quería aceptarlo.

¿Cuándo había comenzado a preocuparse tanto por ese molesto enano?

Quizás desde aquel momento.

Cuando después de una misión ella fue a la enfermería, simplemente para que una voz nunca antes escuchada detuviese sus pasos. Era suave y melancólica, tan hermosa que pareció provenir de un ángel caído y alumbar el oscuro pasillo. Ella se acercó, reconociendo esa canción mientras más se acercaba al lugar. Pero cuando llegó, que se ocultó en las sombras detrás de la puerta, vio algo que le demostró una vez más que son aquellos a los que damos por sentado los que nos sorprenden más...

Vio al petirrojo de espaldas y sin máscara, destilando su alma rota en esa canción que ella secretamente amaba. Nunca hubiese pensado que él escuchara ese tipo de música, mucho menos que fuese el canto una de sus virtudes. Pero poco le importó. Simplemente se ocultó en las sombras para no interrumpir y continuar disfrutando del canto de aquel con voz de entidad del alma. Permaneció allí, sabiendo que Damian ya conocía acerca de su presencia detrás de la puerta , y deleitándose en aquel mar de emociones que la canción destilaba junto al canto roto.

Quizás fue allí.

Cuando se dio cuenta de que al fin y al cabo, eran dos caras de la misma y maldita moneda.

Fue allí que dejó de verlo como el mocoso insoportable e irascible.

Fue allí que comenzó a preocuparse por su persona.

Ese recuerdo llegó a su mente, y lo último que escuchó antes de caer inconsciente fue la voz de Damian susurrando ese canto de amor complejo y aceptación de lo platónico...

" I won't fall in love with falling
I will try to avoid Those eyes.
Cause I'm not sure
I want to give you tools
that can destroy my heart"

Cuando despertó lo primero que vio fue el cielo de rojos y grises, sintió el viento en su rostro y el suave pelaje carmesí regalarle calor a su alma. Se supo en los brazos de Goliath, y vio los anillos de Gotham a la distancia, confundiendolos con los del infierno... Quería volar, gritar, pelear y volver al sitio en el que sabía que era necesitada, pero era incapaz de moverse ante el somnífero dado por Deadshot.

Sabía que los Titanes iban a su lado, y sintió a Starfire decir algo que no pudo reconocer. Todo le dolía, el alma más que el cuerpo, y sus ojos rogaban por cerrarse. Sucumbió ante el impulso y entró en sueño profundo...

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Seis meses habían pasado, y todo continuaba igual.

Nadie se atrevía a acercarse a Gotham, después de todo ¿quién sería tan valiente como para entrar en el infierno?

Muchos héroes habían desaparecido en búsqueda de una solución ante la maldad.

Otros se rindieron ante la búsqueda de la sobrevivencia antes que la de vencer al mal que los aquejaba.

Parte de los Titanes siguieron este rumbo de vida sin vida, la parte que no había desaparecido en las garras de lo oscuro. Otros Titanes simplemente aprendieron a vivir con el mal, a dejar de darle importancia a las desapariciones pues ya lo tomaban como algo normal. Como si fuese parte de la vida.

Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, ¿entonces qué se hace en una sociedad donde el mismo nombre de esperanza parece fantasía?

Se comienza de nuevo.

Ella intentó buscar a las personas que la ayudarían, a las que aún poseían esa ínfima luz de la verdad y vivencia.

Pero las cosas no sucedieron como esperaba...

Muchos habían desaparecido, incluyendo a aquellos a los que conoció por medio del murciélago más joven y de su carmesí compañero. Vio por vez primera a esas personas en una misión que precisaba su ayuda y experiencia , pues el petirrojo había solicitado su presencia en una de sus cruzadas al tratar esta de magias oscuras y peligrosas. Le había pedido estrictamente no contarle nada a los Titanes acerca de la misión, y en cambio ella supo acerca de la existencia de un amigo, un ex-enemigo, un compañero y una hermana...

Los buscó, mas no los encontró...

O al menos a la mayoría de ellos.

No fue fácil encontrar a aquel de nombre Suren y magia oscura que le destilaba por las venas. Recordaba su aura estricta, sombría y manchada de almas ajenas. Sabía que él sería de ayuda en el ámbito de lo astral y mágico, mas el chico se negó rotundamente alegando que si entraban alli, no volverían a ver la luz del sol. Ella iba a insistir, pero al ver la advertencia de su mirada, supo que por primera vez en su vida, Suren Darga estaba aterrorizado...

Buscó más ayuda entre los Titanes, sus antiguos compañeros, la tan llamada Night Force... No encontró a casi nadie, y los pocos que continuaban vagando por la tierra maldita se negaron al suicidio de entrar en el hogar de la oscuridad. Ella se vio desamparada, sin ayuda ni remedio. Pero no se rendiría.

Ya la situación se había mostrado imposible de cambio, ¿y cómo podría cambiar si las únicas personas capaces de lograr tal hazaña no hacían nada? Superman había desaparecido poco tiempo después del comienzo de las desapariciones, y las ciudades más importantes del mundo habían sido corrompidas por versiones malditas y depravadas de sus más grandes héroes. Nadie sabía nada de la Liga de la Justicia y ante la muerte y desesperación ella armó un plan.

Pero no podía contar con los pocos Titanes que quedaban. Kori entró en la desesperación después de la desaparición de Richard dentro de la ciudad, y ahora viajaba alrededor del mundo protegiendo esas zonas casi inexistentes de relativa calma. Nadie sabía nada acerca de Garfield desde que una tal Terra apareció y lo llevó con ella a los lugares más recónditos del mundo, él siempre se mostró en negación ante lo que sucedía, y simplemente actuaba como si nada pasara en realidad.

Nadie sabía nada acerca de Kaldur desde hacía mes y medio, y Rachel había aprendido por las malas que con Wally no podía contar para inmiscuirse en el peligro.

Ella pensaba mucho últimamente, acerca de la razón de su deseo inminente de entrar en el terreno de lo oscuro. Sabía que era una misión suicida si se proponía hacerla... Y en esa situación Rachel era, o demasiado valiente, o demasiado estúpida...

Pero ya no había marcha atrás, no se despidió, pues sabía que a nadie le interesaría saber que se iba.

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Metrópolis, antiguo hogar de los Kent, ahora prisión del último de ellos...

Él se encontraba en una esquina, abrazando ese muñeco de Superman con el que solía dormir antes. Cuánto había cambiado en tan poco tiempo, aunque el tiempo pasa mucho más lento cuando estás encerrado en el que fue tu hogar. Extrañaba a sus padres, a sus amigos, a ayudar a las personas que lo necesitaran.

Él era capaz aún de ayudar, podía luchar por el futuro y la justicia como su papá hacía... Pero en cambio lo habían encerrado aquí, rodeado de recuerdos de la que era su familia y su vida. Sabía que su papá había viajado a un lugar lejano para salvar el mundo como solía hacer, y no había visto a su madre desde hacía seis meses. Y créeme que cuando permaneces encerrado durante seis meses en la misma casa, te parece que son seis años...

Él no había visto a nadie durante ese período de eterno tiempo, y lo único que sabía acerca de sus amigos era debido a los mensajes de ella.

Rachel siempre fue la única que podía visitar a Jon durante su casi eterno letargo de aburrimiento e impotencia. Solía tele-transportarse a su hogar, llevarle comida y entretenimiento o simplemente hacerle compañía, y Jon había aprendido a ver en la mitad demonio a una fiel amiga, casi una hermana mayor y protectiva. Su simple presencia se había convertido en una alegría para su persona, pues significaba que ya no tendría que conversar con esa foto de su familia e imaginar que aún eran esos buenos tiempos...

Pero hoy había algo diferente en ella...

—¿Rachel, estás bien? ¿Ocurre algo?

Ella suspiró.

—Estoy bien Jon... Pero vengo a decirte algo... Algo muy importante...

No.

No, no, no, no...

Él reconocería esa mirada en cualquier parte, pues fue la misma que su mamá le dedicó segundos antes de abandonarlo en ese gris lugar. Él no quería que Raven lo dejara también... No cuando más la necesitaba...

—¿Te vas a ir, cierto?

Ella no dio respuesta, y en su silencio Jonathan comprendió que tenía razón en sus cavilaciones. Ella se iba. Y él no podía retenerla...

Jon le dio la espalda, se acercó a la fotografía de su familia en la pared y recordó buenos momentos. Sintió la mano fría de la joven en su pequeño hombro, y le habló.

—¿Irás a Gotham, no es así? ¿Me dejarás también?

—Jon... Yo...

—Está bien, no necesitas decir nada...

Se dio la vuelta y continuó hablando...

—Sé que es algo que necesitas hacer... Así como sé que no puedes soportar no hacer nada... Y está bien... yo también me iría si tuviese la oportunidad... Y también sé que la razón por la que no me llevas contigo es por la promesa que mi madre te obligó a hacer... La misma por la que vienes a hacerme compañía... Ella te pidió protegerme, ¿no?

—Lois... Ella vino a mí... Antes que todo comenzara... Me dijo que sabía que yo era la única capaz de protegerte en caso de que...

—Está bien, Rachel... Esto es algo que necesitas... Y puede que pienses que solo lo haces por un bien común... Por salvar el mundo... Pero yo se que esa no es la única razón...

Ella parecía sorprendida, y con eso respondió a todas las preguntas que hoy día flotaban por su mente...

—¿De qué estas...?

—No necesitas mentir... No a mí... ¿Sabes?, yo escuché todo desde aquí... Y sé cuanto deseabas que los Titanes regresaran a por él... Tuvieron que sedarte para poder escapar... Pero ese no es el punto... También he escuchado esa canción... la forma en la que la tarareas inconscientemente... Pero yo no soy nadie para juzgar... Sé que te preocupas por él...

» Y aunque ustedes no se den cuenta aún, yo ya estoy bien consciente de lo que sucede... Pero ese no es el punto... quieres buscarlo... Saber que hiciste todo lo que pudiste... Y no quedarte con la sensación de culpa... Así que te digo: encuéntralo, Rachel... Encuentra a mi amigo... Y cuando regreses aquí quiero que me cuentes acerca de su destino... Si no logras encontrarlo entonces no digas nada, solo te pido que en ese caso estés ahí para mí... Y si lo encuentras entonces te suplico que vengas con él... Por favor.

Ella lo miró con ojos amatistas que reflejaban algo que no había visto hace mucho tiempo ya.

Esperanza.

La joven asintió con la cabeza, y después de un último abrazo abrió el portal hacia las puertas del infierno.

—Adiós, Jonathan.

Él sonrió, sabiendo que quizás sería la última vez que ella lograra ver su sonrisa...

—Adiós, Rachel.

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