¡No soy un maldito cuervo blanco!
«¿Por qué llegue a este lugar?» Me preguntaba en mi mente estando frente a un bar donde habían cualquier tipo de bebida, tenía tanta ganas de entrar y acabarme con todo, quería matar estás penas con aquellos elixir, como al menos sentir compañía mientras me rodeaban mucha gente desconocida pero por algún motivo no pude entrar, no me animé, con el miedo a volver ocasionar un caos.
Así con la billetera llena de dinero preferí volver a casa para guardarlo en un colchón, entrando ya a lo que sería mi terreno, mi llamado hogar, ahí todo comenzó a volverse raro, a lo que di un paso un cuervo blanco se aposento en lo que sería la pilastra de luz, ignorándolo adentro a mi pequeña casa, pero la presencia de aquel cuervo me traía misterio.
Aquella noche fue una de las más larga que había tenido, cada vez que quería cerrar los ojos el cuervo blanco aparecía, no podía dormir, estaba preocupado por su presencia, cada vez que podía espiaba por mi ventana, observando que el seguía ahí, me miraba y movía la cabeza, cual por el pánico me volvía a esconder bajo mis sábanas. Pero cuando acordé ya me había dormido. Ya me encontraba en un sueño, estaba en mundo sumido a una gran oscuridad, sentía que los ojos los tenía abiertos pero todo estaba oscuro, logré pensar que estaba en mi alma negra, pero no era así, porque de la nada comencé a ver espíritus, tenían diversas formas, cada segundo aparecían más y más pero solo una llamó mi atención, era yo convirtiéndome en un cuervo con plumas blancas como la nieve, brillaba más que todos los demás en toda esa oscuridad, tenía una aura tan buena, pero algo no estaba bien, el estaba sufriendo por dentro, o eso sentía.
Después de seguir al cuervo por muchos lados, ya que por alguna razón podía ver en esa oscuridad, noto como el intentaba conquistar la hija de una gran ave, un cóndor andino, al parecer ese era el ser más poderoso del lugar, más que el león al ver como el se arrodillaba al verlo sobre volar, como todos los felinos.
El cuervo blanco solo observaba, un día salió al vuelo hacia la casa del cóndor andino, su bello plumaje era admirado por todos, mientras que yo corría sin ser notado siguiéndolo, veo como él seguía su vuelo hacia la casa del gran cóndor andino, suponía que tenía la esperanza de encontrar a la hija de tal magnífico cóndor; al llegar sobre voló el hogar del cóndor, donde salió la hija del tal cóndor para admirar al cuervo blanco, era una hermosa ave blanca, el cuervo hacia lucir su plumaje para poder conquistar su corazón, volaba lo más alto que podía, traspasando lo que parecían suaves nubes, pero en vez de ser blancas eran negras como una neblina, al bajar la hermosa hija del cóndor andino lo invito a pasar pero grande fue su sorpresa al entrar, se sorprendió tanto al ver que donde vivía el gran cóndor andino con su hija, tenían oculto grandes tesoros, muchos diamantes como oro puro que brillaban, tenían toda la riqueza del mundo, mientras más adentraba a profundidad al lugar veía que había algo que el nunca había visto y era la luz, el tan sorprendido por tal esfera gigantesca de fuego, comenzó a retroceder con el miedo de sufrir algún daño, fue ahí donde noto que el gran cóndor andino llegaba, el ocultándose entre los tesoros ve que él se acerca a tal esfera gigantesca de fuego, tocándola se convierte de un diminuto tamaño volviéndose casi todo oscuro de nuevo, la hija del cóndor andino le dijo que se fuera, el acepto pero algo lo llevo a volver, con sus garras intenta tocar todo pero esto se vuelve de un tamaño muy pequeño, mientras los cóndores dormían el comenzó a sacar las cosas poco a poco, porque no era justo que ellos tuvieran tantos tesoros y luz mientras que los otros espíritus estaban sumidos en una extensa oscuridad que no tenía límites.
Lo primero que logró sacar fue el aquella esfera gigantesca de fuego, que sería el sol junto con otras esferas, pero con lo que no contaba era que la bolsa tenía un agujero que dejó caer cosas, primero cayó el sol volviéndose muy grande, así fue como mientras más caía el sol más grande se volvía, el sol cayó muy lejos, sin darse cuenta el cuervo blanco había soltado muchos mundos, todo salieron a diferentes partes, eran cientos de miles, pero de todos esos solo fue uno quien quedó en esa bolsa. Era un planeta vacío, el solo lo observa con cuidado, sin querer ese planeta comienza a crecer quedando atrapado en el como todos los espíritus y la casa del gran cóndor andino. El cuervo adentro buscando como solucionar todo, saco todo lo que pillo dejando vacía la casa del cóndor, con todas las cosas comenzó a volar los más alto mientras que más subía se le caían las cosas en aquel planeta, así fue la gran parte cayó, el sorprendido logra tapar el agujero para que no saliera más, en pleno vuelo busca cosas desesperado para arreglar todo, en eso vota algo verde que comienza a crecer a gran velocidad creando la vegetación, sin querer suelta algunos seres sin vida, eran algunos muñecos, los espíritus lo observan comenzando a dividirse en millones de partes para entrar a aquellos cuerpos vacíos, así fue como nació la vida, el cuervo comenzó a preocuparse más, tiro todo lo que pillaba, tiro las frutas, las verduras, el oro, la plata, la sal, tierra, hasta aire frío, todo lo tiro por todas partes, pero nada se solucionaba, así fue cómo agarró las tinieblas volviéndolos nubes que se emblanquecieron y comenzaron a rodear la tierra tapando lo que había hecho.
Aún así seguía volando, traspaso aquel límite que guardaba el aire, al salir otra vez a ese vacío se le cayó la luna, quedando hermoso junta a la tierra que el había formado los ríos y también los mares, las montañas, los desiertos, los glaciares, los bosques ente otros. Los espíritus como ya antes mencionado al ver tales maravillas, adoptaron diversas formas llenando de vida el mundo. ¿Quién diría que solo eran muñecos sin vida? Él voló y siguió volando, ya desanimado agarró todo lo que quedaba, lanzó muchas lunas por todas partes, como grandes rocas creando meteoritos, lanzó las estrellas, vacío todo lo que pudo, pero al cansarse solo dejo que el bolso viajará por el universo soltando lo que tenía dentro, fue en ese momento donde yo estando en la nada observando al cuervo blanco, cual nunca me aleje, por unos segundos lo hice cual agarró el bolso curiosamente, pero sin querer saco un líquido negro pegajoso, cual solo tiro al espacio, quién diría que saldría a gran velocidad a dirección del cuervo blanco cuyo líquido lo volvería negro haciendo que caiga hacia la tierra y jamás pueda salir del mundo. Yo acercándome a él, pensé que no podía verme, pero si lo hacía, me mira con gran irá volando hacia mi rostro picoteándome sin piedad, así fue como desperté muy temprano sudando con gran miedo.
-¡Cuervo desgraciado! -dije levantándome yendo hacia el cuervo que había fuera de la casa, con gran irá agarró una honda pero el ya no estaba, así que vuelvo para poder descansar pero ya era hora de seguir mi rutina, cual era hacer nada, estaba condenado a la soledad, ni por más que llame a medio mundo nadie quería ir a cualquier lugar conmigo, ni esos amigos leales que tenía o creía tener.
Así volvió la noche, el cuervo blanco volvió, intenté sacarlo de ahí, pero no sé iba, le tiré de todo pero era imposible, solo me miraba, me observaba, hasta lloré de la impotencia, estaba cansado y solo era el segundo día que lo veía.
Esa misma noche volvía soñar con el cuervo... ya estaba cansado, al tercer día volví a soñar con el cuervo, así al cuarto pero para que adelantarnos.
Volviendo al segundo día, mi sueño fue algo corto pero lo que fue tan desagradable, estaba yo otra vez observando a un cuervo blanco, cuando muchos cuervos comenzaron a atacarlo, con sus picos filosos lo destripaban, sin tener piedad, aunque no entendía la razón aún así era una escena muy horrible, hasta solté lágrimas a presenciar tal acto, sentí como si fuera yo, recordando algo tan perverso que me había pasado, esa noche sin vergüenza a decirlo desperté con la cama mojada y no era de sudor.
Ese día no fui al trabajo, la pasé en la casa, al caer la tercera noche el sueño ya fue muy extraño. Era un mediodía a lo que al parecer estaba en un campo, olía a tierra removida, algo recién plantado, al parecer era un puqueo, no, no era eso, aún así un olor se podía oler, algo a tierra que no podía definirlo, en un momento a otro cuyo olor se fue, estés esa confusión observó a dos personas, cual me acerco y noto que me miraban.
-¿Pueden verme? -pregunto, en esos ellos se miran.
-Claro muchacho, claro que te vemos, eres tan real como nosotros -dijo uno de ellos mientras miraban los árboles, ahí fue donde noto una hilera de árboles desde lo más pequeño al más grande, noto que los de pequeño tamaño recién fueron puestos, ese era el olor que había hace unos segundos atrás, todos parecían soldados en orden, solo comienzo a admirar todo lo hermoso de la naturaleza.
-Nosotros vimos crecer todos estos árboles, es más todo esto no era un bosque -alardeaba un muchacho, era imposible que hayan visto crecer a todos los árboles porque se notaba que muchos eran de hace millones de días atrás, es decir eran siglos de vida que tenían. Ellos charlaban, mientras yo escuchaba como con palabras simples se decían todo, al parecer eran buenos amigos, me comencé a sentir incómodo, así que decidí marcharme, pero ahí apareció mi martirio, mi miedo, era un cuervo.
-Ese animal me disgusta demasiado, mejor me voy -dije.
-Es un cuervo -susurro un muchacho mientras el otro añadió: -No hay salida de este bosque.
-Claro que lo hay -dije mientras camine en línea recta, pero minutos después ellos aparecen delante mío.
-Volviste -dice un muchacho mientras comienza a observar al cuervo.
-¿Cuánto hace que no veíamos un cuervo? -pregunta uno al otro.
-Por lo menos quinientos a seiscientos años -responde.
-Por lo menos -es poco tiempo dice, en eso yo enloquezco.
-¡Están locos! Acaso no ven que es un ser inteligente y maligno -dijo alterándome
-Si se nota la inteligencia, además mira, no es precioso como muestra su serenidad -dijo el muchacho.
-Es un demonios ese animal me matara, no me deja tranquilo en tres días -dije comenzando a perder el aire.
-No digas tonterías, este cuervo se parece mucho a ti, no lo vez, parece a un humano, ese eres tú -dijo el muchacho mientras ya no aguantaba la presencia del animal.
-Aunque dicen que traen desgracias -dijo uno.
-Es que eso trae -respondo yo, mientras miro al cuervo, cual este no hace nada, estaba ahí sereno, como ausente comenzando a limpiarse sus plumas, dios entre mi miedo amaba sus plumas.
-Sigo pensando que eres tú -dijo el mismo muchacho.
-Estoy de acuerdo -añadió el otro, el cuervo continúa rascándose con la punta de su pico las plumas bajo el ala que son, igual que el resto del animal, enteramente blancas. «Maldito cuerpo blanco» pensaba cual en eso el cuervo alza vuelo asentándose en mi cabeza haciendo que me desmaye volviendo a despertar, esta vez todo estaba seco aún así el sudor del miedo estaba presente.
Ya al cuarto día, preferí acostarme temprano, trate todo el día no pensar en el cuervo pero aún así no funcionó, tuve el cuarto sueño, sueño donde fue más tranquilo o eso creo al comienzo, estaba yo ahí en la oscuridad de mi habitación, con un linterna, no tenía miedo, aún así sentí algo entre mis dedos descalzos de mis pies, rápidamente apunte con la linterna, era una pequeña ranita, solo sonreí, al dar la vuelta a la casa y no pillar nada, vuelvo a lo que es mi habitación, pero de pronto llega la luz, toda mi habitación estaba repleta de plumas blancas, cual un fuerte viento entrando por las ventanas las hace volar, sentí alegría al ver tal maravilla pero mi sonrisa desapareció al ver una nota que estaba en mi cama que decía: "El cuervo blanco eres tú".
Al despertar solo ya no quería más dormir, aún así me levanto desganado, me preparo una jarra de café, cual me mantiene activo todo el día, no fui a trabajar, con mis ahorros me alcanzaría para vivir meses. Hasta que cae la tarde y otra vez llega mi martirio.
«¡Maldito cuervo! Cuervo blanco otra vez estás ahí parado en el poste de alumbrado público, ¿Por qué te gusta tanto estar ahí martirizándome con tu presencia?» pensaba, me estaba volviendo loco, mientras desde la ventana de mi habitación miraba hacia la calle, miraba a aquel curvo blanco que me observaba, ser maldito que cuando se aposentaba en un poste que la luz no servía pero el al tocar tal tronco viejo donde estaba colocada la luz, cuya luz se prendía... Cuervo raro que algo quería decirme o eso sentía.
Acostarme no ayudaba nada, estando en una habitación vacía repleta de cosas que no me llenaban, una cama pequeña donde solo mi ser entraba, una silla y una mesa en un rincón, más, puros electrodomésticos, Jarras eléctrica, como la cocina que servía con la maravilla del gas domiciliario, el sentimiento de vacío no faltaba al mirar todo a mi alrededor mi vida eran cuatro paredes más una televisión que tenía fallas, con miedo el único entretenimiento era aquel cuervo blanco que cada noche se me aparecía a la misma hora, en el mismo lugar y con aquella mirada que daba escalofrío.
Pero al final era un animal, el miedo se me iba desapareciendo, era yo en mi ventana y él en aquel lugar.
-¡Maldito cuervo! -le grite desde lo lejos que estaba mi habitación, a vivir en una zona lejos de la ciudad, que los vecinos estaban más separados que la vida y la muerte, nadie podía escuchar mis gritos y esperaba que el cuerpo si.
-Maldito cuervo blanco ¿Qué haces ahí? -decía en voz baja mientras el movía su cabeza son dejar de mirarme, en un momento extendió sus alas, eran magníficas, unas grande, «Que maravilloso animal» pensé mientras el comienza su vuelo con dirección muy lejos de aquí o eso creía, cuando logro ver que el desaparece de mi vista, yo estaba a punto de darme la vuelta para tirarme en mi cama y poder admirar mi techo, pero... en ese momento donde me muevo un centímetro aparece frente volando aquel cuervo blanco, me mira a los ojos fijamente.
«¿Qué diablos? »me dije en mi mente mirando sus ojos, cual dentro de él correrían algunos niños, miraba como una madre cargaba a un bebé, pero al ver tantas cosas que no quería creer una lágrima comienza a salir de uno de mis lagrimales de mi ojos, baja por mi mejilla para morir en el marco de mi ventana.
-Estoy aquí para acompañarte maldito cuervo blanco -dijo el cuervo, me había respondido, en ese momento el pánico se apoderó de mí pero no me podía mover aunque quería salir corriendo de esa maldita escena.
-¡Maldito cuervo! -volvió a decir, mientras lanzaba su graznidos desagradables, aquel sonido, semejante canto desagradable que mi oído perturbaba. Sólo caigo hacia atrás donde al mirar hacia arriba mi techo había desaparecido y había vuelto uno que podía admirar las estrellas como la oscuridad.
Estaría alucinando, me estaba volviendo loco, todo comenzaba a desaparecer cómo aquel cuervo, se había ido de aquel lugar, como mis cosas, quedando en mi cama donde decidí acostarme, pero entre la locura siento como aquella cama se va al interior de un bosque, de un campo, ahí es donde me levanto de mi cama comenzando a caminar, se vuelve a escuchar ese horrible canto del cuervo.
-¡Maldito cuervo! -susurre pero de la nada salía una casa de personas de bajo recursos, estaba un hombre flaco, joven, tenía un rostro familiar, pero era más que obvio cuando la vi, aquella mujer, hermosa niña, hermosa jovencita, preciosa, divina, ella estaba ahí, maldita sea mis piernas no me dejaban correr donde ella y poder gritarle, "Madre te amo". En eso sale una abuelita, dios ahí ya no di más, ella era mi bisabuela, la madre de madre, la mujer que durante años no salió de mi mente, cuya mujer que sentí que me amo más que nadie, estaba ahí y ya no en mis pensamientos, tales sueños donde ella estaba de pie en un campo de flores, recuerdo como yo corría arrancando las flores, ella no se enojaba solo me trataba de lo más lindo que puede tratar alguien a otra persona.
Me quede ahí mirando esa escenas, «Cuervo maldito ¿Por qué me has traído aquí?» luego la respuesta se respondió cuando mi madre dijo que estaba embarazada, mi tercer llanto se acercaba al enterarme que ya estaba en la panza de mi madre.
Yo observando desde el oscuro de aquel monte, ahí en las sombras como todos ellos se miraban y sonreían, no espere que mi llegada haya sido tan importante, mi hermano mayor era un bebé, cual lo observó cómo mi tía lo cargaba, una tía cual años después se iría a los Estados Unidos escapando del maldito problema económico y guerra civil.
Una sonrisa se me escapaba, pero todo comenzó a desaparecer, todos se volvían polvo en el viento, -¡Maldito cuervo!, no me saques de aquí, yo necesito ver todo -decía pero en ello no me alejo mucho en el tiempo. Esta vez me encontraba en la misma casa, cuando mi madre comienzo a tener los dolores de parto, tristeza inmunda que me llenaba, sufrimiento tras dolor al ver como no había nadie para ayudarla, estaba solo ella, como pudo llegó al hospital, la seguí en todo momento ella cargaba con mi hermano mayor, una madre como ninguna decía yo, sonreía como lloraba, le comencé a dar fuerzas pero ella no me veía, horas después comienzo a volverme loco por la espera, comienzo a ver detalles de cuervos por doquier, desde en poleras hasta en broches de las enfermeras, fue ahí cuando sale un doctor, y le dice que todo fue un existo a sus colegas.
Todos no me veían pero yo celebraba, estaba feliz, yo había nacido, estaba ya en un mundo por primera vez, pero en eso entra el cuervo blanco, con miedo lo observó. Me mira fijamente -¡No! No me iré ¿Quiero ver los rostros de mis padres? -susurré muy triste, no me había sentido más feliz en el mundo y quería subirme el auto estima viendo con mis padres se alegraban de mi llegada.
En eso el cuervo se convierte en un hombre flaco, viejo, con cabello blanco como la nieve, con un traje de marfil, desde los zapatos haya la corbata, aún así ya no me sorprendía su transformación, todo era posible para él, con su mirada lo decía todo, el estaba aceptando que me quedé, es más comienza caminar hacia una habitación, triste paisaje ver a enfermos en los pasillos, heridos en el suelo, la habitación de mi madre estaba por suerte vacía y está solo ella, en eso llega mi prestigioso padre, no sabia si sentir rabia, cólera, impotencia o agradecer el simple hecho que tenía un padre, todo alcoholizado llegó, llegó aquel padre amoroso siempre con la cordura fuera de lugar, al menos estaba feliz y ansioso por poder verme, mientras mi madre estaba en cama esperando que le traigan a su amado hijo.
-¡Vámonos! -dijo aquel hombre mientras todo detrás mío desaparecía a cada paso que daba hacia dirección de la salida de aquel hospital, solo miro el periódico que la fecha diecinueve del día jueves del año 1999. Mi fecha de nacimiento.
-Sabes muchacho, esto apenas a comenzado, es hora que te cuente tu historia, la historia de un cuervo blanco -dijo el anciano, que más podía decir, solo me quedaba escucharlo, aunque no me gustaba que me dijera cuervo blanco, se sentía muy feo.
-¡Cuenta! -dije.
-Sabes, vives es un mundo cruel, sabias que los cuervos blancos como tú son bastantes extraños, esto se debe a que su propia madre los devora cuando apenas tienen pocos días de nacidos, aquellas madres son tan crueles que prefieren asesinar a sus hijos por ser diferentes, al igual que tu madre, mi gran cuervo blanco -dijo.
-¡Estás loco! Mi madre nunca quiso matarme, aparte estoy vivo y ella siempre me amo, acabas de verlo -dije con un dolor en el pecho
-Aun así por lo que es muy extraño ver a alguno en su etapa adulta -dice mirándome- algunos llegan a ser adulto, sobreviven por muchas razones, o la madre no se atrevió a hacerlo o ellos se escaparon, huyeron o simplemente les miraron muy tierno a sus madres, aunque no serían tan raros si esta especie no los aniquilara, sería normal que todos los cuervos blanco nunca lleguen a crecer y sería mejor que no lo hagan.
Durante muchos años, ellos fueron y serán odiados, por ser diferentes, como tú me odias -dijo el viejo, quién era obvio que el era el cuervo blanco que me atormentaba.
»científicamente los cuervos blancos existen gracias a que padecen leucismo, es decir que simplemente no tienen melanina en sus cuerpos lo que los hace albinos, pocos cuervos blancos llegan a la edad adulta como te decía y cuando estos llegan a la edad adulta, son abusados y maltratados por otros cuervos negros, ahí comienza su fin, aunque no lo creas, todo el mundo los odia, toda su especie se organiza para causarle daños de mil formas.
»Tampoco podrán aparearse porque para las hembras no son atractivos, así que su destino es vagar solos de por vida hasta la muerte.
-Ahí concuerdo contigo, aunque he tenido parejas voy a vagar por este mundo solo hasta la muerte, tal vez tengas razón, y sea un cuervo blanco aunque lo demás no me gusta -dije interrumpiendo .
»Aunque no lo creas, en la humanidad, como en el reino animal la conducta de matar aquellos que nacen enfermos o diferentes es bastante común o más común de lo que crees, por desgracia ese ser débil eres tú, o todos pensaron eso, solo que ignoras tu pasado, tu madre, las madres lo hacen para que estos no sufran luego y simplemente sobrevivan los más aptos, tu madre quiso matarte aunque no lo creas.
-Mi madre no quiso matarme -dije enojándome
-Cómo tú, cómo el cuervo, cómo este animal, existen muchos otros los cuales también presentan albinismo, pero en la naturaleza eso puede ser un error que se paga con sangre o simplemente con la soledad hasta morir, para la naturaleza un ser con albinismo puede representar un problema serio, dado que las hembras de todas las especies siempre buscarán el macho más apto para procrear, pero al poseer albinismo pasan a ser un macho no apto casi tomado como una enfermedad o eso pasaba antes con la humanidad, hoy a cambiado pero tú, tú vida no cambio, por primera vez te volviste un cuervo blanco, hasta que llegue a pensar que eres yo mismo, por eso te busque, para que aceptes tu destino, ser un cuervo blanco, odiado por los cuervos negros, que es por eso que en muchas especies, un animal albino no puede procrear y tú no fuiste a excepción, no fuiste la excepción -dijo mientras yo solo pensaba en que está mierda ya acabase.
Pero era más que obvio que no acabaría o no tan rápido, aún así yo no poseía albinismo, este cuervo ya me había hartado, aún así no podía escapar de esta fantasía, ya me había pellizcado tanto que me había hecho daño...
-Quisiera volver a la realidad -dije sin ánimo a continuar, en eso aquel viejo, se vuelve a transformar en un cuervo cual comienza a volar hacia lo más alto que podía, luego cae en picada hacia mi haciendo que cierre los, cual al volver abrirlo estaba en mi asustado.
-Al fin se fue aquel sueño -dije pero una silueta noto, una sombra de un cuerpo entraba por mi ventana, era aquel ser otra vez, ya sin ánimo solo suelto aire mientras que el entraba parándose frente mío, sin ánimo comienzo a acariciarlo, pero fue en ese momento donde acariciando sus plumas pienso, la locura me había llevado a este instante. Los recuerdos volvieron a atacarme... Y si al final el tenía razón, sería mi fin.
Me levanto de la cama descalzo, camino tres pasos, ni uno más ni uno menos. -Muéstrame mi vida, si logras convencerme prometo irme contigo -dije, ya todo estaba dicho, solo esperaba que lo que viera no fuera tan fuerte de lo que recordaba.
En eso los muros comenzaron a derrumbarse demostrando que todavía estaba dormido, o en algún viaje, cualquiera de las dos opciones era de menos, fue ahí donde sonrió al ver algo que siempre me contaban y uno de las cosas que siempre estaba orgulloso. Aquel día donde una serpiente roja con líneas negras durmió conmigo apenas teniendo meses de nacido, pero lo que vería me desgarro el alma, era la hermana de mi padre quien poseía aquella serpiente minutos antes del suceso.
-Con una mordida no vivirás más -dijo mientras la lanzaba en el lugar donde dormía, tanta malicia tendría una persona, que sería capaz de asesinar a su propio sobrino y el motivo cual sería... Aún así por alguna razón no pasó nada, todo terminó bien.
Comencé a tener muchas preguntas, mientras que todo otra vez cambiaba de ambiente, aquel escena se volvió en la casa antigua de la madre de mi padre.
-Solo escucha -dijo el cuervo o eso escuché en mi cabeza.
-Hijo ese muchacho no es tuyo, no lo ves, no se parece a ti -escuchaba a mi abuela hablar.
-Si hermanito, para mi que tú mujer te fue infiel -decía unas de mis tías.
-¡Cállense! -dijo mi padre. Hombre nefasto, inseguro hasta de su sombra.
Al pasar los segundos solo camine mientras el tiempo corría, quería asesinar a mis familiares pero no podía, sentí impotencia al no poder, pero en eso una discusión muy fuerte se escuchó, era mi padre alzando la voz a mi madre, ahora entendía cual fue el comienzo, «¡Maldito cuervo!» dije en mi mente, era un maldito animal blanco que me mostraba todo lo que quise ver siempre.
Durante años cada vez que escuchaba discusiones, siempre me pregunte la causa o por qué pasaba todo eso, aunque sospechaba nunca pensé que yo sería la causa, varias veces me lo habían gritado pero nunca lo tome enserio.
Pero aquel pensamiento veo como mi padre le levanta la mano, en eso intenté agarrarle la mano pero la ilusión desapareció muy rápido, cayendo en la nada que me sostenía.
-Tu padre golpeó muchas veces a tu madre por tu culpa -solo escucho la voz del cuervo en mi cabeza mientras me llenaba de dolor.
-Tu madre empezó a odiarte desde aquel entonces -añadió mientras comenzaba a crear otra escena.
-Solo una mujer te amo con toda su alma sin condiciones -susurro, pero aquel cuervo dio un golpe tan bajo que las lágrimas volvieron a salir desesperadamente.
Mientras yo caminaba con tan solos unos dos añitos por una lo que era mi hogar, sin darme cuenta lo que pasaba a mí alrededor, miraba como todos me ignoran, «¿Por qué todos lloran?» Me preguntaba, era un niño, que no sabía que sucedía, hasta que entro a una habitación, veo luces azules, muchas flores, mientras todos me ignoraban, con una silla acomodándome muy despacio me subo a lo que parecía una caja de madera, pero lo que vi me había dejado más dudas.
Mientras yo lloraba mi yo de niño en voz alta dijo -Mi mami, ¿Por qué está ahí durmiendo?
Todos volcaron a verlo, con gran susto. -Hijo bájate de ahí -dijo mi madre, aún así no me había respondido el porque mi bisabuela dormida en esa caja, todos comienzan a llorar, mis primos no dejaban de soltar lágrimas, mi hermano solo me queda esquivaba la mirada, entre susurros escucho que había muerto. -¿Mami murió? -pregunte cual mi madre dice que si.
Sin lágrimas en los ojos, aunque quería llorar no podía, porque ella me enseñó a ser fuerte, era el único que parecía estar preparado para su partida, desobedeciendo vuelvo a subir a esa silla, cual besando el vidrio y soltando solo una lágrima me despido de ella. -Adiós mamita -solo dije cual todos me miraban raro.
-Ella siempre aparecía en mis sueños cuando ya no daba más, soñaba que la abrazaba muy fuerte -dije mientras todo cambiaba nuevamente.
-Siéntate no estás en condiciones para continuar viendo todo -dice en mi mente el cuervo, en eso él se convierte en aquel anciano que ya antes se había convertido.
En eso crea un bosque para estar en paz...
-No soy aquel cuervo que quieres que crea, esto que he visto no es nada, mi madre nunca me intentaría matar como dijiste -dije enfureciéndome.
-En realidad tu madre intento matarte muchas veces, pero nunca se animó, siempre se detenía, intento abandonarte pero siempre la pillabas, tu madre no era tan fuerte como creía ella -dijo el cuervo.
La tristeza me carcomía, ya no soportaba más, estaba ahí en la nada sentado en lo que se formaba un cómodo suelo y me rodeaban árboles que comenzaban a salir, lo que había visto no me parecía nada animador, cómo puede ser el mundo así, o como pude olvidar esos acontecimientos, tal era muy pequeño o solo los borré de mi mente para que no sufriera con esos recuerdos.
-No llores cuervo blanco -susurro aquel anciano, no entendía el por qué no me dejaba de decir cuervo blanco, cuando él era aquel ave misteriosa, ser que se había transformado en un viejo anciano, viejo, misterioso, cuya inteligencia resaltaba al pelo al no decir nada. Estando sentados ahí con una fogata al medio, secando mis lágrimas al ver como el humo comienza a formar figuras.
-Te mostraré una historia, pon atención cuervo blanco, tu sufrimiento, tu agonía es poca a lo que continúa, a lo que viene, pero quién dijo que esto recién empezó -susurro aquel viejo, en ese momento mirando el humo por primera vez comencé a usar mi cabeza y mi cordura.
Recordé que los cuervos eran inteligentes, que podían imitar la voz humana, veía en el humo como ellos volvían locos a los humanos, pero aquel humo no dejaba de mostrar sólo cuervos negros en gran cantidad, mientras el anciano hablaba yo miraba el humo ignorando todo o eso creía.
Pasaron varios minutos, sentí como si todo fuera real, después de un rato el dijo: -¡Entendiste -pero solo quede como tonto mirándolo.
-Si -dije, todo lo tenía en mi cabeza por alguna razón, o fue porque lo vi en el humo o era inconsciente mi audición.
Quién diría que sabría que hace miles de años los cuervos eran blancos, antes que los comparen con los seres que cuidaban los cementerios o sean vistos como animales de la oscuridad y muerte, todo eran blancos, lo recordaba cómo si yo hubiera estado ahí, qué tal vez si lo estuve.
En remotos tiempos, cuando la tierra y la gente eran todavía jóvenes, todos los cuervos eran blancos como la nieve, como el papel que todavía no existía, eran tan blancos que se perdían entre las esponjosas nubes, por alguna razón todos se dedicaban a cuidar a los animales del mundo, el hombre, el ser humano hacia unos cuantos siglos recién habían aparecido, como siempre los humanos siempre pensaron en sus beneficios, que comenzaron a matar muchos animales para su alimentación, los cuervos blancos no lo iban a permitir que sigan haciendo eso. Fue así como En aquellos tiempos pasados, la humanidad para sobrevivir, dependían de la caza de los grandes animales. Aquellos cazadores no tenían caballos, vale recalcar que aún no podían dominarlos, o ese se mostró en aquel humo blanco, no tenían ni armas de hierro y muchísimo menos aún tenían armas de fuego, como aquellas pistolas que tanto daño nos causaron entre nosotros, la humanidad.
Todos aquellos humanos, vestían de poca ropa, solo tenían una prenda que cubría sus ente piernas, andaban descalzos, sus pies ya eran resistentes para largas caminatas, todos ellos salían descalzos, con armas de piedra, madera, como arcos adornados de divinas plumas de colores menos blanca. Aquellas plumas blancas de los cuernos le faltaban, en el humo se notaba aquel trabajo arduo, cómo duro, incierto y muy peligroso que hacían la humanidad, pero aquellos cuervos le harían la vida de cuadritos, todos atacaron a los humanos destruyéndoles sus pocas cosas entre sus casas, en aquel tiempo eran algunas pieles unidas. Los cuervos se volvieron enemigos de los humanos, ellos intentaban casar pero los cuervos blancos nunca los dejaban.
A todo eso, además, se sumaba que los cuervos dificultaban la tarea de los humanos, puesto que por aquel entonces eran los cuidadores de los animales ya antes mencionados, es más eran mejores amigos de los grandes Mamuts, como esos búfalos, y aquellos Dodos.
Los cuervos se dividían para cuidar a cada grupo de estas tres especies, sobrevolaban las praderas, las extensas colinas, esas llanuras como esos extensos bosques y vigilaban todo lo que sucedía. En cuanto descubrían que se acercaban los humanos, se dirigían raudos hacia las donde estaban sus grupos de amigos, se posaban entre sus cuerpos y le avisaban:
-Cra, cra, cra, Amigos ¡Escapad! Los cazadores se acercan. Llegan a través de aquel riachuelo.
Los mamuts corrían cansados grandes estampidas por otro lado los mamuts corrían hacia el bosque, mientras los Dodos, se escondían en los arbustos.
Los humanos cansados se querían deshacer de los cuervos, cuando es en eso que se dan cuenta que el gran cuervo blanco era el líder, alguien grande incapaz de ser casado.
Pero lo que no contaban todo es que el tigre diente de sable también sufría por culpas de los cuervos, el tigre dientes de sable llegó a hacer un trato con los humanos, que él se encargaría de conseguirles animales para que puedan alimentarse a cambio que ellos se concentrarán en capturar al gran cuervo.
Durante dos no sé sabe cómo el diente de sable les traiga mamuts muertos para que se alimenten los humanos, como otras especies, nadie se daba cuenta ni los cuervos, hasta que después de un mes se comenzó a sentir la ausencias de muchos.
Los cuervos comenzaron a bajar de los cielos buscándose pistas y pillaban muchas huellas hacia las aldeas de los humanos, comenzaron a planear su venganza en ir a destruirles sus hogares, en gran cantidad todos se fueron con el gran cuervo delante de todos, como buen líder, lo que no se esperaban es que al llegar todo era una trampa, cuando todos llegaron al centro de las aldeas de la nada un extenso fuego comenzó a rodear a los cuervos impidiendo que se escapen, mientras ellos intentaban huir muchos comenzaron a quemarse, otros muriendo en el acto, los humanos serían capaz de quemar sus hogares por desaparecer a los cuervos blancos, todos logran huir menos el gran cuervo blanco muriendo entre las llamas, pero todos los que sobrevivieron intentaron ir a seguir cuidando a sus amigos pero los humanos estaban ahí con antorchas y con el cuerpo de su gran líder y les gritaron;
-¡Cuervos! váyanse de este lugar o los volvemos a quemar, sin piedad.
Todos decidieron hacer caso por miedo, no querían morir, dejando solos a sus amigos, que serían masacrados.
Días después en un momento de arrepentimiento todo decidieron volver pero fue su asombro encontrar a muchos Mamuts muertos cómo Dodos, al igual que búfalos, pero lo que más sorprendía eran humanos muertos, atravesados entre lanzas, muchos eran cadáveres, nadie sabia lo que había sucedido, hasta que encontraron tigres dientes de sable muertos, pero que más sorprendía era su líder muerto con plumas blancas, ya no estaban quemadas.
Ellos intentaron buscar explicaciones a sus amigos pero todos los rechazaron diciéndoles que se fueran por haberlos abandonados y que los cuervos negros no eran bienvenidos, les decían que se fueran con los muertos donde merecían estar.
Desde aquel día los cuervos se volvieron negros, y siempre estar cerca donde pasas las peores tragedias para poder llorar al recordar a su gran líder, lloraban cuando eran amados y todo lo que perdieron por cobardes
-Tengo una pregunta, Si los cuervos blancos crearon el universo, protegían a los animales y eran respetados ¿Por qué los cuervos negros comenzaron a odiarlos? -pregunte, en eso el viejo sonríe.
-Un cuervo una vez negro siempre se debe rehusar imaginar que antes era blanco -dijo sonriendo.
-¿Quieres decir que los cuervos negros nunca creyeron que antes eran blancos? -pregunte.
-Si, aún así un cuervo que sabía que antes era blanco, siempre se debe rehusar a obedecer a un cuervo blanco -decía levantándose. Luego añade: -un cuervo que no sabe que fue blanco nunca creerá que lo fue, porque aquellos que saben siempre se rehusaron a obedecer a uno. O eso es su ley.
»Comenzaron a difundir que los cuervos blancos eran débiles, con el miedo que ellos logren crear algo que los vuelva a volver a todos blancos, porque lo que tienen los cuervos son miles de maldiciones y uno de cada millón nace blanco para intentar cambiar todo pero nunca logra crecer -termino de decir.
-Pero, así de simple, no hay historia -dije, me comenzaron a gustar cuyas historias, al menos ya me habían distraído de las cosas que me iba enterando.
-Cada ves te pareces a un cuervo o al menos muestras características de ellos -dijo el señor.
-¿Cuales? -pregunte, mi curiosidad era muchísima.
-Te lo contaré en muchas historias pero cuando acabemos termínanos de mostrarte tu vida -dijo cual agachando la cabeza acepto.
-Para comenzar los cuervos nunca fueron inteligentes, aún así siempre superaban a los demás. En eso tú y ellos eres igual, aún así todo sobre su poder intelectual comenzó después que los cuervos se volvieron negros.
»Cuentan que existía una especie superior que los humanos, es más los mismos humanos los llaman dioses, había una diosa en especial, una diosa de la sabiduría y el arte, todos los dioses poseían cosas que otros no tenían, es ahí donde entran los cuervos, los cuervos eran mandados por el dios de la muerte, era un dios maligno o eso todos contaban, un día el en su aburrimiento ordenó a sus cuervos negros a ir por cosas de los otros dioses, misteriosamente ningún cuervo volvía a excepción de los cuervos que iban a robarle a la diosa de la sabiduría, cada día los cuervos volvían con libros, aún así contaban que nunca iban a terminar, ya que la biblioteca de la diosa de la sabiduría era interminable.
»El dios comenzó a leer cada libro, mientras más leía más se daba cuenta de lo importante que era el conocimiento, a un así el Dios un días fue encontrado muerto, los cuervos le dieron un honorable funeral, ahí estando todos sin saber que hacer, como cada día iban a robar libros, solo por costumbre, los cuervos estaban creando una biblioteca sin darse cuenta, un día nació un cuervo blanco, es así como después de miles de años Navia uno, todos decidieron ignorarlo llevándolo con ellos a robar libros, pero en su primer día el cuervo blanco tiro por accidente al suelo un libro cual este se abre mostrando hermosos dibujos, el comienza a mirar cada hoja entendiendo todo, los demás cuervos comenzaron por curiosidad a leer también fue así como cada cuervo comenzó el arte de la lectura, entre ellos se contaban lo que leían, los cuervos dejaron de robar libros, porque entendieron que era algo malo o eso decían en los libros.
»Un día la dios se dio cuenta que los cuervos no iba ya a robar sus libros, así que decidió bajar al la oscuridad donde vivían, con esperanzas de buscar respuestas cual fueron encontradas, muchos cuervos negros fueron encontrados por ella leyendo, el lugar estaba iluminado, ella lo primero que hizo fue buscar al Dios de la muerte, encontrándolo en un altar muerto, la diosa siempre amo al Dios de la muerte que quiso pasarle su sabiduría pero aquel conocimiento lo llevo a su propio fin, entre un momento de ira culpo a los cuervos, en eso ella recuerda que se podía revivir a los muertos pero a cambio necesitaba muchos sacrificios, con una locura intento sacrificar a todos los cuervos, pero ahí entró el cuervo blanco diciéndoles que no funcionaría porque los cuervos negros debían sacrificarse ellos mismos y no ser sacrificados, entre la impotencia ella pensaba en que hacer, intento convencer a todos que se sacrificarse por su amo pero todos se negaron, en eso nace la idea de que ella les de toda la sabiduría que poseía y ellos a cambio entregarían sus almas.
»Ella sin negarse acepto, les entrego las llaves de su biblioteca infinita, todos los cuervos sobrevolaron sobre el Dios muerto, pero el único que se sacrificó fue aquel cuervo blanco, era suficiente al ser una alma pura, desde aquel día los cuervos obtuvieron el poder del conocimiento infinito y el cuervo blanco fue recordado por traerle vida al Dios de la muerte, aunque con el tiempo todos lo olvidan -dijo el viejo, era una bella historia sobre cómo los cuervos negros obtuvieron el conocimiento mientras el cuervo blanco se sacrificaba por todo como siempre.
-Esta historia me recuerda a ti -dijo otra vez el viejo.
-¿A mi? -pregunte.
-Tú siempre te sacrificas por los demás para que ellos puedan obtener conocimiento, o dime cuántas veces preferiste sacrificar tus notas escolares por ayudar a otros enseñándoles, siempre preferías eso o me equivoco -dijo.
-Te equivocas, eso no es igual a la historia, son situaciones diferentes -dije aunque en el fondo sabía que era cierto.
-Entonces te contaré más historias, unas cuantas, sino sé parecen a ti comenzamos con otra, una más interesante, la tuya -dijo mientras esta vez el humo comenzaba a volver fuego iluminando más el lugar.
-Es un caos -susurre mientras el hablaba.
-Recuerdo cuando te gustaba divertirte, o al menos es tu mente lo hacías, una vez existió un cuervo blanco cuyo único motivo por despertarse casa día y volar por todos lados era que algún día su suelo se cumpla, aquel sueño era simple, solo quería jugar con la demás cuervos, le gustaba ver lo que hacían los demás, era para el sorprendente como se divertían, miraba a los demás deslizarse por un techo para divertirse, había veces que volaba a lugares donde el invierno reinaba, hasta ahí encontraba como los demás se ponían a jugar a ocultarse en la nieve, hasta jugar pelota era algo que hacían los cuervos negros, pero como siempre nunca lo dejaban participar por ser diferente, el se sentía solo, triste, melancólico, miraba como en los campos todos competían para asustar al granjero, el cuervo blanco amaba ver todo pero le dolía no participar, un día decidió intentar cambiar todo, quería jugar con los demás, pero entre su mala suerte o su suerte había caído por una chimenea quedándose todo manchado de cenizas, sin darse cuenta vuelve a salir, es ahí donde todos lo miran.
-¿Quieres jugar? -le dice un cuervo negro cual el acepta sin dudar, estaba jugando, al fin era aceptado, aunque él no se dan cuenta de su cambio, pero como nada es perfecto comenzó a llover, cayendo todas las cenizas que lo habían manchado, escurría todo un líquido negro por su cuerpo, los demás cuervos estaban molestos, enojados, muy furiosos que comenzaron a picotear todo su cuerpos lastimándolo severamente, entre tal violencia es asesinado, su cuerpo fue dejado en un espantapájaros como señal para todo aquel cuervo blanco que quería intentar juntarse con los demás, en señal de que los diferentes no podían jamás ser parte de la mayoría común, de que no era permitido que ellos piensen que eran como los demás -decía él, en eso yo recuerdo cuando alguna vez intenté hacer lo mismo, salí igual lastimado, golpeado y humillado.
Antes de poder decir algo aquel ser, aquel hombre, viejo, o el cuervo siguió hablando.
-Aun así, luego de esa historia los cuervos negros comenzaron a tener miedo a los cuervos blancos, sabían que los blancos son más grandes que los negros, eso hace muchos años le asustó a todos, aquel tamaño, aquel majestuosidad era única, un día un grupo de cuervo blancos se juntaron formando una pandilla como las de adolecentes actuales, eran grandes, fuertes, inteligentes, comenzaron a juntarse todos, cada vez su grupo crecía, iba en un aumento que impresionada, ahí es donde te digo que se asemejan a ti, tu también creaste tu pandilla, seguro ya sabes cómo acaba -dijo mirándome, «maldito sabelotodo» solo pensé.
-Acaba mal -respondí.
-En ese grupo de los cuervos blancos, habían hembras también, lo que parecía su supervivencia más su futuro estaba resuelto, ya no se esconderán más pensaban todos, su reproducción estaba asegurado, pero eso era un gran peligro para los demás, mientras ellos se juntaban los otros solo comienzan a planear algo, era un día tranquilo, todos los cuervos blancos se dirigieron hacia un maizal, era hermoso verlos en grupos tan majestuosos, en aquel maizal no había nadie o eso creían, hasta cuándo el cielo se vuelve negro de la nada, era una bandada, eran muchos cuervos negros, cada vez más parvadas se acercaban a unirse, taparon el cielo mientras los otros blancos de abajo esperaban su fin, todos cayeron al ataque, destruyendo todo a su paso, el maizal, las plantas, el espantapájaros, acabaron con todo, al terminar con su cometido entre las hojas y los maíces sale un cuervo blanco sobreviviente viendo a todos sus amigos muertos, con una ala ropa solo decide irse sin mirar atrás, fue así que desde ese entonces aprendió a que nunca debería intentar crear un nuevo grupo de los odiados de los demás, aprendió a que si solo nacía solo iba morir -termino de decir.
-Sabe, usted solo crea historias acorde a mi vida para decirme que todo lo que hice fue malo y siempre terminare solo -digo, los malditos recuerdos se volvían más fuertes
-No, o acaso te afecta tanto -dijo con sarcasmo.
-Sabes, ya basta ya me cansé de todo, de los cuervos, de todo, como si ellos fueran tan especiales, en realidad son mentiras, jamás he leído sobre ellos y para mí solo son aves nada más -parándome comencé a dar vuelvas descontrolado, nervioso- no es que me afecte solo que cada palabra que sale de ti lastima directa o indirectamente -termine de decir.
-Los cuervos son aves de gran inteligencia que en muchas mitologías es reverenciado y temido. Las leyendas de este enigmático pájaro se remontan siglos atrás, habiendo sido inmortalizado con su siniestra presencia única, hablando de sólo cuervos negros ellos han estado en toda el pasado del hombre, mientras que nosotros los blancos solo somos olvidados, cual solo nosotros sabemos esas historias -dijo también levantándose, estaba molesto.
-No mientas, los cuervos negros no son tan importantes -burlándome solo añadí: -enserio no te cansas.
-No, es que ellos nos joden toda la vida -dijo él aún más molestándose.
-No nos joden, ellos no son importantes -dije, estaba nuevamente cansado.
-Si lo son, ellos tienen más éxito en historias que nosotros, una parte de su éxito se debe a su régimen omnívoro; la magnífica obra del cuervo común qué es extremadamente oportunista, alimentándose de carroña, insectos, residuos alimentarios, cereales, bayas, frutas y pequeños animales. En algunos lugares su alto número y asombrosa adaptación a casi cualquier hábitat les ha fraguado una reputación de "plaga". Todos los humanos piensan que ellos, el cuervo común posee uno de los cerebros más grandes de todas las especies de aves, cuando en realidad somos nosotros los que le dimos esa sabiduría, ellos han observado como los cuervos dirigen a otros animales para que trabajen para ellos, por ejemplo llamando a los lobos y a los coyotes al lugar de una carroña, esas cosas nosotros le enseñamos cuando los animales dejaron de amarnos. Le enseñamos a mandar cual luego nos desecharon, a nosotros sus antepasados.
»¡Oh! El ave negra en la mitología su presencia resaltó siempre en guerras, escenas de muerte, junto a su apetito carroñero han promovido al ave negra como un heraldo de la muerte. Ellos los pájaros de la muerte, ellos no sabían nada de ello hasta que nosotros le dimos la llave del averno, aún así nunca nos dieron créditos los humanos.
»Ahora escucha. En numerosas culturas existe mención de este ave en sus leyendas: En la mitología Nórdica la imagen del dios Odín tiene un cuervo en cada hombro. Los vikingos utilizaban mucho la imagen del cuervo. La ponían como símbolo en sus velas. Pero lo que más me dio irá fue que siempre cuando salimos en una historia todo termina bien, ejemplo los griegos no dieron un espacio cuando Apolo, el dios del sol envió un cuervo blanco a proteger a Corinis, una mortal de quien el dios del sol se enamoró. Cuando ella le fue infiel en un descuido del cuervo, el ave voló hasta los cielos y le dijo a Apolo lo sucedido. El dios quemó al cuervo y sus plumas se hicieron negras y desde entonces esta ave es asociada con malas noticias. Al menos fuimos blancos otra vez haciendo resurgir a los cuervos negros. En la fabula del Rey Arturo, describen que él no murió y se transformó mágicamente en un cuervo. Salen los malditos hasta en los relatos hebreos existe una extraña relación entre el cuervo ave importante en la imagen de Dios, el cuervo guía al hombre en las tinieblas, es el centinela de la Luna. También Noé envió cuervo que no regresó al encontrar abundante comida, mostrando los traicioneros que son. En el budismo el protector del Dharma Mahakal es representado por un cuervo, por su asociación con la tierra y los gusanos. sin mencionar que en los círculos de ocultismo hablan sobre la participación del cuervo como un guía las almas de los muertos al otro mundo.
»Los cuervos negros salen en películas, imágenes, banderas, todos creen o tienen creencias sobre ellos hasta Edgar Allan Poe les hizo un libro, es sorprendente como ustedes los adoran, no me vuelvas a venir que los cuervos negros no son importantes cuando ustedes los tienen en un altar a todos -dijo enojado, estaba molesto.
-Solo acaba con esto, dime y acabemos todo para poder irme -dije, sentía hambre, sed, sueño, cansancio entre muchas cosas, solo quería acabar con todo.
-¿Qué quieres que te diga? Qué tu madre nunca te quiso, que tú padre te negó, que tú familia te odio por ser más blanco que los demás, que eran clasistas, racistas, mente tapada, o quieres que te cuente cuando tú padre llegó borracho, golpeó a tu madre hasta no parar más, y rompiendo una botella intento matarte, por suerte ahí estaban familiares tuyo que aunque no te querían, no querían cargar con tu muerte, eras un niño imbécil ni eso me importó.
»O quieres saber como tú abuela con tu madre fueron a un brujo a preguntar por ti, cual aquel bruto le dijo que eras una desgracia, cuantas veces tu madre te intento matar, te intento ahogar l no recuerdas cuando el río te llevo hacia lo más lejos que pudo, no fue un accidente, fue que ella te dejo que te lleven, fue esa maldita mujer que cada vez que me decías te amo solo te mostraba desprecio, odio.
»Quieres que te cuente tu peor trauma para que te duela el recuerdo -dijo muy alterado.
-Ya basta no ves que esto me hace daño -dije mientras todo me daba vueltas en el estómago.
Una escena comienza crear vida, el ambiente es una guardería que estudiaba de muy niño, todo era muy bonito pero ya sabía que iba a suceder, solo no quería ver quién era, en eso un alivio siento al ver que fue una desconocida. -No comas esa sopa -dije en vos baja llorando mientras yo lo hacía, estaba tan pequeño, al comer o tomar aquella sopa comienzo a convulsionar, mi cuerpo no daba más, estaba cansado, arto, ojalá haya muerto en ese instante pero tuvieron que llevarme al hospital, mi madre cuando se enteró lloro con todo su alma, mientras mi padre no decía ninguna palabra, al final era su culpa, toda de él, por ser muy mujeriego, la asesina o quien intentó acabar conmigo fue una de sus amantes o sus mujeres, que tenía una hija de mi misma edad, todo era una enredadera, mi ser murió por un mes entrando en coma, pero fue algo que me hizo despertar, sería el simple hecho de que amaba tanto a mí madre que me gustaba que llore o que estaban a punto de desconectarme para que muera porque la deuda del hospital era demasiada, prefiero pensar que fue la primera.
Así desperté mientras todos me miraban raro, -te amo mami -solo escuché mi voz de niño mientras otra vez el ambiente cambiaba, quedándome con las ganas de abrazarlo, decirle que no la ame tanto.
El siguiente ambiente era más raro, más triste, él cuervo blanco quería mostrar más tristeza al bajar los colores, era un momento más, el había cumplido su palabra al mostrarme lo peor que había pasado, era el trauma de un niño que aunque nunca guardo silencio nadie le creyó, ¿Qué puede ser lo peor que le pase a un niño? Lo peor es que cada día un maldito te venga y viole cada noche, siendo niño, te maltrate, te use como un trato, lo peor era que nadie te creyera, fue ahí donde no di más a ver muchas escenas alrededor mío, eran como pantallas mostrando mi miserable vida.
No di más y lo repetía mil veces, me quede ahí sentado, mientras de maldad él me mostraba todo lo que me había dicho hasta este momento, me mostró cada segundo de mi vida, me mostró todo, cada golpe, cada trauma, cada tragedia, cada recuerdo que trate esconder el lo más oscuro de mi ser, aún así el habría entrado a mi mente para sacar todo, despolvo cada centímetro, destruyó cada barrera, ahí fue como perdí y deje que se detuviera todo.
No sabría decir con exactitud cuanto tiempo pasó, pero me quedé ahí quieto, vi todo, él viejo se había marchado, pero al parecer después de un tiempo vuelve como si nada, viéndome ahí acabado, con una destrucción total en mi interior.
Traía una sonrisa, algo tramaba, capaz sería un último golpe que me mate para siempre, si un cuervo blanco era bueno desearía jamás cruzarme con uno negro que según el era pura maldad, aunque parecía al contrario, un cuervo negro solo me acompañaría a mi muerte y no me mataría.
-Ahora imagina que te enamoraste de una muchacha superior a ti, qué tal si suponemos que ella es un búho blanco y tú el cuervo blanco, ella no es normal en algunos lugares aún así todos la aman, y tú sigues siendo era raro del mundo -decía mientras yo escuchaba atento, al final otra vez tenía razón, me había enamorado alguna vez de alguien que para mí fue como un búho blanco, perfecto, majestuoso donde el universo estaba en sus ojos sintiendo placer visual al verlos.
-¡Te enamoraste! -decía mientras ya nada se movía, ahora era mi mente que imaginaba y no era el ambiente que cambiaba, imaginando como aquel cuervo blanco, como yo hacía lo imposible para cautivar a aquella ave majestuoso, nocturna, con gran sabiduría, aún así aunque hice todo nunca logré conseguir su corazón, los raros estaban siempre condenados a estar solo y no fue necesario mostrar un pasado, o una historia, solo basto dos palabras, "te enamoraste" ahí solo basto imaginarla a ella, blanca, linda, de alto nivel económico, con metas y aspiraciones posibles, mientras uno estaba ahí abajo luchando, ni mil poemas son capaces de enamorar a alguien que no te quiere, ni mil retratos de ella podía hacer para poder llegar a plasmar tanta belleza.
«¡Ay corazón!» digo en mi cabeza suspirando, de todo lo malo que me había pasado, ella a pesar de todo me alegraba el corazón, fue lo único que me alegro más de lo normal, era amor o solo un bello recuerdo, sea lo que sea era demasiado para un corazón que iba a volver a agonizar con las palabras de aquel ser que me martiria la vida.
-Acabamos, ya puedes despertar -dijo mientras se marchaba hacia el vacío.
-Te irás así, sin más que decir, vienes me muestras mi miserable vida, al final me haces sonreír y te vas -digo, estaba arto, cansado, ya no daba más, había odiado a mi familia, tantas veces me quiso matar, tantas ganas de querer no haber nacido, estaba a no dar más, tanta mierda en mi vida, el suicidio no era una opción, para que acabar con mi vida cuando ya todo pasó.
Al despertar veo mi habitación borrosa, mis cosas estaban con polvo, arañas, estaba con mucha sed, deshidratado, había dormido mucho tiempo, estaba flaco, más de lo normal. Decido tomar agua, bañarme, cambiarme, buscar dinero e ir a comprar comida, como si nunca hubiera comido.
-Muchacho hace cuatro meses no lo veo, ¿Dónde se perdió? -dijo la señora que me vendía comida, una mujer mayor y muy amable.
-Estaba en un sueño, donde un cuervo blanco me carcomía mi mente, me torturaba con mi pasado, fue horrible -digo, ella se limitó a mirarme como si estuviera loco, así que decido no mencionar más ese tema, acabando de comer pago para luego volver a casa y acomodar todo.
Es ahí donde muchos cuervos blancos estaban en los alambres, en el poste de luz, en el techo y toda la casa. -¡Malditos cuervos váyanse! -digo entrando en pánico, estaba enojado y aterrado, entra a mi habitación sacando un arma disparando a todos los cuervos, pero no le lograba a ninguno.
-¡Bam! ¡Bam! ¡Bam! -se escuchaban los disparos, me gasté cada bala que tenía pero la última maldita bala tomo el rumbo equivocado y le disparo a quien no debía.
Era un vecino mío, que pasaba por la calle, le había dado en el estómago, mientras que muchos venían a ver el por qué de los disparos. Ellos me ven con el arma mientras aquel hombre caía al suelo para luego morir, todos corren hacia a mi con desesperación, pero no para darme aquel abrazo que tanto necesitaba desde muchos años, sino corrían para agarrarme y llevarme ante algún oficial, sin negarme decía una y otra vez "Fue el cuervo blanco, fue el cuervo blanco".
¿Quién diría que acabaría en un manicomio? Estaba ahí entre paredes cómodas, blandas y blancas.
-¡Yo no soy un cuervo blanco! -le decía mil veces al cuervo frente mío, mientras que los doctores me decían que no había un cuervo, pero yo lo veía, estaba ahí, me quería convencer que lo era, pero yo lo negaría por toda la eternidad.
Yo no soy el cuervo blanco.
-No soy un maldito cuervo blanco, no lo fui, ni lo soy, ni lo seré, me niego a aceptarlo, ¡maldito bastardo!- me duele la garganta de tanto gritar. Los doctores y enfermeros intentan integrarme un sedante pero hago todo lo posible para que no me lo ponga, aunque es caso perdido al final lo logran y antes de que caiga en la inconsciencia veo al causante de mi desgracia... Al cuervo blanco.
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