Capítulo 38: El Traidor
Daegon
Transcurría la tarde y él se encontraba en sus aposentos en la pirámide de Mereen, sentado tras el escritorio mientras esperaba a alguien. Era el día siguiente desde la batalla contra el ejército de los Amos y desde el reencuentro con su hermana Daenerys. Durante la mañana ella había llamado a una reunión de su consejo, de momento compuesto por: Daario Naharis, el comandante de los segundos hijos. Gusano Gris, el comandante de los Inmaculados. Groleo, el capitán desde cuyos barcos ella había viajado desde Qarth hasta Astapor y a quien nombró Almirante en esa misma reunión. Y finalmente, Ser Jorah Mormont, su protector, su consejero de mayor confianza y quien más tiempo había permanecido a su lado.
Daenerys lo había invitado a la reunión y lo primero que hizo fue presentarlo oficialmente como su hermano, el príncipe Daegon Targaryen, y como otro de sus consejeros de confianza. Además, lo había nombrado comandante de Mereen, siguiendo con su idea de crear una guardia para la ciudad de la cual le había hablado en la cena la noche anterior. La mayoría de los miembros del consejo aceptaron la decisión sin mayores problemas. Ya que no lo conocían pero si a Daenerys y confiaban en su criterio. Además de que habían sido sus tropas las que acudieron en su ayuda el día anterior. Sin embargo, el muchacho pudo notar la mirada de Ser Jorah Mormont clavada en él con desconfianza en numerosas ocasiones durante la reunión.
De pronto, la puerta de sus aposentos se abrió y del otro lado estaba Amaya, a quien él había enviado llamar. La guerrera echó un rápido vistazo a la habitación, antes de hablar.
-Lindo lugar. Supongo que esto quiere decir que tu hermana no te lanzó a uno de sus dragones.-
Daegon rio entre dientes.
-Estuvo cerca, pero afortunadamente no y pude probar que realmente soy su hermano. Le informé a Ser Barristan pero tu ya estabas bastante borracha así que decidí esperar a hoy.-
Amaya ingresó y cerró la puerta detrás de ella. Luego fulminó a Daegon con la mirada, seriamente.
-Me dijeron que querías hablar conmigo, Dragón. Pero antes de eso hay algo que quiero saber.....-
Daegon alzó la mano interrumpiéndola, ya que suponía a que se refería.
-Sobre su oro, ¿cierto?, está en Pentos. Por la mañana envié un mensaje informando el resultado de la batalla y pidiendo que los 2 cofres con oro fueran enviados aquí cuanto antes. Imagino que los enviarán por barco, por lo que dentro de algunas semanas deberían llegar a Mereen. Lo que les deja a ti y al resto de los Guerreros de la Fosa teniendo que esperar esas semanas aquí. Y mientras tanto, tengo una propuesta para ustedes....-
Amaya asintió al saber que él aún pensaba cumplir con su promesa de pagarles el oro. Daegon pensó que ella se sentaría frente al escritorio, pero en su lugar tomó una jarra de vino de un mueble cercano y comenzó a beber, con la espalda apoyada contra la pared.
-Bien, te escucho.-
Daegon alzó una ceja ante su actitud descarada, pero ya la conocía lo suficiente como para intentar detenerla. Por lo que en su lugar le habló de la idea de Daenerys.
-Mi hermana quiere formar una guardia para Mereen. Los Amos ya no están pero ustedes ya conocen lo que ocurrió en Astapor luego de que la ciudad fuera liberada: Muerte, saqueos, violaciones, todo tipo de crímenes que queremos evitar aquí. Daenerys me ofreció el puesto de comandante de la guardia y me gustaría que tu y los demás Guerreros de la Fosa me ayudaran. Ustedes fueron esclavos, por lo que sabrán tratar mejor que nadie con las personas de la ciudad y podrán ganarse su confianza mejor. Y también sé que castigarán a cualquier pobre idiota que quiera cometer algún crimen. Luego de las batallas de los últimos 2 días conozco su fuerza y ferocidad de primera mano. No quisiera luchar al lado de nadie más.-
Luego de escucharlo, Amaya bajó la jarra de vino para volver a clavar su mirada en él.
-Te lo dije cuando nos conocimos, chico: No somos mercenarios.-
Daegon sonrió de lado.
-Esperaba que dijeras eso y no pretendo que lo sean: Tendrán un contrato con un salario para cada uno de ustedes, pero siguen siendo libres y ahora también ciudadanos de Mereen. Si en algún momento desean seguir su propio camino pueden irse. Responderían solo ante mi y si en algún momento necesitan más hombres o recursos puedo hablar con mi hermana para hacer que suceda. Daenerys también me dijo que las bóvedas de los Amos quedaron bastante bien surtidas luego de la batalla. Por lo que puedo asegurarles una buena cantidad de oro si aceptan formar parte de esta guardia.-
Concluyó el muchacho, mencionando al final el oro ya que sabía que sería un incentivo extra para su gente.
Amaya guardó silencio por unos segundos, mientras pensaba en la oferta. Finalmente respondió.
-Muy bien Dragón, acepto tu oferta. Después de todo aún nos quedaremos hasta que llegue el pago por seguirte hasta aquí y no nos vendría mal hacer algo mientras tanto. Hablaré con los demás más tarde.-
Daegon sonrió y extendió una mano hacia Amaya para cerrar el acuerdo.
-Buena decisión. Solo diles a los muchachos que cuando capturen a algún delincuente no lo maten. Mi hermana y yo creemos en el concepto de juicio justo y eso suele funcionar mejor cuando el acusado está vivo y consciente.-
Amaya rio entre dientes y estrechó la mano del Targaryen.
-Eso será más difícil, pero haré que suceda.-
El muchacho asintió, aliviado de haber quitado ese asunto del medio y de que la guardia de Mereen estuviera casi formada.
-Eso espero. Ahora, otra cosa que.....-
Pero de pronto, fue interrumpido por alguien que llamaba a la puerta.
-Adelante.-
Respondió y esta se abrió rápidamente, revelando a Missandei, quien lucía algo agitada, por lo que al parecer había llegado hasta ahí con rapidez.
-Príncipe Daegon.....-
Desde que Daenerys lo había reconocido como su hermano y para Mereen ella era la Reina. El resto de los guardias y sirvientes de la pirámide habían comenzado a referirse a él como Príncipe. Aunque él ya le había dicho a Missandei que no era necesario. Sin embargo, la expresión de la chica indicaba que se trataba de algo urgente.
-¿Que ocurre, Missandei?.-
-Su guardia personal, Ser Barristan Selmy......atacó a Ser Jorah Mormont en sus aposentos hace unos minutos.-
Al escucharla, Daegon amplió los ojos y comprendió enseguida lo que sucedía. Pero había ordenado a Ser Barristan no involucrarse y solo reportarle cualquier cosa que descubriera. ¿Porqué había desobedecido esa orden?.
-¿Donde están ahora?.-
-Fueron detenidos por los inmaculados que patrullaban el pasillo en esos momentos y fueron llevados ante la reina. Ella los está interrogando en el salón del trono ahora mismo.-
Daegon se levantó de golpe de su asiento. Debía llegar antes de que fuera demasiado tarde.
-Mierda.....Mierda!. Ven conmigo.-
Maldijo y luego le pidió a Amaya que lo acompañara. Enseguida salió rápidamente de sus aposentos, con ella tras él.
-¿Que ocurre?. ¿Qué hizo el anciano ahora?.-
Preguntó Amaya, mientras corrían.
-Cuando estaba en Westeros, me informaron que Jorah Mormont estaba espiando a Daenerys para nuestros enemigos desde que la conoció. Anoche le pedí a Ser Barristan que investigara al respecto y que encontrara pruebas que presentar a mi hermana. Pero si las encontraba debía acudir a mi, no atacar a Mormont y armar una escena!. Ahora debo llegar antes de que mi hermana decida que hacer con él.....¿en que demonios estaba pensando?!.-
Le explicó la situación rápidamente a Amaya, y apuró el paso hacia el salón del trono. Al llegar los guardias Dothraki le abrieron la puerta en silencio, como si lo estuvieran esperando.
Dentro del salón del trono, estaba la escena que él se temía: Ser Barristan se encontraba arrodillado en medio del salón como si fuera un criminal. Tenía un golpe en el rostro y 2 Inmaculados lo sujetaban por los hombros. Sentada en el trono se encontraba Daenerys, quien observaba al hombre con frialdad. A los pies del trono estaba Ser Jorah Mormont, quien tenía la ropa algo desaliñada, además de la nariz rota y sangrando. Este se mantenía en silencio pero con la mirada fija en Ser Barristan y la mano rozando la empuñadura de su espada, mientras lucía nervioso. En la habitación también se encontraban Daario Naharis y Gusano Gris, quienes se mantenían en silencio, esperando la decisión de su reina.
Amaya se detuvo cerca de la puerta, mientras que Daegon avanzó hacia el centro del salón. Al verlo, Ser Barristan inclinó la cabeza.
-Alteza......-
-Ahora no.-
Lo interrumpió Daegon, con un gesto de su mano. Luego miró a Daenerys, la tensión podía palparse en toda la habitación.
-Hermana, ¿que significa esto?.-
Ella se puso de pie y lo miró con seriedad.
-Eso mismo me gustaría preguntarte, Daegon: Ser Jorah me dijo que hace unos minutos descubrió a tu guardia personal, Ser Barristan, revisando sus aposentos privados y sus pertenencias. Al confrontarlo sobre sus intenciones este lo atacó violentamente y sin mediar palabra, hasta que los guardias Inmaculados tuvieron que separarlos. Sin embargo, al interrogarlo se negó a decir nada más hasta que tu estuvieras presente. Daegon: ¿Estaba este hombre actuando bajo tus órdenes?.-
Daegon dirigió una rápida mirada a Ser Barristan, quien se mantenía en silencio, y luego de vuelta a su hermana. Finalmente respondió.
-.......Si, lo estaba.-
En solo segundos, el rostro de Daenerys se ensombreció ante una posible traición de su parte. Gusano Gris, leal hacia ella como siempre, rápidamente sacó su espada y la apuntó hacia Daegon.
-Issa dāria, shal nyke arest si treitar?. (Mi reina, ¿arresto a este traidor?).-
Amaya avanzó al instante en defensa de Daegon, también sujetando su espada.
-Rȳ ise byka azantys. Low bona egros nykeā ao jāhor regret ziry. (Calma soldadito. Baja esa espada o lo lemantarás).-
La tensión en esa sala había subido rápidamente y Daegon podía sentir como todo lo que había logrado al acercarse a Daenerys la noche anterior se estaba desmoronando. Por lo que rápidamente gritó.
-Amaya, retrocede!. Sé que mi hermana no me arrestará ni tomará una decisión precipitada sin antes escucharme.....¿me equivoco?.-
Hubo un tenso silencio, mientras Daenerys clavaba su mirada en él. Pero finalmente esta asintió en silencio, dándole la oportunidad de explicarse. Por lo que Gusano Gris guardó su espada y Amaya también lo hizo, para luego retroceder unos pasos. Daegon liberó el aire que había estado conteniendo y habló a su hermana.
-Como dije, Ser Barristan actuó obedeciendo mis órdenes. O al menos parte de ellas. Tengo mis motivos para creer que Jorah Mormont es un traidor: Durante mi estadía en Winterfell, Ned Stark me confesó que Mormont estuvo espiando para el Usurpador desde que te conoció en tu boda con Khal Drogo. Desde entonces estuvo informando a King's Landing sobre tus movimientos......y según Stark, fue él quien proporcionó la información necesaria para que el Usurpador enviara al hombre que intentó asesinarte meses atrás.-
Ante su acusación, todo el salón permaneció el completo silencio por varios segundos. La expresión de Ser Jorah era ilegible, aunque tampoco pareció intentar desmentir las acusaciones de Daegon, tal vez por no querer mentirle a Daenerys nuevamente. Sin embargo, eso no fue necesario. Ya que Daenerys rápidamente intervino en su defensa.
-Daegon.....eres mi hermano y me alegra tenerte de regreso. Pero no puedo permitirte realizar una acusación tan grave contra mi hombre de mayor confianza. Ned Stark podrá ser considerado un hombre honorable en Westeros y sé que lo tienes en alta estima, pero para mi su palabra vale lo mismo que la del Usurpador. ¿Tienes alguna prueba de tus acusaciones?.-
Daegon asintió, habiendo esperado esa reacción de su hermana. Por eso mismo era que no había confrontado a Ser Jorah anteriormente.
-Eso es lo que pensaba conseguir de Ser Barristan. Le ordené vigilar a Mormont hasta descubrir alguna prueba de su traición, para poder presentártela.-
Luego se giró hacia Ser Barristan, quien permanecía arrodillado y en silencio.
-Sin embargo, le dije que de encontrar alguna prueba me la trajera de inmediato y no confrontara a Mormont directamente......Explíquese, Ser Barristan.-
Desde su posición en el suelo, el hombre miró a Daegon y respondió.
-Le ruego me disculpe por mi exabrupto violento, mi príncipe. Pero si encontré lo que me pidió: Mientras Jorah Mormont estaba en la reunión del consejo por la mañana, me colé en sus aposentos para examinarlos y buscar pruebas de su traición. Me costó encontrarlo ya que estaba muy bien escondido, pero finalmente descubrí algo: Un documento que prueba que él estaba espiando para Robert Baratheon desde que conoció a la princesa Daenerys. Llevo dicho documento conmigo ahora para presentarlo como prueba.-
Ante estas palabras, la expresión de Daenerys se mantuvo fría imperturbable. Pero con un gesto de su cabeza, ordenó a los Inmaculados que lo registraran. Luego de unos segundos, uno de ellos sacó de entre sus ropas un pergamino doblado y se lo entregó a Daegon.
El muchacho lo desenrolló y al leerlo un fuego de ira brilló en su mirada.
-Reconocería este sello en cualquier parte, lo vi muchas veces en cartas que llegaban a Highgarden.......Este documento es un indulto real. Firmado y sellado por el Usurpador, perdonando a Jorah Mormont de sus crímenes de esclavismo en el pasado, por "un gran servicio prestado al reino".-
El silencio que siguió a continuación fue tan intenso, que el salón entero pareció una tumba. Daenerys bajó hacia la mitad de las escaleras y sin decir una palabra extendió su mano hacia Daegon, quien le entregó el documento. Ella lo leyó por varios minutos, como si al principio no creyera las palabras que allí se encontraban escritas. Finalmente, bajó el pergamino y en sus ojos podía verse arder un fuego similar al de su hermano minutos antes. Ella dirigió su mirada a los 2 Inmaculados que aún sostenían a Ser Barristan. Luego miró a Ser Jorah y dijo una única orden con gran frialdad y en Alto Valyrio.
-Maghagon. (Tráiganlo).-
Los 2 guardias soltaron a Ser Barristan, permitiéndole ponerse de pie y se dirigieron hacia donde se encontraba Ser Jorah. Este no opuso resistencia, cada guardia lo tomó por un brazo y lo llevó hacia la mitad de las escaleras, donde se encontraba Daenerys. Al llegar junto a ella, este se arrodilló al instante, mirando al suelo, parecía incapaz de mirarla. Ella lo observó con frialdad por varios segundos, hasta que finalmente habló.
-Mírame.....mírame a los ojos y dime si este documento es real.-
Jorah levantó la mirada hacia Daenerys lentamente y finalmente asintió, resignado.
-Lo es.-
Daegon pudo notar que el labio inferior de su hermana temblaba ligeramente al escuchar eso.
-¿Desde cuando......?.¿Que información le diste al Usurpador?.-
Preguntó ella, mientras tu tono de voz pareció quebrarse por 1 segundo debido al dolor de esa traición, pero casi enseguida recuperó su fuerza y frialdad. El hombre tragó saliva, pero le mantuvo la mirada con dificultad, como si el solo verla a los ojos le hiriera.
-Desde que usted y Viserys llegaron a Pentos. Escribí sobre las intenciones de su hermano de casarla con Khal Drogo a cambio de un ejército para invadir Westeros. Su partida hacia Vaes Dothrak, la muerte de Viserys a manos de Drogo......-
-¿Les dijiste que estaba embarazada?......¿Les hablaste sobre Rhaego?.-
-Khaleesi.....-
-No te atrevas a llamarme así y responde, sí o no. ¿Les dijiste que cargaba al hijo de Drogo?.-
Hubo un largo silencio, hasta que Jorah asintió en silencio, sin tener la fuerza para responder con palabras.
Daenerys inspiró profundamente, ya que se acababa de dar cuenta de algo aún peor.
-El comerciante de vinos que intentó asesinarme.....Daegon me dijo que el Usurpador lo envió al enterarse de mi embarazo. Fuiste tú......-
Ante esto, Jorah pudo responder.
-Yo la salvé, evité que bebiera ese vino.-
-Solo porque ya sabías que estaba envenenado!!.-
Gritó Daenerys y su voz resonó por todo el salón, mientras que el hombre se encogía una vez más ante su presencia. Sin embargo eso no terminaba ahí. De pronto, Ser Barristan quien ya se encontraba de pie, le espetó a Jorah.
-Eso no es todo..... el resto......Diles que más encontré en tus aposentos!.
Jorah se mantuvo en silencio y con expresión dura. Por lo que Daegon se giró nuevamente hacia su guardia.
-¿De que habla, Ser Barristan?.-
De pronto, el hombre metió una mano entre sus ropas y sacó un pequeño frasco de cristal que contenía un líquido incoloro que parecía agua. Aunque el muchacho supuso enseguida que era algo muy distinto.
-Lágrimas de Lys, un raro y costoso pero sumamente mortal veneno. También estaba muy oculto en los aposentos de Mormont. Cuando salía de allí con el documento y el frasco él me descubrió y yo lo confronté al respecto de ambas cosas. Fue allí que él confesó......Él planeaba usar el veneno para asesinarlo, príncipe Daegon. Por eso fue que no pude evitar el atacarlo allí mismo en lugar de acudir a usted. Nuevamente me disculpo por no seguir sus órdenes.-
Daegon se mantuvo perplejo por varios segundos, mientras apretaba los puños y luego fulminó a Jorah con la mirada.
-Ned Stark me dijo que las Lágrimas de Lys fue lo que usaron los Lannister para asesinar a Jon Arryn, envenenando su comida. ¿Querías hacer lo mismo conmigo?.-
Esta vez el hombre no se encogió, como con Daenerys y se puso de pie bruscamente. Gusano Gris y Daario rápidamente tomaron sus armas, pero ella los detuvo con un gesto de la mano. Jorah miró a Daegon y le espetó.
-Ella ya sufrió lo suficiente por un hermano que la traicionó y no iba a dejar que lo hiciera de nuevo. Solo quieres ganarte su confianza y usar a sus ejércitos para conseguir el Trono de Hierro. Al final acabarás traicionándola como hizo Viserys.-
Al escuchar la acusación del hombre, Daegon hirvió de rabia y le gritó.
-¿Como te atreves a hablar de traicionarla luego de lo que hiciste?!!. Desgraciado infeliz.......-
Rápidamente avanzó y subió las escaleras, situándose junto a su hermana y frente a Jorah. Luego desenvainó a Lekia y la apuntó hacia su pecho.
-Dame permiso hermana, y lo ejecuto aquí mismo.-
Daenerys, quien había estado en silencio durante todo el intercambio, no respondió a su hermano. En su lugar, clavó su mirada con frialdad en Jorah, quien seguía de pie frente a ella.
-Me traicionaste......eso lo hiciste tú, no Daegon. Desde que llegó él no a hecho más que apoyarme, comenzando con salvar mi vida y también la tuya ayer. Daegon no es Viserys de la misma forma que yo no soy mi padre. Él es mi hermano, la única familia que me queda.......y tu planeabas envenenarlo. Y además de eso me espiaste para mis enemigos desde que nos conocimos. La traición por amor de la cual me advirtieron en la Casa de los Eternos. Cuando llegó Daegon creí que sería él y Rhaegal pudo haberlo asesinado por eso. Pero eras tu........todo este tiempo eras tu......-
Ahora Daenerys realmente sonaba dolida. Jorah miró a su reina, con expresión suplicante.
-Khaleesi, se lo suplico......por favor.....perdóneme. Siempre la e servido.......-
Sin embargo la expresión de Daenerys mostraba frialdad pura.
-Debería ejecutarte por esto.....Pero tu cadáver no ensuciará Mereen. Desde ahora te destierro: Vete de la ciudad, vete lejos y no vuelvas jamás. Si eres visto en Mereen pasado el ocaso, entonces Daegon tendrá mi permiso para ejecutarte y lanzaré tu cabeza a la bahía de los esclavos.-
Ante la sentencia, Jorah lucía desconsolado. El hombre se arrodilló de nuevo y estiró una mano hacia ella.
-No.....Khaleesi por favor, no me aparte de su lado.....-
Daenerys se echó hacia atrás con repulsión.
-No me toques.-
-Por favor perdóneme......yo la amo. Siempre la amé, yo.....-
Aquello fue suficiente para Daegon, quien intervino y le dio un puñetazo en el rostro.
Jorah cayó hacia atrás y rodó por los largos escalones hacia el suelo. Luego Daegon bajó hacia él, lo puso de pie y lo estampó con fuerza de espaldas contra la pared a su derecha, mientras ponía la hoja de Lekia en su cuello y le espetó.
-Escúchame bien, pedazo de basura: Si fuera por mi, directamente no me habría molestado en salvarte la vida y habría dejado que te mataran ayer. O te ejecutaría ahora luego de expuesta tu traición y sabiendo que intentaste envenenarme como un maldito cobarde. Pero por algún motivo mi hermana a decidido mostrarte piedad por lo que no te conviene abusar de ella. Si vuelvo a verte yo mismo te mataré.....ahora lárgate de mi vista.-
Luego de decir eso, Daegon se apartó. Jorah solo se mantuvo en silencio, mirándolo con rabia pero sin poder decir nada más para defenderse. De pronto, el muchacho agregó.
-Conocí a tu padre en Castle Black hace unos meses. Jeor Mormont es ahora el Lord Comandante de la Guardia Nocturna. Un buen hombre, honorable y un gran líder.......si supiera en lo que te has convertido no podría ni mirarte a los ojos.-
Ante esa provocación, Jorah se abalanzó sobre Daegon con un grito, pero el muchacho lo estaba esperando. Se movió hacia la izquierda para esquivarlo y luego le dio un fuerte golpe en el pecho con su rodilla. Jorah se dobló hacia adelante por el dolor y cayó al suelo de rodillas, mientras recuperaba el aire.
-Dame una excusa.....solo dame una maldita excusa para matarte aquí mismo.....-
Dijo el Targaryen, mirándolo con asco, luego le habló a Amaya, pero sin apartar la vista del hombre,
-Amaya, llévatelo de aquí, por favor. Que retire sus cosas de sus aposentos y luego se largue de la ciudad. Si para la noche sigue aquí, que tú o los muchachos lo detengan con vida y me lo traigan para que pueda ejecutarlo.-
Ella asintió, mientras se acercaba.
-Muy bien.....comandante.-
Respondió, ya que había aceptado la oferta de Daegon, minutos antes de que toda esa escena sucediera. La guerrera se acercó, levantó a Ser Jorah con brusquedad por un hombro y comenzó a llevarlo fuera del salón.
Jorah se giró una última vez hacia Daenerys, pero su mirada y rostro solo mostraban frialdad y repulsión por su traición a ella y el intento de asesinar a su hermano. Finalmente el hombre cruzó las puertas del salón del trono seguido, de cerca por Amaya y estas se cerraron tras ellos con un ruido sordo.
Daegon se giró hacia su hermana y estudiando su rostro vio como los labios volvían a temblarle ligeramente. Parecía que la traición de Ser Jorah le había dolido mucho más de lo que aparentaba. Pero estaba esforzándose por lucir fuerte y decidida frente a sus hombres. Notando esto, el muchacho habló al resto de personas en el salón.
-¿Podrían dejarnos solos, por favor?.-
Daario y Gusano Gris miraron a su reina, esperando su orden y esta finalmente asintió. Por lo que salieron del salón, seguidos por Ser Barristan. Este último intercambio una rápida mirada con Daegon, el cual le asintió con la cabeza con gratitud, antes de que este se marchara. Segundos después, las puertas volvieron a cerrarse, dejando a ambos hermanos solos.
Daegon se dirigió de nuevo hacia las escaleras, donde se encontraba Daenerys.
-Ven aquí.....-
Le dijo y la abrazó. Daenerys no lloró en ningún momento, Daegon supuso que era demasiado fuerte para hacerlo incluso en su presencia. Pero ella también lo abrazó y permanecieron así por unos segundos. Luego Daenerys se apartó y logró esbozar una débil pero gentil sonrisa.
-Gracias Daegon, lo necesitaba......-
-No hay de que, ¿estás bien?.-
Daenerys inspiró profundamente, intentando calmarse por completo.
-No, no lo estoy.....pero debo estarlo cuando hay personas aquí que dependen de mi.-
Hubo un silencio de unos segundos, y luego la chica decidió cambiar de tema.
-Entonces.....¿comandante?. Escuché que la líder de los Guerreros de la Fosa te llamó así. ¿Quiere decir eso que aceptaron mi propuesta?.-
Daegon alzó una ceja divertido, sabiendo que su hermana se lo decía en ese tono bromista porque sabía que no estaba acostumbrado a los títulos de honor.
-Amaya aceptó, aún no sé los demás pero ella puede ser......muy persuasiva. Creo que ya tienes formada tu Guardia de Mereen. Y si no hay más remedio yo tendré que ser el comandante.-
Rio levemente e incluso le contagió una risita a su hermana. Luego la expresión de ella se tornó calmada, parecía sentirse un poco mejor.
-Bien, lo que sucedió ahora no cambia nada. Mereen acaba de sobrevivir a una batalla y su gente necesita ayuda para reconstruir y salir adelante. Antes del incidente iba a comenzar a recibir a los ciudadanos que pidieron audiencia conmigo. Si sus reclamos son justos espero poder ayudarlos. Me gustaría que estuvieras a mi lado durante las audiencias y tener tu consejo, te ayudará a acostumbrarte mejor a las costumbres de Essos.-
Daegon pudo leer entre líneas y se dio cuenta que su hermana también se lo estaba pidiendo para tener su compañía en ese duro momento para ella. Además, supuso que antes Ser Jorah hubiera sido quien se encargara de eso, al haber sido su consejero de mayor confianza.
-Mmmm política, justo algo que no tolero......Pero si me lo pides así, no puedo negarme, hermana.-
Dijo, con una sonrisa divertida, lo cual logró hacer sonreír un poco de nuevo a Daenerys.
-Excelente, Missandei ya debe de haber organizado a todas las personas afuera. No los hagamos esperar más....-
Así, Daenerys se sentó nuevamente en su trono en la cima de las escaleras y Daegon se colocó de pie a su lado. Con una orden de la chica, los guardias abrieron nuevamente las puertas y su rutina como Reina Regente de Mereen continuó.
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