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Capítulo 36: Hermanos

Nota importante: En cierto punto de este capítulo van a poder escuchar música de ambientación que nuevamente no es mía. Es propiedad pura y exclusiva de su compositor Ramin Djawadi, de la serie de GOT y de HBO (Home Box Office).


Daegon

-Mi nombre es Daegon Targaryen. Segundo hijo de Aerys Targaryen, el segundo de su nombre y quien fue el último legítimo rey de los 7 Reinos. Y e viajado desde muy lejos para encontrarte, Daenerys Stormborn.......mi hermana.-

Luego de decir esas palabras, siguió un profundo silencio de varios segundos. Durante estos, la expresión de Daenerys era de pura confusión y sorpresa. Mientras mantenía su mirada fija en el rostro de Daegon, por lo que este se preguntó si lo reconocería de aquel extraño sueño 1 mes atrás. A la derecha de Daenerys, Ser Jorah Mormont tenía la mirada fruncida y parecía estar a punto de sacar su espada en cualquier momento, mientras miraba a Daegon con desconfianza. Mientras que, a la izquierda de la chica, Daario Naharis simplemente observaba la situación, luciendo algo aburrido. Al ser nativo de Essos, el nombre de Daegon Targaryen no significaba nada para él. Los segundos pasaban, mientras el muchacho permanecía expectante, a como se tomaría su hermana aquella revelación.

Sin embargo, el primero en romper aquel silencio fue Ser Jorah.

-El príncipe Daegon Targaryen murió hace 17 años. Se quitó la vida durante el asedio a King's Landing. La reina perdió a 2 hermanos en esa guerra y perdió a otro recientemente, ¿Cómo se atreve a aprovecharse de su dolor para....?.-

Daenerys lo silenció alzando una mano, mientras su mirada también estaba clavada en Daegon. Su expresión ya no tenía la gentileza y suavidad de antes, sino que se había vuelto fría y dura. Esto claramente denotaba que no confiaba en él y que no creía que realmente fuera su hermano. La chica finalmente habló y lo hizo con voz calmada, pero también firme y afilada como cuchillas.

-Las revueltas ya comenzaron en la ciudad y debo calmar a los antiguos esclavos que están recuperando su libertad. Usted y sus guerreros son bienvenidos a montar su campamento aquí fuera de las murallas, mientras terminamos de tomar la ciudad. Les proveeremos de comida y bebida, además de carpas si no tienen suficientes.-

Dijo esto, pasando su mirada por Daegon, Ser Barristan y Amaya, hasta que finalmente volvió a clavar su mirada en el muchacho.

-En cuanto pueda lo llamaré para discutir este asunto y entonces descubriremos realmente quien es usted y que es lo que está ocultando.-

Dicho esto, Daenerys se dio vuelta, dándole la espalda y caminó de regreso hacia dentro de la ciudad. Ser Jorah y Daario la siguieron, sin decir una palabra, dejando nuevamente solos a Daegon y sus acompañantes.

-Bueno, eso salió bien.....-

Dijo el muchacho, con sarcasmo y frustración en su voz. Luego de la cruenta batalla y de haber salvado su vida, había esperado que el encuentro con su hermana saliera mejor. Aunque lo cierto era que también pudo haber terminado peor. Al menos tendría la oportunidad de hablar con ella nuevamente y explicar la verdad. Ser Barristan pareció notar su molestia, por lo que acercó unos pasos y le colocó una mano en el hombro.

-Se que debe estar frustrado, mi príncipe. Pero recuerde que aún no conocemos la historia de su hermana, ni por qué dificultades habrá tenido que pasar para llegar hasta donde está ahora. No sabemos cuantas personas habrán intentado engañarla o aprovecharse de ella por ser una Targaryen. Y ahora de improviso aparece usted: Un hombre que es la viva imagen del príncipe Rhaegar en su juventud y quien dice ser uno de sus hermanos que creyó muerto toda su vida. Es entendible que la princesa esté confundida y no sepa si confiar en usted o no.-

Daegon asintió levemente, agradecido por sus palabras y reconociendo que tenía razón. Tenía muchas preguntas para Daenerys, sobre todo por lo que había pasado, incluyendo su papel en la muerte de su hermano Viserys. Pero también suponía que ella tendría preguntas para él. Esperaba que, cuando ella lo llamara más tarde, pudieran conversar en privado para poder aclarar su identidad y despejar esas dudas. Amaya, quien había estado en silencio durante toda la escena con Daenerys, simplemente se encogió de hombros.

-La chica lucía agradecida al principio, pero su rostro cambió cuando dijiste ser su hermano muerto. Supongo que tarde o temprano recordará que tanto ella como los 2 idiotas que la acompañaban están vivos gracias a nosotros.......Bueno, eso fue aburrido esperaba algo más interesante.-

Dicho esto, se dio vuelta y comenzó a alejarse. Daegon miró en su dirección.

-¿A donde vas?.-

-A celebrar, emborracharme y coger. Tuvimos una gran victoria hoy y tus problemas familiares me importan poco. Solo intenta que no te maten antes de que puedas pagarnos.-

Daegon alzó levemente una ceja, divertido. Dándose cuenta que lo que la mujer le había dicho al principio, era su forma particular de darle ánimos sobre la situación con su hermana.

-Y tu intenta no matar a nadie!.-

-No lo prometo!.-

Gritó, de espaldas a él, mientras se alejaba hacia donde estaban dispersos los demás Guerreros de la Fosa. Mientras se alejaba, Ser Barristan le echó una mirada de desdén, aún molesto por las actitudes insolentes de la mujer.

-Ahora que ya tuvo su victoria contra el ejército de Tazal, mi príncipe. ¿Planea mantener su asociación con estos......guerreros?.-

Daegon comprendió porqué Ser Barristan lo decía. A decir verdad, él ya se había acostumbrado a la forma de ser de Amaya y sus hombres. Y todos habían demostrado ser excepcionales en combate.

-Aún no lo sé, es posible ya que han demostrado ser útiles para tener a mi lado e imagino que esta no será la última batalla en la que estemos involucrados. Primero tendré que pagarles los 2 cofres de oro acordados y luego discutiré con Amaya que quieren hacer ella y su gente. Pero incluso antes de eso tengo que aclarar las cosas con mi hermana....-

-Si, supongo que tiene razón.....-

Respondió el caballero, y Daegon asintió levemente.

-Ahora vamos, tenemos que organizar a nuestros hombres aquí fuera, mientras mi hermana se encarga de las cosas dentro de la ciudad. Ya habrá tiempo de pensar en como hacer que confíe en mi.-

Ambos se dirigieron hacia donde el resto de los Guerreros de la Fosa se estaban organizando. Allí descubrieron que un pequeño grupo, se estaba preparando para regresar al campamento que habían montado esa mañana a 1 kilómetro de Mereen y traer las provisiones que no habían podido cargar a la batalla. Daegon decidió ir con ellos, ya que le vendría bien el cabalgar para distraerse. Aunque también, porque quería encargarse personalmente de llevar su escaso equipaje, en lugar de arriesgarse a que algo "desapareciera" misteriosamente.

Al llegar, el campamento estaba igual a como lo habían dejado antes de la batalla. Por lo que Daegon, finalmente pudo lavarse para quitarse la sangre del rostro y armadura y quitarse esta, para cambiarse a ropa más cómoda y fresca dado el calor de Mereen. También recogió sus pocas pertenencias, incluyendo una pequeña bolsa con muchas monedas, que había encontrado en la carpa del comandante del campamento que habían atacado el día anterior. Había decidido quedárselas, ya que no tenía dinero de Essos y ya casi se le habían agotado las monedas Westerosi con las que había partido desde Highgarden, hacía lo que ya parecían años, pero solo habían sido varios meses.

Unas 3 horas después, ya habían recogido todas sus provisiones y el pequeño grupo estaba regresando hacia Mereen, con Daegon y Ser Barristan a la cabeza. El Targaryen cabalgaba en silencio, inmerso en sus pensamientos. Cuando, de repente, el caballero le habló, en voz baja para que no lo escucharan los demás guerreros.

-Disculpe, mi príncipe. Hay algo que me preocupa que ocurrió antes de la batalla de hoy y sobre lo cual quería preguntarle. Justo antes de que se lanzara a la batalla contra el ejército de Tazal, usted sufrió una especie de......ataque. Cayó al suelo inconsciente por unos segundos y al despertar, lucía muy alterado y solo gritaba cosas que no comprendía. ¿Se encuentra bien?.-

Daegon suspiró levemente. Había estado esperando que Ser Barristan o Amaya lo interrogaran sobre su exabrupto al presenciar la visión de una posible muerte de su hermana Daenerys, que afortunadamente logró evitar. Sin embargo, sentía que al menos Ser Barristan merecía saber la verdad. A pesar de haberse encontrado con él hacía pocos días, el hombre lo había acompañado desde Astapor a Mereen y lo había seguido en batalla 2 veces seguidas, sin otros incentivos que la lealtad hacia él y el deseo de enmendar los errores de su pasado. Además, conocía los rumores sobre la enfermedad mental que su padre, el Rey Loco, había sufrido durante los últimos años de su reinado. Decían que escuchaba voces y que veía cosas que solo agravaban su locura. Por lo que no quería que Ser Barristan pensara, que él también sufría de la misma locura.

-Sé lo que piensa, Ser Barristan, y le aseguro que no estoy loco. Lo que ocurrió es una larga y dolorosa historia y una que preferiría contarle con un trago en la mano. Le prometo que se lo contaré pronto, pero ahora quiero concentrarme en la inminente reunión con mi hermana para probar mi identidad.-

El caballero lo miró algo confundido, pero finalmente asintió, respetando sus deseos.

-Entendido, mi príncipe, confío en usted.-

Luego ambos continuaron cabalgando y guiando la marcha. El sol de la tarde estaba comenzando a caer lentamente, cuando finalmente regresaron a las afueras de Mereen y vieron que ya se había levantado un gran campamento. Por un lado se encontraba el ejército de su hermana, quienes ya estaban instalados en carpas o reunidos alrededor de fogatas. Mientras que un poco más apartado de este, ya se habían levantado varias carpas para los Guerreros de la Fosa. Daegon y su gente dejaron las provisiones y caballos en esa zona y comenzaron a buscar a los demás. Lograron averiguar que se había levantado una gran carpa en el centro de la zona, para que los guerreros pudieran comer, beber y celebrar luego de la batalla, por lo que se dirigieron ahí. Al llegar, los guerreros que iban con Daegon irrumpieron en la carpa dando gritos y siendo recibidos por sus compañeros de armas que estaban dentro. Sin embargo, Ser Barristan lucía algo reticente a ingresar dentro.

-Si no le importa, mi príncipe, lo esperaré aquí fuera. El hedor de la sangre, sudor y bebida puede sentirse desde aquí.-

Dijo, mirando con desdén el interior de la carpa y Daegon tuvo que reprimir una carcajada. A veces olvidaba que Ser Barristan probablemente era una de las últimas personas en Westeros, que realmente podían ser llamadas "caballeros. Y esto incluía sus modales y personalidad.

-Vamos, Ser Barristan, relájese un poco. Ganamos una batalla casi imposible, salvamos a mi hermana y ambos seguimos vivos.-

-Con todo respeto, su seguridad es mi prioridad, por lo que me relajaré cuando la disputa con su hermana sobre su identidad haya sido resuelta.-

Daegon suspiró levemente, aunque reconocía que tenía razón. La batalla había pasado, pero aún tenía, una muy tensa, reunión familiar pendiente.

-Está bien, puede quedarse aquí entonces.-

Le respondió el muchacho y luego también ingresó a la carpa. Dentro, varias mesas habían sido colocadas en línea y allí se encontraban los Guerreros de la Fosa, bebiendo, comiendo y celebrando con gran alboroto. Entre ellos pudo ver a Bloodsong, quien comía algo de carne con avidez. Además de Amaya, quien estaba bebiendo profusamente y hablando casi a los gritos con otros guerreros, mientras celebraban. Apenas había entrado, cuando escuchó una voz potente y familiar, acercándose hacia él.

-ES EL DRAGÓN!!.-

Bramó La Bestia y le palmeó un hombro a Daegon, con tanta fuerza que este creyó que se lo había dislocado. Afortunadamente el bruto ya se había lavado la sangre de su rostro y ropas, al igual que los demás. Ante su grito, varios de los guerreros se unieron a aclamarlo, eufóricos por su victoria y el ambiente de celebración dentro de la carpa. Daegon sonrió divertido, no estaba acostumbrado a recibir tanta atención, pero sabía como sus guerreros esperaban que actuara. Por lo que también le palmeó un hombro a La Bestia, y luego tomó un vaso de vino de la mesa, mirando a todos los presentes.

-Mis guerreros!, mis hermanos de armas!. Tuvimos una dura batalla hoy, pero la victoria es nuestra y la sangre del ejército de los Amos mancha los suelos de su propia capital!. Y el mérito es todo suyo, me siento honrado de que hayan marchado a mi lado y no podría pedir mejores guerreros que ustedes.-

Luego alzó su vaso, antes de agregar.

-Pero suficiente de sentimentalismos......beban y disfruten de la noche!!.-

Sus hombres rugieron al unísono con vítores y también alzaron sus copas, salpicando vino y cerveza por todos lados. A pesar de que luego de la batalla, Daegon sentía que le vendrían genial unos cuantos tragos, prefería no beber demasiado hasta la audiencia con su hermana. No sabía cuando podría llamarlo y claramente quería estar sobrio para cuando eso pasara. Por lo que se sentó junto a los guerreros, pero solo bebió hasta terminar el vaso de vino que se había servido para brindar, sin servirse otro luego.

Sin embargo, moría de hambre. No había comido nada desde hacía casi 1 día, por los nervios de llegar a Mereen a tiempo para salvar a su hermana. Por lo que decidió que si podía comer algo y relajarse un poco junto a sus hombres, mientras esperaba. Sin embargo eso tendría que esperar, ya que de pronto alguien más ingresó en la carpa y se acercó hacia donde él estaba.

Se trataba de Missandei. La chica que él había salvado de ser violada por uno de los mercenarios durante la batalla. Y quien al parecer, también era la doncella y traductora de su hermana. Vestía otras ropas a las que le había visto durante la batalla y tenía ambos brazos y piernas vendados. Seguramente por alguna herida infligida por el mercenario que la arrastró lejos, antes de que Daegon pudiera alcanzarlos.

-La reina quiere verlo, lo espera en la Gran Pirámide.-

Como nunca había estado en Mereen, claramente él no conocía la ciudad. Pero si había visto la pirámide en su centro desde fuera. Daegon echó una rápida mirada a la tentadora comida sobre la mesa y maldijo internamente.

"Supongo que comeré después si no estoy muerto o en un calabozo."

Finalmente, terminó su vaso de vino de un sorbo trago y se puso de pie.

-Muy bien, no la hagamos esperar. Tenemos mucho de que hablar.-

Iba a salir de la carpa junto a Missandei, cuando se detuvo y dirigió la mirada hacia sus guerreros. Sabía que, sin él para supervisarlos, y con Amaya ya que estaba en proceso de embriagarse, siempre cabía la posibilidad de que salieran de la carpa y comenzaran una pelea con alguno de los soldados de su hermana. Por lo que debía hacer algo para mantenerlos ocupados el resto de la noche. Por lo que miró a Missandei y le preguntó en voz baja, para que no los pudieran escuchar.

-Esto....., la bebida y comida de esta noche, ¿corre por cuenta de mi herm.......de Daenerys?.-

Preguntó, evitando llamar a Daenerys su hermana hasta haber logrado que ella le creyera, para evitar problemas. Missandei asintió levemente.

-Así es, la reina dijo que tus hombres pueden disfrutar de la comida y bebida que deseen siempre que no causen problemas. En agradecimiento por su ayuda en la batalla de hoy.-

Satisfecho con la respuesta, Daegon se giró hacia las mesas donde estaban sus hombres y alzó un puño para que le prestaran atención.

-Señores!. Tengo unos asuntos que atender pero sigan celebrando sin mi. LAS BEBIDAS CORREN POR MI CUENTA!!.-

Rugió y los guerreros rugieron en respuesta al unísono. Vitoreando y salpicando vino y cerveza en todas direcciones. Al volverse hacia Missandei, vio como esta lo miraba alzando una ceja, por lo que el muchacho se encogió de hombros, sonriendo de lado.

-Tenía que hacerlo para mantenerlos ocupados el resto de la noche. Además, aún les debo oro por marchar conmigo.-

Por unos pocos segundos, el muchacho podría jurar que en la comisura de los labios de la chica, se formó una breve sonrisa debido a su actitud descarada. Sin embargo esta solo se dio vuelta y salió de la carpa, con él tras ella. Apenas habían salido de la carpa y caminaban hacia las puertas de Mereen, cuando Daegon escuchó la voz de Ser Barristan, llamándolo.

-Alteza!.-

Al darse vuelta, vio al hombre llegando hacia ellos y mirando a Missandei con desconfianza. Daegon se giró hacia la chica.

-¿Nos disculparías un momento, por favor?.-

Esta asintió y se alejó unos pasos, dejándolos solos, luego él miró a Ser Barristan.

-Parece que Daenerys ya terminó de tomar la ciudad y quiere verme. Voy a reunirme con ella ahora en la Gran Pirámide.-

-Bien, iré con usted.-

Esperando esa respuesta por parte del hombre, Daegon negó con la cabeza.

-No. Iré solo, esto es entre mi hermana y yo. Ella no envió a ningún guardia armado a escoltarme, solo a su traductora. Por lo que yo no seré quien lleve uno, ya que ambos sabemos que no tengo nada que ocultar.-

El hombre se pasó una mano por la barba, luciendo en desacuerdo con ese plan y preocupado por la seguridad de Daegon.

-Muy bien, como desee. Pero si en 2 horas usted no sale de ahí, yo.....-

-Usted no hará nada y es una orden. Si mi hermana llega a encerrarme, quiero que busque a Amaya, que reúnan a nuestra gente y que se larguen de aquí antes de que ella decida encerrarlos a ustedes también. Como dije, esto es un asunto familiar entre ambos y no dejaré que alguien más muera por mi culpa. Además, intentar rescatarme del centro de Mereen sería un suicidio, ¿entendido?.-

El hombre parecía que quería insistir, pero Daegon lucía tan serio como hablaba. Por lo que finalmente asintió, resignado.

-......Como ordene, mi príncipe.-

Daegon sonrió levemente y le palmeó un hombro.

-No se preocupe, estaré bien. Si mi hermana no envió a un grupo armado a buscarme es porque imagino que al menos está dispuesta a escuchar mi versión de la historia. Lo buscaré cuando termine, pero si no quiere beber al menos coma algo y esa es otra orden. Peleó con valentía en la batalla y también usted merece descansar.-

Luego, el muchacho se dio vuelta y caminó hacia donde lo estaba esperando Missandei. Luego, ambos volvieron a dirigirse hacia las puertas de Mereen. Habían avanzado unos pasos en silencio, cuando la chica habló, esta vez en un tono más suave y amable que antes.

-Nunca le agradecí, por salvar mi vida durante la batalla. Estaba asustada y a merced de ese hombre. Si usted no hubiera llegado, yo......-

Daegon sonrió amablemente. Había visto suficientes esclavos en Astapor, para darse cuenta de que Missandei había sido una. Por lo que no podía imaginarse, por lo que habría pasado. Seguramente su hermana la había tomado bajo su protección después de liberarla.

-No me agradezcas, no podía no hacer nada luego de ver como ese idiota intentaba abusar de ti. ¿Cómo están tus heridas?.-

Le preguntó, mirando sus vendas. Sin embargo la muchacha negó con la cabeza, restándole importancia.

-Están bien, por suerte ninguna es de gravedad. Solo algunos raspones y moretones de cuando fui arrastrada y sujetada contra el suelo. Aunque le dije que no era necesario, la reina se aseguró de que mis heridas fueran tratadas y vendadas adecuadamente. También quería que descansara por el resto del día, pero me siento más útil ayudándole....-

-Parece que la aprecias mucho, ¿cierto?.-

Le preguntó Daegon, notando la lealtad y gratitud en las palabras de Missandei.

-Así es, ella salvó mi vida. Hace no mucho era una esclava y traductora de un noble de Astapor, llamado Kraznys mo Nakloz. Al ser su traductora y necesitarme para sus reuniones con extranjeros, era tratada un poco mejor que las demás mujeres esclavas que eran golpeadas y violadas por él y sus hombres. Sin embargo seguía siendo una esclava, con toda mi vida y futuro a disposición de ese cruel hombre. Cuando Daenerys Targaryen atracó en Astapor, Kraznys intentó venderle a sus Inmaculados, a cambio de 1 de sus dragones. Pero este subestimó el poder de la criatura y ardió en sus llamas bajo su propio fuego, mientras que ella liberaba a todos los esclavos y castigaba a sus opresores. Ella se apiadó de mi y me ofreció un lugar a su lado, siempre le estaré agradecida por eso.-

El muchacho la escuchó en silencio. Parecía que todo lo que había escuchado sobre la bondad de su hermana era cierto. Aunque también podía ser firme y despiadada cuando lo requería, como había visto al final de la batalla quemando vivos a los mercenarios y en su muy corta conversación de antes.

Finalmente llegaron a las puertas de Mereen e ingresaron dentro de la ciudad más importante de todo Essos. Mientras se adentraban en esta, a Daegon se le hizo en parte similar a King'sLanding. Debido a sus numerosas calles y callejones, incluso la Gran Pirámide alzándose a la distancia se asemejaba un poco a la Fortaleza Roja. Aunque la arquitectura de las casas era muy similar a las que había visto en Astapor, lo cual tenía sentido.

-Veo que a mi hermana no le tomó mucho tiempo tomar la ciudad.-

Dijo, viendo que en las concurridas calles habían tanto inmaculados como soldados de los mercenarios al servicio de Daenerys. Estos patrullaban con sus armas en alto, mientras los esclavos liberados se mantenían fuera de su camino, pero tampoco lucían asustados. Missandei asintió, ante su comentario.

-Una vez que el ejército de fuera de la ciudad fue derrotado y muchos esclavos comenzaron a rebelarse, los Amos que habían aquí dentro se rindieron con facilidad. La reina liberó a los esclavos y encerró a los Amos que pudo capturar, pronto serán juzgados por sus crímenes.-

Mientras ella decía eso, pasaron por el costado de un callejón, donde en el fondo podía verse un fuego con algo ardiendo dentro. Al fijarse mejor, Daegon reconoció que se trataba del cadáver de un hombre vistiendo ropas de noble. Imagino que se trataba de un Amo, ya que había visto varios casos similares en Astapor.

-Parece que algunos corrieron peor suerte.-

-Así fue, algunos intentaron esconderse y fueron cazados por sus propios esclavos. La reina lo permitió, diciendo que merecían algo de justicia por mano propia.-

Daegon se preguntó que hubiera hecho él en su lugar. Por lo que había visto en Astapor y lo que le había contado Amaya sobre su tiempo como esclava, los Amos merecían el destino que tuvieron.

-Mis guerreros se unieron a mi en Astapor y también fueron esclavos. Por lo que me imagino por lo que tuvo que pasar esta gente. Creo que lo que ella está haciendo aquí es algo bueno.-

Missandei sonrió levemente y continuaron por distintas calles en dirección a la pirámide. De pronto, al llegar a un cruce, una pelota de trapo se cruzó rodando en su camino y chocó contra los pies de Daegon. El Targaryen recogió la pelota, sorprendido y segundos después, apareció un niño que parecía no tener más de 7 u 8 años. Sus ropas estaban raídas y sucias, su rostro tenía manchas de polvo y tierra y tenía una cicatriz de un corte en la mejilla.

El pequeño corría persiguiendo la pelota, sin embargo al ver a Daegon sosteniéndola, se paralizó de golpe. Su cuerpo temblaba y su expresión denotaba mucho miedo, como si hubiera estado expuesto a varios abusos. Por su expresión y apariencia, se podía deducir que era un esclavo. Sus ojos se movían de la pelota hacia Daegon con temor y parecía que en cualquier momento iba a salir corriendo.

Notando esto, Daegon alzó su mano libre lentamente.

-Tranquilo......no te haré daño......-

Dijo, hablando en la lengua común por instinto. Sin embargo, el niño no pareció entenderle y lucía más asustado que antes. Por lo que Daegon optó por hablarle en Alto Valyrio, con el mismo tono gentil que antes.

-ȳdra daor guorri, nyke guont ōdrikagon ao. Iksos bisa bol aōhon?. (No te preocupes, no te haré daño.....¿esta pelota es tuya?).-

Esta vez los ojos del pequeño mostraron comprensión y asintió levemente con la cabeza, comenzando a calmarse un poco. Daegon sonrió amablemente y se arrodilló, quedando a su misma altura. Luego, extendió la pelota hacia él.

-Ziry iksos olvie pretty.gūrogon ziry. (Es muy bonita, ten.....)-

El niño la tomó, con las manos algo temblorosas pero aún sin decir una palabra. Al estar más cerca, fue cuando Daegon pudo ver la cicatriz en su mejilla y frunció la mirada.

-Skoriot issi aōha muñar? (¿Dónde están tus padres?).-

El niño aún lucía algo temeroso, pero finalmente estiró una mano señalando en dirección más profunda de la ciudad. Daegon supuso que en esa dirección se encontraría su hogar. Fue entonces cuando notó la cicatriz que tenía en su mejilla. Lucía antigua, como si fuera producto de una vieja herida infligida, lo cual enfureció al muchacho. Giró la cabeza hacia Missandei, quien había estado contemplando toda la escena, mirando al niño con lástima.

-¿Los Amos le hicieron algo así a un niño?.-

Preguntó con furia e indignación en su voz, pero intentando sonar calmado para no asustar al pequeño. Missandei asintió con un suspiro.

-Si te sorprende tanto, supongo que es cierto que en Westeros no hay esclavismo. Lamentablemente esto siempre fue normal en las Ciudades Libres. Aunque los Amos tenían que ser detenidos, temo que el caos perdurará un poco más. Muchos perdieron el techo bajo el que dormían y sus pocas pertenencias durante las revueltas. La reina ya está pensando en estrategias para apoyarlos hasta que puedan formar un nuevo hogar y tener un trabajo donde sean libres y pagados justamente. Después de todo la ciudad necesitará reparaciones. Pero temo que es un proceso que tomará tiempo.-

Daegon la escuchó, reconociendo que tenía sentido. Apreciaba lo que su hermana intentaba hacer y sabía que los antiguos esclavos tendrían una vida mejor siendo libres que sufriendo abusos y siendo tratados como objetos. Sin embargo, suponía que tanto la economía como la vida normal en Mereen, tardarían en reanudarse luego del cambio de gobierno. De pronto, mirando al maltratado niño frente a él, tuvo una idea.

-En ese caso, permíteme hacer un pequeño aporte......-

Dijo a Missandei para luego volverse hacia el niño. Introdujo la mano en uno de sus bolsillos y sacar una pequeña bolsa con monedas de oro. Se trataba de la bolsa que había encontrado en la carpa del comandante que habían atacado el día anterior.

-Gūrogon ziry, se tepagon ziry naejot aōha muñar. Nyke hope ziry iksos iusiful naejot ao. (Tómala. y llévasela a tus padres, espero que les sea de ayuda.)-

El niño tomó la bolsa con expresión confusa, sin embargo al escuchar el tintineo de las monedas, sus ojos se ampliaron con gran sorpresa. Rápidamente miró dentro de la bolsa y al ver que realmente eran monedas de oro, su mirada de iluminó por completo. Luego de unos segundos, finalmente apartó su mirada de las monedas y la dirigió hacia Daegon.

-K...Kirimvose. (G....gracias.)-

Habló finalmente, mientras sus ojos comenzaban a cristalizarse por algunas lágrimas. Daegon sonrió conmovido y pasó una mano por el cabello del pequeño, con amabilidad.

-Ao sagon weilkome, se lo aōha muñar epagon. Ivestragon zirȳ naejot thank daenerys targārien. Sir jikagon. (No hay de que, y si tus padres preguntan, diles que agradezcan a Daenerys Targaryen. Ahora vete.)-

El niño se limpió las lágrimas y le regaló a Daegon una pequeña sonrisa sincera. Luego se alejó corriendo por la calle aferrando la bolsa al pecho, como si fuera el mayor tesoro en su vida. El muchacho lo observó alejarse con una leve sonrisa. Luego se volvió hacia Missandei, quien lo miraba con una mezcla de gratitud y confusión.

-Lo que hiciste fue muy gentil.....pero no comprendo. No le debes nada a esta gente ni a la reina, ¿porqué lo ayudaste y te deshiciste de todo ese oro como si no fuera nada?.-

Daegon se encogió de hombros.

-No lo sé, solo me pareció que era lo correcto. Además, seguramente ese niño y su familia puedan hacer un mejor uso de ese oro, que yo.-

La chica lo contempló unos segundos pensativa.

-Ya veo.....sigamos, la reina te espera.-

Luego, ambos continuaron su camino hacia la Gran Pirámide de Mereen. Al llegar ingresaron en la gran estructura y comenzaron a caminar por uno de sus pasillos. Subieron algunas escaleras en determinados momentos, por lo que Daegon supuso que se dirigían a una de las zonas más altas de la pirámide. Daegon pudo notar que, mientras que en las calles patrullaban los mercenarios al servicio de su hermana, la pirámide era solo custodiada por Inmaculados.

-Entonces, ¿dices que eres el hermano de la reina?. Ella me dijo que toda su familia fue asesinada.-

Le preguntó Missandei de pronto, mientras continuaban avanzando.

-Pues que bueno que se equivocó o la batalla de antes habría terminado de forma muy distinta. Casi toda nuestra familia fue asesinada, pero gracias a muchas personas yo pude sobrevivir.-

-Ella me dijo, que el reinado de su familia en Westeros terminó hace 17 años. ¿Porqué esperaste tanto tiempo en buscarla?.-

Le preguntó la chica, con algo de desconfianza.

-Es una larga historia, pero en resumen y aunque no me enorgullezco de eso.....tenía miedo. El hombre que acabó con nuestra familia seguía vivo y desde niño que tenía pesadillas con él. No fue hasta hace unos pocos años que pude verlo como lo que realmente es: Un usurpador borracho y mujeriego que ya está muerto, aunque lamentablemente no por mi mano.-

-Comprendo......No es mi asunto decidir si estás mintiendo o no. Pero puedo decirte que si realmente estás diciendo la verdad, la reina encontrará la manera de saberlo. La conozco desde hace poco pero según me han dicho, ya a superado varias traiciones en su vida.-

Daegon asintió en silencio, pudiendo entender como se sentía su hermana. No sabía nada de su historia en Essos, pero si ya fue traicionada anteriormente, suponía que parte de ella no quería creer que uno de sus hermanos estuviera vivo. Que no quería arriesgarse a confiar para luego volver a sufrir una traición. Ambos continuaron avanzando y subiendo la pirámide, hasta llegar a unas puertas grandes guardadas por 2 Inmaculados.

-Espera aquí, por favor.-

Le dijo Missandei a Daegon y luego cruzó sola las puertas. Dentro, Daegon pudo escuchar tanto la voz de la chica, como la de su hermana, pero no lo suficiente como para escuchar que decían. También se fijó en que los Inmaculados se mantenían fijos en su puesto, sin mover un músculo de su cuerpo. Excepto por los ojos, los cuales estaban clavados en él con intensidad.

-Entonces......¿que tal el clima?.-

Preguntó, intentando sacarles alguna reacción, pero fue en vano. Recordó que en Castle Black, el Maestre Aemon le había dicho que los Inmaculados eran de los guerreros más disciplinados del mundo. Por lo que tenía sentido que su único enfoque fuera custodiar a su reina.

Minutos después las puertas volvieron a abrirse y Missandei las cruzó de regreso.

-La reina te recibirá ahora. Pero debes dejar tus armas aquí.-

Al decir eso, la chica le hizo una señal con la cabeza a uno de los Inmaculados. Este estiró un brazo hacia Daegon, sin decir una palabra. Al Targaryen no le hacía mucha gracia separarse de sus armas, pero sabía que debía seguir las reglas de su hermana si quería convencerla de que era realmente él. Por lo que se descolgó el cinturón de armas, donde llevaba a Lekia y sus cuchillos. Luego se lo entregó al Inmaculado, pero mantuvo su agarre en el cinturón por unos segundos.

-Voy a querer esto de vuelta cuando termine.-

Advirtió y finalmente lo soltó, sin que el guardia dijera ni una palabra. Luego, Missandei le indicó con la cabeza que podía ingresar.

"Bien......llegó el momento de la verdad. Espero no salir de aquí encadenado o en el vientre de un dragón."

Daegon respiró hondo, y finalmente cruzó las puertas. Listo para enfrentar a Daenerys Targaryen.

Se encontraba en lo que parecía ser un gran salón del trono. Notó que era casi tan amplio como el salón del Trono de Hierro en King'sLanding. O al menos a como lo recordaba por sus pocos años de infancia ahí y por la visión que tuvo de la muerte de su padre Aerys, 17 años atrás. El salón se extendía varios metros y al fondo había una gran escalinata que terminaba en un asiento pequeño y simple, en lugar de algún elegante trono.

Sentada en este se encontraba su hermana. Se había cambiado el atuendo azul que llevaba durante la batalla, por uno blanco y muy elegante. Sin embargo, a pesar de su hermoso aspecto, su expresión era de frialdad y firmeza, manteniendo sus ojos clavados en Daegon. El muchacho siguió a Missandei hasta que esta se detuvo a unos metros de la escalinata, por lo que él hizo lo mismo. Luego, Missandei se volvió hacia él.

-Estás ante la presencia de Daenerys Stormborn de la casa Targaryen. Madre de Dragones, La que No Arde, Rompedora de cadenas, Reina de Mereen, Khaleesi del Gran Mar de Hierba y legítima heredera al Trono de Hierro de Westeros.-

Daegon parpadeó un par de veces, ante tantos títulos. El único que no entendía era "La que No Arde". Pero supuso que si esa reunión salía bien, ya tendría tiempo para averiguarlo. El muchacho inclinó la cabeza cortésmente.

-Yo soy Daegon Targaryen.....y me temo que no poseo tantos títulos como tu. Al parecer luego de lo que hice en King'sLanding, en algunas tabernas me llaman "El Dragón errante". Pero creo que ese título no pega mucho.-

Dijo, con una leve sonrisa e intentando romper el hielo, sin embargo su hermana se mantuvo seria e impasible. Le mantuvo la mirada a Daegon unos segundos, como si lo estuviera evaluando. Luego, ignorando su comentario, volvió a ver hacia Missandei, para quien adoptó una expresión más amable.

-Gracias Missandei, puedes irte.-

La chica inclinó la cabeza a su reina. Luego, dándose vuelta, se alejó con sus pasos resonando por el eco de todo el salón. Para finalmente cruzar las grandes puertas, dejándolos a ambos solos. Daenerys mantuvo silencio por unos segundos, hasta que finalmente habló.

-Vayamos al grano, ¿de acuerdo?. Salvaste mi vida por lo que estoy agradecida contigo y con tu gente. Sin embargo e escuchado de ti y no solo dices ser mi hermano Daegon Targaryen ahora. Has viajado por todo Westeros diciendo serlo y cometiendo actos en su nombre como el liberar a Ned Stark, quien actuó codo con codo con el Usurpador para destruir a nuestra familia. Eso es algo que no puedo tolerar. Tanto mi fallecido hermano Viserys como mis consejeros me dijeron lo mismo: Que mi hermano Daegon Targaryen murió la misma noche que mi padre, cuando cayó King'sLanding ante las tropas de Tywin Lannister y Ned Stark. Siendo solo un niño, prefirió morir bajo sus propios términos a ser ejecutado y se lanzó al mar desde el acantilado de la Fortaleza Roja.-

Dijo, manteniendo su mirada firme en él. Luego, Daegon respondió.

-Yo también escuché esa versión, que también dice que mi cuerpo nunca fue encontrado al ser engullido por el Aguasnegras. Además, aunque en ocasiones puedo parecer un loco imprudente, te aseguro que el suicidio no está en mi repertorio.-

Hizo una leve pausa y continuó, listo para defender su versión de la historia.

-La verdadera historia es que yo nunca estuve en la capital esa noche. De hecho, no pisado la Fortaleza Roja desde que tenía 2 años de edad. Nuestro hermano Rhaegar fue quien me salvó y de alguna forma, se aseguró de que esa historia corriera de boca en boca hasta que todos creyeran que fuera verdad. Me mantuvo con él a escondidas durante semanas en el viaje hasta El Tridente. Una noche, 3 días antes de la batalla donde perdió la vida, me sacó a escondidas del campamento, se despidió de mi, y me envió lejos hasta un lugar seguro donde estuve oculto y a salvo los últimos 17 años. Salí de ese escondite hace cerca de 1 año y si pasé un tiempo en King'sLanding, lo suficiente como para ver al Usurpador morir por culpa de un jabalí. También, si detuve la ejecución de Ned Stark y lo liberé junto a sus 2 hijas. Aunque ese acto ahora pueda perecerte sin sentido, te aseguro que tuve mis razones y estaré feliz de decírtelas una vez que este asunto de mi identidad esté aclarado.-

Daenerys mantuvo silencio mientras lo escuchaba. Su expresión impasible le hacía difícil ver a Daegon si le estaba creyendo o no. Cuando terminó, esta finalmente habló, alzando una ceja con escepticismo.

-Entonces mi hermano Rhaegar te llevó con él escondido casi hasta El Tridente. Durante semanas y semanas de viaje, ¿y ningún soldado o guardia real descubrió que estabas ahí?. Bastante conveniente, ¿no crees?.-

-Con todo respeto, que bueno que fue conveniente o yo seguramente hubiera muerto y tu no estarías ahí sentada ahora.-

Dijo, esperando que su comentario insolente aunque cierto, no le jugara en contra. Su hermana frunció la mirada pero no dijo una palabra, por lo que el muchacho continuó, mientras comenzaba a pasearse lentamente por esa zona del amplio salón, pero sin acercarse más hacia las escaleras, para no tentar a la suerte.

-Lo cierto el día de hoy no sé como fue que Rhaegar pudo planearlo tan bien, pero funcionó. Durante la marcha me mantenía oculto una de las carretas con provisiones para el ejército. Ni siquiera los miembros de la Guardia Real que nos acompañaban lo sabían. Ser Barristan, quien marchó junto a nosotros y peleó junto a Rhaegar en El Tridente, me encontró en Astapor hace 5 días y él tampoco tenía idea. Creía que yo había muerto en la capital hasta que me vio meses atrás irrumpir en el juicio de Stark. Rhaegar previó que el usurpador podría ganar la guerra intentó asegurarse de que nuestra casa sobreviviera: Los envió a ti y a nuestro hermano Viserys a Dragonstone y a mi me mantuvo con él todo el tiempo que pudo. Lamentablemente no pudo sacar de la capital a sus hijos Aegon y Rhaenys, ya que su esposa Elia Martell, creía que estarían más seguros allí. Lamentablemente no lo estuvieron y los 3 murieron aquella maldita noche, cuando la capital fue saqueada.-

Al decir eso esta vez Daenerys si lo interrumpió.

-Ellos murieron y la capital fue saqueada por las tropas del Usurpador. Siendo uno de sus comandantes Ned Stark, cuya vida tu salvaste.-

Le dijo fríamente y con tono acusador. El muchacho, sin dejarse intimidar, simplemente sonrió en una línea.

-Como dije antes, tuve mis razones. Pero sé que las muertes de nuestros sobrinos no fueron culpa de Stark. El llegó a la capital cuando esta ya había caído y quien lideró el saqueo fue Tywin Lannister. Sus hombres los asesinaron siendo solo bebés inocentes mientras que él lo excusó como un "desafortunado accidente". Y un día tendré mi venganza contra todos ellos. Además, nuestro padre en su locura asesinó a Rickard Stark y Brandon Stark, padre y hermano de Ned Stark. Los hizo quemarse vivos uno frente a otro para que se vieran morir mutuamente. Por lo que creo que hubo demasiada sangre derramada en ambos bandos.-

Hubo unos segundos de silencio en lo que Daenerys se aseguraba que Daegon hubiera terminado y consideraba sus palabras. Finalmente esta se puso de pie, por lo que el muchacho dejó de pasearse y simplemente le mantuvo la mirada.

-Pues es una historia bastante sólida. Salvo que todo aquel que pudiera servir de testigo está muerto.......Missandei me dijo lo que ocurrió antes con aquel niño en las calles y porqué lo hiciste. Gaomagon ao also ȳzaldrīzes valyre eglie ondoso suposy bing par hen issa lentor?. Nykeā ao learnt ziry hae part hen aōha skim naejot trik issa?. (También sabes hablar Alto Valyrio por supuestamente ser parte de mi familia?. O solo lo aprendiste como parte de un plan para engañarme?).

Daenerys terminó esa frase en Alto Valyrio, el cual Daegon comprendió claramente. Estaba comenzando a hartarse de tanta desconfianza. Pero por otro lado, tampoco podía culpar a su hermana por eso y tenía algo de curiosidad por que haría ella para confirmar o no su identidad. Por lo que se limitó a responder a su pregunta.

-Nyke ēdan tutors isse se mele lua skori nyke istan olvie hāeda. Pār rhaegar mirre teaching issa, during īlva umbagon isse zaldrīzesdōron se dorne. (Tuve tutores en la Fortaleza Roja desde muy pequeño. Luego Rhaegar continuó enseñándome, durante nuestra estancia en Dragonstone y Dorne).-

Respondió hablando de forma clara y fluida la lengua natal de su familia. Si esto impresionó realmente o no a Daenerys, nunca lo sabría, ya que ella alzó levemente una ceja y respondió.

-Impresionante, parece que tienes una respuesta para todo....."Daegon Targaryen". Pero tengo una forma de demostrar quien eres realmente con algo más que simples palabras. Sin embargo, antes de eso tal vez haya alguna parte en tu historia que te haya faltado relatar. ¿Algo más que quieras decirme?.-

Le preguntó la chica con firmeza. El muchacho se mantuvo en silencio unos segundos, dudando si decir lo que pensaba o no. Si salía bien, podría ser una prueba más para que su hermana le creyera, pero si salía mal podría ser tomado como un loco y salir de ese salón encadenado.

"Maldición Quaithe......espero que no hayas mentido sobre esto.

-Esto podrá sonar como una locura, por lo que no lo dije antes......pero te vi en un sueño. Poco más de 1 mes atrás, estaba en un barco cruzando el Mar Angosto con destino a Astapor, cuando tuve un sueño muy extraño. Parte de ese sueño tenía que ver con imágenes de mi pasado y otras que aún no termino de entender. Pero al final del sueño me encontraba en casa, en la Fortaleza Roja en el salón del Trono de Hierro. El lugar estaba completamente congelado y arrasado por una especie de gran tormenta helada. Yo me acerqué al trono.......y te vi, entrando por una puerta lateral. Parecía tan real que llegué a creer que por algún motivo ambos estábamos en ese lugar realmente. Sin embargo, antes de poder hablarte o acercarme a ti, todo se oscureció y luego desperté.-

Cuando mencionó lo del sueño, pudo notar como por unos segundos la expresión de Daenerys cambiaba a una de sorpresa. Y mientras relataba los detalles de ese sueño, notó algo de reconocimiento en su mirada. Después de todo tal vez fuera cierto que Daenerys había tenido el mismo sueño y al mismo tiempo que él. Cuando terminó de relatar ella se mantuvo en silencio por varios segundos que se le hicieron eternos. Finalmente, la chica se alejó de su trono simple y comenzó a bajar las escaleras lentamente hacia donde él estaba. Daegon se mantuvo en su lugar, mientras ella pasaba por su lado y continuaba caminando.

-Sígueme.-

Le dijo simplemente, por lo que Daegon así lo hizo. Siguió a su hermana hacia una zona lateral del salón, que daba a un amplio balcón. Aún no estaban en el punto más alto de la pirámide, pero desde allí ya podía verse casi toda Mereen. El sol continuaba bajando lentamente, marcando el atardecer, mientras algunos fuegos de iluminación comenzaban a encenderse en las calles. Incluso desde allí podía verse el campamento donde estaban asentadas las tropas de ambos. Mientras avanzaban, Daenerys volvió a hablar con tono firme.

-Según tu historia dices que has pasado los último 17 años escondido cómodamente en algún lugar de Westeros. Pues yo los e pasado huyendo, viviendo en la calle y sin apenas poder comer. E sido vendida como ganado, violada, tratada como esclava y víctima de más abusos de los que puedas imaginar.-

Daegon se mantuvo en silencio, sintiendo gran compasión por ella a pesar de sus palabras. Era cierto, él solo había estado huyendo por los 3 días posteriores a la muerte de Rhaegar. Luego había tenido en Highgarden un techo donde dormir, comida caliente y una familia que llegó a amar como propia durante 17 años. No podía ni pensar por lo que había pasado su hermana, por lo que se mantuvo en silencio y la dejó continuar.

-Mi hermano Viserys me traicionó, vendiéndome a los Dothraki como una esclava sexual, a cambio de un ejército que le ganara el Trono de Hierro. Tiempo después, antes de llegar a Astapor, estuve en la ciudad de Qarth. Fui la invitada de un rico comerciante llamado Xaro Xhoan Daxos, quien se ofreció ayudarme a conseguir barcos y un ejército para volver a mi hogar. Sin embargo todo era una trampa para ganar mi confianza y apenas la tuvo me traicionó. Robó a mis dragones, a mis propios hijos, y los entregó a un grupo de brujos que habitan en una torre llamada La Casa de los Eternos. Todo eso a cambio de riquezas con las cuales llenar aún más una gran bóveda que tenía en su palacio. Cuando fui a enfrentar a los brujos para recuperar a mis hijos, ellos profetizaron mi futuro y dijeron que sería traicionada 3 veces: 1 por sangre, 1 por oro y 1 por amor. Está claro que al traición de Xaro Xhoan Daxos fue por oro y la de Viserys fue la traición por sangre. Mi pregunta es, ¿eres tu la traición que me falta por sufrir?. ¿Acaso tu plan es hacerme creer que mi hermano está vivo para ganar mi confianza y luego traicionarme?, porque no pienso permitir que eso pase.-

Daegon la escuchó, sorprendido por el relato. Si se lo hubiera dicho meses atrás, habría resultado bastante escéptico al respecto. Sin embargo él mismo ya tenía sus propias experiencias con magia y profecías crípticas, por lo que decidió creerle.

-Es cierto que no sé nada de por lo que tuviste que pasar durante todos estos años. Y también imagino que ese "amor" al cual refiere la traición, bien podría ser el amor de un hermano. Por lo que comprendo tu desconfianza al no querer ser traicionada de nuevo si confías en mi. Pero si quisiera traicionarte podría haberlo hecho antes durante la batalla mientras estabas vulnerable. O aún más fácil, podría haber dado la vuelta con mi ejército y dejar que Tazal terminara el trabajo.....pero no lo hice. Estuve 17 años creyendo que toda mi familia estaba muerta y que yo era el último Targaryen que quedaba para lidiar con todo. Por lo que, cuando supe que no fue así, quise encontrarte para asegurarme de que estuvieras bien y que tampoco estuvieras sola......y reunir a nuestra familia.-

Por un momento creyó que, ante sus palabras, la expresión de Daenerys se había suavizado un poco y cambiado a una de sorpresa y esperanza, pero tal vez fue su imaginación. Sin responder, la chica continuó caminando en silencio hasta llegar al final del balcón y detenerse frente a la gran barandilla de mármol tallado. Luego se volvió hacia él y le clavó la mirada nuevamente.

-Pensaba usar esto como último recurso. Pero como insistes en ser mi hermano y te apegas a tu historia sin confesar lo contrario, tengo la forma de descubrir si realmente dices la verdad o no....-

Daenerys miró por el balcón hacia la ciudad y habló en claro Alto Valyrio.

-Māzigon kesīr, Rhaegal (Ven aquí, Rhaegal).-

Al principio Daegon se preguntó a quien le estaba hablando, ya que ambos estaban solos allí y tampoco había hablado en tono muy alto. Sin embargo, segundos después escuchó un familiar chillido, que le hizo erizar la piel levemente.

Volando desde debajo del balcón, surgió uno de los dragones de su hermana. Era el de color verde esmeralda con el cual se había encontrado durante su pelea contra Tazal y que, indirectamente le había ayudado a matarlo. Este se alzó en el cielo majestuosamente, aterrizando sobre el amplio balcón justo al lado de su hermana. Ante lo que Daegon no pudo evitar retroceder unos pasos por reflejo, ya que la criatura ya era casi tan grande como él. Daenerys lo observó, luciendo ligeramente divertida ante su reacción de prudencia.

-Este es Rhaegal, lo nombré en honor a mi hermano Rhaegar, con quien dices haber sido muy cercano.-

Dijo con calma, para luego volverse hacia el dragón. Estiró una mano y comenzó a acariciar sus escamas con tanta suavidad y ternura, que Daegon dudó de si este la podría sentir debido a su dura y resistente piel. Sin embargo al parecer si lo sintió, ya que cerró los ojos ante el contacto de su madre y se mantuvo en posición dejando que ella lo acariciara. Al muchacho le seguía impresionando como su hermana podía controlar tan fácilmente a esas criaturas legendarias y mortales.

De pronto, Daenerys acercó su cabeza hacia la del dragón y le susurró una orden que Daegon no pudo escuchar, aunque si notó el característico acento del Alto Valyrio. Luego de esta, el dragón clavó sus ojos amarillos en él, mientras que la chica también volvía a mirarlo.

-Tócalo.-

Daegon parpadeó un par de veces, pensando que había escuchado mal.

-¿Disculpa?.-

La chica sonrió en una línea ante su incredulidad, antes de explicarle.

-Quedan muy pocos registros sobre dragones en la historia de mi familia. Pero muchos de ellos hablan sobre el vínculo único e íntimo que un dragón podía tener con un Targaryen. Además de decir que estos podían percibir a alguien con su sangre. Por eso quiero que toques a Rhaegal para averiguarlo. Incluso mis guardias y asesores de confianza no pueden acercarse a pasos de ellos sin que intenten atacarlos, a menos que yo esté con ellos para calmarlos. Lo que le acabo de susurrar fue una orden para que solo deje que lo toques, si realmente siente eres un Targaryen y tienes mi sangre, en caso contrario le di permiso para que te ataque sin dudarlo.-

Daegon amplió un poco los ojos, mientras intentaba procesar lo que Daenerys quería que hiciera.

-¿Entonces la única forma de que creas en mi historia es si tu dragón no me arranca la mano de un mordisco?.-

La ligera sonrisa en el rostro de la chica se ensanchó un poco más.

-Si temes hacerlo tal vez sea porque tienes algo que ocultar y créeme, si decide atacarte y solo te arranca la mano, entonces serías muy afortunado......Como yo lo veo tienes 2 opciones: Puedes admitir tu mentira ahora mismo y ahorrarte la prueba del dragón. Si haces eso, tu gente e incluso Barristan Selmy podrán marcharse en paz hacia donde deseen. Pero tu serás encerrado y deberás afrontar un juicio justo por suplantar la identidad de mi difunto hermano Daegon Targaryen por casi 1 año, cometiendo distintos actos en su nombre. En ese juicio pesará a tu favor el hecho de que vinieras en mi ayuda a la batalla de hoy, pero de igual forma habrán consecuencias para ti.-

La chica hizo una breve pausa antes de continuar.

-O la segunda opción: Puedes probar suerte con Rhaegal e intentar tocarlo. En el muy improbable caso de que él te permita hacerlo, entonces creeré que eres mi hermano y en tu historia. De lo contrario, Rhaegal te atacará a muerte y en caso que sobrevivas, tus heridas serán debidamente tratadas pero de igual forma tendrás que afrontar un juicio por tus crímenes. Entonces, te daré una última oportunidad de confesar.......¿Quien eres?.-

Daegon suspiró y se pasó una mano por el cabello, pensando en sus opciones. Podía entender la desconfianza de su hermana dado todo por lo que al parecer había tenido que pasar. Además de la extraña profecía sobre las 3 traiciones que recibiría, de las cuales al parecer aún faltaba 1 por cumplirse. Sin embargo, Targaryen o no, no le hacía ninguna gracia el acercarse a tocar a un dragón. Pero parecía que no tenía otra opción.

"De todas las malditas locuras que e hecho......"

-Tu ganas.....lo haré. Pero quiero que sepas que si llego a perder la mano, conozco a cierta chica hermosa en Westeros que estará furiosa contigo.-

Dijo, para intentar aliviar la tensión de lo que estaba a punto de hacer, mientras le mantenía la mirada a Daenerys. Finalmente, respiró profundo y comenzó a acercarse lentamente hacia Rhaegal. Al avanzar los primeros pasos, pudo notar como la expresión de firmeza de Daenerys flaqueaba ligeramente. Tal vez no esperaba que realmente fuera a tener el valor para tocar al dragón. Pero el muchacho volvió a enfocar la mirada en la criatura, mientras se acercaba.

Cuando estaba solo a unos pocos pasos, Rhaegal alzó la cabeza y le enseñó sus grandes colmillos, mientras 2 chorros de vapor salían por su nariz. Daegon concentró cada fibra de su voluntad en no acobardarse y avanzó un paso más, comenzando a estirar su mano muy lentamente hacia la cabeza del dragón.

-Gīda, rhaegal...... (Tranquilo, Rhaegal......)-

Le habló al dragón, intentando que su voz sonara calmada a pesar de tener el corazón en la garganta en esos momentos. Continuó estirando su mano hacia Rhaegal, esperando que en cualquier momento este de forma violenta y lo atacara.......Sin embargo eso nunca pasó. Su mano llegó hacia la cabeza del dragón y la posó suavemente sobre su dura piel.

Al hacerlo, varias sensaciones golpearon a Daegon a la vez: Primero, lo cálida que esta se sentía, como si debajo de esa resistente piel y escamas no hubiera más que fuego puro.

La siguiente sensación fue aún más extraña: Duró solo unos breves segundos, pero sintió como si una descarga eléctrica recorriera todo su cuerpo desde su mano y luego de regreso hacia el dragón. De pronto perdió todo el miedo que había sentido antes al acercarse a la criatura, sintiéndose cómodo y también conectado de alguna forma con el dragón.


Recomendación: Escuchar a partir de este punto:

https://youtu.be/vMENPd4Jro8

En respuesta a ese contacto, Rhaegal movió ligeramente su cabeza hacia Daegon y se mantuvo calmado, ya sin actitud alerta o violenta hacia él. El dragón lucía igual de dócil a como había estado con Daenerys minutos antes. Daegon liberó el aire que había estado conteniendo todo ese tiempo y sonrió levemente, comenzando a pasar su mano con suavidad por la piel del dragón, mientras este le permitía hacerlo. Aquel intercambio duró unos segundos hasta que finalmente el muchacho apartó su mano. Rhaegal lo observó por unos segundos más, con calma, para luego simplemente desplegar sus alas y emprender el vuelo desde la barandilla del balcón, alejándose hacia el lado norte de la pirámide. El muchacho se volvió hacia Daenerys, quien había estado sorprendentemente callada durante todo ese intercambio.

La expresión firme y de superioridad había desaparecido de su rostro y había sido reemplazada por una mezcla de sorpresa y confusión. Daenerys tenía la mirada clavada en Daegon, pero esta vez sus ojos no mostraban frialdad, y se habían suavizado. Comenzó a acercarse lentamente a su hermano, observándolo como si lo estuviera viendo por primera vez en ese día.

-Rhaegal te aceptó. Entonces tu........tu realmente......tienes mi sangre.....-

El muchacho suspiró, aliviado de que al parecer finalmente ella comenzaba a creerle.

-¿Entonces eso fue suficiente prueba para ti?, ¿o acaso también quieres que intente montarlo para ver si....?.-

Sin embargo, sus palabras fueron interrumpidas. Cuando Daenerys sorpresivamente se acercó y lo abrazó, rodeando su cuello con sus brazos.

Daegon amplió los ojos, claramente sorprendido por aquel cambio de actitud de su hermana. Pero luego de unos segundos de sorpresa, respondió al abrazo, sintiendo gran alivio.

-Eres tu.......eres mi hermano....eres Daegon.-

Dijo Daenerys con voz débil. Aunque no estaba llorando, podía notarse el cúmulo de emociones en su voz al descubrir que no era la única Targaryen viva y que por lo tanto no estaba sola en ese mundo. Al escuchar sus palabras, Daegon finalmente sonrió con gran alivio y cerró los ojos mientras continuaba estrechándola entre sus brazos.

-Soy yo hermana......lamento haber tardado tanto.-

Ambos permanecieron en ese abrazo fraternal por varios segundos que se les hicieron eternos, mientras el atardecer caía en el horizonte, tiñendo de naranja el balcón a su alrededor. Minutos después, se separaron del abrazo y Daegon pudo ver la expresión de Daenerys. Aquella mirada desconfiada y acusadora había desaparecido, su sonrisa gentil había vuelto e incluso parecía haber un leve brillo en su mirada.

-Me disculpo profundamente por la desconfianza y las amenazas. Tu viajaste desde Westeros hasta aquí solo para encontrarme y yo te recibí como.....-

Comenzó a disculparse Daenerys, notándose decaída pero manteniendo su actitud educada, sin embargo Daegon la interrumpió, negando con la cabeza.

-No tienes que disculparte. Es cierto lo que dijiste sobre que no tengo ni idea de por lo que tuviste que pasar todos estos años ni de cuantas veces te habrán traicionado o aprovechado de ti con falsas promesas o esperanzas. Por lo que tal vez en tu lugar yo habría hecho lo mismo......Aunque siendo honesto, si me alegra no haber sido devorado por tu dragón.-

Dijo, con una sonrisa divertida que su hermana le devolvió, ya de mejor ánimo.

-Pues estuve cerca. Aunque es cierto que tu historia tenía demasiados detalles como para haber sido improvisada, admito que al principio no la creí. Donde me sorprendiste fue con lo del sueño, ¿Cómo pudimos haber soñado lo mismo al mismo tiempo y que de alguna forma esos sueños se conectaran?.-

Daegon hizo una leve mueca, recordando su encuentro con Quaithe, luego de tener ese mismo sueño.

-Creo que yo tengo una idea....pero es una larga historia y creo que ni yo mismo termino de entenderla aún. Cuando tengamos más tiempo para hablar puedo decirte lo que sé sobre eso.-

Daenerys asintió manteniendo su suave sonrisa y luego echó una mirada la sol, que ya se estaba ocultando detrás de las colinas fuera de Mereen.

-Me parece bien. Ahora tengo que supervisar que estén listos los refugios temporales para que los civiles puedan pasar la noche mientras algunas de sus casas son reconstruidas. Los Amos no contaban con la llegada de ti y tu gente y creían que yo sería vencida en batalla. Por lo que cuando vieron que no ganarían la batalla decidieron hacer tierra arrasada y destruir la mayor cantidad de daño que pudieron a la ciudad que luego estaría a mi cargo.- 

Le explicó y luego agregó.

-Sin embargo cuando termine me gustaría que te me unieras para cenar. Creo que entre ese sueño y otras cosas tenemos mucho para discutir y ponernos al día sobre los últimos 17 años.-

-Eso me encantaría.-

Respondió Daegon con sinceridad y sintiéndose aliviado de que la conversación ya no fuera sobre su supuesto crimen de usurpación de identidad.

-Perfecto. También, ahora que sé que realmente eres mi hermano, si lo deseas puedes instalarte aquí en la Gran Pirámide y tener total acceso a ella como mi invitado. Después de todo, esta victoria y que el yo esté aquí no habrían sido posibles sin ti.-

Daegon se sorprendió ante la invitación, pero decidió aceptarla con gusto. Además, sospechaba que a esa altura todos los Guerreros de la Fosa ya estarían más que borrachos, por lo que no sería tan calmado pasar la noche en su campamento.

-Creo que también aceptaré esa invitación. Sinceramente, entre mi tiempo en El Muro, mi viaje en barco y mi viaje hasta aquí desde Astapor, no e dormido en una cama decente en meses.-

Al escucharlo mencionar que estuvo en El Muro, Daenerys lo miró confusa y estuvo a punto de preguntar al respecto. Pero prefirió dejarlo para la cena de más tarde, asumiendo que sería otra larga historia.

-Entonces está arreglado. Puedes volver a tu campamento y encargarte de tus hombres y tu equipaje. Haré que te preparen unos aposentos y que alguien te lleve a ella cuando regreses a la pirámide.-

Daegon sonrió agradecido, sin embargo había algo más que le quería pedir a su hermana.

-Muchas gracias. También si me permites, hay algo más que me gustaría pedir. Tomé a Ser Barristan Selmy bajo mi servicio como guardia real, por lo que me gustaría que también tuviera un alojamiento aquí en la pirámide por si lo necesito.-

Al escuchar su pedido, la expresión de dureza y desconfianza regresó al rostro de Daenerys. Aunque esta vez Daegon supuso que no era hacia él, sino hacia el hombre que había servido a sus enemigos durante 17 años. Por lo que antes de que su hermana pudiera objetar, el muchacho agregó.

-Sé que la opinión que tienes de él no es buena. Pero confío en él y no habría podido reunir el ejército para llegar aquí sin su ayuda. Me encontró en Astapor hace 5 días, donde salvó mi vida y me pidió que lo tomara bajo mi servicio. Es un buen hombre que cometió errores pero que quiere hacer todo lo posible por enmendarlos sirviendo a nuestra familia de nuevo.-

Algo que Daegon prefirió no decir, es que también lo hacía porque temía que Barristan y Amaya se mataran entre ellos si los dejaba solos en el campamento demasiado tiempo. Daenerys lo pensó por unos segundos y finalmente accedió con un leve suspiro.

-Si tu respondes por él, está bien. Por la primera inspección que hicimos de la pirámide, hay varios aposentos en los niveles del medio. Al parecer eran de invitados cuando los Amos recibían a algún noble de las Ciudades Libres que financiaba sus actividades con esclavos. Haré que preparen una para él.

Daegon asintió aliviado.

-Te lo agradezco. Y hablando de Ser Barristan, creo que es mejor que me vaya antes de que piense que decidiste encerrarme e intente entrar por la fuerza a liberarme.-

Daenerys alzó una ceja, sin poder evitar lucir algo divertida ante su comentario.

-¿Ah si?, debo decir esa no es una buena forma de ganarse mi aprobación.-

-Por eso creo que es mejor que vaya a detenerlo, o podrías perder a la mitad de tus Inmaculados. Creo que es bastante capaz de hacerlo. Después de todo, escuché una historia de que liberó a nuestro padre de Valle Oscuro, durante la rebelión de la casa Darklyn.-

Ambos rieron levemente. Para Daegon era algo nuevo el poder bromear y pasar un momento agradable con alguien de su familia, aunque se sentía bien.

-Bien, entonces puedes regresar a tu campamento y cuando tengas todo listo volver a la pirámide para instalarte aquí. Le diré a los guardias que te permitan la entrada y más tarde te llamaré para la cena. Yo me quedaré unos minutos más aquí antes de bajar. Quiero disfrutar de la vista de una Mereen libre por primera vez desde su existencia. Es un nuevo amanecer para la gente de esta ciudad.....y es gracias a nosotros.-

Dijo Daenerys, con una sonrisa gentil y de perfil a su hermano, mientras se apoyaba en el barandal del balcón para contemplar la vista del anochecer en Mereen. Daegon no pudo evitar devolverle la sonrisa, al notar que esta vez había sido incluido en el logro de liberar la ciudad.

-Estoy de acuerdo, pero creo que tu hiciste todo el trabajo desde Astapor. Yo solo llegué en el momento justo para salvar el día.....con tu permiso, me retiro.-

Inclinó levemente la cabeza y se dio vuelta para salir del balcón. Había caminado unos pasos y ya estaba en la entrada al salón del trono, cuando escuchó la voz de Daenerys detrás de él.

-Daegon....-

El muchacho se giró hacia su hermana. Esta ahora lo miraba y en sus ojos, pudo notar un atisbo de los de Rhaegar, algo que lo llenó de nostalgia y una sensación de familiaridad.

-Gracias.....por venir por mi y por salvarme.-

Daegon sonrió, sintiendo finalmente que todo su esfuerzo de los últimos meses había valido la pena.

-No hay de qué, me alegra haber llegado a tiempo.-

Luego volvió a darse vuelta, saliendo del balcón y también del salón del trono. En la puerta le devolvieron su cinturón de armas intacto. Por lo que se lo colocó y se alejó caminando por el pasillo, recordando el camino que había hecho con Missandei para llegar ahí. Sin embargo, al llegar a un pasillo vacío, se detuvo unos segundos junto a una ventana y levantó su mirada al cielo nocturno de Mereen.

-Nyke fund zȳhon, lēkia. Nyke fund zȳhon se ziry iksos ȳgha. (La encontré hermano, la encontré y está a salvo.)-

Susurró hacia el cielo y luego continuó su camino hacia la salida de la pirámide. Parecía que esa sería una noche muy larga, y aún había mucho que hacer.

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