Capítulo 34: La Batalla de Mereen Parte 1
Daegon
-¿Cuantos hay?.-
Preguntó Ser Barristan, mientras Daegon observaba a la distancia el campamento enemigo, o al menos la parte que podía ver desde su posición. Usaba un ojo Myriense que los Guerreros de la Fosa tenían entre las provisiones que se habían llevado desde Astapor, probablemente perteneció a alguno de sus antiguos amos.
-Es difícil decirlo desde esta posición. Algunos están holgazaneando y otros entrenando, pero hay otros que están cargando provisiones como si planearan partir pronto. Por la cantidad de carpas que hay, diría que unos cuantos cientos de hombres, tal vez llegue a 500 mercenarios. Parece que el contacto de Mopatis tenía razón.-
Respondió el muchacho, aunque claramente no feliz de tener que enfrentarse a unos 500 mercenarios con solo 120 hombres. Aunque después de lo que había visto en Astapor, creía que tenían posibilidades.
Habían partido hacía 4 días desde Astapor y habían estado viajando desde entonces junto con su nuevo ejército, o como se hacían llamar: Los Guerreros de la Fosa. A pesar de haber ganado su respeto y que lo seguían por su promesa de venganza, gloria y oro, sabía que todo el grupo era mucho más disfuncional que un ejército Westerosi típico. Lo único que tenían en común es que todos habían sido esclavos, pero sus personalidades eran salvajes, violentas e impredecibles. En aquellos 4 días de viaje había visto muchas discusiones terminar a los golpes y con algún derramamiento de sangre no letal. En esos casos, Daegon a veces no sabía como intervenir. Acostumbrado a viajar y actuar solo, era la primera vez que lideraba a un grupo tan grande y en ocasiones podía sentir como la situación lo sobrepasaba un poco. Muy distinto a cuando había liderado a la Guardia Pura junto a Ser Steffon Mallister en King'sLanding. Había conseguido ganarse a ese pequeño ejército, pero en muchas ocasiones no se sentía preparado para liderarlo adecuadamente. Por fortuna, en los casos en los que él no llegaba a intervenir, se encargaba Amaya, a quien los demás guerreros parecían respetar tanto como a él, debido a su reputación en las fosas de combate.
Usaba el caballo que le había conseguido Ser Barristan al llegar a Astapor, un buen ejemplar de color negro. No estaba muy acostumbrado a este y extrañaba a su fiel caballo Valyr. Si todo salió bien este debió haber llegado a Winterfell hacía un par de meses, por lo que esperaba que Ned Stark cuidara de él como le pidió. Durante el día viajaban sin pausa y solo haciendo pequeñas paradas para que tanto ellos como los caballos pudieran descansar. Durante la noche montaban un pequeño campamento y hacían uso de las provisiones que los guerreros habían traído desde Astapor. Al parecer las despensas de los Amos habían quedado bien surtidas, ya que tenían tanto carne salada como pescado seco. Y para beber llevaban varios barriles de cerveza, provenientes de las bodegas de varios amos. Aunque luego de la primera noche, el mismo Daegon había prohibido a La Bestia beberse más de 1 barril por día, sabiendo que si aquel gigante se acababa con toda su bebida, no tardarían en haber problemas entre sus filas de guerreros.
Durante esas noches también los guerreros acostumbraban organizar peleas entre ellos similares a las de las fosas de combate. Tanto para entrenarse como para liberar su salvajismo y fuerza bruta luego de un día de solo cabalgar. Daegon lo veía como una buena idea, pero por obvias razones había prohibido que las peleas fueran a muerte como antes. Además de prohibir que ningún guerrero quedara lesionado de gravedad o imposibilitado de pelear, o si no su pequeño ejército se reduciría aún más antes de su primera batalla. Incluso había llegado a participar en alguna de estas peleas, ya que varios de los guerreros querían volver a ver a el "dragón" en acción. Aunque ninguna de esas peleas había sido tan brutal como la que tuvo contra Bloodsong en Astapor.
La noche anterior habían llegado a la zona en la que creían que podría estar el primer campamento de mercenarios. Sin embargo era casi suicida intentar atacarlo de noche y sin conocer el terreno, por lo que se habían retirado unos 2 kilómetros para pasar la noche y que su hoguera no fuera vista. A la mañana siguiente él y Ser Barristan habían vuelto a esa zona para localizar el campamento y pensar en una estrategia para atacar. Al Targaryen le hubiera gustado llevar también a Amaya con ellos, ya que conocía el terreno y a sus guerreros mejor que ellos y podría ayudar con la estrategia. Pero sabía que sus hombres estaban exaltados y deseando finalmente pelear después de varios días de viaje, por lo que decidió que era mejor dejar a Amaya con ellos para que los tuviera controlados.
En ese momento se encontraban recostados en lo alto de una de las muchas colinas que rodeaban el campamento. Daegon continuó vigilando el campamento un poco más, hasta que finalmente le entregó el ojo Myriense a Ser Barristan.
-El campamento está en el centro, rodeado por colinas como esta y 1 único camino para entrar o salir. Tienen algunos guardias frente al camino y 2 o 3 vigías hacia cada dirección, por lo que nos verán venir sin importar desde donde ataquemos.-
Ser Barristan inspeccionó el campamento por unos minutos.
-Si, su perímetro es sólido, me temo que no creo que podamos hacer esto con sigilo, mi príncipe.-
Daegon asintió.
-Eso parece, entonces tendrá que ser a la antigua con un ataque directo. Nuestros 120 guerreros contra sus 500 mercenarios entrenados......No se ve muy favorable, pero espero que la gente de Amaya esté a la altura.-
-Su hermano Rhaegar me dijo una vez que la cantidad de hombres no define el resultado de una batalla. Si no la pasión que tengan al pelear sumado a una buena estrategia y liderazgo.-
Ante esto, Daegon no pudo evitar sonreír de lado.
-Ojalá estuviera aquí, seguro que él se habría dado cuenta de algo que pasé por alto. Además de que el habría sido un mejor líder que yo en batalla........Pero esto es lo que tenemos y no me pienso rendir ahora. Ahora hay que planear el ataque, volvamos con lo demás antes de que comiencen a matarse entre ellos por aburrimiento.-
Ambos se pusieron de pie y volviendo sobre sus pasos, bajaron la colina en silencio hacia donde estaban sus caballos. Luego cabalgaron 2 kilómetros hacia el sur, hasta llegar a su campamento donde los estaban esperando los Guerreros de la Fosa. Luego de desmontar y reunirse con todos, Daegon les explicó lo que habían visto, incluyendo la posición del campamento y el número aproximado de mercenarios.
-Tenemos que atacar ahora, parece que se están preparando para partir dentro de unas horas. Tal vez ya hayan recibido la orden de emboscar al ejército de mi hermana, por lo que no tenemos mucho tiempo.-
Luego agarró una rama fina del suelo y comenzó a dibujar en la dura tierra la zona del campamento enemigo. Incluyó las carpas que había alcanzado a ver desde su posición, los vigías, las colinas que rodeaban casi todo el lugar y el único camino de acceso.
-Como ven, hay vigías en todos los lados del campamento y nuestro único acceso sería el camino que lleva a este. En las colinas seríamos un blanco aún más fácil y perderíamos a la mitad de nuestra gente antes de siquiera llegar abajo.-
Explicó mientras iba señalando cada zona del dibujo con la rama. Amaya observó el esquema del campamento enemigo con atención.
-Tampoco podemos bajar por esas colinas corriendo. Conozco el terreno y algunas de esas rocas son inestables por lo que podría haber algún desprendimiento y si los ballesteros no nos matan, la caída lo hará.-
La mujer dirigió su mirada a Daegon.
-Ahora es cuando sería útil tener un maldito dragón. ¿Como es que la chica tiene 3 y tu no tienes ninguno?.-
Daegon alzó una ceja y rió entre dientes.
-Buena pregunta, se la haré a mi hermana cuando la conozca si conseguimos salvar su vida. Pero ahora debemos decidir como atacar el campamento sin un dragón. Además tenemos otro problema: Debemos tomarlos por sorpresa. Si nos ven venir podrían enviar jinetes a avisar a los demás campamentos sobre nosotros, perderíamos el factor sorpresa y entonces sería el fin. Sé que ustedes son buenos, pero no podemos enfrentar solos a un ejército de unos 5000 o 6000 soldados, al menos no si nos están esperando.-
Dijo aquello último seriamente, pues lo había estado pensando en el viaje de regreso. Luego, Ser Barristan intervino.
-Entonces creo que la mejor opción es crear una distracción, mi príncipe. Algo que capte la atención de todo el campamento enemigo el tiempo suficiente para que podamos descender por las colinas con cuidado y rodearlos.-
Para sorpresa de Daegon, Amaya concordó con Ser Barristan.
-El viejo tiene razón. Podemos usar en su contra la táctica que dices que planean usar contra tu hermana. No importa que sean más que nosotros, si los rodeamos y presionamos hacia el centro del campamento, acabaremos con los bastardos.-
La Bestia rugió en aprobación.
"SI!, LOS MATAREMOS A TODOS!."
Los demás guerreros también gritaron en apoyo a Amaya, aunque el Targaryen pudo notar como Ser Barristan aún se enfurecía por el trato despectivo de esta hacia él. Pero como siempre el hombre logró controlarse al responder, concentrándose en la estrategia que estaban planeando.
-Sin embargo debemos pensar en que tipo de distracción. Una idea común sería incendiar algunas carpas del campamento, pero tendríamos que enviar a alguien a hacerlo y lo verían venir antes de que pudiera lograrlo. Necesitamos algo que capte la atención de todos los mercenarios y que los mantenga distraídos el tiempo suficiente como para que podamos rodearlos.-
-No algo, Ser Barristan......alguien.-
Dijo Daegon quien había estado callado durante el intercambio entre Barristan y Amaya. Su mente ya comenzando a pensar en un plan. Luego miró a la mujer.
-¿Cuantos de los Guerreros de la Fosa pueden usar ballestas con precisión?.-
-Casi todos, a los bastardos de nuestros amos les gustaba que nuestros combates tuvieran variedad para su diversión entonces debimos aprender a sobrevivir con distintas armas a la fuerza.-
El muchacho asintió.
-Bien, entonces prepara a los mejores que tengas para encargarse de los vigías, evitar que algún jinete escape y dar apoyo al resto que cargarán contra el campamento, tu los dirigirás.-
Luego miró a Ser Barristan, a su derecha.
-Usted dirigirá la carga.......Y yo seré quien entre al campamento enemigo para la distracción.-
Amaya sonrió de lado pero el caballero se mostró preocupado.
-Mi príncipe, es peligroso. Usted es demasiado valioso como para.....-
-Y por ese mismo motivo soy el único que puede captar la atención de esos idiotas el tiempo suficiente para que ustedes actúen. No tengo pensado morir, estaré bien, Ser Barristan.-
Lo interrumpió Daegon. Parecía que el hombre iba a insistir, pero debió reconocer la mirada de determinación del muchacho, por lo que permaneció callado. Luego este miró a su pequeño ejército que esperaba sus órdenes.
-Bien, esto es lo que vamos a hacer. Confíen en mi, este es un buen plan......-
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"Este es un pésimo plan......"
Pensó Daegon 1 hora después, mientras cabalgaba nuevamente hacia el campamento enemigo, pero esta vez junto a sus guerreros. 1 hora atrás les había explicado su plan a sus guerreros, sobre como crearía la distracción para darles tiempo de acercarse lo suficiente al campamento sin ser vistos. Una vez tuvieron todo listo desarmaron su campamento, prepararon sus armas y montaron para luego partir en dirección norte.
Esta vez si llevaba puesta la armadura roja y en forma de dragón que Illyrio Mopatis le había regalado. A pesar de su forma extravagante y de lucir resistente, Daegon la sentía muy ligera y no le restringía demasiado el movimiento. Se sentía mucho más cómoda que las armaduras que había usado en Highgarden para entrenar. Aunque no llevaba puesto el casco, el cual permanecía guardado, ya que para que su plan funcionara, los mercenarios debían ver su rostro y cabello.
Luego de un rato cabalgando se detuvieron en una llanura desértica, donde a lo lejos, podían divisarse las colinas que rodeaban el campamento mercenario. El camino en el que estaban en ese momento era el que los llevaría directo al campamento. Por lo que Daegon miró a sus hombres.
-Bien, aquí nos separamos. Aténganse al plan: Ocúltense en las colinas y esperen mi llegada. Cuando me vean y los vigías se distraigan, rodeen el campamento lo más rápido que puedan pero sin ser vistos, y esperen mi señal para atacar al mismo tiempo. Recuerden evitar dañar a los caballos o que estos escapen. Con los que ellos tienen debería ser suficiente para que todos tengan uno y podamos viajar más rápido.-
Dijo, ya que habían tardado 4 días en llegar hasta allí, en parte por que las carretas con provisiones y hombres habían retrasado su marcha. Amaya asintió y luego le preguntó algo en lo que había estado pensando un buen rato.
-¿Y que quieres hacer con los prisioneros, dragón?. Si alguno de estos mercenarios se orina encima y se rinde, ¿que hacemos con él?.-
Daegon suspiró levemente y logró notar una sutil y rápida mirada de desaprobación de Ser Barristan, aunque al final este le había dado la razón. Antes de salir de su campamento ambos habían discutido el que hacer con los mercenarios que se rindieran y aunque no le gustaba, Daegon había llegado a la conclusión de que debían morir. No podían dejarlos encerrados en algún lugar, ya que corrían el riesgo de que se escaparan y advirtieran a los demás campamentos sobre su ejército. Pero tampoco podían llevarlos con ellos ya que serían más bocas que alimentar, también los retrasarían y probablemente muchos de los Guerreros de la Fosa los torturarían por diversión. Por todo esto, tanto Ser Barristan como Daegon no vieron otra opción más que quitarles la vida, aunque al menos, el Targaryen decidió hacerlo con dignidad.
-Sin prisioneros. Pero si algún mercenario se rinde, háganlo rápido y denle una muerte digna. No quiero torturas innecesarias.-
Dijo con firmeza, Amaya lució decepcionada por lo último, pero luego preguntó.
-¿Y quienes no se rindan?.-
-Esos son todos suyos, diviértanse.-
Esta vez Amaya sonrió, con un brillo asesino en su mirada y alzó su espada, mientras los demás guerreros gritaban con sed de sangre en sus rostros. Finalmente, Daegon acercó su caballo al de Ser Barristan.
-Queda a cargo, Ser Barristan. Si algo sale mal, cancele el ataque y aleje a todos los que pueda de aquí, no quiero que nadie muera en vano.-
Le dijo casi en un susurro para que Amaya y los demás no lo escucharan y el hombre asintió.
-Sabia decisión, mi príncipe. Aunque le recuerdo que a lo que a mi respecta, "todos", también lo incluye a usted.-
Daegon sonrió levemente y le palmeó el hombro a su guardia real. Luego enfiló su caballo para seguir el camino, pero antes volteó la mirada hacia su pequeño ejército.
-Buena suerte mis guerreros. La próxima vez que nos veamos, el campamento enemigo será nuestro!.-
Alzó el puño y los guerreros volvieron a gritar al unísono. Luego Daegon comenzó a cabalgar solo hacia el campamento. Mientras que la caravana de caballos y carretas se salía del camino y retomaba la marcha en dirección a las colinas. El Targaryen cabalgó por varios minutos más hasta que llegó a la entrada de un pequeño cañón, formado por el comienzo de las colinas. Según lo que había visto al explorar con Ser Barristan, el camino continuaba algunos metros más, hasta llegar directo al campamento. Para que su plan funcionara, a partir de ese punto debía continuar a pie, por lo que se bajó de su caballo y dio unas suaves palmaditas en la crin de este, para luego atarlo a un viejo y seco árbol cercano. Luego, de la parte trasera del caballo, desató y extrajo algo que habían preparado en el campamento y que era crucial para su distracción: Una improvisada bandera blanca de rendición.
Con todo listo, dirigió su mirada hacia el camino que se perdía en el cañón, para luego doblar hacia la derecha. Sabía que una vez que doblara allí, sería visto por los vigías del campamento y ya no habría vuelta atrás.
-Bien......aquí vamos.-
Murmuró, buscando convencerse a sí mismo y se adentró caminando en el cañón, cargando la bandera. Caminó por el interior del cañón, mientras se comenzaban a escuchar los sonidos del campamento a la distancia y esperaba que en ese momento Ser Barristan, Amaya y los demás ya hubieran llegado a las colinas. Finalmente el camino dobló y pudo ver la entrada al campamento: Al parecer la actividad ajetreada había aumentado desde que él y Ser Barristan estuvieron ahí antes, ya que ahora habían más hombres entrando y saliendo de carpas, mientras cargaban cajas sobre carretas. En efecto, parecía que el ejército tenía prisa para partir por algún motivo.
"Deben de prepararse para viajar al norte y emboscar al ejército de Daenerys....."
Pensó Daegon y continuó con el plan. Alzó la bandera blanca y comenzó a ondearla de un lado a otro, para que fuera vista por los vigías, mientras continuaba avanzando lentamente. Había dado solo unos pocos pasos más, cuando un vigía lo vio y comenzó a gritar en Alto Valyrio, alertando sobre su presencia. Pronto tenía a todos los vigías del campamento apuntándole con ballestas desde su puesto, mientras varios soldados armados se le acercaban.
A pesar de esto, Daegon continuó avanzando hasta llegar a la entrada del campamento, donde finalmente se detuvo. Luego, clavó con fuerza el mástil de la bandera blanca en el suelo y levantó sus manos ante los vigías y soldados que se acercaban lentamente con sus armas en alto.
-Issa brōzi iksos daegon targārien. Nyke se lēkia hen dāria daenerys jelmāzmo. Nyke wud raqagon naejot ȳzaldrīzes naejot se jentys isse llarge hen bisa goarreison. (Mi nombre es Daegon Targaryen, soy hermano de la Reina Daenerys Stormborn. Quiero hablar con el comandante a cargo de esta guarnición).-
Dijo en perfecto Alto Valyrio. 2 de los guardias en la entrada del campamento se miraron entre ellos confusos, luego uno se volteó y se internó en el campamento. Daegon supuso que iría a buscar a quien estaba a cargo, por lo que permaneció de pie, con las manos alzadas y sin moverse, intentando lucir calmado. Mientras esperaba aprovechó para echar otro vistazo al campamento, ahora más de cerca: Tal como había visto desde la colina, las carpas se extendían hasta donde ya no podía verlas y en el camino entre ellas habían varias carretas con provisiones y armas listas para partir. También, cada vez se acercaban más soldados armados a ver que ocurría.
"Si el contacto de Illyrio Mopatis tiene razón, hay 5 o 6 campamentos iguales o más grandes que este esperando la orden de atacar. Debemos apresurarnos y arrasar con todos antes de que lleguen hasta mi hermana...."
Sus pensamientos fueron interrumpidos al ver que la multitud de mercenarios comenzaba a apartarse, dando paso a un hombre con armadura gris. Era calvo, su rostro era moreno y con una fina barba. Daegon supuso que se trataba del comandante de la guarnición. El hombre lo miró de arriba a abajo evaluándolo con la mirada y deteniendo esta unos segundos en su armadura con forma de dragón, mostrando clara codicia en su mirada.
-Sīr ao issi se lēkia hen līve zaldrīzoti. Yn skoriot iksos aōha zaldrīzes, valonqar. Nyke thot bona ry hen ao targaryens rattan naejot shou pryjagon aōha flein bists. (Conque tu eres el hermano de la zorra de los dragones. ¿Pero donde está tu dragón, niño?. Creí que a ustedes los Targaryen les gustaba presumir sus bestias voladoras).-
Dijo en tono burlesco y provocando algunas risas entre los demás mercenarios. Luego clavó su mirada en él y agregó.
-Sir, ivestragon issa skoro syt issi ao kesīr. Skoro syt shoun nyke sepār ossēnagon ao paktot kesīr se lua aōha preti armor?. (Ahora, dime porqué estás aquí. ¿Porqué no debería matarte aquí mismo y quedarme con tu bonita armadura?).-
Mientras el hombre hablaba, Daegon discretamente dirigió su mirada hacia las colinas a espaldas de la multitud. Allí comenzó a ver surgir a varias siluetas, que bajaban con cuidado por la pendiente. A esa distancia no pudo distinguir a nadie en específico, salvo a una silueta corpulenta que bajaba con torpeza, que solo podía ser La Bestia. Sabía que debía continuar haciendo tiempo, por lo que, en respuesta a las palabras del comandante, bajó una mano y la llevó a su cintura lentamente. Los ballesteros se tensaron pero él mantuvo la otra mano levantada, mientras con la otra desabrochaba su estuche de cuchillos y lo lanzaba al suelo. Luego con la misma mano descolgó a Lekia y la desenvainó muy lentamente para no alertar a los mercenarios haciendo movimientos bruscos y de paso ganar tiempo para su gente. También dejó caer la vaina de su espada al suelo y finalmente se arrodilló frente al comandante, ofreciéndole a Lekia apoyada en ambas palmas de sus manos extendidas hacia arriba.
-Issa mandia jittan issa kesīr hae zȳhon emisari isse piz. Ziry guans naejot obūljarion se discas terms naejot negotiat. (Mi hermana me envía como su emisario, en paz. Quiere ofrecer su rendición y discutir términos para negociar).-
Al escuchar sus palabras, el comandante alzó una ceja, con una expresión divertida en su rostro.
-Obūljarion?, se ziry guans naejot negotiat?. (¿Rendición?. ¿Y quiere negociar?)-
Acto seguido lanzó una sonora carcajada de burla, que fue acompañada por los demás mercenarios, mientras las risas y expresiones de superioridad recorrían sus filas. Aprovechando ese momento, Daegon echó otra furtiva mirada a las colinas, y alcanzó a ver como varias siluetas comenzaban a rodear el campamento, perdiéndolos de vista mientras bajaban por las colinas.
"Solo un poco más......"
Pensó y volvió a concentrarse en el comandante, mientras este volvía a clavar una mirada de burla en él. Luego recogió a Lekia bruscamente de las manos de Daegon, observando con codicia el rubí en su empuñadura y el buen trabajo de su acero. El hombre pasó con cuidado un dedo por la hoja de la espada, mientras le dirigía una sonrisa burlona. El Targaryen sintió ira al ver a aquel mercenario sujetando la espada de su difunto hermano mayor, pero sabía que aún no debía actuar. El comandante hizo un gesto con la cabeza a uno de sus hombres y este recogió del suelo el estuche de cuchillos de Daegon y la vaina de Lekia, mientras que también examinaba esta con curiosidad. Daegon supuso que se debía a que la vaina podía lucir diferente de las comunes al ser un trabajo casero. Siendo un regalo de los Stark, con un dragón y un lobo en lados opuestos cosidos por Sansa Stark. Luego de observar su espada por varios segundos, el comandante volvió a posar su mirada en el arrodillado Daegon, aunque esta vez con ferocidad.
-Doru-borto valonqar. Aōha līve hen nykeā mandia won't jiōragon qrīdrughagon hen bisa sīr isily. Zȳhon entair azantyr jāhor morghūljagon se ziry jāhor fil isse zȳhon oun ñelly se wrath hen āeksia. Istin īlon memēbagon naejot nābēmagon zȳhon īlon......(Niño estúpido. La zorra de tu hermana no se librará de esto tan fácilmente. Todo su ejército será masacrado y ella sentirá en carne propia la ira de los Amos. Una vez que marchemos para destruirla, nosotros.....)-
De pronto, el hombre se detuvo en seco, como si acabara de darse cuenta de algo y amplió los ojos con sorpresa y confusión reflejados en su rostro. Mientras tanto, con cada palabra que el hombre daba, Daegon movía un milímetro su mano derecha, hacia una de las botas de su armadura.
-Umbagon. Se līve shud sagon va mereen ondoso sir. Skoro syt gōntan ziry jittan ao kesīr. Se skorkydoso gōntan ziry gīmigon bē īlva se se nābēmagon. (Espera, la zorra debería estar cerca de Mereen en estos momentos. ¿Porqué te envió aquí?. ¿Y como es que sabe acerca de nosotros y el ataque?!-
Preguntó, mientras apuntó a Daegon bruscamente con Lekia, pudiéndose notar su tono de alarma y preocupación. Ya que todo su plan se basaba en gran parte en el factor sorpresa. Con su mano ya tocando su bota, Daegon levantó la mirada por primera vez desde que se había arrodillado, con frialdad y desafío en su rostro.
-Ziry daoriot gīmigon. (No lo sabe.)-
Apenas terminó esa frase, el Targaryen sacó un cuchillo oculto dentro de su bota. Luego esquivó el filo de Lekia y con un rápido movimiento rajó el cuello del comandante de lado a lado, justo por encima de su armadura. Este cayó al suelo en el acto, sujetándose el cuello, con una expresión de sorpresa y agonía en su rostro mientras se desangraba. Al mismo tiempo, Daegon recuperó a Lekia y girándola en su mano con gran rapidez, atravesó con ella el pecho del mercenario que sujetaba la vaina y sus cuchillos, recuperando ambos también.
-AHORA!!-
Gritó Daegon y se lanzó de cabeza al suelo, detrás de una carreta, para cubrirse y esquivar a los ballesteros que le apuntaban. Segundos después de su orden, reinó el caos en el campamento. Una lluvia de flechas comenzó a bajar sobre los vigías y demás soldados que se encontraban entre la multitud, asesinando a varios en el acto. Los que sobrevivieron sacaron sus armas y comenzaron a mirar alrededor, buscando a los atacantes, que no se hicieron esperar.
Dirigidos por Ser Barristan, parte de los Guerreros de la Fosa surgieron corriendo por los huecos entre algunas carpas y gritando se lanzaron al ataque contra los mercenarios que habían roto su formación previa gracias a la lluvia de flechas. Una vez que las flechas dejaron de caer, Daegon se puso de pie y salió de su cobertura, viendo como la batalla había comenzado.
-PELEEN!!!-
Gritó y alzando a Lekia, se lanzó él también hacia el combate, para apoyar a sus guerreros.
Aunque en ese caso los ejércitos que se enfrentaban eran relativamente pequeños, para Daegon era su primera batalla real y comenzaba a entender las historias que había oído en Highgarden. En los festines que organizaba Mace Tyrell, había escuchado varios relatos de distintos caballeros en batalla y todos describían el caos que ocurría dentro de la refriega entre 2 ejércitos. Pues ahora Daegon lo estaba viviendo en carne propia: Lo rodeaban personas luchando o chocando entre ellas al correr y en ocasiones le costaba distinguir aliados de enemigos, aunque poco a poco fue aclimatándose a esa situación de combate. Daegon movía a Lekia como si fuera una extensión de su propio brazo, bloqueando ataques que le llegaban en medio de ese caos o atacando mercenarios que se cruzaban en su camino. Lograba herir a uno y solo lo apartaba para que se desangrara en el suelo, mientras se concentraba en el siguiente mercenario que fuera a atacarlo. Mientras más tiempo pasaba, el Targaryen podía sentir como la fiebre y adrenalina de la batalla se apoderaban de él y sus ataques eran más certeros y mortales. También, al estrenarla en batalla, podía comprobar lo bien que su nueva armadura cumplía su función. Se sentía muy ligera al moverse y ya lo había protegido de más de alguna flecha o golpe de espada que, de no tenerla, lo habrían herido de gravedad.
Además, al ver a su ejército en acción, entendió finalmente lo que le había dicho Ser Barristan sobre la eficacia de los Guerreros de la Fosa en combate. A pesar de que casi los triplicaban en número sus ataques eran salvajes, brutales y desenfrenados. Superando fácilmente al estilo de los mercenarios que habían sido entrenados solo como soldados.
De pronto, al bloquear con su espada el ataque de un mercenario, antes de poder atacarlo vio como de la nada otro mercenario era lanzado contra este y ambos salían varios metros despedidos hacia atrás. Al girar el rostro Daegon vio a La Bestia a pocos metros de distancia, quien ahora sostenía a 2 enemigos por el cuello con cada mano.
-Buena puntería!.-
Le gritó el muchacho, La Bestia sonrió en respuesta con un brillo asesino en los ojos. Para luego rugir y chocar las cabezas de ambos mercenarios que sostenía, mientras un chorro de sangre salía de estas.
"Hijo de........que bueno que no están en mi contra......"
Pensó el muchacho, algo impactado y continuó avanzando mientras atacaba a diestra y siniestra con Lekia para abrirse paso. A medida que pasaban los minutos, llegó un momento en el cual perdió la cuenta de a cuantos soldados había herido o matado, en el caos de la batalla, sus sentidos estaban afilados al máximo y enfocados únicamente en sobrevivir. De pronto, escuchó varios gritos provenientes de un costado del campamento y vio surgir corriendo a Amaya y al resto de los guerreros que estaban con ella. Al no poder seguir usando las ballestas sin riesgo a darle a sus propios hombres, decidieron unirse a la carga.
Amaya se movió con rápida y elegante agilidad. De un salto aterrizó cerca de Daegon y blandiendo un hacha, la giró sobre sus hombros con un grito, decapitando a 2 mercenarios con un solo movimiento.
-Esta es la guerra que prometiste, Westerosi!.-
Le dijo la mujer, con la misma expresión de sed de sangre en su rostro que La Bestia. Daegon esquivó el ataque de otro mercenario, al cual atravesó en el pecho con Lekia, antes de responder.
-Este es solo el calentamiento, la verdadera guerra vendrá después!.-
Luego alejó al mercenario de una patada, dejando que se desangrara en el suelo. Luego escuchó otra voz familiar que lo llamaba.
-Alteza!.-
Siguiendo la voz Daegon vio a Ser Barristan. Con más experiencia en batalla que Daegon o la gente de Amaya, el caballero se movía en medio de toda la refriega con cierta familiaridad. Varios ataques rebotaban en su armadura y no tenía problema para devolverlos, hiriendo y matando a varios mercenarios. Finalmente se abrió paso hasta llegar a ellos, estando los 3 reunidos en el fragor de la batalla.
-Nada mal, anciano.-
Dijo Amaya, quien a pesar de su usual tono de burla, lucía ligeramente impresionada por las habilidades del hombre pese a su edad. El hombre ignoró su tono y en su lugar miró a Daegon.
-Vengo del flanco oeste, cargamos contra el campamento tal y como usted ordenó. Los mercenarios comenzaron a defenderse una vez se repusieron de la sorpresa, pero los Guerreros de la Fosa son buenos y no están cediendo terreno. Sugiero que sigamos presionando hasta arrinconarlos.-
Daegon asintió, con la misma idea en mente. En ese momento un mercenario comenzó a correr hacia ellos gritando, pero Amaya rápidamente le clavó su hacha en el rostro, provocandole un profundo corte y matándolo en el acto.
-¿Que ordenas, dragón?.-
Le preguntó a Daegon, como si nada hubiera pasado. El Targaryen echó un rápido vistazo a la batalla que se desarrollaba a su alrededor, antes de mirar a ambos y dar sus siguientes órdenes.
-Ser Barristan, regrese al flanco oeste y dé la orden de presionar hasta el centro del campamento. Amaya, tu haz lo mismo con el flanco este y envía a alguien a hacerlo al flanco sur, el flanco norte es mío. Debemos acorralarlos unos contra otros en el centro del campamento y terminar con esto!.-
Ambos asintieron y segundos después se dispersaron, volviendo a abrirse paso entre la refriega. Mientras Daegon hacía lo mismo hacia el flanco norte de la batalla. A los pocos minutos logró llegar, abriéndose paso entre los enemigos a base de estocadas con Lekia. Una vez allí se agrupó con los Guerreros de la Fosa que estaban luchando en ese flanco.
-SIGAN PRESIONANDO!!, LLÉVENLOS HASTA EL CENTRO DEL CAMPAMENTO!!-
Con un grito, estos comenzaron a luchar con mayor ferocidad, liderados por él. Sin embargo, antes de que él pudiera avanzar mucho más, vio algo que lo hizo detenerse y ampliar los ojos. Al parecer un único mercenario había logrado abrirse paso fuera de la zona de la batalla y desarmado, estaba corriendo hacia uno de los caballos para intentar escapar.
"NO!"
-DETENGAN AL JINETE!!!-
Gritó alarmado y corrió tras él, mientras que el mercenario comenzaba a correr más rápido al escucharse descubierto. Unos 3 guerreros que lo escucharon lo siguieron, pero ninguno tenía armas de largo alcance y el mercenario les llevaba ya varios metros de ventaja y casi llegaba a un caballo. Daegon rápidamente sacó uno de sus cuchillos de su cintura y girándolo en su mano lo lanzó con agilidad al mismo tiempo que corrían.
Sin embargo, falló el tiro por muy poco y el cuchillo pasó de largo, casi rozando la cabeza del hombre. Este logró llegar hacia el caballo y montó de un salto, mientras que Daegon maldecía. Sabía que si aunque fuera un solo mercenario escapaba y avisaba a los demás campamentos, entonces todo estaría perdido.
"Mierda!"
Sacó otro cuchillo y se concentró en apuntar mejor para lanzarlo. Pero el hombre ya estaba a caballo y alejándose hacia la colina menos escarpada, por lo que sería un tiro casi imposible.
De pronto, antes de que Daegon pudiera lanzar nuevamente, vio algo volando sobre él y levantó la mirada. Una lanza cruzó el cielo trazando un amplio arco y se clavó limpiamente en el cuello del mercenario, atravesándolo de lado a lado. Segundos después, este cayó del caballo, expulsando chorros de sangre por el cuello y boca, para finalmente morir.
Daegon y los demás llegaron hasta donde estaba el cuerpo ya muerto del mercenario y al mirar hacia atrás vio a Bloodsong de pie sobre una carreta volcada. A pesar de la brutal pelea que habían tenido 4 días atrás, parecía que lo que había dicho Amaya sobre su resistencia era cierto. Pues el hombre se veía mucho mejor y a pesar de tener aún 1 pierna vendada podía moverse casi con total libertad. El hombre bajó de la carreta de un salto y se acercó hasta donde estaban Daegon y los demás guerreros.
-Fallaste.-
Le dijo, al muchacho, con sequedad, mientras recogía su lanza del cadáver mientras los demás guerreros le palmearon la espalda. Daegon sonrió de lado, con alivio.
-Si, supongo que aún me falta practicar más. Buen tiro, ahora me alegra haberte dejado con vida.-
Bloodsong chasqueó la lengua.
-A pesar de que me deshonraste como guerrero, supongo que esto es más interesante que estar muerto. Ahora, ¿terminamos con esos idiotas?.-
El Targaryen rió entre dientes mientras alzaba a Lekia de nuevo.
-Con gusto, esta batalla ya duró demasiado.-
Luego los 5 regresaron corriendo hacia el centro del campamento, donde ahora la batalla estaba teniendo lugar. Continuaron presionando al ejército mercenario hacia el centro del campamento hasta que fueron arrinconados unos contra otros y rodeados, impidiéndoles movilidad.......minutos después, la batalla había concluido.
Al verse totalmente superados, los mercenarios que quedaban decidieron rendirse. Pero, siguiendo las órdenes de Daegon, les dieron muerte de forma rápida y casi sin dolor. Al muchacho aún no le gustaba nada el tener que asesinar a hombres desarmados y que suplicaban por sus vidas. Pero también sabía que eso era una guerra y que no tenía otra opción al no poder arriesgarse a tomar prisioneros, por lo que en el fondo esperaba haber hecho lo correcto. Su armadura estaba manchada de sangre, que de algún modo, hacía juego con su color rojo, pero gracias a esta no tenía ninguna herida más que algún golpe y corte leve en el rostro.
Una vez que todos los mercenarios hubieron muerto, este subió sobre una mesa volcada, para que todos los guerreros pudieran verlo. A simple vista no se veía a ningún muerto en su ejército, aunque si varios heridos. Ser Barristan y Amaya se encontraban lejos de él, también con sangre en sus ropas pero sin ninguna herida de gravedad.
-Mis guerreros.......La victoria es nuestra!!.-
Gritó alzando su puño y la multitud estalló en gritos y rugidos. Luego de unos segundos de celebración, los gritos se acallaron y Daegon continuó.
-Sin embargo esta fue solo la primera batalla y estamos lejos de ganar la guerra. Si nuestra información es correcta, existen como mucho 6 campamentos iguales o más grandes que este. Tendremos que arrasar con todos antes de agruparnos con el ejército de mi hermana cerca de Mereen.......Pero con guerreros como ustedes, sé que es posible, hicieron un gran trabajo hoy.-
Hubo alguna celebración más, con la multitud de guerreros aún exaltada por la adrenalina de la batalla. Finalmente Daegon agregó.
-Ahora, primero vamos a apilar los cadáveres para despejar la zona central del campamento. Luego quiero que todos registren cada rincón del lugar en busca de cualquier cosa que nos pueda ser útil. Como les prometí, cualquier botín que encuentren es suyo. Comida, armas, lo que sea, solo no se maten entre ustedes por eso. Pero si encuentran cualquier información sobre la ubicación de los demás campamentos o la carpa del comandante, búsquenme enseguida. Sobre los caballos, deberían haber más que suficientes para los que aún no tienen, por lo que son suyos para cuando sigamos viaje. Cuando terminen de registrar el campamento preparen todo para pasar la noche aquí. Este lugar es fácil de defender por lo que probablemente acamparemos aquí y continuaremos viaje por la mañana hacia el norte, eso es todo.-
Un murmullo de aprobación recorrió las filas de guerreros. Luego, estos se pusieron a trabajar en apartar los cadáveres, impacientes por terminar para poder saquear el botín que se habían ganado.
Tal vez fuera por la tensión de ser su primera batalla, pero recién en ese momento Daegon notó que había estado sujetando a Lekia con firmeza todo el tiempo desde que esta terminó. El Targaryen se tomó unos segundos para respirar profundo y calmarse, para luego colocarla de nuevo en su vaina. Luego, bajó de un salto y se dirigió a ayudar a apartar los cadáveres.
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2 horas después, habían logrado apilar todos los cadáveres en un rincón del campamento, quedando el centro y el camino que lo transitaba casi despejados. Salvo por alguna cabeza, brazo o pierna que hubiera sido cercenado durante la batalla, pero era suficiente para que ellos pudieran moverse sin inconvenientes.
Luego de ayudar con los cadáveres y de acercar su caballo hacia la entrada del campamento, Daegon se había quitado la armadura. Le había limpiado un poco la sangre y ahora se encontraba caminando por el campamento entre las carpas. Quería supervisar el saqueo de sus guerreros para evitar peleas internas por dividir el botín. Sabía que esa gente era capaz de matarse entre ellos por un barril de cerveza si no se los impedía. Al hablar con Amaya antes, esta le había confirmado que afortunadamente no hubieron bajas entre los Guerreros de la Fosa, por lo que todos seguían con vida. Habían varios heridos pero, según la mujer, no era nada que no hubieran sufrido antes en las fosas de combate, por lo que se recuperarían pronto para la siguiente batalla.
También, todos los Guerreros de la Fosa habían conseguido un caballo de los que tenían los mercenarios. Incluso habían encontrado un ejemplar, lo suficientemente robusto, como para cargar con el peso de La Bestia. Por lo que ya no tenían que llevar al hombre en una carreta, mientras se acababa toda su cerveza.
En esos momentos estaba caminando por el campamento, mientras pensaba en la avalancha de eventos que habían sido esos últimos días. Había pasado de estar solo y sin recursos en un continente desconocido, a liderar un pequeño ejército y haber ganado su primera batalla. Pero aún restaba deshacerse de los demás campamentos para que no pudieran emboscar a su hermana, por lo que aún le quedaba mucho para hacer. Minutos después, fue interrumpido de sus pensamientos, cuando Ser Barristan se le acercó e inclinó levemente la cabeza antes de hablar.
-Al parecer todos los Guerreros de la Fosa ya tienen caballo y ahora cada quien está eligiendo su botín. Sigo pensando que son unos salvajes, pero debo reconocer que son guerreros formidables. El ejército mercenario los triplicaba en número y aún así arrasaron con ellos.-
Daegon asintió, a él también le había impresionado mucho eso. Pero luego de pensar al respecto, creía saber el motivo.
-Usted fue quien dijo que 1 de estos guerreros valía por 10 mercenarios Ser Barristan, y tuvo razón. Estos mercenarios fueron entrenados como soldados, vi su formación y su disciplina militar cuando me tenían en la entrada y llegó su comandante. Probablemente no fueron entrenados muy distinto a varios soldados en Westeros. Además son mercenarios, pelean por oro y para probablemente gastárselo en bebidas y prostitutas. Pero los Guerreros de la Fosa pelean para sobrevivir y lo hicieron toda la vida, sabiendo que cada pelea podría ser la última para ellos a menos que hicieran algo al respecto. Amaya me habló sobre lo que les hacían los Amos, sobre como los hacían matarse entre ellos para que solo el ganador recibiera comida......Supongo que estamos viendo el resultado de eso.-
Dijo, con clara compasión en su voz, y Ser Barristan asintió.
-Supongo que si, de todas formas felicidades por su victoria, mi príncipe. Hizo un gran trabajo en liderar el ataque, si me permite decirlo......lo hizo como todo un rey.-
Daegon alzó una ceja, al escucharlo.
-Gracias Ser Barristan, pero ser un buen guerrero no me hace un buen rey. La gente decía que el usurpador era el guerrero más impresionante de todo Westeros, y al final parece que servía más para emborracharse que para gobernar.-
El hombre suspiró levemente.
-Eso debe ser lo único en lo que usted y Robert habrán estado de acuerdo. El nunca quiso ser rey, solo quería una guerra en la que luchar. Pero de una forma u otra, durante su reinado pudo mantener la paz por 15 largos años.-
-Si, hasta que los Lannister pusieron sus garras sobre el trono de hierro cuando el cadáver del usurpador aún seguía caliente y ahora el rey es un bastardo malcriado. Mi punto es.......creo que ser rey es mucho más que solo ganar batallas. Debes ser un buen líder, ser paciente, no actuar de forma impulsiva y saber gobernar anteponiendo las necesidades de las demás personas antes que las tuyas. Me temo que no poseo muchas de esas cualidades....-
Ser Barristan negó con la cabeza.
-Si me lo permite, creo que se está menospreciando. Los Guerreros de la Fosa no aceptaron seguirlo solo por el oro. 4 días atrás, usted mismo me dijo que si solo intentaba comprarlos entonces lo matarían sin siquiera pensarlo. Ellos aceptaron seguirlo porque les mostró su fuerza y que valía la pena seguirlo. Los inspiró y acaba de liderarlos en una batalla que fue una completa victoria. Y también parece que lideró correctamente a aquel grupo rebelde en King'sLanding, para rescatar a lord Stark.-
Daegon rió entre dientes.
-Liderar a 120 personas es muy distinto a liderar 7 reinos de los cuales al menos 3 están ahora mismo en rebelión.-
-Tal vez, pero la guerra en Westeros tarde o temprano terminará y las personas necesitarán a un líder fuerte y justo que los guíe a un futuro mejor.....y creo que podría ser usted. Puede que ahora lo conozca desde hace solo unos pocos días, pero lo conocí cuando era un niño pequeño en King'sLanding. Era un buen niño, empático, dulce y amable incluso con los sirvientes y guardias como yo, Y me enorgullece ver que se está convirtiendo en un hombre igual de bueno. Tal vez usted no lo crea ahora, pero yo creo que es igual de digno para ser rey como lo fue su hermano Rhaegar.-
Dijo el hombre, pudiéndose notar el orgullo en su voz. Habiendo crecido casi sin familia, en el fondo, Daegon apreció que alguien se sintiera orgulloso de él. Sin embargo, al escuchar lo último que dijo, no pudo evitar esbozar una triste sonrisa.
-Amo a mi hermano y aunque hay mucho que no entiendo y que quisiera preguntarle, siempre estaré agradecido por lo que hizo por mi....pero incluso Rhaegar cometió errores. Si no se hubiera fugado con lady Lyanna Stark, el usurpador no habría tenido una excusa para comenzar su maldita rebelión, o al menos el norte no lo habría apoyado. Ese error solo costó miles de vidas y Rhaegar ni siquiera era rey en ese momento. Luego mi padre en su locura quemó vivos a Rickard y Brandon Stark, lo cual enardeció aún más la rebelión y terminó con la caída y saqueo de la capital donde otros miles más murieron. Si una sola persona como yo comete un error, entonces tendrá que lidiar con las consecuencias de sus actos. Pero si comete un error siendo rey, las consecuencias pueden ser la muerte de miles de personas. Puede que no haya heredado la locura de mi padre, pero no voy a sentarme en esa silla solo para fallar y que la gente inocente que pretendo gobernar pague el precio. No sé si mi hermana Daenerys tenga intenciones de reclamar el Trono de Hierro, pero supongo que es algo que tendremos que discutir cuando finalmente nos encontremos.-
Ser Barristan parecía que iba a protestar, pero de pronto la llegada de Amaya los interrumpió. La mujer se había limpiado la sangre de su rostro y piel morena, pero no de sus ropas, las cuales continuaban con varias manchas carmesí.
-Oye dragón, creo que deberías ver esto.....-
Al principio, Daegon se sintió aliviado de no tener que continuar con esa conversación. Pero luego vio el rostro de Amaya y lucía molesta, por lo que supuso que lo que fuera que hubiera encontrado no iba a gustarle. Amaya le señaló con la cabeza el norte del campamento y se dio vuelta esperando que lo siguiera, por lo que Daegon se volvió hacia Ser Barristan.
-Parece que tendremos que dejar esta conversación para otro momento, acompáñeme.-
El hombre asintió y ambos comenzaron a seguir a Amaya hacia el extremo norte del campamento. Unos metros más adelante, la mujer habló.
-Encontré la carpa del comandante de estos idiotas. Cuando esperábamos tu señal desde las colinas y los mercenarios te tenían rodeado lo vi salir de ahí e ir hasta la entrada del campamento. Pero no creo que te guste lo que hay dentro.....-
Dicho esto ingresó en la carpa y Daegon la siguió dentro, preguntándose que nuevo problema habría ahora.
La carpa era bastante grande por lo que su interior era amplio y también estaba amueblado. Habían una cama, un par de mesas y sillas, además de una mesa grande en el centro. Aunque también varias marcas de polvo que indicaban que algunos muebles habían sido retirados recientemente de ahí. Eso tenía sentido dado que habían encontrado al campamento organizando su traslado.
-Parece que tenían prisa por irse, quemaron algo por allá.-
Dijo Amaya y señaló con la cabeza a una zona del suelo donde había lo que parecían ser varios trozos de pergamino quemados. Al acercarse y agacharse para examinarlos, Daegon comprobó que parecían tratarse de los restos de una carta, ya que cada trozo tenía algo escrito. Sin embargo las quemaduras hacían los restos ilegibles y al intentar recoger algunos, estos se deshicieron en su mano.
-Parece una carta y los restos aún están cálidos....debió quemarla pocas horas antes de que llegáramos.-
Respondió Daegon mientras se volvía a incorporar y Ser Barristan agregó.
-Si el comandante a cargo de este campamento tenía tanta prisa por quemar esa carta, puede que contuviera órdenes de algún superior.....-
Amaya asintió.
-El anciano no se equivoca. Y creo que ahí están esas órdenes....-
Dijo, señalando con la cabeza la mesa que había en el centro de la carpa. Al acercarse, Daegon comprobó que se trataba de una mesa de estrategia: Tenía un mapa desplegado que mostraba la región de Essos en la que se encontraban y varias fichas ubicadas en esta. El Targaryen estudió el mapa y señaló una ficha de color rojo, situada al sur de la ciudad de Yunkai, pero muy cerca de esta.
-Esta debe de ser la ubicación de este campamento, donde estamos ahora. Pero entonces.....-
Sin embargo, al seguir con la mirada en dirección norte, no aparecían más fichas en el mapa......hasta que llegó a Mereen:
Donde estaba marcada la ciudad de Mereen, habían 5 fichas rojas más, formando un arco frente a los muros de la ciudad, desde afuera de esta. Tras los muros de Mereen, dentro de la ciudad había 1 ficha roja más y entre los muros y las 5 fichas anteriores había 1 única ficha pero de color amarillo. Daegon analizó esa formación por unos minutos y al darse cuenta de lo que era la confusión se hizo evidente en su rostro e incluso palideció levemente por unos segundos.
-Esto.....esto no tiene sentido......siguiendo los colores, todas las fichas rojas deben ser los demás campamentos de mercenarios esperando para emboscar a Daenerys. Según esto los 5 campamentos restantes ya están reunidos en las puertas de Mereen y dentro de la ciudad hay otro grupo más.-
Dijo, señalando las 5 fichas rojas en las puertas de Mereen y la sexta ficha roja dentro de la ciudad. Luego señaló la ficha amarilla ubicada entre ambos ejércitos.
-Este debe ser el ejército de mi hermana que sabemos que se dirige hacia Mereen. Pero si esta formación es cierta, entonces......-
Por unos segundos fue incapaz de terminar esa clase, comenzando a sentir como tantos días de planificación y todo lo que había hecho para llegar a ese momento habían sido en vano. Por lo que Amaya la terminó por él.
-Entonces planean emboscar a la chica dragón frente a las puertas de Mereen. Atrapándola entre 2 ejércitos.-
Ser Barristan, quien había estado callado, estudiando el mapa, finalmente agregó.
-Si los 5 campamentos restantes ya están unidos con el de Tazal y tienen 1 grupo más de mercenarios esperando dentro de Mereen. Entonces la princesa Daenerys sería atrapada entre 2 partes de un ejército que tiene al menos el doble de hombres que el suyo.-
-Yunque y martillo........su ejército no podría resistir eso. Aunque sean inmaculados......-
Murmuró Daegon casi para sus adentros, quien ya se había dado cuenta de la gravedad de la nueva situación. Luego pareció volver en si y agregó.
-Pero esto no tiene sentido.....la información que tenemos decía que los 6 campamentos estaban separados y que planeaban emboscar a mi hermana en el camino a Mereen. No decía nada de que la emboscarían en las puertas de la ciudad y con otro ejército esperándola allí. Y sabemos que nuestra información era cierta porque gracias a ella encontramos la ubicación de este campamento......¿Porqué mantener este campamento con 500 mercenarios aquí, cuando el ejército principal ya está formado a muchos kilómetros de distancia?....-
Hubo un largo silencio en el que Daegon intentaba asimilar aquel brusco giro de los acontecimientos, hasta que Ser Barristan habló.
-Solo estoy suponiendo. Pero sabemos que los mercenarios tenían prisa por partir hoy y me inclino a decir que la carta quemada era el motivo, con órdenes para dicho traslado. Si Tazal es el comandante de todo el ejército y fue él quien envió esa carta para que el campamento se moviera.......entonces puede que la haya enviado más tarde adrede. Buscando retrasarnos y sacrificando este campamento, que es el que está más alejado de Mereen, para que él y el resto de sus fuerzas pudieran atacar a la vez en otro punto.-
La deducción de Ser Barristan tenía sentido, pero al escucharlo Daegon comenzó a sentir como el mundo se le venía abajo. Había planeado tanto, había hecho tanto para llegar a ese momento......y ahora parecía que todo había sido por nada.
-Pero si eso es cierto y Tazal cambió su plan de improviso, no sabemos cuando piensa atacar a mi hermana. Tal vez la emboscada ocurrió mientras nosotros estábamos atacando este campamento. Y si eso es cierto.......entonces mi hermana ya podría estar......-
Musitó mientras apretaba los puños, pero no pudo terminar la frase al darse cuenta de algo.
"No......Daenerys no está muerta. Si lo estuviera yo lo sabría......habría sentido su muerte..."
Pensó, recordando su extraña habilidad y pensando que por una vez servía de algo tenerla. Pero luego recordó algo que volvió a derrumbar sus esperanzas: En Astapor Ser Barristan le había dicho que, según los espías de Illyrio Mopatis, los Amos no planeaban matar a Daenerys en la emboscada. En su lugar pensaban capturarla para someterla a crueles torturas y humillaciones, antes de finalmente matarla y repartirse sus 3 dragones entre ellos. Por lo que aún así el ataque podría haber ocurrido y él no lo sabía.
"Esto tiene que ser una broma......mierda!."
-Pero hace 5 días que llegué a Essos en barco y formé este ejército hace 4. ¿Como pudo Tazal enterarse sobre nosotros tan rápido?.-
Casi en respuesta a su pregunta, de pronto la lona de la entrada de la carpa se levantó e ingresó La Bestia. Este tenía sujeto del cuello a un hombre con la vestimenta de los mercenarios, el cual se retorcía, con clara dificultad para respirar.
-Encontré a este escondido debajo de un carro e intentando llegar hasta los caballos para escapar.-
Daegon observó al hombre. Su rostro estaba lleno golpes además de tener la nariz rota y un labio partido, probablemente por su encuentro con La Bestia.
-Parece que nos faltó uno....-
Dijo, maldiciéndose internamente por no haber sido más cuidadoso al revisar el campamento. Era bueno que La Bestia lo hubiera atrapado antes de que llegara a un caballo para escapar.
-Supongo que puedo matarlo.....-
El gigante dijo, con una sonrisa asesina, al mismo tiempo que sacaba un cuchillo de su cintura y el prisionero se retorcía de terror con los ojos ampliados. Pero de pronto Daegon lo detuvo, viendo aquella oportunidad.
-Espera......aún no. Debo hablar con él, siéntalo aquí y quédate.-
Ordenó, apartando una silla de modo que quedara frente a la mesa de estrategia con el mapa y las fichas. La Bestia lució algo decepcionada, pero obedeció y cargando al mercenario lo sentó en la silla con brusquedad. Luego, Daegon se colocó frente a él y le señaló el mapa sobre la mesa.
-Sabemos que habían 5 campamentos más como el suyo esparcidos desde aquí hasta Mereen y que están todos comandados por un hombre llamado Tazal. También sabemos que su plan era emboscar al ejército de Daenerys Targaryen en su camino a Mereen y capturarla para los Amos que se esconden cobardemente en las ciudades libres. Pero al parecer Tazal cambió de planes repentinamente y envió a todos los campamentos directo hacia Mereen menos a ustedes. Hasta que finalmente les envió una carta que sospecho tenía órdenes de que finalmente avanzaran hacia allí. Quiero saber exactamente que decía esa carta, donde está ahora el ejército de Tazal y donde está el de mi hermana.....-
El hombre lo miró, pudiéndose ver una mezcla de odio y miedo bajo las heridas en su rostro. Finalmente habló en la lengua común, pero con un marcado acento.
-Vi lo que hiciste, los mataste a todos. Incluso a los que se rindieron, ¿porqué debería decirte nada, para luego morir también?.-
-Porque los mercenarios que se rindieron, tuvieron una muerte rápida y digna de un guerrero vencido en combate. Puedo ofrecerte lo mismo si hablas o puedo hacerlo muy lento y doloroso hasta que igualmente me digas lo que quiero saber.......o también podría entregarte a mi amigo, La Bestia, para que conversen en privado, creo que ya tuviste el placer de conocerlo....-
Respondió Daegon, intentando mantenerse calmado y no perder los estribos. Ante sus últimas palabras, La Bestia dirigió una sonrisa asesina al mercenario mientras crujía los nudillos. Al ver eso, este tragó saliva con una expresión de terror, recordando la paliza que La Bestia le había infligido minutos antes. Daegon aprovechó esto y se agachó, quedando al mismo nivel del mercenario.
-Última oportunidad......¿donde están Tazal y mi hermana?.-
El hombre lo miró fijamente con algo de duda y por unos segundos pareció que iba a doblegarse y hablar. Sin embargo finalmente su expresión se endureció y escupió al Targaryen en el rostro.
-Púdrete.-
Aquello acabó con la poca paciencia de Daegon. Se limpió lentamente el rostro con la manga de su ropa y luego miró a La Bestia.
-Sujétalo.-
El hombre obedeció y sujetó al mercenario por los hombros con dureza, manteniendolo firme en su asiento. Ser Barristan pareció intuir lo que Daegon estaba por hacer, por lo que comenzó a decir.
-Mi príncipe, creo que sería mejor si.....-
Sin embargo Daegon lo interrumpió, al rápidamente sacar un cuchillo de su cintura y clavarlo con fuerza en la rodilla derecha del hombre.
-HABLA!!!!!!-
Le gritó, haciéndose escuchar por sobre su grito de dolor. Luego sujetó el mango del cuchillo y comenzó a torcerlo mientras seguía clavado en su rodilla, con frialdad en su mirada. El hombre continuó gritando y retorciéndose en la silla mientras La Bestia lo retenía con fuerza por los hombros. Ante esto, Ser Barristan amplió los ojos sorprendido, aunque no intervino, mientras que Amaya sonrió con una mezcla de diversión y admiración. Luego de unos segundos, Daegon soltó el cuchillo, dejándolo clavado en la rodilla del hombre y sus gritos de dolor cesaron.
-Ahora, ¿vas a hablar?. ¿O quieres que termine de arrancarte la maldita rodilla derecha y siga con la izquierda?.-
El hombre estaba jadeando profundamente y podían verse lágrimas en su rostro debido al intenso dolor. Pero entre jadeos asintió con la cabeza.
-Hablaré!.....hablaré!.-
Daegon le hizo un gesto con la cabeza a La Bestia y este soltó al hombre, apartándose unos pasos. Luego se puso de pie y desenvainando a Lekia apunto con ella directamente al hombre.
-Bien, entonces intentemos de nuevo......¿Porqué Tazal cambió su plan y cual es ese exactamente?.-
El mercenario se tomó unos segundos para tomar aire e intentar ignorar el intenso dolor en su pierna. Luego comenzó a hablar.
-Al parecer, varias semanas atrás, Tazal descubrió a un espía en una de sus reuniones para organizar el ataque. El espía fue capturado y él lo torturó en persona por horas hasta que, antes de morir, le reveló que estaba espiando e informando sobre el ataque para el magíster de Pentos. Luego de investigar un poco, Tazal descubrió que el magíster había alojado en su casa durante un tiempo a la zorra de los dragones y a su hermano muerto, el rey mendigo. Debido a esto pensó que tal vez ese hombre tuviera intenciones de advertir a la chica sobre el ataque o de enviar refuerzos a ayudarla, por eso decidió cambiar el plan. Poco después, hace unas 2 semanas, Tazal convocó cerca de Mereen a todos los campamentos, menos al nuestro. Finalmente, envió a este campamento una carta dirigida al comandante donde explicaba todo esto y nos ordenaba esperar 1 día más, para luego marchar también hacia Mereen. Decía que seríamos la segunda línea de ataque. Que en caso de que parte del ejército enemigo lograra escapar hacia el sur, entonces se encontrarían con nosotros en su retirada y los masacraríamos. A pesar de eso, muchos nos preguntamos porqué enviar esta carta tan tarde, cuando hace semanas que el resto del ejército se encontraba en Mereen.....supongo que ahora lo entiendo.-
Dijo y soltó una risa seca que le hizo toser algo de sangre. Luego continuó.
-El bastardo de Tazal quería usar nuestro campamento como carnada. Sacrificarnos para atraerte aquí y hacerte perder el tiempo, mientras él se encarga de tu hermana en Mereen. Bueno, supongo que su plan funcionó porque tu estás aquí y nosotros muertos.....aunque al menos ella también lo estará pronto.-
Ante el relato, el saber que había caído en una trampa y las últimas palabras que dijo el hombre, hicieron que Daegon apretara los puños con fuerza. Luego acercó a Lekia hasta que la punta de la espada rozaba su cuello pero sin hacer ningún corte aún.
-Los Amos quieren a mi hermana viva, no muerta.-
A pesar de la espada en su cuello, el hombre volvió a reír secamente.
-Ya no más, príncipe. Parece que los Amos no quieren darle a la zorra una oportunidad para que alguien la rescate o tiempo para que se convierta en una mártir. Tazal tiene nuevas órdenes de asesinarla en el ataque y llevarles su cuerpo como prueba de que está muerta. Además de encerrar y entregarles a sus 3 bestias voladoras.-
Daegon amplió los ojos, esta vez pudiéndose notar algo de miedo en su mirada, aunque no era por él.
"No......no está pasando de nuevo......no puede estar pasando de nuevo......"
Pensó e hizo algo de presión con la punta de su espada al cuello del mercenario. Este soltó un quejido de dolor al mismo tiempo que un hilo rojo de sangre bajaba por su cuello. Mientras que Amaya, Ser Barristan y La Bestia solo observaban fijamente la escena.
-¿Cuando atacará Tazal al ejército de mi hermana?!.-
El hombre pareció notar la desesperación de Daegon. Por lo que sonrió divertido, a pesar del intenso dolor que sentía.
-Según la carta, ocurrirá mañana cerca del mediodía. A esa hora, Tazal calcula que ejército de la chica llegue a Mereen y allí la emboscarán. Los soldados que hay apostados dentro de la ciudad mantendrán ocupada a la chica y le harán creer que son la única defensa de Mereen. Mientras que el ejército de Tazal se forma y ataca por detrás, atrapando a sus tropas entre 2 ejércitos. Serán aniquilados y todo terminará.-
Cada palabra era como un puñetazo en el estómago para Daegon. El Targaryen creía imposible que pudiera recorrer los kilómetros y kilómetros que lo separaban de Mereen y llegar a su hermana a tiempo para salvarla. El brazo que sujetaba a Lekia comenzó a temblar y el prisionero pareció notar esto. Tal vez él ya se había resignado a que moriría, por que en un último acto de desafío lanzó una sonora carcajada y mirada fría hacia Daegon, para luego gritarle con los ojos desencajados de locura.
-Ya es muy tarde príncipe!. Ganaste la batalla aquí pero acabas de perder la guerra!. Para mañana por la tarde, la zorra de tu hermana estará muerta. Tazal tendrá su cabeza en una pica y les enviará el resto de su cuerpo a los Amos para que la exhiban por las calles como.....-
-AAAAAAAHHHHHH!!!!!!-
Antes de que el mercenario terminara la frase, Daegon dio un fuerte grito de furia y con un rápido movimiento de Lekia, cortó limpiamente su cabeza. Esta cayó primero sobre su propio regazo y luego rodó hacia el suelo. Con su rostro congelado en aquella última carcajada y su cuerpo decapitado permaneció sentado en la silla, con su cuello chorreando sangre a borbotones. En la carpa reinó un silencio absoluto, incluso Ser Barristan y Amaya parecieron ponerse de acuerdo de no decir nada, notando la ira del Targaryen.
Casi de forma distraída, Daegon recogió y se guardó el cuchillo que estaba clavado en la rodilla del cadáver. Después volvió a envainar a Lekia, con algo de dificultad, ya que las manos le temblaban levemente. Luego se giró, dando la espalda a sus 3 acompañantes y alejándose hacia el otro extremo de la carpa. Intentaba calmar el temblor de sus manos, además de su respiración, la cual se había vuelto agitada.
Por su mente comenzaron a desfilar imágenes de las muertes de sus familiares: Su hermano mayor, su padre, sus sobrinos, su madre y finalmente su hermano menor. Había presenciado y sentido en carne propia las muertes de todos ellos debido a su extraña habilidad. Impotente de hacer algo al respecto y sin poder salvarlos. Cada uno de esos momentos se habían marcado a fuego en su vida y cimentado como parte del trauma que lo acompañaba desde la niñez. Se había prometido a si mismo que no dejaría que pasara lo mismo con su hermana Daenerys, teniendo la oportunidad de salvarla......Pero parecía que ahora era demasiado tarde y que nuevamente fracasaría en salvar a su familia. Incluso aunque lograra recorrer en 1 día, los kilómetros y kilómetros que lo separaban de Mereen y pudiera reunir a sus 120 hombres con el ejército de su hermana para atacar juntos. Ambos estarían enfrentando un ejército que los doblaba en hombres, en lugar de acabar con cada campamento por separado, como había pretendido. La situación se le había escapado completamente de las manos y se había tornado casi suicida e imposible.
"Mierda!. Caí en una maldita trampa!. Y ya es muy tarde.....Después de todo lo que hice, creí que esta vez sería diferente.....Pero está pasando otra vez........No puede pasar otra vez!!....."
De pronto, sus pensamientos fueron interrumpidos y salió de su trance, al sentir una mano posada con firmeza en su hombro. Al girar la cabeza vio a Ser Barristan, aunque su agarre era firme, su mirada era amable. Y cuando le habló, lo hizo en un tono calmado y confortante.
-No se rinda ahora, mi príncipe. Aún tenemos una oportunidad de llegar a tiempo y salvar a la princesa Daenerys......usted llegó demasiado lejos como para rendirse ahora.-
Aunque simples, esas palabras de aliento resultaron ser justo lo que necesitaba Daegon para lograr serenarse y pensar con claridad.
-Si......si.....tiene razón.-
Dijo, con la voz algo queda y asintió con la cabeza levemente mientras su respiración se calmaba y sus manos dejaban de temblar, por lo que Ser Barristan apartó la suya de su hombro. Finalmente, Daegon volvió en si, alzó la cabeza con determinación y habló con voz firme.
-Amaya, ¿a cuantos días de viaje estamos de Mereen?.-
Preguntó a la mujer ya que ella conocía la región mejor que cualquiera de ellos. Esta pensó por unos segundos y luego respondió.
-No los suficientes. Con el ritmo de viaje que llevamos desde Astapor, diría que unos 2 o incluso 3 días.-
-Pues tendremos que llegar en 1 día o menos, si no se acaba el juego.-
Dijo Daegon decidido, mientras su mente comenzaba a formular un nuevo plan. Luego, sin decir nada más, se giró con brusquedad y salió de la carpa rápidamente. Amaya y Ser Barristan intercambiaron una mirada confusa y también salieron detrás de él, seguidos por La Bestia.
Fuera, algunos guerreros estaban descansando y examinando su botín, mientras que otros seguían trabajando en mover las provisiones. Daegon caminó con paso firme hacia el centro del campamento y una vez allí, alzó la voz para que todos lo escucharan.
-Muy bien señores, cambio de planes, nos vamos en 10 minutos!. Usaremos solo los caballos por lo que dejen las carretas atrás ya que solo nos retrasarán y repartan las provisiones para cargarlas en sus caballos. Lo que no puedan cargar en sus alforjas, entiérrenlo todo en un mismo lugar y recuérdenlo para volver a recogerlo cuando esto haya terminado. Si quieren comer, orinar o lo que sea, háganlo ahora porque cabalgaremos sin pausa y lo más rápido posible hasta la noche. Rodearemos Yunkai ya que nos retrasará pasar por el medio de la ciudad y no se que en estado pueda estar, luego de ver como terminó Astapor. Debemos llegar a nuestro destino dentro de 1 día o menos así que no pienso esperarlos si se retrasan, en marcha!!.-
Muchos se pusieron de pie a regañadientes, pero notando la urgencia y seriedad en la voz de el Targaryen, se pusieron a trabajar y se dispersaron por el campamento. Daegon también comenzó a caminar hacia la entrada del campamento, donde estaba su caballo. Cuando Bloodsong, quien había escuchado sus órdenes, salió de un hueco entre 2 carpas.
-¿Y a donde vamos con tanta prisa?.-
Daegon detuvo su marcha y se dio vuelta para mirarlo. En sus ojos, ya no había señal de la debilidad, miedo y desesperación que había mostrado en su quiebre emocional minutos atrás. En su lugar había determinación y esperanza de poder lograr su objetivo.
-Viajamos directo a Mereen. Es hora de una reunión familiar.-
10 minutos después, el pequeño ejército se puso nuevamente en marcha. Habían dejado atrás las carretas y enterrado las provisiones más grandes bajo un árbol detrás de la carpa de comando. Por lo que viajaban lo más ligeros posible, todos a caballo y a gran velocidad en dirección norte.
La batalla final en la guerra contra los Amos, estaba por tener lugar en Mereen. Y Daegon estaba decidido a no llegar tarde una vez más.
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