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Capítulo 29: Un Encuentro Con La Muerte

Daegon

Había pasado, poco más de 1 semana desde el intento de asesinato en su contra. El único sobreviviente de entre sus atacantes, Rorge, había sido ejecutado a la mañana siguiente tal como el Lord Comandante había prometido. 

Toda la valentía y arrogancia que aquel hombre tuvo al emboscar a Daegon junto a sus 4 compañeros se había esfumado de él. Mientras le colocaban la soga alrededor del cuello solo podía gritar por piedad, mientras que Daegon lo observaba entre la multitud. Cuando finalmente aceptó que no obtendría ninguna, en sus últimos segundos, antes de morir clavó en el Targaryen una intensa mirada de ira y locura. Segundos después la palanca fue bajada y el hombre quedó colgando con la soga al cuello. Se sacudió por varios segundos hasta que la luz desapareció de sus ojos, dejando solo a su cadáver suspendido. Para Daegon, se había hecho justicia.

Sin embargo en esos momentos tenía otra preocupación: Su futuro viaje hacia Essos. Sentía que había permanecido demasiado tiempo en Castle Black. Se intentaba convencer, diciéndose a si mismo, que no podía viajar a ciegas a otro continente sin ningún tipo de apoyo o información y que no sería de ayuda a su familia si moría por ser imprudente. Pero lo cierto era que ya estaba harto de estar sin hacer nada, teniendo un techo y comida caliente, mientras no sabía por que precaria situación estaría pasando su hermana en la otra punta del mundo. Es por eso que había tomado una decisión:

La herida de lanza en su hombro aún no estaba del todo curada. Afortunadamente la sutura no se había vuelto a abrir, pero seguía con algo de dolor si lo movía demasiado y sus vendas aún debían de ser cambiadas 1 vez al día para evitar una infección. El Maestre Aemon le había dicho que esto duraría por aproximadamente 1 semana más de recuperación, y ese era todo el tiempo más que el Targaryen estaba dispuesto a esperar noticias de Ned Stark. Si para ese entonces seguía sin recibir ninguna, entonces partiría de Castle Black por su cuenta. Viajaría a la costa, buscaría pasaje en algún barco y viajaría a Essos finalmente en busca de su hermana Daenerys. Sin embargo, ese día había algo más que requería su atención. Algo que había ocurrido la noche anterior y puesto en alerta al Lord Comandante Mormont.

Durante la vigilancia nocturna en la cima del muro, los vigías de pronto detectaron señales de lucha provenientes del bosque y avisaron a Mormont al instante. El Viejo Oso subió rápidamente junto con Alliser Thorne, algunos miembros más de la guardia, además de Jon y Daegon, quienes estaban cenando al momento que se dio el aviso de un posible ataque al muro. Sin embargo no ocurrió ningún ataque y desde la cima del muro todos observaron lo que ocurría en el bosque que estaba a poca distancia de la gran estructura de hielo.

Podían escuchar gritos, tanto de ataque como de dolor y ver algunos resplandores de fuego destacar en la oscuridad de la noche. Mormont sacó de sus ropas un Ojo Myriense. Se trataba de un artefacto fabricado en Myr, el cual era un lente que permitía observar tanto a los astros como a largas distancias. En el pasado el Maestre Aemon lo usaba para el estudio del cielo nocturno y los astros, hasta que perdió la visión y se lo entregó a Mormont como instrumento de vigilancia. El Viejo Oso estuvo observando un buen rato, hasta que dijo a sus hombres que los salvajes debían de estar peleando entre ellos. Pues eran conocidos por organizarse en tribus y tener disputas entre ellos. Cuando hubo terminado, Daegon le pidió el cristal para poder ver y Mormont se lo permitió.

No se veía demasiado en la oscuridad de la noche, pero el Targaryen pudo vislumbrar varias siluetas corriendo entre las sombras de los árboles e iluminadas por algunas llamas. Nunca había visto un salvaje en su vida y además en la oscuridad todas las siluetas se le hacían iguales. Además no podía verse demasiado sobre esas personas ni contra quien estaban peleando. Sin embargo, por una fracción de segundo, pudo jurar haber visto el destello de algo azul entre unos árboles, pero cuando volvió a vigilar esa zona, ya no había nada. Aquellos gritos se mantuvieron por varios minutos más, hasta que finalmente se callaron y solo reinó un absoluto silencio más allá del muro.

A pesar de su teoría de que había sido una pelea entre salvajes, preocupaba la idea de que hubieran más cerca, planeando atacar Castle Black de improviso, como otras veces había ocurrido. Debido a esto, Mormont decidió ser cauteloso y primero enviar a la mañana siguiente un pequeño grupo a ese bosque. Su misión sería únicamente confirmar las causas de aquel ataque y hacer reconocimiento de un posible campamento salvaje cerca de ahí, para luego regresar rápidamente a Castle Black para dar su reporte. Jon Snow se había ofrecido voluntario para conformar ese grupo y Daegon también lo hizo. Su hombro herido cada día estaba mejor y al menos eso le evitaría un día de estar haciendo encargos en Castle Black. Además, le debía una a Jon por haberlo salvado de aquella emboscada, por lo que decidió unirse como apoyo.

Por lo que, en esos momentos, se encontraba esperando en la entrada al túnel que cruzaba bajo el muro. Vestía uno de los abrigos que le habían regalado en Winterfell y como siempre llevaba a Lekia y sus cuchillos en su cintura. Junto con él además de Jon irían Grenn y Pyp, quienes habían observado todo en la cima del muro la noche anterior y también se habían ofrecido voluntarios. Era un grupo tan pequeño ya que solo era una misión de reconocimiento y era esencial no ser vistos por salvajes, en caso de que hubieran más en la zona. Estaban esperando a Jon, quien estaba reunido con el Lord Comandante, recibiendo las últimas indicaciones de esa misión. Luego de unos minutos lo vió bajar las escaleras hacia el patio principal.

-¿Todo listo?.-

Le preguntó Daegon, mientras se apartaba de la viga de madera contra la que había estado apoyado de espaldas, esperando.

-Así es, el Lord Comandante estará esperando nuestro reporte en unas horas. Incluso Ser Alliser accedió a que fuéramos. Probablemente pensando que moriremos por algún salvaje.-

-Entonces no le demos el gusto al imbécil.-

Gruñó Grenn, mientras comenzaban a internarse en el túnel. Al llegar al final el gran portón les fue abierto y Daegon puso pie en las tierras más allá del muro, por primera vez en su vida.

Avanzaron por la llanura de nieve hacia el bosque. Marchaban en silencio pero alertas al estar en campo abierto, esperando un posible ataque. Finalmente se adentraron en el bosque y luego de caminar varios metros los 4 se detuvieron en seco, viendo lo que tenían delante.

-Bueno.....supongo que ya no vamos a tener que preocuparnos por un campamento de salvajes.-

Dijo Pyp, ya que ante ellos se encontraba el pequeño campamento, pero totalmente arrasado:

Habían 3 cuerpos sin vida sobre la nieve, cerca de los restos de una fogata de la cual Daegon supuso que había salido el humo que habían visto la noche anterior. Algunas manchas de sangre cubrían la nieve y habían algunas lanzas, espadas y hachas cerca de los cadáveres. Los 4 ingresaron en el campamento, Jon se acercó directamente a la fogata y examinó los restos de madera, para luego tocarlos con una mano.

-Están congelados.....tendrían que haber pasado días para que se enfriaran y terminaran así.-

Daegon extrañado se acercó a lo que quedaba de esa fogata.

-¿Que?, pero es imposible.....hace solo unas horas esto estaba encendido y se veía desde la cima del muro.-

Ambos intercambiaron una mirada de confusión, mientras que Grenn y Pyp comenzaban a examinar el campamento. Grenn ingresó a una pequeña carpa y salió segundos después.

-Hay algunos abrigos e incluso carne congelada para cocinar al fuego. Quienes los hayan matado, no se robó nada.-

Jon bajó la mirada, pensativo.

-El Lord Comandante dijo que debió haber sido alguna pelea entre tribus de salvajes. ¿Pero porqué no se llevarían siquiera la comida?. No es algo que precisamente abunde en esta parte del mundo. Eso suena como a algo que un salvaje haría....-

-Pero si no fueron atacados por otros salvajes.....¿Entonces quien los atacó?.-

Preguntó Daegon, confuso. Jon le lanzó una mirada extraña, como si supiera algo que él no y luego dirigió una mirada hacia otra zona a unos metros detrás de los árboles. Donde podía verse a lo lejos otra carpa y los restos de otra fogata, como si fuera otra sección del campamento.

-Iré a revisar ahí. Grenn, Pyp, revisen los límites del campamento. Busquen huellas, un rastro o algo que nos pueda decir que ocurrió aquí. Daegon, revisa lo que queda en esta parte del campamento, por si hay algo que nos pueda ser útil. No se alejen y estén alerta.-

-¿Alguien me recuerda, quien puso a Lord Snow a cargo?.-

Bromeó Pyp, pero se puso en marcha junto a Grenn, mientras que Jon también se alejaba hacia la otra zona, dejando solo al Targaryen en esa zona del campamento. Este se dispuso a revisar lo que quedaba de ese campamento, sin poder evitar tener un mal presentimiento. Habían 2 carpas más y al revisarlas comprobó que Grenn tenía razón. La ropa y comida seguía ahí dentro como si nada, ¿que había ocurrido ahí?.

Luego de revisar las carpas, el Targaryen decidió inspeccionar los cuerpos, y al acercarse a uno que había muerto apoyado contra un árbol sobre una mancha de sangre seca, vio de cerca a un salvaje por primera vez en su vida: Era fornido, con una barba castaña que le cubría toda la zona inferior del rostro y vestía un gastado abrigo hecho con la piel de algún animal. Tenía un hoyo en el pecho cubierto de sangre seca, que parecía ser la herida que le provocó la muerte y los ojos cerrados. Al ver a sus pies notó lo que al parecer era su arma: Una especie de hacha pero tallada a mano de lo que parecían ser varios huesos afilados.

"De acuerdo.....eso si se parece bastante a las historias que me contaban de niño sobre los salvajes......¿Pero que fue lo que le ocurrió a este?."

De pronto sus pensamientos fueron interrumpidos al escuchar un pequeño graznido. Al levantar la cabeza vio a un cuervo posado sobre la cima de uno de los árboles. Al principio pensó que se trataba del cuervo del Lord Comandante, pero este lucía algo más grande. Para su sorpresa, el cuervo solo se limitó a mirarlo fijamente con profunda intensidad. Daegon le devolvió la mirada y luego de varios minutos el ave volvió a graznar y levantó vuelo, alejándose hacia el norte y perdiéndose entre los árboles. Al estar distraído con el extraño comportamiento de aquella ave, Daegon no notó como algo se movía lentamente a sus pies......y entonces sucedió.

Lo primero que sintió fue una mano fría cerrarse con fuerza sobre su pierna derecha y vio que el salvaje que había estado inspeccionando lo estaba sujetando. Al principio pensó que este, de algún modo, había logrado sobrevivir, a pesar de la gravedad de sus heridas. Sin embargo, cuando el salvaje alzo el rostro y abrió los ojos, Daegon comprobó con horror que no era así:

Sus ojos eran azules por completo, de un azul tan oscuro que el Targaryen se sintió frío en su cuerpo con solo mirarlos. Su cuerpo estaba helado y rígido y podía entrever entre su abrigo su piel completamente pálida. 

-Que mierd...!.-

Alcanzó a decir, con un sobresalto e intentando alejarse. Sin embargo aquella criatura lo tenía bien sujeto por la pierna y aunque logró zafarse, también perdió el equilibrio cayó al suelo sentado. El salvaje muerto se puso de pie y comenzó a acercarse hacia él, como si no le importara tener una herida mortal en el pecho. El Targaryen, en shock comenzó a arrastrarse hacia atrás intentando alejarse cuando vio, a su lado en el suelo, una espada que habría pertenecido a algún otro salvaje. Rápidamente la tomó y de un salto logró ponerse de pie, apuntando con la espada a aquella criatura.

-Quédate atrás!.-

Le gritó, pero esta no pareció inmutarse ni por su arma ni por su amenaza y continuó acercándose a él mientras emitía sonidos guturales pero sin decir 1 palabra. De pronto esta alzó una mano helada, la cual sujetaba aquel hacha de hueso y lanzó un golpe hacia Daegon. A pesar del shock, este logró esquivarlo y viendo una abertura, le clavó con fuerza la espada en el medio del pecho, atravesando su abrigo y su piel congelada. Sin embargo, de la herida no brotó sangre alguna y la criatura no emitió grito alguno de dolor ni reaccionó de ninguna forma ante ese ataque, que en cualquier humano habría resultado mortal. Ante esto, Daegon amplió los ojos con horror, sin creer lo que estaba viendo.

-Como.....?.-

Murmuró en shock, intentando enterrar aún más la espada en el pecho de su oponente, pero sin lograr efecto alguno. De pronto, la criatura abrió la boca y emitió un fuerte chillido agudo. Un sonido tan fuerte y espantoso que a Daegon se le erizó la piel y le comenzaron a doler los oídos, definitivamente eso no sonaba humano. Aprovechando la distracción y su cercanía, la criatura soltó el hacha, rápidamente tomó a Daegon por el cuello con ambas manos, y alzándolo unos centímetros del suelo, lo estampó con fuerza contra el tronco de un árbol a sus espaldas. 

Lo primero que sintió, luego del fuerte golpe, fue un intenso dolor en su hombro herido y como un líquido cálido comenzaba a resbalar por su brazo bajo su abrigo. Por lo que supuso que la sutura del maestre Aemon se había roto y la herida comenzaba a sangrar de nuevo. Sin embargo, no tuvo mucho tiempo para pensar nuevamente en eso ya que la criatura volvió a alzarlo del suelo y sintió sus gélidas y duras manos cerrarse sobre su garganta, mientras comenzaba a asfixiarlo. Comenzó a darle patadas pero estas se sentían como golpear a una roca, por lo que estiró su mano hacia la vaina en su cintura, intentando alcanzar la empuñadura de Lekia......

De pronto escuchó a alguien correr y una silueta rápidamente embistió a aquella criatura haciéndola caer al suelo y soltando a Daegon, quien cayó sentado. El Targaryen se apoyó contra el árbol, tomando bocanadas de aire y vio a Grenn rodar en la nieve junto a la criatura. Luego de varios segundos, finalmente logró sujetarla por la espalda y entrelazar sus piernas con las suyas, inmovilizándola.

-Pyp!, ahora!.-

Gritó Grenn. Daegon no se había dado cuenta de que Pyp también había regresado, cuando el muchacho pasó por su lado sujetando una antorcha encendida y la clavó en el pecho de la criatura. Esta comenzó a chillar nuevamente mientras su cuerpo se incendiaba, por lo que Grenn la alejó de una patada y rodó hacia el costado para alejarse del fuego. El cuerpo de aquella especie de demonio continuó tomando fuego, mientras se retorcía en el suelo. Luego de unos segundos, dejó de moverse mientras el fuego continuaba consumiendo su piel y carne.

Daegon, quien había estado observando todo en shock, finalmente se puso de pie y dirigió una mirada a los otros 2, que parecían estarse tomando todo aquello solo un poco mejor que él.

-¿Que.......que demonios era esa cosa?!!.-

Finalmente pudo decir, sorprendiéndose a si mismo por su tono de voz. Por primera vez en años, sonaba aterrado. Ambos hermanos de la Guardia Nocturna se miraron entre ellos.

-Un espectro......-

Dijo Grenn, casi en un susurro. Luciendo impactado, una vez la adrenalina del momento comenzó a disiparse.

-Entonces si son reales....-

Respondió Pyp, de la misma forma que él. Daegon ya se estaba hartando e iba a preguntarles de que diablos estaban hablando, cuando un movimiento en el suelo captó su atención. De pronto, los otros 2 salvajes muertos que habían en esa zona, volvieron a la vida y se levantaron de igual forma que el que habían destruido antes. Ambos con los ojos completamente azules y moviéndose sin dificultades, a pesar de sus heridas mortales. Uno de ellos se dirigió hacia Grenn y Pyp mientras que el otro les dio la espalda, centrando su atención en Daegon.

-Mierda....la antorcha!.-

Le gritó Grenn a Pyp, quien estaba intentando encenderla nuevamente con una roca. Daegon observó a la criatura demoníaca que iba a atacarlo y, ya recuperado de su shock inicial, su mente estratégica volvió a trabajar:

"Parece que el fuego mata a esas cosas y aunque las armas no parecen hacerles daño, si pueden atravesar su piel y carne. Entonces si logro cortarle una pierna....."

Pensó, decidiendo que si no podía acabar con su oponente, al menos podría inmovilizarlo y luego ir a ayudar a Grenn y Pyp. Por lo que desenvainó a Lekia y se puso en guardia frente a la criatura, que le estaba apuntando con un cuchillo de caza que probablemente perteneció al salvaje muerto. Daegon avanzó hacia la criatura, al tiempo que esta le lanzaba un golpe con el cuchillo el cual el bloqueó con Lekia. En ese bloqueo empujó con fuerza a su oponente hacia atrás, haciendo que perdiera el equilibrio unos segundos y viendo su oportunidad. Rápidamente movió a Lekia y dirigió un fuerte tajo hacia su pierna derecha.

Y entonces sucedió:

Apenas la hoja de Lekia entró en contacto con la gélida piel de aquella criatura, esta estalló en llamas. El fuego pareció brotar del filo de la espada hacia aquel cadáver andante y envolvió su cuerpo por completo, todo esto ante los ojos de un sorprendido Daegon. La criatura cayó al suelo en llamas y sacudiéndose entre chillidos agónicos. Sin embargo en lugar de simplemente dejar de moverse y ser consumido por las llamas, como la vez anterior, esta vez el cuerpo de la criatura se volvió cenizas en pocos segundos, emitiendo un sonido similar al del cristal rompiéndose. Daegon permaneció congelado unos segundos ante lo que acababa de ocurrir, cuando escuchó el chillido de la otra criatura y levantó la mirada. La vio caer al suelo con la antorcha encendida clavada en la cabeza e incendiarse hasta dejar de moverse igual que la primera. Pero Grenn y Pyp tenían sus miradas clavadas en Lekia y la pila de cenizas en la nieve y parecían haber visto todo lo ocurrido.

-¿Como......que fue lo que hiciste?.-

Preguntó Grenn y Daegon negó con la cabeza, igual de impactado que ellos.

-No......no tengo idea, iba a cortarle una pierna y......-

Su espada se veía normal, incluso apoyó con cuidado una mano sobre el filo y el acero se sintió tan frío como siempre, como si nunca hubiera producido fuego de la nada. El Targaryen permaneció varios segundos observando la espada, hasta que un sonido lo sacó de sus pensamientos. Era otra vez el agudo y espantoso chillido que emitían esas criaturas, pero esta vez proveniente de la segunda zona del campamento a varios metros de distancia.

-Jon......-

Dijo Daegon, recordando que él había ido solo a explorar esa área y tal vez también se hubiera encontrado con esas criaturas.

-Vamos.-

Dijo Grenn y comenzó a avanzar, pero Daegon lo detuvo con una mano en el pecho.

-No. No sabemos cuantos hay y si vamos todos podríamos terminar los 4 rodeados. Yo iré por Jon, tu y Pyp corran hacia el muro y pidan refuerzos.-

-Espero que no quieras usarnos de señuelo para que esas cosas nos sigan a nosotros.-

Dijo Pyp, pero asintió y junto a Grenn corrieron de regreso hacia el muro. Mientras que Daegon corrió en dirección opuesta con Lekia en mano, perdiéndose entre los árboles. 

Avanzó varios metros corriendo por el bosque. Sentía el dolor en su hombro herido al correr, pero intentaba ignorarlo sabiendo que debía ayudar a Jon. Continuó corriendo, hasta que finalmente llegó a la otra zona del campamento, muy similar a la anterior. Habían 2 carpas, una fogata ya apagada, además de algunas armas y manchas de sangre por el suelo. En el centro del lugar vio a Jon que estaba luchando contra una de esas criaturas, con su espada en el suelo a unos metros de distancia, mientras que otras 2 se le acercaban de forma lenta pero peligrosa. Apenas había avanzado un paso cuando vio a Jon caer de espaldas al suelo con la criatura sobre él, intentando clavarle un cuchillo en el rostro.

Sabiendo que era probable que no llegara a tiempo, Daegon miró a Lekia y la alzó al frente, apuntando hacia donde estaban Jon y aquel demonio.

"Espero que esto funcione....."

Con un rápido movimiento lanzó a Lekia en horizontal. Esta se clavó en el costado derecho de la criatura, quitándosela a Jon de encima. Al igual que antes, apenas el filo se clavó en su pálida y fría piel, esta comenzó a arder en llamas y la criatura se retorció hasta volverse cenizas en tan solo segundos. Aprovechando esto Jon se puso de pie, recogiendo y alzando su espada justo a tiempo cuando la segunda criatura llegaba hacia él y la tercera se le seguía acercando, a espaldas de Daegon.

El Targaryen corrió y deslizándose por la nieve logró taclearla en la pierna por detrás, provocando que cayera al suelo de espaldas. Dándole tiempo a llegar hasta el ya montón de cenizas de la primera criatura y recuperar a Lekia de entre estas. Rápidamente levantó la mirada, listo para ayudar a Jon, pensando que con su espada, el no podría acabar con esas criaturas. Sin embargo, se llevó una sorpresa al ver como este apuñalaba a una de estas en el pecho con su espada y como esta emitía un chillido, para luego caer al suelo inmóvil. La última criatura se acercó hacia ellos y Daegon le atravesó el cuello con Lekia. Por tercera vez y de forma imposible, de la hoja pareció brotar fuego que consumió a la criatura y la volvió cenizas que cayeron sobre la nieve.

Jadeando, Jon miró alrededor, pero ya no parecían haber más de esas criaturas demoníacas, por lo que volvió a envainar su espada y Daegon hizo lo mismo con Lekia, estando igual de agotado que él.

-Gracias....-

Le dijo finalmente Jon a Daegon.

-No hay de que. Supongo que ahora si estamos a mano......Por lo que vi las armas normales no les hacían nada a esas cosas. ¿Porqué tu espada si?.-

Jon dirigió una mirada a su espada que colgaba de su cintura.

-Se llama Longclaw y es de Acero Valyrio, me la dio el Lord Comandante Mormont. Parece que solo esto y el fuego puede matarlos....Y te pregunto lo mismo, ¿Que ocurre con tu espada?. Volviste cenizas a 2 de ellos y no parece ser Acero Valyrio.-

El Targaryen bajó la mirada hacia Lekia, que ahora estaba guardada en la vaina que le habían regalado los Stark.

-A 3 de ellos, en realidad. Esas cosas también nos atacaron a nosotros en la otra zona. Y no es Acero Valyrio.....honestamente no tengo idea de lo que es ni porqué les afecta así.-

Hubo un breve silencio donde ambos parecían confusos sobre lo que Lekia les había hecho a esas criaturas. Ya pasada la adrenalina del combate, Daegon comenzaba a sentir con más intensidad el dolor en su hombro. Finalmente luego de unos segundos, volvió a hablar.

-Entonces.......¿vas a decirme que mierda está pasando aquí?.-

Jon suspiró levemente.

-Es una larga historia.....-

Respondió y de pronto su expresión cambió a una de alarma. Recordando que Daegon le había dicho que también fueron atacados.

-¿Donde están Grenn y Pyp?.-

-Tranquilo, nos las arreglamos y están bien. Los envié de regreso a Castle Black a buscar refuerzos, ya deberían haber llegado ahí.-

Respondió Daegon y Jon asintió, notoriamente aliviado.

-Bien, entonces vamos nosotros también, antes de que aparezcan más de estos bastardos.-

Jon comenzó a caminar fuera de esa zona del campamento y Daegon lo siguió.

-Bien y en el camino quiero que me des una mejor explicación que "larga historia". ¿Que son esas cosas?. Grenn las llamó espectros......-

Jon asintió.

-Así es como los llaman en las leyendas. Aunque.....supongo que ya no son más leyendas.-

Acto seguido y mientras caminaban de regreso por el bosque, Jon le contó a Daegon todo lo que sabía sobre esas criaturas: 

Le habló sobre que en el norte siempre hubo una leyenda circulando. Sobre que más allá del muro ocurrían cosas extrañas. Misteriosos rituales provocados por los salvajes, extrañas criaturas.....y también muertos vivientes o también llamados espectros. Revividos por alguna magia extraña y oscura. Le habló de como en los últimos años Castle Black había recibido cada vez más rumores de personas que habían visto a muertos volver a la vida al norte del muro o de desapariciones que nunca se resolvieron. Finalmente también le habló de como uno de esos espectros había llegado al interior de Castle Black y de como le había salvado la vida al Lord Comandante Mormont de que dicha criatura lo asesinara, arrojándole una antorcha encendida e incendiando parte de los aposentos de Mormont en el proceso .

-Entonces a eso te referías cuando me dijiste que le habías salvado la vida pero no de un desertor. ¿Porqué lo ocultaste?.-

Le preguntó Daegon, recordando que cuando le contó eso en la cima del muro, el tono de Jon había sonado sospechoso.

-¿Acaso me hubieras creído si te hubiera dicho que más allá del muro hay muertos vivientes?.-

Daegon hizo una leve mueca, reconociendo que tenía un punto.

-Supongo que no......apenas lo creí cuando uno de esos monstruos me atacó.-

Jon asintió.

-Exacto, además hasta hoy solo habíamos visto a 1 de ellos y fuimos solo el Lord Comandante y yo. Ahora sabemos que al parecer hay más ahí fuera, pero no conocemos cuantos son ni porqué están aquí ahora.-

-Creo que prefiero los viejos tiempos cuando los idiotas que matabas se mantenían muertos.-

Dijo, Daegon y Jon no pudo evitar sonreír de lado. Hasta que de pronto el Targaryen soltó un leve gruñido, sujetando con una mano su hombro herido. Gesto que Jon notó.

-¿Estás bien?.-

-Si.....se me debió de abrir la herida cuando el primero de esos monstruos me atacó. Luego iré con el maestre para que la vuelva a suturar.-

Respondió Daegon y segundos después recordó algo.

-Oye......apreciaría mucho si no dices nada de lo que ocurrió con mi espada hoy. Aún estoy intentando comprenderlo y esta espada es importante para mi. Si descubren que tengo un arma que puede acabar con esas cosas, probablemente Thorne o alguno de sus hombres intente quitármela "por el bien del reino", o algo así.-

Le pidió a Jon, simulando comillas con los dedos para esas últimas palabras.

-Comprendo y no dudo que pudieran hacer eso......prometo que no diré nada y les pediré a Pyp y Grenn que tampoco lo hagan. Esperemos que no lo hayan hecho ya.-

Respondió Jon y el Targaryen asintió agradecido, al mismo tiempo que salían del bosque a la amplia llanura de nieve que se extendía entre este y el muro. A medida que se acercaban al túnel que llevaba a Castle Black, vieron como el portón se abría y de allí salían varios miembros de la Guardia Nocturna montados a caballo y con antorchas encendidas. Estos pasaron por su lado y se internaron en el bosque, en dirección a donde estaba el campamento donde habían encontrado a los espectros.

-Parece que Grenn y Pyp si lograron llegar.-

Comentó Jon viéndolos alejarse y ambos se internaron en el túnel. Lo recorrieron hasta entrar en el patio principal de Castle Black, donde los estaba esperando Pyp.

-Es bueno verlos vivos y no convertidos en monstruos desalmados que quieran matarme.-

-Creo que nunca voy a entender como puedes bromear en una situación así.-

Dijo Daegon, aunque a él también le alegraba ver que había llegado a salvo.

-Alguien tiene que hacerlo y teniendo en cuenta que acabamos de escapar de una muerte segura......En fin, con Grenn le informamos al Lord Comandante y envió a varios hermanos a ese campamento por si queda alguna de esas cosas cerca. Me ordenó que los esperara y que los llevara con él para que le demos el reporte de todo lo que ocurrió.-

Daegon estaba por seguirlo, cuando sintió otra punzada de dolor en su hombro herido y se llevó una mano a este nuevamente. Segundos después, Jon lo detuvo colocando una mano en su hombro sano.

-Tu ve con el maestre Aemon a que te revise eso. O te desangrarás en el suelo del Lord Comandante antes de poder reportarle nada.-

Le dijo, señalando al suelo. Daegon bajó la mirada y vio, con sorpresa, que un fino hilo de sangre estaba bajando por su brazo sin que lo hubiera notado y las gotas carmesí caían sobre la nieve.

-Le diré al Lord Comandante donde estás, seguramente querrá hablar contigo después.-

Agregó Jon y Daegon asintió.

-De acuerdo, gracias y buena suerte.-

Luego de esto, Jon siguió a Pyp hacia los aposentos del Lord Comandante, mientras que el Targaryen se dirigió hacia los de el maestre. Aunque su mente aún seguía enfrascada en el escenario surrealista que había presenciado más allá del muro.

Minutos después estaba sentado en los aposentos del maestre Aemon. Al parecer la herida en su hombro se había vuelto a abrir solo parcialmente, por lo que solo había que volver a suturar una parte. Luego de limpiar la herida, el anciano comenzó a suturar mientras que Daegon le relataba todo lo ocurrido en aquel campamento salvaje, incluyendo el extraño comportamiento de Lekia al atacar a aquellas criaturas. Todo esto sin poder evitar emitir algún gruñido de dolor, cuando la aguja de sutura perforaba su piel. Al principio creyó que el anciano se había vuelto loco cuando, a pesar de su ceguera le dijo que lo suturaría él mismo. Sin embargo una vez más el maestre lo sorprendió ya que usando únicamente el sentido del tacto, parecía adivinar exactamente donde perforar con la aguja para suturar la mitad de la herida abierta. Incluso sus manos, que en ocasiones había visto temblar, permanecieron completamente quietas durante el procedimiento.

Aemon escuchó todo el relato en silencio y con atención. Para cuando Daegon terminó de hablar, él también había terminado de suturar su hombro y estaba limpiando por segunda vez la poca sangre que había salido de este.

-Por suerte la herida no se abrió por completo y regresaste antes de que se infectara o de que perdieras demasiada sangre. Demorará algunos días más en cerrarse pero mientras sigas cuidando el hombro estarás bien. Ahora, sobre lo que les ocurrió en el bosque.....-

-Tu sabías de esos.....esos monstruos.-

Lo interrumpió Daegon, con impaciencia, y no era una pregunta, sino una afirmación. Durante las últimas semanas había llegado a conocer al anciano lo suficientemente bien, como para saberlo. Además de que no había lucido sorprendido en absoluto cuando le habló sobre aquellos muertos vivientes.

-Conozco las leyendas, al igual que todo aquel que viva en el norte el suficiente tiempo. Además fui informado del incidente donde Jon Snow salvó la vida del Lord Comandante. Se me permitió examinar los restos carbonizados de la criatura pero temo que no encontré nada de interés. Incluso al tacto y al olor lucen como simples cadáveres.....con la diferencia de que vuelven a la vida por algún tipo de magia oscura.-

-Magia oscura....."una oscuridad que amenazaba a todo el mundo"....-

Citó Daegon, recordando las palabras del maestre semanas atrás, cuando le habló acerca de la leyenda de la edad de los héroes y la profecía en la que creía su hermano Rhaegar. Aemon comprendió esas palabras y asintió.

-En efecto, estas criaturas bien podrían ser aquel mal antiguo renacido en nuestro mundo. Después de todo son mencionadas en muchas de las leyendas del norte. Los Espectros, como los que te encontraste hoy, o quienes supuestamente los lideran......los Caminantes Blancos.-

-¿Caminantes.....blancos?, nunca escuché hablar de ellos.-

Dijo Daegon, confuso y Aemon esbozó una triste sonrisa.

-Me temo que en el Sur ya no son conocidas las viejas historias y quien las cree es objeto de burla. Pero una de las tantas leyendas antiguas dice que hace siglos ellos habitaban estas tierras. Demonios de hielo con la capacidad de resucitar a los muertos y esclavizarlos para sus ejércitos, por toda la eternidad.-

Si Daegon hubiera escuchado esa historia el día anterior, se hubiera reído y no le habría dado importancia alguna. Sin embargo ahora, al escucharla después de lo que vio en ese campamento, no pudo evitar sentir un escalofrío recorrer su columna.

-¿Entonces la oscuridad que menciona la profecía de Rhaegar, podrían ser esas.....esas cosas?.-

-Quien sabe.....las profecías pueden ser enigmáticas y su significado nunca es concreto hasta se cumplen. Pero lo cierto es que algo maligno está regresando al mundo desde el norte. De hecho, tengo curiosidad sobre algo.....¿dijiste que las criaturas se incendiaron y volvieron cenizas al solo contacto con tu espada?.-

Daegon asintió, aún confundido con eso.

-No entiendo que fue lo que ocurrió. Tengo esta espada desde.....desde la muerte de Rhaegar.....-

Hizo una breve pausa, aún después de más de 15 años, le seguía doliendo recordar la muerte de quien fue su hermano mayor.

-....la e usado durante toda mi vida, tanto para herir como para matar y nunca había ocurrido eso.-

Agregó. El maestre se pasó una mano por la barbilla, pensativo.

-Curioso.....realmente curioso, ¿puedo....?.-

Daegon comprendió a que se refería, por lo que desenvainó a Lekia y la sostuvo en sus manos para que el anciano la pudiera examinar. Este, a pesar de su ceguera, posó con mucho cuidado su mano en la hoja y comenzó a recorrerla, examinando nuevamente mediante el tacto.

-En efecto, es una fina hoja, y puedo decir que la espada tiene un gran trabajo de forja y artesanía detrás. Pero no es Acero Valyrio como el arma de Jon Snow. ¿Rhaegar nunca te mencionó nada acerca de la espada?, ¿O hay algo extraño que le hayas visto hacer con ella?.-

-No, nada. Hasta donde yo sabía era un arma común y corriente, el nunca me dijo nada que.....-

En ese momento se detuvo en seco y amplió los ojos, al recordar algo. En el recuerdo de esa noche de casi 20 años atrás. Aquella mujer misteriosa llamada Quaithe, fue quien le había dado la espada a su hermano, cuando en realidad era para él.

-En realidad......hay algo que debo decirte. La noche en que hablamos por primera vez y me hablaste de el pasado de Rhaegar y esa profecía.....yo recordé algo. Recordé una noche hace más de 20 años que al parecer me hicieron olvidar a la fuerza.-

Acto seguido, el muchacho procedió a contarle a Aemon todo lo que ahora recordaba de aquella noche. Estuvo hablando un buen rato, durante el cual el anciano lo escuchaba con suma atención y sin interrumpirlo en ningún momento, hasta que Daegon concluyó y hubo un largo silencio que el maestre, finalmente rompió.

-Ya veo....comprendo porqué no me hablaste de esto antes, imagino que es mucho para procesar. Dijiste que esta mujer Quaithe pertenece a una orden que sirve al señor de la luz y por las cartas de Rhaegar sé que procede de Asshai. Allí veneran a un dios al que llaman de esa forma o también se le conoce por el nombre de R'hllor. Pero respecto a la espada......entonces si es especial. Dijiste que esta mujer Quaithe, le dijo a tu hermano que se trataba de "una reproducción mucho menor de un arma legendaria". Y al parecer ella pertenece a una orden que está buscando al Príncipe Prometido........¿Podría ser que......?.-

Dijo, diciendo esa última frase casi para si mismo y dejándola sin terminar. Daegon absorbió toda la información que el anciano le dio sobre aquella mujer. Pero al ver que no terminaba su frase, lo miró confuso.

-¿Podría ser......que?.-

Preguntó con impaciencia y Aemon finalmente respondió.

-Imagino que recuerdas la leyenda de la Edad de los Héroes que relaté aquella noche sobre el Príncipe Prometido y su buen amigo Brandon el Constructor. También te dije que este Príncipe portaba consigo un arma muy poderosa, una espada capaz de prenderse en llamas y que fue clave para derrotar a la oscuridad que amenazaba al mundo. Pues según la leyenda, esta espada se llamaba Lightbringer. Una espada como ninguna otra que se había visto en el mundo, afilada para cortar lo que fuera y con la capacidad de iluminar hasta el más oscuro de los rincones del mundo......Lo cierto es que la leyenda no dice que ocurrió con Lightbringer o con el Príncipe una vez fue derrotada la oscuridad. Sin embargo, si en la orden de esta mujer creen en la leyenda, es posible que hayan utilizado algún tipo de magia que desconozco, para crear alguna réplica menor de esa arma legendaria.-

A Daegon no podía evitar resultarle extraño escuchar al maestre con más experiencia de toda la Ciudadela hablar sobre magia. Pero para ser sincero, eso estaba lejos de ser lo más extraño que le había pasado ese día.

-Suponiendo que eso sea cierto, eso explicaría porqué Lekia solo incendia a estos monstruos al herirlo, cuando tu leyenda describe a......Lightbringer como una espada que puede prenderse en llamas. E imagino que la tal Quaithe quiso que tuviera a Lekia porque ella cree que soy este príncipe. Pero también le dijo a Rhaegar que en los años siguientes su.....señor de la luz, también podría guiarla a otras personas que podrían o no ser este príncipe ¿a todos les dará una espada como Lekia?, y si toda esta historia del príncipe es cierta, ¿porqué Quaithe no a aparecido en más de 20 años?. Porque parece que la oscuridad de la que habla ya está bastante cerca.-

Dijo, con algo de sarcasmo en esas últimas palabras. Estaba cansado de querer respuestas y en su lugar solo obtener más preguntas.

-Me temo que no tengo las respuestas que buscas, muchacho. Sin embargo parece que lo ocurrido hoy y ese recuerdo tuyo solo refuerzan la creencia de tu hermano Rhaegar de que tienes un papel importante que cumplir en la guerra contra esta oscuridad que se avecina. Por lo que veo tanto Rhaegar como esta sacerdotiza, Quaithe, vieron algo en ti.....aunque tu no lo veas todavía.-

En esos momentos, Daegon realmente no sabía que pensar al respecto. Sin embargo, antes de poder responder alguien llamó a la puerta.

-Adelante.-

 Dijo el maestre, esta se abrió e ingresó Sam Tarly, cuyas mejillas estaban sonrosadas por el frío del exterior. Primero saludó al maestre y al ver al Targaryen, sonrió amablemente, aunque su mirada denotaba algo de nerviosismo y miedo.

-Hola Daegon, me dijeron que te encontraría aquí. ¿Como te encuentras?. Jon me contó todo lo ocurrido con esas......esas cosas.-

A pesar de su confusión actual, Daegon sonrió levemente ante una de las pocas personas en Castle Black que no lo veía con malos ojos por ser un Targaryen.

-Parece que viviré y que seguiré sin perder el brazo, gracias Sam.-

Bromeó Daegon y luego agregó.

-¿Se sabe algo ya de Mormont?. Se supone que Jon, Grenn y Pyp le iban a reportar lo ocurrido.-

Sam asintió.

-Lo hicieron y ya los envió a descansar, aunque parece que también quiere escuchar tu versión más tarde. Ahora está reunido con los principales comandantes para decidir que hacer respecto a esos monstruos.-

Respondió, pudiéndose notar su voz temblar un poco al mencionar a los espectros. Daegon asintió en silencio, al menos era bueno que la Guardia Nocturna no fuera a quedarse de brazos cruzados ante ese ataque. Aunque no pudo pensar mucho en eso ya que luego Sam agregó, mirándolos a él y al maestre.

-Lamento interrumpir así pero acaba de llegar un cuervo para ti.....desde Winterfell.-

Le dijo, extendiéndole un rollo de pergamino. Aquellas palabras bastaron para que, por unos segundos, Daegon se olvidara de todo el infierno de ese día. El peliblanco se puso de pie de golpe y recibió el pergamino. Parece que después de todo no tendría que irse de Castle Black dentro de 1 semana y a ciegas. O al menos esperaba que eso fuera cierto después de leer la carta.

-Al fin!......gracias Sam, te veré más tarde.-

Le dijo, aliviado de por fin recibir la carta que tanto estaba esperando, y despidiéndose de él. Sam sonrió amablemente y luego de despedirse salió del lugar, cerrando la puerta. Aemon se mantuvo en silencio, sabiendo lo importante que era aquella carta para Daegon. Sin siquiera volver a sentarse, el muchacho la abrió rápidamente y vio que era bastante larga, por lo que comenzó a leer para si mismo, con avidez y expectante:

Daegon:

Primero que nada quería decir que nos enteramos del cobarde ataque que sufriste en Castle Black. Esperamos que estés mejor de tu herida y también quería ofrecerte mis sinceras disculpas. La caravana de prisioneros de Yoren acampó en las afueras de Winterfell para resguardarse del frío y recibir provisiones antes de seguir viaje hacia Castle Black donde te encontraste con ellos. Vi a los 2 hombres en la jaula pero no permití que nadie se acercara a ellos ya que Yoren me advirtió que eran peligrosos. Sin embargo, si hubiera tenido la más mínima sospecha de que iban tras de ti, entonces no habría permitido que siguieran con su viaje, por lo que ofrezco mis disculpas por no haberme dado cuenta y espero que tu hombro se recupere pronto.

Espero entiendas la demora en escribir esta carta, pero quería estar seguro de tener información que ofrecerte sobre el paradero de tu hermana. Ahora la tengo, aunque me temo que no sé si es del todo cierta: Hace un par de días llegó a Winterfell un comerciante proveniente de Essos, quien decidió huir hacia Westeros, ya que al parecer también hay guerra en el este, donde los esclavistas se están sublevando contra sus amos. Y según el comerciante, la causante de esa sublevación es Daenerys Targaryen. Al parecer está en guerra contra los amos del este, viajando de ciudad en ciudad y devolviendo la libertad a los esclavos. Según dijo este hombre, tu hermana cuenta con un ejército de soldados inmaculados, algunos Dothraki......y 3 dragones, aunque personalmente encuentro eso último demasiado fantasioso por lo que te recomendaría tomarlo como nada más que un simple rumor. Aunque este comerciante no la vio personalmente y solo escuchó rumores, la última vez que escuchó de ella fue había comprado a los inmaculados en la ciudad de Astapor. Al parecer aniquiló a los esclavistas de esa ciudad y partió para liberar otras ciudades.

Me temo que no tengo información más reciente para ti, ya que aunque las noticias de este comerciante sean ciertas, tendrían mínimo algunos meses de atraso. Sin embargo si tu hermana piensa liberar ciudad por ciudad, eso también le tomará un tiempo considerable y Astapor puede ser un buen punto de partida para tu búsqueda, aunque ella ya no se encuentre ahí. Afortunadamente si pude arreglar tu transporte: El hombre que trajo estas noticias arribó a Westeros en un barco mercante que actualmente está atracado en la fortaleza de la Guardia Nocturna, Guardaoriente del Mar, ya que suelen comerciar con la Guardia y también aprovisionarse allí. El comerciante me dijo que el capitán del barco planeaba solo permanecer unos días anclado y luego regresar a Astapor. Como no hay tiempo para esperar a tu respuesta me tomé la libertad de enviar a un jinete a Guardaoriente del Mar junto con un saco de dinero para pagar tu pasaje y con suerte lograr que él capitán esté dispuesto a esperar unos días más. Es lo menos que puedo hacer luego de lo que hiciste por mi y mis hijas. El comerciante también me dijo que nadie en la tripulación es de Westeros y que la mayoría pertenecen a Braavos o Myr, por lo que deberías estar a salvo siempre y cuando no causes problemas. Estoy escribiendo esta carta por la noche y lo enviaré apenas amanezca y el cuervo pueda volar. Por lo que debería llegarte mañana mismo o, en su defecto, dentro de 2 días. Deberías partir lo antes posible de Castle Black, hacia el este, para intentar llegar a tiempo al barco. No tengo noticias de si mi jinete logró su propósito o no, por lo que tendremos que esperar lo mejor.

También Arya me pidió que te diga que sigue entrenando con su espada cada día, de la forma que le indicaste. Se la ve bastante entusiasmada, aunque le sigue dando dolores de cabeza a Cat.

Sin más que decir, quiero recordarte que siempre tendrás mi más sincera gratitud por lo que hiciste por mi familia. Te deseo buena fortuna en tu viaje y que puedas encontrar lo que estás buscando. También deseo que si en algún momento regresas a Westeros y nos volvemos a ver, que siga siendo como aliados y no como enemigos.

Que los dioses, viejos y nuevos, te protejan.

Eddard Stark.

Lord de Winterfell.

Daegon no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa, ante el comentario sobre la pequeña Arya Stark. También notó como la carta estaba firmada únicamente colo Lord de Winterfell y no como Guardián del Norte. Tal vez eso fuera porque Ned ya no se consideraba parte del reinado de Joffrey. Pero en ese momento esa era la menor de sus preocupaciones.

Al terminar de leer la carta, el muchacho necesitó unos segundos para ordenar sus ideas. Estaba muy agradecido con toda la gestión y ayuda de Ned de conseguirle transporte hacia Essos. Pero lo que más lo desconcertaba era la situación actual de su hermana. Como notó que Aemon esperaba expectante, leyó nuevamente la carta de Ned, pero ahora en voz alta. Cuando terminó, miró al maestre confuso.

-Stark dice que según este comerciante, Daenerys tiene 3 dragones. Pero los dragones se extinguieron en todo el mundo hace más de 1 siglo. Eso es imposible......¿cierto?.-

Preguntó, sin poder evitar su tono de duda al final. Después de lo que había presenciado ese día, su escepticismo estaba bastante quebrado. Y Aemon pareció leerle la mente respecto a eso.

-Creo que lo que te ocurrió hoy deja muy claro que cada vez hay menos cosas "imposibles" en el mundo, ¿no crees?. ¿Son reales esos 3 dragones?, no lo sé. Pero si lo fueran, imagino que serían de gran ayuda para combatir la oscuridad que se acerca.-

-Supongo que si, sea lo que sea esa oscuridad realmente.....Y también para poner a nuestra familia nuevamente en el Trono de Hierro. Me encantaría ver la reacción de los Lannister si un dragón comienza a volar sobre la capital. Aunque creeré que mi hermana tiene 3 dragones cuando los vea.-

Aemon sonrió levemente.

-Definitivamente sería algo digno de ver. Y al menos ahora tienes un punto de partida para tu búsqueda.-

Daegon asintió.

-Si.....Astapor, leí un poco sobre ella cuando me informé sobre Essos y las ciudades libres. Stark también dijo que además de los Dothraki y estos supuestos 3 dragones, mi hermana tiene un ejército de algo llamado.....inmaculados, ¿que son exactamente?.-

Preguntó, algo confuso.

-Nunca vi ninguno en persona, pero por lo que leí son guerreros formidables. Criados desde la juventud como esclavos y entrenados de las formas más feroces posibles, para hacerles olvidar cualquier tipo de emoción o distracción salvo el amo al que sirven y sus órdenes. Tengo entendido de que incluso son castrados para que no se vean tentados por los placeres carnales.-

Daegon escuchó con atención, pero de pronto miró al maestre, algo confundido.

-Espera.....en la carta dice que Daenerys está luchando contra los esclavistas. Sería algo hipócrita hacerlo con un ejército de esclavos.-

El maestre concordó.

-Es cierto, la única alternativa que se me ocurre es que los haya liberado. Pero a pesar de eso parece que decidieron ser leales a la chica. Interesante......-

Daegon asintió, ya que él tampoco veía otra explicación. Por las palabras de Stark en su carta, pudo notar que él tampoco apreciaba a los esclavistas. Después de todo había exiliado a Ser Jorah Mormont, al parecer quien al parecer actualmente se encontraba espiando a Daenerys, por comerciar con esclavos en su isla. Si su hermana realmente estaba ayudando a esas personas y derrocando a quienes los esclavizaban y oprimían, entonces el concepto que él tenía de ella acababa de mejorar. Aunque aún quería esperar a conocerla en persona y aclarar lo ocurrido con la muerte de su hermano Viserys, antes de decidir si apoyarla como reina de los 7 reinos o no.

-Bien, pero dejando eso de lado la carta de Stark deja algo muy claro. Mi hermana sigue en Essos y parece que mi primer punto de partida para buscarla es Astapor. También hay un barco mercante atracado en Guardaoriente del Mar que zarpará hacia allí pronto.....por lo que me marcho mañana a primera hora y espero llegar a tiempo. Ya es hora de que me ponga nuevamente en movimiento.-

El maestre asintió, esperando esa respuesta.

-Muy bien, entonces creo que tienes mucho que hacer hoy. Además de planificar tu ruta debes hablar con el Lord Comandante sobre lo ocurrido con los espectros y también para notificarle sobre tu partida. Para llegar a Guardaoriente del Mar solo viaja hacia el este siguiendo el muro hasta que arribes a la costa. La torre de vigilancia es fácil de reconocer. Siendo 1 solo jinete y si viajas sin detenerte demasiado te podría tomar unos 2 o 3 días llegar ahí.-

Daegon escuchó con atención, calculando los días en su cabeza.

-Bien....por la fecha de esta carta Stark la escribió hace 2 noches, por lo que puede que su jinete ya halla llegado a la costa y hablado con el capitán del barco. Pero no sé si van a esperarme o no, por lo que debo apresurarme. Una vez en el barco.....¿Cuanto tiempo podría tomar llegar a Astapor?.-

Le preguntó al maestre, ya que nunca había viajado en barco y no conocía las rutas marítimas.

-Me temo que no es un viaje corto. Deberían viajar hacia el sur por el Mar Angosto hasta llegar a la altura de Dorne y una vez allí viajar hacia el este. Si el capitán es sensato va a querer evitar el Mar Humeante y las ruinas de la antigua Valyria, ese desvío también te tomará algo de tiempo. Luego de eso no deberían tener más problemas para llegar a la bahía de esclavos y atracar en Astapor. Calculo que el viaje completo te tomará algunos meses.....aunque si Daenerys piensa detenerse en cada ciudad esclavista y liberarla por completo, eso también le tomará un tiempo a ella, por lo que podrías alcanzarla.-

-O podría llegar demasiado tarde y ver a otro miembro de mi familia morir.......de nuevo.-

No pudo evitar decir Daegon, en tono amargado, pensando en como no pudo estar ahí ni para Rhaegar ni para Viserys. Cosa que Aemon notó.

-Deja de culparte por cosas que no dependían de ti muchacho. Antes, o eras demasiado joven, o estabas a un continente de distancia como para poder hacer algo al respecto. Ahora tienes un plan y por lo que veo Daenerys a podido sobrevivir por su cuenta todo este tiempo, por lo que creo que puede resistir un poco más......ahora trae el gran libro marrón con mapas de aquella estantería. Supongo que querrás planear tu viaje detalladamente.-

Daegon tomó algo de consuelo en las palabras de su pariente y al escuchar sus indicaciones le alcanzó el libro que estaba lleno de mapas, entre ellos uno de Westeros y otro de la bahía de esclavos. Por lo que, durante la siguiente hora, estuvo planeando su viaje con el maestre. El indicaba los lugares en el mapa y el maestre hacía uso de su gran memoria fotográfica para darle las indicaciones pertinentes para su viaje. Al terminar de arreglar esos detalles, Daegon tuvo que retirarse y el maestre que volver a sus deberes, sin antes decirle que lo despediría antes de irse a la mañana siguiente.

El resto del día lo mantuvo bastante ocupado:

Primero se reunió con el Lord Comandante y le relató su versión de lo ocurrido en el campamento salvaje, excepto por el extraño comportamiento de Lekia al atacar a esos espectros. También descubrió que, afortunadamente, Jon, Grenn y Pyp no le habían dicho nada sobre la espada, ya que no lo interrogó al respecto. Luego de esto fue que descubrió lo que Mormont pensaba hacer respecto a los espectros y la razón por la cual se había reunido con todos sus comandantes con urgencia: El viejo oso había decidido que, dentro de pocos días, la Guardia Nocturna realizaría una expedición hacia más allá del muro. Esto con el objetivo de hacer un reconocimiento y averiguar más sobre estas criaturas de leyenda que ahora estaban resurgiendo en el mundo. Y también pensaban encontrar y traer de vuelta, vivo o muerto a Benjen Stark, hermano de Ned Stark y primer explorador de la Guardia, quien llevaba meses desaparecido tras no volver de su última misión más allá del muro. Daegon aprovechó esto para decirle que ya no se tendrían que preocupar por él estando en Castle Black, ya que había recibido la carta que esperaba y se marcharía a la mañana siguiente. Luego de discutir brevemente los detalles de su viaje Mormont estuvo de acuerdo y le dijo que le darían algo de comida para su viaje hasta la costa. Además de que enviaría una carta a Guardaoriente del Mar, avisando en caso de que él se tuviera que quedar allí 1 o 2 noches mientras el barco terminaba de alistarse, cosa que el Targaryen agradeció.

Una vez terminó de arreglar todo con Mormont, y luego de comer algo, Daegon estuvo el resto de la tarde preparándose para el viaje. Se aseguró de que su caballo estuviera bien alimentado y descansado para la mañana siguiente y organizó las pocas pertenencias que tenía en la torre del rey.

Finalmente cuando calló la noche, luego de cenar, permaneció algunas horas en el salón principal junto a Jon, Grenn, Pyp y Sam. Todos bebieron y hablaron de lo que había ocurrido en el bosque antes ese día y de lo que podría deparar la expedición que Mormont había decidido. A pesar de el ataque sufrido ese día, Jon lucía más, ante la perspectiva de por fin salir a buscar a su tío Benjen, en esa expedición. Luego dejaron los temas deprimentes y oscuros de lado por simple charla casual y bromas. Aunque Daegon solo bebió 2 jarras de cerveza, ya que necesitaba la mente limpia para su partida la mañana siguiente.

-Bueno, eso fue divertido. Pero necesito estar sobrio para montar mi caballo mañana, así que si me disculpan....-

Se despidió Daegon e iba a ponerse de pie cuando Pyp lo detuvo.

-Espera. Antes, deberíamos hacer un último brindis. Digo, Su Alteza se va mañana y quien sabe si la próxima vez los 5 volveremos a estar en la misma mesa.-

-O si estaremos vivos.....-

Agregó Grenn, causando que Sam tragara saliva, asustado y que Jon rodara los ojos.

-Ustedes solo buscan una excusa para seguir bebiendo.....-

Dijo, pero se sirvió otra jarra de cerveza, mientras que los demás rieron y lo imitaron. Daegon dudó, pero finalmente suspiró levemente y se sirvió otra. Tenía que aprovechar la última noche que pasaría en compañía de personas que no lo odiaban.

-Bien, ustedes ganan.....¿por qué brindamos?.-

Preguntó el Targaryen y Pyp sonrió, como si ya tuviera esa respuesta en la mente.

-Bueno, Su Alteza viajará a una misión suicida al este y nosotros viajaremos a una misión suicida al norte.....entonces brindo por que no nos maten.-

Aquel era un deseo tan simple, pero a su vez significativo después de todo lo que habían visto ese día, que incluso hizo reír a Daegon y luego la risa contagió al resto de la mesa.

-Muy bien....por que no nos maten y que cuando nos volvamos a ver el mundo no se haya ido al demonio....Salud!.-

Respondió este y los 5 chocaron sus jarras para una última ronda de bebidas. En terminar, ahora si Daegon se despidió y dejó a los 4 bebiendo mientras regresaba a la torre del rey. Una vez allí se tendió a dormir hasta que amaneciera al día siguiente. Quería intentar irse lo más temprano posible para poder alcanzar el barco mercante en Guardaoriente del Mar.

Tal vez fuera por la emoción de ponerse nuevamente en movimiento y seguir el rastro de su hermana, pero esa noche durmió sin sufrir ninguna de sus recurrentes pesadillas. Algo sorprendente, teniendo en cuenta el impactante descubrimiento que había hecho solo horas atrás.......que los monstruos eran reales.

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