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Capítulo 23: Un Dragón en Winterfell

Daegon

Finalmente había llegado a Winterfell. El viaje por el norte había resultado sin contratiempos y agradeció no ver más poblados o granjas destruidos por la guerra en su camino. Ser Rodrick había sido un silencioso compañero de viaje pero aún así Daegon agradeció la compañía ya que usualmente solía viajar solo. Habían esperado frente a la reja principal mientras le informaban a Ned Stark sobre su llegada. Minutos después les permitieron pasar y allí se separó de Ser Rodrick, a quien agradeció y fue conducido por uno de los guardias hacia dentro de las murallas. En ese momento se encontraba en el patio principal, esperando frente a las puertas del Gran Salón donde le habían dicho que el Lord de Winterfell lo recibiría. La última vez que había estado allí había sido de infiltrado, disfrazado de campesino y mezclándose con la gente para espiar la llegada de Robert Baratheon. Sin embargo en esos momentos se encontraba como Daegon Targaryen, con su cabello entre blanco y gris claro al descubierto y podía escuchar murmullos a sus espaldas, además de sentir como todas las miradas estaban sobre él como si fueran cuchillas.

Había visto varias de esas miradas de reojo mientras avanzaba por el patio, similares a las que recibió en Los Gemelos, aunque estas eran más duras. Las miradas de las personas más jóvenes, como algunos sirvientes eran de sorpresa y curiosidad, sin embargo la mayoría de las miradas eran de rechazo, desprecio y odio. Por como los guardias del castillo lo estaban mirando, Daegon supuso que de no ser por alguna orden firme que Ned les hubiera dado, en esos momentos estarían abalanzándose sobre el para darle una paliza. En Highgarden, Mace Tyrell ya le había advertido sobre ese posible recibimiento y los motivos de este, y no podía culparlos: Sabía lo que su padre Aerys les había hecho al anterior lord de Winterfell y a su primogénito, sabía lo que ellos creían que su hermano mayor Rhaegar le había hecho a Lyanna Stark y sabía que el norte no olvidaba cuando Aegon el conquistador hizo que el último rey en el norte Torrhen Stark se arrodillara ante el. A pesar de que Daegon no quería conquistar, no tenía un ejército y mucho menos un dragón, sabía que la mayoría del norte no veía con buenos ojos a un Targaryen en sus tierras. Afortunadamente la incómoda espera terminó cuando las puertas del Gran Salón se abrieron y un guardia salió al patio dirigiéndose a Daegon.

-Lord Stark y Lady Catelyn te recibirán ahora.-

Le dijo con frialdad y expresión de pocos amigos. Daegon simplemente asintió con la cabeza e ingresó, sintiendo como la puerta se cerraba a sus espaldas.

Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz de la amplia habitación, vio que en el centro estaban Ned Stark y su esposa Catelyn Tully. Ned se veía mucho más aseado y arreglado que la última vez que lo había visto en la capital, además por su postura la herida en su pierna parecía estar mucho mejor. La expresión de Ned era calmada mientras que la de Catelyn intentaba serlo pero denotaba algo de desconfianza. Detrás de ellos Daegon pudo notar a los 5 hijos de la pareja, alineados de forma similar a como estaban cuando Robert visitó el castillo, pudo notar que lo estaban mirando de reojo y reconoció a Sansa y Arya al principio de la línea. A Sansa se la veía muy arreglada, con un vestido muy bonito y elegante y con su cabello rojo cuidadosamente peinado y arreglado. Mientras que Arya estaba vestida de forma simple, con el cabello algo alborotado y con su pequeña espada colgando de su cintura. Haciendo uso de sus modales, se acercó con calma hacia Ned y Catelyn y se detuvo a unos pasos de ellos. Ned esbozó una amable sonrisa.

-Bienvenido a Winterfell Daegon, me alegra que hayas logrado llegar a salvo.- 

Le dijo y extendió su mano hacia él. Daegon se la estrechó e inclinó la cabeza, respetuoso.

-Lord Stark, muchas gracias por recibirme y enviar a Ser Rodrick por mi en tan poco tiempo. Le pido disculpas si le causé algún inconveniente.-

Ned negó con la cabeza.

-No te preocupes muchacho, te dije que estoy en deuda contigo después de lo que hiciste y hablaba en serio. Permíteme presentarte a mi esposa Catelyn Tully.-

Señaló con la mano a su esposa, quien logró esbozar una amable sonrisa, aunque aún se la veía algo desconfiada. Daegon supuso lo que la mujer podría estar pensando al verlo, por lo que decidió que era hora de hacer algo que había estado en su mente durante todo su viaje. Aunque antes inclinó la cabeza ante Catelyn.

-Es un placer Lady Catelyn, lamento si mi presencia aquí causó algún disturbio en sus rutinas diarias......Mi lord, mi lady, si me disculpan hay algo que me gustaría hacer antes de seguir pisando más tiempo su suelo....-

Dijo y acto seguido se arrodilló ante ambos en medio del Gran Salón de Winterfell.

-En nombre de la casa Targaryen, les ofrezco mis más sinceras disculpas por la atrocidad que mi padre el Rey Aerys les hizo a Lord Rickard Stark y Lord Brandon Stark. A pesar de tener unos 4 años en ese entonces, se lo que ocurrió y no puedo justificarlo, solo pedir disculpas. También les pido que no juzguen a un hijo, por los pecados cometidos por su padre.-

Dijo con sinceridad y se mantuvo arrodillado con la cabeza agachada. Había estado practicando esas disculpas mentalmente durante todo su viaje, sintiéndose en la necesidad moral de decirlas. Sabía que su padre había sofocado y quemado vivos a ambos cuando fueron a reclamar la liberación de Lyanna Stark, un acto causado por la enfermedad de la locura de el Rey Loco y de el cual sentía que su casa tenía responsabilidad. 

Este acto sorprendió a Ned y a Catelyn quienes intercambiaron una mirada y Ned asintió con la cabeza a su esposa. Esta se acercó a Daegon y le puso una mano en el hombro, mientras la expresión de su rostro se suavizaba.

-Levántate Daegon.....aceptamos tus disculpas y no te juzgaremos. Se que han habido muchas muertes y mucho dolor en las familias de ambos desde la rebelión. Pero lo que hiciste en la capital, salvar a Ned y a las niñas, como esposa.....como madre, nunca podré agradecértelo lo suficiente.-

Ned asintió con la cabeza, en apoyo a las palabras de su esposa.

-Digo lo mismo, si no hubiera sido por ti y tu gente no estaríamos aquí ahora. Agradezco y aprecio que quieras disculparte, pero te aseguro que no te culpamos por lo que ocurrió en el pasado.-

Escuchar eso hizo que a Daegon se le quitara un peso de encima, por lo que se levantó, esbozó una leve sonrisa y se puso de pie.

-Gracias....de verdad.-

Ned sonrió amablemente.

-Ahora habiendo cerrado ese asunto, permíteme presentarte a mis hijos.-

Dijo y los señaló con la mano. Durante esos minutos habían permanecido alineados y observando el intercambio entre Daegon y sus padres. Al ser el mayor, Robb pareció entender más el significado de la disculpa del Targaryen, por lo que podía notarse un poco menos de desconfianza y más amabilidad en su mirada. Ante las palabras de Ned, Daegon asintió.

-Claro lord Stark, sería un placer.-

Ned y Catelyn avanzaron unos pasos hasta llegar con sus hijos y Daegon los siguió.

-Supongo que después de lo ocurrido en la capital Sansa y Arya no necesitan presentación.-

Dijo Ned y Daegon sonrió levemente.

-No lo necesitan, dejando de lado lo trágico de ese incidente, ya tuve el honor de conocerlas.-

Respondió y se acercó hasta Sansa, que era la primera en la línea.

-Lady Sansa, me alegra mucho ver que pudo llegar sana y salva.-

Siguiendo las costumbres de cortesía, tomó su mano y besó suavemente el dorso de esta. Ante esto, Sansa no pudo evitar sonrojarse con fuerza, sin embargo logró disimularlo y manteniendo la compostura esbozó una gentil y elegante sonrisa.

-Digo lo mismo Daegon, todo gracias a que nos sacaste de la capital, bienvenido....-

-Gracias, milady.-

Respondió el Targaryen con una amable sonrisa y luego se acercó hasta Arya agachándose un poco para quedar a su nivel.

-Parece que usted también llegó a salvo lady Arya y puedo ver que sigue inseparable de su Aguja.-

Dijo divertido, señalando la espada de la niña la cual, a pesar de las protestas de su madre, había llevado atada en su cintura. Los ojos de Arya brillaron levemente, emocionada de que Daegon hubiera recordado el nombre de su espada desde que se lo dijo en el Bosque de los Dioses.

-El viaje en barco fue algo aburrido pero llegamos a salvo. Y ahora me dejan practicar con aguja en el patio!.-

Por la expresión de Catelyn parecía como que ella aún no estaba muy de acuerdo con eso y Daegon supuso que quizás Ned había intercedido para darle ese permiso a su hija.

-Me alegra mucho escuchar eso milady, porque yo llevo varios días sin practicar y no me vendría mal una compañera de entrenamiento.-

Respondió, le gustaba ver a Arya alegre después de las condiciones en las que la había encontrado viviendo en las calles de la capital. Esta sonrió y asintió con la cabeza, emocionada.

-Eso me encantaría!.-

Daegon sonrió y también Ned, viendo a su hija feliz después de todo lo que habían pasado.

-Ahora permíteme presentarte a mi hijo mayor y heredero Robb. Fue quien llamó y comandó a las tropas del norte durante la guerra y ganando cada una de las pocas batallas que se le presentaron hasta llegar a Riverrun.-

Se podía notar el orgullo en el tono de Ned al mencionar a Robb y Daegon no podía culparlo. Había escuchado historias en Riverrun sobre lo que el comandante del ejército norteño había logrado con solo 15 años y era admirable.

-Es un honor Robb, veo que tu padre habla muy bien de ti y no sin razón. Escuché lo que hiciste, reuniendo a tantos hombres en tan poco tiempo y ganando batallas contra la primera línea de defensa de Tywin Lannister. Muy impresionante.-

Dijo y le extendió su mano. Luego de unos segundos, Robb finalmente se la estrechó.

-Gracias, aunque no fue tan fácil como lo hacen sonar. También escuché lo que tu hiciste en la capital. Liderar a un grupo rebelde y rescatar a 3 prisioneros del corazón de la corona, eso también fue impresionante. Bienvenido a Winterfell, Daegon.-

-Gracias, aunque te aseguro que eso tampoco fue tan fácil como se dice, solo tuve suerte.-

Dijo con una leve sonrisa y luego Ned señaló a Bran y Rickon que miraban a Daegon con una mezcla de admiración y nervios.

-Y finalmente mis hijos menores, Bran y Rickon. Ambos fueron muy valientes al permanecer aquí en Winterfell durante la guerra y estoy muy orgulloso de ellos.-

Daegon se acercó a Bran, notando por primera vez y con sorpresa que estaba usando una silla de ruedas para movilizarse. Recordaba haberlo visto fugazmente con el resto de los Stark en su anterior visita a Winterfell y en ese entonces podía caminar sin problemas, por lo que se preguntaba que le habría pasado. Ned pareció adivinar el pensamiento de Daegon porque agregó.

-Bran tuvo un.....desafortunado accidente cayendo de una de las torres poco antes de que yo partiera hacia la capital. Lamentablemente no podrá usar las piernas de nuevo, pero le construimos esa silla de ruedas y tenemos planes de adaptar el castillo para que se pueda movilizar con mayor comodidad.-

Daegon asintió, comprensivo y se agachó hasta quedar al nivel de Bran, apoyando suavemente una mano en su hombro.

-Comprendo, déjame decirte que eres muy valiente Bran. Imagino que pasaste por un momento muy dificil.-

Bran asintió con la cabeza y sonrió.

-Gracias, también creo que tu eres muy valiente. Te enfrentaste solo a todos los soldados de la capital para salvar a mi padre y hermanas!.-

Respondió emocionado y Daegon no pudo evitar reír, notando como el niño había exagerado un poco el relato de lo que había ocurrido.

-Veo que también tienes mucha imaginación. No lo hice solo y tampoco me enfrenté a todos los soldados de la capital, ojalá fuera tan bueno.-

Le guiñó un ojo divertido y poniéndose nuevamente de pie, dirigió su atención hacia Rickon, el menor de todos los Stark. Sin embargo el niño parecía estar conteniéndose y antes de que Daegon pudiera presentarse, le soltó una pregunta.

-¡¿Es cierto que golpeaste al Rey en la cara?!.-

-Rickon!.-

Exclamó Catelyn, regañándolo. Arya y Bran soltaron una carcajada, Robb intentó reprimir una sonrisa divertida y Sansa jadeó avergonzada, ya que había sido ella quien les había contado como Daegon la había salvado de Joffrey. Daegon parpadeó un par de veces intentando no reírse y dirigió una mirada a Ned, quien se encogió de hombros como señal de que él no había dicho nada.

"Genial, y así es como me convierto en una mala influencia.....aunque siendo honesto tampoco creo que sea una buena influencia."

Viendo de reojo la expresión de Catelyn al regañar a su hijo menor, Daegon eligió con mucho cuidado sus palabras.

-Esto....si lo hice, pero fue para salvar a tu hermana Sansa y porqué el Rey es una muy mala persona. Espero que no creas que está bien ir por ahí golpeando a Reyes en la cara.-

Dijo con cautela y señalando con la cabeza a Sansa al mencionarla, mientras ella en esos momentos parecía estar muy interesada en el suelo de la habitación.

-Está bien, pero aún así creo que eres genial!.-

Respondió Rickon, a lo que Daegon no pudo evitar sonreír divertido y alborotar suavemente el cabello del niño. Luego se volteó hacia Ned y Catelyn.

-Les agradezco por el cálido recibimiento Lord Stark y Lady Catelyn. Aunque tampoco era necesario algo tan formal.-

Catelyn esbozó una leve sonrisa, un poco más calmada al haber visto que Daegon no tenía malas intenciones y que a sus hijos parecía agradarles.

-No fue molestia, después de lo que hiciste, queríamos con Ned que nuestra familia estuviera presente para recibirte.-

Respondió Catelyn, sin embargo antes de que alguien pudiera decir algo más, Arya avanzó unos pasos y la corrigió.

-No toda nuestra familia, falta Jon que está en El Muro!.-

Le dijo a su madre con tono de reproche, ignorando la mirada severa que esta le lanzó.

-Arya.....-

-¿Que?, es cierto!.-

El ambiente estaba poniéndose tenso entre ambas y Daegon no pudo evitar sentirse algo incómodo ante una posible discusión familiar. Afortunadamente Ned intercedió entre ambas.

-Suficiente!, no tendremos otra discusión ahora.-

Daegon notó aliviado como la inminente discusión parecía haberse evitado, con Arya simplemente inclinando la cabeza a su padre y volviendo a colocarse junto a sus hermanos. Había escuchado que durante la rebelión Ned Stark tuvo un hijo bastardo llamado Jon Snow y recordaba haberlo visto fugazmente junto a sus hermanos en su primera visita a Winterfell, además de que Arya le había dicho que fue quien le regaló su espada. Suponía que la existencia de ese hijo bastardo no le hacía mucha gracia a Catelyn y por eso la tensión entre ella y Arya al defender a su hermano. Habiéndose calmado las cosas entre ambas, Ned se volvió hacia el Targaryen.

-Lamento eso Daegon. Ahora que todas las presentaciones están hechas, se por tu carta que no viniste hasta aquí solo para saludar y que tienes asuntos en el norte. Además creo que ambos tenemos una conversación pendiente luego de nuestra apresurada despedida en la capital. Pero antes de eso imagino que estás cansado por tu viaje.-

Daegon asintió con la cabeza, sabiendo que tenía mucho que tratar con Ned, además de su intención de viajar hacia Castle Black y luego comenzar la búsqueda de su hermana.

-Así es milord, y si estoy algo cansado. Me temo que Ser Rodrick insistió en hacer las menores pausas posibles en nuestro viaje para llegar aquí cuanto antes.-

Ned sonrió levemente.

-Eso suena mucho a él, aunque me temo que puedo tener algo de culpa al pedirle que te trajera lo antes posible para evitar una emboscada de los Lannister o posibles espías. De todas formas hice que te prepararan unos aposentos en el castillo, si quieres puedes ir a descansar y por la noche tendremos tiempo para conversar con calma. También, esta noche vamos a cenar aquí todos juntos y nos gustaría que te nos unieras.-

Daegon se sorprendió un poco por la invitación, pero esbozó una pequeña sonrisa.

-Le agradezco, creo que me vendría bien descansar un poco. Y me encantaría acompañarlos para cenar.-

Ned asintió satisfecho.

-Perfecto, entonces haré que suban el equipaje de tu caballo y te enviaremos llamar cuando esté lista la cena, mientras tanto si necesitas algo no dudes en pedirlo. Sansa, podrías acompañar a Daegon a los aposentos libres?.-

Sansa avanzó unos pasos e inclinó la cabeza con elegancia a su padre.

-Si padre, por aquí, por favor Daegon.-

Daegon asintió y luego miró al resto de los Stark.

-Fue un placer conocerlos, si me disculpan los veré para la cena, milord, milady.-

Les dijo a todos y con lo último se dirigió a Ned y Catelyn, luego se volteó hacia Sansa.

-Después de usted, milady.-

Acto seguido salió del Gran Salón detrás de Sansa, escuchando las voces emocionadas de Arya, Bran y Rickon a sus espaldas, seguramente comentando su impresión de él aunque Daegon no llegó a escuchar que decían.

Siguiendo a Sansa, comenzó a subir las escaleras del castillo, la chica parecía nerviosa por algo hasta que finalmente habló.

-Quería disculparme sobre lo que ocurrió antes con Rickon. Yo.....les conté a mis hermanos lo que pasó en la capital y como.....me salvaste de Joffrey. No esperaba que fuera a hacer esa pregunta al conocerte.-

Daegon no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa, aún algo divertido por el exabrupto del niño y negó con la cabeza.

-No se preocupe milady, me pareció un buen niño y es normal que se emocione por algo así, quizás lo asoció con algún cuento infantil que leyó, aunque lamentablemente eso fue la realidad.-

Sansa suspiró levemente, mientras llegaban a la tercera planta del castillo y comenzaban a caminar por esta.

-Si, lo es.....en las historias se supone que los reyes y reinas son compasivos y bondadosos con su pueblo. O que los caballeros son héroes que protegen al inocente de los monstruos y yo fui una ingenua al creer todo eso......pero Joffrey es un monstruo y es el Rey. Le rogué frente a toda la corte que le perdonara la vida a mi padre y en el juicio cuando confesó traición a la fuerza e igualmente ordenó su ejecución. Si tu no hubieras llegado a tiempo.....-

Daegon notó como la voz de la chica comenzaba a quebrarse un poco y como comenzaba a bajar la mirada, por lo que negó con la cabeza.

-Pero afortunadamente llegué a tiempo milady. No sirve de nada que se torture pensando en lo que pudo haber pasado o no. Créame que se lo que sintió, viendo a un ser querido a punto de morir y sin poder hacer nada para evitarlo.-

Dijo, sin poder evitar recordar su visión de la muerte de Rhaegar cuando era solo un niño, y agregó.

-Pero se pudo evitar, su familia está unida de nuevo y ahora está en su hogar lejos de la capital. Donde ni el mocoso del Rey ni los Lannister la podrán lastimar de nuevo.-

Sansa asintió con la cabeza y volvió a alzar la mirada, más recompuesta por las palabras de Daegon.

-Los odio......los odio a todos los Lannister. No puedo creer que solo meses atrás estaba enamorada de Joffrey sin ver lo que era realmente, y su madre.....Cersei Lannister me manipuló, me hizo.....me hizo enviar un mensaje a Robb, diciendo que mi padre era un traidor y pidiéndole que fuera a la capital a arrodillarse ante Joffrey.-

Daegon no sabía eso último y una vez más se alegró de haber tomado la decisión de rescatarlos o quizás el norte entero habría caído en una trampa. 

-Entonces me alegra haberlos sacado de ahí antes de que eso pasara. Nada de eso es su culpa Lady Sansa, estaba encerrada con un montón de serpientes manipuladores que tenían prisionero a su padre, ¿Que otra cosa pudo haber hecho más que lo que querían?.-

Al escucharlo, Sansa no pudo evitar esbozar una leve sonrisa.

-Supongo que tienes razón....gracias Daegon, de verdad y por favor llámame Sansa.-

-De acuerdo....Sansa.-

Respondió Daegon, aliviado de haberla ayudado a sentirse mejor. Sabía que tanto ella como Arya habían pasado por un infierno en la capital y esperaba que ahora que estaban de nuevo en su hogar pudieran tener algo de paz. Además de tener una edad similar la actitud gentil y elegancia de Sansa le recordaban a Margaery, supuso que si ambas se hubieran conocido quizás se hubieran vuelto amigas. Pocos minutos después Sansa se detuvo frente a una puerta y la abrió.

-Aquí es, por favor siéntete como en casa y si necesitas algo solo pídelo.-

Daegon sonrió con amabilidad y asintió.

-Muchas gracias, no te entretengo más, supongo que te veré en la cena. Y sobre lo que dijiste antes.....no creo que hayas sido una ingenua por creer en los cuentos infantiles sin haber visto antes como es el mundo fuera de estos muros. El mundo real es.....complicado, pero no todos los lores y caballeros son monstruos. Conozco a varios que son buenas personas y nada parecido a los Lannister.....y después estoy yo, un tipo normal ya que no soy un lord, un caballero y menos un Rey. -

Comentó y concluyó con una pequeña sonrisa divertida, intentando que Sansa se sintiera un poco mejor. Sin poder evitar pensar en Steffon, Malik, los demás miembros de la Guardia Pura, Mace y Loras al mencionar sus ejemplos, recordando que Sansa había quedado encantada con este último durante el torneo en King's Landing. Sansa tampoco pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa divertida y que un leve rubor apareciera en sus mejillas, sintiéndose algo mejor, después de esa conversación.

-Puede ser cierto, después de todo habían varias personas trabajando contigo para rescatarnos de la capital. Aunque....creo que si serías un gran caballero. Descansa Daegon.-

Daegon se sorprendió un poco por eso último, pero asintió con la cabeza.

-Gracias, Sansa.-

Esta se retiró por el pasillo, mientras que él entraba en la habitación y cerraba la puerta tras él. La habitación era simple y pequeña pero más que suficiente para él. La chimenea ya estaba encendida por lo que se mitigaba bastante el frío del exterior que Daegon ya había empezado a notar al llegar. Calculando que faltaban un par de horas para la noche y sabiendo que con la conversación que tenía pendiente con Ned esa sería una larga noche, se dispuso a descansar, aliviado de haber podido llegar a Winterfell sin problemas.

Algunas horas después, cuando ya había caído la noche, estaba bajando las escaleras siguiendo el mismo camino que había hecho con Sansa para no perderse en el castillo. Había aprovechado para dormir un par de horas hasta que fue avisado por uno de los criados que Lord Stark lo estaba esperando para cenar. Por lo que se había lavado y cambiado de ropa a las presentables de las pocas que había llevado consigo, para después salir de la habitación. No había dormido en una cama desde su salida de Highgarden semanas atrás, ya que durante su viaje solo dormía en una manta sobre el césped y no creyó prudente pasar la noche en Los Gemelos, por lo que había extrañado esa comodidad. 

Unos minutos después llegó al Gran Salón, donde ya casi estaban todos los Stark a la mesa, salvo Bran y Rickon. Ned estaba enfrascado en una conversación con Robb, cuando lo vio llegar.

-Daegon, gracias por venir, por favor toma asiento.-

Dijo, señalando un lugar libre entre él y Robb. Daegon inclinó la cabeza educadamente ante Ned y Catelyn.

-Gracias por la invitación, con permiso.-

Se sentó en el lugar justo cuando las puertas del Gran Salón se abrieron y entraban los criados con las bandejas de comida, las cuales fueron acomodando en la mesa. Cuando se retiraron Catelyn suspiró exasperada.

-¿Por los dioses, donde se metieron esos 2?.-

Como contestando su pregunta, segundos después las puertas volvieron a abrirse y entró Rickon junto a Bran, empujando la silla de ruedas de este.

-Bran, Rickon, ¿donde estaban?.-

Preguntó su madre, mientras Rickon dejaba a su hermano frente a la mesa y tomaba asiento a su lado.

-Fuimos al bosque a ver a Summer y Shaggydog.-

Respondió Bran, mientras que Daegon no pudo evitar lucir algo confuso. Ned notó su expresión por lo que le aclaró.

-Son los 2 lobos huargos de Bran y Rickon. Hace un tiempo encontramos 6 cachorros cerca de aquí y les di uno a cada hijo mío, lo tomé como un regalo de los dioses para protegerlos.-

Daegon asintió con la cabeza algo sorprendido. 

-Eso es bastante impresionante, ¿y no causan problemas?.-

Al preguntar eso pudo notar por unos segundos como Ned dirigía una mirada triste hacia donde estaban sentadas Arya y Sansa, quienes tenían las miradas clavadas en sus platos.

"¿Habrá ocurrido algo con los lobos de ellas?."

Estaba arrepintiéndose de su pregunta cuando Ned respondió con un leve suspiro. 

-Hubo un desafortunado incidente meses atrás.....pero no fue aquí y tampoco fue culpa de los lobos. Son bestias leales y tienen un vínculo especial con mis hijos, Summer incluso salvó la vida de Bran hace no mucho. Como aún hay más personas de lo normal en el castillo debido a la guerra los tenemos en el bosque, donde mis hijos van a visitarlos.-

Daegon lo escuchó con atención, esperando no haber creado una situación incómoda. Era bueno saber que los hijos de Ned tenían a sus lobos cuidando sus espaldas.

-Comprendo.....me disculpo si fui algo entrometido, solo que me sorprendió que tuvieran tantos lobos huargos domesticados.-

Respondió y Rickon se asomó con curiosidad desde el otro extremo de la mesa.

-¿Pero los Targaryen no tenían dragones? creo que eso es más sorprendente.-

Daegon no pudo evitar reír levemente, dándose cuenta de que el niño tenía un punto.

-Es un buen punto, pero eso fue hace cientos de años. Me temo que los últimos dragones ya se extinguieron....aunque admito que de niño soñaba con tener mi propio dragón.-

Dijo divertido y le guiñó un ojo a Rickon. Minutos después los criados trajeron las copas, sirviendo agua para Arya, Sansa, Bran y Rickon y vino para Ned, Catelyn, Robb y Daegon. Luego de que todos tuvieran su copa servida, Ned alzó la suya.

-Antes de comenzar me gustaría hacer un brindis por nuestro invitado, Daegon Targaryen. Un aliado inesperado, pero que si no fuera por él no estaríamos aquí hoy....por Daegon.-

Dijo poniéndole una mano en el hombro al muchacho.

-Por Daegon.-

Dijeron los demás alzando sus copas, mientras que este solo inclinó la cabeza, sin poder evitar  sentirse algo avergonzado por tanta atención, aunque tampoco se sentía mal.

-Gracias Lord Stark, son muy amables, solo hice lo que creí correcto.-

También alzó su copa y luego todos comenzaron a comer.

-Espero que tus aposentos sean cómodos Daegon, los preparamos de forma algo apresurada ya que el castillo está un poco más concurrido de lo normal mientras cada lord del norte vuelve a su hogar.-

Le dijo Catelyn, parecía que luego de su presentación y disculpa horas atrás, el concepto que ella tenía de el se había suavizado un poco.

-Lo son milady, agradezco mucho que se hayan tomado las molestias pero no tenían que preparar nada especial para mi. ¿Entonces hay más invitados aquí aparte de mi?.-

Preguntó con curiosidad. Ya que según le había dicho Ser Rodrick durante su viaje, los lores y ejércitos norteños ya estaban volviendo a sus respectivos asentamientos para recuperarse en caso de que la guerra llegara al norte. Ned asintió con la cabeza a la pregunta de Daegon.

-Así es, algunos soldados heridos durante la guerra están recuperándose aquí, antes de regresar a sus asentamientos. Además de los 2 hijos de un buen amigo mío, Lord Howland Reed de Greywater Watch. Los envió aquí junto con algunas provisiones como muestra de respeto y para asegurar la lealtad de su casa en estos tiempos difíciles, aunque no dudo de ella en absoluto.-

Respondió y Bran levantó la cabeza de su plato y agregó.

-Se llaman Jojen y Meera y son muy agradables. Aunque Jojen habla de forma extraña a veces y tiene sueños raros.-

-Bran, no hables así de nuestros invitados.-

Lo reprendió Robb y este continuó comiendo en silencio. Daegon los escuchó a ambos con atención y luego se dirigió nuevamente hacia Catelyn.

-Comprendo, no les ocuparé espacio por mucho tiempo milady. Como le dije a lord Stark en su carta tengo asuntos pendientes aquí en el norte, por lo que solo abusaré de su hospitalidad un par de días y luego continuaré con mi viaje.-

Catelyn sonrió levemente y Arya levantó la mirada de su plato.

-Pero antes de que te vayas dijiste que me ayudarías a practicar!.-

Dijo, casi rogándole con los ojos e ignorando la mirada de advertencia de su madre. Por lo poco que había visto desde su llegada Daegon suponía que a Catelyn no le hacía mucha gracia que su hija menor anduviera por ahí practicando como luchar con espada, por lo que tenía que ser muy cauto al respecto.

-Lo dije milady y pienso hacerlo.....si sus padres no tienen inconveniente, claro.-

Dijo, dirigiendo una mirada a Ned y Catelyn, mientras que Arya los miraba con los mismos ojos suplicantes de antes. Ned intercambió una mirada con su esposa y asintió con la cabeza, por lo que esta finalmente suspiró.

-Bien.....pueden empezar mañana en el patio, pero con espadas de madera y no esa afilada que siempre llevas contigo. Y lo harás después de tu lección diaria con el maestre Luwin, a la que deberás volver a asistir cada día sin falta jovencita, ¿entendido?.-

Dijo, dándole permiso a su hija pero también dejando claras sus condiciones. Al principio Arya pareció que iba a protestar, pero una mirada de su padre la hizo encogerse de hombros.

-De acuerdo.....-

Dijo resignada y Daegon no pudo evitar sonreír levemente de lado, la niña le estaba recordando un poco a él. Durante su infancia en Highgarden, por orden de Mace el debía asistir a lecciones diarias con el maestre, junto con Margaery, Loras y algunos de sus primos. Aunque él prefería practicar con la espada afuera o cabalgar a ir a clase, Daegon tenía que hacerlo sin chistar, antes de poder hacer lo que en verdad le gustaba. Recordaba que Rhaegar también había sido estricto con sus estudios durante los 2 años previos a la guerra que había vivido en Dragonstone. Fue sacado de sus pensamientos cuando Catelyn dirigió una mirada firme hacia él.

-Si vas a ayudarla a entrenar, quiero que la vigiles y que no dejes que se lastime.-

Daegon asintió con la cabeza, lamentablemente él apenas pudo disfrutar de su madre antes de irse con Rhaegar de King's Landing y que luego ocurriera la guerra. Sin embargo podía entender el miedo y sobreprotección de Catelyn para con sus hijas, después de lo que les ocurrió en la capital.

-Le doy mi palabra lady Catelyn, estaré listo mañana para después de sus lecciones y solo le enseñaré lo básico que se.-

Dijo, guiñándole un ojo a Arya, logrando que esta dejara su expresión resignada y esbozara una pequeña sonrisa, ilusionada. El resto de la cena transcurrió de forma tranquila y amena. Daegon se enteró de como fue el reencuentro de los Stark en Riverrun y también de como fue el viaje en barco de Ned, Sansa y Arya acompañados hasta Wickendon por Alec, el miembro de la Guardia Pura. Daegon suponía que a esas alturas ya habría vuelto al taller en la capital y esperaba que todo estuviera bien ahí. También quería preguntar sobre la información que Ned tuviera sobre el avance de la guerra, más que nada por la situación de Renly Baratheon y los Tyrell. Sin embargo suponía que a Catelyn no le haría mucha gracia que hablaran de guerra con sus hijos menores presentes, por lo que pensó que era mejor hablar de eso más tarde en privado.

Aunque no había esperado ese recibimiento, Daegon estaba disfrutando de esa cena. Durante sus años de crianza en Highgarden, como su identidad falsa era la de un bastardo Velaryon, no podían arriesgarse a que él se reuniera a comer con todos los Tyrell regularmente para no levantar sospechas. Solo lo hacían en algún evento u ocasión especial y el resto de veces comía solo o en privado con algún miembro específico de la familia. Por lo que ser bien recibido en esa mesa se le hacía agradable. Finalmente terminaron la comida y el postre, por lo que Daegon dirigió su mirada a Ned y Catelyn.

-Estaba todo delicioso, les agradezco por la comida y el cálido recibimiento.-

Ambos sonrieron levemente y Ned respondió.

-No hay de que Daegon, queríamos agradecerte y después de todo lo que hiciste me gustaría considerarte un aliado. Ahora....si no recuerdo mal tenemos una conversación pendiente.-

Dijo y dirigió una mirada a su esposa, quien asintió con la cabeza y se puso de pie.

-Bien, y ustedes a dormir, que ya se está haciendo tarde y mañana tienen sus lecciones.-

Parecía que Arya, Bran y Rickon querían escuchar de lo que hablarían Ned y Daegon, pero la mirada de su madre no dio lugar a protestas y todos se pusieron de pie.

-Buenas noches mislords, misladys.-

Se despidió Daegon. Ellos también se despidieron de él y de su padre y todos salieron del Gran Salón. Con Robb llevando la silla de ruedas de Bran para acostarlo a él y a Rickon, mientras su madre acompañaba a Arya y Sansa para lo mismo. Una vez quedaron solos Ned y Daegon el primero se puso de pie.

-Si estás de acuerdo creo que es mejor que hablemos en privado en mi solar. Hice encender la chimenea y llevar bebida para ambos.-

Daegon asintió con la cabeza, más cómodo ante esa idea sabiendo todo lo que tenía que decirle y preguntarle a Ned.

-Estoy de acuerdo, creo que allí será más cómodo conversar.-

Dijo, también levantándose. Ned asintió con la cabeza y comenzó a caminar hacia la puerta del Gran Salón.

-Muy bien, entonces vamos. Creo que tenemos mucho que discutir.-

"Oh no tiene idea, Lord Stark."

Pensó Daegon con un pequeño resoplido, y siguió al Lord de Winterfell fuera del Gran Salón. La luna ya se alzaba en el cielo pero suponía que esa iba a ser una larga noche.





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