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Capítulo 19: La Partida

Daegon:

Los primeros rayos del sol comenzaron a colarse por la ventana de la habitación. Daegon abrió los ojos con algo de lentitud y al ver a su alrededor y reconocer el lugar donde se encontraba recordó lo ocurrido la noche anterior. Había creído que todo no había sido más que un sueño pero esa idea terminó de romperse cuando al bajar la mirada vio a Margaery dormida con la cabeza apoyada sobre su pecho. Al recordar lo perfecta que había sido la noche anterior no pudo evitar esbozar una extraña sonrisa, mezcla de alegría y tristeza porque en tan solo unas horas tendría que irse y dejarla allí sin saber si podrían volver a despertar así algún día. Movió suavemente el hombro sobre el que la chica estaba apoyada y susurró.

-Margaery.....-

Ella se removió un poco y abrió lentamente los ojos. Al verlo su mirada se iluminó y esbozó una adormilada sonrisa.

-Mmmm...buenos días-

Daegon sonrió, mirándola de igual forma.

-Buenos días. Lo de anoche fue......-

-¿Inesperado?.- 

Lo interrumpió ella algo ruborizada.

-También, pero yo iba a decir.....perfecto.- 

Inclinó la cabeza y besó su frente. Mientras recorría la habitación con la mirada sus ojos se posaron en la taza vacía sobre una mesa que había visto la noche anterior.

-Entonces....¿tu ya tenías algo así en mente o.....?- 

Dijo señalando con la cabeza la taza aún con restos de Té de la Luna en su borde. Al comprender a que se refería, Margaery se ruborizó aún más y volvió a apoyar la cabeza en su pecho.

-Le pedí a Sylvia que lo preparara para mi.....su madre le enseñó como hacerlo. Quería darte un regalo de despedida que pudieras recordar, y además disfrutar juntos de tu ultima noche aquí.-

Daegon sonrío de lado, divertido.

 -Entonces si lo tenías planeado.-

La joven respondió aún ruborizada. Y desvió un poco la mirada, mientras pasaba muy suavemente uno de sus dedos por el pecho del Targaryen. Trazando líneas en este y provocando que se estremeciera levemente ante el placentero contacto.

-Quizás....- 

Ambos rieron ante su tono inocente y permanecieron allí mirándose fijamente, disfrutando de ese momento perfecto para ellos. Pero a los pocos minutos fueron interrumpidos, al escuchar 2 suaves golpes del otro lado de la puerta.

Daegon amplió grandes los ojos, se había olvidado por completo de en la delicada posición que estaban. Si algún sirviente los llegaba a encontrar así.....

-Lady Margaery, ¿está despierta?.- 

Dijo una voz conocida a través de la puerta, provocando que el nudo que el muchacho tenía en la garganta desapareciera.

-Solo es Sylvia.-

Murmuró con un suspiro de alivio y asintió con la cabeza a Margaery en silencio mientras se inclinaba y agarraba su ropa la cual había quedado en el suelo a los pies de la cama. Se vistió rápidamente mientras Margaery miraba sonrojada hacia otro lado, estaba terminando de abotonarse la camisa cuando al ver que estaba vestido la joven dijo. 

-Adelante.-

La puerta se abrió y Sylvia ingresó en la habitación cargando una bandeja con desayuno. Al ver a Daegon allí amplió los ojos sorprendida y con un pequeño grito ahogado por la sorpresa miró hacia otro lado con bastante vergüenza. 

-Buenos días milady, Lord Axell. Disculpe, creí que usted ya se había ido....- 

Desde la cama, Daegon sonrió algo avergonzado. Apreciando como, aún en esas situaciones, Sylvia se mantenía fiel a su deber llamándolo por su otra identidad.

-Buenos días, Sylvia, no te preocupes.- 

La sirvienta asintió con la cabeza y agregó. 

-Según el protocolo irán a limpiar sus aposentos dentro de 1 hora, debería estar allí antes. Para.....para no levantar sospechas.-

Daegon se terminó de poner las botas y asintió. 

-Gracias Sylvia, saldré en un minuto, ¿podrías ir afuera y avisarme cuando no haya nadie en el pasillo por favor?.-

La muchacha asintió y volvió a salir de la habitación cerrando la puerta tras ella. Margaery suspiró y comenzó a levantarse de la cama. 

-Mi padre me dijo ayer que te llamará para que vayas a su solar antes de irte, allí estaremos todos para despedirte.- 

Daegon asintió, con la triste realidad de que tendría que marcharse, volviendo a su mente. También salió de la cama y rodeándola se acercó a Margaery, quería decirle tantas cosas luego de aquella noche, pero las palabras simplemente no salían de su boca.

La chica pareció adivinar su pensamiento, por lo que negó con la cabeza. 

-No, no lo digas, parecería que te estás despidiendo para siempre y no es así.- 

Apoyó suavemente su frente contra la de él y susurró. 

-Solo.....olvídate de lo que dije anoche sobre que tal vez no regreses....y regresa.....regresa a mi, por favor....- 

Concluyó mirándolo con una mezcla de ruego, severidad y tristeza en la mirada. Daegon sonrió y acercándola a el la besó en la frente. Luego se miraron a los ojos durante unos segundos y sin decir nada mas ambos se inclinaron y se besaron en los labios durante varios segundos a modo de despedida. Finalmente se separaron y Daegon dijo, perdiéndose en sus ojos. 

-Regresaré, te lo prometo......Te veré en el solar.- 

Se despidió y luego dándose la vuelta se dirigió hacia la puerta cerrada y tocó 2 veces con los nudillos. Pocos segundos después Sylvia abrió la puerta y susurró sin poder evitar estar nerviosa. 

-El pasillo está vacío, por favor dese prisa.- 

Daegon asintió con la cabeza y le guiñó rápidamente un ojo a Margaery, antes de salir de la habitación. 

-Gracias....por todo y cuídate Sylvia.- 

Le susurró a Sylvia a pasar junto a ella. Esta asintió con la cabeza y esbozó una leve sonrisa.

-Usted también milord, buen viaje.-

Le dijo y Daegon se alejó por el pasillo rumbo a sus aposentos, intentando aparentar como su nada hubiera pasado. Para su alivio logró llegar sin encontrarse con nadie y una vez allí ya se sintió más tranquilo. Sabía que no faltaba mucho para que le llevaran el desayuno, por lo que se dispuso a terminar de juntar su ligero equipaje y de alistarse, pensando con tristeza en lo que dejaría atrás una vez que se fuera. Aunque sabía que su viaje era necesario, no podía quedarse cómodo y sin hacer nada mientras la única familia de sangre que le quedaba en el mundo estaba sufriendo.

2 Horas más tarde ya había desayunado y sus cosas ya habían sido llevadas junto a su caballo en el patio principal de la fortaleza. Echó una rápida mirada a la habitación que le había servido de aposento desde que había llegado a la fortaleza con solo 6 años de edad, finalmente cerró la puerta y comenzó a caminar hacia el solar de Mace. Al llegar los 2 guardias junto a la puerta lo saludaron con un gesto de la cabeza y le abrieron, Daegon entró y la puerta se cerró detrás de el.

Dentro de la habitación se hallaban Mace, junto a su esposa Allerie de pie frente al escritorio. A un lado de ellos se encontraba Olenna con una expresión imperturbable en su rostro, y al otro lado de sus padres se hallaban Loras y Margaery, esta ultima con mirada tranquila como si la noche anterior y esa mañana nunca hubieran tenido lugar. Primero Allerie se acercó con los ojos cristalizados y lo abrazó durante varios segundos. 

-Lamento muchísimo que tengas que irte en estas condiciones Daegon, prométeme que tendrás cuidado por favor cielo.- 

Daegon asintió con la cabeza sonriendo a la mujer que había sido como una madre para el, durante su crianza allí y correspondió al abrazo. 

-Se lo prometo lady Allerie, ustedes tambén cuídense mucho.-

Luego de esto se apartó y dirigió su mirada hacia Olenna quien dijo mirándolo a los ojos como si ese fuera un día como cualquier otro. 

-No esperes lágrimas muchacho, o que te pida que no te vayas, te conozco lo suficiente para saber que sería gastar saliva.- 

Daegon sonrió de lado. A pesar de su fuerte personalidad durante los años había aprendido a como tratar con Olenna Tyrell y había recurrido a ella por consejo en muchas ocasiones.  

-Se que puedes cuidarte solo y confío en tus habilidades para superar los obstáculos que puedas tener. Dicho eso.....si te echaré de menos.- 

Concluyó con calme e incluso esbozando una pequeña sonrisa. Sabiendo que esas palabras viniendo de ella eran como si le estuviera deseando lo mejor en su viaje, Daegon se inclinó y abrazó levemente a Olenna.

-Y yo a usted lady Olenna, gracias por todos sus consejos.....y siga siendo la rosa dura de esta familia.-

Le dijo divertido, a lo que Olenna no pudo evitar mantener su pequeña sonrisa y corresponder a ese abrazo. Luego de separarse, se dirigió hacia Loras , quien se encontraba parado junto a su abuela. Este sonrió con tristeza y dijo. 

-Siempre te consideré como un hermano, pero más importante....como un rival al entrenar, asi que no tienes permitido morir. Aún tengo ganas de barrer el suelo contigo la próxima vez que nos veamos.- 

Daegon alzó una ceja divertido y respondió. 

-Sigue soñando Tyrell, la próxima vez que entrenemos no me dejaré ganar.- 

Ambos se abrazaron varios segundos palmeándose las espaldas. 

-Cuídate mucho, Daegon.-

-Tu también cuídate mucho, Loras.-

Luego de separarse Daegon se dirigió hacia la persona de la que más le costaba despedirse. Margaery, quien de pie junto a su hermano no podía ocultar su tristeza por la despedida. No hacía falta decir mucho ya que se habían dicho todo lo necesario en los aposentos de ella hacia solo unas horas atrás. Por lo que en silencio se abrazaron durante varios segundos, con la frente de uno apoyada suavemente en la del otro, sin importarles que los demás estuvieran allí. Al separarse ella lo miró a los ojos fijamente.

-Ten mucho cuidado, y no hagas nada estúpido.-

Daegon no pudo evitar reír.

-¿Yo?, ¿como podría?....-

Estirando una mano acarició suavemente una de sus mejillas y finalmente se apartaron. Luego, Daegon se dirigió Mace, quien había esperado pacientemente que se despidiera de todos los presentes.

El Lord de Highgarden suspiró y le puso una mano en el hombro de forma paternal.

-No llevarás mi sangre muchacho, pero te críe y amé como un hijo propio desde el día en que llegaste siendo tan solo un niño perdido en una atroz guerra. Es por eso que el verte partir me duele y más en estas circunstancias, pero se que estás preparado para afrontar tu viaje y que sabrás cuidarte de los peligros que te deparen. Pero esto no es una despedida, dentro de mi estoy seguro de que nos volveremos a ver, y espero que haya algo de paz en los 7 reinos cuando eso suceda.- 

-Gracias lord Mace.....usted fue como un padre para mi. Todos ustedes fueron la familia que más necesitaba cuando lo había perdido todo. Prometo que tendré cuidado y que nos volveremos a ver.-

Dicho esto ambos se abrazaron varios segundos. Luego de apartarse, Mace comenzó a dirigirse hacia la puerta del solar. 

-Loras y yo te acompañaremos hacia tu caballo, ya está listo en el patio principal.- 

Daegon asintió con la cabeza y dirigió una ultima mirada hacia Olenna, Allerie y Margaery. Les regaló una silenciosa sonrisa sincera, antes de darse vuelta y salir de la habitación seguido por Loras, sabía que cuanto más tiempo permaneciera allí, más trabajo le costaría irse. Los 3 salieron al patio donde los esperaba Ser Clefford junto al caballo de Daegon, ya ensillado y con su ligero equipaje ya atado. Clefford le extendió la mano a Daegon. 

-Que los dioses te ayuden en tu viaje y que puedas regresar pronto con nosotros.-

Daegon, desde lo que había vivido cuando era niño había dejado de creer en los 7 dioses o en cualquier dios que permitió que casi toda su familia hubiera sido asesinada. Pero de igual forma agradeció el deseo y le estrechó la mano al comandante de la guardia Tyrell.

-Gracias Clefford, cuídate y por favor cuídalos a ellos mientras no estoy.-

Clefford asintió con una pequeña sonrisa.

-Con mi vida, te lo prometo.-

Daegon también sonrió y se acercó a su caballo que estaba listo para partir. Luego de acariciar unos segundos la crin del animal, a modo de saludo, montó en él mientras que con una orden de los vigías en las murallas el portón principal de Highgarden se abría. Dirigió su mirada hacia Mace, Loras y Clefford a quienes les hizo un gesto con la cabeza a modo de despedida al que ellos respondieron de igual forma. Luego, con un movimiento de las riendas el caballo echó a andar hacia el límite de la fortaleza. Cruzó el portón, el puente de entrada y comenzó a marchar a trote ligero por el camino de las rosas. A los pocos metros de salir de Highgarden Daegon orientó al caballo por la ruta que había elegido. Este respondió a su gesto y comenzó a trotar rumbo al norte. Desde ese momento había dejado de estar protegido y su viaje acababa de comenzar.

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