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Capítulo 17: El Misterioso Targaryen

Jon

Había amanecido ventoso en Castle Black. Un viento que haríia que a muchos se les calaran los huesos y entumecieran todos los miembros del cuerpo, pero Jon Snow como todos los hermanos de la Guardia Nocturna estaba acostumbrado. El frío con el cual había crecido en el verano norteño no se comparaba a los que azotaban el muro en aquellos días, más de 200 metros de duro y frío hielo no hacían nada para impedir el pasaje de las heladas brisas. Su tío Benjen le había dicho en más de una ocasión que aquella temperatura no era nada comparada con la que reinaba más allá del muro. Había escuchado las historias y ahora a eso se le sumaban los relatos de boca de los propios exploradores de la guardia: Hombres que morían debido al frío y su cuerpo se congelaba en segundos, gente que había que tenido que comerse el brazo o la pierna de algún hermano caído (o en algunos casos el suyo propio) para poder sobrevivir, por no mencionar a la amenaza siempre acechante de los salvajes. Su tío había marchado nuevamente más allá del muro hace varias semanas y todavía no tenían noticias de él. Aunque era sabido que como primer explorador Benjen Stark era uno de los hombres más duros y capaces de la guardia nocturna, Jon no podía evitar pensar que alguno de esos percances le hubiera podido ocurrir a su tío. 

Ingresó en el comedor de Castle Black pasando por mesas llenas de gente sin mirar a nadie hasta llegar a una en la que se encontraban 2 de los muy pocos amigos que tenía en aquel lugar alejado del mundo: Grenn y Pyp. Jon se sentó en uno de los bancos frente a los otros 2 y Pyp le dijo a modo de saludo en su característico tono bromista. 

-¿Listo para otro congelado día en el sexto infierno limpiando las botas del lord comandante?.-

Jon negó con la cabeza sin decir nada y estiró su brazo hacia el cuenco de sopa. A ambos les gustaba molestarlos desde que había sido designado personalmente por el lord comandante como su asistente personal. Al principio había tomado aquel nombramiento como una burla, una forma de denigrarlo ante los demás miembros de la guardia, pero su amigo Samwell Tarly le había dado a pensar otra teoría: Ser el asistente del Lord Comandante de la guardia nocturna no era como ser un sirviente cualquiera, estaría ayudándolo a transportar cartas y órdenes, podría estar presente en algunas de las reuniones con los exploradores y comandantes. En resumen: estaría cerca de todo y aprendiendo todo, era una manera informal de decir que el lord comandante lo estaba poniendo bajo su tutela, por lo menos a Jon le gustaba creer eso a pensar en la triste alternativa. 

-¿Donde está Sam?- 

Preguntó a sus 2 amigos al no verlo en su habitual puesto en aquella mesa. Grenn se encogió de hombros. 

-Ayudando a entrenar a los cuervos, lustrando la cama del Maestre Aemon, ¿quien sabe?, puede que incluso tenga que darle la comida al pobre viejo en la boca.- 

Grenn y Pyp rieron ante el comentario y Jon simplemente se limitó a comenzar a comer. Pese a ser temeroso y torpe con sus tareas en la guardia Sam, además de los 2 que tenia delante, era uno de los pocos amigos que tenía en Castle Black. El calor de la sopa le reconfortó el cuerpo quitandole el frío que había traído consigo desde el patio de armas. Su rutina de entrenamiento matutina había terminado y tenia un par de horas libres antes de tener que bajar a las cocinas a buscar el almuerzo del lord comandante. Había dormido poco la noche anterior, quizás luego del almuerzo podría ir a su habitación y....

-Lord Snow!.- 

Escuchó decir a una voz irritantemente familiar. Giró la cabeza y vio aproximarse hacia el a Ser Alliser Thorne, maestro de armas de la guardia de la noche. El hombre parecía enfadado pero aún así miró a Jon con burla. 

-El lord comandante quiere verte en la torre, ve a lamerle las botas.- 

Ignorando al hombre que le había sacado el apetito y sin decirle 1 palabra, Jon se levantó de la silla, se despidió con la cabeza de sus 2 amigos que miraban a Ser Alliser molestos y comenzó a dirigirse hacia la salida del comedor. Al pasar junto al Ser Alliser este sonrió de lado y le susurró. 

-¿Quien sabe?, quizás quiere darte el pésame porque lograron capturar y matar al traidor de tu padre. Incluso podría ya estar enterrado en algún pozo en los caminos, aunque eso sería demasiado digno para el.- 

Al oír esto Jon cerró los ojos y apretó los puños, conteniéndose de lanzarse sobre el hombre, pero sin responder siguió su camino hasta salir de nuevo al frío patio de armas. Sabía que lo que Ser Alliser quería en esos momentos era provocarlo para que cometiera alguna estupidez a los ojos del lord comandante. Aunque el hombre fuera odiado por casi todos los miembros de la guardia, tenia una posición firme frente a los exploradores y demás comandantes de la guardia, mientras que él seguía siendo "lord Snow" el bastardo de Winterfell hijo del traidor Ned Stark. Lo único que le hacia sentirse un poco mejor era que, aunque intentara no mostrarlo, Ser Alliser estaba bastante molesto y sospechaba el motivo: 

Debido a su inhóspita ubicación, las noticias sobre los 7 reinos tardaban en llegar a Castle Black. Sin embargo 2 semanas atrás había llegado un cuervo desde la capital diciendo que Eddard Stark había sido rescatado de su ejecución con sus hijas por un Targaryen y que ahora ambos estaban prófugos. Aquella noticia había sido un gran alivio para Jon, mientras que para Ser Alliser había resultado como si le echaran un balde de agua helada en el rostro. Ser Alliser Thorne había servido bajo el bando de Aerys Targaryen el rey loco durante la rebelión de Robert Baratheon, luego de que este ganara la guerra, desterró a Ser Alliser a Caslte Black, donde los años y las misiones más allá del muro lo curtieron y lo volvieron mucho más frío y duro de lo que era antes. Esto le hizo ganarse un odio especial por los principales victoriosos de la guerra y causantes de su destierro: Robert Baratheon y Eddard Stark, pero también había generado rencor por los Targaryen por haber perdido la guerra. 

"Supongo que culparlos a ellos es más fácil que culparse a si mismo." 

Pensó Jon, mientras subía las escaleras de madera rumbo a la torre del lord comandante. No solo el hecho de que su padre había escapado a su funesto destino en la capital, sino que un Targaryen sobreviviente a la rebelión lo hubiera ayudado a escapar, podría ser lo que enfurecía a aquel hombre. Jon llegó a la puerta de la estancia del lord comandante y golpeó a la puerta. Segundos después una voz grave le indicó que pasara desde el interior, por lo que Jon abrió la puerta e ingresó.

Jeor Mormont se encontraba sentado frente a su escritorio terminando de escribir una carta. 

-¿Quería verme señor?.- 

Saludó Jon, preguntándose que necesitaría el "viejo oso" como solían llamarlo. Jeor asintió 

-Sirveme vino por favor, y luego siéntate.- 

Dijo señalando la única silla de madera frente a su escritorio. Jon le sirvió vino de la jarra que había a su derecha y entregándole la copa se sentó frente a él. El hombre dejó la carta en la que trabajaba a un lado y tomó otra que reposaba abierta sobre el escritorio. 

-Acaba de llegar esto, del Maestre Luwin en Winterfell. Hace 2 días el ejército norteño regresó a la fortaleza con Ned Stark a su mando, junto con su esposa, su hijo mayor y sus hijas.- 

Al oír eso Jon no pudo evitar soltar un suspiro de alivio y cerró los ojos, notando como el nudo, que había tenido en su garganta la última semana, se aflojaba. Finalmente su padre y sus hermanas estaba en el norte y habían vuelto a su hogar, a salvo y lejos del alcance de los Lannister. Al abrir los ojos, Jon miró al Lord Comandante casi implorándole. 

-Milord, por favor déjeme ir, luego de todo esto tengo que verlo.- 

Jeor suspiró y sin decir palabra volvió a enfocarse en la carta que estaba escribiendo. Jon insistió 

-Puedo irme esta noche y volver por la mañana, o irme ahora mismo y regresar esta noche, estaría aquí para cumplir mis obligaciones, yo...- 

El hombre levantó la mirada nuevamente 

-Snow, no puedes abandonar tus deberes en Castle Black. Así como tu me pides esto ahora, cualquier otro hermano de la guardia podría pedir licencia para visitar a algún familiar, la respuesta es no.- 

Jeor clavó sus ojos en los de Jon, esperando algún reproche o incluso alguna reacción de rebeldía o desacato por su parte, pero este simplemente asintió en silencio y le mantuvo la mirada, resignado. Luego de unos segundos Jeor suspiró y agregó. 

-Pero eso no quiere decir que quizás no vallas a tener la oportunidad de ver a alguien de tu familia.- 

Jon abrió los ojos sorprendido pero algo confuso. 

-¿Milord?.- 

El lord comandante señaló la carta que había recibido con la cabeza. 

-Tu maestre Luwin también dice que en como máximo 3 meses enviarán la entrega de provisiones y nuevos reclutas desde Winterfell hacia aquí.- 

Jon comprendió enseguida que le estaba intentando decir el viejo oso. Siempre alguien de confianza del Lord de Winrerfell acompañaba el cargamento para verificar que fuera entregado al lugar correcto sin inconvenientes. A veces esa persona era el castellano de Winterfell Ser Rodrick Casell, o en ocasiones incluso era el propio heredero del lord, su hermano mayor Robb Stark. 

"La próxima vez que te vea vestiras todo de negro." 

Jon repasó mentalmente las palabras que le había dicho Robb antes de que él partiera hacia el muro. 

"Quizás venga él, o incluso también nuestro padre...."

Pensó Jon, alentado por esa perspectiva. El viejo Oso pareció notar aquel efecto de sus palabras en el porque desviando su mirada plegó la carta que había estado escribiendo cuando llegó. Le colocó el sello de la guardia nocturna y se la entregó a Jon. 

-Ahora, lleva esta carta al maestre Aemon, debe ser enviada a la capital cuando antes. Que un Targaryen destroce la capital no debe cambiar el hecho de que necesitamos seguir recibiendo hombres para defender el muro.- 

Jon tomó la carta que el hombre le extendía y levantándose inclinó la cabeza. 

-Si, milord, gracias-. 

Abriendo la puerta salió de la habitación bajando por las escaleras de la torre.

Salió nuevamente al frío exterior, el sol ya casi se encontraba en lo alto del cielo marcando que se acercaba el mediodía. A Jon no le hubiera gustado nada más que regresar al comedor, sentarse junto a sus amigos y entre risas y una comida caliente para celebrar el hecho de que su padre y hermanas ya se encontraban a salvo. Pero tenía que entregar esa carta al maestre Aemon y además quería preguntarle algo ahora que había tenido noticias de su padre. Se dirigió hacia la biblioteca donde esperaba encontrarlo y en efecto, allí encontró al viejo maestre apoyado en su bastón recibiendo la luz del sol a través de la ventana. 

-Jon Snow....-

El anciano dijo estando de espaldas a él y a pesar de su ceguera apenas entró en la habitación. Jon ya estaba acostumbrado a que el maestre adivinara la presencia de las personas por sus pisadas u olfato, al haber ido perdiendo la visión gradualmente se había tenido que valer de sus otros sentidos para seguir con su vida normal. Se escuchó un golpe sordo desde detrás de una de las estanterías y por detrás de ella asomó la redonda cabeza de Sam, 

-Hola Jon.- 

Lo saludó alegremente mientras transportaba una pila de libros hacia una mesa con el rostro algo rojo por el esfuerzo. Jon respondió el saludo con un gesto de la cabeza y una pequeña sonrisa y luego se giró hacia el maestre extendiendo una mano con el sobre 

-El lord comandante necesita que se envíe esto a la capital cuanto antes.- 

El anciano tomó el sobre con una de sus temblorosas y arrugadas manos, revisó por el tacto que estuviera bien cerrado y luego se lo extendió a Sam. 

-Samwell, por favor encárgate de preparar el cuervo y enviarlo.- 

Sam, quien había terminado de colocar los libros sobre la mesa se secó con una mano el sudor de la frente y asintiendo tomó el sobre, se despidió de Jon con la cabeza y salió presuroso de la biblioteca. 

Una vez estuvieron Jon le dijo al anciano. 

-Si tiene un momento maestre Aemon, hay algo que me gustaría preguntarle.- 

Este caminó lentamente apoyado en su bastón hasta una silla y tomó asiento. 

-Dime en que te puedo ayudar Jon Snow.- 

Jon asintió y preguntó lo que tenía en su mente desde que había recibido la noticia del rescate de su padre semanas atrás, ya conociendo el origen Targaryen del maestre. 

-Aquel hombre que aparentemente sacó a mi padre y hermanas de la capital.....Daegon Targaryen, ¿quien es?.- 

El anciano no pareció sorprendido en absoluto por la pregunta, como si estuviera esperándola. 

 -El príncipe Daegon, el segundo hijo del rey Aerys Targaryen.....-

Dirigió su mirada hacia la ventana con una expresión casi nostálgica. 

-Pero, ¿no se supone que había muerto hace 17 años?, ¿como pudo sobrevivir todo este tiempo?.- 

Aemon lo miró fijamente. 

-Me temo que no tengo la respuesta a esas preguntas, los rumores decían que cuando los Lannister asediaron la capital en su marcha hacia la fortaleza roja, el príncipe Daegon, quien en ese entonces tenía aproximadamente 6 años de edad, sumido en la desesperación se arrojó desde lo alto del acantilado hacia el Aguasnegras, quitándose la vida. El cuerpo del pequeño príncipe nunca fue encontrado, pero se dedujo que había sido arrastrado por la corriente hacia el mar.- 

El hombre levantó la cabeza pensativo. 

-Pero si hubiera conseguido escapar de la capital en medio de todo el caos, eso explicaría su sorpresivo regreso.-

Jon escuchó todo atentamente y luego hizo la pregunta más importante que rondaba por su mente. 

-Pero este hombre....es un Targaryen, mi padre y el rey Robert fueron los causantes de que su reino cayera y su casa esté casi extinta, ¿porqué lo ayudaría a escapar?.- 

Aemon sonrió suavemente ante esta pregunta. 

-Me temo que no puedo responder a lo que no se Jon Snow.....pero aún existen hombres en el mundo que en lugar de regirse por las palabras o el honor, lo hacen por su corazón. Desconozco los motivos que tuvo Daegon Targaryen para rescatar a Lord Stark de su ejecución, pero puedo suponer que fue algo demasiado importante como para ignorar el sufrimiento que pasó su familia durante la guerra.- 

Jon no había ignorado el hecho de que el maestre dijo "su familia" a pesar de que el también era un Targaryen, pero asintió con la cabeza. 

-Gracias maestre, no lo molestaré más.- 

El anciano asintió en silencio, parecía perdido en sus pensamientos. Jon comenzó a dirigirse hacia la puerta pero antes de abrirla se detuvo y girando la cabeza hizo una última pregunta. 

-Maestre, una pregunta más, ¿usted pudo conocer a ese hombre durante su infancia?.- 

El anciano se puso de pie apoyado en su bastón y dándole la espalda a Jon se dirigió hacia la ventana para quedarse allí de pie, contemplando el cielo. Unos minutos después dijo con un tono de voz algo débil. 

-Llevo sirviendo a la Guardia Nocturna durante casi toda mi vida Jon Snow y el príncipe Daegon era solo un niño antes de la rebelión, por lo que me temo que nunca lo conocí.....Aunque parece que ahora la vida me está poniendo a prueba por segunda vez.-

Daegon

En el patio de entrenamiento de Highgarden había un pequeño grupo de guardias reunidos formando un circulo alrededor de 2 personas . Muchos estaban vitoreando y otros apostando entre ellos como era usual cuando Axell Storm y Loras Tyrell se enfrentaban para entrenar. En el centro del circulo se encontraban ambos combatientes midiendo su acero, aunque en esta ocasión la pelea era algo dispareja. Loras se encontraba impecable con su armadura brillante, mientras que Daegon vestía su ropa casual, estando expuesto a sufrir heridas, aunque el lo había querido así. Durante sus rutinas de entrenamiento con espada, a Daegon le había entrado la costumbre de experimentar para encontrar nuevas técnicas y estrategias que lo ayudaran en combate. En esta ocasión quería comprobar si era capaz de vencer a Loras, estando en desventaja, mientras este vestía su armadura él mismo no, aprovechando que de esa manera podría lograr que sus movimientos fueran más ligeros y ágiles mientras que los de Loras serían más pesados. 

El duelo había resultado bastante parejo, aunque Daegon conseguía esquivar con facilidad la mayoría de los ataques de Loras, tampoco podía encontrar una apertura para atacarlo. Luego de tantos entrenamientos juntos Loras había estudiado sus movimientos y había aprendido a anticipar algunos, mientras que a Daegon aún le costaba lograr estudiar y memorizar los patrones del ataque de su oponente. En ese momento ambos combatientes estaban chocando sus espadas mientras intentaba desequilibrar a su oponente. Daegon giró con rapidez hacia la derecha apartando su espada y vio el brazo en armadura de Loras dirigiéndose hacia él para golpearlo. Agachándose lo logra esquivar pero Loras lo golpeó agilmente con la rodilla en el pecho dejándolo sin aliento por unos segundos y provocando que cayera al suelo de espaldas con Lekia cayendo a su lado. Sin pensar en rendirse todavía, el Targaryen intentó darle a Loras una rápida patada en el tobillo para que cayera al suelo, pero cuando estaba por lograrlo este saltó esquivando su pierna y alzando el brazo de su espada dejó la punta a unos centímetros del rostro de Daegon. Desde el suelo Daegon esbozó una pequeña sonrisa y alzó los brazos, concediendo a Loras la victoria de ese duelo. 

-Veo que estuviste estudiando mis movimientos, Tyrell.- 

Loras sonríe de lado y extendió un brazo para ayudarlo a levantarse. 

-No me culpes Axell, alguna estrategia para vencerte se me tenía que ocurrir. Además tu fuiste quien tuvo la estúpida idea de no usar armadura-. 

-Si....creo que ya lo estoy lamentando.-

Dijo Daegon con un pequeño gruñido por el dolor en el pecho y se levantó con ayuda de Loras. Mientras tanto el círculo de guardias había comenzado a dispersarse, algunos a prepararse para su turno mientras que otros se cobraban las apuestas que habían hecho sobre quien ganaría la contienda. Loras volvió a envainar su espada mientras que Daegon hizo lo mismo con Lekia y se la colgó de la cintura. 

-Vamos Axell, acompáñame a quitarme esto antes de que vaya a ver a mis hombres.- 

Daegon asintió y lo siguió, cruzando el patio de armas hacia el interior de la fortaleza. Mientras caminaban hacia los aposentos de Loras, Daegon analizaba mentalmente el resultado de su entrenamiento para poder mejorarlo la siguiente ocasión. El luchar sin armadura había dado el resultado esperado, sus movimientos eran más ágiles y el brazo que sujetaba a Lekia podía moverse con mayor libertad y velocidad. La desventaja que tuvo es que al tener armadura Loras tenía pocas zonas del cuerpo que cubrir con sus brazos por lo que su enfoque fue la defensa e intentar atacarle al ver una apertura, además de que, debido a la armadura de Loras, sus golpes eran más pesados y desequilibrantes para el Targaryen. A esto le sumó al hecho de que al parecer en sus entrenamientos se había vuelto algo predecible ya que su contrincante había podido leer algunos de sus movimientos antes de que los hiciera.

Llegaron a los aposentos de Loras y Daegon entró detrás de este. Dentro se encontraba un chico sirviente limpiando el cual se acercó a Loras con la intención de ayudarle a quitarse su armadura, pero este negó con un gesto de la cabeza y le indicó que podía irse. Daegon se dirigió hacia una mesa donde había una jarra con agua y algunos vasos y se sirvió uno, el entrenamiento lo había agotado un poco. Habiéndose quitado el pecho de sus armadura y regresando a su ropa casual Loras lo observó y alzó una ceja. 

-Se supone que tienes que pedir permiso antes de beber mi agua.- 

Daegon sabiendo que lo decía para molestarlo, simplemente se encogió de hombros divertido mientras vaciaba su vaso de un 2 tragos, para luego servirse un poco más. Ya cambiado de ropa y listo para salir a inspeccionar el turno de los guardias a su cargo, Loras le dijo a Daegon esbozando una sonrisa burlona. 

-Bien, hacerte morder el polvo es divertido como siempre pero ahora ya debo ir a la torre este y vigilar a los guardias que están......- 

Las ultimas palabras de Loras llegaron como un eco distante a Daegon, ya que comenzó a sentir un pitido en los oídos que con cada segundo se hacía más insoportable. Observó como Loras lo miraba confuso y movía los labios diciendo algo pero no podía escucharlo debido al ya intenso ruido dentro de su cabeza. De pronto comenzó a sentirse mareado y comenzó a sentir un fuerte dolor en su cabeza, hasta el punto en el que tuvo que sujetársela con ambas manos. El vaso de agua cayó al suelo y escuchó a Loras gritar su nombre, pero apenas pudo escucharlo. 

"No, ahora no.....por favor.....no puede estar pasando esto ahora." 

Pensó mientras su vista se nublaba y sentía que caía al suelo, hasta que todo se volvió negro:


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Se encontraba un un lugar oscuro y húmedo, no podía moverse, pero podía ver, oír y sentir. Mientras estaba recluido en aquel espacio pequeño comenzó a escuchar un ruido de gritos y espadas chocando algo distantes. Aquellos gritos eran en un idioma y acento que desconocía y se sentían demasiado lejanos para que lograra percibir alguna palabra en concreto. De pronto el lugar donde se encontraba comenzó a moverse y escuchó una voz de hombre un poco más cercana que las demás que gritó una palabra. 

-Khaleesi!.- 

Mientras sentía como las paredes a su alrededor comenzaban a contraerse un poco. Aquella situación continuó por unos segundos, cuando de pronto comenzó a escuchar otra voz que se sumaba al eco lejano de su entorno. A diferencia de las demás esta comenzó a escucharse con mucha más fuerza, era una voz de mujer que entonaba un canto en un idioma que tampoco pudo reconocer. El canto de aquella mujer se hizo cada vez más audible hasta que el sonido abarcó por completo todo el espacio donde se encontraba. De pronto comenzó a sentir que le faltaba el aire y que le sangraban los oídos, cuanto más fuerte se escuchaba el espeluznante canto de aquella mujer más sofocado se sentía. Comenzó a moverse de forma involuntaria mientras sentía que ya casi no quedaba aire en ese lugar y comenzó a sentir como una fuerza extraña le apretaba el pecho dolorosamente. Lo ultimo que sintió antes de que un vacío aún más oscuro lo envolviera fue el agonizante gemido de un bebé, el canto envolvente de esa mujer que ya casi era un grito, y el dolor de la muerte.


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Abrió los ojos sobresaltado, jadeando y tomando bocanadas de aire, como si hubiera sido el el que se había ahogado minutos atrás. Sintiendo su frente empapada en sudor, parpadeó un par de veces recordando donde se encontraba y vio la mano extendida de Loras quien lo miraba alarmado. 

-Volviste, ¿estás bien?.- 

Ya algo repuesto de la sensación de ahogo y mareo, Daegon asintió secamente y aceptó su mano levantándose en silencio del suelo donde había caído. 

-¿Tuviste.....tuviste otra visión?, pensé que era eso y no llamé a ningún guardia por ese motivo.-

Daegon volvió a responder afirmativamente con la cabeza en silencio mientras seguía inmerso en sus pensamientos. No había dudas, había tenido otra de sus visiones como en la que había visto la muerte de su hermano Viserys la noche anterior a regresar a Highgarden. En esta ocasión no había podido vislumbrar nada, se había basado en su oído y tacto, además a la hora de la muerte se sintió bastante extraño, no sabía explicarlo bien pero no había sentido algo tan oscuro en toda su vida. Pese a todo, algo dentro de el le decía que su hermana Daenerys seguía con vida, pero la pregunta más importante era: Si ella no había muerto.....¿De quíen fue la muerte que acababa de sentir?. En los momentos finales le había parecido escuchar el gemido de un bebé....¿Era eso posible?. 

Todas esas preguntas y sensaciones invadían la mente de Daegon en esos momentos, Loras lo miró preocupado. 

-Daegon...¿Que fue lo que vist..?.- 

Fue interrumpido de finalizar la pregunta por el mismo Daegon quien caminó rápidamente hacia el escritorio de Loras y buscando en los cajones sacó un rollo de pergamino limpio del cual cortó una parte mientras que con la otra mano extraía una pluma y un tintero. Aquella visión le había recordado la urgencia de su viaje y que no podía permanecer cómodo en Highgarden por más tiempo. Loras lo miró comenzar a escribir con confusión y volvió a preguntar. 

-Daegon!, ¿que....?.- 

El Targaryen volvió a interrumpirlo con tono firme, luciendo ya más recobrado de lo que acababa de pasar. 

-Ve a buscar al maestre por favor, dile que tengo que enviar una carta con urgencia y que prepare un cuervo.- 

Loras amplió los ojos, confuso por la urgencia de su amigo. 

-¿Un cuervo?, ¿hacia donde?.- 

Hubo un silencio de unos segundos mientras Daegon dejaba de escribir y respondió a Loras estando de espaldas a él. 

-Hacia Winterfell.-

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