Capitulo 12: Bienvenida Agridulce
Daegon
El sol bañaba de luz las copas de los arboles y corría una fresca brisa matutina, mientras el caballo de Daegon avanzaba por el camino de tierra. A medida que este avanzaba, el camino se hacía más familiar para Daegon, aunque este, inmerso en sus pensamientos, no prestaba atención al mismo. Apenas había podido dormir la noche anterior, habiéndose despertado varias veces en medio de la noche, agitado y con el rostro sudoroso, con los gritos de su hermano Viserys aun resonando en sus oídos. A pesar de no haber hecho otra cosa que pensar en lo que había visto junto al fuego la noche anterior, y aunque se había sentido terrible por lo que había presenciado, Daegon no había derramado ni una sola lagrima y no podía evitar sentirse culpable por eso. Lo atribuía a que apenas había tenido trato con Viserys antes de haberse ido a vivir a Dragonstone cuando éste tenia apenas 1 año de edad. Lo había visto y cargado en brazos algunas veces cuando era un bebe, pero como su madre Rhaella pasaba bastante tiempo cuidándolo, Daegon terminó pasando la mayor parte del tiempo con Rhaegar o con su padre, cuya enfermedad de la locura no estaba en tal avanzado estado en esos tiempos. Tal vez era por eso que no lo había llorado como si a su hermano mayor, Daegon se decía eso a si mismo para no tener que pensar en la otra posibilidad que había invadido su mente durante el viaje:
Desde niño había pasado por momentos en los que vivió las muertes de miembros de su familia: Su madre, su hermano mayor, su padre y sus sobrinos. Todas con poco período de tiempo entre ellas, y cada una más violenta que la anterior, tal vez se estaba acostumbrando a que esas cosas sucedieran....Daegon no quería creer eso y se limitaba a pensar en la primera posibilidad, pero lo que ocurrió la noche anterior le trajo a su mente una nueva pregunta que se había hecho toda su vida: ¿Porque el podía ver y sentir esas muertes?. Ni el maestre, ni los libros que sobre mitos y leyendas antiguas que había en la biblioteca de Highgarden, habían sido capaces de responder esa pregunta. Tal vez era algún castigo por algún antepasado suyo que enfureció a quien sea que controlara aquel mundo, si es que había alguien. Daegon había dejado de creer en los 7 dioses hace muchos años, pues "la piedad de la madre" no había salvado a sus sobrinos Aegon y Rhaenys de sus trágicas muertes, cuyo crimen fue tener el apellido Targaryen. Y "la fuerza del guerrero" no había sido capaz de salvar a Rhaegar de los incesantes golpes del martillo de Robert Baratheon. Pero no encontraba otra explicación que no fuera sobrenatural a su extraña habilidad y maldición.
De pronto, el camino de tierra comenzó a empinarse levemente, formando una pequeña colina a unos metros de distancia, Daegon reconoció esa colina y saliendo de sus lúgubres pensamientos apuró a su caballo el cual trotó hacia la punta de esa colina y allí vio un paisaje que había añorado demasiado. Highgarden lucía exactamente igual a como él la había dejado 2 meses atrás: Construcción de la fortaleza en varios cilindros blancos, cada uno decorados por pequeños jardines, y los terrenos que había fuera de los muros también se veían sanos y fértiles. Ver un paisaje familiar y reconfortante provocaron que Daegon esbozara una pequeña sonrisa, y que se sintiera seguro por primera vez desde que salió del refugio de la guardia pura.
Descendió al galope por la colina y se dirigió hacia las grandes puertas principales de Highgarden. Al llegar los vigías lo reconocieron y gritando algo que no alcanzó a escuchar, las puertas se elevaron y pudo ingresar. Cabalgó por las calles y caminos bien cuidados para luego llegar al patio de la entrada de la fortaleza. Todo parecía verse igual que el día en que se había marchado de ahí rumbo al norte. Apenas había bajado de su caballo y echado un vistazo alrededor, cuando escucho una voz detrás de él.
-Axell!-
A Daegon le tomó algunos segundos más de lo normal, darse cuenta de que lo estaban llamando a él. Durante todo el tiempo que estuvo en la capital con la Guardia Pura se había acostumbrado a que lo llamaran "milord" o "Lord Daegon", que había olvidado su identidad falsa detrás de esos muros. Daegon se dio la vuelta y vio de pie en las puertas de la fortaleza a un hombre, este estaba vestido con una armadura liviana, una espada colgaba de su cintura, su cabello era corto y negro, tenia un fino bigote del mismo color, y barba también prolijamente cortada asomaba por su mentón. Daegon sonrió mientras Ser Clefford, comandante de la guardia Tyrell, bajaba los escalones que conducían a la entrada y se acercaba hacia el.
-Bienvenido de vuelta, Axell, ya nos preguntábamos cuando volverías-.
La versión que se había dado sobre la partida de Daegon, había sido que este había viajado a la isla Marcaderiva, donde se encuentra la fortaleza de la casa Velaryon, para ver a algunos parientes con quienes se seguía escribiendo. Daegon sonrió y saludo con un gesto de su cabeza, metiéndose nuevamente en su papel del bastardo Velaryon.
-Gracias, Ser Clefford, fue bueno ver a algunos parientes pero me alegro de finalmente volver.-
Un joven que Daegon reconoció como uno de los sirvientes de la fortaleza , se acercó para tomar las riendas de su caballo, por lo que le dio unas palmaditas en la crin del animal a modo de despedida y agradecimiento y se dirigió al joven.
-Asegúrate de que tenga agua y comida, pues llega de un largo viaje, y que alguien lleve eso a mis aposentos, por favor.-
Concluyó señalando el fardo de su escaso equipaje que continuaba atado al equino. El muchacho asintió y luego de que este se llevara al caballo, Daegon dirigió nuevamente su atención hacia Clefford, quien con expresión tranquila hizo un gesto con la cabeza señalando la fortaleza y Daegon lo siguió adentro. Estar de nuevo caminando por los pasillos que tanto conocía luego de su larga ausencia, le producía a Daegon una sensación reconfortante y de seguridad, aunque con cada paso que daban él sabia que antes de sentirse seguro debía afrontar lo inevitable: tratar con la probable furia de Mace Tyrell. Clefford lo condujo hacia un pasillo y luego de cerciorarse de que no hubiera nadie, por primera vez desde que Daegon lo vio, este sonrió y le tendió una mano.
-Es bueno verte Daegon, todos te echamos de menos.-
Daegon sonrió al escucharlo y le estrechó la mano mientras Clefford le palmeaba el hombro y dijo con media sonrisa en el rostro.
- Con la frialdad que mostrabas antes ya estaba comenzando a creer que no me habían extrañado.-
Al ser comandante de la guardia Tyrell, Clefford era uno de los pocos que conocían, la verdadera identidad de Daegon, también había sido él quien junto al maestro de armas, se encargaron del entrenamiento de combate de Daegon durante los 17 años que este estuvo viviendo en Highgarden. El rostro de Clefford se puso serio nuevamente y haciendo un gesto para que lo siguiera, comenzaron a caminar por el pasillo. Hubo un silencio algo incómodo de unos segundos hasta que Clefford lo rompió.
-Parece que estuviste muy ocupado en tu ausencia, con tus aventuras por la capital.-
Esto confirmó las sospechas de Daegon, quien suspiró.
-Entonces ya lo saben.....-.
Clefford asintió con la cabeza y explicó.
-Ayer por la mañana llegó un cuervo desde la capital, explicando lo sucedido sobre el escape de Eddard Stark y sus hijas, y sobre quien los ayudó a escapar.-
Hizo una pausa en la que resonaban las pisadas de ambos sobre el suelo de piedra lisa del pasillo, al llegar a unas escaleras y al ver que Daegon no decía nada, Clefford agregó.
-Lord Mace.... no está muy contento contigo que digamos.-
Daegon sonrió tristemente.
-Ya no soy un niño Clefford, no es necesario que endulces tus palabras. Déjame adivinar..... ¿Acaso luego de recibir la carta se encerró en su solar y comenzó a gritar hablando solo?.-
El comandante de la guardia, ignorando el toque de humor que Daegon intentó darle a su respuesta, asintió seriamente.
-Algo así....te estoy llevando ante él ahora, probablemente ni siquiera sepa que has llegado, ya que se encuentra en el gran salón en una reunión con el Maestre.-
Hizo silencio por unos segundos y luego, sin poder evitarlo preguntó.
-Axell, ¿porque diablos tu....?-.
Daegon lo interrumpió, luciendo algo agobiado.
-Clefford, estimo que en el día de hoy por lo menos 3 personas me harán la misma pregunta, y no estarán satisfechas con una respuesta corta, como amigo te lo pido, no me interrogues ahora por favor, prometo contártelo mas adelante.-
Este lo observó inquisitivo por unos segundos pero finalmente asintió comprensivo y continuaron caminando en silencio. Luego de doblar por el pasillo, y bajar por unas escaleras, llegaron a la puerta que conducía al gran salón en el cual habían 2 guardias cuidando la puerta. Ambos saludaron a Daegon con la cabeza al verlo y Clefford se dirigió a uno de ellos.
-Dile a Lord Tyrell que Axell a vuelto y desea verlo.-
El guardia asintió y entró cerrando la puerta tras el. Mientras esperaban, Daegon se giró hacia Clefford y apartándose un poco del otro guardia, le hizo en voz baja una de las preguntas que más se había hecho en su viaje de regreso desde la capital.
-¿Ella....ella está aquí?-.
Clefford, dándose cuenta de a quien se refería Daegon respondió.
-Si, Lady Margaery está en sus aposentos, a estas alturas ya debe de saber que has regresado. Y ya que la mencionas, cuando la veas deberías agradecerle, ya que si no fuera por que ella y Lady Alerie intercedieron, en lugar de estar aquí ahora estarías aún afuera con tu caballo esperando a que Lord Tyrell te diera permiso de entrar.-
Con una triste sonrisa, Daegon esperó en silencio. Minutos después, las puertas se abrieron y salió el Maestre luciendo bastante ocupado, al ver a Daegon el anciano lo saludó en silencio con un gesto de la cabeza y siguió su camino, mientras intentaba evitar que se le cayeran unos papeles que sujetaba con los brazos. Detrás de él salió el guardia y se dirigió a Daegon.
-Lord Tyrell te recibirá ahora Axell.-
Este, algo nervioso se volvió hacia Clefford, quien se encogió de hombros y le indicó con la cabeza que entrara. Antes de eso Daegon le dijo.
-Si ella se entera de donde estoy, y llega a venir aquí, por favor evita que entre. Las cosas podrían ponerse feas y no quiero que esté en medio de esto. Ya hablaré yo con ella luego de que haya hablado con Lord Mace.-
Este asintió con la cabeza y le advirtió en voz apenas audible para que no lo escucharan los guardias.
-Sabes cuanto te aprecia Lord Mace, como si fueras su propio hijo, solo....intenta ponerte en su lugar antes de juzgarlo por lo que sea que te diga allí dentro.-
Daegon asintió y le dio una palmada en el hombro en agradecimiento. Luego dirigió su mirada hacia la puerta entreabierta.
-Bien....aquí vamos.-
Luego de respirar profundamente, ingresó en el gran salón mientras los guardias cerraban la puerta detrás de el.
Al entrar vio que las largas filas de mesas que se colocaban para los banquetes que se realizaban para fiestas, o para honrar a algún invitado importante, habían sido apiladas a los lados contra las paredes y entre donde se encontraba Daegon y el asiento del Lord solo estaba el suelo de piedra pulida. Daegon avanzó lentamente con el ruido de sus pasos resonando como un eco en el lugar, distinguiendo a una figura de pie al final del ámplio salón. Mace Tyrell, Lord de Highgarden, se encontraba detrás de su asiento, de espaldas a Daegon, observando el claro cielo de la mañana por las amplias ventanas. Ni se movió ni hizo nada que indicará alguna reacción ante la presencia de Daegon allí. Daegon llegó hasta el primer escalón que conducía hacia las ventanas y se arrodilló.
-Mi lord, es bueno finalmente volver y verlo.-
Mace no se inmutó y simplemente giró para verlo en silencio, casi ignorando su presencia. En su rostro no había rastro de su amable y paternal expresión al verlo, solo frialdad y seriedad. Ambos permanecieron en silencio durante varios segundos y el ambiente ya comenzaba a tornarse incómodo, cuando finalmente Mace habló con un tono frío.
-¿Piensas decir algo más, o solo te quedarás en el suelo?.-
Daegon tomó esto como una forma de decirle que podía levantarse, por lo que luego de hacerlo, comenzó a decir.
-Lord Mace.... entiendo como se siente, pero debo decirle que....-
Mace lo interrumpió brúscamente y levantando la voz, como si hubiera estado esperando ese momento para hablar.
-¡¿Que entiendes como me siento!?....bien, veamos ¿como me siento entonces?, dime....habla!.-
Luego de permanecer en silencio por varios segundos y cerciorarse de que Mace esperaba una respuesta por su parte en lugar de seguir hablando, Daegon respondió.
-Primero que nada, déjeme decirle que lo que ocurrió en la capital, no era nada que estuviera planeando desde antes de mi partida hacia el norte. No le pedí permiso para ir hacia Winterfell con la idea de en el camino de regreso desviarme hacia King'sLanding.-
Mace lanzó un intento de risa sarcástica y dijo sin cambiar el tono de su voz.
-¿Entonces lo que me estas diciendo es que no era tu intención desde un principio desobedecer mis ordenes poniéndote en peligro yendo hacia la capital?, ¿solo se te ocurrió en el camino de vuelta?. Por los dioses Daegon.....¿sabes lo preocupados que estábamos al no recibir noticias tuyas por semanas?. Cuando me entere de la muerte del rey incluso llegué a pensar que.....-
Esta vez fue Daegon quien lo interrumpió, luciendo ahora él algo molesto y levantando la voz.
-Llegó a pensar que había sido yo, ¿verdad?, ya veo lo que mi palabra vale para usted lord Mace....-
Al oír esto, el rostro del Lord del Dominio enrojeció y le espetó gritando.
-¡Como te atreves a reprocharme eso luego de lo que tu hiciste!-.
"De acuerdo, esto no está saliendo bien....."
Pensó Daegon pero no se hizo esperar y ya teniendo la respuesta preparada dijo, manteniendo su tono de voz firme y molesto.
-Que yo sepa no he faltado a mi palabra, si mal no recuerdo yo le juré que no atacaría al usurpador ni en Winterfell ni en el camino de vuelta. Nunca dije nada sobre colarme en la capital para conseguir información sobre la situación actual de su reinado.-
Mace, lejos de calmarse se le acercó dando zancadas y lo señaló de forma acusadora, con su rostro aún enrojecido.
-¿Y lo único que hiciste durante tu estadía en la capital fue conseguir información?. Maldito idiota desagradecido.....Luego de todo lo que hemos hecho por ti. ¡Nos pagas actuando de esta forma!.-
Terminó la frase gritando. Caminó hacia la larga mesa y de sus ropas, sacó un trozo de pergamino arrugado, el cual depositó con un golpe sobre la misma, para luego retirarse hacia las ventanas y señalando con un brusco ademán el trozo de pergamino.
-¡Leelo, ahí tienes las consecuencias de tus actos!.-
Daegon lentamente se acercó a la mesa, creía sospechar lo que contenía ese pergamino y si sus temores eran ciertos eso justificaba la ira de Mace hacia él. Tragó saliva, tomó el pergamino y leyó:
Se trataba de una carta genérica, dirigida a todos los lores de los 7 reinos desde la capital, en ella se resumía lo ocurrido durante y luego de el juicio de Ned Stark. La carta decía que un hombre identificado como el antiguo príncipe Daegon Targaryen, ayudado por un grupo insurgente armado, había interrumpido el juicio y luego de asesinar al verdugo real, escapó de la capital con Stark y sus 2 hijas. También se ordenaba a todas las casas que tengan información sobre el paradero de los 4 prófugos o de dicho grupo insurgente, de capturarlos y entregarlos a la corona. Adjunta a la carta había una orden de captura individual para cada uno de ellos 4 con su respectiva recompensa incluida.
Había que ser muy inocente para pensar que los Lannister no pondrían precio a su cabeza luego de sus acciones en la capital, por lo que lejos de asustarse, Daegon sintió que el nudo que se le había formado en la garganta hacia unos segundos se aflojaba. Al principio él había pensado que de alguna forma los Lannister, habían averiguado de su conexión con los Tyrell y que esa carta era específicamente para Mace, exigiendo respuestas.
Al terminar de leer apartó la mirada de la carta y la dirigió hacia Mace, quien lo fulminaba con la mirada esperando por su reacción.
-Esto es.....encantador.-
Daegon respondió, sin poder evitar esbozar una leve sonrisa de lado por unos segundos. Mace le dirigió una mirada escandalizada y bramó.
-¿¡Encantador!?, ¡¿encantador dices!?....¡Daegon, ofrecen mas de 1000 dragones de oro más un título de lord por tu cabeza!...¡1500 por capturarte vivo!. ¿Tienes idea de lo que eso significa?.-
Le devolvió la mirada con calma.
-Significa que los Lannister están desesperados....honestamente lord Mace no esperaba menos de ellos después de lo ocurrido: Irrumpí en un juicio que luego se convirtió en una ejecución, asesiné al verdugo real, liberé a los 3 prisioneros más importantes de los Lannister, por no decir que literalmente golpee al rey en el rost......oh.-
Daegon se detuvo rápidamente dándose cuenta de que no debió de haber dicho eso, ya que en la carta no mencionaba ese detalle, pero ya era demasiado tarde.
El rostro de Mace palideció por unos segundos para luego volverse a enrojecer mientras que, lívido de rabia se volvía a acercar a él.
-¿Que tu......hiciste..... ¡QUE?!.-
Ahora si algo intimidado, Daegon tragó saliva y le relató lo ocurrido cuando rescató a Sansa Stark de el medio de la lucha y como Joffrey intentó evitar que escapara. Pero el hecho de que hubiera golpeado al rey para salvar a la joven no templaron el humor de Mace.
-¡Tu no tendrías que haber estado allí en primer lugar!, ahora tu me dirás en este instante y sin rodeos, ¿PORQUÉ EN LOS 7 INFIERNOS INTERRUMPISTE ESE JUICIO?!.-
Daegon, sabiendo que esta vez debía de contestarle sin rodeos, lo miró a los ojos y dijo con calma.
-Usted ya sabe porqué ayuda a escapar a los Stark, milord....-
Mace lo miró confundido por uno segundos, sin embargo al comprender sus palabras amplió los ojos con sorpresa e incredulidad.
-¿Me estás diciendo.....que toda esta locura la hiciste en honor a ella?, Daegon ¡Lyanna Stark esta muerta!, ¿que ganas tu salvando a su hermano?.-
Esta vez Daegon ya tenía la respuesta preparada para esa pregunta.
-Honrar su memoria, pero esa solo es una de las razones por las cuales lo hice. Stark estaba siendo juzgado injustamente, y sus hijas estaban sufriendo: 1 de ellas estaba viviendo en la calle como una pordiosera y la otra era retenida como rehén y la iban a obligar a ver la ejecución de su padre. Salvé 3 vidas inocentes en ese juicio milord, no me arrepiento de haberlo hecho y si espera una disculpa por mis acciones me temo que le estaría mintiendo.....Además, Stark es el guardián del norte y el lord de Winterfell, lo quieran o no los Lannister, sería útil tenerlo como aliado cuando llegue el momento.-
Mace Tyrell lo miró fijamente esperando que continuara, pero al ver que no lo hacia dijo.
-¿Cuando llegue el momento?.....¿El momento de que?.-
Daegon, temiendo llegar a esa conversación suspiró.
-Usted sabe que no puedo quedarme aquí para siempre lord Mace. Sé que tengo familia al otro lado del mar angosto....y voy a encontrarlos.-
Mace frunció la mirada y alzó su tono de voz nuevamente.
-¿Vas a encontrarlos dices.....¿y luego que harás?, ¡¿llegarás a Westeros con un ejercito dispuesto a empezar otra guerra?!.-
Hizo una pausa de unos segundos para luego señalarlo con el dedo y detenerse con su rostro solo a unos metros del suyo.
-Fuiste demasiado lejos esta vez Daegon, tu estupidez nos puso en peligro a todos porque querías jugar a ser un héroe...... Todos estos años te protegimos, te tratamos como uno más de nuestra familia, ¿y para que?....¡para que hagas todo esto solamente pensando en tus propios intereses!.-
Daegon estaba por replicarle que no era así, cuando de repente se escucharon 2 fuertes voces provenientes del otro lado de la puerta que parecían estar discutiendo. Daegon por la distancia no podía entender lo que decían pero si quienes eran: La voz de Ser Clefford calmada y firme, y una voz femenina que hablaba en un tono más alto y que Daegon reconoció casi al instante, por lo que amplió un poco los ojos. Unos segundos después, la puerta se abrió parcialmente y una persona ingresó dentro. Margaery Tyrell iba vestida de color celeste claro con diseños florales y llevaba el pelo recogido por detrás. Sus ojos recorrieron la habitación y al posarse sobre Mace y Daegon esta comenzó a caminar hacia ellos con paso firme. Al ver a una de las personas que más había echado de menos en su ausencia, la mirada de Daegon se iluminó ligeramente. Hubiera querido no encontrarse con ella en medio de una discusión con su padre, pero al verla después de tantos meses, pareció olvidarse temporalmente de esto y avanzó unos pasos en su dirección mientras ella cruzaba el amplio salón hacia la mesa del lord.
Margaery, quien fulminaba a Daegon con la mirada se acercó a este y él comenzó a extender los brazos, mientras, con una tímida y avergonzada sonrisa, comenzaba a decir.
-Sé que seguramente estás enfadada con.....-
Sin embargo fue interrumpido a media frase por Margaery al detenerse a unos metros de él y darle una bofetada en la mejilla derecha, mirándolo seriamente.
Daegon se quedó congelado unos segundos por la sorpresa y le dirigió una mirada a Mace. Sin embargo este ya se había apartado de ambos y se encontraba de espaldas mirando por los ventanales al fondo del salón. Regresó la vista hacia Margaery quien lo observaba fijamente con una mezcla de enojo y alivio en su mirada y se frotó la mejilla con una mano.
-De acuerdo.....puede que me mereciera eso.-
La mirada de Margaery finalmente se suavizó y algunas lágrimas comenzaron a aparecer en sus ojos, mientras resoplaba, aún molesta.
-Te mereces eso y más, maldito tonto....-
Dijo con la voz quebrada, para luego lanzarse sobre él y abrazarlo por los hombros con fuerza, mientras sollozaba suavemente. Daegon, comprendiendo como se sentía le devolvió el abrazo, cerrando los ojos, para disfrutar de ese momento que tanto había esperado, mientras también sentía el agradable aroma de su cabello.
-Tranquila....estoy bien, estoy bien........-.
Luego de varios segundos ambos se separaron del abrazo y Margaery dirigió su mirada hacia Mace quien ya se dirigía hacia una puerta ubicada detrás del asiento del lord, la cual llevaba directamente hacia su solar.
-¿Lo siento padre, estaba interrum.....?-.
Aún de espaldas Mace respondió endureciendo levemente el tono de su voz.
-No interrumpes nada hija, ya habíamos terminado.....tienen 3 minutos, luego de eso vendrán los sirvientes a limpiar la mesa.-
Daegon apartó su mirada de Margaery y comenzó a decir.
-Lord Mace.....-
Pero este salió, cerrando la puerta con brusquedad y quedó en silencio en medio del salón y acompañado por Margaery.
-Bueno.....eso salió bien.-
Dijo Daegon con sarcasmo y Margaery suspiró.
-Daegon....¿que hiciste luego de que te fuiste?. Creíamos que estabas en el norte, pero meses después, recibimos una carta de Loras diciendo que te encontrabas en la capital...y ahora nos enteramos de lo ocurrido en ese juicio....-
Daegon la interrumpió, tomándole ambas manos con suavidad.
-Eso.....no es precisamente un relato que pueda hacerse en el poco tiempo que tenemos, pero debes saber que tenía asuntos pendientes en la capital. Sabes que lamento muchísimo haberlos preocupado, pero no había forma de que pudiera enviar un mensaje hasta que me hubiera encontrado con Loras...-
Margaery lo escuchó, aún luciendo algo molesta, pero finalmente asintió con la cabeza.
-De acuerdo...imagino que ahora estás cansado y lo entiendo, pero aún me debes la explicación....-
Hizo una pausa en la que miró alrededor para cerciorarse de que ningún sirviente hubiera entrado al salón y luego agregó en voz baja.
-Balcón Sur, esta noche después de la cena.-
Daegon comprendió al instante, durante los últimos años en Highgarden, con Margaery habían diseñado un sistema para poder verse a solas sin levantar sospechas de los sirvientes del castillo. Consistía en reunirse en días salteados en alguno de los 4 balcones que daban a los 4 jardines: Norte, Sur, Este y Oeste, cambiando el lugar al azar con cada cita. Allí podrían hablar y estar juntos sin ser interrumpidos por cierto tiempo.
El Targaryen asintió y esbozó una pequeña sonrisa.
-Allí estaré milady.-
Le besó levemente el dorso de la mano que seguía sosteniendo y luego de inclinar la cabeza se dirigió hacia la puerta por la que había ingresado antes, y salió del salón, aliviado de que al menos Margaery se alegraba de verlo de regreso.
Al salir se encontró con Clefford, quien estaba esperando frente a las puertas. Al verlo salir se acercó.
-Lo siento, intenté detenerla pero Lady Margaery insistió en pasar y no puedo hacer nada contra una orden directa suya...¿como te fue con lord Mace?.-
Daegon asintió con la cabeza, dándole a entender que no lo culpaba pero al escuchar su pregunta resopló.
-¿Tu como crees....?-
Respondió con tono algo decaído, Clefford suspiró y le dió unas palmaditas en el hombro.
-Dale algo de tiempo, estoy seguro de que podrán arreglar las cosas. Ahora debo ir a ver a mis hombres, me dijeron que tu equipaje ya se encuentra en tus aposentos, probablemente estés cansado luego de tu viaje.-
Daegon le agradeció y luego de despedirse recorrió por el castillo el camino que tanto conocía rumbo a sus aposentos. Al llegar a la habitación se encontró con que nada había cambiado: Su cama, las mesas, y el ropero estaban exactamente igual que la última vez que él durmió allí. Distinguió que en una pequeña mesa le habían dejado una bandeja con comida y que en la zona del baño le habían preparado el agua caliente y varios jabones para que se aseara. Se dio un largo baño, dejando que el agua limpia y cálida se llevará su estrés por el escape de la capital, el miedo que sintió al ver la carta de los Lannister y su reciente confrontación con Mace. Luego de salir del baño, más despejado y tranquilo, se dispuso a comer pensando en su conversación con Mace:
Ni durante todos los días que estuvo en la capital planeando el rescate, ni mientras lo efectuaba, ni en su camino de regreso hacia Highgarden, Daegon había pensado que Mace, pudiera estar tan enfadado por sus actividades. Los días en la capital previos al juicio habían sido pocos, con mucho trabajo que hacer y planificar y con poco tiempo para decidirse. Por lo que no pensó profundamente en las consecuencias que tendría interferir en el juicio, pero luego de haber leído la carta que había llegado desde la capital, sus temores disminuyeron, ya que creía que los Lannister habían logrado de alguna manera, conectarlo con la casa Tyrell. Sin embargo también le molestaba la actitud de indiferencia de Mace ante los motivos de porqué rescató a Ned Stark y a sus hijas: Aparte de que Ned es el hermano de Lyanna Stark, Daegon había estado en el juicio, había visto como iban a obligar a la hija mayor a presenciar la ejecución de su padre, mientras que la menor estaba viviendo en la calle y buscando comida desesperada, simplemente no pudo no hacer nada. Esperaba que Mace pudiera entender eso en algún momento, pero por el momento pensó que lo mejor era darle su espacio.
El resto del día se lo pasó en sus aposentos descansando mientras ordenaba las pocas pertenencias que había llevado consigo en su viaje y al caer la noche, salió de sus aposentos rumbo al balcón sur. Al llegar permaneció unos minutos inmerso en sus pensamientos y contemplando el cielo oscuro de la noche, en el cual brillaban tímidamente algunas estrellas. Pasados unos segundos escuchó unos pasos delicados y por el rabillo del ojo distinguió a Margaery llegar a su lado.
-Extrañaba esta vista.-
Le dijo y Margaery esbozó una pequeña sonrisa.
-Yo también, aunque estuve de viaje por aldeas más pequeñas, imagino que la capital es demasiado ruidosa para ti.-
-Imaginas bien.-
Le respondió Daegon sonriendo de lado. Permanecieron contemplando el paisaje en silencio por unos segundos, hasta que preguntó.
-¿Como esta lord Mace?.-
La pequeña sonrisa se borró de los labios de la chica y suspiró.
-No muy bien....sigue furioso contigo, y no esperes que eso cambie demasiado en los próximos días....-
Daegon suspiró y se inclinó sobre el balcón apoyando su cabeza sobre sus brazos.
-Sigue siendo tan terco como siempre. Ya reconocí mi error al desaparecer por tanto tiempo y la carta de la capital no los acusaba a ustedes de nada. Supuse que estaría molesto pero pensé que entendería lo que hice sin ponerlos a ustedes en peligro.....-.
Margaery hizo un chasquido de exasperación con su boca.
-Por lo dioses Daegon, ¿en serio crees que su enojo contigo es por que pudiste poner en peligro a nuestra casa?, tal vez lo sea en parte, pero la principal razón es que está furioso contigo porque TU te pusiste en peligro!. Desapareciste y no supimos nada de ti por meses hasta que llega una carta diciendo que eres un fugitivo de la corona con un alto precio a tu cabeza. Luego te presentas aquí días después como si volvieras de un simple paseo por el bosque y como si nada hubiera pasado.-
Daegon apartó su mirada de el paisaje y la posó en Margaery.
-¿Habrías preferido que no viniera y simplemente huyera a otro continente cruzando el mar angosto?.-
Le preguntó, endureciendo su tono de voz un poco más de lo que hubiera querido. Ella rápidamente sacudió la cabeza.
-No, por supuesto que no....solo digo que intentes ponerte en su posición para comprender porque no le es tan fácil perdonarte, mira las cosas desde su punto de vista.-
Se quedaron en silencio unos segundos, hasta que Margaery, notando que el ambiente entre ambos se estaba volviendo algo tenso por esa discusión dijo, suavizando un poco su voz.
-Pero suficiente de este tema, hablemos de otra cosa.-
Estuvieron un largo rato hablando sobre las noticias que llegaron a Highgarden durante la ausencia de Daegon, mientras la luna se abría camino en el oscuro cielo nocturno. De esta manera este se enteró de que, luego de abandonar la capital Loras se había dirigido junto con lord Renly Baratheon, como su escudero hacia Storm's End. Por alguna razón, al tocar aquel tema, Daegon notó que Margaery se tensaba un poco, comportándose de forma evasiva y evitando hablar mucho al respecto, sin embargo decidió no inmiscuirse y no preguntarle al respecto.
"Quizás hubo alguna discusión entre ella y Loras antes de que este se marchara."
Pensó sin darle mucha más importancia por el momento. Luego de ponerse al día sobre aquellos sucesos y el ambiente entre ambos ya se había distendido, le tocó el turno a Margaery de preguntar.
-Bien....ahora creo que tu me debes una explicación. Quiero saber como es que en tan solo unas horas pusiste la capital de cabeza y de alguna forma sigues vivo.-
Le preguntó con una leve sonrisa divertida que Daegon correspondió. Durante la siguiente hora le contó todo lo que había sucedido desde su llegada a la capital. Le habló de la guardia pura pero sin mencionar ningún nombre de sus involucrados o la ubicación exacta de el taller que usaban de refugio. Le relató sobre su decisión sobre salvar a Ned Stark, como preparó un plan con la ayuda de los miembros de la guardia y como finalmente el día del juicio lo llevaron a cabo, salvando a Ned y a sus hijas. Al terminar su relato Margaery suspiró levemente.
-A pesar de que fue increíblemente estúpido y pudiste haber muerto....supongo que no puedo culparte por ser quien eres y por tu bondad, salvaste a una familia y reuniste a un padre con sus hijas.-
Daegon la miró a los ojos, agradecido y aliviado de que al menos alguien lo entendiera.
-Gracias....de verdad lamento muchísimo haberlos preocupado así y nunca haría nada que los pusiera en peligro. Intentaré arreglar las cosas con Mace en los próximos días.-
Margaery asintió con la cabeza y ambos estuvieron varios minutos en silencio e inclinados sobre el balcón contemplando el horizonte. Hasta que finalmente, Daegon dijo algo que había estado pensando desde que vio a Margaery en el gran salón después de tantos meses.
-Yo....con todo lo que ocurrió con lord Mace se me olvidó decirte algo....-
Estiró una mano y se la pasó a Margaery por el cabello, suavemente y rozándole la mejilla izquierda.
-Te eché muchísimo de menos.....te ves hermosa.-
Las mejillas de la chica se sonrojaron un poco y sonrió divertida.
-Te tardaste un poco para galanterías ¿no crees, Daegon Targaryen?.-
Este a su vez sonrió distendido, con una mezcla de diversión y vergüenza en su rostro.
-Bueno lady Tyrell, dicen que tengo un pésimo sentido de la oportunidad.-
Ambos rieron durante unos segundos mientras Daegon posaba una mano sobre la de Margaery suavemente. Cada uno se fue perdiendo en los ojos del otro y sus rostros comenzaron a acercarse....
Pero de pronto sintieron 3 golpes en una de las puertas que conectaba el balcón con uno de los pasillos y se separaron con un respingo.
-Sylvia....-
Murmuró Margaery, aún sonrojada y sin poder evitar algo de decepción en su tono de voz. Durante sus últimos encuentros en los balcones, Margaery siempre estaba acompañada por su doncella de mayor confianza, Sylvia, quien se quedaba del otro lado de la puerta y cuando hubiera pasado una cantidad prudente de tiempo, o cuando se acercara alguien hacia el balcón, les avisaba con 3 golpes para que se retiraran. Margaery confiaba plenamente en Sylvia y sabía que ella guardaría su secreto, además a Daegon también le agradaba. Daegon suspiró y asintió con la cabeza.
-Eso parece....ya estuvimos mucho tiempo aquí, es mejor que volvamos a nuestros aposentos.-
Dijo, tampoco sin poder evitar lucir decepcionado. Margaery se puso de pie.
-Con mi madre y mi abuela intentaremos apaciguar las cosas con mi padre, pero Daegon....se que no puedo pedirte que dejes de intentar hacerte el héroe o de hacer lo que creas correcto, pero ten cuidado...por favor, no quiero perderte.-
Este sonrió y le guiñó un ojo de forma tranquilizadora.
-Lo haré, te lo prometo.-
También se puso de pie y comenzó a girarse hacia la puerta, sin embargo pero antes de alejarse se detuvo. Tomó suavemente a Margaery por un brazo y acercándola hacia él le dio un muy suave y delicado beso en los labios, un gesto que ella devolvió con un sonrojo hasta que se apartaron luego de unos segundos.
-Buenas noches.-
Se dijeron el uno al otro y Daegon salió por la puerta. Saludó con la cabeza a Sylvia quien se encontraba en una esquina detrás de la puerta y se dirigió hacia sus aposentos, pensando que esa noche dormiría sintiéndose seguro y relativamente feliz por primera vez desde que haba partido desde Highgarden, meses atrás.
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