35- Junto al mar
Dedicado a Merodeadora05 Una hermosa bae que siempre me ha apoyado💞
Si quieres una dedicación sólo pidela y con gusto te la dedicaré, igual si quieres que te dedique un capítulo ya antes publicado.
—Patterson , Patterson— la llamó McGonagall, entonces Hermione la movió. Consiguiendo que despertara.
—¿Eh, sí? Dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho... ¿Veintiséis?— respondió la ojiazul de golpe.
—Fuera de mi clase— ordenó la profesora y Aylien recogió sus cosas para marcharse. Hermione le reprendía con la mirada, Ron la idolatraba con solo mirarla y Harry prestaba atención a clase.
—Adiós, profesor Minnie. Recuerde que siempre la recordaré como la excelencia personificada y ¡La veré después de vacaciones! Adiós aula querida, adiós compañeros amados...
—¡Fuera!
—Me iré, pero volveré. Volveré y usted profesora me verá como la mejor...
—Le doy cinco segundos para irse antes de que llame al celador... Uno
—¡Adiós!— y se fue moviendo su coleta alta.
Como no tenía absolutamente nada que hacer, se fue a su habitación a hacer su maleta. Las anheladas vacaciones de semana santa, también el segundo trimestre terminaría y... Los TIMOS estaban cada vez más cerca.
Hermione se la pasaba estudiado, Aylien de tan sólo pensar en exámenes y se le llenaba la cabeza de cosas sin importancia, cómo el porque su cabello es corto.
(...)
Esa sería la última noche que pasaría en el castillo, antes de vacaciones obviamente. Hermione y Harry se quedarían en Hogwarts, pero Ron y Aylien no dudaron ni un poco en empacar e irse.
Los amigos subieron al expreso de Hogwarts, junto a Ginny, Cho y Yasen. Estuvieron comiendo dulces y bromeando, en ciertos momentos, Yasen salía del compartimiento para irse con sus amigos de Slytherin.
—¿No es genial? ¡Al fin vacaciones!— dijo Aylien mientras se recostaba en el regazo de Cho.
—Adiós tareas, adiós trabajos, adiós Suma Inquisidora de la Sociedad Secreta de Sapos Rosados— siguió Ron mientras masticaba unas cuantas varitas de regaliz de una sola vez.
—¿Creen que sigan practicando en el ED?— inquirió Ginny.
—Probablemente, la mayoría de integrantes se quedó a pasar vacaciones allá— respondió Cho— ahora si me disculpan, voy con Marietta.
—¿Es que acaso ya siempre va a llover?— preguntó Ron mirando por la ventana.
—Ni idea— fin de la conversación. Aylien dormía plácidamente en el asiento, Ron conversaba con Ginny.
Como siempre, llegaron a King's Cross en donde se despidieron entre ellos y cada quien a su rumbo. Las vacaciones de semana santa, de ley duraban menos que las de navidad o verano.
Ese día, por fin. Conocería su nueva casa. Y no, ya no era en el Valle de Godric, si no que. Se irían a vivir a la costa de Gales.
El puro hecho de vivir cerca del océano le emocionaba, cuando se bajaron del autobús en una sinuosa carretera. A la cual el mar quedaba justo a un lado. Con un puente hecho de piedra sólida, en el cual al finalizar el ancho puente... Estaba su casa. Una hermosa y algo grande casa de madera, madera de abedul. Sí, ese hermoso árbol blanco que crece en Eurasia; contaba con unas cuantas líneas en color turquesa que combinaban a la perfección con el mar que tenían enfrente.
Se encaminó a la puerta principal y al girar la manecilla, se encontró con una hermosa sala de estar. Con muebles en color arena claro, una chimenea apagada semejante a la chimenea que tienen en la Sala Común. Justo a un lado de la puerta estan las escaleras de madera que combinan a la perfección con el estilo costero de la casa.
Aylien subió corriendo las escaleras, entonces la casa se le hizo aún más extraña al ver que la cocina estaba en el segundo piso, la estufa parecía algo oxidada como igualmente la pintura vieja se estaba cayendo. Pasó una mano por la pintura vieja, fragmentos de pintura se quedaron pegados a su mano, con disimulo, lo limpio en su blusa.
La mesa estaba hecha de un material desconocido para Aylien, en color negro lustroso. Con un mantel gris encima como decoración, las sillas hechas del mismo material, sólo que con cojín placenteramente cómodo.
Las sorpresas no terminaban ahí, aún había otras escaleras que dirigen al tercer piso, Aylien (como hizo con las primeras escaleras) subió corriendo y sus fuertes pisadas se escucharon por todos lados. Tocó con suavidad la pequeña mesita circular que estaba arrinconada, al lado izquierdo de la mesita estaba la primera puerta que Aylien abrió. Ahí estaba la cama matrimonial de su papá y Mei. Cerró la puerta y siguió inspeccionando las habitaciones.
La segunda tenía un bonito color amarillento, para deleite de los ojos de la pelinegra -nótese sarcasmo- al abrirlo estaba una cama azul con unos cuantos cuadros de Yasen con unos chicos desconocidos y una chica rubia haciendo caras extrañas. Obviamente esa habitación es la de su hermano.
La tercera habitación, que estaba enfrente de la de Yasen. Es la de Cho, con unas repisas con montones de revistas amontonadas, su cama debajo de un candelabro que yacía apagado.
Por último quedaba la habitación de Aylien, pero ya no había más puertas que abrir, lo último que quedaba era una ventana y por obviedad no se entra a una habitación por la ventana ¿O si? ¿Acaso su papá le suprimió la puerta para dejarle una ventana por la cual entrar? ¿La creían tan extraña para hacer eso? Eso no era todo lo que Aylien se cuestionaba ¿Cómo será su habitación? ¿Y sí no tenía? ¿Tendría que dormir en el sillón?
Justo cuando iba a preguntar, tropezó con la mesita y esta cayó al igual que la chica, entonces allí estaba. Detrás de esa miniatura de mesa estaba otra puerta. Esperanzada abrió la puerta y ahí estaba su habitación.
Quedó boquiabierta al ver lo bien decorada y limpia que estaba, las paredes pintadas en un color malva, una litera individual con escritorio debajo de la cama en color chocolate. Una enorme sonrisa se le escapó de los labios al ver la hermosa habitación.
Lo mejor es que, abriendo la ventana tiene vista directa al mar. La ropa ya estaba acomodada en el armario descolorido, las sorpresas no terminaban allí. Aún estaba otra puerta a la altura de Aylien, en dónde tenía su propio baño. Con la regadera y el sanitario, ah sin olvidar el lavabo y su propio espejo.
—¡Esto es perfecto!— gritó esperando que alguien la escuchara.
Salió y vio un sofá con unos gigantescos cojines, se lanzó al sofá y sentía como si estuviera encima de una nube y ya por último: un librero con todos los libros que su mamá solía leerle antes de dormir, con juguetes incluidos.
(...)
—¿No crees que es hermoso este lugar?— preguntó Aylien a su hermano, ambos estaban en el puente que lleva a su casa.
—Es fantástico
—La casa es tan perfecta que sería capaz de quedarme ahí todo el día sólo admirándola—dijo Aylien lanzando una piedra al mar.
Yasen la cargo como si no tuviera peso y le dio varias vueltas seguidas. Aylien emitió varios chillidos extraños parecidos a los de un ratón, al final, Yasen la bajo y le dio un tierno abrazo.
—Gracias por ser tan amable conmigo, gracias por ser mi hermana. Te quiero mucho y... Y... Ya no se que decir.
—Ninguno escogió que él otro fuera su hermano, sólo tuvimos suerte. Aunque, el día que te conocí me caíste mal sólo por ser Slytherin, pero ahora sé que la casa no te define.
—¿Sabes? Hogwarts me cambió, en Dursmtrang yo era el bicho raro del grupo, siempre sumido en el estudio, fue una verdadera suerte el haber conseguido amigos— explicó el chico.
(...)
Una semana transcurrida en la nueva casa de Aylien, no sentía deseos de ir a casa de Sirius o a la madriguera. Sólo quería quedarse en su nido (como apodo a su habitación) dentro de el árbol (su casa).
Pasaba horas y horas sentada en el sillón con frituras y la televisión encendida, había descubierto diversos canales (especialmente para niños) entre los cuales en uno de ellos destacaba su caricatura favorita ¡Fenomedoide! Aunque también veía diversas películas junto a Cho.
—¿No piensas pararte de ahí?— preguntó Cho poniéndose frente al televisor.
—Ño— respondió Aylien lanzándole un puñado de papas fritas.
—Yasen— el mencionado subió a Aylien a su espalda, pero está en vez de patalear sólo apoyo su barbilla en el hombro de Yasen.
—¿A dónde me llevan?— preguntó con flojera, le daba pereza salir de casa.
—Iremos a un pequeño pueblo cerca de aquí— contestaron al unísono.
El trió de hermanos tomó un taxi que los dejó en el pequeño pueblo que visitarían, era pequeño, inclusive las pequeño que Hogsmade. Pero al igual que este: encantador.
Contaba con unas pequeñas casitas de la época medieval, un sitio que albergaba muchos turistas de muchos lugares del mundo, desde Latinoamérica hasta Australia. El viaje era perfecto, conociendo nuevas personas, viendo lugares nuevos y una gran convivencia entre hermanos.
Hasta que aparecieron las gemelas.
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Me divertí muchísimo escribiendo este capítulo, diseñando la casa costera de Aylien.
Una duda, ¿Cómo descubrieron esta historia? Y otra duda ¿De dónde son? Yo soy de mi hermoso México querido *se pone a cantar cielito lindo*
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