34- De vuelta a la escoba.
Dedicada a Weaaasley
Una hermosa y preciosa lectora que siempre me hace reír con sus comentarios.
Nuevo booktrailer en multimedia.
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Aylien sintió como si algo le quemará en el bolsillo izquierdo de la túnica, cuando metió la mano. Se percató que había una reunión del ED en ese preciso momento, buscó la entrada a la Sala de Menesteres que no tardó ni diez minutos en encontrarla. Al entrar, ya estaban todos.
La reunión estaba a punto de terminar, Aylien ya estaba tomando sus cosas para irse a clase de Cuidado de Criaturas Mágicas. Con Hagrid que ha vuelto después de unas vacaciones.
—Patterson— la llamó Angelina Jhonson— Tenemos que hablar.
—¿De qué o porqué? No he hecho nada malo— se justificó antes de que Angelina pudiera decir algo.
—No para nada, sólo quiero preguntar el porque no has asistido a los entrenamientos.
—Tengo el quidditch cancelado, no tiene sentido que vaya.
—Potter y los gemelos si han ido a pesar de la prohibición. He hablado con Madam Hooch sobre tu suspensión, me dijo que podía remplazar a los golpeadores, el buscador y la cazadora. Pero he insistido y hecho casi lo imposible para que vuelvas al juego— entre cada palabra que dice, Aylien sólo escuchaba maravillada por el hecho de que pudiera volver a jugar— Madam Hooch habló con Umbridge y al final está accedió a levantarte la suspensión.
—¿En verdad?— chilló con euforia.
—. Por algo que lo estoy diciendo— respondió, Aylien la abrazó con tal fuerza que la capitana se estaba poniendo morada por falta de oxígeno. Angelina la separó de una manera brusca— Te quiero hoy a las seis en punto, no faltes.
—No lo haré— aseguró.
Después sólo le quedaba procesar el hecho de que volvería a su volar mientras cargaba una pelota, lo mejor de todo es que por fin podría estrenar su nimbus 2001.
—Hola. — saludó alguien a ella. George.
—Hola George.
—¿Cómo sabes que soy yo?— cuestionó el pelirrojo.
—Fred no me habla, además ¿Se le quebró una pierna? Lo vi en la enfermería.
—Si, se la quebró. Dice que te extraña y que le encantaría que lo visitaras.— Aylien en vez de emocionarse le dio igual, porque. Si en verdad la quería, hubiera dejado que diera su explicación en vez de solamente terminar la relación.
—Ah— dijo sin interés alguno.
(...)
Al pasar la tarde entre clase y clase, sin pensarlo ya era hora de volver a montar la escoba.
El puro sentimiento de... Libertad, aunque Hogwarts fuera el sueño más grande de cualquier mago o bruja, con Umbridge al cargo todo terminó. No obstante, el quidditch sigue ahí.
Tomó con orgullo su escoba que evolucionó por un número, se puso su uniforme y corrió a las canchas. Iba atrasada así como también emocionada.
Al montar la escoba, el aire empezó a golpear sobre su cara. Incluso le desvió la dirección unas cuantas veces, Angelina le puso una prueba de agilidad con bludgers hechizadas para que la persiguieran.
Cada cierto tiempo lanzaba otra bludger, estas no dudaban ni un segundo en intentar derribarla. En un instante, Aylien fue a quedar boca abajo montada en la escoba, entonces, una de las diez bludgers que la perseguían. La tumbó de la misma.
Por suerte no estaba a tanta altura como para sufrir daños graves, sólo un codo lastimado y una mano ensangrentada, si a todo esto le sumas que se llenó de barro por la ligera llovizna que había. Aylien era una vagabunda.
—Angelina exageraste esta vez— se quejó Ginny que suplía a Harry como buscadora.
—¡Por supuesto que no! Yo no tengo la culpa que Patterson sea tan lenta— de defendió Angelina.
—Estoy de acuerdo con Ginny— interfirió una chica rubia a la que Aylien no recuerda el nombre— Aylien es rápida, pero ¡fueron diez bludgers! A velocidades extremas. Aylien a tenido suerte de no morir golpeada por una de esas bludgers.
—. Creó que no ha quedado en claro quien manda aquí.
—Basta— dijo Aylien limpiando su uniforme— Soy algo lenta.
—Ahí esta, lo ha admitido— dijo Angelina tomando la escoba de la pelinegra— Toma. Los demás, vuelvan a esas escobas.
—¿Por qué hiciste eso?— preguntó Ginny— Te debiste haber defendido.
—Ginny tiene razón, Angelina a veces es un tanto mucho... Pesada, me llamo Katie Bell.
—No quiero problemas, además me acaban de levantar la suspensión. No quiero que por esto me la vuelvan a levantar— explicó.
Al término de el entrenamiento, Ginny convenció a Aylien de ir a visitar a su hermano. Con la condición de que la pelirroja fuese con ella.
Ambas chicas caminaron a donde estaba Fred, pero justo antes de entrar a la enfermería. Aylien cesó su paso. No se sentía lista para verlo, tragó saliva con pesadez. Ginny entró, pero Aylien seguía paralizada, entonces, la pelirroja la tomó de la mano y entraron.
Ya ni siquiera sentía la necesidad de verlo, él estaba dormido y lucía tan angelical. Tan tranquilo y pasivos, no como siempre acostumbraba. Siempre estaba en movimiento, de un lado a otro.
Un sentimiento extraño, como nostalgia, pero no era nostalgia. ¿Se podría sentir nostalgia al ver a tu ex novio? ¿Qué era lo que sentía? No lo supo, sólo sabía que su estómago
—Despierta— Ginny lo movió con algo de brusquedad. Fred despertó asustado y lanzó una almohada a la nada que la pelinegra atrapó.
—Aylien— susurró Fred con sorpresa. La mencionada saludo con un gesto de manos.
—¿Te diviertes golpeando personas con almohadas?— preguntó Aylien.
—No, para nada.
—¿Sabes, Fred? Umbridge le levantó la suspensión a Aylien, así que volvió al juego.— anunció Ginny.
—Al parecer La Rosada te tiene cierto aprecio.
(...)
Si le pidieran que definiera con una palabra lo que sentía era: desesperación. Su tiempo se agotaba, cada segundo contaba, esos segundos desaparecían. No sólo falló con su misión de hacer que su sobrina, se fuera de lado de Voldemort. Si no que ahora también tenía que lidiar con ese muchacho, que debía estar muerto hace años.
Desde que Yasen fue arrebatado de los brazos de sus padres, él debió haber sido asesinado por ella. Más sintió pena al ver ese indefenso crío, que le sonreía con sinceridad. Él no tenía la culpa. Así que lo obsequio a unos magos de Sangre Pura provenientes del sur de Bulgaria, donde el pequeño crecería. Pero sobre todo tenía en claro qué: esos magos que lo criaron. Ya no estaban en su mundo.
—¿Eres idiota o que te pasa? ¡Usa al muchacho! Él, esta en Slytherin, es amigo de Draco. Sería divertido ver cómo se pone en contra de su hermana ¿No lo crees?— dijo Mathilda, su querida Tilda.
—No seas grosera Mathilda, mamá ahora más que nunca necesita nuestro apoyo— dijo Hallim abrazando a Anastasia.
—Gracias querida hija— respondió la rubia.
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