22- Voldy juega
Maratón: 8-10
Una serie de imágenes invadió la mente de Aylien, unas poderosas imágenes. Recordando cada momento de su vida.
El día en que quedo atrapada en un ducto de ventilación en un centro comercial, el día en que conoció a Harry. Lo sucesos mas importantes estaban siendo proyectados en sus sueños.
No era algo placentero, al contrario le dolía la cabeza sintiendo enormes punzadas en ella. Se retorcía como gusano de dolor y la vena de su cuello se hizo notoriamente gruesa y sobresalía.
Entre mas recuerdos mas dolor. Estaba segura que su cabeza estallaría en cualquier momento. Un horrible calor sofocante le invadió cada centímetros del cuerpo provocando una sudoración excesiva. Con su cabello mojado de sudor en su totalidad para terminar sintiendo escalofríos y una horrible sensación de soledad.
El señor Weasley... Fue lo que vio antes de gritar ferozmente.
Un chillido de dolor salió de su boca, despertando a sus compañeras de cuarto. Fue tan fuerte y espantoso que hasta habitaciones cercanas se escuchó.
—¡Vamos a morir! Parvatil eres mi mejor amiga en este mundo y tal vez en el más allá también— Lavander totalmente asustada por el grito de Aylien corrió a la cama de Parvatil.
Hermione supo que el grito era de Aylien y se levantó de su cama. Se llevó las manos a la boca viendo como su mejor amiga se retorcía de dolor.
Aylien estaba llorando, sin poder contenerlo sus gotas de agua caían por sus mejillas coloradas. No podía hacer nada más que llorar y retorcerse en su cama.
No diferenciaba si era un sueño o en verdad estaba pasando. No era posible tanto sufrimiento y agonía en una sola noche, como si algo o alguien estuviera jugando con sus recuerdos mezclándolos como si se tratará de revolver ingredientes para alguna comida.
Lavander y Parvatil estaban aterrorizadas mientras se abrazaban en la cama de Parvatil.
—¡No se queden allí! ¡Vayan a buscar a McGonagall!— gritó Hermione.
Como pudo levanto a su amiga y le colocó sus brazos pálidos en sus hombros. Mientras estaba prácticamente inconsciente. Lavander y Parvatil salieron corriendo a hacer lo que Hermione les ordenó.
Al salir varias niñas y chicas estaban atentas a lo que pasaba. Ginny ayudó a Hermione con Aylien a sacarla de ahí.
A pesar de tener los ojos algo abiertos veía todo negro, aún con su cabeza punzante e insoportable agonía.
Pero no era la única en ese estado, Harry había sufrido algo similar. Sólo que el había soportado todo y visto hasta el mas mínimo detalle. Por esa extraña conexión entre tres almas, Voldemort estaba jugando con la mente de Aylien.
Reía con maldad, ahora sabía el punto débil de la heredera de Gryffindor. Las personas que aprecia y justamente había encontrado a la persona perfecta para ese trabajo.
Sentaron a los afectados en una silla, Aylien aun con la vista perdida mirando al infinito. Con debilidad abría y cerraba los ojos.
—¡Es el señor Weasley! ¡Sera atacado! Dumbledore ¡Tiene que ayudarlo!— Harry se levantó de su asiento y armando un espectáculo se fue a donde estaba Dumbledore.
Los hijos del señor Weasley: Ron, Ginny, Fred y George tan solo estaban viendo todo. A Fred le dolía el ver en ese estado a su novia Aylien pero ¿que podía hacer? Absolutamente nada.
Estaba ida y al mismo momento presente. Veía todo pero no tenía las fuerzas necesarias como para levantarse y decir estar bien, un recuerdo se le vino a la mente y fue el hecho de que el señor Weasley no estaba muerto. Solo herido.
—Esta bien— susurró. —El señor Weasley sigue con vida, yo lo vi.
El movimiento de sus labios resecos y descolorados causo una gran impresión entre los presentes.
—¿Segura?— preguntó Dumbledore.
—Lo vi. Esta en el ministerio de Magia malherido— informó la joven.
El viejo director avisó a todos los cuadros y a McGonagall a que enviaran a la orden del fénix a donde Artur Weasley yacía en el suelo y llenándolo de sangre.
—Snape, es hora— dijo Dumbledore.
El mencionado sacó a Harry y Aylien de allí. La pelinegra tuvo que apoyarse de Harry puesto que aun estaba demasiados débil como para caminar.
Los guió al lugar que Aylien mas odia de todo el castillo, un lugar frío y oscuro que eriza la piel a cualquiera: las mazmorras. Entraron a su oficina llena de extraños ingredientes de pociones, a Aylien se le revolvió el estómago de ver algunas cosas repugnantes.
—Esperaba mas de Patterson que de ti Potter, pero me he dado cuenta que ambos son unos débiles niñitos que juegan a salvar al mundo— dijo con desprecio y con su usual tono de frialdad. —La oclumancia es una arte oscuro que permite evitar que entren a su mente. El señor tenebroso disfrutaba hacer sufrir a las personas entrando a sus recuerdos y jugar con ellos hasta volverlos dementes, tal y como hizo con Patterson.
—¿Como lo sabe?— preguntó Aylien.
—Tu aspecto, a Potter no le paso mismo. El señor tenebroso de divirtió mas contigo— explicó Snape— los quiero aqui a ambos todos los jueves durante el receso de la tarde. Sin faltas. Ahora vayanse.
Sin mas que agregar ambos afectados abandonaron el despacho de Snape.
Caminando bajo la oscura mazmorra, Aylien no podía evitar sentir que la piel se le erizaba y aun mas cuando alguien le tomo la mano. Estaba a punto de gritar cuando se percató de que se trataba de su hermano.
—Idiota ¡me espantaste!— se quejó golpeando su hombro.
—Por la fealdad lo dudo, tenemos prácticamente la misma cara— se burló. —¿Que haces por aquí a estas horas con San Potter?
“¿San Potter?" se preguntó la pelinegra. Ese es el apodo de Malfoy hacia Harry, significaba que Yasen se estaba juntando con Malfoy.
—Te cuento en la mañana. Ahora tengo sueño y... No me mires así, agh esta bien— Harry se fue dejando a ambos hermanos.
Y Aylien empezó una de sus tantas explicaciones detalladas.
—¿Te estas juntando con Malfoy?— preguntó la ojiazul.
—Se llama Draco. Y si es mi amigo— a Aylien se le cayó la barbilla.
Su temor se cumplió, Yasen era amigo de Malfoy.
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