Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 4.


Como no quiso arriesgarse a beber algún trago, Jonás regresó a su habitación mientras intentaba trazar un plan en su mente. Ya había esperado lo suficiente, pero por el momento seguía pensando que mantener un perfil bajo era lo más factible. No obstante, pronto sería tiempo de actuar, no podían agarrarlo desprevenido.

Mientras se preparaba para dormir, recordó que los espiaban. Chasqueó la lengua, buscando con la mirada alguna cámara, pero no se veían a simple vista. No podía ponerse a revisar toda la habitación, si rompía algo, tendría problemas con aquel viejo desgraciado, lo mejor era aguantarse la incomodidad.

Se recostó en la cama y, sin poder evitarlo, volvió a recordar a su madre. No lo admitiría en voz alta, pero él habría dado todo el dinero que tenía ahorrado por pasar un momento más con ella.

Recordó que un día, cuando era niño, aproximadamente de unos ocho años, antes de que se casara con su padrastro, él lloró mucho porque no recibió ningún regalo en Navidad. Su madre lo tomó por las mejillas, le dio un beso en la frente y le dijo que no fuera codicioso, que había niños que no tenían mamá pero él la tenía a ella.

—Siempre estaré contigo, mi pequeño. Tal vez no tengamos muchas cosas, pero nos tenemos a nosotros. ¿No te basta tener a mamá contigo?

—S-sí —respondió en ese momento, sintiéndose un niño malo y caprichoso. Fue una lástima que ella no cumpliera su promesa.

Cuando era joven, estuvo tentado muchas veces a volver a esa casa para visitarla, pero no se atrevió. No quería perturbarla a ella ni a sus hermanos, pero el principal motivo fue porque sabía que, si veía de nuevo a ese hombre que los separó, no respondería por sus actos. Con toda la ira que cargaba, era capaz de asesinarlo, todo el rencor que le tenía no desapareció, al contrario, incrementó más con el paso de los años.

Al cumplir veinticinco años, se enteró de que su madre estaba muy enferma. Sin perder el tiempo, fue a visitarla al hospital pero antes de entrar a su habitación, vio que aquel hombre estaba a su lado junto con sus hermanos menores. Estuvo a punto de entrar pero se detuvo al ver que todos llevaban ropa presentable y elegante.

Bajó la mirada para ver que la ropa que llevaba se encontraba desgastada y sucia. Sus brazos llenos de tatuajes, su aspecto desgarbado, su cabello oscuro hasta los hombros. Estaba orgulloso de su apariencia, sobre todo porque empezaba a dedicarse a asuntos ilegales y su aspecto le daba pinta de ser un delincuente juvenil, lo que hacía que lo trataran con más respeto, pero en ese momento se sintió avergonzado.

Prefirió no entrar y ver de lejos cómo sus dos hermanos atendían a su madre.

—¿Ya te sientes mejor?

—Estoy bien —sonrió. Jonás pudo notar que lucía triste y cansada.

—¿Segura? —Preguntó el otro chico.

—Claro, solo que... Ah —soltó un suspiro.

—¿Qué pasa?

—Me gustaría ver a su hermano —musitó.

Jonás estuvo a punto de ingresar a la habitación, sin importarle parecer un vagabundo frente a su familia, pero su padrastro habló.

—¿Y para qué quieres ver a ese vago que te abandonó?

Jonás apretó los puños. Su madre frunció el entrecejo y lo miró mal.

—No le digas así. —Tosió un poco—. Es mi hijo, después de todo.

—Según lo que sé, es que ese hijo tuyo es un vago que no hace nada de provecho. De seguro es drogadicto, qué sé yo.

El joven estuvo a punto de entrar, sin importarle nada. Solo quería moler a golpes a aquel imbécil, no importaba que lo matara y lo enviaran a la cárcel si con eso conseguía vengarse y darle una lección.

—¡No hables así de él! —Ya no le quedaba mucho tiempo de vida, así que decidió defender a su hijo, pero no sirvió de mucho. Se arrepintió de no haberlo hecho antes.

—Si lo vieras con aspecto de vagabundo, de seguro te sentirías tan decepcionada que morirías más rápido —dijo con toda la mala intención del mundo.

Esas palabras detuvieron a Jonás. De nuevo se miró, sintiéndose un egoísta; aquel idiota tenía razón, no pensó que ese aspecto tan diferente al que su madre conocía, podía contrariarla al punto de agravar su enfermedad. El idiota siguió despotricando contra él de manera injusta, calumniando su persona y dejándolo como la peor clase de escoria frente a su familia, así que prefirió darse la media vuelta y largarse de ahí lo más pronto posible.

Meses después se enteró de la muerte de su madre. Él creyó que ella se recuperaría y tendría oportunidad de volver a verla, pero el destino fue cruel. Decidió rentar un traje elegante, peinar su cabello largo y presentarse en el funeral.

Al llegar, agradeció a Dios que su padrastro no estaba ahí. No saludó a nadie, solo se acercó al ataúd para despedirse de forma adecuada de su progenitora. Notó las miradas sobre él pero los ignoró. Nadie se atrevió a acercarse a interrumpirlo y en el fondo agradeció su prudencia.

Varios minutos después, volteó y enfocó a los invitados. Fue grato ver a varias personas, su madre fue muy querida. Enfocó a sus hermanos, dos adolescentes, que al no recordarlo, lo veían con cautela. Se acercó para saludarlos pero en ese momento, su padrastro hizo acto de presencia.

—¿Qué haces aquí? —Lo vio con indignación.

—Vine a despedirme de mi madre —dijo con tono neutro, haciendo uso de su autocontrol para no perder los estribos.

Algunos chismosos, que no se perdieron ni un detalle de la conversación, soltaron una exclamación mientras sus hermanos lo miraban con asombro.

—¿Ya para qué? Si ya está muerta.

—Lo sé. —Se encogió de hombros, metiendo las manos en sus bolsillos—. Aun así, tengo derecho de venir a verla y despedirme.

El hombre frente a él arrugó la nariz, viéndolo con aversión.

—Qué bueno que ya no te vio en vida, habría quedado muy desilusionada de ver el vago en el que te convertiste. —El joven apretó los puños pero en seguida empezó a respirar con profundidad para conservar la calma; sin embargo, las siguientes palabras de su padrastro no lo ayudaron—. ¡Siempre fuiste una decepción para tu madre!

Jonás no pudo aguantar más, así que se lanzó a los golpes contra ese bastardo, olvidando el lugar donde se encontraba. Varias personas se acercaron para tratar de separarlos, pero estaba tan furioso que no podían con él. Sintió mucha satisfacción mientras molía a porrazos a ese tipo, descargando la rabia contenida durante años; incluso le metió alguna que otra patada.

Los gritos de las mujeres aterradas lo desconcentraron, así que alzó el rostro y notó la mirada aterrorizada de sus hermanos. Eso lo hizo reaccionar, se quitó de encima del hombre mientras veía sus nudillos sangrantes. De repente volteó hacia el ataúd de su madre, sintiéndose una mierda de persona. Su padrastro tenía razón, era un sinvergüenza por actuar así incluso en una ocasión como esa.

No trató de justificarse ni dar explicaciones, huyó de ahí con rapidez, pues algunos invitados hablaron a la policía, que no tardaría en llegar.

Desde esa ocasión, Jonás se prometió a sí mismo jamás tener otra familia, no quería volver a decepcionar a nadie.


***


Al siguiente día se sorprendió un poco al darse cuenta que se adelantaron, pues los citaron en el bar y encontraron el cadáver de La Bruja. Alguien ahí no perdía el tiempo, estaba jugando con sus mejores cartas.

Los presentes se encontraban alrededor del cuerpo, viéndose unos a otros, sin saber quién era el verdadero culpable. Jonás miró a todos con frialdad, pudo ser cualquiera de esos bastardos.

La mujer fue asesinada por varias puñaladas en el pecho y abdomen. Entrecerró los ojos, enfocando a Cazador; él era la opción más viable pero tampoco era un hecho.

—¿Quién mató a esa perra? —Masculló Cazador, señalando el cuerpo.

—¿Qué hacemos aquí? —Preguntó Lobo—. ¿Y por qué no se la han llevado?

—Porque querían que lo viéramos, genio —indicó Caperucita con tono obvio, logrando que el muchacho se molestara y rodara los ojos. A veces su hermana podía ser una molestia.

—Quieren que descubramos al culpable —musitó Enigma—. No creo que sirva de mucho, dada nuestra reputación, pero bueno.

«Te equivocas» caviló Jonás. «Descubrir al asesino nos asegurará de quién debemos cuidarnos». Decidió guardarse sus pensamientos para sí mismo, no quería que la histeria invadiera a sus oponentes, eso podía causar una enorme catástrofe. No iban a jugar a los detectives para resolver un crimen más que justificado para ellos; no obstante, no ayudaba el hecho de no saber quién cometió el asesinato.

Pero no todo fue malo, al descartar a la Bruja, quedó casi seguro que el aliado de Azalea era Cazador, era el más obvio. «Es probable que esos dos tengan una alianza, de seguro él mató a Bestia y ella a La Bruja». Si lo analizaba, tenía un poco de sentido que hubieran intercambiado sus métodos. «No están siendo muy inteligentes pero creo que son los únicos que tienen una alianza, eso les da ventaja. Además están fracturando la hermandad de Caperucita y Lobo. No puedo dejar que ganen más poder».

A los pocos minutos, los sirvientes llegaron para recoger el cuerpo y limpiar. Mientras ellos veían esa acción, Lobo se acercó a Azalea y empezaron a platicar como si se conocieran de toda la vida. Caperucita los vio sin poder contener su rabia, ¿por qué era tan imbécil? Amaba a su hermano pero no cabía duda que era un estúpido. Lo peor es que no podía arriesgarse a hacer otro escándalo frente a los demás, ya habían dejado clara su vulnerabilidad al tener una pelea la noche anterior.

Estaba tan sumida en sus pensamientos, que no se dio cuenta que Jonás se colocó a su lado hasta que habló.

—Tu hermanito es un idiota, ¿no es así? —Caperucita dio un brinco por el susto y se puso en posición de combate, a lo que él solo alzó las manos con diversión—. Tranquila, no te mataré aquí frente a todos.

Ella alzó una ceja, entrecerrando los ojos.

—¿Qué quieres?

Él señaló a Azalea y a Lobo con discreción.

—Esa puta matará a tu hermano si no haces algo al respecto.

—Ya lo sé —masculló—. ¿Pero a ti qué te importa? —Colocó los brazos en jarra, mirándolo de arriba abajo. De no ser por la situación en la que se encontraban, habría apreciado su aspecto varonil.

—No me importa —le sonrió con cinismo—. Pero estoy seguro que esa perra está aliada con aquel cabrón —apuntó a Cazador, que estaba entretenido marcando la barra con su cuchillo, como una manera estúpida de dejar huella en ese lugar—, y entre los dos han asesinado a los otros dos. La siguiente víctima es tu hermano.

La joven se cruzó de brazos, analizando sus palabras.

—Lo que dices tiene sentido. —Se quedó pensativa. Segundos después, lo enfocó—. ¿Quieres que nos aliemos contigo?

—Será algo temporal, en lo que nos deshacemos de esos dos. No los soporto, son odiosos, preferiría enfrentarme con ustedes al final.

Ella le parecía una mejor opción, pues se notaba que Enigma no era de los que trabajaban en equipo. Si era sincero, el moreno le agradaba mucho, era ese tipo de persona relajada que se limitaba a cumplir con su deber, sin ganarse más enemigos de la cuenta, lo que en su profesión era un beneficio. No obstante, la chica a su lado era más viable; a sus ojos, su hermano resultó ser un incompetente en la toma de decisiones, pero con habilidades físicas extraordinarias, lo que les daba ventaja; por su parte, ella parecía tener más sentido común, podía ser una aliada inteligente, pero sin tanto poder ni fuerza física. No le costaría tanto deshacerse de ellos, la prioridad era eliminar a Cazador, sin él, Azalea sería un blanco fácil. Casi siempre solía tener sangre fría, pero no le agradaban las personas como la pelirroja, aquellas que daban una cara y se comportaban de forma distinta. Lidió con mucha gente así de detestable, así que la idea de deshacerse de aquella mujer junto con el otro cabrón se apoderó de su cabeza.

Por su parte, Caperucita soltó una risita burlona, enfocando su mirada en sus zapatos rojos. Aceptar participar en ese enfermizo juego fue un error desde el principio, no tomó en cuenta que se enfrentaban con gente más experimentada que ellos. Recordó el dicho «más sabe el diablo por viejo que por diablo» y se sintió una estúpida. Su avaricia la llevó a ponerse en peligro, pero lo peor fue que también involucró a su ingenuo hermano. Lo único que quería era salir de ese lugar con Lobo, ellos vivían bien, no requerían tantas riquezas, solo lo necesario para sobrevivir. Las carencias que tuvieron de pequeños les enseñaron a vivir sin lujos, lo malo fue que también la volvieron una orgullosa perra ambiciosa.

Vio al hombre a su lado, que la miraba de regreso con esos ojos vacíos, sin rastro de emoción. «Es atractivo» especuló, pero en seguida se quiso golpear a sí misma.

—Lo pensaré.

—Piénsalo rápido, mocosa. No tienes demasiadas opciones. —Ella lo miró con enfado—. Si me necesitas, estaré en mi habitación. —Le guiñó el ojo, logrando ruborizarla un poco.

Jonás se alejó con paso firme. «No seas imbécil, Hana» pensó para sí misma. «El idiota de tu hermano está en una situación peligrosa porque no sabe controlar sus hormonas... Además es viejo, si tuvieras un padre, de seguro tendría su edad».


:3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro