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Capítulo 27. El pasado está aquí

Decir que estaba tranquilo era una total mentira. Mientras caminaba por el pasillo, no podía evitar pensar que cualquiera de las personas que pasaban me estaban mirando.

A pesar de lo que Levie me había comentado, no terminaba de encajar con el tema de mi padre. ¿Por qué en lugar de huir había elegido buscarme? Pensaría que es porque me quiere, si no supiera que es un psicópata.

—Ethan, Adam nos contó que no te sentías muy bien ayer, ¿estás bien? —de pronto la voz de Gwen me hizo volver a la realidad. Al girarme, ahí estaban mis tres amigos, con expresiones preocupadas.

—Sí, sí, estoy mejor. Seguro fue algo que comí —fingí una sonrisa.

—Debiste ir al médico, podría causarte efecto de nuevo —dijo ella más tranquila.

—No, en realidad... Damon fue a cuidarme —tuve que desviar la mirada por semejante mentira, aunque bueno, no era del todo mentira.

—Es cierto, ¿dónde está él ahora? —preguntó Kian.

—Yo... yo no lo sé —mis ojos se dispersaron por el suelo. Espera.

«Yo no lo sabía»

Al instante caí en la cuenta de que él podría estar en cualquier parte y...

Abrí los ojos desmesuradamente y me di la vuelta para salir caminando a toda prisa en su búsqueda.

Damon siempre avisaba si iba a faltar.

A primera hora siempre iba a verme.

¿Por qué ni siquiera mandó un mensaje?

Él podría...

No, no, no.

Ethan, deja de pensar.

Cállate.

Ya basta.

Shhh.

Detuve el paso en seco cuando lo vi platicando con Elai en una de las aulas. Al momento, sintió mi presencia y se calló, como si estuviera hablando de algo que él no quisiera que supiera.

—Ahí estás. Estaba por ir a buscarte —esbozó una sonrisa.

No me di cuenta de que fruncía el ceño hasta que él me hizo un gesto de puchero.

—Sí, sí.

Era incluso tonto desconfiar de él. No podría, menos con esa cara.

—¡Ethan! —gritó Elai a su espalda—. Lo de ayer fue increíble. Sabía que tocabas, pero no creí que tan bien.

Apenas pude sonreír. Su comentario habría alegrado mi día si no estuviera tan preocupado por mi padre.

—Ya déjalo —le dijo Damon—. La fama es tan agobiante —ironizó y me miró, esperando haber causado una sonrisa en mí, pero al hacerlo, pareció notar algo que Elai no—. Como sea, Elai, vuelve a tu clase. Yo acompañaré a Ethan a la suya.

—¿Alguien más sabe? —me preguntó Damon disimuladamente al oído, con una mano en mi espalda, mientras nos alejábamos.

—Solo somos tú, yo y Adam.

—Dios —Damon apretó los párpados.

—Sé que no te agrada, pero...

—Adam no es lo que me preocupa. Me importa que solo nosotros lo sepamos y aún así no es suficiente, quiero hacer más, o más bien hacer algo. Siento que solo estamos aquí cruzados de brazos ¿esperando qué?, ¿que tu padre venga por ti?

—Por ahora sí. No puedo hacer nada si no sé sus intenciones. Sabes que la policía no es una opción, yo tampoco estoy libre de crímenes que digamos.

Vi lo triste en su expresión, así que opté por cambiar de tema. Aunque quisiera, no había nada más que añadir. Tomé del saco de su uniforme para acomodarlo y lo acerqué a mí.

—Tranquilo, tengo un plan.

—¿Cómo sé si es bueno? —su tono mostraba preocupación.

Sonreí.

—¿Dudas de mí? —enarqué una ceja.

—Jamás lo haría —dijo—. Dudo de que no funcione.

—Ahora no tienes que pensar en eso. Mejor piensa en lo que vas a regalarle a tu hermano por su cumpleaños.

Damon apretó los párpados y se mordió el labio inferior, confundiéndome.

—Maldición —siseó para sí mismo.

—¿Qué?

—Yo... —abrió los ojos nuevamente con cuidado—. Olvidé su cumpleaños.

Fruncí el ceño, preocupado por cómo esto podría afectarle, pues era extraño que se olvidara de algo tan importante para él.

—¿Quieres que vayamos a comprarle algo después de clases?

—Está bien, iré yo —espetó cansino—, tienes que seguir con el plan y asegurarte de que salga bien.

Le sonreí.

—El plan ahora es quedarme contigo. Así que sí, voy a acompañarte.

Y no lo decía por ser cursi, la idea era estar con él por si mi padre intentaba acercarse. Y bueno, tal vez ser un poco cursi.

En realidad, no tardamos mucho en escoger el regalo. Damian era fácil de complacer. Fuimos a una tienda de cómics, y como Damon lo escuchaba hablar todo el tiempo sobre el siguiente volumen de Batman Rebirth, supo qué comprar.

Estuve a punto de dejarlo en su casa e irme, pero él pensó que sería una buena idea que entrara. Creía que a Damian le haría feliz verme. Por mi parte, no sabía qué tan buena idea era, su madre cada vez que me veía con él parecía odiar tanto el hecho de que estuviéramos juntos.

Al entrar a la casa, parecía que éramos los únicos que llegaban tarde, pues todos ya se encontraban en el comedor organizando la mesa. Luego, Damian fijó sus orbes aguamarina en mí, provocando que al instante se dirigiera hacia nosotros.

—¿Dónde están mamá y papá? —preguntó Damon de golpe, lo cual me tomó desprevenido, pero parece que no fui el único en quien tuvo ese efecto.

—Ah, hola a ti también —pero Damian lucía de muy buen humor como para ofenderse, mientras Damon buscaba con la mirada a los antes mencionados, finalmente hallándolos en la cocina.

—Ahora vuelvo —dijo muy distraído antes de retirarse y dejarme el regalo de Damián en las manos.

—¿Eso es para mí? —él sonrió, ubicando sus ojos en la bolsa.

No sabía si decirle que sí, después de todo era Damon quien debía dárselo.

—En realidad es de parte de Damon, yo solo lo acompañé.

De pronto me descolocó cuando volvió a hablar.

—¿Sabes qué sucede con Damon? —preguntó, razón suficiente para hacerme perder la calma—. Últimamente... no parece muy feliz, y sé que cuando tú estás hace el esfuerzo por sonreír, pero es como si tuviera la cabeza en otro lado.

—Deben ser los exámenes para la universidad —contesté—. Ya sabes que no es muy bueno en la escuela y le cuesta estudiar.

—Pero tú lo ayudarás, ¿no? —inquirió—

—Sí.

O al menos esperaba poder hacerlo. Con este tema realmente no había pensado en ir a la universidad. En realidad, ni siquiera había pensado en qué escuelas aplicar.

—Ethan. —Damian me llamó, sacándome de mis pensamientos—. Tal vez suene tonto, pero quería decirte que te quiero como un hermano. Quiero decir, sé que ya tengo muchos hermanos y eso, pero tú me entiendes de una forma que ninguno de ellos lo hace. Aunque tampoco no puedo negar que Damon me protege como lo hace, o que Elai no me levanta los ánimos cuando estoy triste, incluso Isabel a veces me ayuda con mis tareas. Y a pesar de eso, me alegraría que seas parte de la familia —una mueca incómoda comenzó a formarse en su rostro conforme avanzaba—, ya sabes, si algún día Damon y tú llegan a...

—Creo que entendí —dije entre risas. Parece que no era el único que había cambiado.

—Gracias por esto. Desde que estás aquí me siento más cerca de mis hermanos. Bueno, excepto Isabel, ella... es especial —se rió—. Pero espero que nunca salgas de la vida de Damon.

Era extraño escucharlo decir eso, después de todo, era el gruñón de la familia, pero me hizo sonreír, hasta que Damon salió de la cocina con sus padres detrás y supimos que debíamos ir a sentarnos. Elai e Isabel bajaron la escalera, y al verla recordé lo que Adam me había contado. Ahora que lo recuerdo, tal vez debería llamarlo. El último mensaje que le envié era diciéndole que todo estaba bien, pero no entré en detalles.

—Feliz cumpleaños, hermano —Elai abrazó a Damian. Isabel no lo abrazó, pero sí le extendió una bolsa de regalo, a lo que él solo sonrió. Damon puso su mano encima de la mía, distrayéndome de la mirada fulminante de su madre. Ambos nos sonreímos, y ella volvió a su plato, ignorando el hecho de que yo estaba ahí.

—¿Cuántos años cumples? —preguntó su padre de broma, palpándole la espalda a Damián.

—Dieciséis, papá —Damian volcó los ojos. (Tal vez no era tan broma).

—A tu edad empecé a beber —dijo Elai, alzando el vaso de jugo.

—Y por eso eres el peor ejemplo de hermano mayor —respondió Isabel, a lo que Elai estaba por protestar, pero fue interrumpido por la madre de Damon.

—Isabel tiene razón —Isabel la miró con una sonrisa de extrañeza en su rostro, casi como si estuviera sorprendida de que la mujer que no era su madre la halagara—. Además, Damian y tú no tienen la misma educación.

Elai frunció el ceño, y hasta yo pude sentir lo ofensivo que era eso para él. Decir que ella prácticamente había criado mejor a sus hijos era humillante. Era increíble que esta discusión se haya dado a raíz de un inofensivo comentario como ese.

Pero Elai no hizo más que sonreír con amargura. Los ojos se le pusieron brillantes, y mejor puso la atención en su plato.

Sé que se habría defendido si no fuera porque es el cumpleaños de Damian.

—Mamá, eso fue innecesario —Damian se asomó para ver a su madre—. Elai me ha enseñado muchas cosas. Si no fuera por él, los chicos seguirían molestándome en la escuela.

—Claro, por eso te volviste un bravucón —ella se mofó.

Damon frunció el ceño y apretó inconscientemente mi mano. Ahora entendía por qué Damon prefería mantenerse alejado de su familia, cuando estaban juntos algo salía mal. Quizás era la razón por la que ellos como hermanos, sentían estar en una competencia constante, para ganar la preferencia de su padre y demostrar a quién lo habían criado mejor.

—Amor, basta —dijo su padre cansado—. Es el cumpleaños de Damián, pasémosla bien.

Ella apretó la quijada, se puso de pie y se fue. No era que el ambiente haya sido muy animado al principio, pero al menos no parecía como si fuera un funeral hasta ahora.

—Lo siento, Damian —su padre le puso una mano en el hombro a su derecha.

Él apretó los cubiertos en sus manos y aguantó las lágrimas que amenazaban con escapar.

—Está bien, no es como si me importara todo lo que dice —se llevó un bocado a la boca—, como si no me afectara que actúa como si fuera un extraño, incluso siendo su hijo. Y además que finja que Elai e Isabel no son mis hermanos.

Los hermanos Lerman lo miraron entristecidos, incluso Isabel, que era la menos expresiva de los cuatro. Su padre le acarició la espalda cuando este reprimió un quejido. La comida se terminó porque nadie pensaba seguir comiendo luego de lo sucedido, todos se fueron a su habitación y yo seguí a Damon.

—Lamento que hayas tenido que ver eso. Otra vez —Damon estaba recostado boca arriba en la cama con la mirada perdida en el techo y conmigo sentado a su lado.

Eso me hacía darme cuenta de que, aunque mi vida no era exactamente funcional, mi familia sí lo era. A pesar de todo, nos queríamos y pasábamos tiempo juntos. A diferencia de Damon, que apenas podía tener una conversación con la suya, con el riesgo de que algo como lo de antes llegara a suceder.

—Por eso eres mi hogar, ¿sabes? —se dio la vuelta, recostando su mejilla en sus manos—. Me escuchas y no me juzgas, puedo ser yo mismo contigo. Como se supone que alguien debería de sentirse con su familia.

Sonreí a causa de esto. Había conocido a muchas personas a lo largo de mi vida, pero nadie con quien realmente llegara a encariñarme demasiado. Pero no pude evitar pensar en lo que había dicho Damian.

—¿Y qué quieres hacer? Tengo algunos juegos de mesa, aunque no soy muy bueno —Damon hizo una mueca, levantándose para ir a su mueble.

—Damian me dijo que estás actuando extraño —espeté, ocasionando que sus hombros se tensaran.

—Por favor, Ethan, no sé qué vaya a pasar mañana y solo quiero pasar el tiempo contigo. ¿Podemos no hacer esto? —dijo con algo de gracia, disimulando el temblor en su voz.

—Solo quiero saber cómo estás manejando esto. Quiero decir, de alguna forma yo estoy acostumbrado, pero tú...

—Puedo con esto, ¿sí? Solo... solo necesito que te quedes a mi lado —habló con urgencia.

Me puse de pie y rodeé su cintura con mis brazos, su cuerpo estaba temblando.

—Soy yo quien te tiene así. No quiero ser el responsable de eso —susurré.

—Está bien, tengo miedo, pero no quiero alejarme. Así que por favor no me pidas que lo haga. Sé que superaré esto, puedo hacerlo. La única forma en la que me alejaría de ti sería si estuvieras en riesgo, te pediría que te fueras. Prefiero perderte y saber que estás bien a perderte y saber que ya nunca estarás.

Se dio la vuelta y acuné sus mejillas en mis manos. Damon era como la luz que vi al salir de aquel lugar, y todo luego de ella era luminoso. Acerqué mi rostro al suyo, y me paré de puntillas para poder besarlo. Al principio él fue blando y pude sentir las dudas en su cuerpo, pero conforme este duraba, se intensificaba su agarre en mi cintura y su manera de besarme. Su toque quedaría grabado en mi piel y momentos como estos en mi memoria. Quisiera incluso poder grabar su alma en mi corazón.

Nos separamos agitados y me lamí los labios por lo hinchados que estaban. Damon me agarró de las mejillas y juntamos nuestras frentes.

—No eres el único que tiene un plan —susurró como si se tratase de un secreto.

—No entiendo —pestañeé.

—Pronto lo sabrás —sonrió complacido, cerrando los ojos.

Si bien no entendía lo que decía Damon, no imaginaba que fuera algo tan laborioso, quiero decir, ¿qué se le podría ocurrir que terminara con esto?

Como mamá me dijo, había llegado temprano a casa, pues ya les había contado lo de papá, algo que claro no salió bien. Pesaron en encerrarme de nuevo, pero en el fondo sabían que no era lo correcto, y aquello significaría volver a verme triste.

Me resultó extraño que al estar cerca de casa las luces estaban apagadas a pesar de lo temprano que era, así que me apresuré en llegar a la entrada y darme cuenta de que no había nadie.

—Veo que ya llegaste.

Una voz ronca y molesta sonó a mis espaldas. Me giré para encontrarme con su irritante sonrisa. Estaba parado con las manos en sus bolsillos y autosuficiencia en el rostro.

—Padre.

Para recompensar el tiempo perdido, estaré actualizando rápidamente.

Cuál creen que sea el plan de Damon?

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