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Capítulo 13. Partituras dispersas

Esa noche fue un completo torbellino. A pesar de sentirme como arrastrado por un huracán, mis pies finalmente volvieron a la Tierra. No es que Damon me mantenga en la realidad, pero al menos puedo soñar un poco sabiendo que siempre estaré de regreso con él.

Al día siguiente, durante el descanso, ese almuerzo Damon y yo la pasamos juntos. Al principio me sorprendió verlo parado frente a mi salón; desde que estaba con Sky, no lo había vuelto a ver allí, y fue aún más extraño que ni siquiera la mencionara. Quise preguntar qué había cambiado, pero preferí no entrometerme y pensar que simplemente quería pasar tiempo conmigo.

Estábamos caminando alrededor del campo de juego, con el Sol brillando a su máximo esplendor mientras el comía un vaso de fruta, hasta que se llevó el dorso a la nariz y estornudó.

—Es la cuarta vez que estornudas en este rato —observé.

—Creo que el baño de ayer no me cayó bien —arrugó la nariz y frunció ligeramente el ceño—. Es tu culpa por hacerme saltar.

—¿Ahora la culpa es mía? —le miré.

—Sí, sabes que si tú saltas, yo también lo haría.

Mis cejas se relajaron, formando una sutil sonrisa en mis labios. A veces, creo que Damon no se daba cuenta de lo que decía.

—Oye, mis amigos organizarán una fiesta el próximo fin de semana —de pronto cambió de tema, siempre tan espontáneo—. ¿Quieres venir? —preguntó mientras nos acercábamos a la mesa y nos sentábamos uno frente al otro.

—¿Va a ir Theo? —intenté disimular el interés en mi voz.

—¿Theo? —levantó una ceja confundido—. ¿Por qué? ¿Quieres que vaya?

—No, es solo que la última vez las cosas quedaron inconclusas —balanceé mis piernas, evitando darle una patada a Damon, pues así parecería que estoy nervioso. No es que no quiera contarle, sino que mis sentimientos no son tema de conversación con nadie.

—¿Inconclusas? ¿A qué te refieres?

—Sí, creo que es mejor aclarar las cosas como se debe. Aquel día que nos interrumpiste... no tuve tiempo de explicar nada.

Pero esto no pareció decirle mucho, pude saberlo por la expresión confundida en su rostro, hasta que decidió hablar constantemente evitando mirarme.

—Él dijo...algo de que sí querías, ¿te gusta? Mira, no soy nadie para meterme, pero eso está mal para Elaine —Mis ojos se abrieron con sorpresa a medida que hablaba y él comenzó a encogerse en su lugar, visiblemente avergonzado. Nuestros ojos se cruzaron y pareció afectarle, intensificando el rubor en sus mejillas—. Quiero decir, por ejemplo, yo con Sky, aunque esté con ella, si me gustara otra persona, trataría de controlarme hasta terminar con ella.

Quedé estático, mirando su rostro avergonzado como si quisiera desaparecer. No supe qué decir realmente, ¿había lastimado a Damon con mi mentira? Hice que creyera que tenía a la peor persona a su lado, y no es que eso me moleste realmente, sino cómo debió sentirse él. Porque soy su amigo y sé que me defendería de todo, incluso de lo indefendible, lo que me hace sentir peor al hacerle pensar que tiene un amigo que engaña a su novia.

Y aunque al principio creí que podía omitir algunos detalles de mi vida, tal vez me equivocaba. Elaine tenía razón, Damon no merecía esto, merecía ser tratado como él me trataba a mí, con la misma confianza y sinceridad. Pero para ello, yo también debía poner de mi parte. Aunque él no conocía las cosas que le ocultaba, yo sí las sabía, y ahí se rompe una de las dos partes en una amistad. No quería esa fractura en nuestra relación, tal vez, solo tal vez, debía dejar que Damon fuera mi otra mitad, porque las personas, cuando se conocen, son como dos piezas de un rompecabezas, pero es su decisión si se unen.

—Tienes razón —sonreí—. Sería una mierda de persona.

Damon alzó la cabeza bruscamente y el color le subió a la cara.

—N-no quise decir que eres una mierda de persona, a lo que me refería es que...

Sus labios temblaron y comencé a reírme por lo bajo.

—No, eso solo confirma lo buena persona que eres tú —comenté y sus mejillas se pusieron más rojas que antes—. Pero no me expliqué bien, tal vez en un inicio debí contártelo para que no hubiera malentendidos como estos.

«Bien, podía contárselo, confiaba en él»

—¿M-malentendidos? —parpadeó repetidas veces—. No entiendo

—Bueno, Elaine y yo no somos novios —dije con simpleza.

—¡¿Terminaron?! —gritó, sorprendiéndome por su sobresalto.

—No exactamente. Terminamos nuestro acuerdo de ser novios.

—¿Tenían un acuerdo? —parpadeó aún más descolocado—. Un momento...¿esto es como esas películas clichés en las que los protagonistas fingen ser pareja para un fin de por medio pero terminan enamorándose en serio?

—Algo así, excepto que no nos enamoramos. El punto es, que cada quien podía estar con quien quisiera sin importar el acuerdo. Las razones por las que lo hicimos son un secreto entre nosotros, pero esto te lo puedo decir.

—Por eso tú... —miró hacia abajo como si tratara de analizarlo y de repente alzó la cabeza—. No puede ser —su rostro palideció.

—¿Qué?

—Es que yo...fui muy encimoso contigo. Lo siento mucho, Ethan —se disculpó muy arrepentido, juntando las palmas e implorando por mi perdón.

—Ya, a lo mucho tuve una erección, pero no es para tanto —comenté.

—¡¿Qué?! —él se levantó de manera escandalosa y me llevé la mano a la boca riéndome.

—Es un chiste. Solo me excito con quien me gusta.

Damon suspiró pesadamente, sentándose de nuevo ahora más calmado.

—Ahora estoy avergonzado. ¿Por qué no me lo dijiste antes? —hundió las cejas.

—Es que te veías tan ilusionado por tener una relación como la mía que no quise que supieras que todo era una farsa —me excusé.

Aunque admito haberme sentido feliz cuando me pidió consejos, pensando que yo era un buen novio, la verdadera razón estaba en mi idea de alejarme de él. Pensaba que mientras menos supiera de mí, menos explicaciones tendría que darle y así no se sorprendería cuando un día desapareciera. Además, cuando llegué aquí no pensé que me quedaría tanto tiempo y no veía la necesidad de contarle mi vida a alguien que probablemente se olvidaría de mí y yo sucesivamente.

Pero aunque todo eso pasara, no sabía si yo podría olvidar esa sonrisa.

—Pero hay otra cosa que no entiendo. ¿Entonces eres gay, bisexual...? —dejó la pregunta al aire para darme pie a responder.

—No lo sé, solo me gustan las personas porque sí, sin importar qué sean —dije.

Me perdí en la vista de las copas de los árboles siendo sacudidas por la brisa. Cuando volteé, encontré a Damon mirándome con mucha atención y una sonrisa en sus labios.

—Oye, ¿quieres venir a mi casa a ver una película? —el aire le sacudió su mechón rebelde y sonreí enternecido por lo lindo que se veía, así que contesté:

—Está bien.

[...]

—¿Entonces se regalan cosas en navidad? —inquirí confundido, intentando imaginar esa escena de mi padre dándome algo.

Damon se detuvo abruptamente. mirándome como si estuviera asustado.

—¿Sabes lo que es navidad? —preguntó.

—Por supuesto que sí, no soy una clase de extraterrestre, es solo que... —encogí los hombros— en mi casa no acostumbramos a celebrarla. Bueno, tal vez ahora sí, pero llevo muy poco tiempo viviendo aquí, así que no sé cómo son las cosas.

En realidad vi un par de veces a Eliajh obserquiarle cosas a Ellie, pero conmigo...no estoy muy seguro por qué no lo hace. Quizás porque sabe que sé que no es nuestro padre, a diferencia de ella.

—Es complicado de explicar. Donde solía vivir antes no había muchos recursos, así que apenas teníamos para nuestras necesidades. Supongo que ahora mi mamá y mi hermana lo hacen, pero no sé, deberé esperar a que suceda.

Estuve por decir algo más, pero mis ojos se encontraron con Sky, haciendo que Damon se diera la vuelta. Ella desvió la mirada, ocultando su cara en su larga cabellera rubia y Damon hizo lo mismo.

Ahora que lo pensaba... era muy sospechoso que él haya comido conmigo y no con ella, cuando la hora del descanso la aprovechaban para estar juntos, y luego que me invitara a su casa así de la nada, significaba que algo estaba pasando.

Ella trató de esquivarlo, pero él era más alto y si lo pasaba por alto sería muy obvia.

—Pensé que hoy podríamos salir —ella fue la primera en hablar sin dirigirle la mirada, y la tensión que se generó en el ambiente me hizo saber que tal vez lo mejor era irme.

—Lo siento, Sky, pero no puedo. Voy a salir con Ethan —respondió él, y a pesar de lo serio que se veía, solo trataba de ocultar lo que le afligía.

Estaba tan acostumbrado a verlo sonreír que no me agradó ver esa expresión en su rostro.

—Ah, Damon, en realidad acabo de recordar que hoy no puedo —interrumpí.

—¿Qué? —me miró de inmediato—. Pero dijiste...

—Lo dejamos para después, ¿sí? Mejor ve con Sky —le dirigí una mirada furtiva a ella, y ella sonrió sutilmente.

—Gracias, Ethan —me susurró ella cuando pasé a su lado.

Lo siento, Damon, pero no puedo ser parte de ese problema.

Me alejé sin mirar atrás y no supe si quien necesitaba ser salvado era él, ella, o quizás ambos. En una relación no hay culpables, solo desacuerdos.

[...]

—Elijah me dijo que el otro día vino tu amiga —me extrañó que mamá lo mencionara. Apenas habla conmigo y no me permite tener amigos, por lo que no había podido hacer la pijamada que Gwen tanto quería.

—Ah, sí... —miré por la ventana.

Desplacé mis ojos por las construcciones que se apreciaban afuera y ese sitio me llevó de nuevo a ese recuerdo: cuando me la pasaba en la calle con tal de no estar en mi casa.

—Es Elaine, ¿no? Tu amiga de cuando eras niño —ella pareció querer sonar amable.

Sonreí.

—Recuerdo que era una niña muy pequeña y frágil.

—Sí, pero ella ya no es así, mamá.

Ella asintió dulcemente.

—Tú tampoco, Ethan —me miró—, y me alegra quién eres ahora.

Me quedé en silencio. ¿Y qué hay de antes?, ¿antes siquiera me quería por quien era? Sé que ni a mí me gustaba, pero cuando se trata de tus padres esperas que sí.

Comenzó a sonar su teléfono. Ambos bajamos la mirada a donde estaba y luego me miró como si se preguntara si debía atender.

—Está bien, contesta —sonreí.

—Sí, soy yo, ajá. ¿Qué? —se quedó paralizada por un instante, pero me mostró seguridad—. Ah...sí, voy para allá. Ethan... —dio un paso hacia mí y la corté en seco.

—Voy a ver una película, ¿sabes? —dije rápido, ganándome una sonrisa por su parte—. Se llama cementerio de animales, dicen que es muy buena —mencioné la película que se suponía vería con Damon.

—Okey. Nos vemos más tarde.

Se dirigió a la puerta, pero se detuvo y se volvió hacia mí.

—Por favor cuídate —dijo, sin entender la intención de sus palabras—. Y cuida a Ellie —y así salió de la casa.

Tuve que acostar a Ellie porque claro que no la dejaría ver la película ni aunque quisiera. Quería mantener a Ellie lo más alejada de ese tipo de cosas violentas, no quería que terminara como yo.

Las luces estaban apagadas para evitar cortocircuitos por la fuerte tormenta que azotaba la ciudad, pero esta atmósfera no me asustaba. Sentí inquietud cuando oí el timbre sonar y un escalofrío recorrió mi espina dorsal, porque me desconcertaba el hecho de que alguien viniera a esta hora, entonces recordé esa noche en la que todo cambió.

No estaba preocupado por mí, Ellie estaba arriba y muy fuera de mi alcance. Lo que fuera que sea tenía que deshacerme de él antes.

Caminé sigilosamente, tratando de hacer el menor ruido posible. Sabía que Damon entraba por la ventana, así que era casi imposible que fuera él.

Me acerqué, sintiendo cada vez más la fuerza con la que las gotas de lluvia se azotaban en el lugar. Al abrir la puerta, el ruido de la llovizna tapó mis oídos. Damon estaba frente a la puerta, encogido de hombros, mechones húmedos de cabello le caían por la frente y casi su apariencia fue irreconocible si no hubiera sido por el rayo que pegó en el cielo e iluminó su silueta.

Él se quedó callado y los truenos ahogaron su voz. Damon alzó la cabeza detenidamente e inconscientemente me removí en mi lugar cuando noté un golpe en su pómulo izquierdo, sus ojos estaban rojos e hinchados, aun así, él esbozó una sonrisa y dijo:

—¿Aún quieres ver la película?

Simplemente lo dejé pasar, porque aunque quería hacer muchas preguntas, no lo hice. De camino en la escalera realmente no dijimos mucho, solo esperaba que el agua que escurría de su cuerpo al suelo se secara pronto o mis padres se darían cuenta de que alguien estuvo aquí.

Una vez subimos a mi habitación, le ofrecí el baño para que se bañara por lo mojado que estaba y le presté un par de ropa. ¿Por qué habrá venido aquí? ¿Qué podría hacer yo?

Sin pensarlo mucho, mejor salí de la habitación para asegurarme de que Ellie siguiera dormida, y efectivamente cuando me asomé ella dormía. Al menos alguien podía dormir.

Y al volver a la habitación pensando en aquello, no presté demasiada atención cuando Damon salió, sobresaltándome cuando lo vi con el torso desnudo.

—Ethan, hace frío —dijo y los dientes le temblaban.

—Maldita sea, Damon, ¿y la ropa para qué te la di? —protesté.

—Lo siento, pero tu ropa es muy pequeña para mí.

Claro que no, no soy tan bajo, pero tampoco tan corpulento como él.

—Pues siento no tener de tu talla. Agh, deja ver qué tengo —fui a mi cajón a revisar cuando sentí un caliente aliento respirar sobre mi cuello, tuve que girarme—. Dios, Damon, ¿pero qué haces?

—Estás muy caliente, ¿tienes fiebre? Sí que eres raro, teniendo en cuenta que el clima está frío.

—No....no es eso —agaché la cabeza, con las mejillas ardiendo.

—¿Te sientes mal? Podemos ir al doctor.

—No necesito un doctor, lo que necesito es que dejes de invadir mi espacio cada dos segundos.

—Ah, lo siento, creí que sería bueno para entrar en calor.

—Ah-ah. No digas cosas que suenen extrañas —me retorcí por un escalofrío que tuve—. Y toma, es lo único que tengo —le aventé la prenda que a veces usaba para dormir.

—¿Gracias?

Fui algo enfadado a mi cama. Odiaba que me gustara como lo hacía.

Respingué.

«Está bien, Damon y yo somos amigos, esto será solo como una pijamada. No tiene por qué ser raro»

—Solo vamos a dormir —me hice bollito, dándole la espalda y cerrando cerrando los ojos, pero al cabo de un rato "alguien" habló sin entender que dormir era callarse.

—¿Ya te dormiste? —preguntó.

—Sí —respondí.

—Ok.

De pronto, me pareció extraño que no dijera nada más, hasta que...

—Lamento haber venido así a tu casa, pero no supe con quién más ir. Usualmente cuando me siento mal eres la primera persona en la que pienso.

El calor de su cuerpo comenzó a incrementarse, incluso lo sentí transmitiéndose a mí.

Me giré, viendo cómo escondía la mitad de la cara en las cobijas.

Pensé que había sido tonto al pensar siquiera en poder dormir con Damon aquí, y si quería hacerlo, debía arrullarlo.

Entonces salí de la cama con sus ojos azules siguiéndome y me senté frente a mi piano.

—¿Qué estás haciendo? —preguntó.

—Solo escucha.

Coloqué mis manos en las teclas y comencé a tocar lentamente, no era realmente una canción, solo algo que surgió en mi mente al verlo así.

Cuando tocaba pensando en Damon, nada era claro; a veces las notas eran más agudas, otras más suaves, como si fueran un sube y baja de emociones. Había sido así desde que lo conocí, como un torbellino que arrasa con todo, una melodía teñida de colores mientras yo solo era una escala de grises.

Las notas agudas eran por su dolor.

Las suaves por su sonrisa.

Y las profundas eran para lo que haría si alguien se atreviera a lastimarlo.

Quería seguir tocando esa canción siempre, si es que eso era posible.

Cuando me volteé, él se cubrió rápidamente con la cobija como si no quisiera que supiera que estaba mirándome.

—Esa canción va a perseguirme por el resto de mi vida —habló con urgencia y me acerqué porque no entendía.

—¿De qué hablas?

—¿Por qué...por qué no puedo dejar de pensar en ti y en tus canciones? —murmuró.

—Damon, cálmate.

Intenté tocarlo, pero sacó la cabeza de la cobija y las lágrimas saltaron de sus ojos, haciéndome retroceder.

—Es que todo me sale mal últimamente. Mi hermano menor no quiere ni verme, mi hermana me desprecia, mi madre siquiera me mira, y Sky seguramente me odia ahora —estaba llorando demasiado y me miró con tanta desesperación en sus ojos que descontroló mi corazón—. Por favor no peleemos. No....no quiero pelear con nadie más —sus cejas temblaron.

Damon se encogió de hombros, y noté que comenzaron a temblar. Me aproximé con cuidado y rodeé su cabeza con mis brazos. Sentirlo herido y vulnerable hizo que una urgencia de protegerlo surgiera en mí. No porque lo considerara débil, sino que el verlo de esa manera me hacía débil a mí.

—Puedes contarme lo que sea —susurré. Su cuerpo se relajó gradualmente, dejando de temblar. Me separé, notando cómo se calmaba, secándose las lágrimas y sorbiendo su nariz, así que decidí sentarme a su lado.

—Cuando Sky y yo salimos —comenzó detenidamente—, luego de hablar un poco la acompañé a su casa, pero cuando venía de regreso unos chicos me detuvieron y me golpearon.

—¿Te dijeron algo? —pregunté.

Movió la cabeza de lado a lado.

Algo en todo esto me resultaba altamente sospechoso. ¿Quién querría lastimar a Damon y por qué?

—Espera un momento —dije y fui por el alcohol y algodón de mi mueble, recordando que estaba herido—. ¿Puedo?

Él tragó saliva y asintió.

Mojé el algodón con un poco de alcohol y lo puse en su herida, haciendo que él cerrara un ojo por reflejo.

—Lamento...cancelar nuestros planes —me disculpé—. Si no lo hubiera hecho, no te habría pasado esto.

—Habría pasado de todas formas. Tal vez me lo merecía —desvió la mirada y sus ojos no tenían el mismo brillo de siempre, a pesar de las lágrimas.

—¿Por qué te lo mereces? —fruncí el ceño y el enojo no tardó en llegar—. Damon —busqué mirarlo a pesar que él me evitaba—. A menos que hayas hecho algo malo, no te lo mereces. Estás siempre buscando lo mejor para la gente. Que algunos no lo valoren no significa que lo merezcas.

—Eres el único que lo cree —susurró.

—¿Y mi opinión no importa? Te conozco, escúchame a mí, ignora lo que digan los demás.

—Es difícil hacerlo cuando son tu familia.

—Y yo soy tu amigo, tal vez no tenga el mismo peso emocional, pero...también te quiero.

Damon alzó la cabeza inmediatamente. Incluso a mí me sorprendió haberlo admitido. Aparté la mirada, sintiendo un peso en el pecho.

Damon pareció notar cómo me afectó aquello y prefirió quedarse callado, simplemente con una leve sonrisa en su rostro.

—Gracias, Ethan. No necesitas decirlo, siempre lo sentiré cuando estés cerca—su tono fue suave, lo que más alteró mis nervios.

Decir algo así me afectaba más de lo que pensaba, y aunque fuera verdad, era lo único que no podía negar.

Apreté las manos sobre mis piernas, sintiendo recorrer la impotencia por todo mi cuerpo.

—¿Pero qué... —volteé cuando sentí algo sobre mi hombro; Damon había apoyado su mejilla en él, vencido por el cansancio.

Traté de recostarlo con cuidado para no despertarlo, y una vez hecho, él se acomodó solo.

Mi mano se acercó a su mejilla, pero antes de llegar, él tomó mi mano y la colocó sobre su mejilla, sorprendiéndome. Damon acarició suavemente su piel contra la mía, conmoviendo mi corazón, aunque el momento fue breve.

Mi mirada se posó en las marcas de cruz en su muñeca. Afortunadamente, no eran profundas, más bien parecían una advertencia, algo que me resultaba familiar.

Él se quedó dormido, y yo me quedé mirando las marcas en sus muñecas, incapaz de conciliar el sueño.

Conocía a una sola persona que tenía esa manía, y si era quien yo creía, debía prepararme para recibirlo.

Capítulo muy largo ahhhh

Sé que tardé mucho, pero espero que haya valido la pena

Espero que hayan disfrutado este capítulo porque se vienen tiempos difíciles

Me encantaría ver sus teorías mientras esperamos el siguiente capítulo :0

Hablando de eso, no sé cuándo actualizaré, ando en todo 😭 Ténganme paciencia

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