UN COLIBRÍ CON ALAS ROTAS 🔞
Solo dejaré esto aquí y lentamente me retiraré.
»»--⍟--««
Mía
— Mía debes alegarte de él, en verdad no conoces en realidad a Luciano. Ese hombre es poderoso, y solo está jugando contigo.
—Claro, como lo hiciste tú en aquel momento. Porque por tu culpa estamos aquí.
—¿Por mi culpa?
—No, por la mía. ¡Claro que por tu culpa! Si no tuvieras una insana obsesión con las apuesta no estaría en esto.
Recojo mis cosas y salgo del aula de clases que ya estaba más que vacía.
Pase más de una semana en exámenes y hoy por fin puedo decir que tengo un descanso por todas esta semana hasta que venga de nuevos los parciales.
Entre estar ocultándome de Luciano, de mi novio y de mí prima. Solo me queda los estudios, pero ya veo que todos como que se pusieron de acuerdo en esta semana para fastidiarme.
Luciano ha mandado a su chofer y guardaespaldas más de cincuenta mil veces a mi edificio, mi novio no deja de llamarme que tuve que apagar el teléfono y mi prima. La prima que estoy comenzando a odiar no pierde la oportunidad de decirme que me aleje de Luciano.
Ya lo sé, follamos hasta el día siguiente y hasta yo misma sé que debo alejarme. No somos compatibles, él es el clásico tipo con gusto raro que debe ser el dominante en la relación y yo soy la sumisa, pero versión nerd y que ha engañado a no solo su novio sino prometido.
<<Que puta verga me vine a meter yo.>>
Y no cualquier verga, sino aquella que casi no me dejo caminar todo el día. Con ganas de volver a tenerla dentro de mí desde ese día, pero toda mujer que tiene cuatro dedos de frente sabe cuál es su lugar.
Luciano había dicho bien en claro que yo debía aceptar ser de él, y que cuando el llamara yo ya tenía que estar abierta de piernas para él.
<<Si aja.>>
Ni que tuviera un cartel en toda la frente que dice: "Llamen cuando este necesitado."
Antes de aparecerme a la cita, vi muchas noticias de él. Era el hombre más rico y codiciado en seis países, sin olvidar que tiene una fortuna que pude jubilarse y le queda para la cuarta generación, estaba soltero. Cada vez que había alguna premie o algo donde presentarse, lo hacía con sus guardaespaldas. Ninguna mujer colgaba de su brazo.
Pensé que era gay pero era difícil que un hombre como el fuera del otro bando aunque conocía a muchos, lo era difícil para él.
Así que aquí estoy de nuevo no solo huyendo de él, sino de mi prometido.
Al día siguiente quise romper este compromiso con mi novio de seis años en relación por un desliz, pero era cada día más difícil. No porque lleváramos muchos años y prometimos llegar a nuestra santa unión intacto, pero cuando tienes al diablo al frente es difícil que huyas.
—¡Mía cariño! —no he abierto bien la puerta del edificio de medicina cuando veo a mi prometido sentado en la capo de su auto, va vestido con unos jeans negro y una camiseta gris.
Se quita los lentes y me acerco a él uniéndonos en un beso que no me enciende como lo hizo Luciano.
<<¿Qué brujería me hiciste Luciano?>>
— Hola amor, cuanto te extrañe.
—No me fuera extrañado si te hubieras dignado a contestarme las llamadas.
— Lo siento, tenía mucho que estudiar por los exámenes.—y también quería huir de ti.
No sé cómo tengo tanta valentía de estar parada aquí y no decirle lo que siento, si los nervios me están comiendo por dentro de la traición que cometí.
¿Cómo le hacen esas personas para engañar a la persona que juran y perjuran amar, tenerlos de frente y aparentar nada?
Porque yo estoy a nada de cagarme de los nervios.
Hasta creo que a veces mi cara me dice que fui follada y me gusto.
Creo que tengo abstinencia por la polla de Luciano, ¿Eso se puede?
— No te preocupes, yo también estuve ocupado. Ya sabe, casos importantes. Gente que deben pagar—deja salir un suspiro cansado y yo me aparto de él.
No sé si mi imaginación me está jugando una mala broma por está pensando de más, pero en esto momento estoy viendo a Luciano. Está a cinco autos estacionados con su guardaespaldas mirándome.
Mientras que tiene los brazos cruzados en su pecho haciendo remarcas los musculo que se gasta en una camiseta verde como la que uso aquel día que fue a la cafetería.
Trago fuerte cuando recuerdo aquella noche y veo una sonrisa de boca cerrada que me da y no me gusta lo que significa.
Comienzo a sentir las mejillas calientes y veo a mi prometido
—Lee ¿Y si vamos a celebrar que pase el último examen de este mes? —aparto la mirada de Luciano para colocarla en mi novio.
El brazo de Lee se cuela por mis hombros antes de apretarme más a él.
—Claro que si cariño.—contesta feliz y nuestros labios se juntas en un besos tranquilo.
El abre la puerta de su auto para mí y yo entro dejándome caer en el cuero, segundo después el también entra y arranca el auto.
— ¿Y cómo va el trabajo? Algo que quiera contar que hacen los federales.
Lee Lynn es un agente federal que se encargar de rastrear a los hombres de la mafia o que presente amenazan al país, desde pequeño siempre hablaba que quería ser policía. Pero termino subiendo más de rango y ahora pertenece a un federal.
No me gusta su trabajo porque es peligroso, pero si él lo ama, no puedo hacer nada para que lo deje.
Mis manos me tiemblan y quiero soltarle las palabras, pero no quiero. Llevamos comprometidos más de dos años y nos vamos a casar cuando me gradué de mi carrera. Tenemos mil planes, planes que se fueron al caño por a verme costado con quien no debía.
—Ahorita estamos rastreando a alguien muy importante que llego a la ciudad, estamos buscando una fisura por donde entrar ya que todo de él está limpio
—Pero tú crees que no.—murmuro nerviosa mirando por el retrovisor de mi lado a ver si logro ver el auto de Luciano, pero no veo nada.
Respiro un poco con calma.
— No, esta persona nunca me dio buena espina.—dice Lee molesto pero ni le hago caso porque sigo observando.
— ¿Cómo se llama?—pregunto distraída.
Su celular suena y él contesta.
— Lynn, si... está bien... media hora.—y con eso cuelga.—Lo siento cariño pero el deber me llama. —agarra mi mano para pedirme disculpa, pero estoy más distraída en otra cosa que solo asiento.
Quince minutos después me deja en la puerta de mi edificio, solo veo cómo se va y antes que pueda entrar al edificio. Un auto mercede negro estaciona frente de mí, la puerta de la parte trasera se abre y ni se molesta en mostrar su rosto porque ya sé quién es.
Trago saliva nerviosamente antes de ver su rostro que se muestra con una calma que trae mil tormentas.
—No sabía que te gustara jugar con el diablo Mía, pero ya que estamos en esto. Juguemos.
Y antes que pudiera explicarme, soy sostenida por detrás y un pañuelo es impactado contra mi nariz. Algo fuerte esta impregnando el pañuelo que hace que los ojos me pesen y ni tiempo me da de pelear. Porque siento en el momento que mi cuerpo pierde la batalla y nos unimos a la oscuridad.
***
Un gemido sales de mis labios que están pesados, pero de igual salen como si quisiera hacerlos. Siento como mi cuerpo se siente aun pesado y aunque no quiero abrir los ojos. Lo hago, negrura es lo que veo. Pero siento algo más.
Algo que se contrae en mi zona íntima y siento unos dientes que muerte mis labios vaginales haciendo que grite de dolor, pero de excitación también.
—Mmm cuanto extrañe probar este coño, mi coño.—la voz de Luciano se escuchaba, pero no lo podía ver.
Intente moverme, pero era algo difícil cuando mis manos protestaron al ver que estaban amaradas, no solo eso. Tenía los ojos también tapado con algo lo que hizo que mi corazón latiera tan rápidamente asustada, pero existida.
— Lu... Luciano... que hace... agh—me mordí mi labio cuando los labios de Luciano succionaba de mi como si llevara años sin tomar agua y ese lugar era el manantial para alguien sediento como él.
No hizo falta que metiera algo dentro de mí porque fue en ese momento que una ola salió de mi arrasando con todo a su paso, corriéndome en la boca de alguien como él.
Y él permaneció ahí aun succionando de mí, como si no quisiera desperdiciar nada.
Cuando la ola de excitación paso, intente respira calmadamente. Porque sentía frío y no quería pensar que estaba desnuda, no me gustaba mi cuerpo, no estaba orgullosa de él. Pero por lo que veo a Luciano le fascina o solo está jugando conmigo, ya que con una polla pueda meterla donde le plazca.
Sé que no soy de su tipo, alguien como él no saldría como alguien como yo.
— Veamos cual será el castigo esta vez por estar huyendo de mi.—sus labios recorrían desde mi zona hasta por mi estómago subiendo poco a poco antes de detenerse en mis pechos y devorarlo robándome gemidos de dolor y fueron subiendo hasta mis labios donde me hizo probar mi propio jugo.
Esto si me gustaba.
Sentía esa chispa que no sentía con Lee.
Sus labios me devoraban como reclamación que hacía era prenderme más.
<<¿Estaba yo enferma?>>
Alguien normal en su sano juicio no le gustaría que la secuestraran, drogaran y cuando despertara lo primero que está siendo es comida.
Literal.
—Luciano... no veo... por favor —intente decir cuando se apartó de mí y sentí cuando quito la venda.
Pero aun así no veía nada, solo un rostro borroso que sabía perfectamente que era él. Además su perfume y que sus manos producían esa electricidad en mi cuerpo. Nadie más lo hacía.
<<De seguro el condenado me hizo una brujería.>>
— El castigo será este, te voy a follar hasta dejarte sin fuerza por dejar que otro toque lo que es mío y por esta huyendo. No veras mi rostro y tampoco me tocaras.—gruño en mi oreja y eso hizo que me encendiera de nuevo.
— Él... él no me toco... por favor... quiero verte.—sentía las lágrimas en mi rostro intentando mover mis manos, pero estaban bien amarada.
— No, y calla.—un ardo recorrió desde mi entre pierna hasta mi pecho.
Un grito ahogado de dolor salió de mi cuando lo sentí adentro de mí, se había metido de una sola estocada. Así fue la primera vez, cuando lo hicimos. No espero que me adaptara a su polla sino que me follo una y otra vez, era rustico; pero romántico.
No sé, era algo que estaba experimentando en todas la faceta con alguien que apenas ni conozco.
Además era lo que hacía en este momento, se movía saliendo y entrando cada vez con más violencia produciendo ese ardo y esa excitación dentro de mí que me hacía llorar pidiendo más.
Quería más, y si ese era el castigo por haber huido de él toda esta semana lo volvería hacer si lo tendría a él como un salvaje.
— Aaah duele.—agarre fuerte las cuerdas, pero aun así me gustaba se compensaba el dolor con la excitación que se estaba formando.
Sentía sus manos por todo mi cuerpo apretujándolo a su antojo y sentí sus dientes incrustase en mis pechos robándome más gemidos de placer.
— Veras mi pequeño colibrí como rompo tus alas una por una.—en medio de mi placer no entendí nada.
Y quise preguntar que decía, pero sentí mis paredes contraerse lista para el orgasmo. Algo caliente dentro de mí se desprendió cuando llegamos los dos juntos, pero ni siquiera me dejo recuperarme cuando se salió de mí aun goteando y me volteo dándome una nalgada.
— Dame... dame un segundo.
—¡NO!—otra nalgada y sentía mi corazón salir de mi pecho, la respiración estaba más que acelerada y no me dio tiempo de asimilar lo que hacía cuando me volteo.
Arrastraba mis jugos a mi trasero donde metió dos dedos, los nervios me estaban traicionando, pero que una mano de él inclinara mi espalda y colocara en mi trasero en pompa no quería imaginar lo que se vendría. Pero no lo hizo, saco sus dedos volviendo a inclinarse tras de mí, donde me aparto el pelo de la cara y me dio un pequeño beso en el hombro.
—Todavía no está lista, mi pequeño colibrí. —susurro para volver a meterse de una sola estocada en mí.
— ¡Aaah!—grite y más lagrimas salían de mi empapando mi rostro de placer.
—Tu coño aprieta mi polla a pesar que hemos follado muchas veces, así que como buena puta te vas aguantar todo el castigo.—gruño moviéndose dentro de mí.
Sentía que algo de mí se desprendía, pero el arrastraba una mano de entre mis piernas hasta donde permanecía su polla metiéndola. Minutos después se vacía dentro de mí sintiendo algo caliente recorriéndonos desde mi orificio bajando por mis piernas.
Desde aquel día no solo he tomado las pastillas anticonceptivas, sino también me he puesto la inyección. Porque tenía en claro que esto iba a volver a suceder, además Luciano no le gustaba ponerse un puto condón conmigo y se negaba.
Ahora entiendo que no debía caer en el rada de alguien como Luciano, porque alguien como él tiene fantasías muy locas y yo apenas estoy descubriendo que también amo esta.
Y como dijo, este colibrí tendrá las alas rotas y si me rompe. No podre volar lejos de él.
Mi cara aún permanecía en lo que se podía decir que era una cama, todavía lloraba porque aunque él ya había salido sentía el ardo que si me movía seria mucho peor.
Lo sentí moverse por los lados quitándome las cuerdas, me movió con cuidado, pero aún estaba ese toque rustico de él.
—Soy yo o a ti se te olvido que tienes una deuda conmigo. —me coloco las gafas y ahí pude ver por fin lo que nos rodeaba.
No estaba en su apartamento.
La habitación donde nos encontrábamos era diferente todo era de color negro, las paredes tenían figuras. Pero el negro le sentaba tan bien. Los muebles eran de un marrón oscuro y la cama donde me tenía era una matrimonial.
—Solo... solo estaba estudiando, tenía exámenes que presentar. —respondí cuando mis ojos se conectaron a los suyos cuando se inclinó a mi cuerpo para cargarme.
Cada vez que terminamos de tener sexo siempre me cargaba y me llevaba al baño donde me limpiaba, así que no puse protesta porque sabía bien que si caminaba terminaría doliéndole todo.
—No es lo que me dijo Jeremy. —me dejo en la tina y entro conmigo también.
Me sentía cansada y agotada.
—Pues te mintió, si estaba estudiando.
—Así como escaparte también todas la noches a verte con tu novio ¿verdad?... no crees que eso de Romeo y Julieta ya paso, además ya debiste cortar con él hace rato. Tenemos un trato.
—Trato que no acepte aun.
Una pequeña risa salió de él antes de asentir y pasarme la esponja con jabón por mi cuerpo con delicadeza.
—Eso es verdad, ahora que lo menciona tengo un local que derrumbar. —sus palabras hacen eco en lo más profundo de mi cabeza y mi cuerpo se pone rígido.
—No te atreverías. —susurre nerviosa porque no creo que sería capaz, además le entregue algo que nunca se lo atreví dar a Lee y estamos follando cada vez que quiere.
—Solo mírame colibrí. —no me da tiempo de asimilar lo que hace cuando veo como se levanta de la tina dejándome en ella mientras sale.
—¡Luciano no te atrevas! —me levanto tan rápido también con intenciones de salir, pero el ardo que corre no solo por mis piernas se acentúa en mi trasero protestando por levantarme.
Su risa se hace más fuerte mientras lo veo salir del baño dejándome indefensa.
—Las amenaza a mí ni me hacen cosquilla ya lo debes saber. —cómo puedo salgo del baño agarrando una toalla colocándomela.
Él se viste tan rápido como si no acabáramos de follar y me ha dejado aun dolorida.
—Luciano te lo estoy pagando, dijiste que follariamos y me dejarías el local y eso lo que estamos haciendo. —siento que algo en mi pecho se contrae mientras lo veo vestirse y mi ojos pican.
Él se encoje de hombro terminando de vestirse.
—Dije que solo iba hacer con una sola condición y es que fuera mía en todo los ámbito, pero no. Tú decides mantener una relación con aquel estúpido y todavía no aceptaste el trato. Así que Bye yo no pierdo tiempo con personas que creen que puede manipularme con payasadas, disfrute su noviazgos estúpidos que yo tengo cosas más importantes que hacer. —cada palabra que es soltada es como si me enterrara un cuchillo en el corazón.
Es mucho peor cuando escuche hablar a Lee que decía que no le gustaban las chicas con cuerpos llegó de estría y celulitis, y mi cuerpo están llenas de ellas. Cuando era pequeña fui una chica que comía demasiado y junto que odiaba mi cuerpo dejaba de comer y volvía a engorda eso hizo que mi cuerpo tuviera todas esas marcas.
Cada vez que me miro en el espejo las odios, odio mi cuerpo. Pero sentí algo diferente cuando Luciano me miro. Esperaba una burla o algo, pero vi deseo y lujuria. Y aun así no me atrevo a decir las palabras que él quiere.
—Ósea que soy otra más que cayó en tu red. —murmure con la voz rota cuando vi que se dirigía a la puerta.
Su mano se detuvo en la manilla antes de voltea su rostro a mí.
—Tu esta donde quiere estar Mía, jamás dije que ibas hacer la otra o la que ocultaba. Pero tú y tus inseguridades terminaron poniéndote en el lugar que decidiste estar.
—¡Es que es tan difícil verlo o que! —estallo llorando apretando aun la toalla a mi cuerpo. — ¡No soy igual que ellas, no tengo el mejor cuerpo, no soy modelo o Actriz, solo soy una estudiante de medicina con un cuerpo horrible marcados por celulitis!
Siento su perfume frente de mí antes que lo asimile y alzo la mirada porque él es tan alto que a veces tengo que echar la cabeza hacia atrás para míralo mejor.
Sus manos agarran mis mejillas e inclina la cabeza para unir su frente con la mía, hace que cierre los ojos cuando quita las gafas. Nuestra respiración se une pero nuestros labios no se tocan.
—Ay Mía, aun sigues rota y no logras comprender aun que donde el mundo ve imperfecciones yo veo perfección. —su mano deja mi rostro y abro los ojos viendo aun su rostro borroso.
Me coloca los lentes y veo su rostro hermoso, labios perfectos que toda mujer quiere tener. Ojos de un gris oscuro que se vuelve brilloso y con vida cuando me ve, que cualquiera quiere herédales a sus hijos. Mirada penetrante que hasta te pone temblar, una mandíbula perfecta.
—¿Tú ve perfección en mí? —pregunto con un hilo de voz y él asiente. Me da un beso en la frente ante de apartarse.
—Veo más que perfección, pero como dijiste al principio aun no has aceptado se mía.
Y esas son las últimas palabras que me dice antes de irse dejándome con el corazón hecho pedazo.
Me derrumbo en el suelo, pero ya ni una lágrima sale de mí. Solo me animo de nuevo a levantarme y me visto cómo puedo, cuando salgo esta su auto ahí. Pero Jeremy esta en otro parado con la puerta abierta, y sé que Luciano está en el otro.
Me paso la mano por el rostro limpiándome las lágrimas y entro con Jeremy que es el conductor, los vehículos comienzan a moverse y veo por la ventanilla a un lado. Es una cabaña lo que dejamos atrás y ahora lo que hay es un bosque.
—Si yo fuera usted, ya era para que entendiera que el jefe no es como los otros hombres que usted ha conocido señorita. —Jeremy me habla sin apartar la mirada del frente siguiendo el mercede que se él va a ahí.
—Entonces es verdad que Luciano Brown tiene un oscuro secreto, porque estar en una pelea clandestina solo significa una cosa.
Lo estuve pensando, y más las advertencia que me decía mi prima. Podía llegar a una sola conclusión y es que Luciano mantiene una doble vida, se le notaba que no le gustaba seguir las reglas.
—El jefe esconde muchas cosas y yo no soy el indicado para hablar de él, pero si de algo se. Que lo que sea que ustedes dos lleven, él lo está tomando en serio, él no es de relaciones. Y muchos menos llevar chicas a su apartamento.
—Eso lo dice porque eres su guardaespaldas y haría todo lo que te pide.—me molesto volviendo que las lágrimas se formen en mi rosto.
Cierro los ojos para darle a entender que ya no quiero hablar y creo que lo entiende, porque el resto del camino lo hacemos en silencio y no se en que momento me quede dormida, pero lo hice.
Solo que esta vez me di el tiempo de pensar que era lo que quería en mi vida, ¿Era feliz con Lee? ¿Era el hombre que me daría todo lo que necesito? No lo sabía, pero mientras tanto me alejaría del peligro.
Porque Luciano era eso, un peligro andante.
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Hello, no me maten y no me odien. Ustedes saben que yo los quiero mucho, pero los personajes no colaboran.
Para que vean que no soy mala, voy hacer doble actualización.
Besitos y abrazos, no olviden dejar su estrellita.
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