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Capítulo 6


Adriel

El olor a pólvora es lo único que inunda mis fosas nasales, los gritos se mezclan con los disparos que se hacían de diestra a siniestra. Los casquillos caen al suelo y el seguro es quitado para quitarle la vida a otra alma que no vale estar aquí en la tierra.

—¡Arriba hay cinco y están punto de salir por el lado este! —grita alguien por el intercomunicador en mi oído, y solo sé que lo único que hago es moverme junto con otras tres personas más que captamos las ordenes.

— ¡Abajo!—una bala pasa rozándome el hombro y me tiro al suelo justo en el momento cuando mi compañero me lo dice.

En medio de aquella oscuridad nos movemos hasta que vemos nuestro objetivo y le hacemos una emboscada cubriendo las áreas por donde no tendrán salida y los apuntamos con nuestras armas.

—¡Manos arriba! ¡Suelte arma y todos al suelo dije! —grito mi compañero sin dejar de apuntar al jefe de la banda criminal.

Se dejaron de escuchar disparo en la bodega y más persona con uniforme especial llegaron para impedir que el premio gordo se fuera.

— Pero miren a quien tenemos aquí, si es Joan con su combo de traficantes.—habla el jefe que comanda el operativo y aunque quiero hacer algo no puedo.

Yo pedí su ayuda y tenía que aceptar sus reglas, nuestro uniforme nos cubría de pies a cabeza para no mostrar nuestra identidad. Y aunque en el chaleco decía FBI solo era una farsa para este operativo, y para aquello que están en el suelo que lo creyeron.

— No hicimos nada malo.—el tipo que estaba contra el suelo vestido de negro con su traje que ya no estaba pulcro levanto la cara en el momento que mi supuesto amigo se colocara frente de él y lo levantara a las fuerza como si fuera un perro que por cierto el odiaba.

Ese hombre trataba a los delincuentes como basura de lo que eran, y los trataría así hasta el final.

—De rodilla, que tenemos que hablar. —volvió a patearlo en el estómago y el tipo se removía en el piso del dolor.

— ¡No he hecho nada dije!—volvió a excusar con su acento francés pero no funciono.

— ¡No mientas que mis hombres encontraron a las chicas muertas en el sótano!—esta vez su bota impacto en su cara y sangre salió.

Es lo que hacen, matan a las chicas para que no hablen y no le importar perder mercancía si pueden conseguir otras. Es un maldito ciclo que ya estaba cansado, no importaba tantas veces que atraparan gente como él en la trata de blanca, otro loco tomaría su lugar en este puesto. Aunque siempre nos encargáramos de quitar una basura más de la calles.

—Damné. —dijo en medio de dolor y la sangre que salía por su boca, mi amigo se agacho a su altura y si no tuviéramos el rostros cubierto puedo decir que estaba sonriendo porque esto era lo que él disfrutaba.

Ese hombre alto de más de dos metros contextura robusta y un porte de querer pisar todo a su paso, cualquier criminal que se topara en la calle con él lo pensaría dos veces en atreverse a tocarlo. Por eso cuando él se quita el pasamontaña su pelo marrón agarrado en una coleta alta es lo que mis ojos capta.

— Aunque no practico mucho mi francés, creo que escuche decirme maldito.—sus manos enguatada apretaron el rostro golpeado donde una vez estuvo su bota.

Me moví un poco y vi como el rostro de Joan abandonada cualquier color en él al percatarse de quien tenían al frente, trago grueso

— Luciano Brown.—aquel francés volvió a tragar saliva y podía ver miedo en sus ojos por tener el hombre que todo el mundo en el bajo mundo criminal respectaba.

Luciano era el criminal que algunos querían tener de premio, como el FBI quería descubrir y desmentir que todas sus cuentas que eran legales eran fachadas. Luciano era un multimillonario que para la sociedad se había ganado cada peso que tiene y empresa con el sudor de su frente cuando había estudiado administración de empresa internacional.

Pero el destino solo le jugó una mala broma cuando su madre fue secuestrada, violada y la mataron como si fuera un cerdo y no una persona, cuando el apenas se estaba graduando, cuando quiso buscar venganza su padre solo le advirtió o más bien le revelo que así era el mundo criminal.

Cuando el viejo murió todas las posiciones de su padre pasaron a él como un puesto en la mesa de la mafia, el dejo el puesto que su padre tenía de trata de blancas porque eso él le traía recuerdos y cuando descubrió la verdad de todo aquello, construyo algo legal con sus manos y lo ilegal siempre se mantendría como un secreto que el mismo se ganó.

Cada miembro de aquella mesa que participaron en las obscenidades de su madre le corto la cabeza sin antes hacerle lo mismo que ellos le hicieron a su madre.

Por eso cuando alguien quiere meterse con Luciano debe pensársela dos veces si quiere conservar su cabeza.

¿Quizás te pregunte de donde nos conocimos o como termine de amigo de alguien como él? Pues nos conocimos el día que mi padre arresto a su padre, la primera vez que vi a Luciano en un jurado su semblante no mostraba nada pero sabía que disfrutaba ver su padre entre rejas. Después que su padre le dieron cadena perpetua pude ver una pequeña sonrisa en su rostro que aunque hubiera un cuarto de la mitad de la ciudad en el juicio nadie lo noto.

Solo sé que después me toco investigar una muerte que ocurrió en sus empresas, él fue educado y amable ayudándome en todo y eso porque la víctima había sido su secretaria. Recuerdo el día que me dijo que si tenía un sospechoso no dudara en decírselo, pero yo no era como otros detectives que andaba por ahí revelando todos mis progresos.

Ni siquiera tenía notas escrita en los informes del caso. Bueno, no en mi apartamento.

Recuerdo que solo me tomo dos días para descubrir que el asesino era uno de sus empleados, cuando fui arrestarlo él estuvo ahí observando en cada momento y antes que el chico saliera por la puerta su cabeza había explotado.

Literal, su cabeza había explotado y lo que a mí me llamo más la atención fue que el personal aunque tenían miedo ignoraron todo aquello como si fuera normal.

Días después de salir del hospital lo encarre pero me negó todo aquello, quise buscar pruebas y la encontré pero el día que lo iba enfrentar recibir la peor noticia que mi padre estaba muy mal. Tuve que viajar y cuando llegue al hospital donde estaba internado mi padre, ahí estaba él con su traje pulcro y solo me sonrió antes de darme aquel celular y decirme que seriamos unos grandes amigos a partir de aquel día.

Y eso porque si no fuera por él, mi papá no obtendría el medicamento que todavía lo mantiene aquí con mi madre y conmigo.

— El mismo, Joan. Escuche que tienes oído en los lugares que yo no tengo... así que tú me ayudaras obtener una información o sino dejamos que el pequeño Jomas nade con los tiburones.—Luciano lo levanto bruscamente por la chaqueta, me hizo señal para que lo siguiera y lo hice.

Nosotros tres entramos a la bodega donde Luciano lanzo a Joan al suelo con demasiada brusquedad como si le diera asco tocar gente así y es que si le daba, odiaba todos aquellos criminales que traficaba con mujeres o se metía con ellas.

Luciano había usado el negocio de su padre como traficante, de todo tipo de cosa pero jamás se metía con las mujeres o niños era como si ese fuera su límite.

—Ya que estamos solos quiero saber que has sabido del aquel que se hace llamar fantasmita. —lanzo la primera pregunta sacado su arma y quitaba el seguro.

El francés estaba más pálido que una hoja en blanco y nunca aparto los ojos del arma.

—Solo sé que trabaja solo Señor. —un disparo y una bala impacto en el muslo del francés que grito con horror llevándose la mano al lugar donde fue herido.

— Respuesta que no me interesa.—Luciano hablaba tan tranquilamente y yo por dentro quería era quitarle el arma y dispárale yo mismo quería respuesta rápido, la hora se me acababa y cada minuto cuenta.

—¡Es lo único que sé, nadie sabe quién es. Si quieres atrapar a un psicópata habla con un psicópataaaaaa! —la última vocal fue extendía cuando otro disparo impacto en su hombro.

— Si sigues así lo dejaras como colador de espagueti.—me quite el pasamontaña molesto y pude ver como la sonrisa de Luciano nunca lo abandono cuando otro disparo se impactó en el otro hombro y Joan gritaba.

— Relájate Detective, que aunque quede como colador a la final tendremos nuestras información.—otro disparo más y este impacto en la otra pierna.

Me lleve las manos a la cara frustrado, porque sabía que aquella sonrisa media era porque habían matado aquella mujeres en el momento que habíamos atacado.

— Para lo que debes de servir no sirves.—murmure molesto caminado de un lado al otro.

—Vamos Joan, solo dame algo que me motive a dejarte con vida. —vi por un momento como su arma apuntaba a sus parte reproductiva y este en medio de su charco de sangre lloraba y negaba.

Yo me impaciente y le quite el arma a Luciano y me acerque a velocidad luz furioso cuándo quite el seguro y el cañón quedo entre ceja y ceja de él.

—5...4... —comencé a contar mirándolo.

Luciano silbo animado.

— Uff si yo fuera tu comenzara a cantar Joan.—le recomendó.

—Pero no sé nada...

—3...2...

— No espere que llegue a uno.

—¡1!

— ¡Tiene un infiltrado en el FBI!—grito en el momento que estaba a punto de disparar.

Luciano y yo nos miramos confundido cuando vimos que Joan hacia todo lo posible para parar cada hemorragia y lloraba suplicando para que yo no disparara.

— ¿Explícate por qué no te entendemos? Hace minutos me dijiste que trabajaba solo.—Luciano me quito el arma furioso y ahora era él que apuntaba.

— Si trabaja solo, pero escuche que cuando masacro la familia de aquel detective tuvo que recudir a un informante en el FBI que es el que le dio toda aquella información y me imagino que lo volvió hacer con el nuevo detective.—mi cabeza comenzó a echar humo pensando a toda velocidad y recordé una vez que Martínez había mencionado que su familia iba a regresar a Venezuela por cuestiones personales pero que nadie debía enterarse.

Después de funeral, Martínez rebelo que su esposas e hija viajaron fue a despedirse de su suegro porque estaban enfermo y nadie quería que se enterara que ellos viajarían por algo tan delicado. Era una tradición que todo venezolano respetaba, no revelan que van a viajar para que los planes no se le caiga.

— ¿Así que tenemos un soplón?—murmuro Luciano y antes que yo pudiera decir algo un disparo sonó y vi el cuerpo de Joan caer en su propio charco de sangre, afuera tampoco se hizo esperar la lluvia de balas.—¿Qué? A ninguno lo iba a dejar con vida.

Me cruce de brazo molesto.

— Gracia por la ayuda, fue de mucha ayuda oíste.

Él guardo su arma y miro el lugar donde estaba ahora el muerto.

—Puedo sentir el sarcasmo en tus palabras Miller, así que vamos a ahorrarnos las discusiones del por qué lo mate y no espere para tener más respuesta. Si ya sabes que un muerto...

—Habla más que un vivo. —termine por él. Él sonrió y yo me lleve las manos al pelo desesperado mientras respiraba con calma pidiendo paciencia.—Maldito, más te vale que todo haya valido la pena. —paso por su lado golpeándolo saliendo de aquel lugar pero antes que me aleje lo oigo decirme:

—¡Más te vale avisarme, porque yo también quiero saber quién es el soplón!

Abandono aquel lugar atrás dejando atrás toda aquella pérdida de tiempo y sabiendo que tengo otro trabajo más a la lista, vuelvo a la carretera con una dirección en mi GPS cuando el mensaje de Fisher me llega y no lo pienso mucho antes de marcar colocando el celular en altavoz y sin dejar de conducir.

Aquí Fisher ¿Por allá quién?—fue lo primero que dijo mientras que del otro lado de la línea se escuchaba el sonido cuando usaba el teclado.

—En esto momento no estoy de humor para tus bromas pesada Fisher y más te vale que tengas en la mano el informe de la autopsia y que el Jefe no se haya enterado todavía.—me detuve en un semáforo mientras que contemplaba la hora que pasaba y sabía que tenía el tiempo contado.

Se escuchó un suspiro del otro lado a lo que en ese momento me llego un mensaje por correo de él sabiendo que era la copia del informe de la autopsia y después lo escuche hablar.

Eres el único agente que me cae bien porque nunca me trata como si fuera solo una computadora viviente, y por eso voy a dejar pasar el tono porque sé que esto es serio.—otro correo me llego y cuando estaba a punto de abrirlo el semáforo cambio de luz y arranque.

—Pues habla que no tengo toda la tarde. —exigí rápido, además intentaba ignorar mi celular personal que no dejaba de sonar y sabía quiénes eran lo que me estaban llamando y por los momento no quería distracciones.

No me apuren que yo hablo solo.—susurro apenado y después deje de escuchar el sonido de las teclas, hizo un carraspeo antes de hablar.—Según la autopsia dice que la hora de muerte fue entre las dos o tres de la madrugada y que horas antes de su muerte fue torturado y marcado como siempre es. Por lo que bañarlo en ácido solo era un método más medieval para que sufriera un poco más. No se encontraron rastro de evidencia, solo pequeñas picadura de algunas agujas en sus brazos o cuello. Su sistema estaba libre de droga ya que se descarta y.... —lo interrumpir cuando vi que mi celular llegaba una llamada entrante y mostraba el nombre de mi jefe en la pantalla, supe que algo nada bueno saldría de aquella boca.

— Consígueme el expediente completo y habla con algunos de los policía técnicos-científico por si consiguieron algo más que huellas de los paramédicos, necesito que también revise el historia de llamada de Malika, hora, GPS, todo lo que sea importante algo que me dé pista que paso esa puta noche. —si Martínez tenía el caso mandaría a revisar los celulares con su especialista de tecnología y en quien yo si podía confiar era en Fisher, sabía que él no me terminaría traicionando.

O eso esperaba.

Entendido detective ¿Algo más? —ya estaba listo para colgar cuando la llamada de mi Jefe volvió a iluminar la pantalla.

—Todo hazlo bajo discreción y que esto quede entre los dos. —colgué antes de aceptar la llamada entrante.

Lo deje en manos libre mientras seguía con la ruta sabiendo que tenía un mal sabor si él me decía lo que estaba pasando por ese momento en mi cabeza.

— Miller, necesito que te presente en el hospital...— al escucharlo frene de golpe sin impórtame que estaba en carretera recta y que venían vehículos tras de mí.

—Lo siento Jefe, estoy trabajando en el caso. Voy de camino averiguar una pista que encontré. —mentí sabiendo que solo quería saber porque la última ubicación de Malika fue en las afueras, no quería enfrentarme a la realidad que me daría un gran impacto si decía aquellas palabras.

—El fantasma volvió otra vez y tenemos nueva víctima. — su voz no sonaba bien que digamos.

Y aunque quería preguntar, no era tan masoquista.

—Ya dije que déjenle el caso a Martínez, yo tengo el de cantante...— su voz hizo que dejara de hablar cuando soltó aquello.

—¡La victima está viva!-grito molesto al otro lado de la línea y eso hizo que el silencio reinara en el auto.

Mientras que los claxon sonaban al pasar por mi lado, que tuve que salí de la vía.

—Eso es algo bueno, ¿no?. Si la victima está viva puede identificar al fantasma.

—No me entiende ¿verdad?... ¡La victima está viva, pero es mejor que te presente en el hospital ya! La encontramos en el hospital viejo de afuera, las pesqueras para ser más exacto...

— ¿Dime que no es ella? — pregunte en un susurro con el corazón en la boca, al escucharlo cuando dijo la ubicación que menos creí escuchar en este momento.

—Lo siento Miller, pero debes volver. Te dejaron un nuevo mensaje y no creo que te guste.

No deje que terminara porque corte la llamada y emprendí la huida a la dirección que me dio del hospital, mi mente solo decía que no podía ser ella. Que a lo mejor fue una confusión pero que no podía ser ella, esa clase de psicópata con patrón perfecto no podía dejar alguien con vida.

Aunque tenía esperanza que Malika pueda estar viva, una parte real me decía que la diera por muerta porque ya conocía muy bien aquel caso.

Cuando llego al hospital media hora después porque estaba lejos, todo es un caos. Ahí médicos que corren de aquí para allá, y la policía está custodiando la entrada además del segundo piso donde me dijeron que estaba la víctima.

Al llegar a la puerta veo dos policías custodiando la entrada de la habitación y mis ojos caen en la persona que sale con su semblante que me descompone el día entero.

—Entro en cirugía otra vez porque un coágulo le estaba obstruyendo las vías...— fue lo primero que dijo cuándo me vio.

Yo en cambio caí al suelo llevándome las manos a la cabeza, pensando que todo esto era mi culpa y lo confirmaba cuando él me extendió una nota dentro de una bolsita de evidencia con una caligrafía que ya estaba comenzando reconocer.

Querido Detective Miller.

El reloj ha llegado a su fin y junto con el mí tiempo, le di los días de pautas para que me encontrara pero al ver que el gato no va por su ratón. El ratón prefirió ir por el gato y al encontrar que el gato estaba más distraído por una chica que no vale nada, pero es todo para él. Decidió que es hora de presentarnos, mis palabras valen detective y usted solo se hizo el tonto. Solo quise dejarle un regalito en la primera escena y espero que su chica continúe viva, así le da ánimos para comenzar esta casería.

Me despido y te deseo lo mejor, no me falles. Porque al final abra consecuencia.

Pd: Esa chica si da pelea.

Su fantasma


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