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Capítulo 4

Adriel

Mis ganas de vivir eran nulas.

La alarma sonaba con tanta insistencia que juro por Dios y mis padres que cuando la sentí lo primero que hice fue lanzarla contra la pared.

Mucho mejor.

Creo que se me estaba pegando esa maña de lanzar cosa de mi jefe.

Pero me valía nada, ya que el dolor de cabeza que me cargaba era grande. Y que la luz de la mañana entrara por la ventana solo incrementaba mis ganas de no volver abrir los ojos.

Me aferre a mi almohada y escondí la cabeza en ella, no estaba para nadie y mucho menos para la vida.

—Mierda, me debes un despertado nuevo.—murmuro alguien a lo lejos y supe por un momento que lo que paso a noche no era más que la realidad y no un sueño.

Saque la cabeza dudoso de la almohada y cuando mi vista se posó en el cuerpo sexy y vestido cerrando las cortina para que no entrara el sol. Solo sabía que me emborrache y ni siquiera pude llegar hasta mi casa.

Porque aquella habitación no era mi habitación, fruncí el ceño un poco molesto al verla cuando me trajo un vaso con agua y una pastilla.

—¿Qué hora es?—pregunte un poco dudoso aceptando lo que me entrego.

Se veía muy hermosa de mañana con ese vestido negro pegado a su cuerpo, la vi que comenzó hacerse un moño mientras se agachaba a buscar algo bajo la cama.

—Bueno me imagino que cuando el reloj sonó eran las 6:30 a.m.—murmuro ella desde el piso, me incline hacia un lado cuando su perfecto trasero se inclinó un poco arriba.—¿Dónde te metiste?—siguió murmurando aunque no le estaba prestación atención.

Llevaba un vestido largo hasta más arriba de sus rodillas, era pegado que hacían que su figura resaltara y eso solo me provoco.

—¡Ahí está!—chillo ella alzando un tacón negro y me sonrió a modo de victoria.

Se veía muy tierna.

—¿Y mi ropa?—pregunte levantándome de la cama, note que no traía más nada que no fuera mi ropa interior bóxer.

A lo que llegue a la conclusión que tampoco me la había tirado también, no solo porque traía mi ropa interior puesta, sino porque ella estaría pegada a mí como un chicle. Cosa que siempre me pasa cuando amanezco con una chica en su cama.

Ella señalo una ropa que estaba perfectamente doblada en una silla.

—Cuando llegamos a noches estaba tan borracho que tuve que quitarte la ropa porque la habías vomitado, la lave justamente cuando te quedaste dormido y ahí está.—comenzó a colocarse sus tacones mientras hablaba.—Cuando te vayas por favor, cierra bien la puerta y no le digas a nadie más que saliste de mi apartamento.

Se me hizo muy raro pero lo pase porque si mal no recuerdo, tenía que estar en el trabajo antes de las 7 porque teníamos que hablar con la viuda del muerto.

—Aja, abrir la llave de escape de gas, encender un fosforo cuando este saliendo y llamar la policía cuando el edificio esté en llamas... anotado y confirmado.—me levante y sin esperar a que contestara, agarre mi ropa y me fui al baño.

Creo que la broma del gas se me quedo por el caso que tengo pendiente, aunque ahora que lo pienso eso lo fueran hecho más fácil para mí en vez de abrir la llave de gas y esperar una muerte lenta y segura.

Para cuando salí ella no estaba y yo estaba solo, no me puse a mirar su apartamento porque estaba sobre la hora. Baje el ascensor que por cierto estábamos en el quinto piso y cuando llegue al aparcamiento vi mi auto.

Y si antes no le mencione a la chica sin nombre que debía pagar el rayón que le hizo a mi bebe, ahora me estaré lamentando mucho porque no tenía tiempo para pelear algo que paso por mi culpa por beber tanto.

***

—Un café grande con dos de azúcar, por favor.

—Buenos días agente Miller, ya se lo traigo.—me hablo Eve, la camarera de la cafetería que era exclusivo para el departamento policial.—Aquí tiene.—me tendió mi café y lo acepte.

—Gracias Eve.—me despedí.

Cuando ya me estaba yendo ella me llamo.

—¿Señor?—pregunto ella dudosa.

Yo solo me reí porque siempre tenía este problema con ella, éramos casi de la misma edad y ella me trataba de usted.

—Eve ¿Que dije sobre decirme señor?

—Que lo llame por su nombre o apellido, pero nunca de usted porque usted es tan joven como yo.—murmuro ella nerviosa apartando su mirada.

Me causo más gracias al ver que sus mejillas se estaban poniendo sonrojadas pero ese era pan de cada día aquí.

Me volví acerca a la barra donde ella me estaba atendiendo e hice con mis manos una señal para que hablara, mientras me bebía mi café.

<<Esto si era mi medicina, era como mi fuente de vida.>>

—¿Tiene resaca?—pregunto ella bajito que solo me causo ternura.

¿Era tan obvio?

—¿Por qué lo pregunta Eve?

—Porque desde que llego, no saludo como siempre hace con unos Buenos días y desde que lo vi llegar con esa gafa puesta y con el ceño fruncido lo deduje.—ella hablaba tan rápido como la loca de esta mañana que solo me provocaba callarla con un beso.

Pero en esta vida no podía hacer eso, ya era adulto y yo a Eve la veía como mi hermana menor. Ya que cuando llegue nuevo aquí ella fue de mucha ayuda para mí, y aunque era muy nerviosa nunca pregunto demás o se metió en mi vida como otras.

—Es solo que salí tarde del trabajo y cuando llegue al apartamento mis vecinos tenía una gran fiesta... ya te puedes imaginar que no pegue un ojo toda la noche.—me bebí mi café, pero la resaca no pasaba. Así que antes que otro de mis colegas se me adelantar mire a la chica sonrojada frente de mi.—Me puedes dar otro café grande con dos de azúcar y muy pero muy fuerte, para tener las ganas de seguir soportando a mi jefe.

Ella sonrió sonrojada, asintió y la vi prepararme el café. Así que aproveche de sacar mi celular, donde lo encendí porque si no mal recuerdo yo lo había apagado a noche cuando me moleste con Malika.

Enseguida mi celular comenzó a llegar muchos mensajes y ya sabía de quien era, así que lo único que hice fue borrarlo y no mirarlo.

—Aquí tiene, que tenga un excelente día agente Miller... y antes que se me olvide.—ella busco algo dentro de su delantal y me entrego una pequeña caja envuelta en un regalo.—Mi mamá se lo manda y que muchas gracias por lo de la última vez.—esto si lo dijo bajito y yo asentí a modo de respuesta.

Acepte el regalo con mi café y me fui, pero antes pague la cuenta.

Hace más de un año el hermano menor de Eve lo habían metido en problemas con unas drogas, que casi era él el que iba a tener que pagar todos los platos rotos. Solo sé que el día que vine a buscar mi café como siempre, Eve no había ido a trabajar y se me hizo muy raro, por lo que lo deje pasar. Bueno cuando fui el siguiente día, después el siguiente día, ella no iba y como pude busque su ubicación hasta encontrarla.

Su mamá y ella estaban muy destrozadas, cuando llegue a su casa que cuando ella me abrió la puerta se lanzó a mis brazos y lo único que pude hacer fue darle un abrazo.

Porque pensé que uno de sus familiares había muerto y por eso ella faltaba, pero no. Lo que pasa es que la pandilla que habían metido a su hermano en problemas, la tenían amenazada y ella temía si iba a trabajar en la cafetería de la policía pensara que fuera una soplona y su madre y hermano murieran.

Por lo que me quede a buscar una solución, moví a mis viejos contacto de antidrogas y como pude, sacamos a su hermano y su familia de problemas. Mi viejo amigo capturo a la banda, lo que su hermano cumplió 15 días en la cárcel porque le dieron fue una multa y una advertencia y eso porque se le dio un beneficio por ayudar a mi amigo para encontrar a la banda y así que no fuera el perjudicado.

Después de eso su madre siempre me lo agradeció y ella también, así que abrir la pequeña cajita de regalo y sonreí a lo que había adentro. Negué divertido y lo guarde en mi chaqueta, era algo que siempre iba a llevar conmigo. Nunca aceptaba regalo de nadie o de los familiares de mis víctimas, por algo que no era caridad de nadie.

Pero como dije al principio, yo a Eve la quería como una hermana menor y quería lo mejor para ella, así que solo seguí mi recorrido a mi puesto y seguí con mi vida como siempre.

***

—Entonces por quinta vez señora Fick ¿Su esposo tenia enemigo que lo querían muerto?—pregunte llevándome los dos dedos al puente de la nariz, ya estaba más que cansado.

Llevaba más de tres horas entrevistando a la esposa del muerto y ella no colaboraba en nada, ni siquiera lloraba porque su esposo muriera con cuatro prostitutas en una suite registrada a otro nombre.

Fue lo que pude averiguar cuando llegue después de mi charla con Eve, que por cierto el cantante se llama Carlos Fick y era muy reconocido por sus fans y sus fiestas al tope. Tenía treinta y llevaba de casado cinco, le gustaba mucho contratar prostituta, jamás usaba su identificación original sino que usaba el de su manager que adivine quien es.

Si, la viuda.

Ella solo miro sus uñas postiza y miro a otro lado con una cara de palo.

—Y por quinta vez le vuelvo a decir, mi esposo era cantante y rico... había mucha gente que le tenía envidia y si no sabe bien como es el mundo de la fama, infórmese que aquí todo tenemos enemigo.—hablo ella enojada pero esta vez mirándome mal.

Anote molesto en la hoja de pregunta en letras grandes VIEJA LOCA.

Yo tenía memoria fotográfica y en mi memoria guardaba bien lo que cualquier sospecho digiera o hiciera. No hacía falta escribirlo, pero era el procedimiento en esto.

Chasque la lengua molesto y seguí con las preguntas.

—Entonces su esposo tenía muchos enemigos, ¿Alguien que si lo quisiera muerto en verdad? No sé ¿Droga? ¿Dinero? o que se yo ¿Trafico de arma...—seguí pero ella me interrumpió indignada.

—¡Esta usted diciendo que mi esposo es un delincuente! ¡Por Dios yo misma soy su manager, sé a dónde va y a donde viene. No necesitamos estar metido en ese mundo porque a mi esposo le fascinaba cantar y vivimos de eso!

Señora, otro perro con ese hueso.

Ósea llevaba más que un tiempo en este trabajo y todos eran así, la música siempre era una fachada para lo que en verdad estaban haciendo. Y ella cree que porque soy un agente muy joven, ella puede venir a mentirme.

Resople cansado y esta vez la mire.

—Entonces ya que estamos hablando que usted es su manager, que conoce su vida de pies a cabeza. Y no hay nada que el moviera sin que usted se dé cuenta.—abrir la carpeta que tenía frente de mí y comencé a pasarle unos papeles muy molesto.—Me puede decir usted ¿Por qué la suite está registrada a su nombre? Y mientras que me lo dice, también quiero escuchar su cuartada de la presente noche y ¿Quiero saber que estaba haciendo a las 2:30 a.m. El viernes cuando su esposo estaba muriendo?

Me cruce de brazo cuando la vi perder color de la cara y eso que ella estaba en su mejor drama de vida porque todo se lo dejaba pasar, pero era una técnica que muy bien usaba.

<<Deja que tu enemigo se ponga muy cómodo hasta que caiga en su propia trampa.>>

Consejo que mi padre siempre me decía y siempre lo ponía en práctica.

La viuda Fick miraba las copias de que la suite estaba registrada a su nombre, su miraba nunca se separó de la hoja hasta que trago saliva y la aparto para mirarme. En todo el interrogatorio su mirada se posó en otro lado que no fuera mi cara, además me estaba mintiendo porque no tenía una cuartada muy sólida que digamos.

—¿Entonces me quiere decir que mientras su esposo se revolcaba con las prostitutas, usted estaba durmiendo?—pregunte cruzándome de brazo ya cansado.

Ella asintió pero esta vez mirándome a los ojos.

—Durmiendo, ni siquiera sabía que esa suite estaba a mi nombre...—su voz fue interrumpida cuando alguien toco la puerta.

—Adelante.—dije todavía sin apartar mi mirada de ella.

En cambio ella si miraba la puerta como su mejor escape, un oficial entro entregándome una carpeta. Él salió y yo solo mire el informe del forense, además había mandado averiguar un poco de las víctimas.

Samatha y Sarah morillo eran hermanas una tenia diecinueve y otra veinticinco, no tenían antecedente (fueron las que murieron con Carlos en la cama)

Carola Gill tenia treinta años, madre soltera con un expediente muy extenso en drogas (Esta fue la que murió en el baño).

Y por último Andrea Mendoza veinticinco años, no tenía familiar y solo fue arrestada a los dieciocho por conducir ebria (Esta fue la que murió en el mini bar)

Las cuatros eran de nacionalidad New York y lo que me llamaba mucho la atención era Samantha muy joven para morir así y estar metido en ese mundo.

Deje los papeles a un lado y mire a la viuda que me miraba con ansia de irse rápido.

—¿Ya me puedo ir?

—Sí, pero no salga del país y mucho menos este haciendo estupideces mientras que averiguamos la muerte de su esposo.—le dije recogiendo mis cosas y dejándola atrás.

Me fui a mi oficina y ahí me la pase todo el día revisando cada informe de pies a cabeza, porque ningún detalle se me podía escapar. Además también había otros sospechosos además de la viuda. Ya para cuando me di cuenta de que hora era, era muy tarde.

Recogí todo y lo guarde en mi bolso, me fui del trabajo y eso que ya era de noche. Iba a mirar la hora en mi celular pero estaba descargado, ni siquiera me moleste en ponerlo a cargar y eso era porque tenía dos celulares.

El del trabajo era el que siempre lo mantenía activo y pendiente por el trabajo, y el de personal que solos mis familiares más cercanos tenían. Porque ni ha mis conquistas se lo daba.

Resople cansado cuando ya estaba abriendo la puerta de mi apartamento, en todo el día ni siquiera quise venir. No había hablado con Malika y sabía que tenía que darle una explicación porque no llegue a dormir a noche, pero es que ella solo era mi mejor amiga y no debía decirle nada.

Así que entre a mi apartamento, todo estaba oscuro y en silencio. Por lo que pensé que Malika estaba en la universidad y no le di importancia, me fui directo a mi recamara donde me despoje de todas mis cosas. Coloque mi celular personal a cargar, mientras me daba una ducha

Cuando salí me coloque un chándal negro y fui a la cocina por comida, pero antes agarre mi celular y lo encendí en el camino. Lo primero que vi en la pantalla era que eran las 12 a.m. y yo tenía mucho sueño.

No había ningún mensaje así que fui a la nevera y comí una porción de pizza que calenté en el microonda, tome agua y me fui acostar. Porque mañana iba a ser un día demasiado largo para mí y sabía que necesitaba recobrar fuerza.

Por lo que sin importarme por qué Malika no había llegado o me había escrito para avisarme que estaba con otra de su conquista me acosté y como disfrute estar en mi pequeña cama.

Lo malo que el día después me estaría arrepintiendo detodo, de a ver eliminado sus mensajes, de a ver apagado el celular y sobre todode no a ver estado ahí para ella.

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No olviden de votar y comentar si le gusto mucho, me ayudaría en la historia.

Besos y abrazos 😘🤗

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