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Capítulo 33

Adriel

— ¿Qué tenemos?

—Una víctima de homicidio, el hombre es de unos cincuenta y tanto. Con un fuerte golpe en la parte trasera de su cráneo. Puede ser por crimen de odio o un robo que salió mal.

—Déjame ver. —me coloco de cuclillas cerca del cadáver que esta boca abajo en el pavimento.

No he vuelto bien a trabajar cuando me manda a casi a la otra parte de Manhattan para atender un caso a media noche, me abrigo bien porque el frío cala hasta por mis huesos.

La policía ya custodiado el lugar y Kent esta con Tina haciendo lo que se debe al cadáver y la escena del crimen.

—Dudo que sea un robo, tiene todas sus pertenencias. —me levanto y bebo un poco de café caliente.

La víctima es un hombre de cincuenta y tanto de años, contextura gorda y manejaba una camioneta.

—Tiene familia, encontré esto. —Tina que sale del otro lado del vehículo con su traje blanco alza una mochila de princesa en una bolsa de evidencia.

—Ósea que nos quedamos por el crimen de odio. —el teniente Sánchez se frota las manos haciendo fricción para darle calor.

Le doy otro trago a mi bebida observando como el Detective Ross escucha el testimonio del testigo que lo encontró, es un motorizado. Son como las 3 y dale de la madrugada, en vez de estar follando o durmiendo estoy aquí haciendo equipo con Ross y Sánchez. Ya que Doñes gruñones de Martínez y King no atendieron el llamado.

— No, es más venganza de amante.—Kent, Tina y Sánchez me miran, pero el que me mira más confundido es Sánchez, es comprensible ya que nunca ha trabajado conmigo.

Tina ella da un resoplido de molestia antes de extenderle la mano Kent que sonríe felizmente aceptando lo que le entregan.

—Gane. —dice feliz aceptando el dinero.

Tina me mira mal.

—No podías callarte por unos momentos.

—No entiendo ¿Quién gano que?—Sánchez mira a Kent y Tina buscando una respuesta.

Yo le vuelvo a dar otro trago a mi bebida antes de rodear el cadáver que tiene un gran golpe en la cabeza y ha dejado una gran mancha en el suelo.

<<Eso será muy difícil de borrar después.>>

—Imagínate que voy con Tina en el auto, ella puede ser mi amante...

—O conocida. —me interrumpe Kent anotando en su libreta. Y yo sigo con lo mío.

— Le digo que voy a dejar a mi mujer y las niñas yéndome con ella sola.

—Pero yo llevo tanto años escuchan esas palabras que ni te las creo.—Tina habla también leyendo mi mente mientras sigo narrando en voz alta.

—Mmm me detengo a un lado de la vía para hablar mejor porque la lluvia no me deja ver el camino.—alumbro a un lado el suelo encharcado y veo que las llantas no están en buen estado.

—Pronóstico de último momento habrá lluvias 15 a 30 mm/h, ósea lluvias muy fuertes.—Kent se ríe leyendo el pronóstico desde su celular sin dejar de escribir, veo a Sánchez que nos mira como si nosotros no fuéramos de este mundo.

—Yo me molesto, porque tú no me das lo quiero y no quieres dejar tu familia.

— Y yo intento calmarte, pero eres tan terca y esta sufrida y dolida que sales del vehículo sin importar que se esté cayendo el cielo.—camino alumbrando el pavimento a lado de Tina y después nos detenemos.—Te sostengo y comenzamos a discutir.

—Pero dudo que alguien menudo pueda con tan gran persona.—Sánchez habla mirando el cadáver y después a nosotros como si no creyera lo que hacemos.

—No has escuchado que tienes más posibilidades de vivir si te enfrenta a un león que a una mujer celosa y molesta.—río volviendo hacia ellos.

—Pero usted solo está sacando hipótesis, teorías es difícil que sea lo mismo que usted narra.

—No cuando el cadáver es el que me cuenta los hechos. —le señalo al tipo que sigue boca abajo y Kent sigue haciendo lo suyo.

— Apuesto 200$ a que sufría del corazón.—Kent deja de escribir para mirarnos con una amplia sonrisa en su rostro y yo bufo antes de mirar a Ross que se acerca hacia nosotros.

— Yo no apuesto nada, no hace falta hacer una prueba si con la contextura se nota... además notas esa pequeñas marcas en el pavimento y su cuerpo, fue arrastrado hasta aquí. También le hace falta la joya de casado. —Tina habla volviendo a su trabajo.

Sánchez que ahora colocaba a Ross en contexto de todo, yo prefería seguir bebiendo de mi café calientico antes de volver a la central.

— No me confió en las estupideces que dice Miller, lo haremos a mi modo.—habla Ross después que Sánchez le haya comentado todo.

Dejo salir un bufido feliz antes de ver como Kent se dirige a él.

— Todavía no encontramos el arma homicida, pero debe ser algo muy fuerte, pero pequeño metálico para causar un gran golpe.

— ¿Falta algo?

—No, pero aquí está su identificación.

—Voy a notificárselo a su esposa.—Sánchez sostiene la identificación en su manos antes de dar media vuelta.

—Bueno este mortal tiene que volver a la central, ya saben. Hacer el informe de que fue un crimen pasional.—me doy yo también la vuelta dirigiéndome a mi auto.

No estoy para perder tiempo en esto momento, tengo cosas que hacer. Por eso ni me molesto a mirar atrás cuando dejo todo y prendo la huida hacia la central.

Casi voy llegando a la vía de cruce cuando algo me llama la atención, y sonrió abiertamente sabiendo que el caso estará más que resuelto.

***

Tres horas.

Solo fueron tres horas, y ya quiero pegarle un tiro a Ross en la cabeza.

Mi celular no deja de sonar y preferir apagarlo antes de dañarlo, pero ahora lo tengo frente de mí exigiéndome que investigue sobre el caso.

Apenas va hacer las 6 de la mañana y Ross como que no aprecia su vida, porque lo único que hace es exigir como si fuera el jefe a cargo y es que si lo es. Pero eso me lo paso por el trasero.

Yo sabía que nunca debieron colocarnos juntos a trabajar porque el tipo es más molesto que un sancudo cuando se va la luz.

— ¡Tú, ven conmigo!—señalo a Fisher pasando por frente de su cubículo y no dejo de caminar hasta entrar a una sala vacía.

Fisher llega con su laptop en mano y yo solo leo por encima el expediente que me envió Ross.

— ¿Para que soy bueno?

— Para que no le pegue un tiro a Ross, para eso eres bueno. Así que siéntate y busca esta placa por las cámaras de seguridad.—le paso la primera hoja con las placas del vehículo del muerto.

Me masajeo la sien con el dolor de cabeza que está comenzando desde temprano.

— ¿Esto no es ilegal?—pregunta él receloso.

— No, cuando soy yo el que anda borrando licencia de aquellos civiles que te atropellan en la vía.

— ¡Solo fue una vez!

— Si aja y yo nací ayer. Así que ponte a buscarlo.—le exijo

Fisher resoplo como si esta batalla la hubiera perdido.

—Debes pedir una orden para esto agente.

—Ya estoy en eso, solo tienes que encargarte de eso y ya.

— ¿El Detective Ross, sabe lo que estamos haciendo?

—No, y es mejor que ni se lo digas. Ni cuenta se dio que en la vía donde ocurrió todo había cámaras, en el semáforo a unos kilómetros al este.

— Eso no es oculta información.

—No cuando no quieres pegarle un tiro.

Me dejo caer en la silla del frente revisando todo, pero no me he acomodado muy bien cuando la puerta es abierta y Jennifer se asoma por ella colocando su mirada en mí.

— El Detective Ross te busca, dice que tiene una pista importante que seguir. Y que te fueras enterrado si contestaras las llamadas.—termina y después vuelve a cerrar la puerta.

<<Bueno, no hemos terminado muy bien que digamos.>>

Bien queda ese dicho, que dice que donde come no puedes defecar. Por esa razón no me gusta follar con gente que después tendré que ver en la central.

Resoplo cansado.

—Si le gusta trabajar duro. —Fisher se burla de mí sin dejar de teclear en su laptop.

Yo me levanto de la silla molesto antes de caminar a la puerta.

— Que tan difícil es hacerme caso, pero no. El niño bonito necesita irse por el camino más largo y aburrido.

—No todos somos igual a usted agente, otros si nos cuesta hacer nuestro trabajo y no dejarnos llevar por nuestra intuición.

— No es intuición, es observación. Y no es tan difícil si lo crees.

Bueno para ellos sí, no para mí.

Sostengo el expediente bajo mi brazo volviendo a encender el teléfono y solo logro enviar un mensaje, antes de encontrarme a Sacho y Pancho en el camino.

— ¿Por qué no contesta las llamadas? Tenemos que salir de eso ya mismo, el jefe está muy molesto y atareado.

Es lo primero que me dice cuando llegó a su lado, pero prefiero blanquear los ojos.

— ¿Cuál es la pista?—ya ni me molesto en decir más nada.

— Su mujer, su cuartada no cuadra con la hora.—responde Sánchez intentando ser un mediador.

Mi celular vibra y ni lo veo, las puertas del elevador son abiertas y los primero en salir son ellos y yo voy tras de ellos.

— Mándame la dirección nos veremos allá.—digo pasando de ellos y veo en el momento que Eve camina hacia mí con una caja pequeña.

— Buenos días agente, no lo vi hoy en la cafetería y le traje su desayuno.—ella se detiene frente de mi muy alegre haciendo que Ross se detenga en medio pasillo.

Coloco mi mejor sonrisa porque a ella si no la puedo mandar al demonio.

— ¡Pero miren a quien tenemos aquí! ¡Si es la chica misteriosa que anda en primera plana de las revista más chismosas de New York!—digo alzando la voz más feliz de la cuenta sabiendo que a Ross le dolerá y así me cobro lo del tiro que le quiero meter.

Eve se pone roja de pies a cabeza y yo sigo más sonriendo feliz.

—No sabía que era tan famoso, pensé que era alguien importante. No un casi príncipe. —bueno rey, eso era Luciano Brown un rey.

Ella me hablaba nerviosa jugando con su mano libre donde no sostenía la cajita, se la quite de la mano y antes que yo respondiera un carraspeo se oyó tras de mí.

—Miller cuando termine tu coqueteo barato llega a tiempo al lugar que tenemos trabajo. —me dijo él pasando por nuestro lado, Eve frunció las cejas confundida y mi sonrisa creció más.

Por eso no lo pensé cuando hable tan fuerte que me importaba un pepino que dirían después.

— ¡Que príncipe y que príncipe nada, usted Eve. Usted se lo lleva a la cama y lo amara como es! ¡Yo que tú me lo follo ahora mismo y más si tengo su número!—vi en el momento que Ross se detuvo, y Sánchez le dijo algo y segundo después se movió.

Y antes que lo viera un puño se impactó en mi hombro.

— Si eres malo, deja de molestarlo agente. Esa no son cosas suyas.—me regaño Eve, pero yo solo me encogí de hombros.

— Es eso o pegarle un tiro.

—Hay cosas que nunca cambiara en usted.—ella niega un poco decepcionada, pero la estrecho en un abrazo que ella responde.

—Solo acepta las pasantías Eve, esto te ayudara mucho.—susurro para ella.

Fui el primero al que llamo contándole la noticia, yo estaba acostado bueno descansando para retomar el segundo o bueno ya perdí la cuenta de las veces que estaba follando con Malika cuando sonó mi celular en el mediodía. Estábamos aprovechando nuestro máximo tiempo de descanso hasta que volviera al trabajo, cuando vi que Eve me llamaba.

No había terminado de contestar cuando lo primero que dijo fue en un grito de alegría:

—¡Un tal Brown que tiene su rostro en las bancas me ofreció hacer las pasantías en su empresa, porque su chofer casi me atropella, pero creo que fue por otra cosa!—y todo me lo dijo gritando de la emoción.

Yo aparte el celular de mi oreja mientras entraba un poco de pánico, aunque era una buena oportunidad para ella porque conocía el trabajo de Luciano. Theo trabajaba con él y yo no me metía en sus trabajos, pero cada día me convencía que New York es pequeño.

Eve me intento explicar que era una oportunidad que le llego y que no la podía desaprovechar, pero estaba la duda de quién cuidaría a su madre. Sí, me cale dos horas escuchando sus lloraderas donde a la final Malika tuvo que cortar y yo la regañe. La volví a llamar y le pedí disculpa, pero ella lo entendió.

—No se agente, ahora mi lindo rostro esta en primera plana y me da miedo aceptar la pasantía y crean más el rumor.—ella se separó de mi abrazo un poco cabizbaja.

—Solo acéptala, ya verás que esa estúpida noticia desaparecerá y nadie volverá a mencionarte.

Conociendo a Luciano ya debe estar en eso.

Ella deja salir un suspiro antes de asentir, nos separamos yo abro la cajita donde hay una dona y un mini vaso de café.

— Lo haré, que tenga un lindo día agente.

—Igual tu... he Eve.—la llamo antes que ella se vaya, se da la vuelta mirándome.

— ¿Si?

— Puedes hacerme un favor.—ella frunce las cejas confundida y después niega.

— No, no y no agente la última vez que le hice un favor todo salió mal.—me reí de ella negando.

— No es esa clase de favor.—ella entrecerró la ceja mirándome con desconfiada.

— ¿Y cuál es pues?

—Nunca dejes pasar el tren, porque el tren solo pasa una vez cariño. Y si se presentó esta oportunidad agárrala y no la dejes pasar porque oportunidades como esta nunca más se vuelve a presentar.

Sus ojos se vuelven cristalinos y ahora es ella la que me abraza.

— Gracias agente, eres como mi hermano mayor y no sé cómo agradecerte todo lo que haces por mí.

—No hay nada que agradecer, solo nunca te rindas.

Ella asiente apartándose y con nuestras miradas nos despedimos.

***

Don Federico mato a su mujer, la hizo picadillo. La puso en la sartén. La gente que pasaba...

—Ay no cállate Fisher, no puedo creer que ustedes cantaban y jugaban ese juego cuando eran pequeños.—me quejo cruzándome de brazos mientras que Fisher me canta canciones infantiles cuando era pequeño.

—¡Viste, cuando era pequeño no la entendía. Ahora que vi en TikTok analizando las canciones infantiles, no podía creer eso!

— Ustedes sin eran raros.

—Raro y turbo te va a sonar esta.—dijo él volviendo a cantar otra — En la calle-lle veinticuatro-to, una vieja-ja mato un gato-to, con la punta-ta del zapato-to...

— ¡Ya para, no quiero saber lo demás!—me despego del capo de mi auto no queriendo saber más de la canciones infantiles que cantaba y jugaban ellos.

Esas canciones eran muy turbias y si analizaba las letras, se podría decir que era casi como una declaración de los asesinatos que hicieron.

— Bueno no seguiré con el tema, ¿Enserio debemos esperar mucho al agente Ross? No crees que se está tardando mucho.—se quejó Fisher también.

Yo di un resoplido mientras metía mis manos en los bolsillos de mi abrigo, hace más de una hora que debíamos de seguir la pista de la mujer del muerto. Pero Ross se negó a que yo fuera y que me quedara esperando en mi auto, así que llame a Fisher para que viniera hacerme compañía y que me colocara al tanto de si había conseguido algo de lo investigado.

Habíamos avanzados, pero prefiero contarme más las canciones infantiles de su época y ahora prefería no haberlas escuchado.

— Ven, vamos a dar una vuelta.—mire a la casa del frente donde aún seguía Ross y Sánchez.

Y después mire a los lados, era una bonita urbanización. Pero desde que estoy aquí algo me está inquietando.

<<Será que no te gustar estar sin hacer nada y que no te traten como un perro que debe esperar en el auto.>>

Cállate conciencias que tengo esa intuición que no me agrada nada.

— ¿Caminando? —hizo una mueca, pero yo reí burlón de él.

— No, volando.

—Eso sería más divertido.

— Cállate Fisher y solo camina.—me siguió en silencio.

Caminamos hasta pasar unas cinco casas y me detuve frente de una, tenía un césped bien cuidado con unas flores muy bonitas. La casa era marrón oscuro y tenía varios juguetes infantiles al frente. Había hasta una casita de perro cerca de la puerta, pero el perro no estaba ahí.

— Tú sígueme la corriente.

—Uff veré al Detective Miller en acción, esto si es emocionante.—Fisher lo dijo con una alegría tan exagerada que me hizo dudar si dejaba que me siguiera o no.

—Mejor cállate y no sigas nada.—le dije mientras me adelantaba al caminillo de piedra que daba hasta la entrada.

Toque la puerta tres veces, mientras algunos gritos de niños junto a un perro se oía tras de la puerta.

—¡Owen poten los pantalones... Sofí no te coma la pega eso es caca... Agh Lucas no te lance de ahí!—la mujer pego unos gritos tan fuertes que se podían escuchar.

Mire a Fisher que coloco la misma cara que yo al imaginar todo lo que estaba pasando, unos minutos después una joven abrió la puerta.

Su pelo castaño oscuro estaba hecho en un mal moño, junto que tenía algunas cosas pegadas en él. Tenías unas ojeras que parecía un mapache, mientras que su ropa estaba hecha un desastre.

Saque mi placa se la enseñe mientras le regalaba mi mejor sonrisa cálida

—Detective Miller y mi compañero es Detective Fisher vinimos por algunas quejas en el barrio ya que hay un hombre peligroso suelto.—la joven que se había quedado como si fuera visto un fantasma no dejaba de mirarme a la cara mientras sus mejillas se colocaba rosadas.

—¡NANI... NANI! ¡ofi eta cumiendo crellones!—un niño sin pantalones en solo pañales abrió la puerta más dejándonos ver el interior de la casa.

Me sobresalte cuando Fisher paso rápido a la casa corriendo hacia las escaleras.

—¡No!— otro un poco más grande estaba arriba con una bañera de bebe lanzándose como si fuera un tobogán.

Y si Fisher no se hubiera apresurado, ahora mismo tuviera un gran chichote en la frente.

—¡Eso es mentira, no comer creyones!—otra apareció de otro pasillo con un vestido que antes me imagino que era bonito ahora está sucio y dañado de pega y otras cosas más. Su rostro blanco tenía algunas cosas pegadas en ellas junto con una pequeña porción de creyón rojo.

<<Dios mío, me confundí de casa o entre en un parque de diversiones para ellos.>>

—Agente si quiere arrestarme de una vez, se lo agradecería. Esto niños me van a volver loca.— la joven que por fin reacciono, comenzó a llorar y sentía mucha lastima por ella.

Pase cerrando la puerta y mire a los dos niños que se me quedaron mirando, le di la mirada que muchas veces mi mamá decía que intimidaba y funciono porque ellos corriendo tras de la niñera.

El otro permanecía en los brazos de Fisher que cuando lo mire a él también corrió junto con sus hermanos.

—Ok, entonces esto son Owen, Sofí y Lucas. ¿Los niños que reportaste que se estaban portando muy mal y que debíamos llevarlos a la cárcel?—mire a la joven niñera sacando mi libreta fingiendo y volviendo a mirar a los niños que la usaban como escudo.

Su rostro cambio mucho, pero lamentaba que me tuvieran miedo. Era eso o que hicieran que la pobre niñera pensara en el suicido.

Volví a mirar a la niñera, ella se quedó en shock por unos momentos antes de comprender y asentir mientras se limpiaba el rostro.

—Si agente, son ellos... puede llevárselo.

—¡No nani! —los tres pegaron un grito que hicieron que mis tímpanos dolieran, a lo que se aferraron a las piernas de la niñera mientras lloraban y negaban.

— Agente arréstelos, van a durar mucho tiempo en la cárcel esta que sea viejos.—le hice señas a Fisher que me miro incrédulo, después asintiendo caminado hacia ellos.

Pero los pequeños seguían llorando fuertes y negando.

— No nani, nos vamos a portan bien.—digo el que se había lanzo por las escaleras.

— No dejes que nos lleve, nani. Prometo no volver a comer pega y colores.—la niña pegaba su rostro a la pierna de la niñera mientras lloraba y negaba.

— Nani, yo te año... nani no dee que me lleven, mira... mira—corrió a la otra sala y volvió a los segundo con unos pantalones.—Me los pongo, pero no deje que nos lleven nani —se lo ponía mientras lloraban y tuve que apretar mis labios para no reír.

La niñera se agacho abrazando a los tres y me miro diciendo un gracias con su miraba.

— Ya lo pensé agente, no se lo pueden llevar.

—Está bien, pero necesitamos hablar con usted.

— Deme unos minutos que los alisto a los tres y lo atiendo.—asentí mientras ella nos llevaba a la sala de estar y no brindo unas bebidas antes de perderse por las escaleras con los tres niños.

— Serias un excelente padre, te tendría miedo, pero respecto a la vez.—Fisher que se comía la galleta que nos habían dado, me hablaba algo que no llegue a pensar.

No dije nada, minutos después apareció la niñera sola, un poco cansada mientras tomaba asiento en el sillón aparte frente de nosotros

— Muchas gracias agentes, eres un ángel. Por fin pude darle un baño y acostarlo, ahora si me van hacer caso.—ella soltó el aire como si lo estuviera reteniendo mientras que nos agradecía.

Asentí estando un poco de acuerdo con ella, sin saber tanto de su trabajo, pero que mi ayuda le hubiera funcionado.

— De nada, pero enserio debemos hablar con usted de algo muy importante señorita...

—Amy, me llamo Amy.

— Señorita Amy ¿Desde cuándo es niñera?

—Mmm soy desde hace cinco años, lo hago más para pagar los estudios.—ella hablaba cansada mientras le echaba algunas vista a la escalera por si los niños bajaban.

— ¿Cuántos años tienes?—Fisher que en vez de quedarse callado fue él que pregunto, mientras se llevaba otra galleta a la boca.

—22, vivo tres casas de aquí. Soy niñera más de emergencia, ya sabe. Cuándos los padres tienen algo más importante o urgente que hacer, me llaman.

— Entiendo ¿Usted fue niñeras de los Castro?—es el apellido del muerto.

Ella asiente mientras una sonrisa se le forma en el rostro.

— Tienen unas niñas tan preciosas e inteligente nunca me daban problema.

—Entonces conoce a la familia.

— Claro, pero esto no es sobre que hay un loco hombre suelto.—pregunto mientras fruncías la cejas un poco confundida y asentí estando de acuerdo con ella.

— Si, porque ya pasamos a interrogar a los Castro. Pero ellos dijeron que no son de salir, así que estarán más al pendiente de sus hijas.

Ella soltó un resoplido junto a una risita sarcástica, eso hizo que cruzara miradas con Fisher que entendió.

— ¿Algo que no sabemos Señorita Amy?

— Bueno, que la señora nunca está en casa siempre está trabajando y solo el señor me llama de emergencia cuando le surge algo urgente todos los días a las 7:15 pm. Me paga bien el señor, pero sé que esto no es de mi incumbencia, pero la señora siempre llega a las 10 por lo que el señor solo se va tres horas y vuelve despachándome apurado diciendo que jamás se lo cuente a su esposa. Tengo mis dudas que tiene una amante.—Amy hablaba como si quisiera o necesitara desahogarse con alguien.

— ¿Y por qué piensa eso? —pregunto inclinándome un poco hacia adelante mientras coloco mis codos en mi rodilla y apoyo mi barbilla en mis manos.

Ella suelta un resoplido colocándose derecha antes de mirarnos a los dos.

— Pueda que no tenga vida social de tanto cuidar niños, pero se cuándo un hombre tiene un amante o inversa. El señor castro siempre salía perfumado y con ropa de correr, ¿lo han visto acaso? Es imposible que salga a correr todos los días y vuelva bañado y oliendo a perfume de mujer. Aunque siempre me he preguntado quién es la pobre mujer que se mete con él, entiendo que tenga plata, aunque es de la esposa. Y cuando me va a pagar siempre lo hace en efectivo en billete grandes que dudo que su esposa se lo de... tengo dos teorías o se va atracar bancos con la amante o solo se van a vender a esos clubes con fantasías rara...

—Ok nos quedó claro los que quisiste decirnos.—la interrumpo porque la pobre chica hablaba tan rápido que me recordaba cuando me pedían informe de todo mi trabajo y yo hablaba igual sin dar espacio o tregua de respirar. —Solo este al pendiente de los niños, cuídenlo muy bien.

— Ya nos tenemos que ir, gracias por recibirnos Amy.—Fisher se levanta y yo lo sigo dándole la mano a Amy, ella corresponde la despedida con un apretón de mano.

— No, gracias ustedes por ayudarme con los pequeños. Fueron más que de ayuda.—y sin esperármelo nos dio un abrazo a los dos.

Nos acompañó hasta la puerta y nos despedimos de ella, caminando de vuelta a la casa de los Castros, sonríe con la gran idea que se me ocurrió.

— ¿Va arder Troya?—pregunto Fisher a ver mi sonrisa y asentí tronando mi cuello antes de caminar a la casa de donde estaban todos.

— Va arder Troya.

.
.
.
Hello mis amores, nunca es tarde para resolver otro caso aunque Ross y Miller trabajando juntos. ( Esto si es divertido)

El capítulo es largo lo se, pero lo quise hacer divertido y un poco revelador. Espero que lo hayan disfrutado.

Besos y abrazos para todos, no olviden dejar su ⭐

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