Capítulo 29
Ross
— ¿Y a ti que te paso?
— Nada que te importe.—me gruñe Miller pasando por mi lado molesto.
Tiene sangre de un lado de su cabeza como si la herida que se hizo hace unas semanas, cuando lo robaron cerca de su casa no se hubiera cerrado bien.
Camina cojeado, pero no le hago caso cuando voy por las personas que necesitan de mi ayuda.
Williams murió junto con el sospechoso Kevin, creo o más que todos aquí ya sospechan que el atentado iba directo hacia el fallecido agente. Solo se debía investigar un poco para saber el por qué.
El que está furioso y echando fuego por la boca es el Jefe Bravo, porque ha perdido un agente y hay cinco heridos más dos muertos. Está discutiendo a una distancian con los antibombas y algunos federales.
No hay que ser adivino para saber que esto le traerá problemas al jefe, ya que mando a un agente que no era experto en el tema a su muerte.
Ayudo en lo que puedo a los heridos y ya para el medio día vuelvo a la central, las puertas del elevador son abiertas para mí y salgo del el dejándome llevar hacia mi escritorio. Veo como Jennifer corre de un lado al otro con varias carpetas en mano, y poco Tenientes tratan de ayudarla.
Miller no está por aquí y agradezco a los dioses que no vuelva, nunca le he tenido confianza a Miller. Es muy confianzudo y tranquilo en los casos, he conocido su trabajo antes que viniera a New York.
Poco conocen la leyenda de Adriel Miller un gran detective que puede resolver los casos sin tener pruebas, solo con la intuición lo cerraba. A pesar de que no era arrogante como Martínez, Miller siempre fue reservado en lo que hacía, odia trabajar en equipo y no le gusta que nadie meta la narices en su trabajo.
Y todo eso lo sé porque lo he estado observando desde lejos, es muy romántico y encantador, favor que hace que toda mujer este comiendo en su mano. Siempre tiene una sonrisa en su rostro que hace que me amargue el día.
—Nicole va hacer una reunión hoy, pidió que estemos presente.—no he llegado bien a mi escritorio cuando el Teniente Sánchez mi compañero me intercede.
Me llevo dos dedos al puente de la nariz porque dolor de cabeza me va a producir todo esto, todavía no he cerrado el caso de Joan el traficante.
— ¿A qué hora?—le pregunto sacando mi celular.
—A la 3:00 p.m., así que nos vemos allá.—aprieta mi hombro antes de mirar a los lados para ver si nadie nos oye y después se va.
Por primera vez en mi vida quisiera ser Miller y cerrar el caso de una, es una de las cosas que envidio, pero no. Siempre existirán los mortales que deben esforzarse por sus cosas.
— Toma, el jefe quiere que lo llenes y que te reporte cuanto antes.—una carpeta llena de documento impacta en mi escritorio y solo levanto mi cara de tempano cuando miro los ojos de Jennifer.
Todos siempre me han tenido miedo por mi carácter, piensa que como limón todos los días de desayuno antes de salir de mi casa. Pero no saben que eres así porque la vida te ha hecho como eres, antes era muy confianzudo y por ser confiado me apuñalaron por la espalda. Ahora solo soy un tempano de hielo que no piensa dejar el mal humor a un lado.
—Se dice Buenas Tarde para la próxima secretaria, y si vuelves a dejar caer algo así en mi escritorio la próxima vez veras de lo que soy capaz.—coloco las dos mano en el escritorio inclinándome hacia arriba y veo su nerviosismo cuando nuestras miradas chocan—Que no se te olvide que aquí hay rangos, yo soy un agente y tú una simple secretaria que no durara por mucho. —termino de levantarme y aunque no la he tocado ella se hecha hacia atrás lo que provoca que se tropiece y las carpetas que tenía en mano se caigan al suelo.
— No debería ser tan duro con ella que no te ha hecho nada.—sale al rescate King ayudarla a recoger lo que se le cayó, pero yo prefiero ignorarla pasando por encima de los documentos cuando los pisos.
— ¡Oye!—se queja, pero ya es tarde he vuelto de nuevo al elevador para irme a mi casa y prepararme para la reunión.
Presiono el botón y las puertas son abiertas, una chica sale y se quién es.
<<La debilidad de Adriel Miller.
La misma chica que el fantasma secuestro y dejo viva.
Una sonrisa se me forma en el rostro cuando una idea llega a mi cabeza.
— Hola.—la saludo cuando ella pasa por mi lado sin darse cuenta que estoy aquí.
Se da la vuelta y nuestras miradas se conectan, sus ojos verdes están vacíos. Como si llevaran muertos por largos años o semanas, si lo que le paso con el fantasma mato una parte de ella. Lo esconde bien en la sonrisa que pone en su rostro.
— Hola.—susurra ella llevándose la mano a su pelo naranjado, lleva un abrigo grande negro y un bolso en mano.
— Sé que no nos conocemos, pero soy el agente Ross trabajo con Miller. Te he visto en las noticias y he querido preguntarte ¿cómo has estado?—me acerco a ella haciéndome el preocupado algo que no me importa.
—Estoy bien, lucho todos los días con las secuelas. Pero voy poco a poco.—aprieta su bolso y yo asiento comprendiendo.
— Me imagino que debe ser difícil y más sabiendo que tu secuestrador y torturador sigue aún suelto.
—Confió en Adriel, sé que es el indicado para encontrarlo.—murmura ella confiada.
—Todos los hacen.—respondo perdiéndome en mis pensamientos, pero después espabilo mirándola de nuevo —¿Y eso, que haces por aquí? Porque Miller todavía no le toca venir por aquí.
—Vengo hablar con el Jefe Bravo. —ella voltea tras de ella unos minutos para después volver a mirarme.
— Uff como que vas a tener que esperarlo por un largo tiempo, hoy estamos más que full por un altercado que paso en la estación del tren. Pero si quieres puedes hablar con su secretaria y preguntarle si va a venir, hoy porque lo dudo.
—Gracias, veré que me dicen.
Ella da un paso atrás para retomar el camino hacia la oficia del jefe y escucho el ti del elevador, solo me volteo unos segundos y es el momento exacto en que Miller camina sosteniendo una prensa de hielo en un lado de su cabeza mientras que sostiene un celular en su oreja como si viniera discutiendo con alguien por la línea.
Veo en el momento exacto en que los dos se miran como si sintiera esa electricidad de los enamorados, me recuerda a la novela de Tierra Salvaje cuando los protagonistas se vuelven a reencontrar después de unos años de no saber del otro porque terminaron en mal plan.
— ¿Lika?—pregunta Miller y yo me hecho hacia atrás cuando sale apresurado del elevador.
Aunque me gustaría saber que pasa después, no estoy para telenovela. Tengo algo más importante que hacer y el reloj esta en cuenta regresiva.
Palabras de peleas quedan tras de mi cuando ahora soy yo el que se mete en el elevador y sale de la central, voy directo hacia mi vehículo y a pesar de que son la 1. Voy hacia el club.
Media hora después estaciono frente del local, antes de salir de mi vehículo guardo mi placa en la guantera y saco mi arma guardándomela en mi espalda ocultándola con la camiseta. Verificó que tengo todo y me coloco los lentes negros antes de salir del vehículo y caminar hacia la entrada.
Uno de los guardias que cuida la entrada me abre la puerta y paso de largo, en el fondo se escucha música, pero el local está vacío solo están los empleados cargando cajas de licor de un lado al otro.
— ¿No crees que es muy temprano para llegar a la reunión?—una voz muy femenina con acento francés habla tras de mí.
Me volteo solo para encontrarme a una morena alta envuelta por un vestido azul y una copa de alguna bebida en su mano. Nunca he visto a Nicole con ropa que no sea de marca, siempre va vestida como si ella fuera la reina lista para corta cabeza.
Me quito los lentes cuando ella se inclina a darme un beso en cada mejilla que yo no correspondo.
— Solo vine a follar, no me importa la reunión tengo trabajo que hacer.—me cruzo de brazos y ella suelta una sonrisa que yo no respondo.
Creo que llevo años sin sonreír que no sé qué se siente.
— Directo y al grano, me gusta Ross. Pero por ahora no vas a probar este chocolate.—se da una nalgada pasando por mi lado mientras se contonea como si caminara en una pasarela.
— Y quien dijo que tengo que tener tu aprobación para hacerlo, si puedo tomarlo cuando se me pega la gana—me voy tras de ella agarrándola por el moño alto que mantiene su pelo recogido pegándola a mi pecho.
Su risa se vuelve más alta a pesar de que la música esta de fondo.
Voltea su rostro dándome acceso a su cuello donde comienzo a repartir besos que van subiendo a su oreja y vuelve a bajar.
—Me gustaría seguir, pero has llegado hoy temprano y apenas está llegando un cargamento.—un gemido sale de su boca cuando mis dientes van a su oreja lamiendo y mordiendo.
— ¿Puedo ayudar en algo? Sabe que soy bueno desapareciendo información.—mis manos van tocado su cuerpo.
Nicole le gusta que la toqueteen frente a la gente, creo que la primera vez que la vi. Fue en una orgia que hacía en unos de los privados de su club. No le tenía miedo a nada.
—Como me gustaría, pero el jefe está aquí.—susurro ella y me aparto.
Gruño molesto, pero aun así me fui tras de ella cuando se dirigió a la barra.
— ¿Tu no eras la jefa de todo esto, pues?—pregunte antes de pedir un coña.
—Claro que sí, pero mi padre solo viene a supervisar que todo este perfecto como la primera vez que mi difunto tío lo dejo.—murmura ella dándole un trago a su bebida de una sola.
Frunzo las cejas cuando veo que a ella no le agrada mucho hablar de su padre.
— ¿Entonces lo conoceré hoy?—una sonrisa se forma en mi rostro y ella levanta su mirada hacia mi antes de asentir y después mirar hacia tras de mí.
— Si y no solo eso, sino también a su esposa y la porquería que lleva en el vientre.—gruñe ella molesta y me volteo hacia atrás cuando se escucha las fuertes pisada junto a unos tacones.
Mi vista se enfoca en el hombre mayor que usa un traje a su medida, es alto de mi estatura. Su porte y el aura que desprende deja ver que es un hombre que no se anda con rodeo y juegos, mi vista se va a la pelinegra que va embutida en un intereso que se amolda a su barriga mediana.
Llegan al lugar donde estamos y la primera en recibirlo es Nicole con una sonrisa falsa que no llena su rostro.
—Padre.—besa su mano antes de mirar a la pelinegra.— Valeria.—dice con desprecio, pero la chica ni la topa.
Aunque que miro bien a la tal Valeria es joven, su rostro tiene rasgo maduro, pero es joven no debe pasar los 26.
—Ya hablamos Nicole y mejor que te controle. —la voz de su padre es fuerte que a cualquiera puede hacer temblar y dar miedo, pero a mí no.
—No estoy haciendo nada, solo la estoy saludando.
—Déjala, se le pasara.—las manos de la pelinegra se enrosca en el brazo de su esposo y su mirada se posa en mi antes de que una sonrisa falsa me salude. —¿Y tú quién eres?
Nicole abre la boca para presentarnos, pero soy más rápido estrechando mi mano con la de ella.
—Me llamo Domen Ross un gusto en conocerlos.—paso a estrecharle la mano de su esposo cuando siento la mirada de él en mí.
—Soy Valeria de Vincent, y es mi esposo Axel Vincent. —ella lo señala y los ojos de su esposo se vuelve más frío cuando está en mi campo de visión.
Ahora que dice el nombre y apellido de este hombre, mi mente me arroja la información que se. Este hombre lo buscan en cuatros países por contrabando, prostitución y es un mafioso trastornado.
—No eres el policía que llevas el caso de mi hermano ¿verdad?
—Ese mismo.
—Entonces debes tener algo si está aquí.—me encogí de hombros antes de mirar a Nicole que se puso nerviosa.
Se aclaró la garganta antes de que los ojos de su padre se volvieran a ella.
— Hace tiempo que descubrió el asesino padre, era un agente quien lo mato se llama... bueno se llamaba Williams.—siento en ese momento que el ambiente cambia y no para bien.
— ¿Y hasta ahora me lo dice? Y como eso que se llamaba ¿murió? ¿Cuándo?
—Hoy en un atentando de bomba.—respondo llevándome el vaso de la bebida que pedí a la boca tranquilamente.
Los ojos de Axel se volvieron a mí y estaba vez estaban cargado de llamas que prometían muchas cosas.
—¡¿Y por qué rayos sigue aquí? Si esto es algo familiar.
—No sé, quizá porque escuche que hay una recompensar por entregar al agente Adriel Miller a sus pies.—otro trago y veo en el momento que algo en el cambia.
Las manos de la pelinegra dejan de sostener a su esposo cuando toda su atención está en mí.
—¿Adriel Miller está aquí? ¿Trabaja en tu misma división? —pregunta en un hilo de voz y yo asiento.
—Él estuvo aquí padre, vino buscando información, pero nunca se la di.
—¡Váyanse, déjenme solo con este hombre!—grito molesto sin apartar su mirada de mí.
Nicole me dio una mirada de disculpa antes de irse y se llevó a su madrastra.
Cuando los dos quedamos solos tome asiento en el banquito de madera dándole otro trago a mi bebida, Axel se dejó caer a mi lado y juntando las manos encima del muro me miro.
—¿Eres capaz de entregar uno de los tuyos?
—Adriel Miller nunca fue uno de los míos, solo es el agente nuevo que se cree que se la sabe toda. —termino de tragarme la bebida de un solo trago sintiendo la rabia herví.
—Se lo que se siente, el maldito cree que el mundo es su patio de juego. Por eso llevo todo esto años buscándolo porque yo no hago amenazas vacías.
—Es todo suyo si lo quiere, pero eso sí. Quiero la recompensa.—nuestras miradas se unen y Axel mira al techo antes de mirarme y asentir.
—La tendrás, pero quiero al agente vivo y en mi poder. Porque me la va a pagar toda.
— ¿Entonces es un trato?—sonrió por la victoria que he logrado y él asiente antes de estrechar mi mano.
—Es un trato.
Y por primera vez no me siento mal, como dice el dicho: "El enemigo de tu enemigo, es tu amigo."
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Besos y abrazos para todos, ya que después de leer estas doble actualización ya no me quieren.
No olviden dejar su estrellita.
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