Capítulo 28
Narrador Omnisciente
(La madrugada de hoy)
Hora 3:15 a.m.
Hora del reloj desde que fue activada 1:05 a.m.
Hora que le queda por cumplir la misión 05.30.00
Los números pasan cada segundo y el joven camina lo más rápido que puede para llegar al lugar que le dieron en el papel, pero le cuesta caminar. Tiene frío, hambre y dolor y cada vez que intenta pedir ayuda. Ve a su parca desde la esquina de algún lugar, observándolo con una sonrisa en su rostro.
Como hacerle pagar a un violador por los traumas causados e irreparables, pues juega con su mente desde el inicio.
Desde la oscuridad el fantasma asechaba a su presa observando cómo le costaba caminar y siempre se mantenía en la sombra, diez veces cayó en el suelo y diez veces se levantó. No podía perder su tiempo, pero cada vez que caminaba era como si caminara en clavo que se incrustaba en sus pies por las mordidas de ratas, a igual el dolor profundo que sentía en sus genitales.
Llego como pudo al puente y observo que no había nadie a la vista, había perdido de vista a su verdugo, pero sabía que estaba cerca. Por eso no pudo pedir ayudar, solo siguió las órdenes que le había dado.
3:30ª.m
El sudor corre por la frente hasta llegar al cuello de la camisa que se pierde cuando intenta todo lo posible de pasar la información de la computadora a un pendrive.
El Detective Williams presiona tecla a lo loco solo para que las copias se hagan rápido, pero en su proceso choca con un archivo encriptado.
Con el nombre de "Prohibido, Caso Peligroso", pero para él solo es una linda invitación de curiosear, de copiarlo sin saber que esto le costaría la vida.
La copia se terminó de pasar y dejo la habitación como si nunca hubiera estado ahí, sale del apartamento y se va a su casa sabiendo que por la información como aquella valdría mucho dinero. Por eso cuando llego a su casa fue por su laptop yendo a buscar la información que necesitaba vender.
4:01 a.m.
La alerta de advertencia ilumina el celular del fantasma, este frunce el ceño antes de notar que está pasando. Niega divertido antes de abordar su auto y arrancar a la ciudad.
Quince minutos después llega al lugar que le avisaba en el celular, se baja del auto abrigándose bien y con pasos decididos llega al porche que toca la puerta dos veces.
Lo que provoca que el detective que este del otro lado de la puerta de un salto de susto, porque apenas son las 4 de la mañana y nadie estaría tocando la puerta de su hogar.
Saca su arma, apaga su laptop, ya que en ella tiene información muy valiosa que acaba de descubrir y haría que subiera de puesto en solo un día. Había encontrado la mina de oro, que nunca supo que esa persona lo tenía y no había dicho nada.
Por lo que no se acerca a la puerta sino a la ventana por una pequeña abertura donde pueda ver afuera, pero no ve nada.
<<No estoy loco, escuche algo. >>
Piensa él un poco nervioso, espera unos segundos con su arma en posición donde ya le había quitado el seguro, pero nadie volvió a tocar la puerta y además afuera todo se veía despejado.
Volvió a la cocina volviéndole a poner el seguro a su pistola, pero antes que pudiera cruzarla algo fuerte y frío golpeo la parte de su cabeza dejándolo inconsciente.
Pero por el reflejo de la luz de afuera pudo notar un pequeño detalle y era algo que brillaba como un diamante.
—Para la próxima, no meta las narices donde no te llaman.
Dejo el cuerpo tirado en el suelo y fue por la laptop que estaba en la mesa de la cocina, salió por donde entro, por la ventana de la cocina y volvió a subir en su auto.
Estación en un buen lugar y desde ahí reviso la laptop y pendrive que al parecer estaba unido a ella que había robado, ya que su teléfono le había mandado la alerta de lo que pensaba.
Estaba robando sus archivos preciados, pero lo que Williams no sabía es que le estaba robando información a la persona más buscada del mundo.
Reviso toda la laptop y una sonrisa se formó en su rostro al ver lo que Williams hacía.
—Oh, como amo los cambios de planes.
Murmuro esa persona, pero a la final disfrutaría todo lo que vendría después.
***
Hora actual.
Adriel
El sospechoso fue identificado como Kevin Ullah, de 19 años. Lleva un chaleco con una bomba que puede detonar en cualquier momento que retire el dedo del dispositivo en su mano.
No lleva nada encima, solo la bomba, de su entre pierna se ve la sangre seca y los manchones que tiene en sus piernas. Está sucio, su rostro se ve demacrado.
Hay varias personas llorando con la cabeza pegada en el suelo, mientras que el de la bomba intenta mantenerse de pies, pero es como si las fuerzas le fallaran. No deja de mirar el reloj que tiene incrustado en su pecho en el chaleco y sé que la cuenta casi le falta una hora para que llegue a su fin.
Observo como el infiltrado o soplón de Williams camina bajando por las escaleras con pasos cuidadosos dejando ver sus manos al aire para que vea que no lleva ningún arma y que solo bajo hablar.
Desde que Nicole soltó el apellido de Williams sabía que era él, no podía ser otro. Ni que FBI, ni que CIA. El topo estaba bajo el mismo techo que yo, no había más nadie más unido a uno que el mismo que trabaja para el enemigo.
A pesar de que me escabullí por las vías del tren para ver un poco más de que trataba, sé que no hay relación de una a Kevin y a Williams. Pero de algo si sé, que justamente cuando comienzo a sospechar y que Nicole suelte su apellido. Minutos lo mandé a llamar a él.
No voy a dejar que él muera.
— ¿Tú eres Williams?—pregunta el chico con voz pastosa como si estuviera agotado.
—Sí, soy el agente Williams.—él se acerca un poco al chico, pero manteniendo su distancia. —¿Para qué soy bueno?
Kevin se pasaba las manos por su pelo nervioso mirando a todos lados como si buscara a alguien, pero se frustraba porque no encontraba lo que veía.
¿A quién busca? ¿Al terrorista que te instalo la bomba? O al... ¿El fantasma?
Vamos sé inteligente y muéstrame que busca.
— Quiero... quiero llamar a mi tía.—Kevin rompe a llorar haciendo que Williams lo mire raro sin entender qué pasa.
Este se pasa la mano por la nuca un poco como si le doliera, antes de volver a mirar a Kevin.
— Pero si lo quieres hacer puedes usar cualquier teléfono...
—¡No! ¡Tú debes marcar el número!—Kevin lo corto alzando su mano aun llorando mientras su cuerpo lucha para mantenerse de pie.
Eso hace que Williams y las demás personas se ponga más nerviosa y algunos llantos crezcan.
—Está bien, díctame el número.—lo hace, al quinto tono la voz se escucha, ya que lo tiene en alta voz.
—Hola, ¿Quién habla? —la voz de una mujer se escucha y tengo que moverme más cerca en la oscuridad para escuchar mejor.
Mi arma en mano sin dejar de moverme en cuclillas.
— Tía...—a Kevin se le rompe la voz.
— ¿Kevin eres tú?—también la otra voz del otro lado se rompe.
El joven intenta parar el llanto, pero es inútil. Lo que hace después es calmarse y cuando lo hace habla.
— Lo siento tía, lo siento mucho... yo... yo no quise hacerlo...
—¿Qué hablas Kevin? Vuelve a casa, te extrañamos mucho, Abril lo hace.
El otro nombre hace que Kevin suelte un sollozo más alto y sé que esto no terminara bien.
— Dile Abril que lo siento mucho... yo... yo no quise en verdad hacerlo tía... yo lamento lo que le hice.
—¿Qué hiciste Kevin? Me está poniendo nerviosa—la voz de su tía se escucha quebrada y no sé cuál de los dos está a nada de romperse en mil pedazos.
Kevin se niega hablar y lo veo, veo en el momento que alza solo unos cuantos centímetros y su mirada se queda en un punto fijo antes de soltar las palabras.
—Yo la viole tía, yo viole a Abril no fue mi intensión... lo siento... lo siento.
La tía no dice nada porque cuando Kevin termina de soltar las palabras, el mismo le quita el teléfono a Williams y lo tira al otro lado pegándolo contra la pared.
Los que estaban de ese lado gritan, pero ahora es el que mira a Williams.
—¿Está haciendo todo esto por una violación? Vamos Kevin, sabe que podemos ayudarte, nadie más puede salir herido —dice Williams intentando mediar.
Pero Kevin deja de mirarlo para después colocar la mirada al punto tras de Williams, sigo esa mirada, pero solo veo personas en el suelo y una sola cabeza sobresale porque el abrigo tiene capucha y lo cubre. Aun así sé que se están mirando.
<<Mierda, ¿es el fantasma?>>
Que sea el fantasma, por favor.
Ya estoy listo para salir de la oscuridad y no dejar que se me pierda otra vez, pero Kevin habla deteniéndome.
—Dice que no todas las orugas se convierte en mariposa y no toda ratas deja de ser un roedor carroñero.
—De que hablas. —pregunta Williams confundido frunciendo sus cejas, pero antes que se dé cuenta qué pasa.
Kevin se le va encima apretándolo en un abrazo.
—Lo siento, pero ella...
Un momento él está soltando las palabras y otra veo como en la parte trasera de su chaleco, algo que no vieron los expertos se enciende algo rojo.
— ¡Corran!—grito saliendo de mi escondite, lo que hace que las personas lo hagan empujándose.
Pero la explosión ocurre, veo como en un momento Kevin explota con Williams. Y otro yo soy lanzado hacia atrás.
***
Fantasma
Bomba corta distancia oculta en la parte trasera, la del frente era falsa para confundir a los expertos. Se medir bien cuando quiero que mis víctimas mueran.
Si Kevin pensó en cualquier momento que tenía chance de seguir con vida después que abrazara a Williams, estaba muy equivocado.
El aparato que permanece en mi mano da los toques que necesito.
Salgo junto con las demás personas huyendo del caos que hice atrás, oficiales y paramédicos hacen de todo para ayudarnos, pero me escabullo de ellos.
—¡Los bomberos!
—¡Hay heridos!
Gritan y se empujan, oficiales tropieza conmigo. Pero yo sigo avanzando hasta que algunos caemos al suelo por el sismo de la explosión, lo que hace que nos detengamos unos segundo para volver a salir huyendo.
De esto hablaba cuando había un atentado de bomba, no de avisar y que los agentes se ocuparan que no explotara.
A pesar de que me gusta observar de lejos, también me gusta como mi cuerpo corre esa adrenalina que falta y que solo se enciende cuando mato.
— ¡Un médico, un médico!—pide alguien, pero ya no lo escucho porque abandono la zona.
A pesar de que no quería que Williams muriera tan fácil, prefería que lo hiciera así. Williams lleva años en la mira, no soy una persona de trabajar con nadie. Me gusta hacerlo solo, pero Williams hace tiempo me la tenía jurada desde que anda metiendo las narices donde no lo llaman.
Si le hizo creer a los demás que no sabía aquel mensaje era un buen mentiroso, porque a pesar de ser un soplón se la pasaba vendiendo información valiosa de sus compañeros.
Eso a mí no me molestaba, pero vuelvo a repetirlo. No me gusta que nadie esté metiendo las narices en mis cosas, al menos que yo lo permita.
Camino hasta la parada del bus y espero junto con otras personas, cuando el bus llega solo entro a este y me dejo caer en un asiento. Pensando en mi siguiente víctima.
¿Cómo que ya es hora de visitar a Ezequiel Bravo, no creen?
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¿ Qué tal estuvo el capítulo?
¿A quién creé que Williams le robo que terminó en las manos del Fantasma?
Descansa en Paz Kevin Ullah y Agente Williams, no te vamos a extrañar para nada. Más bien creo que se van a un lugar de tormento 😈
No olviden de dejar su estrellita, besos y abrazos.
Capítulo dedicado a Lucia_B_81 isavega123 Por esperar tanto y siempre estar aquí apoyándome en está loca historia.
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