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capítulo 19

Adriel

La sangre gotea de mis manos cuando las alzo a la vista, mi pecho sube y baja violentamente como si fuera corrido un maratón cuando intento buscar la forma de calmarme.

No escucho nada, no veo nada solo son punto rojos que hace que apriete mis dedos mientras cuento del 1 al 10, buscando calmarme pero dudo que eso pase.

Mi mente sigue vagando por los recuerdos más oscuro de la soledad, donde intento salir pero me siento tan atrapado y perdido desde el día que entre ahí.

Ya no hay vuelta atrásme susurran en el oído una voz tan familiar pero tan lejanas que no sé cómo volver.

Quiero decir algo, quiero decir que no lo quise hacer pero las palabras no salen. Solo veo rojo y cuando creo que por fin saldré de ese lugar, un rostro borroso se posa en mi campo de visión y sus manos se colocan en cada lado de mi cara.

No dice nada, pero intento parpadear para aclarar mi vista y solo logre ver su sonrisa. Una sonrisa tan siniestra, tan malvada que hace estrago en mi ser y deja que la bestia salga de mí y me abalance a ella colocando mis manos en su garganta sin importar que la manche de sangre.

Su sonrisa no se borra sino que se hace cada vez más grande y cuando estoy listo para ver como sus ojos pierde ese brillo de vida, algo quema en mi costado.

Me sobresalto asustado respirando pesadamente en medio de la oscuridad, busco el aire que sentía que me faltaba pero solo encuentro oscuridad. Siento aquel ardo en la boca del estómago y salgo corriendo hacia al baño vomitando la cena de anoche.

Cuando por fin dejo de vomitar, me lavo la boca. Observo mi rostro en el espejo y no me gusta lo que veo, no me gusta ver la persona que me devuelve la mirada.

Y por instintivamente llevo esa mirada a un costado de mi abdomen y observo la pequeña cicatriz que está ahí. Ni siquiera recuerdo como me la hice, solo sé que el medico dijo que no era nada profunda y nada grave.

Siempre he creído que las pesadillas son recuerdos de algún trauma del pasado que uno intenta oculta, pero por más que le eche cabeza a mis pesadillas no recuerdo y tampoco si se si soy yo.

Me hecho agua en la cara una y otra vez buscando despabilarme, pero mi tarea es muerta cuando mi celular del trabajo suena. Ni siquiera quiero ver quién es, solo me doy una ducha larga en agua muy fría pensando que debo hacer una llamada.

Me visto a tiempo récord y voy a la cocina preparando algo de comer, mientras que estoy en eso maniobro los documentos en la mesa acomodándolo y logro ver como un Theo viene arrastrándose por el pasillo mientras se tapa la cara.

—¿Por qué hay tanto ruido? —se queja dejándose caer en el sofá pero falla y cae en el suelo, solo gruñe del dolor pero no se mueve.

—Porque me olvide que estaba en casa y que tenías resaca. —Voy por la taza de café sirviendo dos taza.—¿Té? —bromeo y veo como alza la cabeza violentamente mientras me da una mirada de odio.

—Espero que hayas hecho café y no Té, porque si no ya no te consideraré más como mi hermano. —me amenaza y vuelve a dejar caer la cabeza al suelo pero se da la vuelta. Yo le entrego la taza mientras me río un poco.

—¿Qué te pasa? No creerás que me he vuelto uno de esos refinado por el Té.

—Contigo lo dudo, porque si la reina de los demonios dice que el cielo es verde tú le cree.

Ahora que la menciona debo hacer esa llamada cuanto antes.

— Ve voy a lograr salir hoy temprano ya que mi tío estará de luna de miel, así que no me va a estar fastidiando tanto en el caso. Así que elige un lugar donde cenar más tarde y ahí estaré.

—Pensé en ir a una fiesta, ya sabe disfrutar un poco antes que el jefe vuelva a la ciudad y me quite los días libre.—juega con su taza de café mientras se sienta en el suelo.

—Te voy a dar permiso para que traigas tu ligues cuando yo no esté en el apartamento pero si me llego a enterrar que has follado en mi cocina te mato.—me levanto y lo oigo reír tras de mí.

—Como si ya tú no lo ha hecho.

—No, no lo hice. Además eso es antihigiénico, ese lugar es sagrado. —agarro los papeles y voy por mi cosas.

Lo veo como sigue bebiendo café antes de darme aquella sonrisa que sé que me va a estar amargando todo el día.

— Me vas a decir que no has fantaseado con la reina de los demonios mientras la empotra en esa encimera, mientras se dan esos besitos cursi de "amistad"—ni siquiera lo pienso cuando agarro el primer objeto que tengo a un lado y se lo lanzo.

Él lo esquiva por centímetro, suerte.

<<Eso tuvo, porque el portarretrato le iba a quedar hermoso en ese rostro.>>

— Cuida tu lengua que todavía te está quedando en mi casa.—lo amenazo pero él no deja de reír.

— ¡Y ahí está ese Miller del que tanto huye!—sigue burlándose pero yo abandono el apartamento antes que cometa un asesinato.

Las horas pasan y para cuando llego a la central observo como todo es igual cada día, cada vez que vengo a trabajar.

La recesionista siempre esta despistada temprano, su uniforme de policía hace notar que cualquiera que venga a colocar una denuncia debe hacer una cola porque ella todavía no encuentra el bolígrafo que siempre se le pierde cada vez que tiene que hacer los reportes.

La señora del aseo su turno siempre termina antes que comience el primero de los cambio de detective, teniente o policía. Ella siempre permanece en una esquina mirando embobada al teniente que entra apurado yendo corriendo hacia los vestidores porque se le hizo tarde. Ella lo contempla con admiración, suspira de amor y se va. Dos oficiales siempre llegan con donas nuevas y café como si este lugar fuera restaurante.

Ya que se mantiene la reputación que los policías comen demasiado dona y café y por eso tienen esa barriga ellos dos se lo hacen saber a todos, cuando cruzan a mi lado mientras hablan del juego de anoche.

Siempre he creído que detenerme y examinar un poco a mí alrededor le daría sentido a mi vida, pero mi padre dijo que soy muy observador y por eso es difícil que algo se me pase por encima. Desde pequeño cuando alguien quería engañarme yo lo sabía, era por su forma de hablar, su mirada o como sus nervios lo traicionaban.

¿Qué me daño cuando intente saber si Malika sentía algo por mí? Pues no logre averiguar nada, porque ella parecía un libro abierto y era muy fácil leer sus expresiones. Creo que por eso nunca dije lo que sentía.

—¿A dónde va? —alguien interrumpe mis pensamientos y yo solo cuento del uno al diez cuando me doy la vuelta.

— ¿No deberías estar en tu luna de miel? ¿Qué haces aquí?—me cruzo de brazos cuando mi mirada choca con la del jefe y noto que él también le molestan que le hayan dañado su noche de pasión.

—Largarte al viejo museo abandonado, te deje la dirección en un mensaje. Al parecer las cosas se fueron a la mierda a noche. —no entiendo nada hasta que mi vista se va a la pantalla que está en vestíbulo y veo las noticias.

Me llevo los dedos al puente de la nariz, pensando que el mundo ya no se puede ir más a la mierda. Somos nosotros lo que lo hacemos.

— Dale el caso a otra persona, estoy todavía con del fantasma y no he podido avanzar porque me sigues mandado a otros caso.—me quejo pero él pasa de mi yéndose al elevador.

—Te quiero allá Miller, no hagas que saque mi arma aquí mismo y te mande corriendo a la escena del crimen a punta de disparo. —estuve a nada de responder pero las puertas se cerraron en mis narices y no me quedo remedio que ir.

Y así se comienza un lindo día en la vida del Detective Adriel Miller.

***

Contemplo todo desde abajo con los lentes puesto, el sonido de sirena de la policía calada en mis oídos juntos con los bomberos que se esparcen por todo el sitio. Hay una cinta y más de quince policía haciendo una gran barrera para que la gente no pase, hay muchos transeúnte que tienen celular arriba y graban, los medios no se quedan atrás.

— ¿Eres Miller?—un oficial deja de ver lo que guinda en el aire mientras me mira.

— Si, por lastima.—yo también lo miro y se me acerca para enseñarme algo en un celular

— Oficial Brando Zing, la víctima no se sabe bien quin es.—se presenta.

Observo como el video se reproduce por medio del Dron que vuela en los aires.

Lo primero que puedo percibir es que no tiene pelo u ojos la persona, y desde aquí el cuerpo parece una mujer por lo que cuando el Dron lo enfoca bien lo confirma.

— Que horror.

—Eso no es nada, los forenses o bombero no han querido bajarla todavía o tocar algo. Lo llevare arriba. Paso toda la noche ahí, está en un lugar perfecto ya que está a la vista de muchos turistas y ciudadano que pueden observar...

—¿Alguien hablo con la presan? —lo corto mirando atrás cuando lo sigo.

— Mire a su alrededor agente, aquel niño fue el que lo vio primero.—me señala a un pequeño mientras su madre llora estérica a un lado.

— Bonito trauma que le van a dejar.

—Ni lo diga.

Entramos al edificio ya que algunos policías y paramédicos están intentando ayudar a los vagabundo a ver si le sacan algo, pero yo los ignoro, es caso perdido.

Es un lugar perfecto para dejar ver su trabajo y sin testigo sobrio que sepan que alguien colgó un cuerpo en el frente de un museo ya abandonado. Cuando llegamos arriba la brisa fresca me golpea mientras que Kent se frota las manos y tiene dos de su ayudante a un lado.

Veo al comandante de los bomberos mientras que está a un lado hablando con uno de su gente y yo me acerco cuando todos colocan la mirada en mí.

—¿Qué esperan para subirlo? ¡No ves que le estamos dando lo que quiere, que todos el puto mundo se enterré que hizo la peor tortura pero que nos gustan encubrir para que nadie se enterré de esta barbaridad¡ —grito llegando a ellos.

Kent es muy sabio quedándose callado, las sirenas de policías y los murmuro de la gente ya me dañaron la mañana.

—No podemos subirlo, la cuerda esta grasosa. Es buscar otra solución o cortarla y que el cuerpo caiga al vacío dañando todo. —me habla el comandante, pero lo ignoro yéndome a la pendiente donde se ve que la cuerda está amarrada pero no lo toco solo me inclino y analizo la situación.

—Toda la noche llovió ¿Y la cuerda aún sigue con grasa? —me burle negando apartándome de ese lado.

—Estamos buscando solución agente solo déjenos hacer nuestro trabajo.

—Pero no dañen la escena que necesitamos hacer también nuestro trabajo.—Kent le habla al comandante y yo me aparto de todos.

Dos horas después el cuerpo estaba sobre una lona de plástico, Kent y su ayudante tomaba fotos de todos y recolectaban muestras.

Estudie todo desde lejos desde sus manos que tenían clavo incrustado, sus muñecas estaban amarrada con alambre de púa. Mientras que el puto enfermo no solo le saco los ojos sino que también le cosió la boca. Tenía muchas quemaduras en sus brazos y piernas.

—Esto me recuerda a la mafia, lo utilizan mucho en los casos de venganza.—Kent me hablaba pero yo miraba al cuerpo inconocible.

<<¿Qué te han hecho?>>

Pensé observando aquel cuerpo que alguna vez fue hermosa, lo que le hicieron no era una persona sino un monstruo de verdad.

Kent alzo su camisa y vi como sus dedos enguatados se quedaron congelado en el aire, su rostro perdió color y yo solo me incline a ver qué era lo que vio porque se puso así.

—No me digas que es...

— La marca.—termine por él tragando fuerte.

— ¿A cambiado su patrón?—él me miro buscando una respuesta y yo a parte la mirada del cuerpo.

Su cuello estaba cortado, no tenía dedos y tenía muchas cosas para que no pareciera que fue él. Pero ahí está su marca, es su cello.

— Llévatela a la morgue y has la autopsia, quiero el informe cuanto más antes.—le demande saliendo de ese lugar.

Pero no había salido muy bien cuando las noticias corrían muy rápido y ya el equipo de Martínez venia llegando junto con él.

—¿Tan rápido corren las noticias por aquí o comenzare a creer que me quieren quitar todos los casos que me dan? —me detengo frente de King y William.

Ya que Martínez solo prefiere pasar de mi entrando al edificio.

—No te creas la gran cosas, el Jefe Bravo dijo que a lo mejor necesitaba ayuda ya que te la pasa quejándote del caso —habla William cruzándose de brazos.

Me coloco los lentes porque ni ánimos tengo para discutir con él.

— Avísame cuando dejes de tenerme envidia y comencemos hacer un perfecto grupo de trabajo—intento pasar de él pero su mano sostiene mi brazo fuertemente como si le molestara mi presencia.

— Chicos hay presan y publico.—murmura King sonriendo un poco para que los que están tras de esas cintas crean que no nos llevamos mal.

— Dejemos las cosas clara de una vez Miller.—comienza apretando su mandíbula sin aparta su mirada de molestia hacia mí.—Aléjate de este caso porque tú y yo sabemos que no quieres estar aquí, odia la atención y estar en el ojo de la mirada. Un caso como esto siempre lo rechazas, así que ve y aléjate, porque lo único que está haciendo es estropear todo y no aportas nada.

Me zafo de su agarre y siento como mi sonrisa crece más.

—¿Cómo dice el meme? Ah sí, pues te salió mal porque me encanta esa mierda. Si crees que intimidándome harás que abandone esto está muy equivocado Williams, todavía no me has conocido de verdad.

Ni siquiera espero que diga algo cuando me acerco a la ambulancia donde el pequeño aun esta con la madre.

— Hola campeón.—me inclino para estar a su altura y él levanta la mirada hacia mí un poco triste.

—Hola —murmura apretándose a las piernas de la madre que está a su lado a punto de que sus nervios la traicione.

La entiendo, a mí tampoco me gustaría que mi hijo de 9 o 10 años encontrara a un cadáver y de la peor formar.

—Soy Adriel ¿y tú?

—Abdul.

—Qué bonito nombre. —él asiente y le hago señas a la madre para que colabore y solo logro ver como se aprieta a él como un escudo protector.—¿Quién lo eligió?

—Mi difunto esposo.—habla la madre y yo vuelvo a mirar a su hijo.

—Lo siento, ¿quieres hablarme un poco de él?—niega, así que tengo que respira profundo antes de dejarme caer en el césped y hacerle señas para que se una. —¿Entonces puedes decirme algo que te guste?

Él lo piensa unos segundos antes de asentir y dejarse caer a mi lado.

Solo logro ver por el rabillo del ojo cuando un oficial se acerca y le dice algo a la madre.

— Si quiere puede ir con él, yo lo voy a cuidar.

—Es que...

— No se preocupe, estaremos a la vista si quiere el oficial aquí la puede llevar hasta allá.—señalo un árbol que está dentro del perímetro de nosotros a solo cinco metro de distancia.

Ella permanece callada pensando si dejar a su hijo solo.

— Señora necesito que declare.—el oficial presiona y ella asiente.

— Cuídemelo por favor.—pide con lágrimas en los ojos y asiento.

Veo al pequeño de nuevo.

—Entonces Abdul, ¿qué me ibas a contar de que es lo que te gusta?

Sus dedos se mueven con nerviosismo mientras baja la mirada.

—¿Te puedo contar algo? Pero mi mamá no puede saber—murmura y solo ve unos segundo a su madre antes de volver agachar la mirada.

—Claro, será como nuestro secreto.

— Mamá cree que amo el futbol por papá pero en realidad lo odio.

—¿Y qué te gusta en verdad?

— Dibujar.—sus ojos se iluminan cuando se encuentra con los míos.

— ¿Si? Bueno yo no soy amante a los dibujos, creo que si llego a pintar algo es un palo con cabeza.

Él se ríe y niega.

— Yo soy muy bueno.

—A ver, no te creo.—bromeo un poco, pero sin darme cuenta que él tenía una mochila a un lado saca un cuaderno.

— Soy más de paisajes.—dice cuando abre el cuaderno y me enseña algunos bocetos.

—Que precioso Abdul, ¿por eso está aquí? —pregunto cuando noto el costado del museo incompleto que estaba dibujando.

—Sí, mamá siempre cree estoy practicando algo del futbol cuando se distrae con su amigo en el parque —lo miro y después a la madre.

Mentira no es que el parque esta cercar del museo, y más si es de mañana es un lugar perfecto para follar por algunos lugares aparte de la zona de donde corre algunas personas que entrena temprano. Recuerdo que alguna vez escuche que estaban haciendo algún operativo para colocar algunas patrulla custodiaran más este área ya que el museo era algo del Estado.

Pero debía ser cuidado y siempre desalojaban aquellos drogadictos o vagabundo que terminaban entrando por las noches buscando refugio, además que en esta zona siempre se vendía mucha drogas y el parque solo era como el tune de conexión.

— ¿Y que hace con su amigo?

—No se ella dice que le explica algunas clases de joya, mientras me dice que nunca me deba de mover de aquí.

<<Si, clases de joya follada en algún extremo del parque.>>

— ¿Siempre lo hace todos los días?—niega y observo el dibujo de nuevo.

— No, solos los lunes y viernes cuando no estoy en la escuela.

—¿A qué hora siempre están por aquí? para venir un día y acompañarte.

— Siempre llegamos a las 6 am.

—Uff muy de temprano.—arrugo mi ceja y él también me imitad. — ¿Y por qué no te quedas en casa durmiendo?

Se encoje de hombro como si no entendiera.

— No le gusta dejarme solo.

—La entiendo.

<<Claro que no la entiendo.>>

— ¿Ella va a estar bien?—pregunta de repente y se a quien se refiere.

—Bueno ya está en un lugar mejor.

—Lastima lo que le paso.—murmura apagado y yo golpeo su hombro con el mío para llamar su atención.

—Yo también le tengo lastima, pero para eso soy policía para descubrí que le paso.

—¿Si llega a saber su nombre me lo puede decir? Me gustaría llevarle unas rosas a su tumba.—me corazón se pone chiquito y asiento.

— Ya veo que entiende toda esta situación ¿verdad?

—Mi madre siempre me coloca las noticias todos los días y más de lo que hablan en la escuela, las mujeres son las más vulnerables en esto tiempo o en los otros. Por eso cuando crezca hare todo lo posible para proteger a mi madre y las demás mujeres.

— Eres un buen niño Abdul y sé que lo harás, lo vas a gritar en tus bocetos o cuadros. Sigue así que no te de miedo plásmalo en tus dibujo.—él asiente.

— ¿Lo quiere?—me dice al dibujo y yo asiento.

— Gracias.—digo obteniendo el dibujo.

— ¡Abdul cariño vámonos!—su madre llega rápido y solo logro despedirme del pequeño.

Me levanto del césped y me acerco al oficial.

— Dame el apellido de la madre.—él me mira confundido y después mira su libreta.

— Harris.

Lo anoto y me vuelvo a la central, sabiendo que tendré que posponer algunos de mis pendientes.

***

—¿Dónde está?

— Follando.—dicen del otro lado de la línea jadeando y blanqueo los ojos.

—No me importa que esté haciendo quiero saber si está cerca.

—Cerca de casi tener la liberación, pero sí.

— ¡Esto es serio!

—¡Esto también!

Los gemidos del otro lado más el grito que dio la mujer que le dieran más duro hizo que apartara el celular de mi oreja y mirara el techo por unos minutos.

— Que vida de mierda vine a tener gente así en mi vida—murmure llevándome los dedos al puente de la nariz.

—Vamos Detective relájate un poco, que tú a mí no me das órdenes y tampoco eres mi novia, ni esposa o lo que sea que intente amararme.

—¡Solo pregunte que en donde esta imbécil!

— ¡Ay dios mío ya viene!—grita la mujer y él suelta un gruñido

— Si, ya viene pero más te vale gritar mi nombre.—ni siquiera lo pienso antes de colgar porque no quiero escuchar lo que vendrá después.

Intento borrar las últimas palabras de mi cabeza pero necesitare cloro o que me reinicien el Windows, porque ya la imagen estaba en mi cabeza.

—Ya hice la reservación es hoy a las 7:30 en un bonito restaurante. —es lo primero que me dice Jennifer cuando llega a mi escritorio.

Tengo tantas cosas que hacer y salir de ellas que se me había olvidado esto, ¿además es que todos hoy se pusieron de acuerdo para estar conmigo?

— Mándame la dirección por mensaje, pero dejo en claro que tú pagas.

Tendré que llamar a Theo y decirle que no voy a llegar hoy.

<<Y yo que tenía ganas de sentarme en mi sofá y comer pura comida chatarra viendo un maratón de películas de terror.>>

—Tú eres el que iba a pagar, ya que me debías el nuevo despertador.—se cruzas de brazos siguiéndome la broma.

—¿Quieres el despertador o la cena? Porque las dos cosas no la puedo dar ahora.

—Si eres pesado, bien te queda el apodo de despechado. —ni siquiera lo piensa cuando se sienta en mis piernas tomándome por sorpresa.

— ¿Jennifer que haces? Estamos en el trabajo.—intento levantarla y examino a mi alrededor pero esta sala está vacía porque son las tres y media y el último en salir fue Ross.

— Vamos Adriel, ya me canse de tontear. Tú lo quiere y yo también, así que dejemos de juegos ridículos.—estaba listo para decir algo cuando sus labios chocan con los míos en un besos feroz y necesitado.

Al principio me deja fuera de base, pero a la vez que va subiendo cada vez la intensidad de la cosas y como se contonea en mis piernas correspondo el beso.

<<Pero siento que falta algo y no sé qué.>>

Mi celular suena sacándome de este trance y separo nuestras bocas agarrándolo de una contestando.

— ¿Qué?—se me escapa un jadeo cuando los labios de Jennifer chupan mi ovulo de la oreja.

Soy hombre, y somos débiles. Pero todavía sigo manteniendo esa necesidad de decir que me falta algo y todavía no sé qué es.

—Ahora quien es el que está teniendo sexo. —la voz de Luciano de burlar suena del otro lado hace que tenga ganas de colgarle o hacerle lo mismo y prefiero por la segunda obsesión.

Así que llevo una de mis manos a la abertura de la falda de ella que se subió y ni lo pienso cuando acerco el celular a su boca, mis dedos bajan por su ropa interior antes de tocar esa zona.

Ella gime y cuando mis dedos están a punto de quitar esa barrera que separan que mis dedos entre en ella, escucho pasos fuertes por el pasillo. Y antes que piense que pasa me levanto de golpe y ella cae al suelo de culo sin entender nada.

—¡Miller ¿Dónde mierda esta Miller?! —escucho la voz del Jefe y Jennifer pierde todo el color de su rostro metiéndose rápido bajo de mi escritorio.

— En el planeta tierra no está en esto momento, pero si me dice que necesita le dejare su mensaje.—me acomodo la ropa bromeando un poco y cuando nuestros ojos se conecta veo la ira en ellos.

— ¡Déjate de mariconera y ponte hacer tu trabajo!

—¡Pero si lo estoy haciendo!

—¡Pues no te veo en la morgue, donde deberías estar en vez de estar encerrado aquí! —cuando llega a mi escritorio golpea la madera con fuerza y tengo miedo que se parta en dos y Jennifer quede a la vista.

— No estoy encerrado, estoy pensando si todavía no es tarde para volver al sótano y seguir plasmando informes.

—¡Mejor lárgate de aquí antes de que te coloque una sanción por joderme el día!

— ¿Yo?—casi pego un grito de burla.—Jefe si no estoy haciendo nada.

—¡Y eso es lo que me molesta, que no hagas nada. En vez de tener el puto fantasma entres la rejas tu todavía está aquí jugando y huyendo como un marica!

Aprieto los puños fuertes.

— Voy a olvidar que dijiste lo último, porque sé que no eres tu hablando.—me inclino un poco en el escritorio.

Nos damos una mirada desafiante y puedo ver, lo veo. Sus emociones, sus acciones y sus gritos. Sus ojos bajan un momento a mi escritorio antes de subir a mi mirada con más rabia.

— Lárgate antes de que esto empeore Miller.—me amenaza dándose la vuelta.

Yo con la rabia surgiendo agarro mi chaqueta de la silla, sin darme cuenta aprieto mis puños y observo que todavía tengo el celular en la mano.

— Nos vemos más tarde.—le digo a Jennifer que solo asomo la cabeza para ver si el Jefe se había ido, pero no tenía ya ni ánimos para continuar con una follada que no sabría si me gustaría o no.

Camino a paso apresurado al ascensor y me llevo el celular a la oreja sabiendo que el imbécil de Luciano jamás cortaría una llamada, sino que escucharía como un chismoso.

—¿Sigues ahí? —murmuro molesto y lo escucho reír.

—Me imagino que te dañaron el polvo, que divertido es tu vida —presiono el botón con más rabia antes de hablar.

— Encuentra a Malika, ya que tienes ojos en todos lados.—cuelgo antes que diga algo más, porque suficiente ya tengo con lo de hoy.

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Spoiler del siguiente capítulo y solo diré que se preparen esas palomitas, porque el Detective y El fantasma estarán cara a cara.

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