Capítulo 18 🔞
Advertencia
Contenido fuerte no para personas débiles, si decides continuar leyendo el capítulo dejo como tu responsabilidad lo que leas después. No me hago responsables de daños emocionales que puedan pasar.
Sin más que decir, sigan leyendo.
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Fantasma
El olor a carne quemada queda en mis fosas nasales, la sangre que gotea en el plástico es la viva imagen de una obra maestra.
Me ha gustado como ha quedado mi musa, mi obra maestra. Su rostro no hay nada que pueda imaginar, no tiene nada de diente se lo saque con un alicate de presión uno por uno consciente. Tiene dos clavos incrustado en sus muñecas manteniéndola unidas juntos con el alambre que se une con su piel manteniendo el nudo, sus brazos tiene quemadura de todo tipo, no tiene dedo de los pies.
Se lo arranque todos por cada vez que pensaba en lo bocona que es, que se sentía ver esos pies sin ningún dedo al cual la mantuviera de pie.
Observo por completa fascinación como aun lucha en su agonía y busco la navaja, yéndome a ella donde aprieto su mejillas que están hinchada.
— Vamos abre la boca.—ella gruñe mientras solloza y no pienso en la hora de agarrarle la lengua y cortársela.
Ya sus ojos no votan ninguna lágrima, porque se lo arranque de la rabia que cargo en cima. Rompí mi patrón y por mala suerte de ella fue mi saco de boxeo.
Siento esa picazón en los dedos cada vez que quiero ver como la vida de alguien escapas de sus ojos, pero solo veo cuencas negras que botan sangren.
Odiaba su mirada, no me importaba que en su mirada viera un monstruo en mí. No me importaba cuando más suplicara y pidiera perdón. Yo solo quería hacerla sufrir porque es el único deseo que tengo.
— ¿Qué tal si le mandamos esto a tu representante? Porque así de dañado están las dos... ayer te vi.—ella grita pero su grito es amortiguado por la sangre que no para de salir de la cortada de lengua que le hice. Arrastro la hojilla hasta su costilla y afinco tanto en la profundidad haciendo mi marca perfecta.—Salía hermosa en la noticia, lástima que cuando te encuentren seas difícil de reconocer. —Me aparto de ella y busco el hilo y la aguja volviendo a ella.— Fuiste muy bonita la verdad, pero en un mundo donde gobierna los monstruos solo eres la presa a la que van a descuartizar.—le coso la boca apretando sus labios hinchado y ella intenta pelear pero ni fuerza tiene.
Sus brazos ya están listos para ser apuntados, no hay reparación en ellos por las quemaduras que tocaron sus huesos. La sangre que chorea de su boca es la misma que la está ahogando.
Siempre me ha gustado el rojo y más cuando baña la piel de la persona, ver cada vez como ese hilo de sangre mancha todo tipo de piel es la perfección misma del rojo.
— ¿Como dicen? Ah sí, por la boca muere el pez. Saludos al que gobierna en el infierno, le dice que te mande yo.—ni siquiera espero cuando termino de coser alzando la pequeña navaja cortándole la garganta.
Espero minutos y horas hasta que le tomo el pulso y ya no está con nosotros.
La sonrisa no abandona mi rostro y me levanto del suelo yendo hacia el congelador que tengo aquí, saco la pequeña cava y busco la mano que se mantiene congelada yéndome al cuerpo de nuevo.
Dejo las huellas en toda ella y después vuelvo a buscar las otras guardándola en la pequeña cava. Ahora dejar mi pequeña obra maestra a la vista de todos aquellos que pondrá deleitarse con esta maravilla de obra cultural.
Creo que la palabra cultura queda poca, es la perfección misma y si Picasso estuviera vivo envidiaría mi trabajo.
Por eso guardo todo en mi auto, y meto el cuerpo cubierto en la bolsa. La noche fría es lo mejor que hay en esta ciudad porque siempre llueve a cada rato. La lluvia a veces limpia las manchas o las evidencia pero jamás borra nuestros pecados.
Mamá siempre decía cuando me bañaba que el agua era la mejor herramienta del humano porque te limpiaba y no dejaba rastro de que algo quedo ahí.
Al principio no entendía, pero después vi un caso de una violación y la chica se bañó después. La evidencia se esfumo, hubo un crimen bajo la lluvia y ella se llevó todo rastro que identificara a la persona que estuvo, un cuerpo en el lago, Uff para que contar si no eres tonto y dejas huellas en el cuerpo jamás sabrán que fuiste tú.
Por eso cuando la lluvia cae fuertemente, yo solo miro el edificio que esta frente de mí. Las calles están vacías, no hay personas locas que ande corriendo bajo la lluvia o bailando. Y por eso me coloco mejor mi capucha antes de salir y dejar que el agua me arrope.
Voy hacia el cuerpo y lo arrastro hasta llegar al edificio, entrar es fácil. Aunque se vea algunos vagabundos ellos me ignoran ya que están drogados y otros anda más de la otra vida que pendiente de mí.
Subo las escaleras y observo como el plástico no hace que la sangre manche el piso, y sigo subiendo hasta que llego a la azotea. La lluvia vuelve arroparme y voy por la cuerda antes de sacar el cadáver y colocárselo en el cuello y arrastrarlo a la pendiente. Observo una vez más como la lluvia es la cortina perfecta en esta noche mágica y dejo caer el cuerpo al vacío que queda extendido.
Salgo y bajo las escaleras, antes que pueda cruzar la puerta de salida un vagabundo se levanta y se me acerca pero yo saco mi arma con silenciador colocándoselo entre las cejas.
Su frente sudada y los pasmo que se le ven es porque necesita más drogas, sus ojos rojos están tan inyectado de sangre que piensa que en cualquier momento se va a morir pero me miran pidiendo clemencia o que lo mate. Pero hoy como estoy de ánimo saco mi celular con la otra mano mientras se la extiendo.
— Llama al 911 y dile que alguien está teniendo una sobredosis.—sus ojos inyectado de sangre me miran perdido buscando mi rostro que no muestro ya que la oscuridad siempre será mi amiga para encubrirme.
El vagabundo se mueve impulsivamente dejando saber que necesita su dosis pero tiene más miedo cuando ve que tengo el dedo en el gatillo y no me da miedo apretarlo.
— Necesito... necesito...
—Sí, tu dosis y te la daré si llamas al 911.
Ni siquiera lo piensa cuando lo hace rápido, se le traba la lengua. Extiende su mano para que le dé algo de billete pero solo inclino mi cabeza un poco arriba mostrándole mi sonrisa en el momento cuando presiono mi dedo en el gatillo y el cuerpo se balance violentamente hacia atrás manchando el piso mugriento de mierda, vómito y suciedad de su propia sangre.
Nadie nos presta atención o se fijan en el cuerpo de él, solo me coloco en cuclilla secar del cuerpo sacando de mi chaqueta la navaja que voy directo por lo que es, sacando la bala que guardo y aprovecho para quitarle unos dedos antes de taparlo con un pedazo de cartón que estaba a su lado.
Regreso a mi auto, solo volteo atrás observando como el cuerpo todavía está en el aire colgado en el museo que alguna vez se cerró y que ahora es la vivienda de muchos vagabundos o drogadictos. Conduzco hasta llegar al puente, salgo y pisoteo el celular que no es rastreable. Y saco un cigarro quitándome la chaqueta ya mojada, pensando que es hora de que todo por fin sepa de lo que soy capaz hacer cuando no me obedecen.
Al Detective Miller le está tomando mucho tiempo encontrarme y esto ya me está cansando.
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Narrador omnisciente
La lluvia ha pasado, la llamada es ignorada para aquellos que le importa un bledo de si un vagabundo se está muriendo de sobredosis. Porqué en las estaciones de policías algunos están de ronda y otros siguen haciendo su trabajo de investigar su caso, los hospitales se mantiene en silencio en medio de la noche con sus enfermos recuperándose y otros despidiéndose.
La ciudad de New York siempre esta despierta como Hong Kong, solo que los que duermen son los ciudadanos mientras la ley y el crimen nunca duermen.
El club mantiene la música al máximo volumen, y ya Theo está bailando con una trigueña mientras no deja de beber y bailar salsa que parece más como si le estuviera teniendo sexo con ella en la pista que en vez de bailar.
Esta borracho pero sabe que ya tiene un polvo asegurado, el chico mantiene su baile olvidándose de su amigo que le da un trago a su whisky que observar desde la oscuridad de su mesa pensando en miles de planes donde podía estar ella.
Aunque sabe que tiene un nombre en mente donde le pediría ayuda para encontrarla, pero conociéndolo lo mandaría a comer mierda porque sabe que Luciano odia y aborrece todo esto del amor.
Que alguien este tras de una chica persiguiéndola como perrito faldero ya eso había pasado de moda, Luciano prefería desafiar la leyes estaba siempre encantado disfrutando de las peleas clandestinas en los peligrosos barrios donde muchos conocías el nombre de él criminal que es como una gallina de oro.
Para la sociedad Luciano Brown es el empresario millonario con empresas legales que si lo jodes las cosas no terminan bien, pero para el mundo más bajo es el hombre al cual deben servirle respecto.
Por eso Adriel se debatía si debía pedirle ayuda otra vez o prefería buscarla a su modo.
— Ya viene.—sus pensamientos fueron cortados justo en el momento que la camarera dejo otro trago en su mesa y le aviso.
Adriel miro la espalda de la chica como iba a otras mesas mientras pensaba en que podría salir mal si todo no salía como había planeado.
—¿Un policía en mi club? Me siento muy alagada.—el cuerpo de una morena demasiado sexy embutida en un vestido rojo que era como segunda piel en el cuerpo de la mujer se deja caer en el asiento del frente.
Los ojos del detective se unen con los negros de la morena mientras sonríe sin gracias.
— Yo debería sentirme muy alagado por no descubrir a tiempo que Joan no era tan estúpido como pensé.—algo por dentro de la morena se quebró pero su sonrisa no flaqueo.
— Debe sentir respeto por la memoria de mi tío.—ella alza su mano y una camarera llega trayéndole un vaso de whisky también.
—¿Respecto? —Pregunto enarcando una cejas mientras se burlaba de la chica, solo se inclinó hacia delante y en un perfecto francés que ella entendió muy bien las palabras calaron en todo sus sistema.—Yo no le tengo respecto a los incestuoso como tu tío.
—No sé de qué hablas.—la chica fingió que no entendía de que le hablaba el policía, pero Adriel si lo sabía.
Tuvo mucho tiempo de sobra para investigar no solo el caso de López, sino también las propiedades de Joan. Una propiedad que no estaba a su nombre y ni a nombre de su esposa, si no de su sobrina a donde frecuentaba más según el informe de Ross.
—Me vas a decir que tu tío y tú no follaban.—todavía hablando en francés él se hecho hacia atrás bebiendo de su bebida.
<<Cuanto más rápido tirara a la yugular, saldría lo más rápido de ese club de mierda. >>
Eso hizo que la morena se levantara de un solo golpe de donde estaba sentada como si le hubieran prendido fuego a su trasero y se lanzara al policía pero este no borro su sonrisa malvada de su rostro. Las manos pequeña se apretaron en el cuello de este pero los ojos de Adriel pararon fue a la bebida que se esparció en su ropa por el arrebato de ella.
Estaba en una zona aparte del ojo del público, así que era muy fácil para ellos matarse y nadie sabría qué pasaba en ese privado.
—Cuidado con lo que dice poli, porque a mí no me temblaría la mano en matarte.—gruño ella también en francés y fue ahí cuando Adriel sintió el frio de algo metálico en su cuello pero no le importó.
Sonrió más ampliamente demostrándole a la morena que no le daban miedo sus amenazas, mientras que sus ojos se conectaba.
—Solo vine hacer un trato ya que tu tío y yo siempre lo manteníamos, pero ya que está muerto pasa a ti porque su esposa no sabe.
—¿Qué quieres?
—Necesito información muy privilegiada que él me pasaba siempre de su infiltrado en el FBI.
— No sé de qué habla, mi tío era muy reservado en esa área.
—No me engañas, sabe muy bien que tu tío era muy bocón así que es mejor que tu cumpla o si no...
—¿O sino qué? —el cuchillo se inclinó más en el cuello de Adriel y pudo sentir un pequeño ardo pero no se movió y tampoco a ella.
No mostro miedo, ya esto no era nada para él.
Y confiaba perfectamente en su eslogan de que un muerto habla más que vivo.
— O sino no me quieres conocer.—ella se quedó quieta cuando sintió también algo metálico puntiagudo en su pecho.
No se había dado cuenta que Adriel también había sacado una pequeña navaja del pantalón y se lo colocaba entre su corazón.
Si alguno de los dos hacia cualquier movimiento en falso, ella terminaría muriendo primero que él.
—Buena jugada. —sonrió sin gracia después de reaccionar pero sin moverse.
— De nada, solo pásame la puta información o si no todo el mundo incluyendo tu familia de la mafia le llegaran los lindos videos donde tú y tu tío follan como loco.—ventaja de que Luciano jaqueará el celular del muerto días después de intentar descubrir algo.
— Cerdo.—escupió a un lado molesta apartándose de él volviendo a sentarse en su asiento acomodándose su vestido.
Adriel hizo mover la navaja en su mano con una habilidad impresionante pero distraída mientras se encogía de hombros.
— Me han dicho cosas peores, así que cumplen con el trato que yo lo hare con el mío.—se levantó dejando las cosas clara y salió de ese lugar haciéndole una señal a Theo que hizo un puchero cuando lo siguió.
El plan siempre fue sencillo confiando que la sobrina de Joan no lo conocía, pero sabía que su tío tenía gente en todos lados fue a ese club con intenciones de poner a esa chica entre las cuerdas y le diera la información en bandeja de plata. Por lo que mataría dos pájaro de un solo tiro, el infiltrado del que el menciono y descubriría al fantasma.
— ¿Por qué nos vamos tan temprano? Si todavía la noche es joven.—Theo se quejó pero Adriel no le hizo caso.
Ahora lo que le importaba era llegar a su casa y dormir un poco antes de colocar su perfecto plan en acción.
— ¿Brown está aquí en la ciudad?—pregunto mientras entraba en el auto, Theo subió molesto pero aun así hablo.
— Llega entre unos días, quiere abrir una nueva cede en Brooklyn y quiere que este ahí para darle el visto bueno.—su mejor amigo ni siquiera sabía de la otra vida del mafioso, ni siquiera sabía que Luciano y el detective se conocían.
— ¿Entonces solo te tendré a solo horas de aquí?—encendió el auto y Theo bostezo asintiendo.
Theo nunca fue muy tolerante al alcohol, cinco copa y ya le caían mal. Siempre sonríe y estaba chispado más sobrio que con alcohol en el sistema, pero creyó que necesitaba unas copas y tendría polvo asegurado si no supiera que su amigo estaba ahí por otras razones.
— Si todo sale bien como él quiere, me mudare a Brooklyn y quedare en la empresa por tres años supervisándola.
—Es un gran logro amigo.
— Ni para nada, Brown exige mucho y siempre quiere todo con un orden del demonio que hace que sufra de ansiedad cada vez que estamos en la misma sala.
—Es la empresa que decidiste buscar trabajo y si mal no recuerdo, te merece ese puesto haz trabajado muy duro para estar ahí.
— Pero teniendo al diablo mayor como jefe no ayuda.
—Theo, teniéndolo a él como jefe es lo mejor porque así aprende de lo mejor y ya vez que has aprendido muchas cosas buenas.
<<Excepto el lado loco y oscuro de Luciano, ese si no me voy a permitir a que aprenda esas cosas.>>
Pensó Adriel.
— De igual formar lo voy a pensar, quiero establecerme en un solo sitio esta vez Adriel. Ya estoy cansado de viajar.—asintió entendiéndolo y en silencio volvieron al apartamento.
La noche todavía no había acabado para aquellos que aún permanecía en las calles, por eso más allá de los barrios finos estaban los barrios más peligrosos donde las prostitución, la droga y el robo corrompe hasta un ser inocente.
Los gritos de euforia llenan las calles de la avenida que está cerrada custodiada por gente de Luciano que mantiene armas de fuego de alto calibre cruzada en su pecho vigilando el lugar.
La música esta tan alta que se une a las voces de las demás personas que hablan, bailan o follan en cualquier lugar de la calle. Chicas con mini falda caminan de un lado al otro pavoneándose mientras los hombres importantes hacen negocio de quien será el próximo ganador.
Luciano permanece en un esquina con un puro en mano mientras observa todo a su alrededor causándole aburrimiento, solo estaba ahí por una sola razón y era ver sangre o mejor aún derramar sangre.
—¿Te apunta en esta pelea jefe o para la otra? —un hombre con una cicatriz desde su ojo a la barbilla se acerca a Luciano mientras sostiene una paca de billete en manos.
Luciano solo ve todo con aire indiferente pero sabiendo que por dentro es un volcán, nunca ha soltado una sonrisa cuando anda con su gente o cuando está en alguna pelea. Poca veces ha sonreído o más bien es una sonrisa de burlón que siempre disfruta cuando ve el detective gallina que le gusta ver como se cohíbe a la hora de enfrentar su naturaleza.
Siempre pensó que Adriel era muy bueno para ser verdad, descubría casos demasiado rápido y su intelectual era muy alto como alguien de avanzada edad. No pensaba como persona, sino que tenía la mente de un psicópata. No le tenía miedo a nada, pero cuando paso aquello de aquella chica no lo pensó cuando vino a él y le propuso aquel plan.
Todavía ríe por dentro pensando que Adriel tiene más secreto de lo que deja ver en realidad, a veces lo observa de lejos cuando ve que se queja de que siempre le dan los peores casos pero sé que lo disfruta. Disfruta ver los cuerpos sin vida o descubrir que fueron ellos cuando estaba vivo.
¿Quieres ver una persona entrometida en tu vida? Pues pégate un tiro y esconde esa arma, porque Adriel hará todo lo posible para saber si en verdad tú mismo te suicidaste o más bien te mataron por alguna venganza o rencor.
Por eso no se preocupa por el famoso fantasma ese que le dio el reto que necesitaba para que saliera por fin su naturaleza que mantenía oculta.
Ese hombre no era humano y lo podía ver en su mirada, era igual a él, despiadado solo que se rehúsa admitirlo. Por eso Luciano no lo presiona sino que lo deja seguir en el papel de niño bueno que lleva años formando y actuando.
— Voy a entrar.—regresa de sus pensamiento dándole la última calada a su puro antes de dar la vuelta y salir de ese lugar.
Todo estaba permitido, el que entraba al ring sabía que uno iba salir vivo y por eso muchos no le gustaba enfrentarse con Luciano. Ese hombre era despiadado y no tenía pulso para matar.
Luciano caminaba despreocupante con las manos en los bolsillos por los pasillos siguiendo el camino que lo llevaría a la zona que se mantenía infestada de personas eufórica gritando y alentando a los contrincante que estaban el ring. Cuando abrió la puerta algo choco con su cuerpo.
O más bien un cuerpo pequeño y menudo que intentaba buscar la salida pero no sabe que se estaría encontrando con alguien peor.
— Perdón no lo vi.—la chica se disculpó pero sus lentes cayeron al suelo y se agacho buscándolo a ciega.
Luciano sin mover un solo dedo desde arriba observo el pelo platinado que se movía como un espectro cuando la chica buscaba las gafas.
— Mierda, esto me pasa por querer saber la verdad.—la escucho murmura buscando a un sus lentes.
Y el aun sin moverse ya que afuera todavía se escuchaba la algarabía de gritos de personas que decían a una sola voz:
—¡Sangre, sangre! —mientras golpeaba algo haciendo ruido para seguir alentado al contrincante que iba ganado.
La chica por fin encontró los lentes y cuando se lo coloco, sus ojos por fin vieron algo. Primero unos zapatos de marcas, fue subiendo su ojos por las piernas que estaba embutida en unos jeans apretado hasta una verga que se ocultaba bien tras de esos jeans después subiendo hasta una camisa negra junto con una chaqueta que ocultaba el cuerpo bien formado de Luciano hasta encontrar la mirada del mafioso que la miraba con desprecio.
Aunque cuando Luciano vio los ojos de la chica a través de esas gafas observo que eran oscuro por lo que no sabían sin eran negros o marrones. La chica trago fuerte porque por primera vez veía a un ser tan hermoso frente de ella y no sabía qué hacer.
Cuando estuvo dispuesta a volver hablar la puerta tras de ella se abrió y una chica con ropa de cuero entro rápido buscando su prima que vestía diferente a ella. Porque esta usaba un vestido de princesa verde oscuro y ella vestía de negro como gatubela.
— Dios mío Mía ¿qué haces ahí? Levante te estuve buscando como loca.—su prima ni siquiera se había percatado de la presencia del hombre que seguía ahí parado con las manos metida en los bolsillos.
Se agacho ayudar a su prima que está se había vuelto roja de la vergüenza.
— Lo siento.—le dijo Mía a la chica que intentaba ayudarla.
— Entonces Anna, ¿fuiste tú quien ha traído el corderito al matadero?—la mencionada se colocó rígida al escuchar la voz que le hablaba.
Su cuerpo se puso recto mientras tragaba fuerte y alzaba la vista hacia la voz que le había hablado.
— Jefe... jefe no se...—ella intento decir algo pero Luciano alzo la mano y se cayó la boca.
Mía frunció las cejas confundida, sabía que su prima andaba en malos pasos pero nunca pensó que verlo en persona se lo confirmara.
— ¿Jefe?—pregunto confundida.
Luciano miro a la platinada se le hacía conocida pero no sabía de donde y después a su prima que hacia todo el esfuerzo para no desmayarse.
— Lárgate hacer tu trabajo.—le demando dando un paso al frente para ir al ring, pero cuando escucho la voz de la tal Mía se detuvo.
— No puedo creer que en verdad este en este mundo de mierda Anna, me has decepcionado.—pudo escuchar el murmullo de la chica molesta.
Quiso ignorarla, pero no sabía porque no podía.
La campana de victoria sonó tan fuerte tras de la puerta que eso lo saco del pensamiento que estaba pasando por su mente. Así que salió dejando aquellas chicas discutiendo en el pasillo y se mesclo con la multitud.
Observo desde una esquina de ring viendo como dos mujeres limpiaba la sangre que estaba en el suelo mientras que otro se llevaba el muerto. Cuando todo estuvo listo se quitó los zapatos y la camisa junto con la chaqueta quedando solo con el jean.
El otro contrincante hizo lo mismo pero al ver que era Luciano trago fuerte mientras que este solo le dio una sonrisa malvada antes de tronar sus dedos.
En las sombras estaba esa persona viendo como los contrincante se golpeaban violentamente, el tal Luciano le torció el brazo al otro chico con gran violencia que hasta e pudo escuchar el crujir de los huesos del brazo rompiéndose. Su cigarro estaba a nada de acabarse mientras seguía disfrutando del olor a sangre, del dolor ajeno pero lo que más le gustaba era quitar la vida.
Por eso contemplo la pelea desde la oscuridad y vio como Luciano le dio una patada en la zona baja al otro y todo el mundo grito:<< ¡Ohh!>>. De dolor cuando este se inclinó del mismo dolor pero su rostro estaba tan rojo y manchado de sangre que no sabía si ya estaba muriendo.
Luciano aprovecho cegado de la ira le dio un fuere derechazo que lo mando al suelo y su cabeza crujió en el suelo, no lo pensó cuando sus arma mortal que era su manos golpeaban una y otra vez la cabeza del tipo que le quito su vida.
La gente grito eufórica, y vio como alguien se acercaba al hombre y le tendió algo. Solo logro ver de donde estaba como un momento agarraba algo y en otro ya tenía un corazón en manos que palpitaba y él lo alzaba hacia el público.
Por lo que esa persona solo se abrocho más el abrigoantes de tirar lo que quedaba del cigarro en el suelo y salir de ese sitio. Sabíaperfectamente quienes eras las personas que rodeaba al detective y disfrutaríajugando a este juego de cazar al ratón.
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Descansa en paz vagabundo, fuiste un buen personaje.
Ahora si, a lo importante. ¿Le gusto conocer la faceta como es de Luciano? Porque yo ame escribiéndola, aunque todavía tengo más y mis dedos hormiguean por escribir más del él.
No olviden de votar y comentar si le gusto mucho, me ayudaría en la historia.
Besos y abrazos 😘🤗
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