Capítulo 17
Malika
Brooklyn no es tan malo como pensé, cuando creí que pasar el puente haría que me arrepintiera de haber abandonado a alguien importante en mi vida.
Pero no, mi madre siempre decía que no importa si lo que más ama es feliz con otra persona aun sabiendo que eso te esté dañando debes soltarlo.
Y eso hice con Adriel Miller.
Lo solté, esta vez no voy a pelear. No voy a hacer ninguna pataleta o llorar, ya lo hice en esa noche. Llore, todo lo que pude y cuando se fue, me tome unos minutos para recomponerme y pensar que esto era lo mejor.
Todavía puedo escuchar las risas de Tina y él en la sala sin saber que yo estaba ahí, aun pudo escuchar su conversación. Y no sé cómo explicar lo que siento, creo que vivir siempre ocultado tus sentimientos no es siempre bueno. Porque por más que entierre y lo reprima, en cualquier momento ellos terminaran explotándote en la cara.
Pero si quiero huir, y mantenerme lo más lejos posibles del enemigo debo hacerlo en esta ciudad.
Aquí no me van a encontrar, aquí comenzare de cero. Aquí por fin seré yo y no abra impedimento.
— Señorita ya llegamos.—el señor del taxi me avisa y yo solo logro ver por la ventana el edificio alto que me espera.
He ahorrado desde que me mude aquí, he trabajado mucho y cada centavo vale la pena. El título de la universidad me lo van a mandar esto días por correo después de explicar y decirle que no voy a estar en la graduación.
Todavía tengo la pesadilla y la amenaza latente de esa noche viva y marcada en mi piel.
— Gracias.—solo pago y saco mi maleta.
Me detengo un segundo para admirar lo que me rodea y después entro al edificio.
— Buenas noches señorita, en que puedo ayudarla.—el recesionista me sonríe con su mejor sonrisa amable sacando un libro.
Yo solo saco la hoja de mi suéter del bolsillo y se lo paso.
—Compre un piso, necesito la llave. —él asiente.
— Nombre y apellido para que el gerente sepa que ya hoy mismo se instaló.—saca la pluma y abre el libro que tenía a un lado.
Yo le doy mi mejor sonrisa, sabiendo que a partir de hoy ya no habrá más Malika Parker para nadie. Esa chica murió aquella noche en el secuestro, en cada pesadilla y ahora nace una nueva persona en ella.
— Me llamo Blanca Clark.—él me extiende la llave a mi mano y yo la sostengo.
— Bienvenida a Brooklyn señorita Clark, espero que su estadía sea de su agrado—me da la bienvenida y no estoy más de acuerdo con él.
Porque se, que aunque llueva y relampaguee me sacare del corazón a Adriel Miller y así me cueste hacer un pacto con algún demonio. Pero de que no vuelvo a sufrir por él, no lo vuelvo hacer.
¿Se me olvidó mencionarlo? Estoy locamente enamorada de mi mejor amigo y prefiero verlo feliz con otra persona que conmigo.
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Adriel
Una semana después
Camino de un lado al otro, siento que el cuello de la camisa me asfixia. Siento que me falta aire, por eso deshago el nudo de la pajarita y me lo quito lanzándolo al suelo.
—¡Mierda! —gruño molesto desordenando mi pelo que se mantenía fijo por una crema.
Me gusta tener siempre mi pelo sin ningún fijador que cayera suelto y que la brisa hiciera todo el desastre con él, pero para eso tuve que controlarlo hoy.
Pateo la silla que tengo a un lado furioso y todo tiene su porque.
<<Ella.>>
Todavía no sé nada de ella, y es como si la tierra se la hubiera tragado. No hay rastro, no ha hablado con sus padres y ni siquiera las cámaras de aquí en Manhattan la han visto.
Ya he fastidiado a Fisher cada momento del día preguntándole si tiene una pista de ella.
Porque hasta su cuenta bancaria vacío ese mismo día que se fue.
<<¿Cómo no me pude dar cuenta?>>
—¿Oye está bien? Ya va a comenzar la ceremonia y el jefe te está buscando. —Tina entra a la habitación donde me encontraba oculto pero al parecer no lo era.
Más bien estaba huyendo de todos, no quería venir a la boda. No quería estar rodeado de nadie, solo quería a ella. Quiero saber si está bien o más bien quiero saber dónde puta se metió y por qué se largó.
— Si, solo dame unos minutos.—le doy la espalda mientras me llevo la mano a la cara buscando otro método de desahogo.
— Adriel si necesitas hablar, sabes que aquí estoy.
—Sí, lo sé. Solo dame uno minutos y ya salgo.
— No tarde o si no el jefe te mata.—escucho que cierra la puerta y no lo pienso cuando pateo de nuevo la silla que estaba pateando.
Necesito descargar mi ira en algo y ni siquiera se en que.
Por eso que cuando vuelve a tocar la puerta me vuelvo acomodar el pelo y la pajarita saliendo de ahí y yéndome directo al alta.
La boda se iba hacer en un hotel privado y con la familia, solo familiares. Claro, eso no contaba con mi tío cuando invito a Tina, Jennifer y algunos de sus amigos del trabajo.
Todo estaba decorado perfectamente hermoso, cosa que ni siquiera le prestó atención a los colores pástele cuando me posiciono a lado de mi tío como su padrino.
— Quita esa cara de culo y coloca una sonrisa en ese rostro, antes que me moleste y te culpe de dañar mi boda.—me habla molesto bajito pero yo lo ignoro y arreglo las manga de mi traje.
— Si hablamos de sonrisa, tú también debe colocar una ya que tu futuro suegro te están viendo.—le doy una sonrisa falsa a los padres de Taylor que están observando a mi tío con ojo crítico.
Los padres de la bella Taylor no aprueban que un ex militar y ahora Jefe de un Departamento policial, con los carácter de los mil demonios y que el hombre se la pasara pateando, lanzando cosas por los aires y no olvidemos que él no habla sino grita fuera el hombre que se casaría con su preciada y única hija.
<<Yo tampoco los culpo, yo también estaría odiando a este hombre. Y más si ya va a pertenecer a su familia.>>
Tras de ello, está sentado mi primo ya que mi prima es una de las dama de honor. Cuando hicieron el ensayo pensé que mi primo seria su padrino ya que es su hijo pero no, lo mando a comer mierda y dijo que solo iba a estar como invitado.
Por eso no me sorprende ver a mi primo con su traje mientras sostiene en su mano su celular y me imagino que jugando, nunca se ha puesto serio o lo he visto tomar enserio algo que sea importante. No se parece nada a mi tío, todo lo saco de su madre. Porque aunque mi tío parece el hermano perdido de la Roca, todo los Miller tenemos algo que nos identifica en algo. Y son nuestros ojos, nuestros ojos son color miel claro con notas grises y verdes. Cambian de color dependiendo de nuestro estado de ánimo, y es algo que nunca heredaron mis primos.
Mientras que nuestra piel es blanca y nuestro pelo es castaño oscuro que hace que nuestra piel resalte más, ello son morenos por su madre y su pelo es negro.
— Deja de llorar por ella, más bien dale gracias que se fue y ahora puedes hacer tu vida tranquilo y en paz.
—Si como digas.
— Hablo enserio Adriel, haz tu vida y dale gracias que se fue. Y haznos un favor y sonríe más que resolviste el caso de López.—de solo mencionar eso ni lo quiero recordar.
Para despejar la cabeza del caos que pasaba en mi vida, ahí estaba yo arrestando a un vecino de López. Tenía el collar, el dinero, la laptop y el arma. La huella en la bala eran de él, no sabía lo que hacía López solo iba por el collar que valía mucho dinero ya que su madre necesitaba dinero para una operación y su seguro de vida era imposible pagarlo.
Él sabía que López tenía ese collar que valía mucho dinero y más el dinero en efectivo que encontró en la caja fuerte, antes era buen ladrón de cajas y fue fácil para él descubrir la clave.
De Francis descubrir que cuando era pequeño, su padre lo dejo al cuidado con una "chica" si entre comilla, porque no lo era. Era trans, y trabajaba de mujer de la noche. De día era niñera y de noche trabaja en un bar o algo así. Ella abuso del pequeño Francis, y cuando López se enterró ahí comenzó la tortura para todas aquellas mujeres.
¿Y adivine quien soltó la sopa?
La linda Jazmín y con un golpe en el ojo cuando fue a colocar la denuncia, y me dijo que era la primera vez que la golpeaba pero que no quería que él le pasara algo malo.
Después de ahí deje ese caso, ya que lo tenía resuelto.
Ahora me importar fingir que estaba bien porque cuando le conté a mi tío que Malika se había ido hasta hizo una fiesta.
Literal, hizo una parrillada en su casa con bebida y con el fin de decirle a lo demás que era porque yo era el mejor detective que tenía resolviendo caso pero en privado me dijo que la fiesta era para celebrar que por fin Malika se había ido de mi vida.
Ni siquiera me quede, me largue hasta hoy que lo vuelvo a ver en su boda.
Las notas músicas suenan y los invitados se levanta, el padre se coloca en su sitio dándole inicio a la boda.
Taylor estaba preciosa como siempre y la boda fue hermosa, mi tío hasta voto una pequeña lagrima cuando la vio vestida de novia que caminaba hacia al altar.
Cuando Taylor llego a su sitio ahí me desconecte pensando en el recuerdo de aquella noche.
— ¿Iel?
—¿Si?
— A mí no me molestaría casarme contigo y ser la madre de los sexys bombones que vendría de ti.
Sentí que aquellas palabras no eran broma pero no pude dejar de imaginar que esto seriamos ella y yo, si yo no fuera tan cobarde y colocara mi trabajo primero.
— ¡Acepto!—eso hace que deje de fantasear, uniéndome al júbilo con todos.
Los novios se besan y todos los invitados vamos a un lugar aparte donde se va hacer disfrutar con los novios. Yo en cambio me voy directo a la salida, todo esto me asfixia y ya yo cumplir en venir pararme, sonreír y ser el mejor padrino del novio.
—¡¿Hey a adonde te vas?! Si apenas esto comienza. —Jennifer se me acerca pero yo le doy mi tarjeta al valet para que vaya por mi auto.
— Debo buscar a un viejo amigo al aeropuerto, ya el jefe lo sabe.—es una pequeña mentira a media pero ella asiente.
— No quiero presionar agente pero usted me debe una cita.—ni siquiera porque haga ojitos coqueto me cautiva.
Está muy linda en un vestido rojo que resalta sus atributo, pero mi mente está más allá que acá.
—Sí, me envía por mensaje el día y la hora. Nos vemos mañana Jennifer —ni siquiera la dejo hablar cuando entro al camaro y arranco.
Quince minutos después estaciono frente del aeropuerto repiqueteando los dedos en el volante pensando en mil probabilidades donde se metería ella, sé que no abandono el país porque revise los últimos vuelos. No sé a presentado en la universidad, y enterarme si tiene alguna amiga no lo sé.
Nunca se lo pregunte, pero si fui al lugar de su trabajo y había renunciado al día siguiente y fue por llamada.
— ¡Espero que no te haya escapado de tu propia boda solo para venir a recogerme! ¡¿Que tal pesado, me has extrañado?! —una persona abre la puerta de mi camaro y entra con los ánimos por el cielo.
Observo los ojos azules que me sonríe con tanta euforia mientras yo pienso en que diré, ya que a esta persona jamás se le pasa nada por alto.
— Nah, ni para tanto. Creí que ya te habías olvidado de mí.
—¡Ven y dale un abrazo a tu hermano, y deja tu aura de que no te alegra de verme!
— ¡Theo basta!—como me molesta que Theo que por cierto es como mi mejor amigo y hermano, ya que éramos vecinos desde pequeño me abraza.
Le correspondo el abrazo rápido para después arrancar, observo como solo le toma dos segundo para mirar atrás y fruncir la cejas confundido.
— ¿Dónde está la reina de los demonios?—así le dice a Malika desde el día que le pregunto quién le había colocado un nombre tan feo.
Y ella había respondido que su nombre significaba Reina en árabe, además cuando estábamos en la escuela Malika no era un pan de Dios y por eso Theo le coloco la reina de los demonios. Combinaba con su personalidad de meterse en problema y su pelo tan naranjado que algunas veces pensábamos que era hija de algún dios del inframundo.
— Se fue.—murmuro fingiendo que no me duele decir las palabras en voz alta, pero puedo ver por el reflejo como Theo se acomoda en su asiento y se cruza de brazos.
— No me digas que la volviste a cagar.
—¿Y por qué crees que fui yo?
— Porque te conozco Adriel, somos casi hermano y soy tu mejor amigo. Se todo de ti, y se perfectamente la razón del por qué siempre te mantienen en la Zona Friend.—me molesta que no se calle y ahora venga de psicólogo a mi vida.
— ¿No eres Directivo principal de las empresas Brown? O acaso dejaste ese puesto para ser psicólogo.—intento cambiar la conversación pero él me da un golpe en el brazo.—Aush, eso dolió. —me sobo con el otro pero él me da su mirada de que debo tomar esto enserio.
— Deja de huir Adriel, que Malika no es Valeria. Y yo creyendo que ya lo habías superado, pero ya veo que no.
—No mencione a Valeria en esto que nada tiene que ver.—aprieto fuerte el volante sintiendo como los nudillo se vuelve blanco por tanta presión.
—Pues te lo aguanta, porque si viene en el caso. Te obsesionantes tanto con aquel caso, que no te diste cuenta que usaste a Valeria como carnada a un depredador.
— Depredador que ella termino amando.
—Eso se llama síndrome de Estocolmo.
— Yo sé que significa.—blanqueo los ojos y me detengo en un semáforo en rojo.
— Tú mismo la mandaste allá, y aquí entre nos tú no amaba a Valeria. Solo salías con ella para colocar celosa a Malika.
—¡¿Y de que sirvió?! ¡Si a la final la escuche hablando con una de sus amigas que ella solo me veía como un hermano! —estallo golpeando el volante.
Theo sigue permaneciendo tranquilo sin mirarme pero sé que está molesto y ninguno prefiere mirarse.
—Pues tú te lo buscaste diciéndole a cada nada que era una amiga que no pensaba follar.—volteo a verlo y nuestras miradas se unen.
—¿Y tú sabía muy bien por qué?
— Excusa Adriel excusa, siempre sacaras la misma excusa. Ahora si me alegra que la reina de los demonios se haya ido y te des cuentas que perdiste algo muy valioso para tu vida.—se cruza de brazos y yo solo quiero alza mi puño y pegárselo en su rostro.
— ¿No has visto las noticias Theo? Porque a mí no me agrada que se haya ido, hay un puto asesino en serie que la ataco y puede estar en peligro.—aparto mi mirada y arranco.
Solo veo como resopla y creo que ya nuestro encuentro se fue al caño.
—¿Te da miedo que el enfermo la esté buscando para terminar el trabajo que nunca termino o te da miedo que la historia se vuelva a repetir como Valeria?
—Theo te está metiendo en aguas profunda.—advierto apretando la mandíbula y sé que mi agarre en el volante es para no estrangularlo a él.
—Si mal no recuerdo Adriel se nadar, así que responde.
A este tipo como le gusta agarra a uno por las pelotas.
— ¡Las dos cosas, ¿contento?!—estallo deteniendo el camaro en la entrada de mi apartamento.
—Me lo imagine. —coloca su mano en mi brazo dándome un pequeño apoyo que necesitaba desde que vi la nota.
No solo siento que se fue una parte de mí, porque se cuándo me fui de Canadá deje una parte de mi corazón allá. Pero volvió cuando ella regreso y ahora se fue otra vez llevándose algo al que aferrarme.
Estaba mal de la cabeza.
Esto era una enfermedad que me gustara tanto una chica y tuviera miedo que la historia se volviera a repetir.
Porque hace tres años atrás, salía con Valeria era una linda chica. Tan inocente, ya yo llevaba un buen tiempo resolviendo caso pero un día me lanzaron a un mafioso trastornado, necesitaba colocarle una trampa y lo que descubrir fue que le gustaban las chicas inocente y pelinegra. En su círculo social solo había rubias o pelirrojas, pero nunca una pelinegra.
En vez de pedirle ayuda a una agente de mi central, me fui por una civil utilizando a Valeria. Dos semanas basto para que el hombre más buscado y enfermo que quería atrapar, hubiera jugado con Valeria y ella se hubiera enamorado de él.
Hizo que arruinara mi caso, y no solo eso sino que el tipo me buscara con una amenaza de muerte. No tenía miedo, pero estaba mi mejor amiga y tuve que huir como un cobarde hasta aquí. Por lo que no puedo volver a Canadá, porque el mafioso trastornado tiene gente que se mueve en su territorio en todo momento.
Quise tener un cargo aquí que no fuera llamativo, pero ya ven que el destino jamás estuvo de mi lado lanzándome a un fantasma, a un cantante suicidad y a otro asesino en serie que lo mataron ahorrándonos a todos de que gente como sigan en la tierra.
Mi rostro estaba en los noticieros, si encendía las tele aparecía yo saliendo de alguna escena del crimen.
—Ven subamos por un trago, puedes desahogarte conmigo. Por una razón somos los mosqueteros.
—Pero ya no somos tres sino dos.
— La reina de los demonios se unirá después, ya verás.—él intenta sacarme una sonrisa pero ni para eso estoy.
—Admiro tu confianza que le tienes, pero yo dudo que regrese. —me inclino un poco a la guantera y saco la nota que ella había dejado.
Él la toma entre sus manos, lo veo fruncí el ceño mientras que lo lee. Yo en cambio dejo caer mi cabeza en el respalda del asiento cerrando los ojos.
— Uff creo que necesitaremos más que un trago para desahogarte, necesitaremos ir a un club.—silba sorprendido.
Me aprieta el hombro animándome, pero mi cabeza no deja de pensar:
¿Y si está durmiendo bajo un puente?
No creo, Malika saco todo sus ahorro fue por algo. Jamás dormiría bajo un puente.
Solo necesitaba saber si iba a estar bien, pero...
— Tengo uno en mente.—volví a encender el auto y me aleje de mi apartamento.
Antes era el primer lugar donde quería estar, ahora era el último al que quería llegar y estar.
No está muy lejos el lugar que tengo en mente, por eso cuando estaciono en el aparcamiento me quito la pajarita y el saco, extiendo mi mano a los puesto trasero y saco una camisa negra que combina con mi pantalón de jean.
— Este es el último lugar que pensé que vendríamos.—Theo mira el lugar del frente y yo solo me encojo de hombro.
—Dijiste que querías celebrar, pues aquí lo vamos hacer. —salgo del auto y él me sigue caminado a mi lado.
Theo llevaba ropa que no era muy cómoda para un viaje de 6 horas, lo entendía desde pequeño siempre le gustaba estar pulcro y listo. Odiaba estar desarreglado y más si a veces se presentaba muchas oportunidades en su vida.
— Si, pero pensé que iríamos a un bar o a un club normal de Manhattan. No un club clandestino donde se nos puede pegar el Ébola. —murmuro un poco de desagrado cuando nos detuvimos frente el guardia.
—¿Tienen pase privado? —pregunto este bajándose los lentes negro y yo asentí mostrando mi placa.
— ¿Este cuenta como pase de VIP?
—Claro, bienvenido sea a las puertas del inframundo.—el guardia quita el listo y yo le hago señas a Theo que se adelante.
Y como es él cómo perro por su casa se adelanta feliz y yo solo le sigo el paso atrás. Sé que Theo puede odiar todos los clubes clandestinos o todo lo que rompa la seguridad higiénica, para él es como entrar a las cloacas y no bañarte por días.
Su imagen y la reputación que tiene le tiene prohibido meterse donde los virus y enfermedades se pegan como lepra. Pero llevo conociendo a Theo desde pequeño y aunque sea amante del higiene no puede pasar un buen club con demasiada mujeres hermosas.
Lo primero que te recibe cuando pasas esa puerta marrón, son las luces de colores y la música latina.
—¡¿Dime que venimos por algo muy importante?!—Theo me grita en el oído ya que la música fuerte hace que sea difícil entablan conversación.
El lugar esta atestado de personas, mujeres en todo tipo de ropa que resaltas sus atributo desde la más bajita a la más alta. Lo que vuelve loco a Theo es una mujer latina y por eso yo asiento para que entienda que se puede divertir pero no tomárselo muy enserio.
Theo se le ilumina la mirada y como niño pequeño que ha recibido el mejor regalo comienza a moverse al son de la música.
—Y muy valioso.
— ¡Joder como me gusta ser tu hermano!—aplaude dándome un golpe en el hombro feliz y solo le tomo un minuto para ir a la barra a pedir algo de beber.
Yo en cambio me voy a las mesas de VIP, porque primero voy a descubrir quién es el soplón y después voy por ella. Porque de mí no vuelve a huir.
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Solo diré que vayan preparando esas palomitas porque se viene muchas cosas.
No olviden de votar y comentar si le gusto mucho, me ayudaría en la historia.
Besos y abrazos 😘🤗
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