Capítulo 15
Adriel
El reloj marcas las 3 y punto, las puertas del elevador se abren y veo como la chica morena sale con una bolsa de recados y trae en su mano un vaso de café grande.
Mientras repiqueteo los dedos en el escritorio observo como Ross se levanta justo en el momento que se dirige como siempre a la misma hora a la sala donde está la fotocopiadora. Los ojos de Eve se conectan con los míos y le hago señas para que lo siga ya que el pequeño espacio donde mantiene la fotocopiadora es una pequeña oficina con paredes de cristal.
—¡Detective Ross!—Eve lo llama pegándose tras de él con una sonrisa un poco mal fingida.
Rezo para mis adentros para que el amargado no le dé por batearla cuando él se da la vuelta al escuchar su nombre.
Observo como sus hombros se colocan dirigidos en el momento de escuchar la voz de la morena, con pasos lento se da la vuelta observando a la morena de pies a cabeza y aprieta la carpeta que llevaba en manos.
Esto me recuerda una novela y si tuviera palomitas estaría ahora mismo disfrutando ver como Ross un hombre casi para los 26 años, todavía le da miedo tratar con mujeres. Y más si aquella mujer es Eve.
—Hola Eve, ¿Y eso que haces por aquí?—pregunta dudoso y agradezco al de allá arriba.
Eve se le acerca extendiéndole lo que había traído.
—Nos sobro Dona de chocolate de más y quise traerle una ya que no lo vi hoy.—él mira la bolsa y después la cara de la chica que sigue con la sonrisa rara.
<<¡Por Dios Eve, imagínate que es Fisher aunque sea!>>
Como si ella leyera los pensamientos.
Me golpeo la frente. Eve siempre ha sido muy buena con todos, siempre mantiene una sonrisa sincera en su rostro pero como que hoy la sonrisa cayo y la entiendo. No es fácil tratar a Ross y más si el hombre anda comiendo limón todos los días como desayuno.
—He gracias Eve, no sabía que pensaba en mi.—él acepta la bolsa y el café un poco confundido, Eve no borrar la sonrisa de maníaca que tiene y por un segundo pienso que estuvo viendo la película del guasón antes de subir.
—De nada, sabes que siempre pienso en todos ustedes... Y ¿qué hacía?—ella miro la carpeta y después a él, sin darle chance a que responda a lo que ella le había dicho.
—Voy a sacar unas copias para el caso... ¿quiere acompañarme?
—¡Si tanto insiste! ¡Además quería preguntarle algo importante de un caso que vi en la tele! —la veo que lo arrastra al lugar y aprovecho cuando él me da la espalda y es Eve la que me mira.
Me levanto de la silla con cuidado sin llamar la atención de ellos, ya que esta hora la sala de detective siempre está sola excepto por Ross que es de la vieja escuela que le gusta tener todo en papel en vez de computadora o celular. Por lo que aprovecho y cuando llego a su escritorio como si estuviera en alguna escena donde debo robar algo sin que me descubra me agacho buscando en su maletín la carpeta que necesito.
Busco por los nombres y cuando doy con la carpeta, saco mi celular y comienzo a tomarle foto a todo lo que ha investigado. Y es que aunque Luciano creyó que me darían este caso estaba equivocado, pero de alguna forma necesitaba encontrar el informante que había dicho Joan y de eso lo iba e encontrar pero al club al cual iba más.
Solo que necesitaba la lista que Ross y el Teniente Sánchez tenían bajo su poder, cuando termine de tomarle fotos. Deje todo como estaba y volví a mi asiento en el momento que escuche una risa escandalosa mal fingida. Le hice señas a Eve para que dejara a Ross, ya que si seguía así terminaría alertando a Ross y la vi que esta vez le dio una sonrisa grande antes de palméale el brazo y despedirse de él.
—¡Gracias Detective jamás creí que hasta por los piojos podemos dejar ADN! —ni siquiera le iba a preguntar qué fue lo le pregunto porque no quería saber.
Ella salió prácticamente corriendo de la sala de detective y la vi irse, yo en cambio estaba festejando por dentro.
— Eve y sus preguntas locas de piojos ¿no?—bromee un poco cuando Ross salió de la sala y caminaba a su escritorio.
Me dio una mirada que si ya no estuviera acostumbrado con las de mi tío y abuelo, me fuera ofendido pero solo hizo que mi sonrisa creciera como un niño pequeño.
— ¡No te metas donde no te llaman Miller!—gruño él recogiendo su maletín y la chaqueta que estaba en su silla.
— Ah mira, me meto donde me llaman porque Eve es muy especial para mi.—sus hombros se pusieron rígido y blanquee los ojos cuando observe como camina hacia mí con pasos amenazante.
— ¿Si? Como aquellas chicas a las que te folla por solo una noche.
—No sabía que te interesaban mi vida personal fuera del trabajo, eso es muy lindo de tu parte.
— A mí no me interesa lo que hagas con tu vida Miller, solo te quiero metros de mi o mejor quilómetros.—se inclinó en mi escritorio y yo blanqueo los ojos levantándome pero esta vez con intenciones de irme.
—Mira como sufro porque no me quiera en tu vida.—salgo de la sala dejando a un Ross con ganas de matarme.
Pero bueno, es algo que en cualquier oportunidad pasara pero ahora no.
Yo en cambio me dirijo a otro lugar más calmado hasta que se hagan la hora y observo las fotos que le tome al caso de Ross y Sánchez. Han avanzado mucho en el caso por lo que veo, pero todavía no tienen sospechoso o prueba que diga que alguien que trabaja para Luciano, o que estuvimos ahí en ese almacén.
Lo da como una guerra de banda que salió mal, aunque tienen todo el historial de llamadas y contacto de Joan. Por lo que me voy a la lista de los club que tenía a su nombre, aunque no era muchos uno me llama la atención porque está a nombre de una chica y ahora que lo pienso Joan estaba casado y tenía hijos, pero dudaba mucho que él dejara algo a nombre de ella y lo dejo como recordatorio que debo investigar.
Estoy tan metido revisando el caso de ellos, que cuando el reloj marca las 6:50 pm, maldigo para mí adentro y salgo rápido de la central diciéndome a mi vehículo.
Quince minutos después estaciono en una esquina, llegando al barrio de Cobble Hill, en Brooklyn. Observo desde dentro del vehículo la bicicleta que está en un poste de luz y respiro hondo.
Me muevo incomodo en el asiento antes de dar unas fuerte respiración e inclinarme en el asiento hacia atrás para buscar lo que necesito y cuando lo agarro, me coloco la chaqueta negra y salgo.
Sostengo la pequeña caja en mi mano y entro al local, la librería Books are Magic me da la bienvenida con su calidad armonía de todo lector que busca la mejor librería y libro en esta zona. Las paredes son de piedra y un techo alto con lamparitas colgando da el aura de que es perfecto, sus estantería están llenas de muchos libros y veo a pocas personas leer o buscando algo que le llamen la atención.
Solo camino como si ya conociera estos pasillos al llegar a la columna final del pasillo que me llevara al área de religiones, en esa parte no hay nadie solo la rubia que me da la espalda mientras sostiene un libro en manos.
Tiene un abrigo rosa claro a pesar de que mantiene una bufanda por el frío que está haciendo más en esta temporada se ve hermosa.
La primera vez que llegue a esta ciudad solo buscaba un lugar pacífico y que no estuviera ajetreado de muchas gentes, quería escuchar mis pensamientos o mejor distraerlo. Solo que no me acuerdo como vine a parar a una librería, comencé a ver los títulos de los libros uno por uno pasando de todos hasta que llegue al área de religiones. Ni siquiera sabía que estaba tan distraído que sin querer me lleve una rubia que mientras que caminaba de salida leía.
Los dos chocamos, su libro cayó al suelo y cuando los dos intentamos levantarlo al mismo tiempo tipo película o novela lo primero que capte fue sus ojos azules tras de esa gafas. Me atraparon desde ese momento, intente sacarle conversación pero ella me había insultado y me llamo ciego y se fue. Días después la vuelvo a encontrar en el Departamento Policial y no solo eso, sino que pensó que la estaba siguiendo o acosando porque cada vez que tenía que ir a la oficina del jefe ella estaba ahí reportándole algo.
Creo que lo nuestro se dio por la tensión sexual que teníamos, aunque al principio no quise porque no era de mi tipo. No podía negar que había algo especial en ella, por la cual le di paso a salir con ella, lo nuestro no fue oficial hasta después de un año. Creo que no buscaba relaciones serias hasta estar seguro que no me movería de ciudad o central.
— Lo siento se me fue la hora en el caso.—llego hasta ella y observo como aparta la mirada del libro, logro observar el título del libro y es La Divina Comedia de Dante Alighieri.
Mi memoria manda un pequeño recuerdo y lo hago desaparecer.
— No te preocupes, ya me lo imagine.—cierra el libro un poco cansada mientras lo sostiene en su mano.
Y sé que se lo va a llevar.
— ¿Está bueno verdad?—le señalo el libro y ella se encoje de hombros.
— No se, me llamo mucho el primer capítulo, así que esta noche será mi nueva lectura.—comenzamos a caminar con pasos lento hasta llegar a un reservado donde algunos lectores pueden quedarse ahí a leer o charlar mientras se toman un café.
Pido dos tazas de chocolate caliente con malvavisco mientras tomamos asiento.
—Te traje esto, es algo que vi el día que no pudimos vernos —le entrego la pequeña caja y ella lo toma dudosa mientras la abre.
Sus ojos se abren cuando percata lo que hay adentro, sus ojos van de la bola de cristal de nieves hasta mi como si no se lo pudiera creer y lo saca a paso apresurado.
— Dios mío no puedo creerlo, creí que ya se habían agotados.—la mini torre Eiffel se alza entres sus manos dentro de la bola de cristal cuando ella la mueve y las magia surge cuando los copo de nieve la cubren.
—¿Adriel? —asiento cuando la camarera coloca las dos taza de chocolate caliente en nuestra mesa.
—Gracias. —le respondo al ver que Tina está más distraída con su regalo y no sé porque no puedo amarla como amo a cierta persona.
<<Bendito caos llevo por dentro.>>
— ¿Te gusto?—pregunto dándole un sorbo a mi chocolate y siento que mi cuerpo comienza a sentir el calor que le hacía falta por el frÍo.
Ella asiente frenéticamente feliz.
— Demasiado, creí que ya se habían agotados te lo aseguro.—ella lo vuelve a guarda en su cajita mientras que lo coloca a un lado del libro como algo de gran valor que debe cuidar con toda su vida.
— Y que si lo están, solo que tuve suerte.
<<Mentiroso.>>
Me susurra mi subconsciente, y es que la verdad lo había comprado hace años para nuestro aniversario de novios. Pero nunca se lo di, porque lo había cagado en mi borrachera revelado lo de Malika.
—De igual forma gracias Adriel. —Ella le da un sorbo a su taza y después de unos segundo de silencio ella carraspea.—¿Entonces vainilla?
Es como un pequeño código entre nosotros cuando queríamos hablar de algo muy importante de nuestro trabajo y sabíamos que podíamos confiar solo en nosotros dos, ya que había casos en los que ella trabaja y no podía decir nada a nadie y para que el remordimiento no nos comiera lo hablábamos entre nosotros dos.
Ella eligió esa palabra porque según lo había leído de un libro, segundo yo lo vio en la película de 50 Sombra de Grey aunque cambio el color por sabor.
Asiento pero esta vez mirando la mesa mientras suelto un resoplido antes de hablar.
—Estoy cansado Tina, este caso me está consumiendo cuando ya voy avanzado con las pista llega alguien y me lo daña.
— Entonces cree que hay un soplón.
—No lo creo, lo sé.
Alzo la mirada y observo como ella juega con sus manos mientras me mira.
— ¿Por qué lo dices?—pregunta en un susurro mirando a los lados para después mirarme.
A pesar de que estamos vestido de civil ella sabe cómo es la vida de un detective y para nada es lindo, además mi cara estuvo hace día en la tele.
Razón número uno porque elegí este lugar para hablar.
— Lo que paso con las pruebas del granero y el pobre Mohamed.—ella asiente pensando un poco y es la verdad solo nosotros sabíamos de eso.
— Mis ayudantes no creo que sean soplones, pero tampoco puedo confiar en ellos.
—Creo que el famoso fantasma no trabaja solo.
—¿Por qué llegas a esa conclusión? —entrecierra sus ojos y me inclino un poco llevándome la taza a los labios.
— Porque cuando provoco a Martínez la pago con su familia y cuando yo no quise aceptar el caso fue por Malika. ¿Cómo supo lo de ella? Porque cualquiera la podría confundir como otra inquilla más en mi vida.
—Eso es verdad.—se ajusta las gafas y yo miro mis manos enarcando la cejas al percatarme lo que me falta. —No eres muy activo en redes y dudo que Malika haya colocado una foto juntos romántico.
Ni siquiera quiero levantar la mirada porque sé que veré sus ojos cristalizado.
— No somos nada Tina, solo amigos.—susurro con la voz ronca.
— Amiga a la que amas Adriel.—su mano agarra la mía y ahí miro sus ojos.
No sé porque me veo en aquellos ojos, aquellos ojos me portan un lugar donde ni siquiera recordaba que mi corazón le pertenecía a alguien más. Creí que en verdad estaba comenzando de nuevo y Tina seria la persona a la cual le daría todo de mí, pero en los dos años que estuvimos creo que ella dio más de lo que yo pude darle porque ni siquiera él te amo salía de mis labios.
— Amaba, tiempo pasado.
Dale, pasó uno: Negación.
<<Vas bien Adriel, sigue así que con los doces pasos para sacarte alguien de tu vida, vas muy bien.>>
— Repítelo hasta que te lo creas Adriel. —ella aprieta mi mano y yo no sé ni que cara mirar.—vamos a cambiar de tema, así que sígueme contando cómo va el caso.
—Ya no perseguimos a un fantasma sino a un Frankenstein, se la pasa robando las huellas de los muertos en lo cementerio lo que hace la tarea más difícil y te apuesto un millón de dólares que las otras huellas que no aparecen en el sistema son de otros cadáveres.
— Así que entonces el sistema no estaba equivocado.—yo niego y siento cuando mi celular vibra en mi bolsillo y lo saco cuando veo el mensaje que envía King dándome la razón y se lo enseño.—Mierda Adriel, creo que este caso si está complicado.
Me paso las manos por la cara restregándomela de lo cansado que estoy.
—No tanto, Malika hoy dio la declaración y dice que dos tipos fueron que la raptaron así que al menos sabemos que buscamos a dos hombres. Hasta vio este tatuaje en la muñeca de uno de los secuestradores.
Le paso el dibujo que había hecho, como más o menos vi el que hizo Malika. Ella lo ve mientras frunce sus cejas.
— Creo que es el símbolo de la muerte.—saca su celular y le toma una foto y me inclino al ver lo que sale en el buscador.—Si, se lo vi algún muerto de una pandilla. Puedes hablar con alguien en el área de pandilla, a lo mejor te pueden decir algo más. Como de que parte pertenece o a que se dedican. Pero lo que sale aquí es un símbolo de muerte. —me muestra lo que le apareció y yo me doy una cachetada mental del porque no lo hice yo también primero.
— Que estúpido soy.—me levanto de la silla dejando un par de billete en la mesa y Tina me mira confundida.
— ¿A dónde vas?—ella también se levanta agarrando el libro y la cajita siguiéndome.
— Al apartamento, a veces lo pequeños detalle cuenta la historia y yo lo pase por esta pendiente en encontrar pista sin saber que las tenía al frente.—entro a mi auto y ella también lo hace comprendiéndome.
— Pero primero vamos a la central ya tengo casi lista la carta.—la miro raro porque no recordaba de lo que me hablaba hasta que recuerdo cuando fue ella la que recogió los pedazos que se rompieron en la pelea con Martínez.
Media hora después de pasar por la central y recoger algunas cosas, yo caminaba rápido hasta abrir la puerta de mi apartamento. Ni siquiera me moleste en cerrar la puerta porque sabía que Tina me estaba siguiendo, y me apresure hasta mi habitación, moví la cama un poco y tras del respaldar moví el papel tapiz antes de la caja fuerte se revelara y coloque el código y esta se abrió.
—¿Tienes una caja de seguridad? —hablaron tras de mí y yo asentí sacando la laptop que tenía junto con la carpeta con los papeles enrollado.
— Todo agente como yo tiene una donde guarda las cosas importante ahí.—me moví a la cama desdoblando la pizarra que había hecho de papel extendiéndole en la cama.
— Creí que ustedes eran como las abuelas de antes que escondía todo bajo el colchón.—ella se colocó a mi lado y dejo caer la carta dentro de una bolsa de evidencia en el centro.
— Eso lo hacía mis tías, yo no. Me gusta ser moderno... a ver que dice.—recojo la carta y comienzo a leerla en voz alta.
Querido Detective Miller.
Me has sorprendido lo rápido que has avanzado en el caso, ni siquiera tu colega que lleva siete años tras de mi pudo obtener algo de la primera escena del crimen. Quizá te pregunte el por qué mate al anciano o quizá ya piensa que no debí dejar cabos sueltos ¿que por eso lo mate? pues déjame decirle que rompo su ilusión porque no es así.
Solo diré como bono extra que ha ido avanzando más de lo que debe en este cortó tiempo, que investigue un poco más mis víctimas.
Su fantasma.
— Que puta obsesión tiene contigo Adriel, ahora te entiendo.—Tina me quita la hoja de la mano para leerla ella también.
En mi mente solo se repite las palabras que leí y como si viera un pequeño rayos de luz. Alzo una fotografía donde mantienen la cruz invertida marcada con un cuchillo en la piel.
— ¿Qué significa la cruz invertida?—miro la foto y observo a Tina, ella se encojé de hombro y yo recojo la computadora antes de entrar a Google.
— ¿El Anticristo?
Cruz invertida: Es símbolo cristiano o diabólico. En realidad lo asociamos a un símbolo anticristiano, especialmente porque es muy utilizada por grupos que se definen con el satanismo.
—¿Crees que se encarga de matar a sus víctima por secta satánica?—miro a Tina después de leer la información y ella me observan antes de colocarse a mi lado.
—Puede ser, pero dudo que lo haga por algo así. Es un psicópata, le gusta jugar con sus víctimas, a lo mejor uno de sus placeres puede hacerle ver que están en un culto satánico o algo así.
—Esa idea no la voy a descartar, pero también debe haber otro tras fondo. No creo que las dieciséis víctimas que mato tengan alguna religión, porque te lo aseguro que Malika no le va a eso. —le coloco la laptop en sus manos y le quito la hoja.
Me muevo hacia mi foto copiadora y le saco una copia antes de volver a colocarla en la cama.
—La cruz invertida puede significar muchas cosas Adriel, pero dudo que esto sea algún culto. Sus víctimas fueron torturadas de otra forma algo diferente a lo que hacen los rituales de sacrificio. —ella me mira dudosa y yo ahí chasqueo lo dedo dándole razón.
Me cruzo de brazos observando mi cama con el pizarrón que ahora tiene muchas cosas y la nueva carta que se le une.
—En eso tienes razón Tina, ¿Pero por qué la cruz invertida? ¿Por qué marcas a sus víctimas con ese símbolo?
—Puede ser su huella...
— O su marca favorita.
—Que fue producto de algún trauma... ¿Crees que debemos buscar algo en los viejos casos de rituales satánicos?—ella se coloca a mi lado y no sé qué responder.
Porque a la vez quiero pero a la vez no, porque si Tina tiene razón estaríamos avanzando un paso más. Pero sino, y si me equivoco y pierdo mi tiempo revisando archivos viejos.
Agh, ya me duele la cabeza.
Me volteo observando a Tina que se mantiene a mi lado también observando lo que está en la cama y es algo que siempre he disfrutado con ella, con las lluvias de ideas que tenemos en nuestros casos.
Esto jamás lo pude hacer con Malika, creo que a veces creo que estamos en sintonías diferentes.
—¿Y si me equivoco?
—Jamás te equivocas Adriel.
—Siempre esta la primera vez Tina.—ella coloca una mano en mi brazo y yo observo sus ojos azules.
—Pues si te ayudo, nos equivocaremos los dos Adriel. Así tu conciencia no sufrirá mucho.
Rio un poco desasiendo mis brazos para estrecharla a mí en un abrazo los dos.
— Puedes investigar en algún caso viejo pero le dices a Fisher, todavía no confió en más nadie que en ustedes dos. ¿Crees que podrás con un trabajo extra?
—Siempre puedo, solo que te da miedo que una mujer fuerte te ayude. Es como si dañara tu ego machista sabelotodo.
Ella se aparta y yo comienzo a recoger todo para volver a guárdalo.
— Sabes muy bien que aquella vez que no te deje es porque tenía mis razones Tina.
—Sí, ya lo sé. El Jefe Bravo te tenía a prueba y no querías cagarla.
Cierro la caja fuerte y dejo todo como estaba como si yo no tuviera una caja fuerte tras de mi cama.
— Solo quería quedar adentro de la central, no quería estar en otro lado.
—Queras decir que querías estar tras de un escritorio en vez del campo.—ella me sigue hasta la cocina y voy a la nevera.
Saco la caja de pizza y la coloco en el microonda para calentarla.
—Amo estar tras de un escritorio haciendo resúmenes...
— Lo odias Adriel.—me corta y yo asentí dándole la razón.
Le tendí una cerveza y yo tome otra.
— Eso es verdad, como odiaba estar tras de un escritorio y no poder hacer nada.—le doy un trago a mi cerveza pensando que por fin salí de ese hueco de ratas.
— Pero tú lo decidiste, porque se por buenas fuente que el Capitán Mack te quiso dejar el puesto bacante de detective y lo rechazaste.—ella me mira y yo prefiero mirar a otro lado.
No me gusta que me recuerden el por qué a veces hago las cosas sin pensar.
— Quería comenzar de cero, nueva ciudad nueva identidad y nuevo cargo.—me encogí de hombro mintiéndole.
El microonda pito dándome el aviso que ya estaba lista y fui por los platos, sirviéndola a ella y a mí.
— ¿Qué esconde que todavía te da miedo hablar de Canadá?
—Nada, come que se va a enfriar.
Ella no volvió a insistir y se lo agradecí, después de lavar los platos como si fuéramos una pareja que nunca hubiera roto nos sentamos en el sofá grande y ella encendió la tele buscando un programa que ver.
— ¿Cómo está tu madre por cierto?—le pregunto viendo cómo cambia de canal sin encontrar nada todavía un programa que le guste o bueno que nos guste a los dos.
— Está bien, siempre pregunta por ti. Te vio estoy día en la tele y me dijo: ¡Adriel ya es famoso, te lo puedes creer!.. Y todo mientras repetía la noticia con tu cara o entran a alguna escena del crimen.—me río al verla como su madre me sigue queriendo más que a ella.
— Un día de esto pasare por allá.—la sentí tensarse y fruncí las cejas confundido, pero asintió nerviosa.
— Si, solo avísame para decirle y ya esté preparada. Ya sabe, odia las sorpresas y no nos gustaría llevar un regaño por tu inesperada llegada.—ella hablaba nerviosa y no lo comprendía si hace rato estábamos bien.
Solo lo deje pasar cuando se detuvo en una película de comedia y era de Son Como Niños. Ya para la una la lleve hasta su casa y de regreso volví a la mía, solo que antes de bajar de mi auto ya cansado comencé a buscar lo que creo que se me había caído antes de salir del vehículo en la librería.
Eche mi asiento hacia atrás y no lo vi por ningún lado.
— Espero no haberte perdido.—murmuro cansado y salgo para entrar al asiento trasero y lo veo ahí cuando sus números alumbran en medio de la oscuridad.—Si Eve se entera que te perdí me mata, ya suficiente tuve que te perdí en aquel departamento y ni me acordaba. —le hablo al reloj agarrándolo entre mis manos.
Observo la corega que se rompió y hago nota mental que debo comprarle una nueva, es mi primer reloj y ya lo dañe.
Subo a mi apartamento arrastrando los pies, ya que el sueño lo cargo con intenciones de no poder más estar de pie. No he abierto bien la puerta cuando me llevo las manos a mi arma y la saco veloz al ver la sombra que se mueve en medio de la oscuridad.
—¡Alto ahí! —Grito pero cuando la sombra se mueve a la claridad guardo el arma otra vez molesto—¿Esta loca o qué? Estaba a nada de disparar.—cierro la puerta de una patada molesto caminando hacia la chica peli naranja que esta cruzada de brazos con su pijama.
—Menos mal que eres policía y eres de los que pregunta antes de disparar. —ella hablaba tranquila pero llevo años conociéndola y sé que estaba molesta.
— ¿Qué haces aquí? No te había dicho que te quedaras con tus padres.—camino hacia sentarme en el sofá llevándome las manos a la cara de lo casando que estoy.
— Quiero estar aquí, no con mis padres iel. Si tanto te molesta, me lo fueras dicho que soy una cargar más a la que cuidar y proteger.—levanto la mirada cuando veo sus ojos verdosos y ni siquiera quiero pelear.
—No eres ninguna carga, solo te dije que te quedaras con tus padres porque no iba a estar hoy aquí.
—Pero si llegaste, y no solo.
— No empiece lika.—me levanto molesto yendo a la cocina por un vaso de agua y ella me sigue.
—Ni siquiera te estoy diciendo nada, solo volví porque aunque te cueste asimilarlo me siento más segura aquí que en otro lado.
—¡Si, y mira que paso cuando yo no estaba y fue en este mismo edificio!—estallo dejando el vaso de agua en el mesón.
Sus ojos comienzan a cristalizarse mientras me fulmina con la mirada.
—¿Y quién tiene la culpa? ¡Porque yo no la tengo, no tengo la puta culpa que fui el blanco de un asesino que lo único que me repetía en medio que estaba drogada que esto me lo merecía por ti!
Dos segundo de silencio, cinco, seis y cuando se hizo el minuto por fin caigo en cuenta en todo.
Ella no le quiso decir más aquel interrogatorio, quería hablar conmigo o que al menos yo hiciera el intento de averiguar algo y le confirmara que la pesadilla que vivió era una mentira.
— Lika...—intente dar un paso hacia ella pero ella negó y dio una atrás.
— Todo me queda claro ahora iel, tú sigue en tu trabajo que yo tengo que sobrevivir y pelear con mis propios demonios. Porque ya sé que contigo no voy a contar esta vez.—una lagrima corrió por su mejilla y cuando di otro hacia ella y ella daba otro atrás.
— Lika, no sabía...
—Tú nunca sabes nada iel, porque ni siquiera te intereso nada. Te fuiste segundo que me sedaron dejándome en un país que no conozco, no estuviste en el hospital, no estuviste cuando te llame una y otra vez ese día, no estuviste hoy y tampoco estará cuando me vea en un puto ataúd.—se da la vuelta y cuando creo que la atrapo se encierra en su habitación.
Golpee la puerta llamándola, pero era algo que ya me estaba quedando claro desde ahora.
No solo era el peor amigo sino que estaba comenzando a dudar si la amaba de verdad.
¿Dónde estaba cuando me llamo? En borracheándome como un puto despechado pensando que ella se cogía otro.
¿Qué hice con sus mensajes y llamadas al día siguientes? Las borre todas porque no quería saber nada más de ella.
¿Pase por su habitación aquel día? No, ni siquiera me moleste.
¿Me debí quedar con ella ese día en el hospital? Mierda claro que sí, pero yo no tenía planeado lo de mi padre.
¿Debí llamarla y no dejarla sola una semana? Sí, pero más me valió mi orgullo.
Ahora estaba entendiendo todo, yo siempre colocaba mi trabajo primero antes que ella. Y es que quería alejarme más que pudiera y no tenía ni siquiera las agallas para decirle lo que siento.
Así que deje que descansara, mañana arreglaría las cosas y trataría de hablar con ella. Pero primero debía saber que era en verdad lo que sentía. Cuando llego a mi cama me dejo caer, cierro mis ojos sintiendo ya el sueño pero un aparato suena y pego un gruñido que se lo traga mi almohada.
Extiendo mi brazo hacia el celular que suena y sin ver contesto.
— ¡Te quiero aquí en la central ya!—es la voz de mi jefe y blanqueo los ojos aunque dudo que lo haya hecho ya con el cansancio encima.
— Necesito mi siesta reparadora de belleza.
—¡A mí me vale una etaria de mierda tu sueños, te quiero aquí! ¡Tenemos un nuevo caso y no tengo personal para que lo resuelvan!
— ¿No puedes esperar mañana?—me volteo aun si abrir los ojos y escucho como una puerta se estrella.
— ¡Más te vale que te aparezca en cinco minutos aquí en la central o te despido!—cuelga dejándome con la palabra en la boca.
Y lo único para que mi cuerpo responde es para arrastrase y meterse en la ducha donde coloco agua fría, me doy una corta pero refrescante porque aunque uno no quiera el deber siempre llama.
Antes de irme a buscar ropa para cambiarme coloco la cafetera, porque tengo un presentimiento que el café tendrá que hacer milagro para poder seguir de pies o este que está aquí se va a dormir en la escena del crimen antes que pise la cera.
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Tatuaje japones del símbolo que vio Malika
No olviden de votar y comentar si le gusto mucho, me ayudaría en la historia.
Besos y abrazos 😘🤗
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