Capítulo 14 (+16)
Advertencia
Contenido fuerte no para personas débiles, si decides continuar leyendo el capítulo dejo como tu responsabilidad lo que leas después. No me hago responsables de daños emocionales que puedan pasar.
Sin más que decir, sigan leyendo.
PD: Capitulo largo, disfrútenlo se lo mérense por esperar tanto.
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Fantasma
En algún callejón de los edificios cerca de Central Park.
Las noches son frías para mí mientras no suelto mi cigarro y observo desde la oscuridad como siguen despejado las calles por una llamada de terrorismo.
Siempre he creído que las personas que colocan las bomba deben ser personas de religión, esas personas que mantienen una creencia loca por el cual deban morir.
Yo creo que son patéticamente estúpidos, porque si vas explotar algo infestado de personas por qué haces una llama anónima advirtiendo. Eso le quita las ganas a uno de estar en primera fila para ver cómo la gente muere.
Por eso abandono ese lugar ya que va más de una semana y no veo nada de acción, en cambio yo si quiero acción. Quiero sangre, quiero oír los gritos de dolor y las personas pidiendo misericordia.
Camino sin detenerme, cruzando callejones como si ya me conociera el camino de memoria y cuando llego al gran edificio de cinco estrellas me detengo todavía con mi capucha cubriendo mi identidad.
Me recuesto en la pared que da a la puerta trasera de la cocina del hotel, pero mejor saco otro de mi cigarro y fumo cuando oigo un aullido de un gato y no puedo dejar pasar el pensamiento cuando tuve mi primera vez un gato.
Era un gato siamés, un gato precioso que le costó una sola vida.
<<Lástima que no paso de un solo día.>>
—...Puedes creer que hoy estaremos lleno por el Actor ese.—la puerta que conecta la cocina con el callejón es abierta por uno de los cocinero que sale con uno de su compañero a botar la comida.
—Ni me lo digas, esto está para reventar, ¿Ya notaste los reporteros afuera?
— Eso da miedo amigo.
—Y lo peor es que el jefe esta como loco cocinando y que todo salga bien.
Apago el cigarro con la bota de mi zapato donde me acomodo mejor la chaqueta marrón, observo como los chicos hacen su trabajo para volver a entrar de nuevo al edificio. Espero, y cinco minutos después la puerta trasera por donde salieron los chicos es abierta y una chica sale por ella apurada mientras que saca un celular que se lleva a la oreja.
—¡Tengo horas llamándote y nada que apareces, la porquería de habitación que me hospedaste! ¡Eso allá adentro es un caos de puras ese!—grita ella sin percatarse de mí, mientras camina de un lado al otro estérica arropándose más por el frío de la noche—¡Que pésimo es este hotel, yo creyendo que jamás me pasaría esto a mí! ¡A mí que soy una Actriz!
Blanqueo los ojos por lo estúpida que es, sus gritos son tan ruidosos que por eso actuó rápido sacando el pañuelo blanco con somnífero, ella me da la espalda y a mí se me hace más fácil cuando la presiono y le coloco en pañuelo entre la boca y la nariz.
Comienza una lucha pero ella cae primero, el celular que todavía tiene la llamada entrante solo miro por segundo antes de colgar pisándolo destrozándolo en el proceso antes de votarlo al contenedor de basura.
—Vamos a ver si es verdad de lo que dicen de las pelinegras, si son fuerte de verdad o solo son mitos. —murmuro viendo el cuerpo de la chica que está en el suelo.
A pesar de que salió para llamar a su representante como todas las noches para quejarse de cada hotel donde la hospeda es demasiado fácil capturarla.
Una semana, una semana observando que no le gusta llamar la atención por lo que siempre sale por la puerta trasera de la cocina del hotel. Una semana donde siempre sale a la misma hora para quejarse con su representante de que los hoteles donde siempre la hospeda son un asco, un asco que ella no le gusta pagar después que nunca le dan la Suite.
Personas como ella nunca debieron darle ningún papel en alguna película, porque personas como ella solo son lobos disfrazados de oveja en la sociedad. Son un asco de persona y nunca me he determinado a pensar quien vale la pena morir o vivir, solo sé que mi instinto siempre me llevaban a jugar con la presa.
Lo veía divertido, en mi mente siempre estaban mil formas de como disfrutarlas. Pero soy de más acción que dejar que la víctima se vuelva loca.
Una semana me basto para saber cuál próximo hotel iba a hospedar, verificar si había cámaras y planear lo que se vendría después.
Soy una persona que aunque en mi mente estuviera la oportunidad de entrar en ese hotel y matarla adentro, no me gusta. Muchas cámaras y cero diversiones.
Por eso saco las llaves de mi bolsillo y me voy directo al auto que estacione cerca fuera de la vista de todos y las cámaras, subo el cuerpo en la capota mientras que arranco saliendo del lugar.
Manejo sin detenerme hasta llegar al lugar donde quiero estar, salgo y voy hacia la parte trasera del vehículo. Solo abro la capota para observar que ella todavía sigue inconsciente hasta que los efectos pasen.
La noche sigue siendo fría y a pesar de que las olas se escuchan tan cerca no me tengo para observar si vale la pena observar la luna que ha sido mi cómplice de todos mis crímenes.
Una vez había escuchado a mi madre decir que la luna es la mejor cómplice que hay para nosotros en este mundo, y le creí porque es la única que guarda el secreto de lo que soy y lo que me convertiré.
Por eso miro el cuerpo dormido por última vez antes de planear mi plan.
Camino sin preocupación hacia la casita de playa vacía, por esta zona en las costas de las playas siempre están vacías. No hay gente que merodee o que deba preocuparme mucho, los niños ricos de papi o mami nunca vienen en estas temporadas y más si es de noche porque el frío es arrasador.
Entro encendiendo las luces para después mirar la silla que está vacía con solo unas esposas en ellas, vuelvo al vehículo y saco a la pelinegra arrastrándola por la arena sin ningún remordimiento. La acomodo antes de ponerles las esposas en cada mano y le amaro los pies.
El pelo negro le cubre la cara y voy por las tijeras que están en una mesa juntos con las herramientas, corto su pelo dejándola pelona. Colocando el pelo en un envase aparte, dejo todo listo antes de ir hacia la cocina y buscar la única manzana que está en la nevera y la saco comiéndola quedándome tras de la chica viendo como el efecto va pasando y ella va recobrando la conciencia.
Quisiera contar mi historia, pero siempre me verían como el malo del cuento y amo en todo los esplendores serlo. No tengo nada que perder, no tengo nada que ganar. Es algo que amo, es algo que corre por mis venas y que no puedo parar.
El primero psicólogo que vi me diagnostico con problemas de hiperactividad, el segundo lo hizo con depresión y el tercero dijo que podía sufrir algún problema de bipolaridad. Tres psicólogo diferente con diagnósticos diferentes solo hicieron que mi madre llorar en la sala sin saber que diagnostico era el verdadero.
Recuerdo que la escuchaba tras de la puerta cuando me mandaba a fuera a esperar, pero nunca lo hice. Escuchaba como lloraba y le decía que cuando miraba mis ojos era como ver el mal reencarnado, algo que no entendía hasta ahora.
A pesar de que siempre lloraba todas las noches, siempre intentaba ayudarme y yo no entendía por qué lo hacía. Si yo estaba perfectamente bien, no necesitaba cura. Se lo intente decir una vez antes de ir a otro psicólogo, pero no me escucho. No me oyó, solo me ignoro y eso fue lo que me lleno de rabia y que hiciera por instinto propio la empujara cuando venía un camión hacia su muerte.
¿Me moví? ¿Llore? ¿Me lamente? No, no sentía nada de eso. Creo que algo dentro de mí despertó ese día, cuando me habían dicho que mi madre había muerto.
— ¿Dónde estoy? —hablo con voz pastosa.
A pesar de que yo estaba tras de ella, no podía dejar pensar en mil forma de tortura. Porque la rabia corría por mi sistema y tenía ese deseo de otra vez de ver los ojos de una persona pagarse frente de mí.
Las esposas sonaron cuando ella intento levantarse y se dio cuenta que estaba pasando.
— ¡Ay dios mío! ¡Ayuda! —comenzó ella a entrar en desesperación.
Yo comía tranquilamente mi manzana hasta acabarla, cruce mis brazos observando en la oscuridad viendo como seguía gritando por ayuda he intentado soltarse pero se le iba hacer complicado.
Cuanto más movía las esposas están se apretarían en su mano, es algo que opte por robarle a las películas de El juego del miedo. Vi una escena cuando apenas una de mi familia adoptiva me dejaba ver la tele, fue lo único que se quedó en mi memoria y pensé:
<<¿Qué se sentiría hacerle lo mismo a una persona?>>
¿Sentirán miedo? ¿Terror? ¿Pánico? ¿Ganas de vivir o prefieren morir cuando ven que no pueden con la tortura?
Lo intente con mi hámster, que sentía cuando lo dejaba con una rata en un cristal que esta reforzado para no romperse pero si calentar el interior.
Gano la rata.
Después pase de culebras y escorpiones, creo que tanto así ya mi familia adoptiva comenzaban a sospechar que era muy sospechoso que mis mascota murieran o desaparecieran después de tres día.
Así que tuve que parar mi lado psicótico un tiempo y me fui por la vieja confiable. Comprobar que era verdad que los humanos podían resistir bajas temperatura por dos noches seguidas.
<<Y claro que no.>>
Cuando vives en un país que el frío y la nieve solo se junta para que te encierres en tu casa, es el mejor modo de encerrarte y atraparte. Y lo recuerdo a él, mi primer asesinato.
Teníamos nueve años, sus risos rubios eran tan llamativos como el sol. Su piel blanca era tan delicada que si lo tocaba quedaban marcas ahí, tenía una sonrisa inocente.
Recuerdo que siempre lo observaba de lejos jugar con la nieve con su perro labrador, un perro que me tenía los pelos de punta cada vez que ladraba. Así que esa mañana me acerque a él y lo invite a jugar, el bosque quedaba cerca de donde vivíamos. Ya lo tenía todo planeado, su madre jamás le ponían mucha atención y su perro era más bien su niñera. Estábamos jugando a tocado y le toco el seguirme, lo guié hasta lo más profundo del bosque.
Me detuve y le sonreí cuando él también se detuvo, estaba cansado se inclinó hacia adelante para recuperar aliento. Ya que sus mejillas se notaban rojizas por el frío y cansancio.
—Oye, espérame. Creo que nos hemos metido muy adentro. —me dijo respirando cansando y en el aire se podía notar el humo de nuestro aliento.
El perro no sabía dónde había quedado.
—No seas gallina que no estamos tan adentro. —le dije incitándole a que me siguiera.
Lo hizo pero no había dado dos paso cuando cayó en una fosa que yo había cavado en el suelo hace días.
Su grito llego tan rápido pidiendo ayuda, pero yo en cambio apreté mi abrigo por el frío y me acerque a mirarlo desde donde estaba.
Recuerdo ver muchas lágrimas pidiéndome que lo ayudara, pero yo solo regrese a casa a comer, bañarme y volver con mantas nuevas para el frío. Volví y cuando lo hice vi al pequeño en un rincón con su piel demasiado roja intentando hacer calor mientras lloraba y pedía ayuda en un susurro que el viento se lo llevaba, yo en cambio permanecí sentado en un tronco viejo tomando chocolate caliente y observando el cielo que comenzaba a darle paso a la noche.
Cinco horas después me volví asomar al hueco, se veía morado y en la misma posición que lo había dejado antes pero no se movía.
— Oye Jairo, ¿sigues vivo? — le pregunte como si me fuera a responder y nunca lo hizo.
Sonreír feliz y volví a mi casa, al día siguiente habían descubierto el cuerpo por el perro que los guío. Solo escuche que un oficial le decía a su madre, que a lo mejor entro al bosque pero se perdió y cayó en una trampa de cazador y murió de hipotermia.
No había nada que lo relacionaran conmigo y lo disfrute, por eso disfruto desde ese día lo que hago hasta ahora.
—¡Ayudaaa! — ella sigue gritando presa del pánico.
A pesar de que no me nota, cree que esta sola. Pero por poco minutos se lo dejo creer hasta que me quito la chaqueta y camino hacia ella.
Sus ojos están lleno de lágrimas y su piel esta roja de tanto llorar presa del pánico imaginándose mil escenario pero ninguno será el que ella piensa. Sus muñecas están rojas y sangrando por tanta fricción y yo sigo de largo hacia el soplete que está en la mesa.
Un cuchillo, un alicate, un tornillo y un marquillo.
—¡Por favor no, me debe estar confundiendo con otra persona! ¡No me haga nada malo por favor! — Comienza ella a suplicar y a pesar de que sigo de espalda enciendo el soplete y las llamas salen a la luz—¡Yo no hice nada malo, por favor no!
Las esposas tintineaban en la madera y con una lentitud me volteo hacia ella. Sus ojos se agrandan presa del pánico y más lágrimas corren por su rostro.
—Existe una teoría que dice que la muerte más lenta y tortuoso es la crea el hombre, y hay otra que dice que la más rápida es la que uno mismo se hace ¿Cuál crees que es la verdadera?—ella me miraba con mucho miedo y a pesar de que mi rostro estaba cubierto, todavía no le iba a dar el gusto de saber quién era su verdugo.
—Por favor déjeme ir, yo no hice nada.—lloraba presa de pánico siguiendo suplicando pero para mí eso solo era nada.
Me acercaba a ella tan despacio y seguí observándola.
—Calma, que solo vamos a jugar un juego fácil. Si responde bien la siguiente preguntas te puedo dejar vivir, sino...—el soplete se lo pegue en la muñeca y ella dio un grito tan fuerte cargado de dolor que sonreí más.
El olor a carne quemada no era nada para lo que ya estaba acostumbrado.
—¡Aaaaaaah duele, duele, duele mucho!
— Ya lo sé.—blanqueo los ojos y quite el soplete ahora agarrándole la cara.—Entonces mi querida actriz ¿te quedo claro las reglas? —ella asiente presa del miedo y yo quito mis manos enguatadas de su rostro.
— Si, pero creo que se está equivocando de persona.—la voz rota del llanto no la dejaban hablar.
— Primera pregunta: ¿De qué color es el cielo?—la ignore dándome la vuelva dándole la espalda.
Su llanto era ruidoso y me voltee para verla.
— ¿Qué?—pregunto como si no me fuera escuchado y era que estaba más concentrada mirando el soplete, el llanto la tenía presa del miedo que dudaba que me escuchara.
—¿De qué color es el cielo?— volví a repetir y ella trago fuerte intentando para el llanto para hablar.
—¡Azul, es azul!—casi chillo desperrada.
Yo asentí.
—Bien, muy bien. Vamos a la segunda pregunta.—me acerque a ella lo más cerca que pude y me quite la máscara, sus ojos se agrandaron presa del pánico que ahora su cuerpo sabía que ya no tendría escapatoria final. —¿Sabes quién soy?
Trago fuerte y su cuerpo tembló con el llanto que la tomo, mientras que cerraba los ojos y negaba.
— Respuesta incorrecta.—el soplete se pegó en su otro brazo y grito más fuerte, esta vez su grito se quebró y sin apartar el fuego de su brazo agarre su barbilla con mi mano libre fuerte e hice que me mirara.—Mira bien los ojos del verdugo que te mandara directo al infierno, porque de aquí no saldrás viva.
Ella creyendo que no sabía quién era, sin saber que yo no ando eligiendo personal al azar o equivocándome. Yo elijo bien mi presa, no elijo cualquiera. Sé a qué voy y a quien me enfrento.
Por eso mi presa número 16 es la Actriz Katherine Barrio, como más conocida Katty la soplona.
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Adriel
Una noche basto para que mi cuerpo comenzara a tener las fuerzas que había perdido, la siesta que tome fue más que suficientes para que el día siguientes estuviera mejor que nunca.
Aunque todavía sentía que me faltaba recuperarme del todo deje que Malika me cuidara como siempre aunque yo debería cuidarla a ella, el dolor de cabeza que había pasado ese día se fue después que tome mi siesta traedora del más allá.
Solo diré que después que desperté ahí estaba Malika con su mejor cara de cañón observando la tele, se veía que la pelea la había ganado pero no quise preguntar nada de Katy. Ese problema era de ellas por resolver y yo pelea de gatas no me meto y más si ni siquiera podía sostenerme en pies ese día.
Por eso cuando me levante me acosté a su lado en el sillón observando las caricatura que estaba pasando, estuvimos en silencio por un buen tiempo hasta que ella se levantó a recalentar comida que su madre había dejado y chequear las horas de las medicinas que me tocaba.
En esa semana que debía reposar, nunca abandone el caso. Pero igual guarde reposo y una semana después estoy aquí otra vez en la central volviendo a lo que me gusta, dejo los papeles en la mesa cuando veo a King acercarse a mí.
—Martínez nos convocó a todos en una reunión sobre elcaso. —es lo primero que dicepara después darse la vuelta y yo agarro la carpeta que estaba leyendo paraseguirla.
A pesar de que estuve enfermo, no pude dejar de hacer mi trabajo. Ya hasta había hecho un pizarrón de todo lo que había pasado con las quince victima para después colocarlas en orden todo como va.
Ya en la sala de reunión estaba Williams y Martínez sentado hablando con la carpeta del caso abierta en la mesa, King se le unió a igual que yo. Claro, yo me senté a lado de la King porque Martínez y yo seguíamos teniendo el roce de la última vez.
— Ya que estamos todos reunidos, vamos a dar nuestro punto de vista de lo que llevamos del caso.—comenzó Martínez a hablar.
Se le notaba cansado y agotado, además tenía unas ojeras que parecía que llevaba días sin dormir.
—Yo hable con la forenses para ver qué posibilidad había que el muerto le hubieran cortados las manos cuando estaba vivo y dio la conclusión que no, las marcas dicen que fue horas después que estaba muerto —dice Williams el pasando las fotos donde con círculos muestras las marcas.
—O sea que podemos estar tratando con un demente. —King arrugo la nariz y quito la mirada de la foto.
Yo observe la foto por última vez antes de volver a mirar a Williams.
—No solo es eso, estuve pidiendo el reporte de las cámaras del lugar y hablando con el personal que hubiera estado hace 10 años. No hay nada, ni siquiera reporte de que alguien hubiera pisado esa isla.
— ¿Y las cámaras?
— No hay, no las usan en los cementerios sino en el edifico. Además el cementerio está demasiado lejos.—le explicó este a Martínez.
— Yo tengo los resulto del último examen de pruebas que le pediste a Tina.—ahora fue el turno de King hablar cuando me paso unos papeles a igual que a los otros dos.—Las otras huellas no aparecen en el sistema, pero solo dos salieron y descarte del muerto, así que una si salió era la más fresca. Es de un extranjero tuvo varios problemas aquí con sustancias toxicas o manejo de armas ilícita.
—¿Quién es?—Martínez a igual que yo fuimos a la página que nos interesaba. —A lo mejor puede estar con vida y ya tenemos un nuevo sospecho.
A pesar de que él sonreía feliz, yo no. Yo no podía dejar de observa la foto de arresto del hombre con todo el historial de arresto.
<<Esto debe ser una broma.>>
O mejor aún, debe ser un error del sistema.
—Luis higuera, es canadiense. Llame para ver si estaba aquí en el país pero no, así que nos tocaría algunos de nosotros viajar a Canadá y averiguar un poco. —a pesar de que ellos hablaba yo sentía que esto debía ser un juego.
— Vas tú con Williams, hablare con el jefe y saldrán el vuelo de la tarde.
M-A-L-D-I-C-I-ON
Debe haber un error en el sistema, no pueden ser sus huellas o tampoco deber ser él. Por eso no deje repasar el nombre y la foto antes de tragar grueso y alza la mirada.
—Debe haber un error en el sistema.— por fin halle mi voz mirando a todos.
Martínez frunció sus cejas confundido pero no fue el que me respondió sino King.
—No, claro que no. Tina las ingreso en el sistema como cinco veces y fue el único que apareció, además son las únicas fresca.
— Es que debe ser un error.—dije esta vez mirando a Martínez.
—¿Por qué lo dices? —hablo desafiándome pero esta gente como que es estúpida o ¿qué?
—Porque Luis Higuera está muerto. —hable recordando las palabras que me había dicho Malika.
Un muerto no puede estar por ahí por las calles cometiendo crímenes ¿verdad?
<<¡¿Verdad?!>>
—Debe ser mentira, ¿Por qué como sabes tú eso? El sistema nunca miente o se equivoca. —Martínez se cruzó de brazos un poco desafiante buscando la forma de como dejarme mal.
Yo solo agarre la carpeta que King había pasado junto con la mía levantándome.
— Solo lo sé, así que ya no estamos buscando a un demente sino alguien que está robándose las identidades de las demás personas.
—¡¿A dónde vas?! ¡Tenemos un interrogatorio que hacer, Williams se va con King a Canadá!
—¡A donde no te importa Martínez! Y ese viaje cera una pérdida de tiempo. —Salí de la sala de reuniones caminado hacia mí escritorio, donde me deje caer y pedía un poco de paciencia.
No solo el asesino en serie secuestraba y torturaba, sino también que se encargaba de robar las identidades de los muertos. Profanando tumbas como no.
Buena jugada. Lo cementerio no tienen cámara.
<<¡Maldición me lleva el que me trajo! >>
Di tres respiraciones larga antes de dirigirme a la computadora, si Luis Higuera no salía nada de su muerte en el sistema porque nosotros somos de New York y él es extrajeron. Su muerte ni aparecería en ningún periódico o nadie le daría valor a ese pendejo, sabiendo cómo era en la escuela.
Por eso cuando busco en la base de datos no encuentro nada de él, por lo que voy a mi mejor recurso escribiéndole a mi madre para que me envié el número de su madre o quien sea con quien vivía.
Veo como King se prepara con Williams para irse y ni siquiera me molesto en decirle nada, allá ellos que se dé cuenta por ellos solitos. Sé que llevo mucho tiempo tras de un escritorio desde que me mude a New York, pero no es para que no confíen en mi cuando le digo las verdades en su cara.
Media hora después estaba haciendo una llamada de Estado Unido a Canadá.
<<El costo me saldrá barato.>>
Que no se note el sarcasmo. Al quinto tono me responde.
— Hola, ¿Con quién hablo?
—Buenas tarde señora Cecilia, no sé si se acuerda de mi pero soy Adriel Miller fui amigo de su hijo Luis.—me presento llevándome la mano al puente de la nariz. Del otro lado se escucha un llanto de un niño mientras que alguien intentar como que calmarlo.
—¡Ah hola hijo ¿cómo has estado en la gran ciudad?! ¿Cuál es el honor de recibir su llamada?—la señora Cecilia siempre fue buena con todos nosotros aunque pocas veces nos veía en los juegos de futbol en la escuela.
—Todo va bien aquí, ya sabe el trabajo nunca se acaba. Y bueno, me acabo de enterrar de algo y sé que he llegado demasiado tarde para esto.—fingí tristeza como si me importara ese infeliz —Mi sentido pésame señora Cecilia, no sabía lo que le había pasado a Luis.
Hubo un silencio por la otra línea y escuche un sorbo como si le fuera afectado y ahí si maldije por dentro.
— Gracias hijo, no sabe cuántos esto me entristece. Fuiste el único que me has llamado, yo sé que mi hijo no era un pan de Dios pero era buena persona.
<<Si, buena persona mi cojones.>>
Quise decirle pero me mordí la lengua.
—Lo lamento muchísimo señora, ¿Pero qué pasó?
—Fue atropellado por un bus cuando salía del bar, su muerte fue muy devastadora para todos nosotros. Dejo a su mujer sola con dos pequeños.—el llanto la gano y termino rompiéndose.
Yo solo pensaba en que momento pasamos a buscar a un fantasma a un Frankenstein, bueno a alguien que se la pasa robando las huellas de lo demás. Quince minutos me bastaron para terminar la llamada con la señora Cecilia intentando calmarla a la final le pedí que me enviara el reporte de su muerte y llegamos a un acuerdo que me lo va enviar, después me despedí.
Deje caer mi cabeza a la mesa pensando que este caso si sería más complicado que lo que he resuelto en toda mi vida, cuando creo que ya estoy en la partida vuelvo al inicio.
— Hola despechado.—la voz de Jennifer hace que levante la cabeza cuando se posiciona frente de mi escritorio.
Hoy va vestida con una falda azul oscuro que le llega por las rodillas, y una franelilla blanca con su respectiva chaqueta.
Si no conociera que está haciendo pasantía para secretaria, diría que es una abogada de la defensa o fiscal.
—Hola entrometida, ¿Todavía sigues teniendo departamento, creí haberlo incendiado?—una sonrisa salió de sus labios y aunque sea podía distraerme un poco si no quería perder ya la cabeza.
—Jajaja, que graciosos amaneciste hoy Miller. —se inclinó un poco recostándose en la superficie del muro de mi escritorio y su pechos salieron a la vista— Dejaste esto la última vez que estuviste en mi casa, y que se no me olvide me debes un despertador nuevo. —saco de su chaqueta el reloj que Eve me había dado como regalo por ayudar a su hermano.
Al principio cuando lo vi en la bolsita de regalo reí porque no me podía creer que un agente como yo le regalaban un reloj con un diseño de los Oso escandaloso. Era una de las caricatura que me fascinaba o bueno me fascina ver, una vez se lo había comentado a Eve y fue el día que comenzamos a conocernos más y ahí fue como la considere mi hermana menor.
Porque ningún pensamientos sucios llegaron a mi mente a pesar de que era una chica muy linda. La vi como algo que nunca tuve y fue esa hermana que me hubiese gustados tener.
— Uff ni siquiera me había dado cuenta gracias. Y lo del despertador seguirá en la lista de cosas que le debo a las chicas.—agarre el reloj a pesar de que era como de niño, lo guarde conmigo como era un regalo que me imagino que le costó caro a Eve y su madre.
— Quien te viera, tan machote y usas cosas de niños... ¿Dime que debe ser de tu sobrino?—a pesar de que los dos bromeábamos negué divertido dándole vuelta para ver la inscripción que tenía:
<<Gracias por todo, eres nuestro ángel guardián>>
La mamá de Eve tenía creencias locas y yo no iba ser el primero en decirle que estaba equivocada.
—Me encanta las pequeñas cosas, no soy un tipo de gusto caro la verdad. —me encogí de hombro colocándome el reloj y esta vez mirando a la chica que tenía al frente.
— Así que eres de aquellos que le gusta que le invite la cena y no le gusta pagar.
—No soy tan malo como crees.
— Pero es lo que parece.—estaba listo para responderle cuando a lo lejos vi pasar a Malika con Martínez y maldije otra vez para adentro.
—Gracias Jennifer por esto, te sigo debiendo el despertador pero me tengo que ir. —recogí la carpeta de nuevo del escritorio y comencé a caminar rápido viendo hacia donde se dirigían.
Los dos entraron a la sala de interrogatorio y cuando ya estaba listo para abrir la puerta para entrar yo también, porque no pensaba dejar que Martínez llevara el interrogatorio, una fuerte mano me impido jalándome del brazo y metiéndome en la habitación aparte donde uno observaba.
— Te vas a quedar aquí, si ella te ve ahí no va querer contar nada.—el Jefe me hablaba con su aura que hoy no es el día de tampoco de él.
—¿Por qué dices eso? No ves que si Martínez lleva el interrogatorio ella se va sentir atrapada y no va querer contar nada. —yo también me moleste viendo por el espejo como ella miraba la sala un poco confundida.
—Es mejor que lo lleve él, contigo se pone débil y suficiente tenemos ya que se te ha saltado el protocolo y ni contigo estando en tu apartamento te quiso contar nada. —camino hacia el botón que le daba sonido para que nosotros escucháramos.
— Porque nunca se lo pregunte, esta traumada y conmigo se siente mejor...
—¡Cállate Miller que no estoy de buena hoy!—me corto cruzándose de brazo.
—Tú nunca está de buena, será que te falta más sexo o mañanero porque cuando pisa esta central es como si te dieran de comer azufre todo los días.—me coloque a su lado y los dos guardamos silencio cuando Martínez comenzó.
Vemos como Martínez le mueve la silla con intenciones de ayudarla, mientras ella un poco nerviosa abrazándose ella misma toma asiento. Martínez se sienta frente de ella justo en el momento de hacer contacto con ella mirándola a los ojos.
—Muchas gracias por el tiempo que le estoy robando y la entereza que mostro al platicarme de sus experiencias un poco en el hospital. Es una persona valiente y fuerte al haber sobrevivido a este infierno.—él muestra empatía agarrando la mano que Malika dejo extendida en la mesa.
A pesar de que él le agradece por su tiempo y su esfuerzo en eso momento yo me siento incomodo, porque es algo que nos enseñaron y es tener empatía por otro y demostrarle que estamos de su lado sin importa lo demás.
Ella asiente pero después aparta su mano para meterla dentro de su suéter, ayer le quitaron el yeso y lo mantiene con el cabestrillo por esta temporada hasta que se vea un mejoramiento.
—Sí, así dicen todos. Pero estoy aquí porque es lo mejor y si queremos encontrar al que me hizo esto. —ella murmura apartando la mirada y metiéndose un mechón de su pelo que se le salió tras de la oreja.
—Señorita Parker esto no será otras preguntas del otro mundo, pero si quieres podemos romper el hielo mientras tanto... ¿Quiere contarme un poco de su familia?.— es una técnica para despistar a la víctima cuando se nota que está muy nerviosa, ella niega.
— No hay mucho que contar, mis padres viven en Canadá y en esto momento vivo con mi mejor amigo. —la veo como aprietas los labios mientras que revolvías las manos nerviosa.
— ¿Es Stefan Wake?
—No, es Adriel Miller.
Martínez asiente siguiéndole la corriente.
—¿A qué te dedicas Malika?
—De día trabajo en un refugio de animales, ayudando encontrarle hogar y de noche tomo clases nocturna en maestría de contaduría.
— ¿Y ese día ibas a clases con Stefan? —ella seguía viéndose incomoda pero asintió. — Cuénteme como sucedieron los hechos.
Dio una fuerte exhalación para después hablar.
—Todo empezó cuando Stefan me pidió que nos fuéramos en su coche, porque la mayoría del tiempo nos íbamos caminando. Acepte porque ese día quería llegar temprano, así que cuando llegamos al estacionamiento las luces comenzaron a parpadear y eso era muy raro porque creí que había fantasma ya sabe por las películas. —Martínez asintió como si la entendiera y claro que no la entendía.—Le dije a Stefan que tenía mucho miedo y que eso estaba muy raro, pero él dijo que a lo mejor era un fallo o algo así. Solo sé que no le hizo casos y seguimos caminando hasta su vehículo, pero todo paso muy rápido porque en un momento estábamos entrando a su vehículo y otro una camioneta negra se estacionaba frenéticamente a un lado y se bajaron dos hombres encapuchado, salieron con armas de fuego apuntándonos, nos hicieron bajar del vehículo y yo estaba muy asustada que empecé a gritar, cuando uno de los hombres me golpeo y me empujo mientras que otro se llevaba a Stefan.
"Creí que nos iban a robas y me asuste muchísimos pero Stefan no le importó que estuvieran armado y se le fue encima por lo que el mismo que me había golpeado lo volvió hacer pero esta vez su pistola tomo el turno de la mano golpeándome en la cabeza y que inconsciente. Lo que recuerdo después es despertando en el hospital, después de decirme que fui raptada por el criminal más buscando. —ella a pesar de que sus ojos se llenan de lágrimas no es una chica de romperse en mil pedazos con público presente.
Porque sé que en los días que yo no estuve y la deje sola, ella lloro bastante en la oscuridad y sola en su habitación.
—¿Dos hombres? —pregunta Martínez y yo también quería saber y ella asiente.
De eso me estaba hablando Joan el traficante, había un infiltrado y podía ser su ayudante.
—¿En dónde ocurrió el secuestro, me lo puede decir?
—En el estacionamiento del edifico donde vivo, y si quiere saber si hay cámaras no la hay. El dueño se rehusaba a colocarlas porque según él era invadir la privacidad de sus huéspedes.
Eso era verdad, yo también coloque una queja después que intentaron entrar a robar por esa área del lugar y él había dicho lo mismo.
Pero al menos tenemos un principio donde paso el rapto y podemos investigar por ahí.
Mire a Malika que jugaba con sus dedos a pesar de que estaba nerviosa se le veía que estaba a punto de romperse.
—¿Usted recuerda algún rasgo físico o algo en específico de las personas que lo secuestraron?
—Pues a los dos hombres no les pude ver el rostro por la capucha, pero uno de ellos tenía un tono de voz muy grave y tenía un tatuaje de un símbolo chino en su mano derecha cuando me golpeo. También recuerdo que la camioneta era negra.
—El tatuaje chino ¿qué símbolo era?
—No sé pero se lo puedo dibujar. —Martínez le paso una hoja y un lápiz y ella con manos temblorosa lo dibujo y después se lo paso.
—Es usted muy valiente señorita Parker. —Martínez observaba el dibujo y yo con las ganas de entrar y arrebatarle el dibujo también para saber que era.
Malika seguía revolviéndose las manos y la vi como observaba a Martínez un poco nerviosa como si no le diera confianza, bueno aquella confianza que necesita para sentirse segura. Y cuando creí que ya estaba listo para terminar las preguntas la veo que se remueve incomoda en la silla antes de hablar
— ¿Me violaron?—pregunto con un hilo de voz y Martínez negó, ella trago grueso como si aquella respuesta le diera vida.—¿Qué hice para que esto me pasara a mí?
—Nada, o puede porque...
Maldito.
Ni siquiera lo pensé cuando salí de la habitación
—¡Miller ni se te ocurra! —grito el Jefe siguiéndome pero yo ya estaba entrando a la sala de interrogatorio.
Malika al verme se levanta preocupada y se lanza a mí donde la abrazo, dándole la seguridad que conmigo está a salvo.
—Me dijeron que no estabas, y que podía confiar en él. —ella me susurro y asiento sin dejar de lanzarle mi peor mirada a Martínez, la seguí apretando entre mis brazos.
Ese imbécil le iba a decir que lo que le hicieron fue por mi culpa porque yo no quise aceptar el caso en el primer lugar, ha puesto un millón de dólares que lo iba hacer.
— Por fin llegas, debemos seguir con el interrogatorio.—Martínez se levantó de la silla para que yo la usara pero negué porque ya era suficiente.
— Nos vamos, ella ya dijo lo que tenía que decir.
—No te la puedes llevar Miller, es la única víctima que sobrevivió de ese asesino y debemos averiguar todo.—aunque apretaba su mandíbula para no gritarme por lo molesto que estaba no me iba a prestar para esto.
Solo le hecho un último vistazo a la mesa donde estaba el símbolo y lo grabe en mi mente para después mirarlo a los ojos.
—Claro que sí, mira como lo hago.
Y lo hice, la saque de ahí.
—¿Dónde estaba? —Malika me pregunta cuando nos acercamos al ascensor y aun en abrazo puedo sentir que en verdad no le gusto que la haya dejado sola en ese interrogatorio.
— Llamando a la mamá de Luis higuera.—le susurro cuando los dos entramos ella alza la cabeza por unos segundo para mirarme a la cara.
—¿Qué tiene que ver su mamá?
—Pues en el apartamento te cuento.
—Mis padres me están esperando abajo, iel. Vamos a la consulta con el médico y psicólogo. Es mejor que me lo cuentes ahora. —y como me lo imagine ella se apartó de mi para mirarme.
Respire hondo antes de asentir.
— Pues sus huellas estaban por toda la escena donde te encontraron agonizando.
Se hace un silencio donde la veo como su cuerpo se pone rígido y su mirada perdida antes de reaccionar y mirarme nerviosa.
—¿Y él no estaba muerto pues?
—Eso mismo dije yo cuando me lo contaron y quería confírmalo. Lika esto es grave y por tu seguridad creo que es mejor que te vayas a Canadá con tus padres...
—¡No! ¡Tú no vas a estar allá y yo quiero estar aquí contigo!—me corto abalanzándose hacia mí y la abrace, podía sentí como sus corazón latía rápido.
—Lika, es que no lo entiende. Yo nunca estoy en el apartamento, siempre estoy aquí y este caso te lo aseguro que me dejara días sin dormir.
Las puertas fueron abiertas y los dos ni siquiera nos movimos, estábamos en nuestras burbujas que terminaría rompiéndose cuando vi a lo lejos como Tina entraba con dos chicos más y algunas cosas de su trabajo en campo.
— Necesito que esta noche te quede en el hotel donde tus padres se va a quedar, yo no voy a llegar necesito saber si hubo un error en sistema.—la aparte de mi para mirar aquellos ojos verdosos que estaban rojo y algo en mi interior dolió.
Ella sorbió y asintió entendiéndome.
— Pero mañana vamos hablar de esto, porque no pienso irme iel.
Ni siquiera dije nada porque estaba pensando en otras cosas, la acompañe hasta donde estaba sus padres que la esperaban afuera de la central a lado del vehículo de alquiler y me despedí de ellos.
Cuando volví a entrar a la central ni siquiera lo pensé cuando agarre las escaleras y me dirigí al piso donde sé que estaría la rubia. Cuando llego veo que están limpiando los instrumentos y ni siquiera me acerco solo permanezco en la puerta y ella nota mi presencia diciéndole algo su ayudante.
Mientras que camina hacia mí se quita los guantes y la parte de arriba de la braga blanca se lo amara hasta la cintura, cuando llega a donde estoy se ajusta las gafas mientras que ni siquiera los dos sabemos que decir y ella es la primera en carraspear.
—Me enteré que estaba enfermo.
—Sí, nada serio. Pero sé que querías que me muriera, pero tienes Adriel para rato.—a pesar de que vi una pequeña sonrisa ella negó y la coleta que mantenía su pelo rubio se movió.
—Sabe que es uno de mis deseos en la lista de las cosas que desearía para Adriel. —me siguió la corriente.
— Pues la número uno de mis deseos de la lista que deseo para la preciosa de Tina es follarla en nuestro lugar de trabajo.—su puño golpea mi brazo y rompo a reír cuando veo que sus mejillas se ponen rojas.
—Tú y tu mente cochina cuando no. —se quita las gafas y veo mejor sus ojos azules cobrar vida.
— Pero igual la ama.
—La odio.
—Antes no te quejabas.
—Antes no te decía nada para no romper tu ego.
Nos fuimos alejando de las personas donde entramos a otro laboratorio que estaba solo y si podíamos hablar mejor.
— Necesito que hablemos esta noche en el lugar donde nos conocimos.—suelto de una cuando veo que ella toma asiento y yo la imito.
— ¿No es una cita, verdad?—interroga arrugando la nariz.
Me encojo de hombros observando su expresión.
— Puedes interpretarlo como tu desee mi amada Tina, pero esto es urgente.—ella deja de ver sus manos para observarme y ahí veo que entendió.
—¿Vainilla? —asiento y ella resopla asintiendo.—Bueno de igual forma me debes la cita por el favor que te hice.
—A ti te daría todas las citas que me pidieras.
— ¿Jamás dejaras lo encantador?
—Jamás preciosa.—me inclino hacia adelante y le doy un beso en la mejilla antes de levantarme. —Nos veos a las 7 no llegues tarde.
Y salgo de ahí, ahora que lo pienso necesito hablar con alguien de esto y Tina es la mejor en el tema cuando de mi trabajo se trata.
Pero antes de volver y encontrarme con el desastre que deje en la sala de interrogatorio, voy primero al lugar que necesito ir antes sin dejar de perder la oportunidad de la idea que acaba de llegar en mi cabeza.
***
—¿Quieres ganas dinero extra?
—¿A quién tengo que matar?
— A nadie, por ahora. Solo necesito que distraiga al Detective Ross.—ella deja de mover el trapo con que limpiaba la mesa y me mira enarcando una ceja.
—Está loco, ese hombre me odia. Parece que come limón todos los días y cena clavos oxidados. —Eve negó nerviosa apartándose de la mesa y yéndose a la otra que teníamos a un lado.
Yo la seguí sin dejar de insistir.
— Mira, ese imbécil odia a media población pero he notado como te mirar.—ella vuelve a dejar la tarea a media y esta vez me mirada parpadeando como si no se lo creyera.
Y es que no mentía, las muy pocas veces que venía a buscar mi café siempre observaba como el Detective Ross la miraba y la trataba un poco mejor a lo que nos trata a todos.
—De igual formar, no se Agente ese hombre infunde miedo hasta los tuétanos.
— Vamos Eve solo te estoy diciendo que los distraiga, no se llévale café y una dona y sácale información innecesaria hasta que yo consiga lo que quiero de su escritorio. No te estoy pidiendo que te acueste con él, solo que lo distraiga, además te voy pagar.—comienzo a rogarle.
A pesar de que la cafetería a esta hora está vacía, y no hay nadie más que nosotros se puede decir que mi plan va más o menos a lo que llevaba planeando.
—¿Es de vida o muerte que en verdad lo haga? —asiento apretando mis labios al ver como ella se lo piensa.
—Vamos Eve, no puedes decir que no. Yo siempre te he ayudado, solo te pido esto. —le agarro la mano haciendo que nuestras miradas se conecte.—Si no es suficiente lo del pago te puedo conseguir el número de Fisher para que lo ladilles si es lo que quiere. —sus mejillas se vuelve rosada y doy al clavo como lo pensé.
Cuando veo que lo va a negar asiente y la abrazo feliz.
—Está bien lo hare.
—Gracias, gracias Eve eres la mejor. —le doy un beso en su mejilla sin dejarla de abrazar.—Solo tienes que ir como a las tres y lo distrae, por favor no llegues tarde.
—Lo distraeré solo por quince minutos porque después mi jefe se molesta de que me fui por mucho más tiempo al baño.
—Quince minutos son suficientes para lo que necesito Eve, gracias.
Salgo pensando que esta fue la mejor inversión que he hecho en toda mi vida.
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Holis, solo quiero avisarle que vayan ya preparando su estómago porque he escuchado por buenas fuentes que a partir de ahora sabremos más de los detalles perverso del Fantasmas y como tortura a sus presa.
Besos y abrazos para todos.
Foto del tatuaje que vio Malika
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