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⊱𝔗𝔯𝔢𝔰⊰

Recorrió todos los pasillos de esas habitaciones vacías donde solo podían estar las almas de su interés, las había dejado vacías, al menos las de esa ala, porque no quería que nadie más estuviera corrompiendo a la divinidad de ese ente celestial que sería enviada a él. Sus pasos hacían eco en todo el lugar, intentando concentrar su mente en un solo lugar.

- ¡Dónde mierdas está mi ángel! - las puertas de esa habitación se abrieron para él, dejando ver al pequeño bulto blanco en el suelo, flotando sobre aguas cristalinas, su rostro estaba en calma.

Era imposible que se encontrara con tanta calma cuando anteriormente se hallaba sufriendo de la peor manera, ¿por qué estaba ahí, así sin más?

Sus pasos lo llevaron dentro, donde ni bien tocó el agua, la convirtió en sangre oscura, putrefacta, haciendo que el ángel frunciera su rostro antes de abrir sus ojos lentamente, sorprendiéndose de encontrar aquel rostro oscuro.

Aún sentía dolor en su cuerpo, ¿por cuánto tiempo había estado en aquella tortura? ¿Ya habían pasado mil años? Su mirada apagada se posó sobre Yoongi quien parecía un ser imperturbable, mientras que por dentro este se cuestionaba por qué no estaba sufriendo.

- ¿T-terminó?

- Ni siquiera ha comenzado, ¿qué hacías?

- Y-yo... - Jimin lo pensó un poco, recordaba estar agonizando hasta que una de las imágenes que su mente le mostró no se apegaba a la realidad, en especial porque se trataba de Jungkook estando en el infierno, eso no era verdad.

- Pregunté qué estabas haciendo en el suelo durmiendo cuando deberías sentir la condena de esas pobres almas - fingió un tono de pesar, algo que llamó la atención de Jimin, haciéndolo sentir culpable.

- Lo lamento, por favor castígueme, prometo no despertar de nuevo hasta que pasen los años, devuélvame ahí...

- ¿Qué mierda estás diciendo?

- Necesito volver, usted no entiende, yo tengo que volver, no puedo... dejarlo solo - estaba suplicando por regresar a una condena, aún estaban marcadas sus mejillas por el recorrido de las lágrimas y él estaba pidiendo que lo devolviera ahí

Los movimientos de Jimin eran débiles haciéndolo tambalearse, hasta el punto de caer dos veces, la última de estas haciendo que su bello rostro se manchara con la sangre negra, sintiendo repudio ante el líquido que lo estaba cubriendo. Es su afán de quitárselo, volvió a intentar levantarse, resbalando de nuevo, pero esta vez no cayó.

Sus ojos se habían apretado tanto, que al no tener ese líquido de nuevo en su rostro no pudo evitar dudar de lo que había pasado, encontrándose con que levitaba a unos cuantos milímetros de la oscuridad. Su respiración se agitó al no saber lo que ocurría.

Se sorprendió que frente a sus ojos encontró su propio reflejo, su rostro manchado a la mitad por ese pútrido líquido, sus ojos turquesa estaban brillosos, se veía terrible, el miedo se hallaba plasmado en toda su expresión, exudándole por cada parte de su cuerpo.

- ¿Por qué tienes que ser tan ruidoso? Eres molesto, lo sabías, nunca tuve a alguien como tú en una habitación de condena. Otros lloran, gritan hasta desgarrarse la garganta, pero tú súplicas por regresar - Yoongi chasqueó la lengua al estar más que molesto por la actitud de Jimin quien aún mantenía en puños sus manos -. Sigues suplicando por algo que puedo darte fácilmente, pero si lo pides así no es divertido, ¿comprendes eso?

- ¿No me regresará al castigo? - su respiración agitada le hacía poder saborear la sangre en sus papilas. Se abrazó a sí mismo, cerrando los ojos con fuerza para no vomitar debido a lo mal que lo hacía sentir estar frente al líquido negruzco - por favor, señor...

Con un simple movimiento hizo que Jimin se elevara aún más del suelo, evitando que las alas de este se mancharan más, pudo notar que la sangre había alcanzado la punta de sus alas, así que no permitiría que se mancharan por completo, ¿Por qué? Bueno, le llama la atención el contraste del blanco y el negro, la bondad y la maldad; las diferencias entre ellos era abismal, mientras que Yoongi tenía siglos de existencia, aquel ser celestial se limitaba a unos cuantos menos que él.

- Señor Lucifer...

El mencionado murmuró una respuesta mientras que con su mano manejaba a su gusto y gana la manera de mantener a Jimin suspendido en el aire, preguntándose una y otra vez por qué no percibía el miedo en él.

- ¿Por qué me escogió entre todos si dice no recordarse de mí?

No respondería semejante barbaridad, él no lo había escogido, simplemente se sintió curioso de que aquel pequeño ángel entre todos no pidiera ser no elegido. Quizá sí llamó un poco su atención saber más de Jimin por el simple recuerdo de todas esas veces que hablaron, pero nada más eso.

Jimin estaba esperando una respuesta, le quedó más que claro al señor de las tinieblas cuando el ángel cruzó sus piernas, limpiando con la manga de su vestimenta la sangre de su rostro, quedando completamente limpio. La mueca de desagrado le pareció cómica, pues el ángel no dejaba de sacudir su brazo para que la sangre dejara su cuerpo.

- ¿Cómo fue que despertaste de la condena?

- ¿Por qué hizo que la pluma quedará en mi mano?

- ¡Responde a mi pregunta!

- Usted no ha contestado ninguna de las mías.

- Yo decido si responder o no.

El ángel frunció su ceño, abultando sus labios, dejando plasmada la confusión en su rostro ¿Ellos podían elegir si contestar una pregunta o un llamado? La incertidumbre lo invadió y junto a eso un sentimiento nuevo de impotencia. ¿Qué habría pasado si él se negaba a participar de la selección con todos los ángeles? Definitivamente, estaría ahora con Jungkook enseñándole las cosas de un ángel protector.

- Jimin, dime, ¿cómo fuiste capaz de despertar de tu castigo? - el ángel amplió los ojos cuando lo escuchó pronunciar su nombre, no el nombre celestial con el que había sido nombrado, de hecho ese era uno que ya no recordaba, pero él lo estaba llamando por su nombre -. Responde.

- Usted me engañó.

- ¿Uh? ¿Yo? ¿A qué viene esa acusación?

- Dijo que no se recordaba de mí - lo señaló con su dedo, frunciendo aún más el ceño, abultado sus labios e inflando sus mejillas, ¿por qué hacía eso? ¿Qué clase de actitud era esa? - me engañó - cubrió su rostro con sus pequeñas manos, sintiendo que nuevamente alguien a quien él mismo no había dejado de admirar le mentía -. Es igual al creador.

- ¿Qué? ¿Cómo siquiera te atreves a decir algo como eso? - Yoongi se acercó peligrosamente al ángel buscando su mirada, la cual no le fue otorgada por estar cubierta por las manos y al mismo tiempo las alas blancas de Jimin comenzaron a cubrir todo su cuerpo para protegerlo -. Hey, ángel, ¿por qué te ocultas?

- No lo hago.

- Lo haces con esas ridículas alas, tuyas.

El señor de las tinieblas notó que aquella sangre que pudo haber cubierto el cuerpo de Jimin comenzaba a caerse sin más, dejando una vista blanca y pura a excepción de la punta de las plumas inferiores, las cuales, lleno de curiosidad, tocó apenas haciendo jadear a Jimin.

Estaba asustado y aquel toque ardió hasta el último rincón del ser del ángel, sentía como si su cuerpo se quemara, consumiéndose en el dolor eterno. Yoongi se alejó de inmediato al notar la reacción, mirando fijamente a Jimin quien apenas lo observaba entre sus plumas.

- Ángel - le llamó de nuevo haciendo que Jimin frunciera más su ceño.

- Jimin.

- ¿Cómo dices...?

- Mi nombre es Jimin, no intente hacer parecer que no me recuerda o sabe mi nombre...

- Yo no...

- Por favor, señor Lucifer... - lo miró con ojos cristalinos, saliendo por fin del refugio de sus alas - no diga que no me recuerda, aunque sea un poco.

- Sí, lo hago...

- ¿De verdad? ¿No está mintiendo?

Lo pensó por algunos segundos, sería divertido jugar con la esperanza del pequeño ángel, pero tan pronto como intentó mencionar algo sus palabras quedaron estancadas entre el filo de sus labios.

- No miento... eres ese pequeño ser celestial que preguntaba constantemente lo que hacía.

- Entonces... sí me recuerda - la emoción lo invadió, el señor más temido lo recordaba. Jimin apretó sus manos hasta hacerlas puños, haciendo un baile ridículo a ojos de Yoongi quien sonrió, sintiéndose desconcertado por la actitud contraria.

- Sí, Jimin te recuerdo.

- ¿Por qué dijo que no antes?

- ¿Por qué insistes tanto con el tema?

- ¿Me escogió a mí porque me recuerda?

- No lo hice.

- Pero me reconoció cuando tomé la pluma.

Jimin se cruzó de brazos, desviando la mirada hacia un lado, dejando un tanto confundido a Yoongi, ¿Por qué lo había escogido? ¿Verdaderamente fue él quien hizo eso?

Quizá había sido un error el seguir su curiosidad por ver a aquel ángel. Se dejó engatusar por esa aura pacífica, el pensamiento tranquilo y la convicción de no sentir absolutamente nada de miedo.

- Puede que te haya reconocido, pero no te elegí - la situación podría parecer conveniente, cumpliendo su capricho, pero no tenía razón de ser que aquella sangre brotara - ese ridículo juego de elegirlos fue solo una cortina de humo para que perdieran el miedo a ser elegidos. Además, esas alas no eran mías.

- ¿No?

- No, yo jamás porte algo como eso.

- Pero... yo pude sentir su presencia justo ahí. ¿Cómo es eso posible? ¡Usted estaba ahí, yo lo pude sentir!

- Fueron hechas con una parte de mí, así que se podría decir que sí estuve conectado a todo eso.

Yoongi se cruzó de brazos, recordando que aquel castigo fue divertido para él. El creador podía ser muy cruel cuando se trataba de dar lecciones a sus seguidores, pero en su caso, Yoongi ya no era ningún leal y fiel seguidor de sus pasos, aunque debía admitir, fue una nueva experiencia sentir como si la piel de la espalda se le desprendiera al punto de hacerlo sangrar, no se comparaba con la carga de aquellas lanzas incrustadas en su cuerpo, pero fue verdaderamente un nuevo aliento de vida.

Llevaba mucho tiempo sin tener un dolor como aquel y el hecho que fueran ángeles quienes tomaban esas plumas le agregó un plus a la situación; sin embargo, cuando Jimin llegó a él solo buscó quedarse más tiempo con la sensación hasta que él mismo se dispuso a detener la pluma no pensando en que se llevaría la sangre al terminar entre sus dedos.

- Lamento que haya sufrido algo como eso, señor Lucifer.

- Ya no importa eso, y deja de decirme de esa manera, el creador lo hace como una manera extraña de burlarse de mí, recordándome que hubo una vez que fui su aliado, su mano derecha.

- Y ¿cómo debo llamarle? Le pregunté lo mismo a... no sé de quién se trataba, pero él tampoco me respondió.

- ¿Hablas de Hoseok? - Jimin ladeó la cabeza sin saber darle una respuesta, pues ni siquiera sabía el nombre de la persona que previamente le había hecho caer en lo más bajo de su remota existencia -. Fue él quien estaba a cargo de ti.

- ¿Estar a cargo se refiere a torturarme?

- Básicamente.

- Bueno, pues supongo que sí fue él, pero no me supo decir cómo referirme a usted.

- ¿Cómo me llamarías?

- Señor Lucifer - la mueca de desagrado le hizo ver al ángel que no era de su agrado - ¿Satanás? ¿Diablo? ¿Belcebú? ¿Tentador?

- ¿Tantos nombres me han inventado ya? - el ángel asintió frenéticamente - vaya, no pensé que fuera tan importante - Yoongi observó a Jimin esperando una reacción parecida a las que obtenía, quizá una mirada molesta, indignación por su soberbia o bien un simple disgusto, mas lo que tenía frente a él era una mirada expectante - Yoongi.

- ¿Uh?

- Puedes llamarme así, Yoongi.

- No conozco ese nombre para referirme a usted - murmuró con cierto deje de curiosidad, haciendo que el señor de las tinieblas sonriera apenas, como un gesto burlesco - ¿usted lo eligió?

- Sí.

- Me agrada saber eso. Señor Yoongi.

Adorable, verdaderamente adorable en todos los sentidos, todo lo que se esperaría de un ángel como Jimin, tan inocente y lleno de un aura que te hacía caer en el camino de la luz. La sonrisa de Yoongi disminuyó al recordar el motivo del porqué él estaba ahí, el porqué terminó llegando hasta esa habitación.

- Sabes una cosa - su voz era baja y su mano aún tenía rastros de los agujeros cerrándose, cosa que Jimin notó con horror. El tacto fue frío, a diferencia de la primera vez que lo sintió en su rostro - eres el primer ángel que está aquí sin haber sido exiliado del cielo, cumpliendo un castigo divino. Por eso me intriga tanto el saber, ¿cuál es tu secreto?

- ¿Secreto?

- Sí, ese que ocultas de todos. Puede que el resto de mis hermanos caídos puedan salir con facilidad de la tortura, pero de ellos es algo que se espera, sin embargo, tú... - siguió tocando levemente el rostro ajeno, sintiendo cómo el calor se elevaba, sus heridas comenzaban a arder y abrirse, no era para nada bueno estar haciendo eso -. Tienes algo diferente, muchos flaquean en su fe en el primer instante que se quiebran, pero tú, estás aquí conversando conmigo, ¿qué fue eso que te regresó a tus sentidos?

El ángel hizo un pequeño puchero, abultando los labios, mientras que su expresión volvía a ser de culpabilidad, algo que Yoongi disfrutaría porque ese era el punto débil de todos. La culpa era tan fuerte que fracturaba con facilidad la fuerza de cualquiera, no importaba si era la persona con más fe, siempre esa delicada y fina línea entre lo que hacen o dejan de hacer los vuelve vulnerables.

- Promete no decirle a nadie.

- ¿Con quién crees que estás tratando para decir algo como eso?

- Y-yo solo no quiero que el creador conozca esto.

Esa frase atropellada llamó la atención de Yoongi ahora sí estaba más que intrigado por buscar en el pensamiento ajeno, para él era tan fácil como inmiscuirse entres los pensamientos ajenos para quebrarlos desde el interior, pero ese ángel... era diferente.

- Tengo mucha fe en nuestro creador - un chasquido de lengua junto a una risa sin gracia le siguió aquella declaración. El señor de las tinieblas se sentía engañado, su orgullo fue vilmente estrujado al saber que no sería algo completamente distinto a lo que ha escuchado en veces anteriores -, pero...

- ¿Pero?

¿Existía un, pero luego de mencionar que tenía fe en el creador? ¿Eso era posible viniendo de un ángel? ¿Un seguidor fiel de ese ser al que llaman todopoderoso? ¿Era un ser celestial dudando al igual que lo hizo él mismo?

- No me estoy sacrificando o soportando este castigo por él.

- ¿Qué dijiste?

Yoongi se cansó de tener todo fuera de su control, el no conocer el trasfondo de lo que hablaba Jimin lo estaba corroyendo y sin más se adentró a la mente ajena causándole dolor y sufrimiento, mientras que su esencia oscura se daba a la libertad de pasearse por los pasillos de los recuerdos del ángel.

En cualquier otro momento habría esperado gritos de dolor y súplicas para que saliera de su mente, mas no de Jimin, él estaba soportando todo de una forma formidable como si de cierta manera le aliviara saber que no tendría que hablar para explicarse, incluso empezando por ellos mismos. Yoongi se encontró llegando hasta los recuerdos más antiguos, descubriendo todo de su ángel.

Sus inicios como una simple luz andando de un lado al otro sin encontrar un rumbo exacto, el sentirse ignorado completamente por el propio creador cuando le mencionó que él era libre de hacer lo que deseaba con su existencia; encontrar a Lucifer tan lleno de convicciones en algo que él creía y no lo que le obligaban a ver.

Pudo ver cómo Jimin le siguió de cerca durante esos milenios de lucha que tuvieron en el cielo hasta que fue desterrado; veía el dolor plasmado en sus ojos cuando lanzaron cada lanza divina para anclarlo al infierno; reclamó la razón de tal injusticia siendo castigado a una degradación durante cientos de años vagando por la tierra.

Estuvo solo... tan solo hasta que fue asignado al cuidado de los humanos; descubrió que los ángeles protectores no eran más que seres celestiales castigados por renegar a los mandatos, siendo condenados a seguir los pasos de las creaciones de Dios para que no arruinen una vez más los designios que él tiene para ellos.

Y luego, cuando parecía ser todo confuso para Yoongi apareció una luz brillante en el recuerdo más grande, lo que cambió todo.

"Este es un nuevo ser de luz y pureza, se te será asignado para que lo eduques, le enseñes y conviertas en un ángel fiel a nuestro creador"

La voz de Miguel se hizo escuchar mientras que le era entregada a Jimin esa luz, el cual estaba perdido en sus primeros minutos de existencia, tan inocente, puro y perdido justo como él lo estuvo en sus inicios. Se lo estaban entregando como una tarea nueva, no solo proteger a los humanos, sino también ser un mentor para las nuevas almas celestiales.

Una oleada de recuerdos junto a aquella bolita luminosa comenzaron a inundar la mente de Yoongi, recuerdos donde el ángel respondía a cada una de sus preguntas, le enseñaba a no hacer diferencias entre humanos y seres celestiales. Le daba la libertad de dejarse ver ante los humanos, lo guiaba y protegía de los altos mandos de las legiones de ángeles.

- ¿Qué es esto? - se alejó unos cuantos pasos del ángel a quien sin darse cuenta había estado tocando todo ese tiempo, dejándole la marca de sus garras sobre su cabeza - es... ¿Por él?

- Por favor no diga nada de lo que vio a nadie más... se lo suplico - Jimin se soltó a llorar de inmediato, mientras que el hombre frente a él se alejaba más, podía notar que no se había equivocado con que aquel Querubín era su fuerza, pero esto... - por favor.

- ¿Tan importante es para ti?

- Lo es...

- Te estás sacrificando por él, no por las almas o el creador - Jimin asintió como respuesta, mientras que sus lágrimas seguían cayendo sin control, haciendo que aquella sangre pútrida en la que se había convertido el suelo comenzara a cambiar por agua cristalina - interesante, verdaderamente interesante. Tú te encargaste de él desde su primer rayo de existencia, ¿qué crees que pase con él ahora que no estás?

- Y-yo...

- Podrían castigarlo por ser desobediente o ser inoportuno al no saber comportarse frente a los altos mandos. - el ángel lo sabía, estaba más que enterado que podría llegar a pasar eso mismo - ¿sabes cuánto tiempo llevas aquí? - la negativa llegó a él, quizá escuchar y ver aquello, le hizo sentir cierto remordimiento a Yoongi ¿por qué quería darle un aliento de esperanza al ángel? -. Llevas una década metido aquí mismo.

- ¿Tanto tiempo?

- Para ti es mucho porque has pasado viviendo durante los últimos siglos entre humanos, para nosotros eso no es nada, el tiempo es diferente. Por eso los hombres le llaman tortura eterna, porque para ellos cuando la tortura termina aún están perdidos en el sufrimiento. No saben que han terminado, así que terminan quedándose más de lo que deberían.

- ¿El tiempo pasa de la misma manera para Jungkook?

- Eso depende...

Notar el semblante vulnerable de Jimin comenzaba a ser su nuevo pasatiempo favorito, podía divertirse con el ángel al ver el desconcierto en sus ojos, quizá este era el momento de empezar con algo más, algo que haría un falso camuflaje.

- ¿Te gustaría que me encargue de la seguridad de tu pequeño Querubín? - el ceño fruncido contrario fue suficiente respuesta para que Yoongi siguiera su conversación, no sin antes liberar el cuerpo del ángel, el cual seguía suspendido y restringido de todo movimiento - yo podría velar por él hasta que regreses.

- ¿Lo haría?

- Claro, sería una tarea especial para mis esbirros o demonios, en vez de ahuyentarlo de la entrada del infierno, se encargarán de cuidarlo.

- ¿Ahuyentarlo? Eso quiere decir que...

- El molesto ángel ese ha estado rondando por el mar rojo desde que te trajeron - la mueca de desagrado casi contorsionó cada facción del rostro de Yoongi - es demasiado molesto utilizar a tantos demonios solo para espantar un simple ángel. Es desgastante y él demasiado insistente.

- Ese es mi Jungkookie - murmuró Jimin con las mejillas sonrojadas porque si por algo se caracterizaba su pequeño protegido era la terquedad de seguir sus propias convicciones.

- Pareces orgulloso de su desobediencia, en especial cuando han designado a Miguel para cuidarlo - el terror se hizo visible en el ángel - sería muy malo que lo encuentren por aquí, de nuevo. Tiene una advertencia y una cadena divina en su lindo tobillo que lo hace estar anclado a una nube en el cielo.

- No... no, no, no.

- Oh, sí está ocurriendo. Entonces ¿qué dices? Aceptas el trato.

- ¿Lo cuidará de verdad?

- Enviaré al mejor de mis subordinados y le daré la orden de protegerlo, será algo nuevo para nosotros.

- ¿Por qué?

- Bueno, porque somos quienes estamos a cargo del dolor y sufrimiento...

- No me refiero a eso - le interrumpió, mientras que sus pasos torpes lo hicieron avanzar hasta Yoongi, frente a frente, notando que aquel ser oscuro no estaba cambiando el agua a sangre de nuevo. Se encontraba levitando sin que sus pies tocaran la superficie - ¿por qué haría algo como eso?

Aquella pregunta fue como un pensamiento en voz alta, hacía referencia tanto a no saber la razón para convertir de nuevo el agua cristalina de sus lágrimas en sangre pútrida y también a no comprender el porqué protegería a Jungkook. Su ceño se frunció al notar como Yoongi apretaba la mandíbula, frotando su rostro, intentando no perder los estribos, eso le desconcertaba, no había motivo alguno para que se comportara así con él.

- Señor Yoongi...

- ¿Aceptas o no?

Cuestionó, a cambio, algo que Jimin comenzaba a comprender como su manera de no responder a sus preguntas y eso solo lo hacía cuando pasaba cuando algo en su cuestionamiento iba más allá de una posible respuesta. No le quería decir la verdad, pero ¿por qué no quería mentirle? Era muy fácil mentir, por qué no hacerlo ahora en vez de desviar la atención hacia otra cosa.

Sin embargo, su sentido de deber con Jungkook lo hizo dejar de lado sus propias dudas, ya las resolvería con el tiempo, así que decidió no colmar más la paciencia contraria y asentir como única respuesta, cosa que hizo sonreír de lado a Yoongi, dando dos pasos hacia atrás, rompiendo el acercamiento para observarle a detalle.

- Entonces eso haré, espero disfrutes tu sueño.

- ¿Uh?

Con un chasquido rápido, el señor del infierno puso en un sueño profundo a Jimin, envolviéndolo en una nube de humo negro, protegiéndolo de los ojos curiosos de cualquiera. En el exterior parecía una bola de caos y sufrimientos, como debería de verse el castigo de alguien que comienza a pasar su primera década en el infierno, pero en el interior, donde Jimin estaba protegido entre sus alas, casi hecho un ovillo, todo era calma, como un simple descanso.

- Dulces sueños, bello ángel.

Salió de manera elegante de aquella habitación colocando un sello infernal, el cual solamente él podría abrir de ahora en adelante, no permitiría que nadie más se encargara de Jimin a menos que él mismo decidiera que Hoseok tuviera un poco de diversión, sin embargo, le parecía diferente el hecho de que ese ángel no se atemorizara en su presencia.

Siguió avanzando por todo el palacio oscuro, paseando con una pluma entre sus dedos, una de esas inferiores pertenecientes a las alas de Jimin, la cual se cayó con su cercanía. Ahora tenía algo personal del ángel y eso lo estaba conectando mejor a él. Podía verlo perfectamente dormido en su esfera de humo y ceniza.

- Vaya, parece que nuestro señor está muy feliz - la voz gruesa le hizo darse cuenta de que durante todo su trayecto había mantenido los ojos cerrados hasta llegar de nuevo aquel espacio donde solía tener conversaciones con sus subordinados más allegados -. Se puede saber a qué debo el hecho de que me haya citado y me dejara esperando casi media década.

- Impertinente.

- Me aburro con facilidad, mi señor - se quejó el demonio siguiendo los pasos a Yoongi quien tomó asiento en su pequeño trono - dígame, por qué me hizo venir. ¿Sabe a cuántos hombres y mujeres dejé de torturar solo para estar en su presencia?

- Imagino que muchos, sin embargo, eso no evitó que te vistieras de esa manera.

- ¿Le gusta? - su traje era completamente negro, con una chaqueta abierta en el torso, dejando ver sus preciosas marcas grabadas con fuego, creando espinas grandes y oscuras, le hacía ver provocador -. Me dijeron que debía verme bien para la ocasión.

- Te esforzaste, verdaderamente un deleite para la mirada de cualquiera - el ceño fruncido del demonio no se hizo esperar - te verías mejor si esa camisa dejará más a la imaginación, aunque esos pantalones flojos te quedan muy bien.

El demonio sonrió de manera coqueta cuando Yoongi le extendió la mano para que se acercara, comenzando a andar de manera elegante, su cuerpo creaba la perfecta danza hipnotizante hasta llegar al lado del mayor, apoyando su barbilla entre sus manos y sonriendo de manera coqueta.

- Así que este es el nuevo rostro que has elegido - murmuró mientras rozaba delicadamente cada facción, el demonio asintió mientras casi ronroneó por el gentil tacto con un toque de ardor debido a las garras que rasgaron la piel, haciéndolo morder su labio - eres una puta que le gusta jugar con las fantasías de los hombres ¿no es así?

- Me encanta cuando habla y se refiere a mí de esa manera - el demonio se puso de pie para caer dramáticamente sobre el regazo de Yoongi, recostado boca arriba, siendo recibido entre los brazos ajenos - hace que me sienta especial.

- ¿Sí?

- Sí - casi jadeo de gusto cuando la garra de Yoongi rompió la vestimenta que cargaba dejando a la vista la piel de su torso - hace que me excite con solo su voz.

Eres precioso, sabía que había sacado todo de Lilith, ese lado coqueto que te hacía caer de inmediato a la locura, la obsesión, el no poder dejar de verlo, porque todo en él era un objeto hipnotizante, desde sus piernas perfectas, sus brazos, las manos grandes y delgadas.

El rostro con el que se había hecho poseedor era digno de una obra de arte, con la mandíbula definida, una sonrisa amplia, el cabello oscuro, largo, con rizos, lo sombríos que se veían sus ojos con solo hacer un simple gesto coqueto.

- Mi señor... sé que me desea, por favor solo tómeme una vez... prometo que no se arrepentirá - suplicó, una vez más, en un vacío intento de hacer caer a Yoongi en sus encantos.

- Basta con tus provocaciones - en un chasquido de dedos, Yoongi lo hizo desaparecer y aparecer frente a él, estando de rodillas a unos cuantos pasos de distancia. Esos juegos siempre le fascinaban al demonio - necesito que escuches atentamente lo que diré. Necesito algo de ti. Algo que solo tú podrías hacer como lo deseo.

Lo vio reír, comenzando a gatear, aproximándose a él, pero tan pronto como estuvo a escasos centímetros de tocar su pierna, el chasquido de los dedos de Yoongi hizo aparecer un collar, el cual estaba atado a una cadena al suelo del infierno, evitando que terminara de acercarse.

- No, no, no... quítelo - suplicó por el atrevimiento de ni siquiera permitirle un leve roce. Poniéndose de pie, intentando que sus pasos lo llevaran hacia su señor.

- Quieto - ordenó de inmediato con esa voz que le hacía erizar hasta estremecerse - de rodillas - el demonio acató la orden, colocándose de rodillas, poniendo sus manos sobre su regazo, bajando la cabeza de manera sumisa -. Qué buen chico, eres tan obediente cuando se te da una orden, por eso mismo sé que cumplirás con lo que te enviaré a hacer. ¿Verdad?

- Sí, mi señor.

- Bien, necesito que te acerques a cierto ser celestial, un ángel con rango de Querubín - el demonio alzó apenas la mirada, estando sorprendido por lo que escuchaba - ¿quién te dio permiso de ver? Cabeza abajo - la orden fue acatada, con un asentimiento, mientras que mordía con fuerza su labio hasta llegar al punto de abrirse una herida - irás con los humanos, lo buscaras...

La anticipación de poder hacer sufrir al pequeño ángel lo estaba matando de placer, podría disfrutar tanto de escucharlo por hacerlo llorar, de hacerlo sufrir, quizá obligarlo a ver atrocidades, podía saborear el miedo emanando de esa pureza para así alimentarse de ese ángel...

- Y lo cuidarás.

- ¿Qué? Mi señor - habló en queja, sintiéndose derrotado al escuchar que no podría divertirse como quería con el ángel - no quiero cuidar de un ángel...

- Lo harás - demandó de inmediato, poniéndose de pie, acercándose al demonio, quien casi gimió cuando lo tomó con fuerza de la barbilla, ahogándolo con la cadena en su cuello - sé obediente Taehyung, eres perfecto para este trabajo, quiero que lo cuides como solo tú podrías. Enséñale lo que es la verdadera realidad.

- Pero, eso no es divertido, yo no puedo cuidar un ángel.

- Ouh, mi pobre mestizo se aburrirá cuidando a un tierno ángel - arrulló Yoongi, obteniendo un puchero por parte de Taehyung - ¿qué podemos hacer para que eso cambie?

- ¿Puedo torturarlo?

- No - la sonrisa que se había instalado en los labios de Taehyung se desvaneció con aquella negativa - he dicho que lo cuides.

- ¿Y de qué se supone que lo cuidaré? Un ángel no necesita protección, eso es lo que ellos hacen - se cruzó de brazos mientras que se negaba a mirar a su señor.

- No podrás hacerle daño a él, pero sí al resto de ángeles que quieran dañarlo - eso llamó la atención del pequeño demonio mestizo - verás, es un alma muy pura, pero demasiado desobediente ante los mandatos del creador. Ha estado rondando por aquí para saber cómo está cierto invitado especial y eso le ha provocado problemas, castigos y estar constantemente vigilado.

- Entonces puedo divertirme con esos ángeles.

- Con todos los que tú quieras - ronroneó Yoongi tomando de nuevo el rostro ajeno, rasgando la piel, haciendo gemir a Taehyung - ¿aceptas?

- Sí, sí, sí...

- No olvides que no podrás separarte de él, una vez lo encuentres tendrás que convencerlo de que estar a tu lado es lo único que puede hacer.

- ¿Debo obsesionarlo? - una afirmación murmurada le fue dada, haciendo que la piel de Taehyung se erizara - ¿y puedo hacer que me quiera?

- Si lo logras, es todo tuyo.

El chillido de Taehyung fue incontenible, en especial cuando su cuerpo cayó al suelo envuelto en llamas, dando pequeñas patadas al aire, rodando y disfrutando de la idea de tener a su propio ángel, solo para él.

Yoongi dejó que disfrutara solo un poco aquello, notando como él mismo cambiaba su vestimenta por unos pantalones sueltos azules, zapatillas blancas y un suéter amplio, cambiando su apariencia oscura por una llena de inocencia. El señor de las tinieblas, decidió que aquella risa incontrolable había suficiente regocijo, llevando su mano hacia el cuello ajeno, comenzando a asfixiarlo.

Las llamas rojas que habían sido las invocadoras del cambio en el demonio comenzaron a volverse azules hasta extinguirse, siendo la representación de la asfixia que estaba sintiendo Taehyung.

- Escúchame pequeña puta del infierno - más gemidos placenteros le fueron ofrecidos mientras que el cuerpo ajeno comenzaba a dejar de moverse - nada de juegos tuyos que asusten al ángel, si lo llegas a perder o siquiera llegase a desconfiar de ti enviaré a algún otro de tus hermanos ¿comprendes?

- S-sí.

- De acuerdo, ahora te mostraré cómo se ve.

Soltó su agarre en la garganta del demonio, mientras que con un leve toque en su cabeza le reveló la imagen del dulce Querubín, al cual había sido enviado a cuidar. Se veía tan puro.

Su cabello era tan blanco como la nieve, sus ojos eran azules, casi celestes como las aguas del mediterráneo, su piel blanquecina lo hacía ver tierno y adorable porque parecía estar sonrojado todo el tiempo con sus mejillas pintadas en un leve rosa que solo demostraba que estaba vivo, mostrando una imagen más humana.

La mirada del ángel contenía el propio firmamento del día en el que nació, sus labios terminaban en una cúspide perfecta y apetecible, su sonrisa lo hacía ver tierno como uno de esos conejos blancos que tanto disfrutaba el demonio degollar para que se pintaran de un rojo intenso con su sangre... y para terminar...

- Su nombre es Jungkook, y es todo tuyo mi adorado mestizo.

Ni bien mencionó el nombre del ángel, Yoongi hizo desaparecer al demonio en un chasquido rápido, dejándolo lo más cerca que podía, donde sabía que podría encontrarlo, solo sería cuestión de tiempo.

Taehyung era el hijo menor de Lilith, no solamente era el consentido de la mujer por ser el más pequeño de todos, se trataba de un demonio mestizo, era el único que contenía más sangre humana, sacando esa similitud de su madre, pues la gran madre de los demonios había decidido concebirlo de manera poco usual.

Sus hijos mayores no tenían un proceso de gestación que se prolongara por mucho tiempo, siempre ocurría en menos de media hora, acompañada de sufrimiento por padecer el crecimiento de sus hijos en su vientre, algo que debería durar meses en su cuerpo lo hacía en minutos.

La naturaleza semihumana de Lilith le permitía aquello, mas nunca pudo quedar satisfecha con su maternidad, jamás se le permitía tenerlos por más tiempo en su interior, pero en esa ocasión y solo por esa vez Hoseok le concedió su deseo de ser madre, teniendo todo el placer de tener a su hijo en su vientre.

Había poseído el cuerpo de un hombre, Hoseok tomó aquel cuerpo como suyo, mientras que mantenían una unión carnal con Lilith, de esa manera el fruto de su amor se quedaría en ella. El resultado fue una gestación duradera, lenta y completamente disfrutada por ella, su ángel protector le había concedido su deseo y como recompensa obtuvieron un demonio mestizo, con atributos humanos, con un cuerpo completamente dependiente de Lilith hasta que desarrolló su poder infernal.

El mestizo favorito de su madre. El hermano más odiado entre todos porque apestaba a humano, era imposible no olfatear la sangre humana pudriéndose en su interior, pero eso lo hacía atractivo para el resto, y le hacía mucho más fácil pasearse entre los hombres.

Era perfecto para la misión de cuidar del mayor tesoro de Jimin.

Taehyung despertó a la orilla del mar rojo, recostado sobre una manta cómoda, junto a una flor del infierno, dándole la bienvenida a su nueva tarea. Sonrió de lado al ver el lugar en el que se encontraba, comenzando a observar alrededor, esperando tener una pista de su dulce presa.

Para su mala suerte no había absolutamente nada, ni una sola alma, podía escuchar los gritos desesperados de quienes eran arrastrados hasta el infierno, mas ninguna de esas era Jungkook. Sus labios se abultaron en un puchero, intentando concentrarse en encontrar la razón por la que su señor lo dejó justo ahí.

Dio un vistazo más en la playa hasta que un destello brillante le lastimó los ojos, comenzando a buscar al provocador de su dolor, recibiría su ira ni bien le pusiera las manos encima, sin embargo, jamás esperó que aquello proviniera desde el cielo.

- Qué mierda es eso - con sus manos intentó hacer que su vista enfocara mejor lo que ocurría arriba, notando una luz extraña. Otro reflejo llegó a él, pero esta vez dejando ver una figura en particular, era un alguien intentando volar.

La figura era borrosa desde la distancia en la que se encontraba Taehyung, sin embargo, podía decir que era inusual ver a un ser celestial con lo que parecía ser una cadena brillante de la cual no podía liberarse. ¿Los ángeles podían ser castigados de esa manera tan cruel? La libertad era algo de lo que se jactaban, pero ese ángel se veía desesperado por no estar ahí.

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