
⊱𝔑𝔬𝔳𝔢𝔪⊰
Entre sueños la mente del ángel era un mar de sentimientos encontrados, aunque en un inicio se sentía confundido, perdido en la nada, todo fue más claro cuando comprendió que Yoongi nuevamente lo había puesto a dormir entre sueños maravillosos donde no había sufrimiento, donde ellos dos nunca se habían reencontrado, donde él seguía estando con Jungkook en su misión de buscar un alma la cual proteger, esa que el pequeño ángel escogería por decisión propia y no por mandato.
Se alegró mucho al ver el rostro del querubín, pero estar ahí con él ya no era su prioridad, tampoco se sintió culpable por desear que su sueño fuera diferente y en el instante en el que se vio solo en una nada absoluta, solo podía esperar ver a su señor Yoongi teniendo esa mirada fría e indescifrable que se volvía suave cuando lo descubría observándolo.
Su realidad deseada había cambiado, el pensar que pronto regresaría a estar al lado de Jungkook, vagando por el mundo, ya no parecía ser el mejor de los escenarios para vivir el resto de su existencia. Se sentía unido a Yoongi, de una manera inexplicable estaba feliz por sentirse parte de algo, ser alguien importante para otro ser.
Eres hermoso Jimin...
El cosquilleo que aquella frase había provocado en todo su cuerpo seguía tan latente como el primer segundo en el cual lo escuchó. Yoongi no necesitaba de nadie, no buscaba idolatría, la obediencia de sus súbditos la tenía sin ni siquiera mover un dedo, nadie se atrevía a hacer algo en su contra porque era el más poderoso ser en todo ese plano, claro exceptuando a cierto Creador.
Tenía sentimientos encontrados respecto a todo, su sueño se volvió un recuento de recuerdos, reflexionando cada encuentro, cada actitud, cada gesto o palabra espetada por ambos. Trató de convencerse de que Yoongi no era bueno, intentó hacerse creer que todo lo que había sucedido durante todo ese tiempo solo era una vil mentira para engañarlo; sin embargo, descubrió que había disfrutado en demasía de la compañía contraria, que todo lo que había vivido fue maravilloso, de las mejores experiencias en toda su existencia.
Sus ojos se abrieron lentamente, saliendo de aquel sueño que le habían obligado a pasar, notando que nuevamente se encontraba en ese espacio cómodo, reconfortante, rodeado de flores fragantes, con ese aroma tan dulce y particular. No se movió de su sitio, por el contrario, prefirió hacerse un ovillo más pequeño en ese agradable espacio suave, aún mantenía una pesadez en sus ojos que no le permitía estar del todo despierto, comenzando a dudar de si estaba en un limbo de sueños y realidad.
- ¿Qué haces por aquí mi precioso lirio del infierno? - la voz del demonio hizo eco en la habitación, haciendo sonreír a Lilith quien de inmediato se giró hacia él, regalándole un gesto lleno de elegancia y un poco de deseo oculto - pensé que no te agradaba la presencia de ese ángel.
- Me dio curiosidad. Yoongi siempre lo cuida, se preocupa por mantenerlo a salvo en sueños, por mantener vivo este pequeño jardín del edén.
Lilith tocó apenas una de las flores con los hermosos pétalos rojos, tan vivas como nunca antes las había visto, tan fragantes, era una visión que no tenía precedentes de algo como eso. Ella misma conocía al ángel caído mejor que nadie, había pasado demasiados siglos a su lado como para no comprender que Yoongi por fin había encontrado eso que había perdido tiempo atrás.
La chispa, el anhelo de crear, hacer, dar conocimiento a los otros era un arte insulso para el gran Lucifer, pero en las alas correctas aquel ser oscuro comenzaba a ser tan dócil como un ángel protector. Lilith no se detuvo en llevar la yema de sus dedos hacia el agua del pequeño arroyo que alimentaba a todo ese jardín, notando que las piedras en el fondo estaban formadas de diamantes en bruto y algunas piedras ónix.
- Parece que cierto ángel travieso ha estado cultivando algo más que solo un simple jardín - tomó un puñado de aquellas piedras preciosas, las cuales al estar expuestas al aire se convirtieron nuevamente en líquidos.
La representación perfecta de las lágrimas derramadas por Jimin junto con la sangre de Yoongi, una fascinante combinación. Incluso el agua tenía su magia al mantener dos temperaturas completamente contrarias, frío y en un punto de ebullición, al tacto Lilith podía sentir que su piel era quemada tanto por lo helado de la divinidad y tan caliente como los lagos de lava.
- ¿Crees que esto sea la respuesta para que Yoongi...?
- Amore mío - ronroneó la mujer con su voz seductora, tirando de la cadena que estaba atada alrededor del cuello de Hoseok, sacándole un jadeo al acercarlo - haz silencio, lo despertarás y no queremos eso.
- ¿No?
- No, será mejor dejar que descanse, debe estar agotado de tanta diversión con Yoongi.
- Bueno, dudo mucho que esos dos se hayan divertido de maneras profanas - sonrió amplio el demonio hacia su amada quien le permitió acercarse hasta su cuello donde Hoseok comenzó a besar de manera húmeda, dejando pequeños rastros con la punta de su lengua, su aliento cálido haciendo estragos en Lilith - ¿sabes lo que pasaría si decidieran divertirse?
- Todo estallaría en una guerra entre el cielo y el infierno nuevamente.
- Te equivocas - gruñó Hoseok, haciendo que Lilith cayera de espaldas sobre algunas flores al haberla tomado por las muñecas, abalanzándose sobre ella. Con sus manos delineó cada curva perfecta de esa mujer que solo era de él, la única y perfecta, la destinada a ser la madre de los hijos del primer hombre, pertenecía ahora al infierno, era dueña del demonio más devoto -. Si ellos decidieran dejarse llevar, sería la mayor de las victorias para el infierno si un ángel cayera en las garras de nuestro señor. Porque este ángel nos fue entregado.
- Eso significaría que crearían la mayor de las blasfemias. ¿Qué nacería fruto de ese amor?
Hoseok amplió sus ojos al comprender las palabras de su amada, haciendo notar el fuego del infierno en sus pupilas cuando sintió el tacto ajeno en sus mejillas. Se regocijó al saber que ahora Yoongi tendría lo que una vez se negó a tener. Ambos demonios estaban demasiado ensimismados en atesorarse, tan perdidos en la pasión que lo único que los pudo detener fue un leve escalofrío que les recorrió completamente el cuerpo.
Ambos se observaron con intriga, como si en silencio preguntaran al otro si habían sido capaces de percibir aquello, asintiendo en afirmación cuando se dieron cuenta de aquello.
Se colocaron de pie, aun manteniéndose en silencio, dando vistazos hacia el ángel que seguía estando acurrucado en la cama de plumas. Lilith fue la primera en comenzar a sentirse extraña, su corazón ardía en fuego eterno, mientras que Hoseok podía percibir cómo el poder en él escapaba lentamente como si se drenara hacia un lugar, uno en específico el cual ambos demonios sabían.
- Taehyung - susurró Lilith antes de salir de la habitación, siendo seguida por Hoseok quien intentó darle consuelo ni bien notó el malestar en ella, no sin antes dejar cerrada la puerta de la habitación donde ahora dormía Jimin, asegurándose de que nadie fuera capaz de entrar.
- Espera por favor.
- No me pidas que me tranquilice - alzó la voz mientras que sus pasos la hacían avanzar con rapidez por los pasillos del palacio oscuro - es mi hijo del que estamos hablando.
- También es mío.
- No lo entiendes - regresó la mirada, una la cual Hoseok no había visto en mucho tiempo, estaba aterrada mientras se sostenía constantemente el collar que colgaba de su cuello, el cual contenía la sangre mestiza de Taehyung - algo está sucediendo con él, se suponía que estaría a salvo cuidando a ese estúpido ángel y ahora... siento como si su propia vida se extinguiera.
- Hey, no pensemos lo peor. Taehyung es un demonio maduro - se acercó a sostenerla de los hombros, regalándole una sonrisa, la cual surtió efecto de inmediato, pues Lilith se dejó abrazar por su amado ángel caído - quizá solo se encuentra de malhumor.
- Esto es diferente, lo puedo sentir
Lilith podía percibir a todos sus hijos, a cada uno de ellos, como si fueran fibras delicadas de su propio cuerpo, unidos con hilos irrompibles, ella sabía perfectamente cuando se encontraban alejados, cerca, realizando algún castigo o bien enfrentándose a alguien. La sensación de impotencia que estaba percibiendo la mujer no tenía descripción alguna, el único momento donde Taehyung estaba en peligro era antes de su madurez, así que no tenía lógica que algo así estuviera ocurriendo.
Aún se escuchaban las voces de Hoseok y Lilith fuera de la habitación, la discusión siguió por unos minutos más, sin embargo, a oídos del ángel no eran del todo comprensibles sus palabras, ¿quién era Taehyung? La curiosidad lo invadió al caer en cuenta que también hablaban de un ángel, ¿se trataría de él mismo? ¿Sería el encargado de cuidar que nadie se acercara al infierno?
El silencio desolador invadió el lugar, siendo este el momento en el cual Jimin decidió incorporarse, apreciando nuevamente el hermoso espacio que Yoongi había formado para él. Sabía muy bien que el señor del infierno, aunque lo negara, había estado creando cosas solo para hacerlo sentir a gusto.
Se sintió nostálgico y un tanto dolido al recordar las palabras de su creador, mencionando que él era el único que podría hacer que algo apareciera de la nada, todo aquel que se atreviera a dar vida, algo que no fuera previamente creado sería castigado para la eternidad, todo con el fin de no repetir los errores que había cometido con Yoongi. Ese poder le pertenecía completamente a él, así que ningún ángel tenía permitido el hecho de siquiera intentar hacer algo que no existiera antes.
Por supuesto, Yoongi era distinto, no se regía por las reglas del otro, había cumplido su condena, no tenía ataduras o castigos que le impusieran actuar de cierta forma. Jimin comenzaba a encontrar cierto gusto por conocerlo más, por saber qué ocultaba, por qué de pronto parecía tener esa chispa brillante de nuevo y no quería engañarse a sí mismo en creer que él era esa razón sin fundamento para volver a ser aquel gran señor.
Lentamente, comenzó a espabilarse del sueño en el que había estado sumergido, esperando encontrar aquellos ojos que fueron el último abismo que había visto antes de caer en esa ilusión. Se sentía perdido y al mismo tiempo angustiado como si una parte de él reviviera una despedida poco agradable.
- Veo que ya has despertado, de nuevo - la voz de Yoongi resonó en todo el lugar, haciendo que Jimin lo buscara con la mirada de inmediato, no logrando obtener ni un solo rastro del ángel caído - tan desobediente como siempre. Tan libre como solo tú lo puedes llegar a ser.
Jimin giró hacia un lado, donde creía haber escuchado más cerca la voz y vaya que no estaba equivocado, no solo el armonioso sonido de la voz de Yoongi estaba a ese lado, el demonio también lo estaba. Tan cerca, tan imposiblemente cerca, tanto así que el ángel le fue difícil no contener el aire, ahogando un jadeo ante la sorpresa, mientras que Yoongi le veía con cierto ápice divertido.
- Está aquí.
- Por supuesto, dónde más estaría.
- N-no lo sé - era imposible no ponerse nervioso cuando esos ojos lo veían con pecado, con esos labios entreabiertos y esa lengua paseando de lado a lado - es muy difícil saber si estará cuando despierte. Además, no pensé que después de lo que le mencioné- - mordió su labio, sintiéndose incómodo y avergonzado por cómo había actuado, la ansiedad comenzó a invadirlo, nunca sabía si esa calma se volvería un caos o simplemente lo dejaría pasar - lamento mi comportamiento.
Jimin se colocó sobre sus rodillas, encarando perfectamente hacia Yoongi quien se acercó lentamente, saliendo de las sombras donde su silueta se perdía perfectamente. El ángel comenzó a hacer una reverencia hacia él, para disculparse por lo que había hecho, sin embargo, el demonio llevó sus manos hacia el rostro ajeno para levantarlo y hacer que lo encarara.
Sus miradas se conectaron, el temor se encontraba plasmado en esos bonitos ojos puros del ángel, encontrándose con los fríos y oscuros de Yoongi quien le regaló una sonrisa. No le importaban sus actitudes, al final de todo Jimin tenía razón de comportarse como lo hizo, ¿quién creería que un demonio se enamoraría? ¿Quién pensaría que aquellas palabras eran reales?
- Siempre estuve aquí. No gastes tus energías en disculparte conmigo, no necesito eso - sonrió de lado al notar que el rostro de Jimin regresaba a iluminarse - no importa que parezca que te deje completamente solo, siempre sabré y estaré contigo.
- Incluso cuando esos dos lo estaban - cuestionó con un tono de reproche que le pareció divertido a Yoongi quien decidió darle un poco de espacio al ángel para respirar.
- Nada pasa aquí sin que yo lo tenga en mi conocimiento, incluso fuera del infierno sé lo que está ocurriendo - Yoongi podía percibir la agonía del mundo, la diversión en todo los demonios que rondaban la tierra e incluso la inusual debilidad en cierto mestizo, el cual llevaba muchas décadas sin pisar el infierno.
- ¿Lo sabe todo?
- ¿Por qué suenas tan sorprendido? - sonrió de lado, pues sabía perfectamente lo que pasaba por la mente del ángel - ¿crees que eso es exclusivo de él? - señaló hacia arriba, haciendo más que obvio de quién estaba hablando, Jimin intentó mentir, negando para darle la razón al ángel oscuro, sin embargo, la mirada contraria le advirtió que aquello no le agradaría -. Sé que él se ha encargado de hacerles saber que es todopoderoso, pero yo también lo soy. Además, no te dejaría solo por mucho tiempo, aun si eso me implicara hacer que mis súbditos hagan el doble de trabajo con tal de que cumplan ciertas responsabilidades que me permiten tener más libertad de estar a tu lado.
- No diga ese tipo de cosas - desvió la mirada de inmediato intentando no caer bajo los engaños de aquel ser oscuro, no quería que todo ese sueño en el cual estuvo durante todo ese tiempo se esfumara como el humo - parece que intenta convencerme...
Yoongi se acercó hasta él de nuevo, tomándolo de la barbilla, haciendo que le encarara nuevamente, sonriendo tan cálido como lo había hecho todas esas noches solo para él y por él. Como en cada una de esas ocasiones donde lo descubría observándolo disfrutar el mundo de los hombres, solo que ahora no había nada que les rodeara que robara la atención de Jimin, nada que no fueran esos ojos oscuros.
- Sé muy bien que puedo parecer un ser con habilidades para el engaño y que eso te pone en duda, pero tú eres algo difícil de ignorar una vez que te robas la atención de cualquiera.
- Dice palabras tan bonitas y encantadoras - apenas susurró Jimin, intentando no caer ante los encantos de Yoongi quien con una sola mirada lo alentó a seguir hablando -, pero cómo sé que no me está mintiendo.
- Quizá creas eso por lo poco o mucho que se rumorea de nosotros, pero créeme que cuando decimos la verdad tiene incluso más peso que cualquier palabra lanzada al aire - se acercó hasta casi rozar sus labios nuevamente, haciendo estremecer a Jimin ante el contacto casi nulo -. Cuando queremos algo, luchamos por obtenerlo a costo de todo. El querer se vuelve poder y el poder se hace más fuerte con el anhelo de tener eso, que nos enloquece, que nos alimenta, que nos mantienen vivos.
No lo sabían o quizá solo Yoongi podía asumir que eso entre ellos, aquello que se había unido a su destino milenios atrás era algo demasiado fuerte como una fuerza gravitacional que estaba ocasionando que todo se alineara perfectamente a su favor. A la orden del infierno, a los placeres de lo que era prohibido entre esos dos mundos diferentes que sin esperarlo comenzaba a converger tanto en el infierno como en la tierra.
- ¿Me dejarías mostrarte que mis palabras son reales?
- ¿Cómo haría algo como eso? - acotó Jimin, encogiéndose en su sitio cuando el demonio casi se avanzó sobre su cuerpo, cayendo apenas de nuevo sobre el lecho suave, teniendo tan cerca a Yoongi que sus manos picaban por tocar, su piel pedía sentir el cosquilleo del dolor provocado por el tacto ajeno.
- ¿Qué necesitas? ¿Qué es eso que dirías que te hace falta para saber que mis palabras son reales?
- Libertad... - Yoongi ladeó la cabeza, levantándose apenas, alejándose unos centímetros del ángel, quien lo detuvo en un impulso - quiero ser libre aun estando a su lado.
¿Quién era Yoongi para negarse a un pedido como ese? No desaprovecharía la oportunidad que se le estaba dando, mucho menos cuando poco a poco el infierno estaba tomando terreno en aquella batalla que se daba frente a ojos de todos y pasaba tan desapercibido.
Porque, en algún lugar del mundo humano, donde dos almas opuestas se encontraban creando el mayor de los caos existentes, Taehyung y Jungkook verdaderamente se divertían estando en la compañía del otro. El demonio había pasado años al lado de su ángel, enseñándole ciertas formas de diversión, las cuales poco a poco iban corrompiendo al dulce ángel quien ahora no podía evitar tocar constantemente a Taehyung quien amaba tentarlo para que le apretara el cuello hasta asfixiarlo o bien pedirle en muchas de las ocasiones que utilizara aquella cadena rota solo para causarle sufrimiento.
Muchas de las veces el demonio quitaba el listón del tobillo del ángel, dejando libre aquella atadura, la cual siempre tintineaba en el momento que Jungkook comenzaba a buscarlo por toda la casa, preocupado de hacer sufrir a Taehyung, aunque siempre lo encontraría en las manos del chico con una inocente mirada, sonriendo amplio cuando notaba la angustia contraria.
Todo iba demasiado bien, a pesar de que Jungkook con el pasar del tiempo se dio cuenta de lo inusual que era Taehyung, prefería hacer ojos ciegos ante la verdad que siempre estuvo frente a él. Porque sí, el ángel lo había descubierto castigando algunos humanos, esas almas podridas que no tenían salvación, las cuales eran vilmente torturadas por el demonio.
Le había visto en algunas ocasiones convertirse en una imagen que al ángel le aterraba o al menos así lo era en sus inicios; no se trataba de una simple silueta a la que Jungkook le temía a pesar de notar sus garras que eran tan afiladas que rasgaban con facilidad la carne, solía alimentarse de los cuerpos de sus víctimas mientras que la sangre tibia aún brotaba de las venas y arterias; sin embargo, jamás hizo algo en contra de Jungkook y siempre trataba de hacer todas sus fechorías a espaldas del ángel.
El verdadero temor radicaba en que su adorado protegido se convirtiera en ese ser oscuro y que él mismo no lograra salvarlo. ¿Cómo haría para que Taehyung no fuera condenado? No deseaba ser alejado, pero también necesitaba saber que todo aquello solo era producto de su imaginación, quizá de alguna pesadilla, o posiblemente de un juego de esos horribles demonios que intentaban alejarlo de su misión.
- Taehyung - le llamó desde la puerta de la pequeña casa que compartían a las afueras de una enorme ciudad. El demonio se encontraba en el jardín delantero, meditando bajo la luz de la luna nueva - entra a la casa, está haciendo demasiado frío para que te encuentres aquí.
- Estoy bien conejito - sonrió apenas, mirándolo por sobre su hombro, divirtiéndole la manera en la que el ángel se tensaba ante el llamado, siempre con las mejillas pintadas de rojo, ¿cuándo sería el día en el que vería sangre verdadera brotando de ahí? Aunque eso solo causaría dolor al bello ángel y harían que sus bonitos ojos dejaran de reflejar las estrellas - ¿me quieres hacer compañía? Quizá si me abrazas no pasaré frío, ¿qué tal un poco del calor de tus alas cubriéndome?
- Sabes muy bien que no se me permite mostrarlas, podrían volver a ocultarlas o incluso quitarlas - el puchero de Taehyung casi lo convenció y es que para el ángel era casi imposible no caer ante los encantos de esos ojos grandes que reflejaban perfectamente la luna - no quiero ser castigado nuevamente.
- No eres un ángel caído, Jungkook, eres un ángel protector que despertó sus poderes cuando llegaste a tu madurez divina. Por favor, me gusta sentir tu calor. Taehyungnie quiere sentirte cerca, muero de frío - se abrazó a sí mismo apenas, continuando con sus labios abultados.
Taehyung seguía estando sentado sobre el frío manto blanco, el cual a su alrededor dejaba de existir para dejar un círculo perfecto marcado con cinco flores del infierno, las cuales se encargaban de mantener controlado al demonio y sus poderes, era una forma para mantenerse en el mundo de los hombres sin necesidad de regresar al infierno.
Jungkook avanzó lentamente hacia él mientras que el demonio mestizo sonreía más amplió, esperando tener al ángel detrás de él, había encontrado cierto gusto culposo en que este lo abrazara porque el calor que producía las alas enormes de Jungkook siempre lo lastimaba y eso era algo que adoraba sentir. El dolor, el sufrimiento en su carne, la agonía de sentir que su corazón se detendría por todo lo que podía llegar a sentir le fascinaba.
Llevaban décadas estando juntos. Años en los cuales Taehyung no había visitado ni una sola vez el infierno, tiempo en el cual ni una sola tortura a sus víctimas conllevaba el que lo torturaran a él primero. Tampoco había acudido a esos lugares donde los hombres tenían gustos extraños por lastimar, asfixiar y hacer sufrir a sus parejas sexuales. El demonio podía alimentarse perfectamente de la energía de cada uno de esos tipos antes de hacerlos su próxima víctima.
Desde que Jungkook se había metido en su vida o él en la del ángel, había tomado la decisión de dejar todo eso de lado, ¿por qué? No era algún acto romántico por honrar al ángel, no, esto se remontaba a sus inicios, donde Jungkook no se despegaba de su lado ni siquiera para darse un baño de sangre. Poco a poco la costumbre de tenerlo a su lado se volvió algo más y ahora prefería encontrar su propia diversión a su manera.
- Está haciendo demasiado frío y tú apenas tienes una bata delgada para cubrirte - le susurró al oído el ángel, colocándose detrás de él, creyendo inocentemente que lo que hacía era proteger al demonio, quien se estremeció al sentirlo tan cerca, comenzando a sentir el escozor en su piel, quemando, ardiendo y sintiendo sus venas, empezando a romperse en su espalda - por favor entremos.
- No quiero, me gusta aquí. Además, es luna nueva, sabes muy bien que amo estar bajo ella en estas noches.
- Lo sé, pero no lo puedo permitir cuando es invierno - los ojos del demonio se abrieron lentamente para hacer consciente su alrededor - no puedo protegerte si todo el tiempo te expones a peligros.
- Siempre tan protector conmigo, eres un conejito muy adorable.
Lo precioso que te verías cubierto de sangre.
Aquel pensamiento llegó a Jungkook, en ocasiones le aterraba el hecho de que de un tiempo a la actualidad había logrado desarrollar su poder para saber lo que pensaban el resto de personas, entre ellos incluidos Taehyung, quien tenía ese tipo de pensamientos constantes. Eran aterradores, cada vez eran más escalofriantes. Si lo pensaba muy bien, quizá de ahí nacía la necesidad de hacer agonizar a otros hombres.
Quizá su preciado no tan humano Taehyung tenía consideración con él, ¿o esto solo era porque no lo había convencido de hacer ese tipo de cosas? La idea de pronto le asustó ¿Taehyung sería capaz de lastimarlo de esa manera? ¿Se atrevería a hacer aquellas atrocidades con él? Pronto su abrazo se aflojó, sus alas se plegaron hasta ocultarlas, haciendo que el demonio frunciera el ceño, girando para encararlo.
- ¿Qué ocurre? ¿Por qué tienes esa cara? - el demonio notó cierto brillo de miedo en los ojos de Jungkook, lo cual no le agradó en lo absoluto - ¿Jungkook?
- Taehyung - mordió su labio, intentando no decir lo que su mente pedía decir desde mucho tiempo atrás, acobardándose en cada una de las ocasiones al notar ese rostro gentil frente a él - tú-
- ¿Yo?
El ángel fue testigo del fuego que estaba reflejándose de nuevo en los ojos de Taehyung, el rojo tan intenso como la sangre de nuevo cubriendo el bonito color oscuro. No podía soportarlo, sabía muy bien que su adorado protegido después de reflejar de aquella manera solo podía significar que iría a hacer esas atrocidades.
Taehyung notó la incomodidad en Jungkook, se colocó de pie, dejando ver que debajo de aquella bata solo se encontraba su piel desnuda junto con un bóxer oscuro pegados a su cuerpo; sin embargo, eso no fue lo que observó el ángel con horror. Las marcas que existían en toda esa piel le asustaban, temía que fueran verdaderamente lo que tanto se negaba. No podía pertenecer al infierno, Taehyung no podía ser un demonio y si lo fuera, ¿él podría alejarse?
- Jungkook ¿qué ocurre? - intentó acercarse unos cuantos pasos, los mismos que el ángel se había alejado de él, pero de la misma manera en la que rompía distancia, Jungkook la hacía crecer - Jungkook.
- Tae, ¿tú serías capaz de lastimarme? - el desconcierto en la mirada contraria fue inmediata, la mueca que se asemejó a una sonrisa en los labios de Taehyung le hizo estremecer a Jungkook - ¿lo harías?
- Por supuesto que no, eres tú quien me protege...
- Pero si... - cerró sus ojos con demasiada fuerza, empuñando sus manos, bajando la cabeza para no tener ni siquiera un poco de la mirada contraria sobre él. Dio un paso más hacia atrás, tropezando apenas con el listón que cubría su tobillo, desatando la cadena de oro, haciendo que el tintineo lastimara a Taehyung.
Taehyung se cubrió los oídos de inmediato, no estaba lo suficientemente fuerte para soportar el dolor del tintineo; aún no se alimentaba de la sangre o el sufrimiento de alguien, debía consumir lo que fuera para obtener energía y así sobrevivir al lado de Jungkook, era una tortura el seguir a su lado, pero se trataba de una que gustosamente la repetía a diario.
Los pasos lentos de Jungkook acercándose no se detuvieron, a pesar de notar la angustia en el rostro ajeno, Taehyung extendió su mano hacia el ángel, mantenía una súplica latente en su mirada, quería pedirle que se detuviera, que no hiciera nada o bien que no se acercara, mas sus garras comenzaron a picar por comenzar a salir.
- Jungkook detente.
- Si algo oscuro existiera en ti, me lo diría, ¿cierto? - cuestionó aun no siendo consciente que con cada pasado que daba el eslabón seguía sonando, causando demasiado dolor en el demonio.
- Por favor, Jungkook, mírame, necesito que me digas qué ocurre - lo vio alzar la mirada hacia él con esos ojos azules brillando por las lágrimas acumuladas, su rostro sonrojado por soportar el llanto - ¿conejito? Por favor el ruido duele...
- ¿Me dirías si perteneces al infierno?
Aquella frase paralizó a Taehyung de seguir arrastrándose hacia Jungkook, quien pedía en silencio una respuesta, el mestizo sonrió de manera nerviosa. Quizá no era muy buen momento el estar teniendo esa conversación cuando se encontraba débil, llevaba mucho tiempo sin alimentarse, darse los baños de luna eran una buena fuente para él, mantener controlada el hambre, pero ahora...
- ¿Por qué piensas algo como eso?
- ¿Lo eres?
- No digas ridiculeces - mientras más negaba aquello, el ángel comenzaba a dudar más. Taehyung verdaderamente pertenecía a algo oscuro, no solo porque después de verlo salir de aquel círculo, él pudo percibir una fuerza diferente, sino también porque la imagen de Taehyung comenzaba a mostrar rasgos poco humanos - Jungkook hemos estado durante... mucho tiempo juntos ¿por qué ahora...?
- Por eso mismo lo digo - interrumpió de inmediato, deteniendo sus movimientos, estaba molesto por haberse dejado engañar así, aunque eso no le impidió proteger al demonio de la vista de los curiosos vecinos cercanos.
Era pasada la medianoche, la hora en la cual las almas sin salvación solían salir y unas pocas inocentes se encontraban con el mal mismo encarnado en demonios, acechando a sus alrededores. Jungkook se había encargado de rodear la propia casa con una barrera protectora, eso evitaba que Taehyung permaneciera protegido, nadie más que ellos y algunos hombres podían entrar; sin embargo, no podía ocultar todo de la vista de cualquiera que pasara ahí.
Así que, aun estando molesto, luchando con sus propios pensamientos, volvió a acercarse a Taehyung a paso apresurado, marcando un tintineo insoportable para el demonio, quien tapó sus oídos, intentando no escuchar el ruido que provocaba la cadena unida al tobillo de Jungkook.
- Vamos adentro - le mencionó en un tono tosco, Taehyung se estremeció aun sintiéndose débil por el hambre y por el ruido, se atrevió a negar en cuanto a sus fosas nasales llegó el aroma de una de esas almas podridas mezclada con el rico dulzor de la sangre de Jungkook - Taehyung.
- No me pienso mover hasta que respondas, ¿por qué preguntas ridiculeces? - el ángel se detuvo frente a él, con el rostro tan serio como nunca lo había notado - ¿Jungkookie?
El ángel lo tomó en brazos después de ser llamado, teniendo al demonio retorciéndose en el agarre, pidiendo una y otra vez ser bajado, quizá era una combinación de todo. El contacto de la piel con piel, el hecho de que el calor de las alas de Jungkook estaba siendo aún más intenso, quemando a Taehyung hasta un punto el cual no reconocía; o podía tratarse del incesante ruido que provocaba la cadena en el tobillo contrario lo que hizo al mestizo encogerse tanto, quedándose quieto mientras que Jungkook lo aferraba aún más hasta entrar a la casa donde ni bien estuvieron bajo el resguardo de esas paredes que bien podían esconder todo, no dudó en dejarlo sobre el sofá.
Se alejó unos cuantos pasos de Taehyung quien seguía estando adolorido, hecho un ovillo sobre la superficie blanda, Jungkook había visto muy pocas veces lo que ahora ocurría frente a sus ojos, pero ahora se negó a dejar de mirar. Pronto unas llamas rojas cubrieron el cuerpo del demonio, todas emanando de las marcas oscuras, comenzando a curar todo lo que estaba herido.
La sangre oscura que cubría la piel ajena pronto desapareció y fue entonces que Jungkook se dio cuenta del líquido negro en sus manos, la cual había brotado de la espalda de Taehyung, quien parecía estar agotado, jadeando por aire, abrazándose a sí mismo mientras que su verdadera imagen salía a la luz.
El cabello castaño de Taehyung se tiño de un intenso rojo, su piel comenzó a perder color hasta tornarse casi gris, bajo sus ojos aparecieron unas enormes manchas oscuras con ojeras pronunciadas, sus garras comenzaron a teñirse de negro debido a la propia lesión que se había provocado en el cuerpo.
- Tae-
Aquel llamado fue suficiente para conseguir la mirada del demonio, quien mantuvo el reflejo de la luna llena en sus ojos, tan oscuros como el vacío mismo. Esos ojos, que siempre habían sido las últimas esquelas que verían las almas torturadas por él, ahora estaban observando a su dulce ángel protector que le veía entre aterrado y dolido.
Quizá en un inicio, cuando empezaban aquella locura, Taehyung siempre anheló ver esa cara en el ángel, pero ahora que había pasado el tiempo, comenzaba a detestar que Jungkook le viera de esa forma.
- Jungkook - alzó su mano, notando de inmediato su mano con enormes garras, goteando sangre oscura, ocultándola de inmediato - puedo...
- ¿Explicarlo? Me gustaría eso... ¿Acaso no lo merezco? - cuestionó en un tono dolido, dudando entre acercarse al demonio o no, aunque la mirada culpable le advertía que quizá y solo quizá esto no era un engaño, esperaba que todo o lo poco que sabía sobre los demonios no aplicara para Taehyung - por favor necesito que me expliques. Eres un demonio, no es así.
- Sí, - Jungkook contuvo la respiración al sentir la esencia dulce emanando de Taehyung, esa que siempre surgía cuando el demonio usaba sus poderes o dejaba fluir su verdadera naturaleza -, pero prometo que nunca te lastimaría.
- ¿Alguna vez lo pensaste? - el dolor en su voz era como si se estuviera conteniendo, Taehyung dudó un poco en si era correcto mentir o no, pero qué más daba, la verdad estaba frente a Jungkook, ¿por qué omitir lo que pensó años atrás? - Tae-
- Solo al inicio - admitió, mientras que las llamas que aún estaban sobre su piel comenzaban a apagarse, quedando por fin sin rastro alguno de sangre o alguna herida abierta - prometo que...
- ¿Por qué?
- Fue por pedido de mi amo, solamente fue para mantener controlado a...
- No - negó frenéticamente, mientras se acercaba nuevamente a Taehyung, avanzando apenas tres pasos, notando de nuevo el sufrimiento en el demonio, ahora siendo consciente que era por el eslabón en su tobillo.
En un rápido movimiento rasgó parte de su camisa, envolviendo nuevamente el molesto color dorado. Su piel había aceptado aquel brazalete alrededor de su tobillo y parecía que se acoplaba perfectamente a él, aunque su propio cuerpo también comenzaba a absorberlo, pues con los años, junto con su madurez divina, logró poco a poco hacer que desapareciera.
Lo único que quedaba de aquel castigo era una pequeña argolla de la cual se sujetaba ese último eslabón, era el único tintineo que se escuchaba, apenas audible, pero igual de insoportable para el demonio. Jungkook envolvió de nuevo su piel, asegurándose de que el nudo no volvería a caerse, para así finalmente poder acercarse nuevamente a Taehyung, quien le veía de una forma extraña.
Tragaba duro y lento, sus colmillos comenzaban a sobresalir sobre sus labios, rasgando la piel, haciendo brotar sangre, la cual no podía evitar lamer con la punta de su lengua, haciendo brillar más sus ojos. El ángel se sentía dolido, ¿por qué? ¿Por qué se había dejado engañar de esa forma? ¿Por qué Taehyung le había mentido de esa manera? Y ¿por qué él mismo cuando notó lo que era imposible de ocultar prefirió seguir estando engañado?
Las manos cálidas del ángel se posaron sobre las mejillas del mestizo, el sonido de un siseo salió de los labios de ambos, por primera vez Jungkook sentía dolor al tocarlo, Taehyung estaba débil y aun así no permitió que el otro quitara su tacto, no importaba si le estaba lastimando, aunque este dolor verdaderamente le estaba haciendo sentir agonía.
- Hyung... ¿Por qué me mentiste? - cuestionó de nuevo el ángel, con sus ojos brillando en cúmulos de lágrimas. Taehyung le acunó el rostro y Jungkook intentó soportar el dolor que le provocaba el tacto, mas las gotas saladas que se derramaron por sus mejillas fue lo que provocó que el propio demonio se alejara, notando con horror los agujeros profundos en ambas manos - lo lamento.
- ¡Espera! - alzó ambas manos, mientras imponía distancia entre ellos - no puedo tocarte ahora - mencionó con demasiado rencor, una repulsión que no era dirigida a Jungkook sino más bien a la impotencia de ni siquiera él mismo poder evitar que el ángel sintiera dolor - estoy débil, necesito alimentarme para mantener una forma más... todo estará bien lo prometo, pronto volveré a...
- ¿Verte como los hombres? - Taehyung asintió, desviando la mirada para no encarar al ángel, no podía soportar decirle a la cara lo que hacía para poder mantenerse a su lado - por eso haces esas cosas horribles a escondidas.
- ¿Lo sabes? - le encaró de inmediato cuando escuchó aquella pregunta que no parecía cargada de rencor, sino que estaba llena de angustia. El ángel asintió sin más - ¿por qué no lo dijiste desde antes? ¿Por qué si sabías quién era...?
- Porque tenía miedo de no poder protegerte si sabía la verdad. Quería engañarme a mí mismo que esto solo era una mentira que me permitía quedarme a tu lado, pero... aún no entiendo, ¿por qué lo hiciste? Me mentiste todo este tiempo.
- Era para - qué sucedía si le hablaba de la razón principal, si le mencionaba que todo era parte de un plan para que no estuviera merodeando la entrada al infierno y el ángel de su amo estuviera sin pensar en él.
Taehyung entendía ahora al molesto ángel de Yoongi, ¿quién no caería rendido ante esos ojos llenos de inocencia y hambre de conocer el mundo que le rodea? Jungkook no se regía por las normas del cielo, era uno de los pocos ángeles creados para tener un libre albedrío, sin ataduras, sin seguir órdenes directas, solo siguiendo sus propios instintos para discernir lo correcto de lo malo, aunque durante su corta existencia eso haya estado demasiado errado.
- Se suponía que debía cuidar de ti - aquellas palabras parecían tener un efecto positivo en el ángel que de nuevo dejó que el demonio se acercara una vez más - por pedido de tu adorado hyung, yo debía protegerte.
- ¿Jimin hyung pidió que me cuidarán?
- Sí, mientras él está con el amo Yoongi - Taehyung dudó de nuevo en llevar sus garras al rostro ajeno, temiendo por primera vez hacer daño a alguien, genuinamente no quería ver brotar sangre de las mejillas rosadas de Jungkook porque si eso ocurría dudaba el ser capaz de poder contenerse.
El hambre comenzó a nublar su mente, de pronto la imagen de Jungkook derramando sangre por todas partes no le parecía una mala idea, poder alimentarse de la fuente principal que tanto se había negado a tomar le era imposible de ignorar en especial cuando el ángel de pronto dejó de lado todas las barreras entre ellos para abrazarlo. Dolía. Dolía en sus huesos, en su carne, en su propia sangre hirviendo, en su garganta, que ardía por beber algo de sangre para poder reponerse a sí mismo.
Estaba agonizando. Sus colmillos picaban por encajarse en la tierna piel, sus garras pedían desgarrar solo un poco de la carne para poder alimentarse, pero algo en su interior, un pequeño bicho en su cabeza le removió todos los recuerdos.
Jungkook cuidando de él en todo momento, no dejándolo solo, preocupándose por que se alimentara con comida normal, siendo tan ignorante del propio peligro que le rodeaba constantemente; todo eso que hizo a Taehyung no sucumbir a hacerle daño a él sino más bien saciar su sed con los cuerpos y sangre de resto del mundo, mejor probar la de otros y no la de Jungkook, pero ahora...
- ¿Por qué no me lo dijiste? - cuestionó el ángel aferrándose al cuerpo contrario, de pronto sintiendo un aroma azufre emanando de la piel contraria, dándose cuenta de que la piel de Taehyung comenzaba a supurar líquidos extraños - Taehyung.
- Jungkook, aléjate.
Con la poca fuerza de voluntad que aún mantenía en él alejó lo suficiente al ángel, manteniendo una distancia prudencial. Por supuesto que no haría falta esforzarse tanto para llegar a él, pero si Jungkook se mantenía en ese sitio, tan alejado como le fuera posible, al menos así Taehyung podría recobrar el sentido, sería fácil el salir de la casa en búsqueda de alguna pobre alma desafortunada y así por fin terminar con aquella agonía.
- Tae, por favor...
- He dicho que te alejes - el fuego en su interior lo estaba consumiendo y pronto no podría resistir, no se controlaría y todo se vendría abajo. Alzó la mirada hacia su ángel protector, mientras que algunas lágrimas oscuras caían por sus mejillas - por favor, te lo pido, solo vete.
- No.
- Jungkook...
- No, hyung - tragó duro, aun inseguro de lo que debía hacer - ya viví esto una vez. Jimin hyung fue llevado al infierno por mi cobardía al no detenerlo... - el demonio sonrió dejando ver claramente sus colmillos sobresaliendo.
- Aunque lo hubieras intentado, eso debía pasar, estaba marcado su destino en las estrellas - su sed casi lo hizo flaquear intentando abalanzarse nuevamente sobre el ángel - ahora vete de aquí, ¿no estabas molesto? ¿No te sentías dolido por mi engaño?
- Aun así, no me harás dejarte solo.
- Jungkook soy un demonio de acuerdo. Mato, torturo y me alimento de los hombres que son condenados al infierno eterno.
- Lo sé, por eso es que siempre escapas de mí cada cierta cantidad de tiempo. Me doy cuenta de todo. Incluso del tiempo en el que hemos estado juntos, han sido décadas y tú... te sigues viendo tan hermoso como la primera vez que te vi.
Taehyung abrió los ojos, completamente sorprendido de lo que escuchaba, era divertido y al mismo tiempo tan enternecedor el hecho de que Jungkook siempre le regalara palabras tan bonitas. Estaba acostumbrado a que lo llamaran como una zorra cualquiera, que lo golpearan para luego tener una buena dosis de sexo duro, pero a lo único que se había atrevido aquel ángel era a rozar su mejilla y decirle lo bonito que era.
El dolor regresó a él y el hambre lo hizo encogerse en su sitio, teniendo tan pronto a Jungkook a su lado para auxiliarlo, no pudiendo evitar que se acercara, tampoco logrando convencerlo de soltarlo, pues el ángel de inmediato lo aferró a su cuerpo, protegiéndolo entre sus brazos, sintiéndose contrariado por los gritos de agonía que desgarraban la garganta de Taehyung.
- Por favor dime cómo ayudo, ¿qué hago?
- No p-puedes...
- Claro que puedo, solo dime qué hacer - Taehyung estaba entre los brazos de Jungkook encogido, evitando mirar hacia el ángel que lo observaba con súplica.
El demonio se atrevió a encararlo, dejando por fin el fuego frente aquel océano profundo, estaba aterrado por no saber cómo ayudar y de pronto el mestizo perdió el control de sí mismo. Sonrió tan amplio al dejarse llevar por sus instintos oscuros que no dudó en llevar su mano hacia la mejilla de Jungkook, quien esperaba pacientemente por una respuesta.
- ¿Me quieres ayudar, dulce ángel mío? Aun si eso implica hacer algo terriblemente repugnante que te cause pesadillas por el resto de la vida.
- Sí, haré lo que sea.
- Sangre - mencionó, haciendo brillar mucho más sus ojos, las marcas en su piel comenzaron a tornarse de un rojo intenso en vez del negro característico - necesito alimentarme.
- ¿De sangre? - el demonio ronroneó una afirmación mientras se acercaba más a Jungkook, quien no pudo evitar quedarse quieto ante tanta cercanía, sentir el aliento casi hirviendo de Taehyung sobre su piel, le hizo temer y al mismo tiempo estar confundido.
- Solo un poco de sangre. Una víctima...
- No puedes matar a nadie. No dejaré que hagas algo como eso, no de nuevo.
Tan pronto como eso llegó a los oídos de Taehyung, este se abalanzó sobre el ángel, haciéndolo caer al suelo. El mestizo comenzó a frotarse de manera lasciva sobre el cuerpo ajeno, comenzando esa danza hipnotizante para él mismo antes de alimentarse de cualquier alma la cual devoraría. Jungkook sintió el calor creciendo en su propio interior, el retumbar de su propio corazón acelerándose, mientras que el olor a azufre se dispersaba para dejar el característico y único olor dulce de Taehyung.
Sus manos se acoplaron a la cintura ajena, haciéndolo gemir de inmediato al tener el tacto ajeno. El ángel, aun con movimientos temblorosos, pasó la yema de sus dedos por la espalda ajena, escuchándolo susurrar cosas que no comprendía, sin embargo, los movimientos ajenos no se detenían, despertando en él algo diferente, algo prohibido, algo que lo estaba poniendo demasiado nervioso.
- Tómame ángel. ¿No me quieres ayudar? Vamos, solo debes hacer eso por mí - lamió la piel del cuello de Jungkook, justo donde debería estar una arteria principal, encontrando absolutamente nada, ni siquiera un pulso acelerado - por favor - suplicó de nuevo - lastímame, tócame, golpéame.
- No haré eso - la voz ronca de Jungkook hizo gemir a Taehyung, pero al mismo tiempo se sentía tan vacío por la falta de acción - si necesitas alimentarte, solo hazlo - el demonio paró sus movimientos, entrando un poco en razón al escuchar a Jungkook hablar así de tranquilo - no mates a nadie, toma lo que necesites de mí.
Le veía de esa manera tan dulce, tan inocente que de pronto el deseo y el hambre voraz pasaron a segundo plano cuando el ángel le acarició la mejilla para que lo encarara. Le regaló esa sonrisa amable que Jungkook siempre hacía cuando le estaba concediendo hacer algo, pero en ese momento, Taehyung no podía aceptar que su ángel le diera así de fácil lo que tanto anhelaba.
Debía hacerlo suplicar, rogar e implorar para que lo alimentara, que le mirara con desprecio, debía golpearlo hasta el cansancio hasta que el mismo demonio se ganara su alimento, pero no, de nuevo estaba siendo tan benevolente que simplemente se encontraba exponiendo su cuello para que se alimentara.
- Estaré bien - murmuró apenas, llevando su mano de la mejilla ajena hacia la nuca de Taehyung, comenzando a acercarlo tanto a su rostro que el demonio llegó a pensar que le daría una probada de sus labios, pero Jungkook solo mostró la piel de su cuello, dejándolo justo ahí - puedes tomar lo que necesites. Estaré bien lo prometo.
Quiso negarse, de verdad que lo intentó, pero la mano de Jungkook no le dejó levantarse de su sitio, mientras que este le susurraba que todo estaría bien, el hambre golpeó de nuevo a Taehyung cuando aspiró la piel expuesta, sus colmillos se asomaron aún más llegando a raspar apenas, logrando sacar un hilo fino de sangre.
No era roja como la de los humanos, era entre transparente y casi blanca, como un líquido perlado, tan blanco como el mismo cabello de Jungkook. Taehyung susurró una disculpa por hacer aquello.
- Gracias - mencionó un segundo antes de clavar por fin sus colmillos en el cuello ajeno, comenzando a succionar en el preciso instante que el líquido rozó su lengua.
El ángel cerró con fuerza sus ojos mientras que hacía puños en la bata de seda negra que apenas cubría el cuerpo ajeno. El demonio aún esperaba sentir un poco de ese característico dolor mientras se alimentaba de la sangre divina, pero en vez de eso, el escozor en su piel, las heridas que estaban supurando dejaron de doler, comenzando a curar.
En su espalda aparecieron llamas doradas, creando nuevas marcas diferentes, mientras que él se encargaba de obligarse a sí mismo de detenerse, lamiendo las heridas provocadas por sus propios dientes en el cuello ajeno, la respiración errática de Jungkook era muy diferente a la de cualquier víctima. Sus manos tan solo estaban dando pequeños toques como si le consolara, mientras que sus alas habían vuelto a aparecer para refugiarse en una especie de capullo, donde eran invadidos por la luz que irradiaba el demonio.
- Tae - el eco de la voz del ángel le llamó, las lágrimas del demonio comenzaron a correr por sus mejillas, sintiendo una inexplicable euforia y terror, porque aquello que se había negado por años en probar ahora era parte de él mismo - ¿estás bien?
La mirada del demonio se posó sobre él, aún mantenía ese rojo brillante en su cabello, y sus ojos estaban pintados de un rojizo intenso que poco a poco iba tomando pequeños destellos dorados. Jungkook suspiró al notar que el mestizo regresaba poco a poco a la normalidad, a esa imagen delicada que tanto adoraba. No se contuvo de tocar el rostro ajeno, quitando el leve rastro de su propia sangre de la comisura del labio ajeno.
- ¿Cómo te sientes?
- ¿Mejor? - parecía estar confundido, Jungkook podía comprender aquello, pues había visto a Taehyung entrar en pequeños episodios de frenesí luego de alimentarse, algo que siempre ocurría y que solo podía calmar si llevaba a cabo actos sexuales con prácticas violentas o llegando a comer la carne viva, pero ahora... - ¿qué fue lo que ocurrió?
- Te alimentaste - mencionó con obviedad, comenzando a acariciar el cabello rojo, el cual se sentía demasiado caliente, aunque con su tacto todo ese fuego se iba aplacando - ¿te sientes menos débil ahora?
Taehyung fue consciente del lugar en el que estaba, sintiendo el cuerpo ajeno, la piel contraria no lastimaba en lo absoluto. Su espalda se sentía fría, a pesar de que estaba en completo contacto con las alas de Jungkook, miró por sobre su hombro, no sabiendo cómo reaccionar ante lo que veía en su espalda, un leve atisbo de algo extraño. No, no era extraño, solo un tanto peculiares como si el mal estuviera siendo resguardado por la pureza de un bien.
Unas alas extrañas estaban completamente plegadas a su espalda y mientras más cerca estaba de Jungkook dejándose caer sobre su pecho, aquellas extrañas cosas se unían a su piel como si fueran unas nuevas marcas hasta estar completamente ocultas bajo su piel. Pudo sentir cómo todo se removía en su cuerpo hasta que por fin se llenó de una irreconocible paz.
- Tae-
- ¿Qué me hiciste? - cuestionó sin más, quitándose de encima del ángel, incorporándose de inmediato, comenzando a verse a sí mismo. Sus manos, sus brazos, su torso, todo estaba normal, como siempre - ¿qué hiciste?
- Nada. Solo te alimenté, no quería que le robaras la vida a nadie más, así que me sacrifiqué por ti.
- ¿Sacrificio? - el ángel asintió a secas, incorporándose junto a Taehyung, sentándose a su lado en posición de loto, mientras que el demonio seguía sin saber qué había ocurrido - creo que ahora estarás mucho mejor. La sangre divina cura todo, aunque en ti dudo mucho que pueda quitar tu lado demonio - la mirada aterrada de Taehyung hizo que el ángel le mirara con calidez - sé que no eres del todo un demonio, puedo sentir tu sangre humana corriendo por tu cuerpo.
- Sangre mestiza - acotó el demonio con veneno en cada palabra - una sangre odiada.
- Pues a mí me parece que es la mejor combinación de todas, porque así puedo decir que no me dejé engañar por un demonio. Podré mencionar... si un día llegan a descubrirme podría decir que me sacrifiqué por tu lado humano y no por eso oscuro en ti.
Le acarició la mejilla con parsimonia, haciendo suspirar a Taehyung, puede que disfrutara el dolor en demasía cuando se trataba del tacto del ángel, pero ahora era completamente diferente. Dejaba un cosquilleo en su piel al cual le tomó cierto gusto con facilidad. Jungkook acunó el rostro ajeno con tanta ternura, como si aquel ser oscuro que minutos antes estaba a punto de salirse de control ahora fuera la criatura más frágil del mundo.
Se acercó lentamente hasta él, aprovechando que el demonio mantenía sus ojos cerrados, ronroneando y casi jadeando, disfrutando el toque de su ángel que no pudo reaccionar. Jungkook se detuvo a escasos milímetros de los labios contrarios, aspiró el aroma dulce emanando del demonio, era como una droga adictiva, como las fragancias de esas flores infernales que tanto se obstinaba en cuidar para Taehyung, porque solo quería demostrarle que de igual manera lo podría cuidar.
Titubeó en sus movimientos y fueron aún más torpes cuando notó que esos ojos rojos como la sangre ahora con destellos de oro le observaban como si leyera perfectamente su esencia divina, cosa que sin esperar más Taehyung se abalanzó sobre el ángel, lamiendo con apenas la punta de su lengua los labios contrarios.
Se había sentido como si una estrella explotara en el interior de Jungkook, como si miles de constelaciones y galaxias se arremolinaron en su interior para hacer que ese simple toque lo llevara a un encuentro con los contrarios. Como si fuera un encuentro gravitacional, como si Taehyung le llamara a acercarse más y así lo hizo.
Enredó sus dedos en el cabello contrario, haciendo que el demonio sonriera por los miles de escenarios imaginarios violentos que pasaron en su mente, pero solo recibió dulces caricias, mientras que los delicados labios de Jungkook creaban una danza titubeante, como si pidiera permiso una y otra vez, en cada una de las repeticiones se atrevía a más.
Más contacto, más encuentros, más movimientos... y cuando la punta de sus lenguas se encontraron no hubo marcha atrás, no había nada que detuviera a Taehyung de subirse a horcajadas sobre Jungkook quien seguía pasando sus manos por todo el cuerpo ajeno, sintiendo pequeñas elevaciones en la espalda ajena.
- Qué esperas, puedes lesionarme todo lo que quieras.
- No lo haré - el ángel se quejó ante la mordida un tanto brusca que recibió en su labio, la cual ardió cuando Taehyung rasgó la piel obteniendo un poco más de esa preciosa sangre - no puedo herirte, no deseo eso.
- Pero lo puedes hacer - jadeó apenas, moviéndose en un vaivén lento que les sacó un jadeo a ambos - es muy fácil, solo pasa tus uñas con fuerza en mi piel o pon tus manos aquí - tomó aquellas manos que se mantenían en un recorrido gentil para colocarlas alrededor de su cuello comenzando a apretar el mismo - justo así.
- No.
- Por favor... ¿Puedes? - gimió desesperado por no poder sentir el placer que tanto conocía.
- Taehyung, eres demasiado precioso para mí como para lastimarte. Te atesoro como el mejor regalo que pudo darme el creador - el demonio dio un último beso tosco y brusco, buscando una reacción diferente en el ángel, mas este no hizo nada, frustrando finalmente a Taehyung, quien frunció su ceño, aun manteniendo una respiración agitada para finalmente bajarse de aquel sitio cómodo.
Se sentía fastidiado con la situación, quizá su hambre se había calmado más no su desenfreno por sentir el placer que tanto amaba. Le dio la espalda a Jungkook, quien observó un tanto dolido el rechazo del demonio, notando cómo la delicada bata estaba rota, dejando ver las marcas nuevas en el cuerpo de Taehyung. Era algo hermoso, solo que ahora estaba en esa piel.
Si bien anteriormente había notado los rastros de latigazos en su espalda ahora habían cambiado. Las marcas frescas formaban una gigantesca flor naranja, muy hermosa, mientras que a los lados las marcas negras de lo que eran sus nuevas alas se acomodaban perfectamente para hacerse ver como las hojas de la planta.
- Tae, por favor, no te alejes de mí.
- Es que no entiendo por qué no puedes hacer algo tan fácil...
- Para mí no es sencillo el siquiera pensar en dañarte - murmuró el ángel lo suficientemente cerca del demonio, llevando su tacto hacia la piel desnuda, delineando la imagen, haciendo que Taehyung se estremeciera - por favor no me pidas algo como eso cuando yo solo siento amor por ti.
- Mi manera de sentir amor es diferente.
¿Puedes intentar al menos dejarme amarte a mi manera? - Jungkook se atrevió a dejar un beso delicado en el hombro de Taehyung, mientras que sus dedos seguían acariciando la piel de la espalda, sintiendo las elevaciones de las marcas antiguas siendo ocultas por nuevas.
- ¿No puedes lastimarme solo un poco?
- Nuh uh - negó de inmediato dejando pequeños besos en la nuca de Taehyung -
- ¿Unos cuantos golpes, amordazar, ahorcarme o lesionarme hasta hacerme sangrar?
- ¿Tú quieres eso? - el demonio ronroneó una afirmación mientras que Jungkook llevó sus brazos alrededor de la cintura contraria - y si mejor hacemos las cosas lentas y con amor, ¿te gustaría también verme lleno de golpes y sangre?
El demonio regresó la mirada por sobre su hombro, encontrándose directamente con esos ojos llenos de amor, súplica y un poco de inocencia. Con esos mechones blancos cayendo por sobre sus ojos, junto con sus labios abultados, dejando uno que otro beso.
- Tal vez.
- Taehyung.
- Está bien, nada de sangre, pero me alimentarás ¿cierto? - el ángel asintió de inmediato ante aquel pedido - ok podría intentar, aunque te advierto que me aburriré.
- Prometo que no - lo abrazó con demasiada efusividad y un poco de fuerza, Taehyung desea que fuera aún más para sentir sus huesos crujir hasta el punto de romperlos, pero estaba bien, sentir ese tipo amor estaba bien.
Al menos para el pensamiento de aquellos seres, todo lo que les rodeaba, lo que les permitiera permanecer cerca del otro, se encontraba más que bien, pero no eran conscientes y mucho menos conocían que todo aquello estaba completamente mal, que era repudiado por cierto ojos divinos y algunos otros pertenecientes al infierno. Ese sacrificio solo había marcado el inicio de una enorme pelea. Nada bueno nacería de eso.
Bonitas tardes, días o noches personitas bellas, volví con un poquito del taekook en esta historia, se nos está revelando el tierno angel y ahora quiere alimentar al mestizooooo.... espero esten disfrutado la historia tanto como yo... ya casi vamos entrando a el ocaso de la historia falta poco creo, pero mientras tanto les agradezco por el apoyo que ha tenido, fue mi primer intento de una historia Yoonmin y estoy orgullosa de como va quendando.
Purple hearts Personitas bellas!!!!!
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