⊱𝔖𝔢𝔭𝔱𝔢𝔪⊰
En aquella habitación donde un ángel comenzaba a sentirse cómodo con todo a su alrededor, pronto se dio cuenta de que quizá y solo era una suposición de que su estadía en el infierno no era del todo mala, tampoco sería un castigo o bien un sacrificio de amor. Estaría alejado de Jungkook con tal de cuidarlo, pero verdaderamente aquello había pasado a segundo plano con el correr del tiempo. Sabía que el valor del sacrificio era pagado con creces, pero Jimin había dejado de importarle eso mismo tiempo atrás.
No podía interesarle menos el hecho de agradar a sus superiores, no cuando estaba rodeado de una extraña paz.
Podía decir que el aroma dulce de esas flores le parecían muy familiares, lo recordaba de algunas ocasiones mientras paseaba por el jardín del Edén; en otras oportunidades cuando fue desterrado para vagar en la tierra de los hombres sin tener una razón para existir siempre le acompañó como un recuerdo latente; cuando por fin se le entregó la tarea de proteger a los humanos como el ángel desterrado que era fue como una dulce bienvenida a su nueva tarea.
A donde sea que estuviera, ya fuera en un bosque, en el desierto, al lado de alguien que estaba a punto de fallecer, en las peores enfermedades de la humanidad, ese aroma siempre estuvo a su lado, reconfortando cada vez que se sentía asustado.
¿Qué quería decir aquello?
- Sabías que estas flores fueron la primera creación de nuestro amo y señor de las tinieblas - mencionó el demonio a su lado, por quien no estaba interesado en prestarle atención, y Hoseok se había rendido en recordarle todo el tiempo que estaba ahí gracias a él, así que la dinámica entre aquel ángel y el demonio se limitaban a pequeñas conversaciones, sobre todo y nada, quizá con un poco de énfasis en el hecho de no hacer olvidar a Jimin que Yoongi siempre se encontraba presente aun sin estarlo -. Esta flor es un símbolo importante para todos nosotros porque le fue entregada una de ellas a cada ser angelical que era digno de obtener algo de él. ¿Tú has recibido una de estas? O al menos, ¿sabías de su existencia?
- Nunca, esta es la primera vez que la veo, aunque su aroma es algo con lo que estoy familiarizado.
- ¿Sí? Y cómo alguien como tú puede conocer el aroma de la flor del infierno.
- No lo sé, solo estaba ahí, siempre, a donde fuera lo encontraría, aunque también estaría el dolor y sufrimiento - su voz fue baja al mencionar lo último, pues en cada escenario salía a relucir que eran momentos donde los hombres se comportaban de manera agresiva, guerras, sufrimiento, enfermedades o incluso la propia rebelión en el cielo - llegué a pensar que solo auguraba un mal presagio.
- Quizá solo atraigas la mala suerte - el ángel le observó de manera indignada haciendo reír a Hoseok mientras que él se encargaba de cortar una de esas hermosas flores, obteniendo el mismo resultado de siempre, el que aquella bella creación muriera en segundos -, estamos hechos para algo, creados para cumplir una misión, pero está en cada uno elegir el camino cuando lo descubre. Probablemente eres defectuoso.
El demonio estrujó la flor marchita entres sus garras, volviéndola cenizas con facilidad. Dejó caer los restos oscuros al suelo. Regresando a convertirse en el polvo del cual nació, lista para cumplir con su deber para alimentar al resto de Flores que aún vivían, tan espléndidas y llenas de color.
- ¿Por qué hizo eso? - cuestionó sin más Jimin, sintiendo un dolor extraño al ver cómo una de esas bonitas creaciones que tanto se esmeró en cuidar ahora se convertía en nada.
- ¿Qué cosa? Oh, te refieres a la flor, bueno, solo apresuré un poco su misión. Al morir, cada creación o ser vivo está destinado a ser alimento del resto, ayudando así a mantener un equilibrio. Es una simple flor para ti, no debería importarte mucho. Además, pienso que tu tiempo aquí también debería comenzar a reducirse.
- Eso es muy cruel.
- Qué esperabas, halagos de mi parte por robarte la atención de nuestro señor. Soy un denomino, ángel, se supone que tú y yo somos enemigos, sin embargo, aquí estás.
Hoseok se puso de pie una vez más, dejando que Jimin siguiera observando las flores como si fuera lo más interesante del mundo, intentando que de alguna manera sus palabras no calaran en lo profundo de su ser. Los pasos del demonio quemaron algunas de las flores, ardiendo en llamas y otras se pudrieron ni bien las acarició con su garra. Esto era justo lo que sucedía siempre, no importaba cuantas veces Lilith le mostrara una de esas, el resultado era el mismo.
No se explicaba cómo era posible que aquel ángel sostuviera los pétalos de flores con tanta gentileza, sin hacerles daño, sin que la propia flor se corrompiera, quizá era la propia naturaleza del ser divino, muy probablemente esa era la verdad absoluta de todo eso. Vida y muerte, encontrándose para crear un perfecto equilibrio.
- Respóndeme algo, ángel - Jimin de inmediato regresó la mirada hacia el demonio que parecía ignorarlo -. Dices que este aroma lo encontraste en todas partes - una afirmación le fue dada, el demonio lo pensó por algunos instantes antes de seguir -, pero aún no me has explicado, ¿cómo es posible eso? Mi señor no puede tocar el paraíso.
- No fue en el cielo donde percibí el aroma - negó de inmediato, encarando una vez más al demonio, notando ese semblante altanero y poco receptivo ante sus palabras, como si lo juzgara constantemente - fue aquí, en la tierra.
- ¿Aquí?
- Sí...
Un escalofrío le recorrió la espalda al ángel advirtiendo de cierta presencia, provocando que sus alas salieran sin más como una manera de protegerse de aquel ser oscuro que atravesó la puerta de la habitación dejando ver a Yoongi con una mirada fría, su brazo aún sangraba mientras que sostenía aquel frasco en forma de alas, donde estaba oculta esa pequeña oscuridad perteneciente al ángel. El ser oscuro podía percibir el latido de esto llamando a su contraparte, eso solo lo hizo sonreír a medias.
Con un gesto simple hizo que Hoseok saliera del lugar, mientras que entre ellos, con solo una mirada y un par de palabras que atravesaron la mente del demonio menor, lo hicieron sonreír.
Está hecho, Taehyung tiene su ángel.
Una sonrisa de lado se dibujó en el rostro de Hoseok, saliendo por fin de la habitación para darle privacidad a esos dos. Yoongi se veía un tanto sorprendido al ver de nuevo las alas desplegadas del ángel, cubriéndolo por completo, dejando un pequeño espacio de por medio para mirar entre sus plumas. Se asemejaba a un capullo de flor, o el de esos molestos insectos voladores que utilizaban crisálidas para transformarse en algo más vistoso y vanidoso. El solo pensamiento de Jimin dejándose llevar por su porta naturaleza hizo que Yoongi se regocijara, casi al punto de quebrar esa imagen impenetrable.
Avanzó unos cuantos pasos, aunque su andar se detuvo al notar el desastre de lo que fue el encuentro del ángel y su mano derecha. La mueca de molestia no pasó desapercibida por Jimin quien temió haber despertado la ira contraria, ocultándose nuevamente entre sus alas, cubriendo sus ojos con sus manos.
- ¿Qué haces oculto? - un escalofrío recorrió el cuerpo de Jimin, podía percibir la presencia ajena a su alrededor, aun sabiendo que el demonio se encontraba a unos cuantos pasos alejados de él, ¿esta era la fuerza de su presencia? Hoseok tenía razón, Yoongi siempre estaba presente, aún más de lo que le gustaría -. Sal de ahí. No te haré daño.
- Señor Yoongi - la imagen de aunque ser angelical era digna de corromper, así como de idolatrar y amar en todo su esplendor, Yoongi solo quería poseerlo para él. Jimin comenzó a mostrar poco a poco su rostro con sus alas, abriéndose apenas - no sabía que era usted.
- Me parece que tus alas lo sabían - las señaló con su garra goteante, sorprendiendo al ángel, quien no dudó en aproximarse a él, con una mirada preocupada y tomándole la mano, retirando su tacto en el momento que su tacto dolió, ardió y quemó gracias que aquel líquido negro y espeso estaba hirviendo - lo lamento, ¿te lastime?
- Quema.
- Ah, eso. Sí, mi sangre suele ser muy tóxica, una vez sale de mi cuerpo, comienza a ser más cálida hasta parecer que está en un punto de ebullición - alzó de nuevo la garra frente al ángel, notando cómo el líquido que caía efectivamente no dejaba de burbujear al tocar al suelo - es muy práctico cuando quiero torturar a alguien.
- ¿Tortura a las almas con su sangre?
- ¿Por qué te sorprende algo como eso? - Jimin abultó sus labios, decidido a que no tomaría importancia de lo que estaba sucediendo, rasgando su túnica, la cual ya estaba más que sucia debido a su travesía por aquel túnel donde se encontraban las almas suicidas; Yoongi no pudo evitar alzar su ceja al ver el acto del ángel, rompiendo gran parte de su vestimenta, dejando ver sus pies descalzos - ¿qué haces?
- Quédese quieto, no puede estar con una herida abierta así sin más.
El ángel comenzó a vendar con cuidado el antebrazo de Yoongi el cual comenzaba a sanar, lo haría con mayor rapidez si el demonio lo decidiera, pero amaba sentir el dolor provocado por él mismo. El tacto gentil de Jimin lo desconcertó, pues tuvo todo el cuidado de no rozar sus manos con su piel, esperó tener una reacción por sus marcas negras, pero nada de eso sucedió.
Por el contrario, fue como si el mismo tiempo se detuviera alrededor de ellos y solo existieran ellos dos en ese pequeño espacio, donde Yoongi se dio a la libertad de apreciar cada facción del ángel, definitivamente había madurado, el llegar a su primer milenio de vida los hacía lucir una imagen definida de cómo serían por el resto de su vida; sin embargo, la visión actual era algo que no le agradaba del todo al demonio.
Las mejillas de Jimin estaban pálidas, muy diferentes a cuando lo vio por primera vez entrando en su reino, la piel del ángel estaba un poco sucia por el recorrido de las lágrimas, aquello le recordó que él mismo tenía un poco de sus lágrimas en su rostro, cosa que también se encargó el ángel de quitar con otro trozo de tela de que tomó sin pensar en lo poco cubierto que estaba quedando.
Tomó un poco del agua del arroyo, causando cierto recelo en Yoongi quien no era partidario de tocar algo que estaba expuesto a las lágrimas de un ángel. Era agua bendita en su estado más puro, aquello solo le lastimaría, comenzó a dudar de las intenciones de Jimin de solo pensar que quizá el acto no sería tan inocente.
- Detente, ¿qué crees que harás con eso? - cuestionó mientras le sostenía la muñeca, alejando la mano de Jimin de él, la cual aún sostenía en un puño la tela empapada en agua - ¡Responde!
- Me lastima - masculló el ángel, soltándose del agarre ajeno, el cual no puso mucha resistencia. Jimin comenzó a frotar su piel al sentir el molesto ardor, sintiendo alivio cuando pasó la tela sobre su herida, notando lo rápido que sanaba - ¿por qué siempre debe ser así?
- ¿Así cómo?
- Agresivo. Parece que piensa que le haré daño, solo quiero limpiar su rostro de la sangre que salió de sus ojos - Yoongi desvió la mirada, mientras empuñaba aún más el frasco con aquella esencia oscura, sería tan fácil obligar al ángel a beberla, pero nada le aseguraba que sobreviviera - por favor, solo quiero cuidar de usted. Solo es un poco de agua, le prometo que no tomará mucho tiempo.
Jimin tomó un poco más de agua, asegurándose de empapar muy bien la tela, pidiendo de manera silenciosa la mano ajena, la cual le fue extendida con cierto recelo. El ángel dejó caer unas cuantas gotas sobre la palma de Yoongi quien se obligó a sí mismo a no quitarse de ahí, sintiendo la calidez del agua cayendo sobre su piel.
- Lo ve, es completamente inofensiva. Ahora déjeme quitar la sangre.
Nadie más que sus conocidos había sido buenos con él, ni siquiera podría decir que las acciones de los otros fueran desinteresadas, nunca como las de Jimin quien terminó su tarea con una bonita sonrisa, embelesando al señor de las tinieblas, haciendo que evitara mirarle al notar el sonrojo en el ángel cuando cruzaron miradas.
El aroma dulce de las flores a su alrededor lo distrajeron lo suficiente como para darse cuenta de que las pocas plantas propias de su creación ahora se habían multiplicado llenando la habitación, él no había dejado así el lugar, quizá solo algunas de esas plantas había dejado crecer porque notaba que le gustaba eso a Jimin, no se veía incómodo con la fragancia y aun ahora con todo eso lleno y plagado de la flor, el ángel se veía feliz.
- Pensé que ustedes sanaban muy rápido - el ángel rompió aquel silencio, regresando a Yoongi a ese momento que estaba viviendo, sintiéndose extraño, porque desde que llegó el ángel habían sido muy pocas las veces en las cuales estuvieron así de cerca y con esa calma -. La sangre no cesa, parece que seguirá así por un largo rato. Lo puedo curar...
- No, déjalo así - retiró su brazo del agarre en el que estaba, observando que su propio actuar había causado un distanciamiento entre ellos, teniendo al ángel a unos cuantos pasos de distancia -. ¿Te agradaron las flores? - una murmuración afirmativa le fue brindada de inmediato, mientras que Jimin parecía orgullo por algo - Siguen vivas por lo que veo, no es parte de su naturaleza el hecho de perdurar por tanto tiempo. ¿Acaso tú hiciste esto o tuviste algo que ver?
- ¿Uh? - observó a su alrededor de inmediato, cayendo en cuenta que se refería a las flores, ¿lo estaba reconociendo? ¿Se había dado cuenta de su acto? - Oh, sí, me pareció algo muy bello, así que me tomé la libertad de cuidarlas en su ausencia. Hoseok también mencionó eso de que estaban muy vivas, además de que se han multiplicado.
- Un acto muy interesante de tu parte, siendo que esto lo dejé exclusivamente para ti.
- ¿Usted las dejó para mí mientras dormía? - sus palabras habían salido atropelladas, intentando no ser muy obvio con su emoción, pues era de las primeras veces, además de Jungkook, que alguien hacía un acto como ese solo para él.
- Sí, parecían gustarte y mejorar tu descanso después de... bueno, ya sabes - era un tanto incómodo hablar sobre lo que llevó a Jimin a estar en ese lugar para principiar, sin embargo, el ángel no parecía tener ningún sentimiento de rencor hacia ese recuerdo -, ¿puedo tomar esto como un gesto de aceptación? ¿Fueron suficientes para ti...? ¿Verdaderamente te agradan?
- Lo hacen - sonrió sin más, regresando su mirada hacia todo lo que estaba naciendo en ese lugar, aquel pequeño espacio en el que descansó, ahora estaba rodeado de las flores, se acercó al pequeño arroyo, cerca de aquel lecho, no evitando el fruncir su ceño al notar que el agua seguía tan cristalina a pesar de haber lavado ahí sus manos llenas de sangre oscura -. Señor Yoongi, ¿por qué se preocupó en curar mi dolor y hacerme sentir bien?
- No lo hice, simplemente tomé tu dolor como mi alimento. Prometí que padecerías un castigo eterno del infierno, pero lo que ocurrió - silenció sus palabras por algunos segundos mientras que Jimin seguía tocando la superficie del agua -, eso solo fue una consecuencia de exponerte a esa experiencia. Lo lamento.
- Pensé que usted no sabía el significado del perdón - sonrió de lado luego de dejar salir sus palabras, sin sentir arrepentimiento, sin embargo, sabía que Yoongi no lo había tomado tan bien, así que para evitar arruinar el buen humor contrario y tampoco desagradecer el acto de contrición del amo del infierno, prefirió cambiar el tema -, dicen que cuando brindas el perdón todo debe seguir su curso como el agua en cauce del río, como esta agua que parece alimentar todo el jardín.
- ¿Eso? - Yoongi observó con desprecio aquella fuente de agua, pues era una combinación entre sus lágrimas y las del ángel, donde las propias quedaban en el fondo como una costra de sangre oscura, quizá esa había sido el motivo por el que no había sido herido con la pureza del agua bendecida -. Es solo agua.
- ¿El agua corre así en este lugar? A mí me parece que esto es más que solo eso y por su rostro asumo que usted también lo piensa, ¿no es así?
La pregunta lo desconcertó, pues parecía que Jimin había dado muchas vueltas en su cabeza a todo lo que le estaba rodeando, ¿qué le había dicho Hoseok para tenerlo tan cómodo en ese lugar? Lo veía pasear con pasos lentos, brincando entre las piedras con musgo, sonriendo cuando aquello hacía cosquillas, en varias de esas ocasiones lo vio casi caer, mas con sus fuertes alas era capaz de mantenerse de pie, aunque no faltó el impulso en el demonio de usar sus poderes para evitar que el ángel se hiciera daño.
Verdaderamente, era un ser tan puro que aun en el infierno más horrible encontraba una manera de ver positiva su situación, a estas alturas, llegando a los primeros cien años de su tortura, debería estar agonizando de dolor, pidiendo piedad, dando gritos para ser salvado como lo hacían muchas de las almas que estaban condenadas, por su parte, el ángel parecía haber encontrado un sitio cómodo en ese lugar oscuro, revoloteando en los aposentos del señor y amo del infierno.
Parecía feliz de estar en esa pequeña calma, no podía sentir incertidumbre, temor o alguna duda de estar con él en la misma habitación. Tocaba las flores con delicadeza y Yoongi mismo fue testigo de ver cómo sus propias creaciones se multiplicaban agradecidas con aquella ligera caricia.
La melodiosa voz de Jimin comenzó a tararear alguna canción, posiblemente inventada por él mismo, pero que en todo aquello hacía ver aún más hermoso lo que estaba ocurriendo, cambiaba todo a su alrededor, quizá incluso al mismo Yoongi lo comenzaba a cambiar. Lo vio andar de nuevo intentando pasar de piedra en piedra hasta que dio un paso en falso haciéndolo resbalar.
- Ten más cuidado - murmuró Yoongi apenas alzando su mano, dejando suspendido a Jimin en el aire, esta vez preocupándose por hacerlo enderezar y acercándolo hasta él, Jimin tomó una postura en flor de loto, divertido mientras era acercado al demonio - pareces divertirte con cosas pequeñas.
- Nunca en todo lo que siguió de mi vida había podido divertirme así.
- ¿En serio? Pero si todo este tiempo has estado entre los hombres, son muy divertidos con sus peleas, sus actitudes extrañas y decisiones extremistas. Me dirás que no tuviste nada de diversión con eso.
- Desde mi destierro en la tierra no se me permitió el interactuar con hombres, hasta que me convertí en un ángel guardián, y aun entonces no podíamos interceder por las almas de nuestros protegidos.
- Pensé que el creador sería un tanto más comprensivo con sus seguidores.
- Desde que... bueno desde la rebelión en el cielo se volvió un tanto más...
- ¿Autoritario? - cuestionó divertido, sin obtener respuesta por parte de Jimin quien se cruzó de brazos, intentando liberarse de los poderes de Yoongi, quien se lo impidió de inmediato - por favor, no pongas esa actitud, estamos conversando.
- Es muy fácil decirlo cuando no sabe lo que sus actos causaron en todos nosotros. Los castigos, las normas a cumplir e incluso, el abandono - aquello último desconcertó al demonio quien vaciló un poco en creerle, mas eso fue suficiente para el ángel quien no dudó en tomar su libertad.
Jimin salió con facilidad del poder de Yoongi, con tan solo desplegar sus alas, bastó y sobró para que sus pies estuvieran de nuevo en el suelo. La mirada de aquel demonio fue penetrante, ¿cómo era posible que ese ángel fuera desterrado? ¿Por qué él no sabía algo como eso? Aun así, conservaba sus alas, estaba obligado a seguir las normas del cielo, era castigado y sentenciado bajo las órdenes del creador, ¿cómo era posible? ¿Cómo alguien "lleno de amor" podía ser tan autoritario? ¿Por amor? ¿Qué clase de amor era ese?
Yoongi prefería la obediencia que provenía del libre albedrío de cada seguidor y un poco más del miedo ante la rebelión a sus convicciones una vez se habían unido a él, pero el creador parecía tener un rencor arraigado ante el seguimiento ciego por sobre él mismo. ¿Acaso el amor era más fuerte que el miedo? Según recordaba en una de sus primeras conversaciones con el gran y poderoso ser, este le aseguraba que jamás volvería a caer ante sus provocaciones.
Dios le había mencionado que nunca más cometería el error de hacer tal cosa con otro ser celestial, pues había manifestado que luego de haberlo desterrado de aquella manera se había sentido demasiado arrepentido, prometiendo que nunca más cometería el mismo error, nunca más haría algo como el exilio de los ángeles, prometió encontrar una nueva forma de castigo hacia aquellos que no obedecían.
Qué cruel podía llegar a ser, pues aunque no fueran dignos de su gracia, aun así los obligaba a seguir sus mandatos, como si todo aquello fuera correcto, como si fuera un padre bueno, corrigiendo a sus hijos de esa manera. Yoongi se acercó a Jimin, tomando sus muñecas, no ignorando la reacción contraria, tensándose y sintiendo dolor, compartiendo aquello.
Esa reacción no parecía ser usual, debía tener alguna marca, algo que lo diferenciara de otros ángeles, pues él mismo había golpeado en reiteradas veces a Namjoon y este en muchas otras se había atrevido a tomarlo de la muñeca para detenerlo, no obteniendo la misma reacción. Los arcángeles eran inmunes ante los demonios, incluso los propios ángeles podían soportar mejor el tacto de uno de sus tantos súbditos cuando se enfrentaban, no tenía lógica que entre Jimin y él no fuese posible el contacto.
¡Por qué no puedo tocarte!
Su molestia creció cuando el tacto ajeno fue insoportable para soportar un segundo más. La actitud de Yoongi se volvió agresiva, mas aquello no atemorizó al ángel, comenzaba a acostumbrarse a los constantes cambios de humor del demonio. Ya no temía de lo que fuera capaz de hacer, solo aguardaba, esperaba el siguiente paso. Podía ser que obtendría mucho dolor o bien alguna actitud cálida ajena a la propia del señor de los infiernos, quien no dejó que el dolor le detuviera de inspeccionar el cuerpo ajeno.
Buscó marcas, ataduras, alguna cadena divina que estuviera enterrada en el ángel como era en el caso de Jungkook, no encontrando nada más que las marcas de sus propios dedos quemando la piel, Jimin no retiró su tacto, por el contrario, lo dejó ser, porque hasta cierto punto dolía más el hecho de ver la desesperación en Yoongi que su propio sufrimiento físico.
- ¿Qué busca, señor Yoongi?
- No tienes ninguna marca de destierro, ¿cómo es posible que digas que lo fuiste?
- Es porque mi única marca de destierro es no poder volver al cielo a menos que me sea ordenado estar en la presencia del Creador o bien alguno de los grandes arcángeles lo requiera.
- ¿Cómo es eso posible? ¿Por qué?
- Verá durante muchos milenios, después de la rebelión, pasé mucho tiempo solo en el cielo, sin saber muy bien lo que debía hacer, estaba perdido y nadie me daba una razón de existir. Pregunté constantemente, pero nadie me daba respuesta.
Jimin pasó años vagando hasta que una noche escapó del cielo, llegando hasta ese jardín eterno, el cual ahora se encontraba abandonado, con miles de especies de plantas que no podían sobrevivir fuera de aquellas paredes, recorrió todo ese lugar, no sabiendo muy bien lo que buscaba, sintiéndose a gusto al sentir un aroma dulce.
Los fantasmas de las voces que un día ocultaron secretos seguían haciendo eco en aquellos rincones. Los hombres que ahora habitaban en ese lugar eran enviados de Dios, agraciados por el Creador, para permanecer y cuidar el jardín del edén, incluso de los propios ángeles. En alguna ocasión fue descubierto, y en una de sus tantas huidas descubrió que existía un vasto mundo por explorar además de ese lugar sagrado.
Sus escapes del cielo fueron constantes, ya que siempre que bajaba a la tierra recordaba ciertos acontecimientos, ligeros rostros de alguien con quien conversaba, alguien que no dudaba en responderle de manera fría todas sus dudas. Todo aquello no pudo seguir cuando fue descubierto, andando entre los hombres, observándolos desde una distancia prudente, por las noches se escabullía por los pueblos y lugares.
Desobedeció la regla de permanecer en el cielo hasta que se le entregara una tarea y como veían que su insistencia era demasiada hacia los hombres, el creador lo desterró.
Si tanto quieres estar entre ellos así será, pero nadie podrá verte, no puedes interactuar con ellos y aquel que te vea será condenado por desobediencia.
Los ángeles protectores fueron designados a todas esas almas tercas que no seguían los lineamientos, haciendo más difícil la tarea de cuidar de los hombres, enfrentándose constantemente a los demonios que tentaban a cada hombre de hacer las cosas incorrectas. No podían intervenir a menos que esos seres oscuros lastimaran de cierta manera a sus protegidos.
- Así que tú ya eres un ángel cumpliendo un castigo - el asombro invadió a Yoongi quien no pudo evitar querer tocar al ángel, quien esperando aquella acción simplemente cerró los ojos, quedándose quieto, reviviendo el tan conocido dolor de su piel contra piel. Yoongi sonrió, teniendo piedad por esta vez al solo rozar su garra, no provocando mayor reacción - eso quiere decir que el mismo infierno te rechaza.
- ¿Cómo dice?
- No eres aceptado por el infierno, en ninguna de las puertas o niveles de mi reino eres bienvenido porque tu condena la llevas tatuada en tu propio ser.
Eso era un golpe fuerte para el ángel, no ser aceptado en su propio reino celestial era una cosa la cual le había costado horrores comprender, pues aunque no se le permitiera ser libre en su propia esencia divina le causaba mucho conflicto, sin embargo, lo podía soportar, mas ahora, el escuchar que tampoco el infierno aceptaba su presencia, saber que en reino de Yoongi sería bienvenido por ser un ángel castigado era aún más chocante ¿qué sería de él? ¿Lo desterraría de igual manera por no ser lo suficientemente apto para cumplir la condena?
- ¿Por qué temes tan de repente? ¿Mhm? - la mirada del ángel fue difícil de descifrar para Yoongi, pues jamás había esperado esa reacción - ¿qué ocurre? Pensé que si te decía esto te pondrías ¿feliz?
- No comprende - negó lentamente, esforzándose por no dejar salir un sollozo -. Si no soy aceptado aquí ni en el cielo, entonces cuál es mi fin en este lugar - sus ojos se volvieron vidriosos, reflejando de nuevo esa constelación preciosa de su nacimiento - si yo no puedo cumplir con el castigo de los mil años habré desperdiciado todo este tiempo en vano y yo...
- Hey - lo tomó por los hombros sintiendo estremecer algo en su pecho, sintiendo el vacío de la esencia de Jimin en él mismo, jamás lo había experimentado, era como estar incompleto, de cierta manera - deja de pensar en que eres rechazado, quizá aquí no puedas cumplir tu condena eterna, pero tengo una mejor manera, exclusiva para ti.
- ¿Una condena exclusiva? - sorbió un poco su nariz, obteniendo un asentimiento por parte de Yoongi - ¿cómo sería eso? Quiero decir ¿significa que será algo doloroso?
- Eso depende, ¿quieres que sea doloroso? - una negación frenética por parte de Jimin divirtió en demasía a Yoongi - entonces no debes temer, porque es algo completamente diferente.
Una sonrisa amplia surcó los labios ajenos, deteniéndose de quitar aquellos rastros de lágrimas en los ojos de Jimin, prefiriendo hacerlo con su propio poder, esperando que el ángel no se asustara con aquello.
Las llamas azules los rodearon, provocando la reacción esperada por el señor de las tinieblas, el miedo en la mirada ajena era algo a lo que estaba tan acostumbrado, sin embargo, jamás esperó que él lo abrazara, aferrándose como si fuera la única salvación de todo aquello.
Sus llamas curaron todas sus heridas, limpiaron cada espacio que estuviera lleno de suciedad, el cabello ajeno que aún poseía algunos rastros de sangre oscura en las puntas, todo eso fue retirado de manera cuidadosa. Las manos de Jimin hicieron puños en la ropa ajena, sintiéndose atónito por ver la imagen real de Yoongi. ¿Esa era la verdadera imagen del Diablo? Aquella que le había sido impuesta por el creador para aterrar a los hombres y ángeles, algo completamente adrede para que todos se alejaran.
Aquellos cuernos enormes aparecieron entre las hebras oscuras, el rastro de colmillos blancos y afilados sobresalían en esa sonrisa ladina, el cabello oscuro de Yoongi caía con gracia en mechones largos. Jimin sintió un escalofrío recorrerle cuando sintió algo filoso sosteniendo sus brazos, observó a sus lados las garras enormes, tan oscuras como la misma sangre con la que estaba más que familiarizado y un detalle más pudo notar; unas alas negras majestuosas.
Le estaba mostrando su propia naturaleza oscura, mientras que él iba perdiendo el miedo a aquel fuego azul, que no hacía daño, por el contrario, se estaba ocupando de curar, sanar sus heridas y vestirlo de nuevo, mientras que hacía salir a luz su verdadera figura. Alas blancas, tan majestuosas como solo ellas mismas podían hacerle lucir, extendiéndose para dejar ver su naturaleza divina, su túnica reluciendo en blancura, su cabello rubio luciendo como hilos de oro.
- ¿Te asusta? - cuestionó aun teniendo el cuerpo ajeno aferrado a él, mientras que Jimin no dejaba de observar la oscuridad de los ojos contrarios, negando lentamente - pareces sorprendido.
- Nunca esperé verlo así - el ángel seguía ajeno a la diferencia que se marcaba claramente entre ellos. Luz y oscuridad. Bien y mal. Todo lo que estaba correcto en el camino de la rectitud contra la rebelión - ¿le duele? - señaló los cuernos mientras que su tacto llegó a ellos mientras que las llamas que los envolvían se disipaban -. Son... Pensé que se sentirían diferentes.
- Suficiente de esto - se alejó dos pasos del ángel, haciendo que este se sonrojara por la vergüenza que sintió de repente - iremos a un lugar.
- ¿De nuevo? - el demonio sonrió de lado, extendiéndole la mano, lo hizo dudar, no sabía si lo llevaría a un sitio horrible o qué tenía planeado, sin embargo, Jimin decidió arriesgarse una vez más - solo prometa que no me dejará sufrir solo. Si llego a padecer de un dolor tan agonizante, espero esté a mi lado, hágase cargo de lo que usted provoca en mí.
Esas palabras lo sorprendieron, sin embargo, Yoongi no dijo nada y con un chasquido simple los llevó hasta las cercanías de una ciudad donde parecía que estaba completamente desierto. Los ojos de Jimin se habían mantenido fuertemente cerrados, mas una risa baja junto con una leve caricia en su cabello fue suficiente para hacerlo abrir lentamente sus bonitos ojos, observando a su alrededor el lugar en el que se encontraban. El ángel anduvo unos cuantos pasos alejados de Yoongi, quien lo seguía de cerca.
- Conozco este lugar, por el día suele estar lleno de personas, aunque por las noches siempre se ve así - la curiosidad estaba reflejada en su rostro, como si anhelara encontrar algo más que solo calles vacías, algunas luces del alumbrado público y uno que otro auto transitando - ¿por qué estamos aquí?
- Has escuchado eso de los comportamientos poco aceptados que los hombres tienen en las fiestas paganas - el ángel asintió hacia él y con un simple gesto el demonio hizo abrir una puerta de donde salió música, risas, un ambiente completamente diferente - es aquí donde todas las personas se esconden por las noches frías y disfrutan de la música. ¿Vamos?
Jimin quería aceptar de inmediato, incluso dio un paso al frente, pero el solo peso de sus alas moviéndose con el viento lo hicieron detenerse, como si aquello fuera un recordatorio de todo lo que tenía prohibido. El demonio se acercó a él rompiendo la distancia, llevando su mano hacia ese cabello rubio desacomodado por la brisa, los ojos de Yoongi parecían un abismo oscuro al cual deberían temer todos, mas Jimin solo se pudo perder en ellos, no logrando salir de ese hechizo hasta que lo tuvo demasiado cerca de su rostro, sonriendo burlón al notar la tensión en el cuerpo del ángel.
Yoongi se terminó de acercar hasta el oído contrario, haciendo que Jimin recordara ese primer susurro que tuvo el señor de las tinieblas, sentir esa lengua húmeda detrás de la oreja, el ardor que le provocó parecía ser solo un cosquilleo ahora, comparado con lo que había sentido en los últimos años, el recuerdo lo hizo estremecer porque podía revivir emociones que creía para nada permitidas. Se quedó quieto, esperando, completamente rígido, aguardando el momento en el que de nuevo sucediera aquello.
- ¿Qué sucede? ¿Por qué tan tímido?
- Y-yo... me pone nervioso el no saber lo que hará - habló con franqueza, cosa que agradeció Yoongi quien llevó su mano hacia las alas de Jimin quien se puso en alerta de inmediato - por favor no me lastime aquí...
- Quita esa idea de tu cabeza - susurró mientras paseaba la punta de su garra en una de las plumas, haciendo que el ángel se estremeciera ante el toque -. No tienes que estar nervioso. Te mostraré un poco de la vida de los hombres, pero para eso... no puedes pasearte con estas. Solo ocúltalas de todos, resguardarlas con recelo como lo hiciste cuando ya no querías sentir dolor y déjame a mí hacernos pasar desapercibido.
Yoongi apenas llegó a rozar las plumas de las alas cuando Jimin en un jadeo ocultó sus preciosas alas de la vista de todos, al menos estaba fuera de la mirada de los seres impuros, esas creaciones insignificantes de Dios que para el pensamiento de Yoongi no merecían ni siquiera ser testigos de su presencia. El ángel no evitó ver por sobre su hombro, a sus ojos sus alas aún estaban ahí, simplemente se encontraban ocultas a plena vista, sin embargo, para Yoongi, a sus ojos aún podía percibir esa aura brillante detrás del ángel.
- Qué obediente eres cuando te lo propones - Jimin abultó sus labios al escuchar aquello, sacándole una risa al demonio -, me agrada que lo hayas hecho por tu propia voluntad y no porque yo lo provoque. Ahora sí puedes andar por aquí.
- Quiere decir que, ¿así está bien? Yo aún puedo ver su brillo.
- Así está bien, no tienes por qué preocuparte - el demonio concedió de inmediato, mientras que de nuevo se atrevió a pasar su mano frente a los ojos del ángel, quien los cerró, esperando algo malo, mas no fue así, sintiéndose de pronto tan cálido.
- ¿Qué hizo?
- Te vestí - dijo sin más, observando satisfecho la manera en la que ahora estaba vestido el ángel con ropa cálida, un enorme abrigo con colores, un gorro blanco y afelpado que lo hacía ver tierno; mientras que él solo portaba un abrigo, una camisa de cuello alto y guantes, todo de color negro - ahora qué te parece disfrutar de esta noche.
- ¿Es correcto?
- ¿Y si no lo fuera? ¿Qué crees que sucedería?
- Me castigarían.
- Estás conmigo, qué mayor castigo necesita un ángel como tú después de eso. Ahora permíteme hacer que esta noche sea eterna. Solo para ti...
Solo para nuestro propio disfrute.
Se colocó detrás de Jimin guiándolo hacia el interior de aquella calle concurrida donde se sentía deslumbrar por todas las luces, el tacto de la mano de Yoongi se posó en su espalda haciéndolo estremecer, mas no dolía gracias a la barrera de las prendas. No importaba cuanto tocara el demonio, Jimin podía disfrutar de aquel tacto porque la ropa formaba el perfecto escudo, mientras no tocaran sus pieles, mientras existiera algo en el medio estaría a salvo del dolor.
La música, los aromas, las personas sonriendo a su alrededor lo hicieron sentir como en un sueño, ¿a eso se refería Jungkook cuando daba sus pequeños escapes entre los hombres? Siempre regresaba a él con las mejillas rojas, sonriendo cada vez que le comentaba todo lo que había visto, vivido y experimentado. Jimin solía pensar que el querubín exageraba porque los hombres no podían ser tan divertidos.
Jimin no estaba acostumbrado a estar tan cerca de los hombres, no tenía la más mínima idea de cómo reaccionar ante tanta proximidad, mas el último encuentro que lo marcó fue al estar avanzando entre la multitud con Yoongi detrás de él cuidando sus pasos hasta que otra persona chocó con el ángel, obligándolo a caer entre el agarre del demonio quien no lo dejó escapar.
Yoongi no podía evitar sentir que la sangre le hervía, detestaba a los hombres, aborrecía que esos seres repulsivos e insignificantes osaran siquiera respirar el mismo aire y el hecho de hacer que Jimin entrara casi en pánico provocó algo en él; sin embargo, el hecho que el ángel se aferrara a él, lo regresó a volcar su completa atención en su bienestar.
- Oh, lo lamento - dijo sin más, aquel hombre quien apenas murmuró su disculpa se hizo a un lado para pasar, haciendo que Jimin se encogiera en su sitio - estabas en mi camino.
Aquel hombre siguió andando de una manera extraña, parecía que en cualquier momento se caería, todo gracias al efecto del alcohol. Jimin se sintió curioso, el cosquilleo de haber sido tocado por alguien más lo desconcertaba. Alzó su mano hacia el frente, acto que fue interrumpido por Yoongi quien le hizo retraer su brazo para pegarlo de nuevo a su cuerpo.
- Ten cuidado, pueden verte y tocarte - susurró Yoongi en su oído, el ángel se giró para enfrentarlo, tenía esa mirada asustadiza como si fuera a romper en llanto con el más mínimo de los roces. Un hombre no podía haberlo lastimado ¿cierto? - ¿Qué sucede? No te veías así de aterrado estando en el túnel de las almas suicidas. ¿Acaso ese ser insignificante te lastimó? ¿Quieres que lo torture por ti?
- No diga eso tan alto - dijo entre dientes casi cubriendo la boca, al contrario, como una costumbre que solía tener con Jungkook, pues este no podía controlar sus palabras - lo lamento es solo que no esperé que... - observó a todos a su alrededor, algunos los ignoraban y otras se perdían en la visión de esos dos a mitad de la calle interrumpiendo el paso - ¿de verdad pueden verme y a usted?
- Lo hacen.
Jimin se encogió tanto que el ser oscuro detrás de él no pudo evitar percibir un sentimiento extraño al verlo tan vulnerable, ¿por qué actuaba de esa manera? ¿Tenía miedo de las personas? ¿No se suponía que había convivido con ellos por tanto tiempo?
El tacto ajeno lo sorprendió, el ángel comenzaba a buscar de donde sostenerse y lo único que encontró fue el cuerpo rígido de Yoongi quien lo miró con frialdad cuando Jimin vio por sobre su hombro que aún estaban ahí. ¿No lo castigaría por haber tropezado con ese hombre? ¿No le daría una reprimenda por interponerse en el camino de una de las creaciones?
- ¿Por qué está haciendo todo esto? - sus ojos parecían estar cristalizándose al punto de soltarse a llorar -. Primero me lleva a lugares horribles, me hace sufrir, me hace ver cosas muy dolorosas y ahora esto...
- Lo hago porque a pesar de estar al límite de las cosas más horribles e inimaginables, aun así me pediste quedarme - suspiró, mientras que su cuerpo tomaba una postura erguida, haciéndolo ver atemorizante - ahora que te muestro algo bello ¿qué harás? ¿Serás como todos que solo buscan algo divino o poderoso cuando están en las peores circunstancias y luego cuando todo brilla se olvidan de a quién le suplicaron una salida?
- Y-yo...
Alguien más del lugar se topó de nuevo con ellos haciendo que Jimin estuviera a unos cuantos centímetros del rostro ajeno, casi rozaron la punta de sus narices, la respiración contraria chocaba con la propia, esos ojos profundos llenos de oscuridad parecían menos atemorizantes ahora.
- Me quiero quedar aquí con usted, señor Yoongi - la sonrisa ladina de Yoongi hizo apenas sonrojar al ángel quien se encogió en su sitio.
- De acuerdo, entonces vamos. Te mostraré algunas cosas divertidas.
El ángel temió por aquel tono profundo con el que se dirigía a él, sin embargo, no supo muy bien la razón, pero confió. Asintió ante la propuesta que le mencionaban, obteniendo la mano contraria, entrelazándose con la propia, sintiendo un escalofrío por el calor que hacía repeler su tacto, algo que era evitado gracias a los guantes que portaba Yoongi.
Le llevó a bares, lugares ruidosos llenos de personas que actuaban extraño luego de beber exageradas cantidades de alcohol. Le ofreció comida, con lo cual no estuvo muy seguro de tomarla, mas esos bellos ojos oscuros que ahora parecían más humanos lo engañaron para probar las delicias del lugar, la bebida fue lo segundo en probar haciéndolo sentir eufórico, el ruido ya no era molesto y ahora lo apreciaba como la música que tanto amaba escuchar Jungkook.
Las manos ágiles de Yoongi lo llevaron hasta el centro del lugar donde todos estaban disfrutando moverse sin alguna coordinación alguna, las risas de todos opacaban los gritos del exterior, pronto la visión de cuerpos frotándose los unos con los otros fue aterrador para Jimin ¿qué se suponía que estaban haciendo?
- Solo debes moverte, hacer que tu cuerpo siga el ritmo de la música, déjate llevar - murmuró en el oído, rodeándolo, haciendo que se despegara de su cuerpo para luego tomarle la mano y hacer que se aferrara a él. Una danza hipnotizante donde por fin el pequeño ángel parecía aceptar la realidad que estaba viviendo - eso es, ahora estás bailando.
- Esto es muy divertido.
- ¿Lo es, no es así? - lo pegó aún más a su cuerpo, haciendo movimientos lentos y lascivos, rozando su nariz en la cálida piel del cuello de Jimin, el alcohol en su cuerpo haciendo efecto para que se derritiera en sus manos - ¿te parece que esto es un digno castigo?
- Podría irme a la condena eterna por hacer estos movimientos tan...
- Pero mi precioso ángel - en un ágil movimiento los hizo encararse, haciendo que Jimin se sorprendiera - tú ya estás en la condena eterna con el mismísimo Diablo. ¿A qué más puedes temer?
La noche siguió su curso, con el ángel envuelto en una nube de excesos, con Yoongi cuidándolo de todos esos ojos curiosos, ángeles que solían pasear por las calles cuidando a los hombres, sentenciando a sus subordinados los demonios para estar alejados de ellos y así crear para Jimin una noche inolvidable, así como eterna.
Bailaron y bebieron, siguieron haciéndolo durante toda la noche hasta que ni un alma quedó en las calles de aquel lugar. Jimin seguía como hechizado, dando vueltas alrededor de Yoongi quien siempre le tomaba de la mano para acercarlo a su cuerpo, no cansándose de sentir ese calor agobiante.
- Eso fue divertido, quiero repetirlo - arrastró las palabras mientras que él mismo se colgaba del cuello del ser oscuro, quien lo veía con adoración - ¿podemos, señor Yoongi?
- Si eso es lo que deseas.
- Sí... - soltó un leve jadeo cuando la mano de Yoongi se posó en su espalda y solo eso bastó para que el ángel mostrara de nuevo aquellas bellas alas.
- Tendremos que hacer algo con esas molestas plumas tuyas.
- No, por favor no las toque, me duele - se quejó de inmediato intentando alejarse del cuerpo contrario, siéndole casi imposible, pues su coordinación de movimientos era torpe y Yoongi no pensaba soltarlo.
- No les haré nada, solo habrá que esconderlas, ¿quieres que sigamos divirtiéndonos, no es así? - de nuevo asintió - bien entonces, déjame ocultarlas de nuevo.
Bastó con hacer que sus garras rozaran las plumas de las alas para que estas mismas se ocultaran, sellándolas él mismo con aquella sangre oscura que sabía perfectamente que la absorbería el ángel pintando la punta de sus plumas del negro característico, seguía aceptando lo que Yoongi le brindaba, no importaba si fuera dolor o pequeños destellos de algo que parecía ser afecto, y mientras Jimin estuviera muy ocupado, así como distraído en eso, él se aprovecharía de la situación.
Ansiaba el momento en el que el ángel se entregara a él, aceptándolo verdaderamente, como único dueño de su luz, de todo su ser, quizá volviéndose un fiel compañero.
- Ahora ¿seguimos?
- Sí.
- Pero antes, tendré que pedirte algo a cambio.
- ¿Uh? ¿Algo así como un intercambio? - Yoongi murmuró una afirmación casi sonriendo al notar que no existía incertidumbre en el rostro ajeno, solo un poco de sorpresa y quizá algo más brillo en esos ojos celestes que le dejó sorprendido - está bien, supongo que esto puede ser un pago.
El tiempo que siempre pasaba con rapidez, comenzó a ir cada vez más y más despacio. Jimin se inclinó levemente hacia él, aferrando más su agarre en el cuello ajeno como si buscara el valor o el equilibrio para hacer lo que tenía pensado.
Yoongi podía notar cómo el cielo se pintaba de tonos morados, lilas, entre rosados y aún oscuros, la fresca brisa hacía ondear el poco cabello dorado que sobresalía de aquel gorro de manera sutil. Verlo así tan cerca de él, tan sonrojado debido a la bebida y al frío era devastador para el ángel oscuro.
Sus miradas se encontraron en un instante, y en ese preciso momento, el ambiente pareció cargarse de una energía distinta, como si el mismo universo hiciera un complot para que fuera perfecto. Jimin, con una sonrisa cómplice, se acercó lentamente, sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y nerviosismo, era como si ese acto lo estuviera guardando para un momento como aquel.
El ángel dudó, no sabiendo muy bien si eso era correcto, aunque estaba decidido a seguir con el acto prohibido, no importando que el corazón le latiera con fuerza, sintió la cercanía de su presencia y un cosquilleo recorrió su piel.
Los segundos se detuvieron mientras él acercaba suavemente su rostro al de aquel señor de las tinieblas, aquel al que debía temer, parecía completamente desconcertado por su actuar, lo vio estremecerse cuando apenas y rozó levemente su nariz, regocijándose al sentir el suave aroma de un perfume dulce como el de aquellas flores. Sus labios, a escasos centímetros, generaban una tensión emocionante. Los latidos en el interior de sus cuerpos parecían sincronizarse.
- Jimin ¿qué haces?
- Estoy pagando un poco de mi condena.
Entonces, en un instante de valentía y deseo, Jimin cerró la distancia entre ellos, haciendo el acto más atrevido para un ángel como él, robándole un beso suave, pero apasionado. Fue un momento efímero, lleno de sentimiento y electricidad, gustosa adrenalina que provocó en Yoongi algo que creía muerto en él. Los labios se encontraron en un breve contacto que pareció eterno, un instante mágico que selló un vínculo especial entre ambos.
Una oleada de emociones los invadió, la sorpresa de un simple acto tan inocente, la dulzura con la que había sido entregado y la complicidad se reflejaban en sus miradas al separarse lentamente porque por todos los niveles del infierno del cual él era amo y señor, aquel insignificante acto le pareció como volver a tocar el mismo cielo del cual fue desterrado un día.
El sonrojo en las mejillas de Jimin fue instantáneo, mas no había arrepentimiento en él, ni en sus ojos, o en esa sonrisa tímida que aún hacía hogar en sus labios. Esos tiernos y rosados belfos que habían osado en profanar de manera pura al señor de las tinieblas, quien solo podía pensar en una cosa.
Más Lucifer... mucho más...
¿Ese era el tan buscado más? Yoongi quería seguir perdiéndose en el calor de esos labios, en el dulce placer del cosquilleo que le recorrió por completo.
- Ahora sí, este es mi pago por esta noche - el ángel le veía de manera divertida, verdaderamente no estaba consciente de lo que estaba haciendo, pero más pronto que tarde Yoongi haría que eso cambiara - ¿podemos seguir ahora?
- Mi dulce y precioso ángel, déjame hacer que la noche sea eterna para ti - lo vio morder su labio inferior y deseó ser él con sus colmillos mordiendo la suave carne -. La haré tan duradera como lo desees, solo si prometes que seguirás pagando de esta manera.
- Pero ya le di un beso.
- Eso fue como un cuentagotas para la deuda que tienes y tendrás.
Aquellas palabras encerraban tanto. Jimin no era consciente del abismo en el que se estaba dejando caer, mucho menos de lo que estaba aceptando por su propia voluntad. Pudo sentir el leve ardor de algo en su espalda cuando Yoongi posó su mano en su nuca, como si algo buscara hacer espacio en su ser, algo que quedaría oculto a ojos de todos hasta completarse. El señor de los infiernos también pudo compartir aquello, como si fuera una fuga de su propio poder, sus ojos brillaron con las llamas del infierno mientras aferraba el cuerpo contrario al propio.
Alzó la mirada hacia el cielo, notando la luna creciente brillando aún más, a pesar de no ser la fase más brillante, ahora se encontraba reflejando la propia luz de Jimin, plasmándose perfectamente en su piel. Una vez estuvo perfectamente dibujada ahí Yoongi se encargó de cubrir el lugar con su mano sellando la nueva marca en el ángel.
Pronto... serás mío...
Muy buenas personitas bellas, hemos vuelto con esta historia que se me había quedado atrás jejeje, espero que hayan disfrutado el capitulo, y lamento la tardanza, pero ahora sí estará más seguidas las actus porque tuve tiempo de poder escribir así que vamos poco a poco recuperando el ritmo.
Gracias por el apoyo a ala historia personitas bellas, de verdad no tengo palabras para agradecer el que me leen y saber que les gusta lo que escribo. No olviden comer y dormir a sus horas, tambien tomar mucha aguita, hacer lo que les gusta y les brinde felicidad. Los quiero mucho... Purple hearts!!!!
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