Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

⊱𝔖𝔢𝔡𝔢𝔠𝔦𝔪⊰

La presión en el pecho de los arcángeles fue disminuyendo conforme aspiraban el aire en el exterior, obteniendo oxígeno a bocanadas, como si fueran unos codiciosos. Namjoon frunció su ceño al sentir que todo era provocado por el señor del infierno al exponerlos a sus deseos oscuros, aunque eso era imposible, ellos no poseían esa clase de anhelos, todo se trataba de una tergiversación de sus pensamientos. Seokjin se sostuvo a sí mismo sobre sus rodillas, inhalando unas cuantas veces hasta que su respiración fue recobrando un ritmo normal, al igual que su visión nublada fue más clara.

— Puedes dejar de jugar con nuestros pensamientos – exigió Namjoon dando una bocanada de aire más grande, recibiendo indiferencia por parte de Yoongi —. Aleja todos tus juegos sucios de nuestras cabezas.

— Si eres vulnerable a esos juegos básicos significa que existe algo de culpa en ti por un acto cometido – se encogió de hombros sin poner mayor atención en el malhumor contrario, aunque pronto los jadeos fueron reemplazados por un silencio asfixiante —. Quizá para los ojos del resto su amor esté prohibido y mal visto, pero eso no significa que deben condenarse a una existencia torturándose mutuamente.

— Yo no me arrepiento de lo que tenemos – la mirada de Seokjin se dirigió casi de inmediato hacia su amado, quien se veía abatido. Conocía perfectamente ese gesto, la culpa lo carcomía porque entre ellos el amor no debía trascender —. ¿Namjoon?

— Sabes perfectamente mis sentimientos hacia ti.

— Entonces olvida la culpa de decepcionar a nuestro padre – respondió sin más el ángel caído, dando un paso hacia delante para darles un poco de privacidad —. Sé que suena absurdo viniendo de mí, pero... ¿Culpa por amar? Sí... debe existir, supongo.

Namjoon soltó el aire que había estado conteniendo, sin recuperar del todo el aliento, la inestabilidad de su cuerpo se manifestaba en leves tambaleos y pequeñas réplicas de emociones provocadas por la exposición al infierno.

— No lo olvides, Namjoon, la culpa no empieza porque lo que sientes esté mal, sino porque el mundo no siempre entiende lo que es amar fuera de las reglas que nos impusieron. Y cuando amas así — el fantasma de lo que pareció ser una sonrisa iluminó el rostro de Yoongi dejando asombrados a sus hermanos – cuando amas sin importar lo que digan, rompes algo. Rompes las expectativas de otros, les arrancas su idea de cómo deberían ser las cosas. No es solo su incomodidad lo que carga ese amor; es todo lo que dejas atrás por vivirlo y es justo lo que estoy dispuesto a defender. Ambos, ¿no lo crees?

El ángel caído miró por sobre su hombro para asegurarse de que aún mantenía la atención de sus hermanos, encontrando una escena reconfortante, con Seokjin acunando el rostro de Namjoon, llevándolo a juntas frente un acto que revelaba la conexión entre ambos para volver a su propio centro, recobrar la estabilidad, liberándose de lo que sea que intentara separarlos, incluso si eran ellos mismos.

Ya no estaban rodeados de esa nube de humo, ceniza, muerte y sufrimiento, la cual los orillaba a su límite, la claridad volvía a invadirlos. Yoongi dejó que cada uno recobrara el aliento a su ritmo, mientras se perdía en el océano de pensamientos, observando el cielo estrellado, encontrando los luceros que les pertenecían por nacimiento, destellando tan fuerte y al mismo ritmo de la estrella de Jimin. Años atrás había pensado que esa gigantesca bola de gases y fuego habría sido destruida, o al menos cambiaría su propia naturaleza si es que seguía los pasos de su dueño, pero no fue así.

— Las estrellas siguen cambiando – la voz baja de Seokjin rompió el silencio, no de una mala manera —, se supone que la luna no debería estar brillando, pero se roba la luz de la que está a su lado.

— Te equivocas – interrumpió Yoongi – ambas se alimentan de la otra. Se complementan. Equilibran y orientan, ¿crees que si la luna no reflejara a la estrella, este planeta no se habría destruido? La plaga de los hombres son un peligro para sí mismos y sin una guía nada de esto estaría aquí.

— Entonces la profecía de la unión de la luna con la estrella más brillante se cumplió – Seokjin dirigió su mirada a su amado quien ya se veía mejor – ¿Dónde se supone que estamos? – el tono ronco de Namjoon hizo sonreír al demonio, quien no se dignó a dirigirle la mirada, tan solo esperó a tener un acercamiento, conocía muy bien a quien una vez llamó hermano y bastó un momento para tener la mano pesada contraria sobre su hombro – Yoongi, ¿qué es lo que pretendes trayéndonos aquí?

— Es un lugar sellado de manera divina – Seokjin atrajo la atención de ambos —, es la entrada a un espacio sagrado, pero está custodiado por algo más que no me deja ver su interior.

— No es necesario que conozcan el interior, tampoco necesito que recuerden muchas cosas de lo que ha ocurrido – mencionó el demonio con recelo, giró su cuerpo para encarar a Seokjin y quitó delicadamente la mano de Namjoon —. Los traje aquí porque esta es una entrada oculta que nadie encontraría.

— ¿Una entrada al infierno oculta? Eso no tiene sentido, el resto de ellas son muy obvias.

— Aun siendo obvias, nadie se ha atrevido a entrar. Esta estará oculta por una razón que no me interesa compartir – se cruzó de brazos esperando alguna queja, la cual nunca llegó. No permitiría que el sello de la memoria bloqueada del paradero del Edén se rompiera —. Bien, una vez aclarado esto, necesito acercarme a nuestro Padre.

— ¿Y el plan de buscar a Miguel? – cuestionó con gracias Namjoon, negando lentamente como si aquellas palabras fueran de todo menos inesperadas.

Yoongi sonrió de lado, como si la respuesta fuera obvia, ambos arcángeles se observaron por unos segundos comprendiendo lo que haría, regresando su mirada al frente para escuchar lo que diría su hermano. Sería un destino marcado por la propia muerte, pero conocían muy bien la gracia que tenía el Creador con su hijo desterrado, aun si él mismo lo envió a sufrir un castigo imperdonable, jamás lo había dejado de amar.

Años en la oscuridad le habían cegado hacia muchas de las acciones contrarias, pero el hecho de que ahora podía tener a Jimin como su ángel era un detalle que debía agradecer personalmente y si eso mismo era lo que buscaba el Creador, entonces eso tendría.

— Necesito reemplazar lo que vieron de Jimin.

— ¿Hablas de toda esa actitud de demonio entregado? – se burló Seokjin, ganándose un gesto de desagrado por parte de su hermano – ¿qué planeas hacer? Nos meterás imágenes falsas de ti torturando a Jimin.

— ¿Quién dijo que serían falsas?

Tanto Seokjin como Namjoon no dieron crédito a lo que escucharon y su estupefacción fue la herramienta necesaria para que Yoongi se metiera en sus cabezas, en los recuerdos de cada uno, tomando la imagen de él sosteniendo a su ángel de manera delicada. Quizá se perdió unos segundos en esos bonitos ojos curiosos cuando se encontraron en la sala, pero también eso mismo le hizo recordar que no debía dejar nada de esas visiones, limitándolas a ser simples borrones.

Tomó sus propios recuerdos, esos que había resguardado de los años de tortura de Jimin, el odio que sentía por no poder lastimarlo como habría querido, la frustración que le hacía hervir la sangre cada vez que deseaba tocarlo y el ángel parecía ser un arma capaz de repeler su tacto. El atravesar su cuerpo cuando se metió en el medio de aquel trato, las horas de agonía en el túnel de los suicidas, los gritos, su propio padecimiento al estar expuesto a las lágrimas sagradas.

Todo eso invadió la mente de ambos arcángeles, obligándolos a caer al suelo, mientras que Yoongi mantenía una respiración agitada, recordar cada uno de esos momentos era doloroso, pero era necesario para mantener a salvo a Jimin, nadie lo apartaría de él si todos pensaban que estaba siendo castigado como se debía.

Dejó la última imagen de Jimin agonizando en su habitación, casi pálido, con la piel bañada en sudor y sangre brotando de sus costados, exhalando los últimos alientos de vida antes de que él mismo interviniera.

— Eso bastará para hacer creer a todos que se está cumpliendo el trato – intentó hablar en un tono plano, pero el leve temblor lo delató frente a sus hermanos, quienes seguían estando atónitos de todo lo que habían visto – ¿los convence todo eso?

— Le hiciste todas esas atrocidades – Seokjin tomó los hombros de Yoongi, sacudiendo el cuerpo con facilidad, sin tener una oposición de sus acciones – ¿por qué castigarlo de esa forma? ¿Por qué hacerlo padecer por todo?

— Era parte del trato. Castigarlo por todas esas almas inocentes, pero lo que buscaba verdaderamente era que descubriera por sí mismo todo lo que ustedes provocan con el fin de solo salvar a los que ustedes consideran correctos. El hombre peca y ustedes lo ocultan detrás de una cortina opaca.

— Y aun así te atreviste a lavarle la cabeza, obligándolo a amarte – había alzado la voz, demostrando lo molesto que se sentía, siendo víctima de las propias emociones de Yoongi, quien lo seguía observando con desinterés – ¿por qué decidiste hacer algo tan cruel?

— Porque ese ángel, a pesar de todo lo que padeció, ya amaba a Yoongi – interrumpió Namjoon la riña que mantenía su amado con ese ser oscuro al cual una vez llamaron hermano —. Se trata de ese ángel, ¿no es así?

— ¿Ese ángel? – cuestionó Seokjin, dejando en libertad a Yoongi en un movimiento bastante agresivo, aun estando incrédulo de la posibilidad de lo que representaban las palabras de Namjoon – ¿qué quieres decir con ese ángel?

— Antes de la rebelión, él estuvo presente en el nacimiento de algunos ángeles...

— Fui obligado – se encogió de hombros, como si aquello no representara mayor interés o algo de importancia que trascendiera a su presente cuando era todo lo contrario – nuestro Padre mencionó que nosotros no tendríamos el poder de hacer eso, pero que debía observar. Me pareció una pérdida de tiempo.

— Aun así, en el nacimiento de esos ángeles hubo uno que se interesó y se acercó siendo apenas una luz. Jimin ni siquiera tenía un nombre en el cielo, pero ya había elegido a Lucifer como su guía, lo perseguía por todas partes – Namjoon sonrió divertido ante el descaro de su hermano.

— Quería quedármelo porque pude ver que existía cierta diferencia en él, eso oscuro que a la luz de los otros ángeles parecía malo, pero solo se trataba de la curiosidad natural de cuestionar.

— Recuerdo eso – Seokjin se sintió perdido por unos segundos para luego recordar el tiempo en el que él mismo le fue encomendado repartir los dones a los nuevos ángeles —, también en el tiempo que estuvo conmigo fue bastante curioso, cuestionando por qué solo podía poseer un don...

— Siempre fue irritante – su sonrisa estaba cargada de nostalgia por recordar que él había implantado muchos de los pensamientos de Jimin —. Me obsesioné con él, así como él conmigo, pero en la rebelión, cuando lo vi tan indefenso, preferí que se quedara a salvo. Si yo ganaba tendría mi premio mayor escondido en el sitio más seguro.

— Pero no fue así, yo me encargué de encontrar a todos los ángeles perdidos – agregó Namjoon, recordando con pesar todas las vidas perdidas de los ángeles que se enfrentaron en la rebelión —. Lo encontré hecho un mar de llanto sin saber muy bien por qué lo hacía.

— ¿Le robaste sus memorias, maldito ángel desterrado? – le acusó Seokjin, obteniendo un nuevo encogimiento de hombros, aunque esta vez no se libraría de su ira y tan pronto como vio su mirada desinteresada, el arcángel sacó su látigo para golpearlo —. ¿Qué te ocurre cabeza de humo?

Seokjin alzó su brazo para atacar a su hermano como en una reprimenda, pero los movimientos de Yoongi bloquearon cada uno de sus golpes. Arriba, abajo, a los costados y el último enredando en la parte de su antebrazo. El demonio sonrió divertido ante la frustración del arcángel. Había vivido mucho tiempo sintiendo culpa, uno que lo carcomió por no llevar a cabo muchas de sus promesas.

No te dejaré solo...

Estarás a mi lado...

Yo te protegeré.

Todo eso solo los llevó a sentir dolor, aunque para ser sincero consigo mismo, si no sintiera culpa, ¿cómo sabría que lo que hizo tiene un peso para su presente? ¿Cómo sabría que ese amor era real? La búsqueda de su propio sufrimiento se encasilló en llenar el vacío. Si importa, debe doler. Y el dolor de la culpa es lo que le recordaba que eligió ser amado y admirado, que puso a alguien por encima de todo, incluso de él mismo.

Al final de todo aquello no era la culpa la que decidía que amar a Jimin estaba mal. Se trataba de la señal de que amar no es inocente. Y tal vez, para que el amor sea verdadero, debía ser así: completamente imperfecto, lleno de contradicciones.

— Dame una sola razón para haber hecho todo eso – gruñó Seokjin desesperado porque ninguno de sus golpes terminaban haciéndole un solo rasguño.

— Muy fácil es porque lo amo.

— Y aun así lo viste agonizando sin ningún remordimiento – Namjoon observó con más cuidado las reacciones de Yoongi, quien quedó atrapado entre el látigo de Seokjin y un poco de su fuerza —. Dices amarlo – bufó bajo al ver calma en la mirada contraria – que extraña forma de demostrarlo.

— Quizás el mundo nunca lo entienda... pero amar es siempre cargar un poco de culpa. Y eso está bien para mí, porque me permite fundirme en el calor de su cuerpo, me acepta y se asegura de ofrecerme eso que no tengo – la mirada afilada de Seokjin le exigía un poco más de información —. Además, no me puede culpar, yo tampoco lo podía recordar. No del todo al menos...

El látigo se apretó aún más en su cuello cosa que solo le causó una incomodidad leve, ni siquiera le molestaba la reacción de Seokjin, de hecho lo esperaba un tanto más agresivo, esto era un poco decepcionante siendo que les mostró recuerdos de una tortura lo suficientemente traumática; aunque claro, el gran arcángel Chamuel le interesaría la situación entre ambas partes más que el dolor, sus dones le obligaban a inclinarse más por la benevolencia.

Namjoon se acercó a su amado, dándole un toque delicado en el brazo contrario, ese que se aseguraba de mantener con firmeza el agarre en el látigo. Sus labios encontraron hogar en el lóbulo de la oreja ajena, llamando la atención de Seokjin, quien se estremeció en un movimiento tembloroso para luego regresar a mirarlo por sobre el hombro.

— Sé que estás molesto, pero por favor mi amado lucero, esto que sientes solo es provocado por todos los recuerdos – lo vio intentar quejarse, quizá poner una excusa para no ceder, pero los encantos de esos ojos hicieron que Seokjin perdiera la fuerza en su agarre —. Concentrémonos en el ahora, ¿está bien?

La calidez de los labios le devolvió la paz a Seokjin, el roce delicado, movimientos lentos, la punta de la lengua paseando con temor por el borde de la delicada piel, hizo suspirar a Seokjin, soltando finalmente su látigo, liberando al señor de los infiernos del enojo ajeno. Las manos de Namjoon aferraron el cuerpo contrario a sí mismo, delineando cada curva, línea y sección de la silueta ajena.

Cuando el beso terminó Seokjin apenas reaccionó de la vil acción que había hecho su amado, frunciendo su ceño y entrecerrando sus ojos, pero antes de que pudiera hablar, Namjoon ya estaba sonriendo de lado, mostrando esos hoyuelos marcados, guiñándole de manera coqueta como si con eso pidiera su perdón.

— Tenemos que apresurarnos – el tono ronco de Yoongi fue suficiente para que Seokjin le regresara la mirada fulminante, encontrando al demonio masajeando su cuello, el cual ya no poseía marcas de las quemaduras que le fueron provocadas por el arma divina —, si ya terminaron de darse afecto...

— ¿Cuál es el plan? – interrumpió Namjoon, aferrando más el cuerpo tenso de Seokjin hacia él —. Por si no lo recuerdas, el tener una reunión con nuestro Padre no es nada sencillo. Dudo mucho que siendo tú-

— Se te olvida que antes de ser un demonio, también fui un ángel – habló con arrogancia, expandiendo su sonrisa de manera espeluznante —, era el ser más hermoso, y amado por él – una negación le precedió a una afirmación silenciosa. La lengua de Yoongi paseó por sus labios, saboreando su próxima mala decisión —. Ahora llévenme con él. Les dejaré la tarea de hacer parecer que me han capturado ustedes.

— Olvidas que Miguel quiere tu cabeza – la voz de Namjoon se alzó hasta hacer estremecer las copas de los pocos árboles. La mano de Seokjin frotó los músculos marcados del pecho de su amado llamando su atención.

— Yo me encargo de él – mencionó con firmeza Seokjin ganándose un ceño fruncido de Namjoon el cual intentó borrar con un beso —, tranquilo, no me tocará y si lo hace, bueno, tendrás que hacer algo para borrar esas sucias marcas de mi cuerpo.

— Espera – Namjoon se soltó del agarre de su amado, dirigiéndose hacia Yoongi quien ya se veía con las intenciones de emprender el viaje. Lo sostuvo de sus muñecas apretando en el lugar – tendremos que llevarte como se debe para que sea convincente.

Pronto en las muñecas del ángel caído aparecieron grilletes, similares a los que había visto en el tobillo de ese ángel menor, con la diferencia que estas no eran tan robustas. Ambos arcángeles tomaron la decisión de hacerlo lo más creíble posible y Seokjin le colocó un collar bastante incómodo, al mismo tiempo que los eslabones de las cadenas divinas se iban forjando para atarlo a sus hermanos.

— No pretendía huir estando en el cielo – se quejó, moviendo su cuello para quitar la incomodidad del objeto que no apretaba y tampoco estaba evitando su libertad, era una fachada bastante creíble mientras se mantuviera al lado de ambos – ¿no creen que exageraron un poco con el collar? Aunque estas cadenas están algo delgadas como para mantenerme cautivo, Seokjin, hermano, pensé que me tendrías un poco de rencor, pero esto es demasiado benevolente.

— Tómalo como mi participación de tu castigo en el momento de tu destierro – agregó Seokjin, atando la cadena del grillete de la muñeca ajena a su cintura y tomando la cadena atada al collar entre sus manos —, jamás estuve de acuerdo con esa ejecución bestial.

— Lo sé, ni tú o Namjoon me enterraron sus lanzas.

— Solo participé en tu destierro – sonrió de lado el arcángel, recordando ese momento como una memoria oscura con Yoongi casi asintiendo hacia él como si supiera que lo anclaría al suelo – ahora te llevaremos como se debe.

— En el momento que este juicio sea mal visto por nuestro Padre, las cadenas se caerán.

— Asegúrense de que nuestro amado hermano Miguel lo vea y así nos evitaremos que siga con su estúpida cacería de demonios.

Los arcángeles asintieron como única respuesta sintiendo una sensación extraña. Seokjin no tenía la naturaleza de ser violento, el solo sostener la cadena que se mantenía unida al cuello de su hermano le causaba repulsión, podía escuchar claramente la agonía del pasado de su castigo. Los eslabones se formaban a partir de la culpa, las decisiones incorrectas, todo el mal con el que deberías cargar.

El gran señor de los infiernos había pagado con creces todo por lo que se le había enjuiciado, las atrocidades que realizaba con las almas en el infierno las tomaba como parte de su labor de purgar sus culpas, ¿eso era enviado por Dios? ¿Acaso le había encomendado hacer eso por ser de los primeros en salir de su castigo? El pago por sus penas no debería traer más sufrimiento y mucho menos más eslabones a su cadena.

— Será mejor que nos vistamos adecuadamente – una luz brillante rodeó el cuerpo de Namjoon, obteniendo una armadura dorada que cubrió su cuerpo, observando a Seokjin quien no mencionó nada, pero ya estaba cambiándose a sí mismo – ¿tú te presentarás así?

— ¿Así cómo? – la burla estaba plasmada en esas dos palabras, Yoongi sonrió amplio ante el gesto cansino de Namjoon —. Ah, dices que debería verme más como un demonio y no con esta imagen tan despreocupada.

— Hablo de que te ves como si necesitaras encajar entre los hombres – una ceja se alzó al ver que era señalado por Namjoon, pues si bien era cierto, ya estaba acostumbrado a pasar más desapercibido entre los hombres, le hacía más fácil el trabajo de entrometerse en la vida de ellos —. Sabes qué olvida, sería más creíble que te mostraras amenazador y no...

— ¿Como una imagen tentativa? ¿Un alma condenada buscando la salvación? Está bien Namjoon, no iré de cacería para atrapar más ángeles, mi corazón ya lo posee alguien – el arcángel intentó quejarse sobre esa actitud, pero fue detenido por Seokjin quien haló de la cadena para separarlos.

— Eso no importa en estos momentos. Da igual cómo se vea solo llevémoslo.

Llamas azules rodearon al ángel caído, cambiando su vestimenta por una camisa abierta en una V pronunciada que dejaba a la vista sus cicatrices en el torso, una imagen que impactó en demasía a Seokjin, obligándolo a desviar la mirada hacia otro lado. Ser el poseedor de la claridad de las heridas era más bien una maldición para el arcángel, porque no solo se presentaban como imágenes, lograba ver, sentir e incluso escuchar.

La carne siendo atravesada, los jadeos agonizantes, los gruñidos de impotencia, la frustración del ángel caído al verse traicionado por el único que dijo amarlo desde un inicio. Que la última visión hacia el cielo, después de las sombras de los arcángeles que veían aquel acto, fuera una cara de decepción cargada de dolor mientras le desviaba la mirada. Era como ser ignorado. Abandonado. Si no lo ves no ocurre, si no eres consciente y haces oídos sordos no te sentirás culpable.

La ira de Yoongi aumentaba con esa indiferencia, la traición de ser un caído no pesaba tanto como la imagen de su Padre dándole la espalda, dejando que otros se encargaran de él. Eso era exactamente lo que había hecho luego de mucho tiempo, dar la espalda a todo, dejar que otros realizaran el trabajo duro, que otros carguen con el peso de la culpa de sus acciones y él quedando impune.

— ¿Qué ocurre? – cuestionó genuinamente ignorante de lo que pasaba por la mente de Seokjin. El arcángel no se había dado cuenta de que había comenzado a llorar, siendo consciente solo en el segundo que notó la garra oscura del demonio acercándose a su rostro.

— Detente, te harás daño – pidió Namjoon, tomándolo de la muñeca para evitar que las lágrimas divinas atravesaran la piel de su hermano, pero este solo sonrió.

— Estaré bien, ¿por qué se preocupan tanto? – un jadeo de sorpresa salió de los labios de Seokjin junto con un balbuceo al ver que el señor del infierno le quitaba la gota de agua salada de la mejilla con mucha facilidad —. Deja de llorar por cosas del pasado, he descubierto que puedo hacer más daño demostrando mi inocencia.

— A veces olvido que tanta crueldad te ha hecho alguien inmune a los sentimientos de otros.

— No de todos, Seokjin – ronroneó muy bajo, dejando rodar la lágrima por su garra hasta que se convirtió en un cristal en bruto, el cual encerró en su puño, haciéndolo arder en llamas oscuras, sonriendo de lado al revelar el resultado —. La belleza de las emociones es que las puedes manipular para crear algo nuevo y hermoso si logras encontrar su belleza.

La joya brilló gracias a la piedra, iluminándose con una tenue luz propia de color turquesa. Un pendiente forjado con un poco de cenizas formadas de la carne carbonizada de la palma de Yoongi, creando relieves intrincados alrededor de la lágrima de Seokjin. El ángel caído colocó su creación en el lóbulo izquierdo de la oreja del arcángel.

— Quien dijo que las creaciones debían ser seres vivientes para que fueran hermosos – la voz de Namjoon fue calmada admirando la acción de Yoongi no estando sorprendido, pues lo había visto hacerlo antes, con Lilith, regalándole un collar formado con sus lágrimas de dolor ante la pérdida de su primer bebé —. Parece que las costumbres no se pierden, ¿no es así?

— No tengo idea de a qué te refieres – se hizo el desentendido, aunque sabía perfectamente a qué se refería Namjoon —, ahora ¿vamos?

Aún no estaban convencidos de que eso funcionara. El ángel caído les explicó más detalles a sus hermanos, respecto al plan que debían llevar a cabo, tendrían que llegar con él rendido ante los juicios ejercidos ante sus actos. Por supuesto que Seokjin se sintió incrédulo para que el resto de seres celestiales accedieran a aceptar esa insulsa mentira, alegando que nadie creería en la imagen que presentarían.

Sus palabras fueron abofeteadas en el momento que llegaron al cielo, donde para su sorpresa no tuvieron problema alguno para ingresar con Yoongi, ¿qué clase de privilegio era ese? El rey de los demonios podía pasar como dueño de los cielos por las puertas abiertas. Ambos arcángeles quedaron boquiabiertos cuando los muros forjados de un brillante material los reconocieron como los grandes arcángeles.

¿Grandes arcángeles? Llevaban a un desterrado encadenado, el primero en ser un caído de la gracia de Dios. Los cielos parecían no inmutarse ante la presencia oscura, aunque no podían decir lo mismo del resto de legiones de ángeles. Cada uno de los grupos liderados por sus hermanos se pusieron en alerta, comenzando con murmullos respecto a informar a sus superiores sobre la llegada de El Demonio.

— Creí que tus seguidores estarían aquí, Seokjin – murmuró Yoongi como si aquella caminata que estaban dando fuera un paseo por un campo del jardín del Edén.

— Están muy ocupados, concentrados en darle paz a todas esas parejas y personas en conflicto – el arcángel regresó la mirada apenas al escuchar el clic característico de los grilletes en las muñecas de Yoongi, desatándose por decisión del cielo —. El resto de ellos están con los ángeles heridos. ¿Por qué de pronto siento menos pesadas tus ataduras?

Los ojos de Seokjin se ampliaron al notar que los eslabones se iban desapareciendo y algunos ya estaban sueltos, apenas estando sostenidos entre sí.

— ¡Hey! Será mejor que mantengas esos en tus muñecas – Namjoon se detuvo en su andar encarando a su hermano, el demonio alzó las manos para notar que ambos grilletes estaban abiertos, no teniendo problema en volver a cerrarlos. Una acción por motivación propia sería perdonada, aún más rápido —, mis legiones están siendo avisados de tu presencia.

— ¿Me atacarás aquí?

— Por supuesto que no, a menos que hagas una estupidez.

— Gabriel – el tono en el que le había llamado Seokjin tomó por sorpresa al arcángel, tensándose de un instante al otro. La risa de Yoongi no se contuvo al ser testigo de aquella reacción —, debemos mantener una imagen, no podemos ir por ahí diciendo palabras groseras.

— Hazle caso, Gabriel, parece molesto por tu comportamiento poco adecuado.

— Silencio – gruñó bajo, con un tono irritado y apretando la cadena que se sostenía al collar de Yoongi —, estamos en esta situación por tu culpa. Mis legiones están preparadas para escoltarnos fuera, si algo sale mal.

— Si algo no sale como esperamos – la mirada fría de Yoongi se afiló aún más en cuanto divisó la zona de los Serafines, logrando escucharlos parlotear entre ellos. Tan molestos como siempre – quiero que ambos me prometan que se encargaran de Jimin, protéjanlo a toda costa.

— No dejaremos que descubran la verdad en nuestros recuerdos – acotó Seokjin bastante decidido y un tanto ofendido por lo que insinuaban las palabras de su hermano —, saldremos de aquí con una victoria y tú regresarás con el ángel hasta que se cumplan los 500 años restantes.

— De no ser así, necesito que se vayan sin importar si me quedo aquí. Puedo soportar cualquier tortura excepto saber que le harán daño.

— No sucederá – habló Seokjin en un intento por consolarle.

— Pero si llega a pasar, prometo ser el primero en poner parte de mis legiones a su cuidado, le diré a Hoseok... — ahora fue Namjoon quien intervino entre esa conversación fatalista, no dejaría que se repitiera la historia.

— Tranquilo, él sabe a dónde llevarlo si algo ocurre.

Yoongi alzó la mirada por simple curiosidad hacia la sensación de un cosquilleo en su rostro, encontrando la mirada de varios querubines curiosos observando desde las nubes altas, posiblemente habían escapado del cuidado de sus encargados, pero era refrescante notar una genuina emoción distinta al miedo. A diferencia de muchos ángeles que se apartaron de su camino, esos pequeños seres celestiales solo veían a la distancia.

¿Cuántos siglos llevaba sin ver aquel paraje? Su mente le jugó en contra, evocando todos esos momentos en los cuales sus caminatas nocturnas siempre lo llevaban a estar custodiando al resto de ángeles. La sobriedad del lugar le seguía pareciendo tediosa a la vista.

Al atravesar las puertas donde se encontrarían los serafines, su camino se interrumpió de manera abrupta, asombrados al verse frente a uno de ellos, con sus miles de ojos juzgando a quien estaba en el medio de los arcángeles; sus alas se agitaban de un modo que provocaban que todas las nubes que transportaban nuevas almas no se atravesaran en su camino.

Traen a un pecador a la sala Sagrada del Padre – un coro de voces resonó por todas partes, sin inmutar a ninguno de los tres —. ¿Por qué?

— Creí que ustedes lo veían todo con esos ojos y el don de la clarividencia – habló con arrogancia el no deseado de esa sala. Intentó alzar sus manos para hacer notar los grilletes, pero estos ya se habían abierto de nuevo, obligándolo a mantenerse quieto—. ¿Qué no es obvio?

— Ha admitido sus pecados frente a nosotros, lo llevaremos para que sea juzgado – agregó Namjoon, pero el serafín se quedó inmóvil, sin permitirles el paso —. Hazte a un lado.

Non bis in idem – el retumbar de las voces hizo temblar el lugar.

Esa simple frase no traía nada bueno para el plan que tenían pensado y si seguían ahí lo próximo que arruinaría la estadía del ángel caído en el cielo serían sus cadenas destruyéndose y los grilletes junto con el collar cayendo al suelo. Ambos arcángeles se mantuvieron en calma en comparación con el aura oscura que de pronto emanaba de Yoongi, conocían lo volátil que podía ser, pero el hecho de que él mismo se estuviera conteniendo era algo muy nuevo.

— Vaya, hasta que escucho palabras sabias dentro de toda su doctrina – sí, estaba molesto, más que irritado debido a la situación, no quería obligar a un serafín a moverse, se vería muy sospechoso – ¿quieres explicarme un poco más a qué te refieres? O si lo prefieren decir nuevamente en un barullo de voces, como es de su molesta costumbre.

Alzó la voz como único recurso para liberar la tensión creciente en su cuello, aunque tan rápido como liberó la molesta irritación fue capaz de percibir una caricia demasiado cálida y gentil en su pecho como si se tratara de una pomada fría. Su mirada vaciló en buscar a Jimin por alguna parte, pues era como tener su presencia ahí mismo, no en el infierno y mucho menos si alguien lo quisiera convencer de que la unión de sus cuerpos era la razón para aquello.

No peques de arrogancia en esta sala sagrada, Mano derecha de Dios, – de nuevo las voces se aglomeraron, esta vez con el fin de aturdirlos, pero ninguno pareció reaccionar —. Sabes perfectamente lo que esa frase significa. Tú mismo estuviste de acuerdo en hacerla una ley.

— Qué conveniente – soltó con veneno Namjoon, rodando los ojos cuando su hermano sonrió ladino como si intentara hacer de menos lo que los Serafines mencionaban.

Como mandato de Dios, para no incurrir en los viejos juicios se estipuló esa ley: "Non bis in idem"

— Los que son castigados una vez por un pecado no serán juzgados por el mismo cargo – respondió en voz baja Seokjin, conociendo el significado de aquello, de hecho se había utilizado mucho para defender a las almas sin culpa —. Eso no aplica a nuestro hermano aquí presente.

Entonces, ¿cuál es su culpa?

Las ocho alas del serafín se abrieron para darle lugar a la esfera giratoria de ojos, comenzando a dar vueltas haciéndose notar en el centro un ojo gigante; la ventana que todo lo ve, un juicio puro en el cual se decidiría el éxito de pasar ahí para poder demostrar su inocencia y así dejar en evidencia al verdadero culpable.

— He enviado a demonios para que custodien a los ángeles protectores para hacer crecer las malas intenciones en los hombres y de paso tentar a las almas puras – habló sin más, no dejando que su mente se nublara con otro recuerdo que no fuera todas las veces que notó esas interacciones prohibidas y que jamás castigó —. Además, el ángel al cual se me envió al infierno no solo lo he castigado, sino también me he encargado de corromper parte de su ser con el fin de que se quede a mi lado.

Una extraña sensación y un ambiente tenso se propagó a través del cuerpo de los tres mientras aquel ojo que todo lo veía juzgaba de lo que se acusaba Yoongi. Hubo duda para no juzgar a los otros dos arcángeles, pero el juicio había sido pedido para el ángel caído, así que luego de algunas imágenes, esas donde el propio ángel rogaba para ser castigado, e incluso dejando a la vista cómo sacaba esa sustancia oscura del cuerpo de Jimin.

Un pecador que debe ser juzgado – en una luz resplandeciente, aquel cuerpo celestial desapareció de la vista de los tres, justo a tiempo para no ver cómo caían y desaparecían los grilletes de las muñecas.

— ¿Qué fue lo que le mostraste? – cuestionó Seokjin aún incrédulo de que funcionara lo que sea que le haya visto el Serafín entre sus recuerdos de su hermano.

— Algunas cosas atroces para un serafín. ¿Nos vamos? – masajeó la piel alrededor de sus muñecas, notando las quemaduras.

— Esperemos que no ocurra ningún imprevisto, ya pasamos lo peor – fanfarroneó Namjoon al estar confiado de la situación, aunque la mirada de Yoongi no lo dejó tranquilo, como si lograra ver mucho más allá – ¿Yoongi?

— Namjoon – le llamó tan serio, con un tono que podía desestabilizar la fortaleza de cualquiera, haciéndole estremecer —. No olvides tus promesas, esta vez – se giró a verle, con el ónix pintando sus ojos en totalidad como si estuviera preparando para un ataque, ¿Acaso su hermano pensaba lastimar al Creador? —. Ahora no tienes excusas. Si ocurre algo, toma a Seokjin y cuiden al resto de ángeles heridos.

Antes de cuestionar aquellas palabras, fue Seokjin quien percibió un dolor agonizante proviniendo de la puerta al otro lado de la sala. Sus pasos se hicieron más pesados conforme avanzaron, sintiendo en sus alas la advertencia de lo que había en ese lugar. Aunque querían hacer pasar su caminata tan desapercibida como les era posible, el ansia de asegurarse de que aquello no fuera verdad les carcomía el alma.

Para los habitantes del infierno no era normal lo que ocurría, de pronto todos habían sido llamados a regresar a su territorio para esperar nuevas órdenes, se corría la voz entre rumores y muchas especulaciones sobre una nueva rebelión por lo que el señor del infierno necesitaba todas sus fuerzas ubicadas en un mismo sitio.

La mayoría de los demonios que habían sido enviados para tentar a los hombres regresaban en las peores condiciones y no faltaba el alma oscura que pedía, suplicando por una salvación para ese amado al cual no lograron salvarla de la mano injusta de ese arcángel. Las palabras murmuradas de la mayoría eran esas, siempre repitiéndose en un bucle agonizante.

Arcángel. Lanza sagrada. Castigo...

Jimin se estaba encargando de ayudar a todos los que podía y se lo permitían. Le parecía abominable el escuchar el desgarro de la carne, las extremidades siendo lanzadas al suelo para luego ser curados por Lilith y Hoseok ayudándoles para regenerar cada herida, pidiendo que les explicaran lo que había sucedido, pero todos se negaban a decir más allá de maldiciones hacia el poder desmedido del cielo sobre ellos de manera injusta.

— No podemos hacer nada más por ellos – murmuró de manera fría la madre de los demonios, atando una venda en su muñeca cortada. Lilith se había encargado de alimentar a todos con su propia sangre, al igual que Hoseok —. Dejaremos que se recuperen, esperemos que el resto de demonios mayores se encarguen del resto de heridos.

— Tendremos que esperar nuevas órdenes de Yoongi antes de movernos.

— ¿Creen que esté bien? – la dulce voz del ángel chocaba con el territorio hostil en el que se encontraban —. He intentado de alguna manera hablar con él, pero me está evitando desde que salió, ¿y si pasó algo muy malo?

— Serías el primero en sentirlo – le interrumpió Lilith, acercándose entre pasos elegantes, esquivando todos los cuerpos tendidos en el suelo, dejando a la vista sus piernas largas, sobresaliendo en la falda larga, traslúcida de su vestido —. Tú tienes el corazón de nuestro señor, lo puedo sentir latiendo en ti.

— Él me lo entregó – acotó con un ceño fruncido, alejándose de la mujer que intentaba tocar su pecho, sintiendo repulsión ante el tacto ajeno —, no necesito explicar por qué lo tengo si es lo que preguntarás.

— Claro que no lo haré. Estoy enterada que las escrituras mencionan a un pobre alma cargando el peso de estar unido a nuestro señor.

— ¿Q-qué significa eso...? – su voz tembló un poco más al no comprender a lo que se referían. Sus pasos lo hicieron retroceder al mismo tiempo que Lilith seguía avanzando, hasta que su espalda ardió, advirtiéndole la presencia de alguien detrás de él, encontrando a Hoseok una sonrisa amplia.

— Significa, pequeño ángel, que cuando terminen los 500 años de castigo, nuestro señor te proclamará como suyo.

— ¿Suyo? – lo pensó unos segundos, hasta que los recuerdos llegaron a él, pintándole las mejillas con un intenso color rojizo —, pero él... quiero decir, nosotros.

— Basta, no me interesa escuchar cómo es que nuestro señor de los infiernos te tomó en cuerpo y alma – el cuerpo de Lilith se estremeció en un falso asco —. Quizá me atraiga un poco ver el placer de otros, pero, ¿tienes una idea de lo puro que se mantuvo Yoongi hasta ahora? No quiero decepcionarme escuchando que apenas hizo algo.

— Bueno...

El ángel mordió su labio de manera nerviosa y esa simple imagen les pareció bastante divertida a Hoseok y su amada Lilith, compartiendo miradas cómplices. Se imaginaban miles de escenarios; ver al dulce ser angelical, tartamudear, juguetear con sus dedos hasta incluso llegar a tocar zonas de su cuerpo como si estuviera reviviendo cosas, les dejó más que claro que ese encuentro había contenido toda clase de acciones.

Jimin necesitaba alejarse de esos dos antes de que le sacaran la verdad de todo lo que ocurrió y dónde pasó, aunque no dudaba que tuvieran el conocimiento de ciertas partes. Quizá la respuesta a lo que deseaba el ángel no fue lo que esperaba, pero el escalofrío que le recorrió el cuerpo debido a otra presencia fue lo que provocó que se girara para encarar a Jungkook y Taehyung, tomados de la mano. Hoseok lo detuvo de avanzar antes de interrumpir la dinámica de esa extraña pareja.

Jodido hipócrita. No tenía derecho a criticar... él estaba unido al Rey del Infierno.

El mestizo avanzaba unos pasos adelante haciendo a un lado al resto de demonios, al mismo tiempo que Jungkook se veía bastante cohibido, avergonzado y un tanto nervioso. Su apariencia no era la misma, había cambios drásticos, el que anduviera descalzo por el suelo infernal, podía darle una idea a Jimin. El color de las alas también era otro claro faro de luz hacia lo que estaba ocurriendo.

— Vamos, conejito. No eres tú el que tiene el culo ardiendo como para caminar así de tembloroso – el ángel se apresuró para llegar con Taehyung para cubrirle la boca con su mano. El demonio mestizo alzó ambas cejas antes de sacar su lengua para lamer la palma entera, causando un escalofrío en el cuerpo contrario, obteniendo la libertad – ya te dije que no hagas esas cosas, puedo ponerme caliente, muy fácil.

— Basta – era adorable a la vista de Taehyung, aunque era toda una visión. Su cabello había crecido bastante después de alimentarse y recuperarse, se veía jodidamente bien dejando de lado ese lado tierno, aunque todo eso seguía ahí muy oculto – haces que me avergüence y dijiste que no hablaríamos de eso en público.

— Yo no dije nada, tú me amenazaste de no repetirlo – se acercó demasiado al cuerpo de Jungkook, paseando la mano por el pecho fornido, la punta de su lengua se delineó sus labios en una clara intención de hacerlo pecar —. Yo solo quiero tentarte para que me castigues, mi precioso conejito de invierno.

— No haré eso.

— Aburrido. Entonces, ¿no me dejarás sin sexo si lo sigo diciendo?

— Por supuesto que lo cumpliré – una mano firme se plantó en la espalda baja de Taehyung, sacándole un gemido bajo, casi como un ronroneo. Una sonrisa coqueta surcó los labios del mestizo antes de hacer parecer que perdía la fuerza en su cuerpo para ser sostenido por su ángel —, me avergüenzas.

— Aquí nada de eso está mal visto, amor mío. Estás en el lugar de la depravación, lujuria y otras perversiones – Jungkook lo pensó por unos segundos, alzó su mirada para conectar con la de su adorado demonio, pero lo que obtuvo fue un saludo ligero por parte de cierto hyung – ¿Jungkook, me estás escuchando?

— Espera, no te muevas de aquí – antes de que se quejara lo ciñó a su cuerpo, casi estampado sus labios con los impropios, mordiendo en un último movimiento el labio infierno de Taehyung hasta sacarle sangre, la cual chupó a gusto hasta hacer gemir al otro —. ¿Por qué sabes tan delicioso?

— Son los efectos de la lujuria, hace que me vuelva un afrodisiaco.

Jungkook se encogió de hombros, no poniendo mucho interés en conocer más respecto a las palabras provocadoras de Taehyung, quien se quejó al no poder obtener un beso más, pues el ángel solo le dejó uno en su frente para luego soltarlo y comenzar a avanzar hacia otra dirección dejándolo con un sabor amargo de boca.

Los pasos del ángel lo hicieron avanzar rápido, pero eso no evitó que Jimin notara los cambios físicos notables ahora estando a menos distancia. Piel resplandeciente demostrando lo sano que se encontraba, el cabello largo con algunos rasgos oscuros y blanco lo hacía parecer un tanto más maduro, estaba usando una ropa negra, con la camisa abierta dejando a la vista las líneas curvas que le recorrían el torso; los músculos del pecho parecían más anchos y casi logró ver alguno que otro marcado por debajo de los pectorales; los pantalones ajustados a sus piernas dejaban mucho a la vista y poco a la imaginación de cómo se veía la parte inferior del cuerpo ajeno, eran grandes, bastante pronunciados, hasta cierto punto un tanto atemorizante, lo hacía parecer un gigante.

Aunque toda esa fachada de ser peligroso, grande, fuerte y poderoso se desvaneció cuando Jimin logró ver ese rostro angelical. Las arrugas de la nariz debido a su sonrisa amplia, los ojos casi cerrados debido a la felicidad que invadía al tener un encuentro con su hyung. Lo alzó con facilidad del suelo al tomarlo en brazos, girando con él y abrazándose a las piernas de Jimin.

— Hyung.

— Hola, extraña versión de Jungkookie crecido – la risa baja de Jungkook se ahogó en el torso de Jimin quien enredó sus dedos en los largos mechones de cabello blanco, sintiendo lo suave de este mismo – ¿te importaría bajarme? Se siente un poco incómodo tener una mirada asesina.

Jungkook ladeó la cabeza aun sin comprender lo que mencionaba, aunque un simple vistazo hacia Taehyung le dejó claro a qué se refería. Quizá el demonio podía soportar, compartirlo, pero le hacía hervir la sangre el ver ese tipo de escenas.

— Parece que alguien es celoso. Mejor no provocarlo. Además, el lugar en el que estás... es muy íntimo.

— ¿Íntimo? Eso nunca fue un problema en el pasado. Pero si eso quieres – hizo lo pedido, teniendo a su hyung frente a él, aunque su sonrisa vaciló cuando notó cierto rubor en las mejillas ajenas, le tomó el rostro, examinándolo a detalle, sonriendo cuando descubrió la razón – oh ya entiendo. Parece que te sientes avergonzado por ciertos actos.

— Tú... cómo te atreves a leer mis recuerdos, así – se quejó, dándole algunos golpes pequeños en el pecho, encontrando una masa bastante dura —. Hablas de mí cuando perfectamente escuché a ese demonio diciendo-

— ¿Diciendo, qué? – la voz profunda de Taehyung se hizo presente, detrás de Jungkook, a quien estaba abrazando por la espalda, descansó su barbilla en el hombro derecho del ángel, donde no se molestó de no ser obvio para besar la piel descubierta hasta hacer ver la cicatriz —. Creí que estaba mal visto escuchar conversaciones ajenas.

— No lo es cuando quien lo está hablando lo grita tan alto.

— Te dije que podrían escucharnos – le reclamó Jungkook. Taehyung ronroneó en respuesta, tocándole por debajo de la barbilla con un dedo.

— Es que no lo puedo evitar, no después–

— Taehyung hyung.

— Bien, solo porque no quieres que tu protector se entere de que ya creciste – le pellizcó la mejilla, haciéndolo dar un leve brinco, mirando por sobre su hombro la sonrisa amplia del demonio, pues aunque el acto había ocurrido en su rostro, Jungkook percibió aquello en su trasero —. Aclarado el asunto, supongo que podemos hacer las paces, no es así Jimin hyung.

La piel del ángel se encrespó para sacarle una molesta picazón que no dudó en ocultar. Su incomodidad era egoísta, al final Jungkook se veía bien; él había elegido proteger esa parte humana de Taehyung, ese demonio mestizo tenía un fuerte aroma a sangre putrefacta, esa misma que se combinaba con múltiples toxinas de un cuerpo en descomposición, pero luego se perdía con sutileza entre el olor a flores, tan dulces que era inevitable no verse atraído a él.

El color en los ojos de Jungkook indicaban una conexión con el demonio. Los reflejos rojos se mezclaban con líneas de color dorado, bastante finas, eran un claro detalle de que compartían sangre. Había notado un aspecto diferente también en Taehyung, más humano... Estarían bien mientras se cuidaran el uno al otro.

— ¿Hyung? – le llamó de manera cautelosa, Jimin borró toda duda posible en ese bonito rostro de Jungkook en el momento que sonrió de lado.

— Asumo que esa sonrisa es un ¿Sí?

— Supongo que debo agradecerte por salvar a Jungkook – una sonrisa cargada de arrogancia se dibujó en el rostro ajeno, aunque la máscara del demonio, llena de un aura oscura desaparecía ni bien Jungkook le prestaba atención convirtiéndose en un ser dócil —, aunque me gustaría saber ¿cómo lo salvaste? Es decir-

— Fue con mi sangre – respondió a secas, sorprendiendo a Jimin, haciendo un gesto con sus ojos hacia Jungkook. Esperaba que solo se tratara de un poco de líquido combinado, pero el ver que los colmillos de Taehyung sobresalían al mencionar aquello le dejaba muy claro a qué se refería – ¿qué? No esperabas que mágicamente se curara, ¿no? Jungkook se convirtió en mi alimento desde hace años, así como yo en el de él.

— Los ángeles no necesitamos ese tipo de alimentos en nuestros cuerpos – refutó Jimin, haciendo puños sus manos hasta hacerlas ver rojas y haciendo notar un pequeño hilo de humo que no pasó desapercibido por Taehyung.

— Pero eso mismo no te detuvo de beber la sangre de nuestro señor.

— Basta – se quejó Jungkook colocándose entre ambos, mirando a cada uno con firmeza, recibiendo una mirada culpable por parte de Jimin y una cargada de falsa inocencia en el rostro de Taehyung —, es suficiente. Jimin hyung yo decidí que quería compartir más que una simple relación de protegido y protector con Taehyung hyung, él es muy bueno.

— ¿Bueno? Disculpa que lo dude Jungkookie, pero bueno, en qué sentido...

— En todos y también en la cama – ronroneó sin tapujos, avergonzando a su amado ángel, que ya había perdido esa imagen dura para convertirlo en una suave masa de nervios.

— Eres tan descarado.

— Y tú, falso puritano.

¡Es suficiente! – el llamado de Jungkook hizo retumbar toda la sala, provocando que cayeran cenizas del techo. Jimin se sintió orgulloso por el poder que demostraba Jungkook, aunque el gemido alto de Taehyung contrastó demasiado con el ambiente —. Quiero que ambos dejen de discutir por algo tan tonto. Me alimenté de la sangre de Taehyung y él de la mía, fue extraño al principio, pero poco a poco supongo que ¿caí en la tentación?

— Y ahora es mío – esa última palabra contenía muchos significados, haciendo estremecer el cuerpo entero de Jungkook —, no te podrán alejar de mí. Deberías agradecerme eso, hyung – habló con un toque venenoso en su voz – aunque intenten llevárselo no podrán.

— Puedo vivir con eso – respondió a secas Jimin, cruzándose de brazos porque debía admitir que tenía razón – ¿algo más que quieras decir? – dirigió su mirada hacia Jungkook, quien abultó sus labios como si pensara muy bien sus próximas palabras.

— Casi muero porque el arcángel Miguel decidió que mataría al demonio que había corrompido a un querubín y si no fuera por la transfusión de nuestras sangres combinadas, yo no estaría aquí mismo. Lo amo, hyung así que no más discusiones. ¿Quedó claro el asunto?

Jimin asintió como única respuesta. Por su parte, Taehyung gimió más alto, abrazándose a la espalda fornida del ángel, frotando su despierta erección con la redondez ajena, jadeando por lo caliente que se sentía al escucharlo hablar de esa manera, ejerciendo cierto control sobre sus cuerpos y mentes. Con su nariz se hizo un espacio entre el cabello largo para encontrar la nuca del ángel y así por fin morder la piel delicada.

La humedad de la lengua de Taehyung y los murmullos de gusto que hacía el mestizo solo hacían sonreír a Jungkook, él podía escucharlos claramente, cada palabra provocadora, lasciva e incluso poco inocentes. El ángel se giró en su sitio para encarar ese rostro que tanto adoraba, sonriéndole de lado.

— Eres muy travieso Taehyung hyung.

— Me gusta cuando me nombras con ese tono – juntaron frentes y ese gesto dulce, poco lascivo, pero con rasgos más íntimos que cualquier acto sexual, hizo derretirse a Taehyung.

— Parece que los ángeles están de moda en el infierno y son capaces de ablandar a las criaturas más sanguinarias – interrumpió Lilith la interacción, logrando que la pareja se separara, no sin antes compartir un beso, ese que Jungkook depositó en la punta de la nariz de Taehyung —. Te tendré vigilado, niño. Ahora, será mejor que sigamos acudiendo a los otros demonios.

— Mi precioso lirio del infierno, no puedes seguir dando tu sangre para sanar a todos – Hoseok le tomó la mano con el fin de detenerla, ganándose un ceño fruncido —. Tú también te debilitarás.

— Yo puedo dar mi sangre para sanar al resto – sugirió Taehyung teniendo una sonrisa escalofriante.

— No – gruñó posesivo Jungkook, ciñéndose al cuerpo del demonio mestizo – sabes perfectamente que tu sangre solo mataría al resto de demonios.

— Aburrido – se quejó, abultando sus labios en un puchero bastante pronunciado —, no es justo, déjame divertirme con el dolor de ellos, me hicieron daño en el pasado.

— Mi precioso capullo infernal – las uñas de su madre se encarnaron en la tierna piel de sus mejillas, apretándolas para asegurarse de que tendría su atención —, deja tu venganza para otro momento, no ahora.

Taehyung giró su rostro hacia un lado, logrando que tres arañazos se notarán en su mejilla de donde comenzó a emanar sangre, la cual Lilith se encargó de lamer y curar la herida. El lado posesivo, así como el protector de Jungkook, salió a luz cuando vio las acciones de la madre de su demonio mestizo, no teniendo mayor dificultad en apartarlo del alcance de la mujer, sacando sus alas para envolverlos en un capullo.

Un ronroneo gustoso salió de los labios del mestizo encogiéndose más en el agarre, aunque las acciones del ángel no fueron recriminadas, pues la misma Lilith podía olfatear la sangre de su hijo corriendo por las venas ajenas y esas actitudes solo denotaban la interacción entre ambos.

— Jungkookie, tranquilo, sé que no le hará daño – pidió Jimin notando la incomodidad del ángel con esa actitud protectora, si bien era cierto su naturaleza les hacía ser un tanto posesivos con sus protegidos, en el pasado esas actitudes terminaron en castigos —. Es su madre.

— ¿Por eso debo dejar que lo lastime? No pienso ser como todos los ángeles protectores que no intervienen, no con Taehyung, no con él.

— No tengo problema con eso, pequeño ángel guardián, de seguro mi capullo infernal te dará suficientes tareas por hacer – sonrió de lado, alejándose de su hijo que se encontraba tan cómodo estando entre esas alas de Jungkook —. Y tú, debes ser más permisivo. No puedes controlar todo lo que se salga de tus manos – señaló a Jimin no interesándole obtener una respuesta —. Bien terminado el asunto de este par de tortolitos, ahora nos concentraremos en lo importante.

— Nada de dar más sangre – Hoseok la tomó por la cintura, levantándola sin dificultad, obteniendo quejas por parte de Lilith —. Has dado suficiente y los demonios afectados son demasiados para darnos abasto.

— ¿No hay otra manera para sanar a los demonios? – cuestionó Jimin con genuina preocupación —. Quiero ayudar, ¿qué tal si usamos la mía?

— ¿Enloqueciste o tanto tiempo en el infierno te carbonizó esa mentecita tuya? – los dedos finos de Lilith señalaron al ángel con un desinterés casi venenoso —. Tu sangre no sirve en nosotros, es como una sustancia tóxica, ¿acaso no recuerdas lo que tus lágrimas provocaban en Yoongi?

— Pero él tomó la sangre de Jungkook – señaló al mestizo, quien frunció su ceño y desvió la mirada a otra dirección —. Yoongi también tomó la mía.

— Jimin – la voz profunda de Hoseok y calma hizo un efecto instantáneo en el ángel —. Ambos son ángeles y si crees que Taehyung es la solución, debo recordarte que tiene sangre mestiza, tanto demoníaca como humana. Si hablamos de Yoongi, bueno... él alguna vez fue un ángel, ¿entiendes?

— Tú también eras un ángel – alzó la voz con exasperación – ella fue la primera mujer, tiene una parte humana y, sin embargo, ha dado su sangre.

— ¿Crees que por eso mismo me salvó de ser un demonio? – los ojos de Lilith se pintaron de rojo, pero Hoseok evitó que siguiera esa riña entre ambos —. Déjame enseñarle a ese ángel qué tan demonio puedo ser.

— Solo digo lo que sé-

— Dejé de ser un ser celestial como el que dices desde que me castigaron por ser el tentador, la serpiente del jardín del Edén – interrumpió Hoseok, comprendiendo mejor la manera obstinada de pensar de Jimin – ¿crees que de ser un ángel como nuestro señor, el resto de nuestros hijos no habrían sido iguales a Taehyung?

— Me habrían evitado muchos problemas – se quejó en voz baja el mestizo, dejando a la vista su malhumor en cuanto al tema de sus hermanos, los cuales ellos sí podían ayudar en esos momentos.

El silencio se hizo entre todos, en especial luego de las palabras de Hoseok, el ángel no estaba tan enterado de que la serpiente de la tentación había sido alguien más, lo había convencido de que fue Yoongi todo ese tiempo. ¿De qué otros crímenes se le había juzgado? ¿Era esa la razón por la que se pudo librar de aquellas lanzas divinas?

No era momento de pensar mucho en eso, debía encontrar una solución rápida, algo que no pusiera en riesgo a Lilith que se veía un tanto demacrada y débil. Hoseok había sido más prudente en dar de su sangre, pero aun así se veía cansado. Jungkook estaba descartado, al igual que Taehyung, que curiosamente se mantuvo en un silencio un tanto extraño, así como sospechoso.

— No entiendo, de pronto todo se volvió complicado. ¿Por qué es tan difícil salvar a los demonios? – cuestionó Jungkook, teniendo al demonio mestizo acunando el rostro.

— Tonto conejito de invierno, acaso no es obvio. Esto es con el fin de exterminarnos con facilidad. Los ángeles tienen muchas formas de salvarse nosotros no.

— Eso es injusto, tú me salvaste a mí – el ángel dio un quejido bajo al ser mordido en su labio inferior, ese que había sido apretado hasta el punto de abultarlo, sacando una gota de sangre que fue tomada con la punta de la lengua de Taehyung – nos salvamos ambos y estamos muy bien.

— Bueno, es una lástima que no exista algo que esté perfectamente combinado con partes demonio, ángel y que ayuden al resto – murmuró Taehyung con pesar, uno que fue cuestionado por Jungkook – ¿qué? A veces me interesa salvar el lugar que es mi hogar y todos esos seres que lo conforman de acuerdo, me importan muy poco las almas pecadoras, pero los que son iguales a mí-

— De acuerdo ya entendí, trabajaremos ese egoísmo – Jungkook le acarició debajo de la barbilla, cosa que el demonio mestizo tomó como un mimo en recompensa de sus palabras —. Importa que te esforzaste por preocuparte por otros.

— Quizá, sí, exista algo como eso – fue un pensamiento en voz alta de Jimin, alzó la mirada luego de percibir cierto silencio por parte de todos y esas miradas penetrantes – en nuestra ... Quiero decir que en la habitación de Yoongi puede que haya algo que ayude a esto, pero debemos tomar a alguien de prueba.

— ¿A qué te refieres con algo? – la mirada de la madre de los demonios fue mordaz, esperando una respuesta rápida.

— Hoseok sabe lo que hay en la habitación, es un nacimiento de agua donde se encuentra combinada la sangre de Yoongi y parte de la mía junto a mis lágrimas.

— Bueno, solo ha mantenido vivas las flores del infierno, no sabemos si podrá curar a un demonio – quizá fue la mirada suplicante de Jimin o ese rostro con determinación que intentaba ser firme, lo que le hizo considerar las palabras del ángel —. De acuerdo podemos probar.

Dejó el cuerpo de Lilith con los pies en el suelo ardiente, buscó a su alrededor al demonio más débil, ese que probablemente no tendría esperanzas de sobrevivir, encontrando uno con bastante facilidad. Se lo colocó en el hombro antes de dirigirse de nuevo hacia todos.

— Andando, hay que probar tu teoría, cordero de sacrificio – mencionó con burla Hoseok, ganándose un ceño fruncido y un rubor en las mejillas ajenas.

— Mi nombre es Jimin, y soy el ángel del señor del infierno. 

Hola personitas bellas, espero que estén disfrutando de esta maraton del cordero... la verdad a mí me está dando mucha nostalgia de que se acabe. Solo espero que la historia esté siendo de su gusto y agrado, se sigan enamorando de los personajes hasta el final... 


No olviden tomar su tiempo para estar tranquilas en cada lectura y disfrutarla, tomen un té, mate, café, aguita... coman rico, duerman sus horas, emocionense con lo que pasa en la trama que se viene cositas en la próxima actualizacion. 

Bloody hearts.....

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro