Capítulo 7: París y Broadway
Una semana después de su última conversación...
Annette recibe un mensaje de Zèphir que la toma por sorpresa: ¿Tienes algo que hacer esta noche? Hay algo que quiero mostrarte.
Intrigada, pero cautelosa, Annette acepta. Al caer la noche, Zèphir la lleva a un pequeño teatro en una de las zonas más antiguas de la ciudad, como él no conoce bien Nueva York, buscó en la web y preguntó a los amigos de Danny...
Porque si esta podría ser la despedida, tenía que ser en un lugar especial, este es modesto, con luces cálidas y un ambiente íntimo, pero Annette nota de inmediato el brillo especial en los ojos de Zèphir.
Zèphir.—sostiene la puerta para que Annette entre.— Quería mostrarte este lugar porque me recuerda a París. Mi madre solía traerme a teatros como este, cuando era niño. Ahí es donde me enamoré de la música... y del arte de contar historias.
Annette.—mira a su alrededor, emocionada.— Es hermoso, Zèphir. ¿Cómo encontraste algo así en Nueva York?
Zèphir.—sonríe con nostalgia.— Supongo que uno siempre busca un pedazo de casa, incluso en lugares lejanos.
(Ambos se sientan en la primera fila mientras un pequeño grupo de músicos comienza a tocar una melodía suave, una mezcla de jazz y chanson française. Zèphir observa a Annette mientras la música la envuelve, y por primera vez, siente que tal vez Nueva York también podría ser un hogar para él)
Después del espectáculo, es Annette quien lleva a Zèphir a un lugar que significa mucho para ella: Greenwich Village. Aunque Zèphir había evitado esta parte de la ciudad por considerarla demasiado caótica, la forma en que Annette lo mira lo convence de que vale la pena.
Annette.— ríe mientras esquiva a un turista con una cámara.— Lo sé, esto es lo opuesto a tu pequeño teatro parisino. Pero para mí, Broadway siempre fue un símbolo de algo más grande, algo que me hacía soñar cuando no tenía mucho más.
Zèphir.— la mira con curiosidad.— ¿Qué soñabas, Annette?
Annette.—mira las luces con una sonrisa melancólica.— Ser parte de esto, que mi música llegara a alguien, a cualquiera, de la forma en que estas luces parecen llegar a todos.
(Zèphir observa cómo las luces de Greenwich Village, se reflejan en los ojos de Annette. En ese momento, entiende que, aunque sus mundos parecen diferentes, ambos comparten una pasión profunda por crear, por conectar. Él toma su mano sin pensarlo demasiado, y Annette no la retira)
Zèphir.— Tal vez, no sean tan diferentes, París y Broadway, digo. Ambos son lugares donde los sueños encuentran un escenario, ¿No crees?
Annette.— lo mira, sorprendida, por sus palabras.—Tal vez tengas razón. Pero los sueños siempre parecen más fáciles, en los cuentos.
Mientras caminan de regreso, la conversación toma un giro más serio, Annette nota que Zèphir está distraído, como si algo lo preocupara.
Annette.— ¿Estás bien? Has estado algo distante desde que recibiste esa llamada en el bar.
Zèphir.— se detiene, luchando con sus pensamientos.— Es mi familia, Annette. Me siguen presionando para regresar a Francia. Mi abuelo está enfermo, y hay... responsabilidades que esperan por mí allá.
Annette.—intenta ocultar su decepción.— ¿Vas a regresar?
Zèphir.— la mira con seriedad.— No quiero, pero no sé si tengo otra opción. Y aunque eh intentado dejarlo todo atrás, parece que el pasado siempre me alcanza.
(Annette siente que Zèphir está al borde de abrirse por completo, pero antes de que pueda decir más, un grupo de turistas ruidosos interrumpe el momento. Ambos deciden dejar la conversación para otra ocasión)
Esa noche, de regreso en su apartamento...
Annette, toma su guitarra y comienza a escribir una nueva canción. Las palabras fluyen de manera natural, inspiradas por la mezcla de emociones que Zèphir despierta en ella.
— Entre el Sena y Broadway, dos almas buscan un hogar. En luces y sombras se encuentran,
pero el tiempo siempre los quiere separar...
(Mientras canta, Annette se da cuenta de que, aunque apenas conoce a Zèphir, algo en él la hace sentir que está en el lugar correcto. Pero también teme que, como todo en su vida, esto sea solo temporal)
Por su parte, Zèphir no puede dormir. Se sienta junto a su ventana, mirando las luces de la ciudad, en su mente, las palabras de Étienne se mezclan con las de Annette, algo dentro de él le dice que, si regresa a París, dejará atrás algo irremplazable.
Zèphir.— piensa.— ¿Qué hago si mi corazón pertenece a dos lugares al mismo tiempo?
La mañana siguiente, Annette recibe un mensaje de texto que la toma completamente desprevenida. Es de su madre, y esta vez, no se trata de una carta cariñosa.
Mensaje de texto.— dice .—Annette, he intentado ser paciente, pero creo que es hora de que hablemos en persona. Ven a casa, por favor. Tu familia te necesita.
(Annette, siente que el pasado también la está alcanzando, la coincidencia con lo que Zèphir le contó la noche anterior es inquietante, como si ambos estuvieran atrapados en un espejo que refleja sus dilemas)
Ambos en lugares diferentes de la ciudad, reflexionando sobre sus próximos pasos. La conexión entre ellos, se vuelve más evidente, pero también más complicada.
(Esta vez, se ve a Annette escribiendo en un cuaderno, mientras murmura para sí misma:)
¿Qué pasa si los sueños de dos mundos no pueden cruzarse?
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