Capítulo 5: La duda y el deseo
(Al día siguiente, en la tarde, Zèphir vuelve a entrar al bar, la tensión entre ellos crece. Hay una conexión innegable, pero también cierta distancia que ambos parecen temer cruzar)
Annette.— mientras mira por la ventana, evitando la mirada de Zèphir.— A veces pienso que vine aquí para encontrarme, pero en tardes como esta... no sé si lo estoy logrando. ¿Sabes? Nueva York puede ser hermosa, pero también es solitaria.
Zèphir.— su tono es suave, casi susurrando.— No estás sola, Annette. Tal vez solo necesitas a alguien que lo vea...Que te vea.
(Annette lo mira sorprendida, sus palabras la conmueven, pero también la asustan. Está acostumbrada a mantener las cosas bajo control, y la intensidad de Zèphir amenaza con desmoronar esas barreras)
Annette.— baja la mirada, intentando recuperar la compostura.— Gracias, Zèphir, pero no estoy segura de estar lista para que alguien me vea tan de cerca.
(Zèphir asiente, respetando su espacio, pero la decepción en sus ojos es evidente. Salen juntos del bar, caminando en silencio hacia la estación de metro)
Cuando se despiden, ambos sienten que algo importante quedó sin decirse... Annette observa a Zèphir mientras se aleja, preguntándose si está lista para dejar entrar a alguien en su vida.
Annette camina sola por las calles iluminadas de Nueva York, con el eco de las palabras de Zèphir resonando en su mente: Tal vez solo necesitas a alguien que te vea.
Por más que intenta ignorarlo, algo dentro de ella se remueve... Al llegar a su apartamento, encuentra a Rachel en la sala, devorando un recipiente de helado y viendo una comedia romántica. Al verla entrar, Rachel se gira hacia ella con una mirada inquisitiva.
Rachel.— con una cucharada de helado en la mano.— Bueno, ¿Qué pasó? ¿Hubo besos? ¿Miradas intensas? ¿O es uno de esos tipos misteriosos que se quedan al borde de todo?"
Annette.— dejándose caer en el sofá, cubriendo su cara con las manos.— No lo sé, Rach. Hay algo en él... pero no estoy segura si quiero dejarlo entrar. Es como si... él pudiera ver partes de mí que ni yo quiero mirar.
Rachel.—con una sonrisa comprensiva.— Ay, chica, eso no es malo, ¿Sabes? A veces, lo que más nos asusta es lo que más necesitamos. ¿Y qué harás ahora?
Annette.— encogiéndose de hombros.— Seguiré como siempre. No estoy lista para algo más.
(Aunque Annette intenta convencer a Rachel —y a sí misma—, su corazón late con la incertidumbre de lo que vendrá)
Mientras tanto, Zèphir está en su pequeño apartamento, sentado frente a su escritorio con un cuaderno abierto. La pluma en su mano tiembla ligeramente mientras escribe.
<< Querida Annette, no sé cómo explicarlo, pero hay algo en ti que me devuelve la esperanza que creía perdida. Tal vez sea tu música, o tal vez sea esa luz que llevas dentro, pero sé que no es casualidad haberte conocido, solo quiero que sepas que estaré aquí, si decides abrir esa puerta>> Parfois, le cœur trouve son reflet, mais la peur nous empêche de le toucher
*A veces, el corazón encuentra su reflejo, pero el miedo nos impide tocarlo*
(Zèphir lee lo que ha escrito, pero no está satisfecho. Rasga la hoja y la lanza al suelo, frustrado. Por más que quiera acercarse a Annette, algo en él teme que su pasado lo alcance y lo arruine todo, para calmarse, toma su guitarra y comienza a tocar una melodía suave y melancólica)
Unos días después...
El destino los reúne nuevamente. Esta vez, es un evento casual, un amigo de Annette organiza una pequeña reunión en una azotea en Brooklyn. La música suena a todo volumen, las luces de la ciudad titilan en el horizonte, y el aire está impregnado de risas y conversaciones.
Annette no esperaba verlo, sin embargo allí está Zèphir, hablando con un grupo pequeño, con su característico aire tranquilo. Cuando sus miradas se cruzan, Annette siente un cosquilleo en el estómago.
Annette.— se acerca con una copa en la mano.— ¿Así que también conoces a Danny? Este mundo se está haciendo más pequeño.
Zèphir.— sonríe al verla.— Digamos que Danny tiene una forma especial de conectar a las personas, pero me alegra verte aquí.
(Deciden alejarse un poco del grupo, buscando un rincón tranquilo en la azotea. La conversación fluye con naturalidad, y la conexión entre ellos parece intensificarse bajo la luz de las estrellas)
Annette.—mirando el horizonte.— A veces, cuando estoy aquí arriba, mirando todo esto... me pregunto si estoy exactamente donde debería estar. ¿Tú lo sientes?
Zèphir.—con un tono pensativo.— Todo el tiempo, pero también creo que esos momentos de duda son los que nos llevan a descubrir lo que realmente importa.
(Annette lo mira con curiosidad, intentando descifrar al hombre que tiene enfrente. Antes de que pueda responder, un invitado interrumpe, pidiendo que todos se acerquen para una canción en vivo. Danny quiere que Annette toque algo)
Danny.—grita desde el otro lado de la azotea.— ¡Annette, ven aquí! ¡Demuéstrales lo que tienes!
(Aunque al principio duda, las miradas alentadoras —especialmente la de Zèphir— la convencen. Sube al pequeño escenario improvisado, con Zèphir observándola desde el fondo)
Annette toma una guitarra y comienza a tocar una canción que compuso hace tiempo, pero que nunca había mostrado a nadie. Es una balada suave, cargada de emoción y vulnerabilidad, mientras canta, sus ojos buscan los de Zèphir entre la multitud.
Annette.— canta .— "Busco un lugar donde encajar, donde las luces no me hagan dudar, entre las sombras y la verdad, tal vez tú me puedas encontrar."
(La canción termina con un silencio profundo. Por un instante, parece que el tiempo se ha detenido, las palabras de la canción fueron un mensaje directo a Zèphir, aunque nadie más lo sabe. Él, sin embargo, lo entiende perfectamente)
Después de la canción, Annette decide irse antes de que las emociones la abrumen. Zèphir la alcanza en las escaleras, con una intensidad en sus ojos que ella no había visto antes.
Zèphir.— la detiene con suavidad .— Annette, esa canción... ¿era para mí?
(Annette duda. Por un lado, quiere negarlo y protegerse, pero por otro lado, no puede seguir escondiéndose)
Annette.— suspira .— Tal vez, pero no significa que sepa qué hacer con todo esto.
Zèphir.— se acerca un poco más .— Yo tampoco lo sé, pero... creo que vale la pena intentarlo.
(Por un momento, parecen estar a punto de cruzar esa línea invisible que los separa, pero Annette se aparta ligeramente, con una sonrisa triste)
Annette.— Es tarde, Zèphir. Buenas noches.
Zèphir.— al verla alejarse, dice sonriendo.— Buenas noches, Annette.
(En las escaleras, Zèphir siente un nudo en el pecho, pero también una chispa de esperanza. Por primera vez, ambos comienzan a aceptar que están entrando en un terreno desconocido, uno donde los sueños y las decisiones se entrelazan de formas impredecibles)
Con una vista de la azotea vacía, las luces de la ciudad parpadean en la distancia. Mientras tanto, en sus respectivos mundos, Annette y Zèphir reflexionan sobre lo que significa arriesgarse a abrir sus corazones.
(Como cierre de esa agradable noche, se muestra a Zèphir escribiendo en su cuaderno:)
"Entre las copas, los sueños y las dudas, tal vez ella sea mi respuesta."
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