
Capítulo 4: Ecos del pasado
Al día siguiente, Annette despierta temprano, con la melodía de su última canción aún rondando en su cabeza, aunque la noche anterior fue especial, intenta no pensar demasiado en el extraño pero intrigante francés. Sin embargo, su rutina diaria se ve interrumpida por Rachel, que entra al departamento con una sonrisa maliciosa y un sobre en la mano.
Rachel—.agita el sobre. —¡Adivina qué! Nuestro misterioso francés dejó esto en el bar para ti esta mañana. Yo lo recibí. Y antes de que me mates... no lo abrí, aunque moría de curiosidad.
Annette.— toma el sobre con una mezcla de confusión y curiosidad.— ¿Zèphir? ¿Por qué haría algo así?
(Abre el sobre, encontrando una pequeña nota escrita con una caligrafía elegante y un par de entradas a una exposición de arte en el Museo Metropolitano de Nueva York.)
Nota: "Tu música fue un regalo. Tal vez este lugar pueda ofrecerte algo a cambio. Si aceptas, estaré esperando."
Rachel— exclama emocionada — ¡Esto es tan romántico! ¿Vas a ir? Di que sí... porque si no, yo podría aprovechar esa entrada extra.
Annette —ríe y sacude la cabeza — Claro que voy. Pero no porque sea romántico, sino porque me intriga saber quién es realmente este tipo.
En el museo, Zèphir espera junto a una imponente pintura impresionista de Claude Monet. Se siente nervioso y entusiasmado a la vez, no obstante cuando ve a Annette entrar, su ansiedad se disipa de poco en poco. Annette lleva un vestido sencillo pero elegante y parece un poco fuera de lugar en el entorno solemne del museo, mas su presencia llena la sala.
Zèphir.— con una sonrisa tímida.— Bonjour, Annette. Me alegra que vinieras.
Annette.— lo mira con curiosidad.— ¿Un museo? Esto no es exactamente lo que esperaba. Pero admito que es un lugar interesante para conocerte mejor.
Zèphir.— señala la pintura frente a ellos.— En París, solía venir a lugares como este cuando quería escapar de todo. Me hacía sentir pequeño, pero en el buen sentido. Como si mis problemas no fueran tan grandes comparados con... esto.
(Annette observa la pintura: un paisaje sereno, casi etéreo. Por un momento, se siente atrapada en el mismo sentimiento que Zèphir describe)
Annette.—en voz baja.—Es hermoso. Pero, Zèphir, todavía no entiendo por qué me invitaste aquí.
Zèphir.—la mira directamente.— El arte me ayudó a entender que no todo en la vida necesita una respuesta inmediata. A veces, simplemente hay que sentir. Como tu música... Quiero saber quién eres, no la cantante que vi anoche, sino la persona detrás de esa voz.
(Annette siente que las palabras de Zèphir son más profundas de lo que aparentan, él no solo está interesado en su música, sino en lo que ella representa. Esto la inquieta, pero también la fascina)
Annette.—intrigada pregunta.— Así que, Zèphir... dime, ¿por qué dejaste París? Algo me dice que no fue solo por un cambio de aires.
Zèphir.—suspira levemente.— Bueno, no es solo por eso. Es por mi familia...
Annette.—intrigada vuelve a preguntar.— ¿Tu familia?
Mientras recorren las salas del museo, Zèphir comparte sobre su vida en París. Habla de su familia y de cómo la presión de seguir los pasos de su padre lo llevó a sentirse atrapado.
Zèphir.—con melancolía.— Sí. Mi familia... tiene un legado que preservar, pero no es un legado que quiero llevar. Me sentía atrapado. Así que me fui, pensé que aquí podría empezar de nuevo, aunque no estoy seguro de cómo hacerlo.
(Annette asiente, entendiendo perfectamente esa sensación de escapar de las expectativas ajenas. Decide abrirse un poco también)
Annette.—con empatía.— Te entiendo más de lo que crees, dejé mi hogar en Ohio porque todos querían que fuera algo que no soy. Nueva York no es fácil, pero prefiero luchar por lo que quiero a conformarme con lo que los demás esperan de mí.
(Ambos se detienen frente a una escultura que parece capturar perfectamente la lucha interna que comparten: una figura en movimiento, intentando liberarse de unas cadenas)
Zèphir.—mirando la escultura.— Tal vez por eso terminamos aquí, en esta ciudad. Para romper nuestras cadenas.
(Annette sonríe, pero no dice nada. La conexión entre ellos se fortalece, aunque ninguno de los dos lo dice en voz alta)
Cuando salen del museo, se encuentran con la ciudad iluminada por la puesta de sol, caminan juntos, disfrutando de la calma del momento. Zèphir observa cómo Annette mira las luces de la ciudad con una mezcla de admiración y nostalgia.
Zèphir.— rompiendo el silencio.— ¿Annette?
Annette.— girándose hacia él.— ¿Sí?
Zèphir.— dudó por un momento, pero luego sonrió.— Gracias por venir. Esta tarde... significó mucho para mí.
Annette.— sonríe suavemente.— Gracias a ti. Creo que ambos necesitábamos esto.
(Por un instante, ambos sienten que el tiempo se detiene. Hay una energía palpable entre ellos, mas ninguno se atreve a dar el siguiente paso, deciden despedirse, pero con la promesa de volver a verse pronto)
Annette regresa a su apartamento, pensando en lo diferente que fue su día gracias a Zèphir...
Mientras tanto, Zèphir escribe en su cuaderno, tratando de capturar con palabras la emoción que sintió al estar con ella.
(Esta pequeña frase, pertenece a Zèphir, quien escribe en francés:)
Zèphir.—escribiendo.— Elle est différente. Peut-être qu'ici, je trouverai ma liberté, à travers elle.(Ella es diferente. Tal vez aquí encuentre mi libertad, a través de ella.)
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro